¡Sí se pudo!

 

Trascendental en la historia del país puede resultar su movimiento, compañeros  estudiantes del movimiento «Soy 132», con tan sólo que se liberen de dogmas y se avoquen al ejercicio de pensar. Va aquí, para todos ustedes, la síntesis del documento en que mi maestro sintetiza la historia, la realidad objetiva y su experiencia personal como militante de movimientos sociales.

La lucha práctica. Cuando se analizan científicamente la fortaleza y la debilidad de un adversario, puede encontrarse aquello que lo torna vulnerable a pesar de mantener el poder.

Un principio fundamental consiste en entender que la fortaleza del enemigo es directamente proporcional a la debilidad nuestra. En este sentido tenemos que autoanalizarnos y detectar todo aquello que nos hace débiles.

El adversario  ha sintetizado una forma de control y dominio que le proporciona excelentes resultados: introduce en los movimientos sociales concepciones y formas de lucha ineficaces y obsoletas que una vez que son introducidas en el imaginario colectivo se enraizan a nivel de dogma incuestionable, con lo cual la forma obsoleta de concebir las cosas cobra vida propia. Los mismos luchadores sociales, con su falta de lucidez, se encargan de reproducir las concepciones que pretenden combatir. Logrado este fenómeno enajenante, los agentes gubernamentales sólo necesitan darle mantenimiento a esa  su concepción inoculada en el movimiento social.

La razón desarmada no ha podido, hasta este momento, derrotar al irracionalismo del poder armado. (Cuando hablamos de armarse no nos referimos a tomar las armas de fuego, sino de crear sistemas de lucha pacífica superiores a las armas de fuego. Esto que parece imposible se debe a que la metodología que nos han inculcado nos lleva a buscar la solución en el ámbito del conocimiento en donde no se encuentra la respuesta correcta a nuestros propósitos. Los elementos metodológicos con que contamos: gritos, «slogans», muchedumbres que exigen en la vía pública,  nos arrojan al círculo vicioso en donde siempre llegaremos a las conclusiones ineficaces que el gobierno necesita para seguir controlándonos.)

La marcha-mitin. En nuestras marchas enarbolamos como pregón mágico la consigna «el pueblo unido jamás será vencido». No se entiende que para que el pueblo se una no basta un grito que invoque la realización de un milagro. El pueblo no se va a unir  por sí solo ni con gritos, sino con estrategias y tácticas científicamente avaladas con un trabajo eficiente y constante.

A la marcha-mitin se le ha cambiado su función objetiva, que es la de demostrar una inconformidad y preparar a las bases  para pasar a formas de lucha específicas de su área de operación. En forma equivocada se le ha asignado  a un medio la capacidad de ser el todo de la lucha.  Tal dogma no se cuestiona a pesar de haber demostrado una y otra vez sus limitaciones,  su nula eficacia.

Ese dogma nos deja desarmados. Al convertirla en el todo de la lucha se desnaturaliza su función práctica y se le transforma en liturgia secular, en peregrinación que enarbola conjuros  que claman por el milagro que nos produzca los resultados que pretendía nuestro movimiento inicial. Con el tiempo los marchantes-peregrinos se desencantan: «no fuimos escuchados. El milagro no se produjo». Se cae entonces en el derrotismo con el que seguiremos controlados por el Poder.

Volveré con el documento, compañeros estudiantes, pero por la justeza e importancia de su lucha,  ¿no vale la pena pensar? (¿Qué?)

Del esperpento

A manera de despedida, el presidente Calderón nos pide, como buen sueño o deseo lo recordemos como el primer gobernante en combatir el crimen organizado. No será el único motivo que tendremos para recordarlo, hay otros que nos pasarán por la memoria. R. Cremoux.)

Se afirma, mis valedores,  que los dioses enloquecen a quien quieren perder, pero a mi juicio es otra la realidad. Faltos de temple y carácter cuanto sobrados de odios, ambición y soberbia, algunos no son capaces de soportar un conflicto superior a sus fuerzas y se desbarrancan en la sombría región de la locura. De la ficción y a memoria recuerdo, junto a locos notables como los de Maupassant y el de Gogol, al trágico rey Lear, cuyas locuras de cuando cuerdo  lo llevaron a la cordura y a las estrujantes escenas del viejo al que en pleno delirio abate la tempestad. El anciano insensato es, creo yo, el más humano de todos los trágicos entes de Shakespeare, el más trágico de sus humanísimos personajes. Lean El Rey Lear.

Y ya en los anchurosos terrenos de la mitología: en el sitio de Troya fue muerto Aquiles y porque lo consideró de justicia, Ayax reclamaba para sí  las armas del inmortal (ni tanto). Cuando Agamenón cedió esas armas a Odiseo-Ulises, tanta fue la cólera en Ayax, que se atrevió a increpar a los dioses, culpa la más penada del Olimpo: la hybris: desmesura y soberbia. Fue así como el sobrón fue castigado con la locura y la obnubilación que llevó al infeliz a tomar por hordas enemigas a un inocente hato de ovejas, pero el refinado sadismo:

Tal como siglos más tarde Cervantes a don Quijote y con la aviesa intención de que se avergonzara de su hazaña ridícula,  los dioses devolvieron la razón al héroe. Intolerable sadismo, mis valedores. ¿Cómo procedió, ya cuerdo, el guerrero? Caminó hasta la playa, y en la arena enterró su espada y se recostó en ella. Del lado del corazón.

 ¿Don Quijote? Derrumbado en su cama, desencantado y agónico, renegó de pasadas locuras. A Sancho, que lo excitaba a levantarse y echarse a andar detrás de endriagos y dulcineas,  respondió el cuerdo, y aquí lo patético de la razón recobrada, que ya no se deja llevar por el fulgurante idealismo:

«No, Sancho amigo: en los nidos de antaño no hay pájaros hogaño».

Triste, sí, mas no importa; se perdió un idealista y un soñador, pero esa bella locura es contagiosa: el Sancho Panza que fue zafio y vulgar es ahora el iluminado que anhela volver a los caminos del ideal (a abrir esos caminos) y enfrentar a gigantes, endriagos en nombre de dulcineas, y entre los astros volar a lomos de Clavileño. La locura del ideal no muere con el claudicante, que  otro tenderá el ala rumbo a “esa excelsitud inasible”. Los genocidas, por contras, esos torvos personajes  que sobreviven chapoteando en charcos y lloraderos de sangre…

Mis valedores: ¿a partir de diciembre qué fin tendrá ese al que  angustia y desesperación llevan a acometer la empresa imposible de excusar lo inexcusable? ¿Cómo justificar que en cinco años apenas a penas y empobrecimiento condenó a doce millones de desdichados? ¿Intentar, al modo  de lady Macbeth,  la empresa imposible de lavar de sangre sus manos? ¿El delirante montón de asesinados  no le habrá asesinado el sueño, como al propio Macbeth? ¿Cómo atarantar la conciencia? ¿Prozac? ¿Cantidades industriales de licor? ¿Cómo? Si los dioses enloquecen al que quieren perder, ¿no habrá perdido al de marras para enloquecerlo a partir de diciembre? ¿Lo rescatará la misericordia del Verbo Encarnado? ¿Qué? (México.)

Sotanas y narcos

“Son intereses jacobinos los que intentan deslegitimar la misión eclesiástica. ¿Acaso es un crimen que los narcotraficantes arrepentidos de sus pecados se acerquen a la Iglesia? Ella, la Iglesia, no está obligada a rendir información sobre los recursos que le entran»

(C. Abascal cuando Sec. de Gobernación.)

¿Así que gobernadores corruptos? ¿Y ciertos jerarcas católicos?  «Las limosnas de los narcos  se purifican al entrar a la Iglesia»: Ramón Godínez, entonces obispo de Aguascalientes.

El religioso  Leonardo Boff: “Es profundamente antiético que jerarcas de la Iglesia Católica Mexicana se hayan visto envueltos en problemas con el narcotráfico. El poder religioso entra siempre en articulación con el poder político y el poder económico. Si el poder religioso no es vigilado, controlado, y si no mantiene su altura ética, degenera en los negocios sucios».

El Teólogo de la Liberación fue desmentido por el obispo Sergio Obeso: “Rechazo que la Iglesia utilice dinero del narcotráfico. Se pueden decir tantas cosas, pero hay que probarlas».

Carlos Quintero, obispo: “Claro que sí, lo acepto: recursos del narcotráfico han llegado hasta las arcas de la Iglesia, particularmente en esta frontera. En Tijuana hay familias que han sostenido parroquias con dinero del narcotráfico. Seamos realistas. Si, no podemos ocultar el mal, pero tampoco debemos omitir las cosas buenas del mal. Aquí hemos encontrado familias buenas que han ayudado a sostener el seminario y muchas otras que han aumentado el número de parroquias».

