Mamá Maurita

“Los Legionarios de Cristo inician una fuerte campaña para impulsar la beatificación de Mamá Maurita, la madre de Marcial Maciel. Tiene una pagina web donde se publica su oración, se invita a presentar nuevos milagros y se anexa una cuenta bancaria para depositar “a la causa.» (Milenio.)

¿Ustedes, mis valedores, ya se apresuraron a depositar una parte de su gasto semanal para que Ratzinger beatifique a la santa madre del ya casi beato padre (de familia), el difunto  Marcial Maciel? ¿Cuál de esos dos beneméritos será el que se primero encarame a los altares, la santa Madre Maurita o su hijo el padre de hijos naturales y putativos, paidófilo bisexual y fundador de los Legionarios de Cristo, bienamados de Norberto Rivera, cardenal de la Iglesia Católica? ¿Cuál es su candidato para la primera de esas aureolas?

¿Difícil que un garañón de sotana como el muerto Maciel consiga la beatitud? No lo es, si ocurre que Ratzinger prolongue la política de Karol Wojtyla, aquel “amigo” de México que hizo chuza de hasta 34 asesinos y torturadores cristeros a los que enjaretó la etiqueta de mártires. Y qué tufaradas de azufre exhala tan sospechosa arribazón de fanáticos al “club de la aureola”. Y es que por estos días la santidad se abarata, se cosecha al por mayor y se nos torna pandemia. Por santos no vamos a parar, que ahora se ensamblan a escala industrial. Laus Deo.

Y si no, mis valedores: ¿no consiguió patente de santo un personaje como José María De (este “De” se lo enjaretó a capricho) Escrivá, fundador de ese Opus Dei, cuyos opositores denuncian, entre otros «pecados» del beato, «la acumulación de riqueza», y aquella de que  “el Opus Dei es peor que una secta, son mercaderes del evangelio, que destrozan vidas humanas?»

Pero ha sido beatificado. Con el beato Escribá ya lo es también Juan Pablo II. Ya suelta un tufillo a «santo» el verraco padre Maciel, al igual que su santa Mamá Maurita. ¿O qué, iban a ser desperdicio los ríos de dinero que a manera de sobornos los legionarios han evacuado en las arcas de El Vaticano por aquello de que ya alucinan con el insaciable padrecito Maciel trepado en su niño (trepado en su nicho, quise escribir; travesuras del inconsciente); en su nicho de ermitas, capillas, templos, basílicas y catedrales? Y a esto quería yo llegar.

Quería llegar a los métodos burocráticos que advierto en el criterio vaticano frente a la santificación de aspirantes, y lo ejemplifico con un santo mexicano al que hasta hoy nada me ligaba más allá de una perfecta indiferencia y por el que ahora siento una recóndita compasión: otro Felipillo santo, un tal Felipe de Jesús Calderón, al protomártir mexicano lo acaba de declarar públicamente su “patrón”. A San Felipe de Jesús, que de tal desafuero no es responsable, válgame…

La burocracia de El Vaticano:  el español y beato Escrivá murió de viejo, en su cama, y en lustros fue canonizado. De viejo murió el polaco Juan Pablo II, y por la vía rápida se le colocó la de beato. En la flor de su edad, el mexicano Felipe de Jesús fue martirizado junto con sus compañeros de evangelización en tierras niponas:

“Cada uno fue sujetado a una cruz con argollas y cuerdas; dos de aquéllas se colocaron en las muñecas, otras tantas en los pies y una en el cuello. Felipe de Jesús fue el primer crucificado: alanceado en tres partes, dos por los costados y una por el pecho, murió murmurando el nombre de Jesús”.

A diferencia de Escrivá y Juan Pablo II, el de Jesús  fue canonizado 265 años después de su muerte. (Dios.)

Cuba y El Vaticano

En Cuba ha muerto el marxismo, anunció antes de su visita a la Isla el obispo de Roma, ese mismo que en febrero del 2008 exhortaba a los católicos cubanos: «No desfallezcan bajo un gobierno comunista. Ustedes sigan regando la viña del Señor».

Mientras tanto Tarcisio Bertone, Secretario de Estado de El Vaticano, pedía  a los cubanos «recordar a Juan Pablo II”, y lo inaudito: “La Iglesia solicita a Cuba espacio sin límites para actuar en la Isla, sobre todo en el área de la educación”. La respuesta de un gobierno emanado de la revolución:  abrir uno de los canales de TV para que la misa que ofició Bertone llegase a todos los cubanos. Dios.

