«Más seguro, más justo y más…»

«Y más próspero». Por adjetivos no vamos a parar. Así pues, mis valedores, ¿a eso redujo el «presidente del empleo» la conmemoración del Día del Trabajo? ¿Con semejante retahíla de calificativos tanto más sonoros cuanto más vacíos honró la memoria de los ajusticiados de Chicago? ¿Esa fecha, la del Primero de Mayo, se redujo a la redacción de un texto de sintaxis paupérrima? ¿Todo terminó con aquello de que «El movimiento obrero mexicano se mantendrá a la vanguardia en estos esfuerzos y contribuirá a sembrar la semilla de un país más» etc.? Total, que la hoja de papel se distribuyó entre cupulares de los organismos corporativos de control obrero conocidos con el alias de «sindicatos». Uno es el Poder, explotador, y otro el obrero explotado.  Sin más.

Yo, que acechaba las palabras oficiales para contrastarlas con las de los ajusticiados aquel 1o. de mayo de 1886 me convenzo, una vez más,  de que el Poder diluye sañudamente y termina por extinguir en las masas la memoria histórica. Y ahora qué hacer, sino cumplir la promesa del martes pasado: transcribir para ustedes las palabras últimas de los condenados a muerte.

Así pues, llegó la hora de la verdad. Vamos”.

Rumbo al patíbulo: ¡Tiempo llegará en que nuestro silencio será más poderoso que las voces que hoy estrangulan ustedes!

Mientres lo conducían fuera de la celda Louis Lingg comenzó a decir: “No es por un crimen por lo que nos condenan. Es por…” Y guardó silencio. Cinco de los ocho anarquistas condenados a la horca por la justicia de Illinois habían sido concentrados en un saloncillo de la prisión federal, no lejos del “portón de entrada” (para ellos nunca más “portón de salida”). Pálidos, tranquilos, los condenados a muerte se miraron. “Salud, compañeros”, dijo uno de ellos. Los otros intentaron una sonrisa. “¿Listos?”, preguntó el celador de los grandes mostachos. “Listos”, contestó Spies.

– No es por un crimen por lo que nos condenan, repitió Lingg. “Nos condenan por nuestros principios. Pero yo desprecio su…” Guardó silencio. Afuera sonaban las 10 de una mañana caliente en Chicago. Ya ante el patíbulo, Lingg iba a completar su mensaje final: “No es por  un crimen por lo que ustedes nos condenan; es por nuestros principios. Desprecio a todos ustedes; desprecio su orden, sus leyes, su fuerza, su autoridad. ¡Ahórquenme!

– Las leyes de ustedes –Engel- están en oposición con las leyes de la naturaleza, y mediante ellas roban a las masas el derecho a la vida, a la libertad y al bienestar. ¡Estoy listo!

 – Pueden ustedes sentenciarme –Spies-. Pero que al menos se sepa que en Illinois ocho hombres fueron sentenciados a muerte por pensar en un bienestar futuro, por no perder la esperanza en el último triunfo de la libertad y la justicia.

Creen tener derechos sobre todas las personas, sus vidas y su libertad, aun el derecho a asesinar a quienes les son incómodos, cuando son diferentes, cuando no son parte de la amorfa masa o rebaño servil -Fisher-. Si la muerte es la pena correlativa a nuestra ardiente pasión por la libertad de la especie humana, entonces yo lo digo muy alto: ¡dispongan de mi vida!

Al pie de la horca, Parson,: “Sobre el veredicto de ustedes quedará el veredicto del pueblo, para demostrar las injusticias sociales de todos ustedes, que son  las que nos llevan al cadalso. Pero quedará el veredicto popular para decir que la lucha social no ha terminado por tan poca cosa como es nuestra muerte”.

Héroes civiles de la lucha obrera contra el explotador. (A su memoria.)

2 pensamientos en “«Más seguro, más justo y más…»

  1. si Tomas totalmente de acuerdo en lo que el sistema hace al pueblo sistemáticamente borrar la memória historíca; como cuando se habla de «izquierdas» en México desde el principio,cuando como cunando usted hizo un esbozo de las mutualidades que es el principio de la defensa de la naciente cláse trabajadora en donde nace tambien la mediatización oficialista que como en otras latitudes del planeta no cejo hasta su imposición mediática diluyente y como cuando nó logramos rreestructurar desde sus orígenes por precisamente no conservar la memória histórica. Y como nó tenemos bien cláro lo que somos: estamos condenados a rrepetir cadavez los herrores cootidianos, sludo cordial y disculpe las faltas de ortografía, soy un obrero jubilado del sistema pero nó de la defensa por mi clase.

  2. saludos a los buenos compañeros que tienen la labor de subir los programas y comentarios del maestro Mojarro, lo agradezco en lo personal,
    es muy interesante el tema de las mutualidades descrito por el maestro en el pasado Domingo 6 del 6 de mayo 20112,
    tema que espero releer en cuanto les sea posible,

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