Y un sacerdote José Raúl Soto,  de la Universidad Pontificia de México:

“Aquí, en la basílica de Guadalupe, los narcotraficantes son muy generosos. Sin dejar de ser traficantes de drogas ayudan y dan limosnas que nosotros ya las quisiéramos hacer. Los más generosos han sido Rafael Caro Quintero y Amado Carrillo Fuentes”.

Alberto Athié sacerdote: “La Iglesia Católica Mexicana se mantendrá siempre abierta a los narcotraficantes, sí, pero sólo para pedirles que abandonen su actividad. Ellos, los narcotraficantes, son vistos como los más malos entre los malos, pero en muchas ocasiones son diferentes. No podemos identificarlos como personas esencialmente malas. Hay quienes tienen la inquietud de buscar el bien y con sus generosas limosnas hacer cosas a favor de la comunidad”.

“Yo sí reconozco que recibo sus donativos”, afirma Ernesto Alvarez, sacerdote amigo de la familia de Amado Carrillo Fuentes, al que se dice acompañó en un viaje por Tierra Santa y celebró, en El Guamuchilillo, Sin.,la misa de cuerpo presente en el sepelio de “El Señor de los cielos”.

Feligreses de Malpaso, Ags., acusaron al cura: “Mantiene relaciones con narcos. Ellos le obsequiaron una camioneta y una arma de fuego. Maneja una sola capilla de una población de tres mil habitantes, pero tiene dos cuentas bancarias, una con más de un millón 300 mil pesos”.

Jerónimo Prigione, cuando nuncio apostólico de El Vaticano en nuestro país: “Fue el padre Gerardo Montaño el enlace entre los  Arellano Félix y yo. Pero no volveré a tener contacto alguno ni a entrevistarme con otros narcotraficantes”.

Onésimo Cepeda, empresario taurino y obispo:  “Nosotros los clérigos les podemos decir a Amado Carrillo y demás narcotraficantes: Váyanse, hijos, el Señor los perdona y no pequen más».

Fechada en 1997:  “La Ley de Asociaciones Religiosas y Culto Público no prevé sanciones por el caso de las narco-limosnas ni habrá modificaciones al respecto”. Sin más.  A los gobernadores corruptos la ley. ¿Y a las sotanas?  (México.)

Señores justicias

En mundos y tiempos de fábulas existió un avaro que en buen escondite atesoraba alteros de monedas de oro y en la cocina tres cachos de queso y uno de pan, provisiones que, magras y ruines, vivían siempre expuestas a la voracidad de un hervidero de ratas que infestaban el tugurio del avaro aquel. A la vista del poco queso y poco pan siempre mordisqueados se desesperaba el ruincejo, y qué hacer. ¿Trampas en las que tuviese que malgastar rajuelas de queso? ¡Nunca dispendio tal! ¿Un gato? ¡Menos! ¿Los resecos trozos de pan y los míseros cachos de queso exponerlos  también al gato? ¡Nunca! ¿Custodiar en persona las provisiones a costillas del sueño y las horas dedicadas al deleite onanista de cachondear, flor de tacto, las amarillas rodelas? ¡Jamás! Pero entonces qué hacer…

El avaro se devana los sesos piensa que te piensa, trama que te planea, pero  no hallaba la solución. Y así se pasaba los días de claro en claro y de turbio en turbio las noches, y de congoja en congoja su vida entera, penduleando de la depresión al insomnio,  y de ahí a la angustia. Pero aquel día, de repente:

– ¡La solución! (Tomar nota, señores justicias.)

Y ocurrió que con paciencia y salivita, como es fama se logra todo en el salivero mundo de ratas, avaros y señores justicias, el codicioso ejecutó la primera parte del plan, que fue armarse de paciencia y de una escoba y apostarse cerca del agujero que daba al bajo mundo de los roedores. Y a esperar, vigilar, contener el aliento, hasta que de repente cayó una rata.

Y a encerrarla en una jaula de alambre, y a dejarla sin comer. (¿Captan el plan?)

Y ocurrió que al paso y peso del tiempo (que todo lo cura, lo enferma, lo agrava y agravia)  la rata bufaba de hambre, brincoteando y acalambrándose.  El avaro, entonces, le fue cebando cachos de carne fresca, con la que le amansó el hambre. Pero a ver: ¿un  avaro derrochando en filetes? Carne era,  sí, pero de una rata que acababa de asesinar a escobazos. ¿Pescan ustedes la idea?

Y así los siguientes días: tres rajuelas de carne de rata le amansaron el hambre, pero luego a cerrar la despensa, y hasta más ver. ¿La siguen pescando, señores justicias? A carne de rata sobrevivió la reclusa, y le fue tomando sabor y le agarró el gusto, pero  al suspendérsele  todo era bufar y convulsionarse. ¿Adivinan ustedes el resto?

Exacto: con la roedora en delirio por un ayuno de días, el avaro aprontó la jaula a la boca del agujero que hervía de ratas, abrió la reja y dejó escapar el famélico animal, que de ahí en adelante inició una terrible devastación y una mortandad espantosa entre los roedores, que devolvió la calma al ruincejo después de que aquel su ingenio le hubo ahorrado el gasto del gato y el queso en la ratonera. Y aquí mi mensaje: señores justicias.

Ratas ya tienen en su poder, civiles y de uniforme que conocen el mundo del narco y el del perseguidor. Presas como las tienen  en celdas de alta seguridad, tales ratas andan a estas horas como perros del mal, espuma en la boca y bilis desparramada. Bilis negra. ¿Y si se decidieran ustedes, señores justicias? Ya vejaron a esas ratas, las maltrataron y enfurecieron al máximo. Una argolla de control y a soltarlas allá por los rumbos de Michoacán, Sinaloa, Chihuahua, todo el país…

¿Será más mortífera esa contienda que la abominable guerra particular del devoto Verbo Encarnado? A no ser que  tema alguno de ustedes que  tras de las confidencias de algún roedor venga la DEA y les pise la cola.   Pudiera ser. ¿Que no? ¿No es México? (En fin.)

Mediocridad

Las masas sociales, mis valedores.  Por demás elocuente el dilema que se les planteó a principios del mes, cuando los medios de condicionamiento las pusieron a  escoger, en la misma noche, entre un partido futbolero y varios partidos políticos representados por sendos aspirantes a la presidencia del país.  Rudo y permanente dilema, que esta vez se resolvió en una especie de empate entre  la demagogia y el esférico. ¡Gooo!

Dilema rudo, en verdad. ¿Qué habrá resultado más provechoso para quienes tuvieron que elegir entre el debate entre las patadas en una cancha de futbol y las patadas de los candidatos del Poder? ¿Cuál de ambas opciones dejó una migaja de beneficio para el individuo y para las masas sociales? ¿Cuál beneficio, cuánto de beneficio? Al final del encuentro pelotero o de la pelotera de los políticos, ¿qué de provecho le quedó  al espectador de la «democracia» o del encuentro futbolero? ¿Algunos grados habrá escapado de la mediocridad, del intolerable subdesarrollo mental en que lo ha mantenido la calidad de la educación que  imparte  esa altanera Gordillo que hasta al de mecha corta acaba de doblarle el filo? Pero sí, aquí el beneficio que a las masas les dejó el dilema: ya en futbol tienen sus milagrosos «Santos», como en mes y medio tendrán su «santo» milagroso que les va a conceder  el prodigio de transformar el país gracias a que el día señalado trazaron a su favor  una equis en la papeleta electoral.  Así de fácil. Así de milagroso.  Los santos sexenales, en tanto…

Esos en brama hoy día, a estas mismas horas, quemando  copal al santito de la papeleta electoral. Esos, en la industria del chiqueo y la alabanza a  unas masas a las que ensalzan de viva voz, en persona y en anuncios publicitarios desde todos los medios de condicionamiento de masas. Esos, al clamor y el juramento de ver por  «los más necesitados»,  porque «primero los pobres; haré más por los que menos tienen». La náusea. Mis valedores:

Esa es la industria que más dividendos aporta al fascismo y demás sistemas de poder. Oigan, si no, pero sin darles crédito,  los juramentos de amor y devoción de los candidatos del Sistema a «los que menos tienen», gente pobre (pobre gente)  acarreada al olor del refresco y el taco hasta el templete del santo demagogo que clama, palabras al viento, ventosidades:

«¡Nunca más un México sin oportunidades! ¡Nunca un México sin justicia, sin respeto a la ley, sin respeto a los derechos humanos!» Ante un contingente de gente pobre acarreada hasta el templete del santo de su devoción: «Los desheredados de la fortuna son mi interés. Yo, de contar con su voto,  he de rescatarlos de situación tan atroz». De pie, índice en alto, frente al grupito de indígenas que se logró acarrear: «Nunca un México sin sus comunidades autóctonas integradas al desarrollo nacional!» Ante los campesinos: «Voy a reactivar las luchas agrarias». ¿Jóvenes «nini»? «¡Seré el presidente del empleo!» Frente a los trabajadores arremolinados en el zócalo el  Día del Trabajo: «Seré el abanderado de todos ustedes, el sector obrero!»