El presunto educador de los cubanos tendría que ser Ratzinger,  Gran Inquisidor que había comenzado a oficiar la misa a la usanza del viejo ritual, en latín y de espaldas a los asistentes. “Así, el gesto del Papa ha representado un fuerte y significativo apoyo a la vieja liturgia”. Ahí apareció el fantasma del ala autoritaria del catolicismo, la Contrarreforma, dentro de la cual se consolidan unas tendencias del Ratzinger  reaccionario que se manifestaron desde que  encabezaba la Congregación para la doctrina de la Fe.

Fueron aquellos  los tiempos en que los observadores externaron aquel temor:      “Sí, seguro, existe el riesgo de que se cierren puertas y ventanas. El peligro de levantar de nuevo el puente levadizo de la Iglesiacomo fortaleza no es ilusorio, como tampoco es ilusoria una santa alianza entre Roma y el piadoso dólar libre contra el comunismo ateo. La advertencia es clara y fuerte, es un grito de alarma que reflejó los temores que rodearon el Sínodo extraordinario reunido en Roma en el 2005, donde los sectores progresistas tuvieron sobradas razones para temer una regresión de la Iglesia católica.  A contrapelo de las esperanzas de renovación y cambio que albergaban muchos fieles católicos, afirma el analista Martínez García, el cónclave cardenalicio decidió  algo peor que mantener a la Iglesia anclada en el conservadurismo: llevarla a una regresión de décadas o de siglos y entregar el trono papal al cardenal alemán Joseph Ratzinger, brazo represor del Vaticano”. (Esa Iglesia, ese cardenal, ese pontífice, reclaman al gobierno de Cuba “espacio sin límites” para educar a los herederos de Sierra Maestra.)

Y así la protesta de muchos más obispos, entre ellos los de Estados Unidos, a quienes Ratzinger no contestó, prefiriendo evadir el debate. “Discutir sobre nosotros mismos y problemas de poder, sería un triste espectáculo”. Su acrobacia verbal, admirable, pero a nadie convenció. Nadie en Roma ha olvidado que el detonante que agravó la polémica sobre el papel de Roma frente a las conferencias episcopales progresistas fue el libro de Ratzinger.

Conclusión:  «Nadie puede negar la sordera cada vez más grande del Norte ante la creciente miseria del Sur, torturas y violaciones de los derechos humanos, cuestionamiento generalizado de los valores morales y sociales tradicionales, creciente indiferencia religiosa del antiguo occidente cristiano, fortalecimiento de las iglesias jóvenes aferradas a sus propios valores».

Los desafíos que este siglo lanza a la Iglesia son múltiples, ineluctables y radicales. En el Sínodo extraordinario celebrado en el 2005, ¿se impusieron los partidarios de una Iglesia cada vez más intensa e involucrada en los problemas políticos, económicos y sociales del mundo, o los que buscaban una dimensión estrictamente espiritual para esta misma Iglesia? Cuba,  Ratzinger (Dios…)

Flor y espejo de mártires

Mataron a Monseñor Óscar Arnulfo Romero, Arzobispo de El Salvador. Mataron al religioso, al luchador, al héroe, al mártir. Lo asesinaron un 24 de marzo de 1980, pero su muerte a algunos nos pesa como si hoy mismo hubiese ocurrido. El bienamado de El Salvador celebraba misa en su iglesia de barrio en San Salvador cuando fanáticos de los escuadrones de la ultraderecha ARENA, de R. D’Abuisson, le quitaron la vida. Profeta al modo de Isaías, y como profeta defensor de los desvalidos, el Arzobispo fue asesinado al elevar la hostia en la celebración de la misa Su cuerpo cayó fulminado al pie del altar. Uno de sus fieles, su amigo fiel:

– Lo supe a las 3 de la tarde del 24 de marzo de 1980. Acababa de nacer la primavera. La mañana había sido calurosa y clara Cuando lo supe, llovía Una lluvia nueva generosa blanca que envolvía los cerros. Óscar compañero había resucitado en la llama de una bala Sólo una bala precisa amaestrada prevista La lluvia fue el gran perdón que caía sobre El Salvador. El perdón del caído. El gran Mártir de América había ganado la batalla a sus asesinos. Ojalá se convencieran de que perderán su tiempo. Un obispo morirá, pero la Iglesia de Dios, que es el pueblo, no perecerá jamás.