Y terminaron por aplaudir  esos mal llamados «sindicalistas», el pecho forrado con la camiseta de este partido o del candidato aquel, que a simples productores de votos los ha reducido el Poder. Mis valedores:

¿Llegaremos a entender algún día que esos candidatos son del Sistema y no de todos nosotros? ¿Seguiremos soportando la democracia representativa, que usurpó la soberanía que nos corresponde a través de la democracia participativa?  (Lástima.)

La fe del carbonero

Cuando el nivel de educación de la población no es el adecuado, el candidato que más promete tiene altas probabilidades de ganar una elección, sabiendo que no podrá cumplir y termina por defraudar a quienes a lo ingenuo confiaron en él (…) Con el tiempo la gente aprenderá las lecciones de la historia y terminará por votar conforme a sus más profundas convicciones y no de acuerdo a sus emociones motivadas en discursos demagógicos y vacíos de sentido».

(M.A. Bovero,  Univ. de Turín, citado por el articulista.)

El proceso «electoral» y las masas sociales. En relación a los candidatos presidenciales una mayoría de votantes se prende a la esperanza del santito sexenal y no admiten disidencias ni herejías de ningún tipo. A mí, que no manifiesto efervescencia por ninguno de los presuntos, quienes ponen su esperanza en Peña me tachan de obnubilado, y de obtuso los esperanzados en López Obrador.  A la hoguera el relapso. Y cómo no, si en mi periodismo no doy trazas de depositar mi esperanza en ninguno de los presuntos. Los obcecados tienen razón: a quemar al réprobo.

La tienen, porque para mí ninguno de los candidatos del Sistema de poder, que no de nosotros, las masas sociales,  es el santito sexenal que interceda ante Dios para que nos mande la lluvia o nos detenga la inundación.  Yo cómo pudiese proceder de ese modo, si me apoyo en la historia, esa estrella polar de todo analista objetivo y carente de mala fe. Yo con sus enseñanzas compruebo que los intereses que se juegan hoy no son los de las masas sociales, sino de forma exclusiva los del Sistema de poder, como lo fueron los del anterior sexenio y los de sus predecesores. En por ello que ni tengo preferencia por ninguno de sus candidatos ni me aferro al recurso del pensamiento mágico que se tornó dogma indestructible, calcárea sobrevivencia de un mundo de magia y encantamiento del hombre de la caverna prehistórica. ¿Sabía alguno de ustedes que en las sequías recurrentes que azotan la región de Jalisco los feligreses de la Virgen de Zapopan pasean a la Generala  por las riberas del lago de Chapala?

Y a esto quería yo llegar. Una vez que el candidato nos ha fallado en proyectos, compromisos y promesas de campaña, a demandar de inmediato su cumplimiento con el recurso de la marcha, el plantón y  las concentraciones de multitudes que han tomado la calle y ¡e-xi-gen que se produzca el prodigio. ¿Qué ocurrió con las multitudes que en el 2006  e-xi-gían  a gritos el recuento voto por voto y casilla por casilla? ¿Qué resultado benéfico para los partidarios del candidato derrotado (por las buenas o por las malas) acarreó  la toma del Paseo de la Reforma? Yo (mírenlo en la página valedor. org), palabras más o menos dije a López Obrador en la fabulilla correspondiente publicada en la fecha: «Ya mostró usted sus armas, y son las del derrotado». Acerté, y no porque sea profeta, sino porque estudio y asimilo las lecciones que ofrece la historia. Sin más.

Pues sí, pero esas desaforadas ganas de creer, de no perder una desfalleciente esperanza. En la compulsión por adecuar al candidato de su preferencia a sus propios deseos y a sus necesidades, los del fervor inducido no advierten o no quieren advertir que su santito de yeso trae su propio proyecto de gobierno, personal y de grupo, y  que ese proyecto no es el de los votantes, y aun resulta contrario al interés de todos  nosotros.  ¡Malhaya sea el pensamiento mágico de unas masas que por no confiar en sí mismas delegan en el santito de terracota! Es México. (Nuestro país.)

Medieval

Surgida de varias iniciativas, México aprueba la Ley General de Víctimas, que  servirá para facilitar los trámites a los afectados y a sus familiares.

«¿Así que exigir no produce buenos resultados, mi valedor? ¿Qué me dice ahora de la estrategia aplicada por Sicilia en su Movimiento por la paz con Justicia y Dignidad?»

Leí el donaire en mi correo electrónico. Pensé unos instantes y luego, del respectivo librero, tomé el ejemplar de El Conde Lucanor, escrito en 1335 por el Infante Don Juan Manuel, en donde el Conde de marras, enfrentado a algún problema del diario vivir, consulta con su ayudante Patronio, que por medio de ejemplos le resuelve la situación. Aquí un problema apócrifo y una respuesta real. Habla el Conde:

«El despotismo del monarca sexenal y su corte es ya intolerable. He comprendido que la comunidad necesita un cambio, pero radical, a fondo. ¿Para lograrlo los paisanos deberemos plantarnos ante el palacio real y exigir ese cambio que precisamos? La respuesta de  Patronio:

«Señor Conde Lucanor, una zorra entró una noche en un corral donde había gallinas y tanto se entretuvo en comerlas que, cuando pensó marcharse, ya era de día y las gentes estaban en las calles. Cuando comprobó que no se podía esconder, salió sin hacer ruido a la calle y se echó en el suelo como si estuviese muerta. Al verla, la gente pensó que lo estaba y nadie le hizo caso.

Al cabo de un rato pasó por allí un hombre que dijo que los cabellos de la frente de la zorra eran buenos para evitar el mal de ojo a los niños, y, así, le trasquiló con unas tijeras los pelos de la frente.

Después se acercó otro, que dijo lo mismo sobre los pelos del lomo; después otro, que le cortó los de la ijada; y tantos le cortaron el pelo que la dejaron repelada. A pesar de todo, la zorra no se movió, porque pensaba que perder el pelo no era un daño muy grave.

Después se acercó otro hombre, que dijo que la uña del pulgar de la zorra era muy buena para los tumores; y se la quitó. La zorra seguía sin moverse.

Después llegó otro que dijo que los dientes de zorra eran buenos para el dolor de muelas. Le quitó uno, y la zorra tampoco se movió esta vez.

Por último, pasado un rato, llegó uno que dijo que el corazón de la zorra era bueno para el dolor del corazón, y echó mano al cuchillo para sacárselo».

¿Que qué? ¿El corazón? ¿Cómo que el corazón? Todo le aguanto a los lugareños: que me forjen marchas, plantones y huelgas de hambre. Me entrevisto con Sicilia y sus marchantes y les apruebo las leye que  e-xi-jan. Todo les doy, incluyendo elecciones con candidatos donde escoger. Total, que se trata de mis candidatos. Eso y más. Lo que quieran les doy.  ¿Pero un verdadero cambio en el Sistema de poder?

«Viendo la zorra que le querían quitar el corazón, y que si se lo quitaban no era algo de lo que pudiera prescindir, y que por ello moriría, pensó que era mejor arriesgarlo todo antes que perder ciertamente su vida. Y así se esforzó por escapar y salvó la vida». Mis valedores:

¿Entendimos la moraleja? ¿Será el propio Sistema de poder el que haga por nosotros ese cambio por un Sistema aliado nuestro, que significaría la muerte del actual? La raposa, ¿suicidarse por amor a nosotros?  «E-xi-gir-me, y no más. Yo les proporciono cuantas leyes,  placebos y chiqueadores de ruda me e-xi-jan. Pero hasta ahí».

El final de la nota de prensa, con esa sintaxis: «De cualquier manera, la Ley General de Víctimas aún no cuenta con recursos económicos para instalar los mecanismos ‘que contempla’«.  Es México. (Mi país.)

 

Esperpéntico

Favorable, el saldo económico. Las generaciones me recordarán por haber combatido al narco. Actué a tiempo. La lucha va por buen camino.

El ser y sus desviaciones.  ¿Alguno de ustedes conoce el caso de San Simón Estilita, que vivió en lo alto de una columna? ¿Alguno habrá leído Bartleby, donde Melville narra el caso del escribano aquel que cierta mañana, al recibir de su jefe la orden: “Copie estos documentos”, “preferiría no hacerlo”, contestó? De ahí a su desastroso final se mantuvo en su extraña actitud de resistencia pasiva. Léanlo. ¿O «preferiría no hacerlo»?

Cierta comedia de un Jardiel Poncela que no respeto como escritor consigna el caso de Edgardo, cincuentón que un mal día, al resultado de una decepción amorosa, decidió nunca más levantarse de la cama, donde llevó a cabo su vida de todos los días, hasta que cierta noche…

Leí de la chifladura del sabio aquel, personaje incidental de Mascaró, el cazador americano, novela de Haroldo Conti, que lo llevó a perfeccionar una bicicleta voladora con la que se dio a vivir en las alturas y desde su eminencia regodearse en orinar a los viandantes. Y qué decir del protagonista de El barón rampante, novela de Italo Calvino, al que pega la chifladura de vivir trepado a los árboles del bosque cercano a la ciudad, y ahí llevar una vida social «normal”, sin nunca volver a poner un pie en tierra. Excéntrico.

Oskar, personaje de El tambor de hojalata, de Günter Grass; un día a sus diez años de edad, decide nunca crecer, y es así como de adolescente transcurre su tiempo vital. En plena chifladura, El licenciado Vidriera, de  Cervantes, se cree forjado de vidrio, y toda su vida se cuida de que nadie lo vaya a romper. Y a esto quería yo llegar.

A ese otro, mis valedores, yo no le pido que de repente se sienta de vidrio y viva temeroso de que algún desesperado me lo vaya a quebrar. Cómo pedirle que se encarame hasta la punta de una columna y ahí se engarrote, de hinojos y en oración, hasta que muera. No le voy a pedir que de súbito decida atornillarse a su cama y que desde la cama contemple el transcurso de los episodios nacionales, sin más. No le habré de suplicar que se encarame en algún armatoste volador, porque desde allá arriba seguiría emporcándonos con sus desechos corporales. No. Yo, del tal…

Del tal sólo hubiera querido que, al modo de Bartleby, y tan medianejo como él, tuviese los ríñones que de pronto le salieron al escribano, de modo tal que cuando el gringo le impuso esa Iniciativa Mérida, los agentes de la DEA o los contratos en PEMEX él, de repente varón de tamaños, a las exigencias de Washington hubiese replicado: “Prefería no hacerlo”.

De él quisiera que, al contrario de El barón rampante, ya se bajara de la copa, la de Los Pinos, que no están para sus pinitos políticos, y que  por fin dejara de andarse por las ramas. Y lo mejor de lo mejor:

Que al igual que los monjes cenobitas, de aquí a diciembre hablara con las neuronas, no con las glándulas salivales. Que por aquello de que ya nadie lo toma en cuenta dejara de hacerse notar opinando, declarando, recalando, reculando, acosando, acusando, atacando, atracando, desdiciéndose. Que pensara para hablar y no  hablara para pensar y darnos a todos en qué pensar, y alarmarnos, y detestar esa salivosa diarrea que a todos salpica. Que resistiera la compulsión. ¿Imposible? Ariel, mi hijo psicoanalista, pudiera auxiliarlo. Ansiolíticos retroalimentados. Una trepanación, cuando menos. Silencie esa vocecita, que su tiempo ya feneció. (Cállese.)

Holocausto

Marcelo Ebrard esta vez. El jefe de gobierno del DDF y los corralones  (¿de su propiedad?) donde va a caer el vehículo al que pescaron descuidado. Mi volks. fue uno de ellos. Ayer mismo corrí a pagar una fianza altísima y logré liberarlo de esa prisión de alta seguridad que es el corralón. Amarga la boca, desparramada una bilis negra y bebiendo una de valeriana para amansar  el cableado nervioso, dejé  el volks. reponiéndose en la cochera (ya con antecedentes penales, fichado y con su expediente abierto) e inicié el ejercicio de un inútil onanismo mental. Don Marcelo:

¿Ha leído El Proceso, de Kafka? Peor es la burocracia con que se manejas los corralones. ¿Ha visto en una película esa fila de prisioneros judíos a los que (desnudos, un jabón en la mano) encerraban en galerones con duchas que soltaban  gas venenoso? Lo que no ha visto, o tiene de piedra el corazón, es esa fila de desesperados que avanzan a dos, tres por hora rumbo a la covacha donde se atejona un blue demon para arrebatarnos la fianza con qué sacar un ánima del purgatorio. Anima de cuatro ruedas.  Señor:

¿Un solo cobrador? ¿Un solitario blue demon atejonado en aquella covacha ya oscura al punto del mediodía, cuando la cola avanza a dos, tres víctimas por hora, bajo el rayo del sol? ¿No alcanza el presupuesto para conchavarse uno más, encuevarlo en otro cuartucho y que de manera menos tardada (menos abominable) nos hiciera pagar lo que no debemos? ¿Nuestros impuestos, 18 o 20 mil millones con los que le hacen propaganda al valido de los dos Salinas, el orejón y el de lentes, no alcanzan para un verdugo más? (Aquel jovencillo que no alcanzó a cubrir el total de la fianza: «¿Puedo mirar mi moto?» «Pero no se le arrime demasiado, jovenazo».  De lejos la contemplaba, y lo que es el amor: a un lado dos motos grandes,  potentes, pero para él su motoneta era el más hermoso adorno de un lóbrego corralón.). Y la viva metáfora de la burocracia, señor Casaubón:

La joven que recibió mis originales y les sacó copias me veía la cara, miraba la foto, me volvía a mirar («¿le cái que es usté? Se ve rete cachetiado, qué distinto en la foto». «Es que me la tomé ya hace un par de semanas»); ella hacía su labor en una silla de ruedas mientras que acá, a la intemperie, una treintena  de víctimas me antecedía y otra treintena sentía yo detrás de la cola, qué feo se oyó. Con cada víctima se tardaba el blue demon el tanto de 20, 30 minutos; y en la cola, señor Casaubón,  aguardaban mujeres con sus criaturas, mujeres  embarazadas, un hijo con la madre llorando a lágrima viva (era al revés). Una guera robusta, único ser que protestaba:

– ¡Ya mero me exigen  mi acta de defunción!

– Con dos copias, señito -el blue demon, alzada la visera del casco. Y el de la fila: «Eso,  si no  alcanza a llegar con vida hasta la puerta del cobrador».

Yo, como los demás aguantando a pie firme, pero como los demás  ya aflojando el derecho, que la pierna se me acalambró, ya el izquierdo, en el que comencé a perder sensibilidad. Me recargaba en la pared, intentaba ponerme en cuclillas, agitaba esta zanca, no fuera la gangrena. Observé a la señora que, acá bajita la voz, con el rosario en la mano imploraba el milagro de que avanzara la cola. Y la media tarde, con un firmamento que amenazaba lluvia…

Un tejabán, señor jefe del DDF. Unas cuantas butacas, unas bancas de madera, unos tabicones que sirvan de asiento a quienes miré a punto del desmayo. Los niños, señor, las criaturas…

(Más de la atrocidad, un día de estos.)

Caí en los infiernos

Fue ayer a media mañana, y aquí mi recado para el Diablo mayor. Señor Casaubón:

Acabo de bajar a los apretados infiernos. ¿Son de su propiedad, don Marcelo? A mí no me consta ni tengo pruebas para afirmarlo; sospecho que quienes le atribuyen la posesión de los susodichos tampoco tienen las pruebas. En fin. Sea como sea, señor jefe de gobierno del DDF., quienes planearon y ponen en operación los corralones de esta noble y vial qué poca Tula tuvieron para celebrar el jueves pasado. Muy poca madre, de veras.

Yo el día de ayer me vi forzado a invertir una buena parte de mi tiempo vital (mala parte para quien tiene la desgracia de caer en esa trampa donde se degrada  la humana dignidad. Las pruebas, más adelante); de mi tiempo vital, repito,  en arrancar mi voks. cremita de las garras de una famélica jauría de blue demon armados con fauces de alto poder. Ah, la humana condición. La humana miseria y sus víctimas…

De no creer, si no las hubiese padecido, esas humillantes condiciones  en que opera un corralón del DDF (¿suyos, mi buen don Marcelo?) en un país al que el padrino de Peña embombilló a la fuerza en la OCDE, y que ahora presume de formar parte del G-20. Háblenle de OCDE y G-20 al trabajador de salario mínimo a la hora de la comida con la única y los chilpayates mientras oyen al Zurdo del Verbo Encarnado alabarse por su política financiera, que mantiene al país arañando los niveles económicos del Primer Mundo. Ah, México.