El religioso estaba presto a entregar la vida por la causa que amaba, y no es que sin motivo presintiera su muerte, que bien conocía a quienes lo acechaban a todas horas. «He sido frecuentemente amenazado de muerte. Debo decir que, como cristiano, no creo en la muerte sin resurrección: si me matan, resucitaré en el pueblo salvadoreño. Lo digo sin ninguna jactancia, con la más grande humildad. Mi muerte, si es aceptada por Dios, sea por la liberación de mi pueblo y como un testimonio de esperanza en el futuro. Si llegasen a matarme perdono y bendigo a quienes lo hagan. Como Pastor estoy obligado por mandato divino a dar la vida por quienes amo, que son todos los salvadoreños, aun por aquellos que vayan a asesinarme. Si llegaran a cumplirse sus amenazas, desde ahora ofrezco a Dios mi sangre por la redención y por la resurrección de El Salvador. Yo resucitaré en las luchas del pueblo».

Y lo asesinó un sicario contratado por un D’Abuisson canceroso del ánima, que al poco tiempo fue asesinado también, sólo que por un cáncer fulminante que del ánima se le fue al organismo. Eran años aciagos para El Salvador, sacudido por una crudelísima guerra civil entre la guerrilla del FMLN y el ejército del gobierno, apoyado, y cuándo no, por EU. El conflicto se prolongó el tanto de 12 años; el armisticio se iba a firmar en el Castillo de Chapultepec. Aquí, unas colonias adelante.

De la homilía que le granjeó una bala en el pecho:

– Queridos hermanos: sin las raíces en el pueblo, ningún gobierno puede tener eficacia, mucho menos cuando quiere implantarlo a fuerza de sangre y dolor. Yo quiero hacer un llamamiento de manera especial a los hombres del ejército, y en concreto a las bases de la Guardia Nacional, de la policía, de los cuarteles:

¡Hermanos: son de nuestro mismo pueblo. Matan a sus mismos hermanos. Y ante una orden de matar que dé un hombre, debe prevalecer la ley de Dios, no matar! ¡Ningún soldado está obligado a obedecer una orden contra la ley de Dios! ¡Una ley inmoral nadie tiene que cumplirla!

¡En nombre de Dios, pues, y en nombre de este sufrido pueblo cuyos lamentos suben hasta el cielo cada día más tumultuosos: les suplico! ¡Les ruego! ¡Les ordeno en nombre de Dios! ¡Cese la represión!

Y lo mataron. Oscar Arnulfo Romero. (A su memoria.)

Sacarina y melcocha

Así pasan las glorias de este mundo, mis valedores. La de Luis Donaldo Colosio, pongamos por caso. ¿Se acuerdan ustedes de él?  Ayer mismo un grupo de tricolores llevaron a cabo un desteñido «homenaje» al candidato presidencial asesinado un 13 de marzo de 1994, al que ni el paisano del sonorense,  Manlio Fabio Beltrones, se acomidió asistir. Ah, pero la forma alharaquienta en que lucraron con su muerte, la de homenajes y fervorines que le dedicaron en su momento desde Ernesto Zedillo hasta mi consanguíneo el Jerásimo, licenciado del Revolucionario Ins. Efímera, la gloria del malogrado candidato del PRI  a la presidencia de la República.

Efímera, porque nada la sostenía. ¿Qué ha quedado de la obra de ese al que intentaban la inmortalidad prodigándolo en bronces y mármoles, auditorios y centros deportivos, jardines y plazas públicas, las calles de esta colonia y algún callejón sin salida?

Ah, pero la plasta de cursilería y de melcocha que los aprovechados de la ocasión le aderezaron hace 18 años, muy  al estilo de la sacarina que le embarró  un tal Barrasa, priísta de corazón:

«Los mexicanos y extranjeros, mujeres y hombres, jóvenes y viejos, niños y niñas, hablarán en el México de hoy y del futuro, de un… ¡hombre, hombre!, de Luis Donaldo Colosio, del niño que fue merecedor de ser premiado y traído a la ciudad de México, ¿para qué? ¡Para que el señor presidente don Adolfo López Mateos lo saludara, lo felicitara y lo premiara por haber sido alumno ejemplar y aplicado en la escuela de su querida tierra. Se dirá que él no ha muerto, porque de sus cenizas brotarán las ideas nobles, el pensamiento creativo, la acción fecunda, el amor a México. Luis Donaldo será recordado como el provinciano que voló hacia su terruño… ¡nomás para darles a saber a sus amados padres que era candidato a la presidencia de la República!”