Puros embustes, señor don Marcelo.  Puras engañifas. Más allá de éxitos económicos de hojalata y masquiña, el tamaño de país que se torna cada día más rabón por culpa de  Calderón y congéneres exhibe su retrato hablado en aquel corralón atascado de coches en reclusión con derecho a fianza excesiva, motos amontonadas  y motos de pupilas rebrillosas después de la violación de mi volks cremita, que hasta me lo despatarraron. Y aquí ya lo oigo decir, don Marcelo (al infeliz gobernado le hablan de tú):

– Tú tienes la culpa, por qué lo dejaste mal estacionado.

Para qué jurarle por mi santa madre que no fue así. Ya oiría su réplica:

– No, si todos los criminales juran ser inocentes.

De acuerdo, señor. Criminal soy yo. ¿Pero las condiciones infrahumanas, infra-bestiales, violadoras de la humana dignidad, que los blue demon del corralón aplican al criminal para, luego de someterlo a pruebas que Hitler, Stalin, Nazar Haro y Eisenhower nunca hubiesen imaginado, permitirle reencontrarse con el delincuente de cuatro ruedas, tratar de calmarle su sistema nervioso y después de inyecciones y lavativas  de gasolina (¡ah, los gasolinazos del Verbo Encarnado!)  volverle el alma al cuerpo con la promesa de la vuelta al hogar? Señor jefe de gobierno:

Si en la propiedad de los corralones de esta ciudad no tiene cola que le pisen, ¿podría un día de estos probar la cola de quienes aguardan llegar a la boca de la covacha donde pagar, y muy caro, la osadía de haber estacionado el cremita en una ración de vía pública, patrimonio común, donde no existía aviso oficial alguno eque lo prohibiera?

Horas y horas bajo el rayo del sol. Un solo blue demon recibiendo los documentos originales y las copias que sostenía yo en la diestra, con los dos billetes de 500 en una mano siniestra que me tembloriqueaba. No sé que aversión me provoca esa zurda desde que a mi país le cayó el mal fario, la salación y la mala sombra de ser gobernado (es un decir) por una mano siniestra. Señor Casaubón: ¿ya en su cartera mis dos billetes? (Las pruebas de tal horror, mañana.)

Pensamiento mágico y Minotauro

¿Y entonces, mis valedores? ¿Radio y televisión nos enfervorizaron al máximo? ¿Traemos en calidad de obsesión a los cuatro magníficos, preguntándonos cuál de los cuatro será el mejor? De ser así, y por aquello de normar nuestro criterio: ¿existe entre ellos diferencia alguna en relación a planes, promesas y compromisos? ¿Qué diferencias advierten ustedes en ese catálogo de buenas intenciones? ¿Y entre las propuestas de los cuatro de hoy día y las del sexenio anterior, y entre aquellas y las de los predecesores, hasta llegar cuando menos a Pascual Ortiz Rubio? ¿Qué fue de las propuestas de campaña  de Ortiz Rubio y siguientes, hasta llegar al cuarteto de los actuales? ¿Nos sirvieron tales compromisos? ¿De qué nos sirvieron?  ¿Hoy con alguno de los cuatro de marras todo va a cambiar, todo va a ser distinto? ¿Por qué? ¿Creer en alguno de esos cuatro no significa transitar por los terrenos de la milagrería y el pensamiento mágico? Y otra más:

A lo largo de sus fulgurantes procesos electoreros, ¿qué ha ocurrido con este país, que más allá de las altisonantes promesas de cambio las naciones que traíamos a la zaga nos han rebasado por culpa de un mediocre progreso obstaculizado por la descomunal corrupción y una educación pública cuya estatura se mide por la de su líder moral, la Gordillo?

Por cuanto a  los «medios» , ¿hay alguna diferencia entre el manejo actual del proceso  y el de anteriores sufragios? ¿Las hay  entre las épocas previas a un proceso electoral y las de unos juegos olímpicos, una pelea de box o un encuentro Chivas- América? ¿Seguimos en la ignorancia de  que al permitir que radio y televisión nos utilizaran sin protección ya padecemos el síndrome de inmuno-deficiencia adquirida, esa que nos imposibilita para pensar con cabeza propia? (Pensar, por ejemplo, a quién o a quienes benefician y a quién o quiénes perjudican las descomunales campañas de condicionamiento, manipulación y enajenación de masas, que a todos nos salen costando decenas de miles de millones de pesos.) Mis valedores:

Los cuatro candidatos, al igual que los siete partidos del Estado que los proponen, ¿lo son de todos nosotros? ¿No son parte intrínseca de esa  Super-estructura que detenta el poder? De ser así, ¿los intereses de los candidatos serán los nuestros o los del poder del que forman parte? ¿Vale seguir delegando en ellos? ¿Seguiremos creyendo que por amor a las masas ese Sistema va a propiciar que el poder pase a nosotros, que es decir a un gobierno aliado de todos nosotros?

Las masas sociales, en el laberinto,  deambulamos en busca de esa salida que nos urge encontrar porque en el corazón del susodicho nos acosa un Minotauro hambriento, feroz. ¿Cuál de los  aspirantes al puesto de Minotauro irá a ser aliado de las masas? ¿Alguno de ellos, convertido ya en Minotauro, nos sacará del laberinto, que significaría su extinción y la de todo el Sistema?  ¿Exigirle que nos conduzca a la salida, lo que supondría su muerte por inanición? Tenerlo presente, mis valedores: los votantes obedecemos sin mandar, y el Minotauro manda sin obedecer. Sin más. Sufragar, sí, pero al propio tiempo organizarnos en comités autogestionarios con los que logremos ese gobierno al que obedecer como sus mandantes. (Tan fácil como parece. Por culpa nuestra, tan  difícil.)

Pero eso sí, por supuesto, ese día, a su hora, vamos a votar. Ejercemos un derecho y cumplimos una obligación cívica.  ¿Cómo, por quién, por cuál vamos a sufragar?  Prerrogativa de cada quién.  (México.)

Maestros dogmáticos

El dogma y las luchas magisteriales. Ocurrió en 1997. Con las manos vacías regresaron a casa los contingentes de maestros que habían efectuado su concentración anual en el DF. A modo de despedida, su comunicado de prensa, de dar verguenza:

Los trabajadores de la educación del DF, organizados en la Sección 9 del SNTE, reconocemos el apoyo que los habitantes de la Cd. de México nos brindaron durante el paro indefinido (sic) de labores, el esfuerzo de miles de maestros, padres de familia, alumnos, pueblo trabajador todos (resic), no fue suficiente; marchas, mítines, cierres de escuelas y plantones sólo lograron arrancar al gobierno priísta una mínima respuesta a nuestro pliego petitorio. La incapacidad (¡!)  del gobierno neoliberal de Ernesto Zedillo requiere ser enfrentada por una fuerza mucho mayor a la desplegada hasta ahora

Eso, en 1997. Ya antes había sucedido el incidente de los mentores frente a las puertas cerradas de Televisa, 1989. Yo, a la vista de ese contingente de mentores a los que el Sistema traía a mal traer les envié este mensaje del que, según los resultados, ni siquiera tuvieron conocimiento:

Compañeros de la Coordinadora Nac. de Trabajadores de la Educación: se enfrentan ustedes al Sistema y sus voceros oficiosos, esos «medios» que  malinformaron sañudamente a las masas sobre el conflicto magisterial, siempre parciales en contra de ustedes. Ah, esos comentarios editoriales, esas caricaturas de caricaturas, esos noticieros de Televisa, esos…

Tanta saña exudaron sus informaciones que el tres de mayo (1989), miles de ustedes tomaron los alrededores de Chapultepec 18 y pusieron sitio a las instalaciones del consorcio donde se «perpetran» los noticiarios.  Ustedes exigían (ojo: exigían) enmendaran el trazo y proporcionaran al paisanaje una información objetiva, oportuna, veraz e imparcial de los sucesos tocantes a su movimiento disidente.

¿Eso hicieron, maestros? ¿Y la conciencia de enemigo histórico?  El diario: “Tras una manifestación de tres horas, de tapizar con carteles las paredes exteriores del inmueble y de una clausura simbólica de la empresa comunicativa por su parcialidad informativa, Alemán ordenó abrir las puertas de Chapultepec 18 para dialogar”. Con unos cuantos.

Y las pancartas: “Jacobo necesita aumento, pero en sus lentes, para que cuente bien a los maestros”. Y que hay una materia que no aprobó, la gris, y lo bochornoso: “Amador Narzia, de Televisa, ingresó por la puerta trasera, copada por los maestros. Piden sólo un minuto, un minuto para decirle… Narzia hizo como que no oía para colarse por una rendija abierta”. Y dejar a los maestros con la palabra en la boca.