El redactor de la nota de prensa, conmovido:  “El nudo en la garganta se rompió y las lágrimas rodaron hasta caer en ese que ahora cobija a Luis Donaldo. Un árbol de la esperanza. Un ahuehuete de 44 años de vida, la misma edad que tenía Luis Donaldo. Las balas no pueden asesinar al pensamiento, las balas no pueden masacrar la inteligencia, las balas no pueden detener la sed de libertad!»

En renglones cortos para simular el poema, un Castillo: “Entre el invierno y a llegar la primavera – el mundo clamaba con júbilo cuán grande y fuerte eres ColosioComo coloso – La multitud te seguía y aplaudía – Porque el destino marcó de un pueblo – que tú ibas a ser su guía – La multitud que te seguía – hoy expresan gran tristeza y agonía – Hoy te encuentras tan solo ya sin alegría”.

Por remedar el poema,  Beatriz Paredes: “Donaldo – No nos absuelvas – tú, el generoso, el de la sonrisa franca y los – ojos niños, de tan sinceros – no nos absuelvas – El sencillo, esforzado, pertinaz – no nos absuelvas – el leal, el demócrata, el honrado, -no nos absuelvas, – no nos absuelvas, no nos absuelvas, Donaldo, – prívanos del descanso, del buen – dormir, que nos lleve tu osadía. (Y en rengloncillos cortados a discreción:)

«Reconozco que la modernización – económica – sólo cobra verdadero sentido cuando – se – traduce en mayor bienestar para las familias – mexicanas, y que – para que sea perdurable – debe acompañarse – con el fortalecimiento de – nuestra democracia»,

Que nos convoque tu audacia (…) No nos absuelvas, Donaldo – Que sólo encontremos la expiación – cuando germinen tus ideales”. (Válgame.)

Ese era Colosio hace 18 años. ¿Y hoy? (Lóbrego.)

Sombras nada más

Veo un México de comunidades indígenas, que no pueden esperar más a las exigencias de justicia, de dignidad y de progreso; de comunidades indígenas que tienen la gran fortaleza de su cohesión, de su cultura, y que están dispuestos a creer, a participar, a construir nuevos horizontes.

Veo un México con hambre y con sed de justicia. Un México de gente agraviada por las distorsiones que imponen a la ley quienes deberían de servirla. De mujeres y hombres afligidos por abuso de las autoridades o por la arrogancia de las oficinas gubernamentales.

Luis Donaldo Colosio, mis valedores, ¿lo recuerdan ustedes? Más allá de bronces y mármoles, auditorios y plazas públicas, calles y callejones sin salida que mal soportan el nombre del sonorense que en su momento les endilgó el PRI-Gobierno, ¿qué queda a estas horas de aquel mediocre candidato presidencial del PRI cuya máxima hazaña fue morirse de muerte violenta? (Toda muerte es violenta). Nada queda, o casi nada. A lo desganado, por no dejar, unos cuantos desocupados del Tricolor van a hilvanar este fin de semana, en la rutina del ritual, tres frases hechas, y ya. Ah, pero aquello que fue hace 18 años…

Hace 18 años logró salpicarnos el chapoteadero de sacarina, cursilería y lagrimeo de glicerina que habrían  de expeler esos oportunistas histriones de la necrofilia con  vocación de plañideras que a lo aspaventero iban a perpetrar el aquelarre del oportunismo ventajista para sacar raja y tajada de aquel coyote de su misma loma al que antes masacraron como recurso para luego vendérselo a los incautos como héroe, mártir y salvador de la patria. Mucho cuidado, dije a todos ustedes por aquel entonces. Mucha cautela, que semejante dulzor es el de ciertos venenos. Del copal, el humazo, se me quedaron algunas volutas:

“El nombre del mártir en calles y plazas”. “Inauguración de la Plaza Colosio. Asiste. Mexicanos por la victoria”. “Del pueblo a Luis Donaldo, héroe y mártir de la democracia…”

“Desde las primeras horas de este día, decenas de magdalenenses acudieron al panteón  a visitar la tumba y la escultura de bronce en el centro del mausoleo donde reposarán los cuerpos del matrimonio Colosio”.