“Nosotros sólo queríamos decirle que no diga mentiras. Que nos escuche”. Dejo de lado la vergüenza, propia y ajena, que su actuación me produjo, compañeros maestros, para decirles lo que, según todos los indicios, ustedes no han querido entender. En la lucha social existen dos vías: una es exigir; la otra, asumir. La primera, la más socorrida, resulta inútil. Asumir es la opción valedera. ¿Ustedes exigiendo? ¿Quedándose ustedes con la palabra en la boca? ¿Sólo a 12 de ustedes permitió hablar Alemán? ¿Eso a integrantes del  organismo corporativo de control de maestros más grande de Iberoamérica? ¿Eso a ustedes, que en conjunto tienen una influencia directa y total en millones de alumnos, y a través de ellos en millones de familias, que es decir en todo este país? ¿E-xi-gien-do ustedes a su enemigo histórico?  Ah, maestros, ah, México. (Este país.)

Las manos vacías

¡Lucha frontal contra la condición de apóstoles! Sí, contra la versión de un apóstol sufrido y candoroso que soporte tranquilo la miseria y el hambre, porque cuanta más hambre y miseria más diáfano será el apóstol: he ahí un ideal del maestro mexicano que la burguesía tiene particular interés en difundir. (Aníbal Ponce: Educación y lucha de clases, 1937)

La lucha magisterial, mis valedores, desde aquellas fragorosas contiendas que al final de la década de los 50s. sostuvo el magisterio lado a lado con médicos, telegrafistas, ferrocarrileros y otros gremios descontentos. Las causas de esa lucha son válidas y legítimas, por más que para el Sistema, bien lo asentaba Aníbal Ponce hace ya 75 años, en directo contacto con las masas populares sería peligroso que el maestro llegara a comprender que también es un obrero como los otros, explotado y humillado. ¡Qué procedimiento más refinado, en cambio, convertir su propia miserable situación en la virtud más excelsa de este venerable «instrumento del Eterno»!

Categórico. Pues sí, pero siendo tan justas sus demandas en cuanto gremio trabajador, ¿por qué ese estreñimiento mental a la hora de crear estrategias válidas, eficaces, para conseguir sus reivindicaciones de clase?  ¿Por qué reducir sus tácticas a la mega-marchita que, según lo dejaron probado de forma fehaciente sus movilizaciones de fines de los 50s., no producen logro ninguno para las bases sindicales del magisterio? A propósito: en mi archivo encontré un espléndido estudio donde la investigadora apunta la razón: la desmemoria; la carencia absoluta de memoria histórica. Su dicho:

“En el caso de los movimiento sociales ni siquiera los propios grupos que fungieron como actores principales escapan a estas carencias y deformaciones. A través de contactos personales con maestros de primaria del DF me he convencido de que ignoran casi completamente, sobre todo los jóvenes,  lo sucedido hace unos años y que sus juicios al respecto, cuando los tienen, generalmente carecen de sustentación y se limitan a manifestar su simpatía o antipatía para con los líderes del movimiento”.

Situación en verdad lamentable, si se toma en cuenta que cualquier intento serio de democratización dentro del Sindicato Nac. de Trabajadores de la Educación (SNTE) se enfrentará en gran parte a los mismos obstáculos que se encontraron en 1958 y que, por lo tanto, la previa asimilación de la lucha que entonces se desarrolló se torna no sólo deseable, sino necesaria. Claro, sí, pero el dogma…

El incidente ocurrió hace algún tiempo, pero qué lección para los maestros que quieran avocarse, siquiera por una vez, al ejercicio de pensar:

Los mentores disidentes que a la advocación del Día del Maestro se congregaron en esta ciudad (¡esa rutina!)  regresaron a sus lugares de origen. Con las manos vacías, como viene ocurriendo desde 1958, y eso que por aquel entonces se apalancaban en la insurgencia de médicos, telegrafistas y ferrocarrileros. Esta vez  tornaron a Chiapas, Oaxaca,  Guerrero, Zacatecas. Antes de irse y a modo de despedida hubieran podido, una vez más, publicar su desplegado de prensa de junio de 1997 que, con ánimo de que capten ustedes la «eficacia» de la estrategia magisterial, copio aquí  en su parte medular,  con esa sintaxis y con esa lógica: yo te exijo; tú ignoras mi exigencia; yo me  regreso con las manos vacías, ergo: tú eres un inepto. Ah, mentores. El texto, con su redacción:

A los ciudadanos del DF. Al pueblo trabajador .Al magisterio nacional del DF. (Mañana.)

Ese era el 13 que yo conocí

El que conocí fue el verdadero Canal 13, donde yo laboré, y aquí y ahora digo, nostálgico: quién te mira y quién te vio. Lo conocí todavía estatal y  aún no contaminado de sífilis: talk-shows, noticiarios, academias y Salinas de toda ralea.   Por aquel tiempo le  conocí foros, cabinas, bodegas; le vi de frente todas sus cámaras, y con todas sus cámaras me vio la cara en aquellos programas que inventaron a Jorge Saldaña. ¿La calidad de mi periodismo? Estoy fuera de radio y  televisión. No existe una estación de radio que se interese por mis servicios. ¿Agregar algo más?

Por que adviertan ustedes la distancia que media entre un Canal 13 que fue de todos nosotros y uno que terminó siendo tan sólo de unos Salinas como sañudo instrumento de enajenación, aquí lo esencial del documento que las autoridades del Canal 13 estatal publicaron en 1979.

La televisión estatal no debe ser un instrumento para fomentar el consumo indiscriminado o para vulgarizar los patrones culturales nacionales, ni para ofrecer una visión simplista y deformada de los problemas de México y sus soluciones. Sus objetivos evitan que se caiga en una visión puramente competitiva con la televisión comercial, ya sea a través de medidas como los ratings (sic) o de las utilidades que se puedan obtener a través de la venta de tiempo de transmisiones”. En esencia, sus fines: 1) – La difusión pública, o sea la necesidad y la obligación  gubernamental de dar a conocer informaciones sobre la sociedad y sobre la propia gestión del gobierno. 2) – La utilización del medio masivo que es la televisión para  propósitos de difusión de cultura y recreación popular. 3) – La utilización de la TV para influir en los hábitos sociales, en las formas concretas de  comportamiento, de manera tal que  la TV estatal no sea un instrumento más de fomento al consumo indiscriminado o a la vulgarización de nuestros patrones culturales, o a la visión simplista y deformadora de nuestros problemas y de sus soluciones. (Bien.)

En vez de esto la televisión estatal puede actuar como un vocero explícito de la sociedad entera, que se expresa a través de su más legítimo representante: el Gobierno de la República, que utiliza este medio para convertirse en guía que trata de inducir el paso de lo trivial a lo profundo y de estimular el análisis activo, la participación popular consciente, en vez de condicionar y aprovechar mercantilmente la respuesta pasiva. Esto no como  un mecanismo de simple propaganda gubernamental, que no funcionaría por la previsible reacción de desinterés del público televidente.

Difundir cultura popular sin caer en el extremo de una programación que sólo interesara a reducidos grupos intelectuales, ni en el de producir lo que venda en forma más fácil, aunque ello implique una programación vulgar e insulsa, o una manipulación de los sentimientos de los espectadores.

Y que su costo no debe computarse como una pérdida para el canal y un subsidio en que el Estado incurre para compensar esa pérdida. “Se trata del costo que el estado legítimamente cubre para atender parte de sus funciones. Como  la programación prevista permite que buena parte de ella se comercialice dentro de las políticas que el Consejo de Administración dicte al respecto, el Canal 13 no dependerá sólo de recursos fiscales, sino que podrá hacer una efectiva contribución a su auto-mantenimiento. Mis valedores:

Ese era, ese fue el Canal 13 que yo conocí, todavía del Estado. Ya después entraría la mafia de Salinas, y entonces… (Agh.)

«Más seguro, más justo y más…»

«Y más próspero». Por adjetivos no vamos a parar. Así pues, mis valedores, ¿a eso redujo el «presidente del empleo» la conmemoración del Día del Trabajo? ¿Con semejante retahíla de calificativos tanto más sonoros cuanto más vacíos honró la memoria de los ajusticiados de Chicago? ¿Esa fecha, la del Primero de Mayo, se redujo a la redacción de un texto de sintaxis paupérrima? ¿Todo terminó con aquello de que «El movimiento obrero mexicano se mantendrá a la vanguardia en estos esfuerzos y contribuirá a sembrar la semilla de un país más» etc.? Total, que la hoja de papel se distribuyó entre cupulares de los organismos corporativos de control obrero conocidos con el alias de «sindicatos». Uno es el Poder, explotador, y otro el obrero explotado.  Sin más.