Y que la escultura del tal está unida a la de su esposa Diana Laura, con su brazo izquierdo apoyándola, “lo que significa, aclara un H.J. Islas, ingeniero,  la mano suave con la cual el candidato trataría los problemas políticos, a la población humilde y a los indígenas (sic). En tanto, el brazo derecho lo mantiene en alto, con la mano empuñada que demuestra la fuerza y la energía que seguramente usaría para los problemas difíciles del país”. Válgame.

Diana Laura. La mujer que siempre brilló con luz propia, no pudo resistir la ausencia de su compañero Luis Donaldo y en la mañana del 18 de noviembre (1995) terminó de cansarse (¡!); hasta ahí, las noches eternas y de soledad, no resistió más la ausencia del compañero y extendió los brazos para que la recibiera…”

Melcocha, sí, pero de un A.M. Barrasa el verdadero monumento a la cursilería: “Colosio era una luz en las tinieblas, un camino en la encrucijada, un ser superior que como Cristo, fue sacrificado por los rencorosos, los envidiosos, los que percibieron que era un hombre que haría un gobierno de equidad y justicia, y su interés mayor sería para los pobres. De honradez acrisolada, que prevalecería su espíritu democrático. Nuestro México querido y los pueblos de la Tierra de ese llamado Tercer Mundo ya tienen en su calendario cívico y social otro héroe civil».

(Mañana.)

Pestilencia

Exportador de crudo e importador de gasolina. Es México.  Aquí, antiguas huellas en el camino de la explotación del petróleo desde 1920. La opinión de J.A. Saade Atille  cuando funcionario, en 1978, del Complejo Petroquímico de Poza Rica:

– A la industria petrolera mexicana la mantienen a flote los técnicos responsables, mientras algunos dirigentes sindicales y políticos persisten en hundirla.

Nombra la prehistoria de la corrupción en PEMEX: Jaime J. Merino y Pedro Vivanco, caciques de los 50s, y a contratistas que tiempo más tarde se aprovecharon de la corrupción: políticos priístas, dirigentes sindicales y compañías transnacionales.

– Porque México es tan rico en energético que esta riqueza es sólo  comparable a la cantidad de pillos que se aprovechan de tanta riqueza. Políticos y líderes sindicales están acabando no sólo con PEMEX, sino con el país entero. Los políticos sólo se acuerdan de PEMEX para acomodar a sus recomendados en puestos claves o cuando quieren que tal o cual contrato se otorgue a alguno de sus colaboradores.

La prehistoria del energético. El Demócrata, marzo de 1920: “Nuestro redactor entrevista a uno de los principales inodados en el escándalo petrolero, el General Jacinto B. Treviño, que acaba de terminar su labor como ministro de Industria, Comercio y Trabajo:

– Señor, ¿qué hay de las onerosas concesiones petroleras que se sabe fueron otorgadas por usted durante su estancia en el ministerio de Industria?

– ¡Ya estoy cansado de tantas tonterías! ¡Debe usted saber que si en algún ministerio se hizo labor honrada, fue en el mío!

En la Junta Consultiva del Petróleo el reportero interroga al ingeniero Vázquez Schiaffino: “¿Qué hay de cierto en que las concesiones federales fueron dadas por el Gral. Treviño a sus puros amigos?”

– Efectivamente, ello es verdad. Pero esto, además de lógico, es muy humano. Ocurrió también durante la época del señor Carranza y la del Gral. Díaz. Eso es lógico, es simplemente humano.

El Gral. Salvador Alvarado se defendía públicamente y aclaraba la forma en que obtuvo una concesión para construir un oleoducto entre el puerto de Tuxpan y la ciudad de México: “En cuanto a las apreciaciones que se hacen respecto a que yo, sin ser petrolero, haya hecho un magnífico negocio con esa concesión, me concreto a manifestar: es un error considerar que esta clase de empresas sólo corresponden a extranjeros”.

Sigue El Demócrata: “Ya está plenamente comprobado que el multimillonario petrolero Bohey depositó en manos del clero de Tampico la cantidad de 400 mil pesos para que se proceda a la construcción de un templo católico. También se evidenció ya la circunstancia de que el petrolero norteamericano Dihey, para salvaguardar sus cuantiosos intereses de posibles atentados sociales en su contra, acordó erogar 500 mil pesos más, para la fundación y sostenimiento de obreros católicos. Así se pretende, por medio de la fe cristiana, del oro norteamericano y de las prédicas religiosas, que se enfrenten entre ellos mismos los obreros sindicados que ostentan las perniciosas ideas de Lenin y Trotski, sobre todo en fábricas y talleres».