Yo, que acechaba las palabras oficiales para contrastarlas con las de los ajusticiados aquel 1o. de mayo de 1886 me convenzo, una vez más,  de que el Poder diluye sañudamente y termina por extinguir en las masas la memoria histórica. Y ahora qué hacer, sino cumplir la promesa del martes pasado: transcribir para ustedes las palabras últimas de los condenados a muerte.

Así pues, llegó la hora de la verdad. Vamos”.

Rumbo al patíbulo: ¡Tiempo llegará en que nuestro silencio será más poderoso que las voces que hoy estrangulan ustedes!

Mientres lo conducían fuera de la celda Louis Lingg comenzó a decir: “No es por un crimen por lo que nos condenan. Es por…” Y guardó silencio. Cinco de los ocho anarquistas condenados a la horca por la justicia de Illinois habían sido concentrados en un saloncillo de la prisión federal, no lejos del “portón de entrada” (para ellos nunca más “portón de salida”). Pálidos, tranquilos, los condenados a muerte se miraron. “Salud, compañeros”, dijo uno de ellos. Los otros intentaron una sonrisa. “¿Listos?”, preguntó el celador de los grandes mostachos. “Listos”, contestó Spies.

– No es por un crimen por lo que nos condenan, repitió Lingg. “Nos condenan por nuestros principios. Pero yo desprecio su…” Guardó silencio. Afuera sonaban las 10 de una mañana caliente en Chicago. Ya ante el patíbulo, Lingg iba a completar su mensaje final: “No es por  un crimen por lo que ustedes nos condenan; es por nuestros principios. Desprecio a todos ustedes; desprecio su orden, sus leyes, su fuerza, su autoridad. ¡Ahórquenme!

– Las leyes de ustedes –Engel- están en oposición con las leyes de la naturaleza, y mediante ellas roban a las masas el derecho a la vida, a la libertad y al bienestar. ¡Estoy listo!

 – Pueden ustedes sentenciarme –Spies-. Pero que al menos se sepa que en Illinois ocho hombres fueron sentenciados a muerte por pensar en un bienestar futuro, por no perder la esperanza en el último triunfo de la libertad y la justicia.

Creen tener derechos sobre todas las personas, sus vidas y su libertad, aun el derecho a asesinar a quienes les son incómodos, cuando son diferentes, cuando no son parte de la amorfa masa o rebaño servil -Fisher-. Si la muerte es la pena correlativa a nuestra ardiente pasión por la libertad de la especie humana, entonces yo lo digo muy alto: ¡dispongan de mi vida!

Al pie de la horca, Parson,: “Sobre el veredicto de ustedes quedará el veredicto del pueblo, para demostrar las injusticias sociales de todos ustedes, que son  las que nos llevan al cadalso. Pero quedará el veredicto popular para decir que la lucha social no ha terminado por tan poca cosa como es nuestra muerte”.

Héroes civiles de la lucha obrera contra el explotador. (A su memoria.)

De tumbas y mártires

Ya nos faltaron al respeto, mis valedores. Ya nos tomaron la medida. Nos vencen por nuestra pura ignorancia, y por nuestra pura ignorancia nos tornan colaboracionistas de ese enemigo histórico tan amigo de la alternancia como enemigo del cambio, que sería su extinción. Y a propósito de la ignorancia:

¿De qué manera puede interpretarse aquello que ocurrió el pasado 21 de abril? El hombre de Los Pinos,  según es su obligación, acudió a oficiar el rito correspondiente a la invasión de tropas norteamericanas a territorio mexicano, desmesura que se perpetró el 21 de abril de 1914 contra la tantas veces heroica ciudad y puerto de Veracruz. Allí estuvo presente, como para preservar entera la memoria histórica, el presidente del país.

En el escenario del asesinato de patriotas mexicanos víctimas de  las balas expansivas dum-dum se ofició una ceremonia que el gobierno tituló  oficialmente «Aniversario de la defensa del puerto de Veracruz«, con el hombre de Los Pinos haciendo honor a la memoria de las víctimas de la invasión de soldados gringos:

– ¡No estoy dispuesto a cederle la plaza al enemigo! ¡México no se rinde  y no se rendirá, antes bien avanzará contundentemente hasta la victoria en su lucha contra el crimen organizado!

¿Contra el qué, dijo el de Los Pinos? ¿Y la sustancia de la conmemoración? ¿Y el territorio patrio pisoteado por los invasores? ¿Y los marines gringos, arma embrazada, posesionados de las calles de Veracruz? ¿Y los caídos Aureliano Monfort, gendarme, Andrés Montes, carpintero, y José Azueta y Virgilio Uribe, cadetes de la Escuela Naval? ¿La historia patria sirvió al de Los Pinos tan sólo para proyectar (¡Una vez más!) su obsesión delirante, su delirio compulsivo por esa guerra perdida con la que multiplicó hasta la ignominia el número de víctimas del gringo invasor? Atroz.

Este día, mientras tanto, el mundo conmemora la epopeya de Chicago, donde el 1o. de mayo de 1886  la «ley» del Sistema asesino a unos trabajadores que reclamaban justicia para el de salario mínimo, y a propósito: ¿el hombre de Los Pinos qué ira a decir al respecto? ¿Por nombrar a Spies, héroe civil, se referirá al Chapo Guzmán? ¿Dirá en lugar de Fisher, Heriberto Lazcano? ¿Mentará el nombre del Mayo Zambada por el de Louis Lingg?

Aquí, contra el escamoteo que esos del Sistema de poder perpetran contra la memoria histórica, patrimonio de toda la comunidad, va un esbozo de aquello que sucedió en la ciudad de Chicago hace siglo y cuarto corrido:

Aquel primero de mayo, dicen las crónicas, amaneció caluroso. Muy temprano salió el sol, dorando los patios de la prisión. En su respectiva celda de condenados a muerte  ocho obreros aguardaban la horca. Un ruido de cerraduras marca el final. Uno de los que aguardan la muerte detiene su ambular de león enjaulado. “¿Ya es hora?”, pregunta. “Vamos afuera”, dice uno de los celadores, mostachos grandes e hirsutos. «Vamos afuera».

El crimen fue perpetrado por el capitalismo (Chicago, 1º. de mayo, 1886) contra un grupo de obreros que en su lucha por la jornada laboral de ocho horas y un pago salarial menos injusto aventaron su vida en prenda y alcanzaron el rango de mártires: August Spies, George Engel, Albert R. Parson, Adolph Fisher y Louis Lingg. Uno de los sentenciados, rumbo al patíbulo:

«Así pues, llegó la hora de la verdad…»

Mis valedores: aquí habré de contrastar lo que dijeron los luchadores civiles a la hora de su asesinato y lo que en el Día del Obrero Mundial haya dicho el hombre del Verbo Encarnado. (Vale.)

El minotauro y las masas

¿Y qué, ya la olla en pleno hervor? ¿Ya lograron obsesionarnos con los cuatro magníficos? ¿Ya andamos obsesionados por dilucidar el dilema: cuál de los cuatro será el mejor? Vale, entonces, la pregunta fundamental: ¿existe alguna diferencia entre propuestas, promesas y compromisos de los cuatro candidatos del Sistema de poder? ¿Qué diferencias se advierten entre los proyectos de este frente a los de aquél?  Un Peña que a metros de distancia de sus adversarios ha enumerado propuestas a metros de distancia del candidato de la Gordillo, pongamos por caso. ¿No es el de Quadri un catálogo de buenas intenciones semejante al de Peña y al de los otros dos? ¿Y entre los cuatro de hoy y los de anteriores sexenios se advierte alguna diferencia?

Mis valedores: ¿qué fue del catálogo de buenas intenciones de Ortiz Rubio en 1930 y los subsiguientes, hasta su actual copia al carbón y  los candidatos? ¿De ahora en adelante, con alguno de estos cuatro vamos a mejorar? ¿Por qué? ¿Creer en ésos no significa transitar por los terrenos de la milagrería, la bruja blanca y el pensamiento mágico? Más allá de promesas de cambio en los procesos electoreros que van de 1930 a la fecha, ¿qué ha ocurrido con este país, cuando naciones que avanzaban a la zaga del nuestro nos han rebasado?

Por cuanto a la maniobra que ante el proceso electoral ejecutan por estos día todos los medios de condicionamiento de masas, ¿hay alguna diferencia entre el manejo actual del proceso y el de anteriores sufragios? ¿Y entre las épocas previas a un proceso electoral y las de unos juegos olímpicos, una pelea de box o un encuentro futbolero? ¿No es la credibilidad de las un síndrome de inmuno- deficiencia adquirida que nos pone en manos de los manipuladores de los medios impresos y electrónicos, comenzando con la televisión? ¿Alguna vez nos hemos puesto a pensar a quién o a quienes benefician y a quién o quiénes perjudican las descomunales campañas de promoción, de manipulación, de enajenación, que a las masas nos salen costando decenas de miles de millones de pesos?

¿Vale la pena seguir delegando en el Sistema porque seguimos creyendo que por amor a nosotros ese Poder va a ceder Los Pinos a algún aliado de todos nosotros? Los cuatro candidatos, al igual que la partidocracia que los propone,  ¿son nuestros candidatos o lo son del Sistema de poder? ¿Esos no forman parte esencial de la  super-estructura que detenta el poder? De ser así, ¿los intereses de los candidatos serán los de las masas sociales o los del Sistema del que forman parte?

Cautivas y extraviadas en su laberinto, las masas sociales deambulan en busca de la salida. Les urge encontrarla, ya que en el corazón del laberinto las reduce a la pobreza un Minotauro hambriento y feroz. ¿Cuál de los aspirantes al puesto de Minotauro (ese que de nuestro cautiverio recibe su vida y razón de ser) será el que nos muestre esa salida que nos urge para dejar nuestra condición de víctimas de los Minotauros del poder? ¿Alguno de los cuatro nos sacará del laberinto, que significaría su extinción y la de todo el Sistema?  ¿Exigir al Minotauro, a la manera de los integrantes del movimiento de Paz con etc., que realice esa maniobra? Tenerlo presente, mis valedores: los votantes obedecemos sin mandar, y el Minotauro manda sin obedecer. Siniestro.

Pero sí, el 1o. de julio vamos todos a votar. Ejercemos un derecho y cumplimos con una obligación cívica.  ¿Cómo vamos a sufragar, por quién, por cuál? Esa es una prerrogativa de cada quién. (México.)

Wal-Mart, Teotihuacan

“Cuando vi que taladraban la cima de las pirámides (¡más de 16 mil perforaciones!) sentí un angustia y coraje. Eso nos preocupó y llevamos la denuncia ante las autoridades”.

(Rubén Cabrera,  investigador de la zona arqueológica de Teotihuacan.)

Aquí concluye, mis valedores, la trascripción del Decreto que en defensa de la zona arqueológica publicó De la Madrid en el Diario Oficial del 30 de octubre de 1988. Sus partes medulares:

Que el proceso de urbanización al que está sujeta la zona de Teotihuacan puede producir un deterioro irreversible que significaría la pérdida de una parte importante de nuestro patrimonio cultural y la imposibilidad de alcanzar un mejor entendimiento de nuestro pasado; Que ese deterioro es observable no sólo en la zona de monumentos arqueológicos sino también en las áreas contiguas que influyen en las características visuales y ambientales de la propia zona de monumentos;

Que los Gobiernos del Edo. de México y de los Municipios de Teotihuacan y San Martín de las Pirámides comparten con el Ejecutivo Federal el interés de preservar la Zona Arqueológica de Teotihuacan; Que para atender convenientemente a la preservación del legado arqueológico que contiene esta zona, sin alterar o lesionar su armonía, el Ejecutivo Federal considera necesario incorporar la totalidad de la zona de referencia al régimen de la Ley Federal sobre Monumentos y Zonas Arqueológicos, Artísticos e Históricos y su Reglamento, lo que contribuirá a su protección integral, y Que en virtud de decretos expedidos en 1907 y 1964, una parte de esta zona ya se encuentra incorporada al patrimonio nacional, restando necesario extender a las áreas adyacentes con las medidas de conservación, restauración, recuperación y ordenación que prevé la legislación vigente, he tenido a bien expedir el siguiente D e c r e t o   por el que se declara zona de monumentos arqueológicos el área conocida como Teotihucan. Art. 5º.- El Instituto Nacional de Antropología e Historia, en ejercicio de sus acciones legales, vigilará el cumplimiento del presente Decreto (etc.)

Art. 6º.- A la Secretaría de Desarrollo Urbano y Ecología, en el ámbito de su competencia, le corresponderá: (…) IV.- Dictar las medidas necesarias para mantener el equilibrio ecológico existente o para restituirlo, en su caso, en la zona arqueológica materia de este Decreto. Art. 10.- Las dependencias del Ejecutivo Federal a que se refieren los artículos anteriores promoverán conjuntamente y en coordinación con el Gobierno del Estado de México y los ayuntamientos respectivos, una campaña de sensibilización y apoyo de la población a las medidas de difusión y preservación del patrimonio cultural dispuestos por este ordenamiento.

Y finalmente  el 13: En la zona de monumentos definida en este Decreto no se autorizarán construcciones cuya función, diseño o ubicación alteren, afecten o distorsiones los valores monumentales o el uso educativo y de investigación a que la misma está destinada. En las Areas Central y Ampliada de Monumentos no se permitirán construcciones nuevas ni ampliación de las existentes, con excepción de aquellas que realice el INAH para el rescate, revitalización y difusión de los monumentos y de la zona misma.

Hasta aquí los párrafos más significativos del Decreto presidencial. ¿Y? ¿Lo cumplió e hizo cumplir Peña Nieto, gobernador por entonces del Edo. de México? ¿Preservó la zona arqueológica? ¿Se evitó que Wal-Mart sentara sus reales en la Ciudad de los dioses? Ah, México. (Este país.)

Peña, Televisa, Teotihuacan

El «Resplandor teotihuacano» es un «espectáculo multimedia» estilo Televisa.

Tal aseguró hace unos años el analista, motejando el desastre que en la Ciudad de los dioses, Teotihuacan, perpetraba Peña Nieto, gobernador por aquel entonces del Estado de México. «Se trata de un espectáculo multimedia estilo Televisa con el que se busca convertir el pasado prehispánico en show y la difusión de la historia en negocio para inversionistas privados. Es la última embestida de empresarios y políticos para beneficiarse del patrimonio histórico del país”.

No era la última embestida, por desgracia para el país; la más reciente (se afirmaba por aquel entonces), pero no la última. Y ni cómo detener el espectáculo de la chabacanería, si hace algunos años, cuando la transnacional gringa inició los trabajos para abrir una sucursal en la zona de las pirámides se encendieron en tantísimos “medios” las protestas de antropólogos y catedráticos de la UNAM. ¿Y? Floreciente se alza la Ciudad de los dioses, sí,pero los de Wal-Mart. Ah, los países gobernados por entreguistas  proyanquis. México.

Como un enfrentamiento entre los poderes de la vida y la muerte aparece el símbolo vacío del gigante Wal-Mart. Sin conocer detalles provoca  rechazo; conocer un poco más a esta empresa lo fundamenta sólidamente…             (Silvia Ribeiro, periodista.)

Wal-Mart en Teotihuacan. Yo, agregándome a los descontentos, publiqué aquí mismo el texto siguiente:

Wal-Mart una vez más, mis valedores. Otra vez la trasnacional norteamericana en el ojo del huracán, por más que muy poco parece importarle. Ocupada en la creación de su propio banco, qué atención le merezca la reciente acusación de lo consabido en esa y en todas o casi todas las empresas de la iniciativa privada: bajos salarios, cero prestaciones, horas extra sin paga y  contratos con sindicatos de protección. Lo usual.

Wal-Mart, hace algunos años, plantó una de sus sucursales en plena zona de Teotihuacan, sin que hubiese autoridad que se lo impidiera en un gobierno que fue, según dicho del difunto Fox (difunto políticamente, ya a estas horas sepultado en el desván de la Historia con todo y familia política, lo único político que conoce el del apestoso Tamarindillo), de empresarios, por empresarios y para empresarios. Y si trasnacionales, tanto mejor.

Yo, entonces, porque normásemos nuestro criterio en torno a una desmesura que así lacera o debía lacerar la conciencia colectiva, publiqué extractos del decreto que en defensa de Teotihuacan publicó el Diario Oficial un 30 de octubre de 1988, con esa sintaxis y firmado por Miguel de la Madrid. Dice, y para lo que sirvió el papelito presidencial:

C o n s i d e r a n d o . . . Que la Zona Arqueológica de Teotihuacan contiene los vestigios  de una de las culturas prehispánicas más trascendentes en la historia de México, al tiempo que constituye uno de los logros urbanísticos y arquitectónicos de valor universal excepcional; Que la mencionada zona arqueológica es una parte del patrimonio cultural del pueblo de México que refuerza su identidad y cuyo interés histórico indudable hace necesaria su conservación para el conocimiento e investigación de nuestras culturas prehispánicas; Que la riqueza de ese patrimonio está lejos de haberse descubierto y expuesto plenamente y que, por tanto, deben crearse las condiciones para su acrecentamiento y preservación; Que el proceso de urbanización al que se sujeta la zona de Teotihuacan puede producir  un deterioro…  (Sigo mañana.)