El gobierno seguirá manteniendo su política nacionalista en materia de petróleo. Esta misma semana se han otorgado concesiones a A.P. Wichers, a la sociedad anónima E. Thomas y Cía., y a otras dos compañías extranjeras».

Más tarde se iban a emparentar PEMEX y la familia Mouriño. Mis valedores: es  el país de la industria petrolera. Es «nuestro» petróleo. Es nuestro país. (Es México.)

Granadas de boca

“Dondequiera que el hombre primitivo erigió una palabra, creyó que había hecho un descubrimiento. ¡Qué equivocado estaba! Había dado con un problema y, mientras suponía que lo había resuelto, había creado un obstáculo para su solución”.

Esta vez las palabras, mis valedores, que según quien las pronuncie, dan vida o matan. “Las palabras, dice el filósofo, simplemente violentan y vencen el entendimiento, y lanzan todo a la confusión y desvían a los hombres hacia inútiles fantasías”. Y que usamos las palabras y a la vez somos usados por ellas, y que las palabras ambiguas son como fuegos fatuos, y razonar por su conducto es deambular entre innumerables absurdos, y el resultado final es la confusión o el desprecio. «Una palabra corrompida destruye ciencia, razón y el beneficio de la humanidad».

Lógico. Materia prima de toda campaña electoral, los conceptos del discurso no denotan realidades; son  vocablos ostentosos que indican algo totalmente distinto, aun lo opuesto total de lo que significan en su acepción original. La palabra democracia, pongamos por caso.

Desde el Poder nos hablan de democracia, pero nunca nos explican a qué democracia se refieren. Saben bien que desde nuestra ignorancia no los vamos a tachar de embusteros. Democracia. Habría que desenmascarar a los simuladores que engañan con tan retumbante vocablo. Fox, por ejemplo, en su sexenio, desdichado aunque sin la sangre que ha derramado el devoto del Verbo Encarnado:

“Los mexicanos ya sabemos lo que es la democracia, sabemos lo que vale y sabemos lo que nos rinde en frutos y dividendos. Entonces, el concepto de democracia ya está muy afianzado en la gente y en la ciudadanía. En México cada voto cuenta, porque para eso tenemos una democracia”.

Así que los mexicanos tenemos ya democracia. ¿Y en qué consiste nuestra democracia? ¿Sabemos diferenciar la formal de la social y la participativa? ¿Qué clase de democracia es la que trajo Fox al país? Por cuanto al Verbo Encarnado, ¿aportó más democracia? ¿Qué clase de democracia?

Ustedes, mis valedores, que ya han logrado sobrevivir a varios sexenios, ¿recuerdan el México de la «revolución,» anterior a esa democracia que hoy pastorea un Leonardo Valdés?  Los sexenios  de López Portillo,  LEA y Díaz Ordaz, ¿los recuerdan? Antes de que los tecnoburócratas se apoderasen del Poder, ¿existía la democracia? ¿Encuentran ustedes alguna diferencia entre el México de la «revolución» y este país, el de la democracia? ¿Tal diferencia es prueba fehaciente de la acción positiva que sobre las masas sociales ha ejercido «nuestra» democracia? ¿En dónde se nota la mejoría? ¿En el empleo, el salario,  el respeto a los derechos humanos, la seguridad pública? ¿Se nota en la economía familiar, en el Seguro Social, en el ISSSTE, en las pensiones de los jubilados, o sólo y únicamente en una papeleta que nos aprontan cada tres y seis años, con candidatos que no son nuestros, sino del Sistema de poder?

Democracia significa poder popular, pero en «nuestra democracia» el Poder manda sin obedecer y el pueblo obedece sin mandar. ¿Entonces? Y aquí lo trágico: ¿por qué a estas horas andamos enfervorizados, calculando otorgar nuestro voto a este, a aquel o a aquella, si no son candidatos de nosotros, sino del monopolio de unos partidos que son parte del Sistema de poder? ¿Así somos de vulnerables ante la manipulación de los «medios»?

Pero vamos a votar. Yo, por supuesto, voy a votar. ¿Cómo? A saber, pero voy a cruzar la papeleta. ¿Pero democracia? Bah. Es México. (Este país.)

Juárez y el PAN

Todo lo que México no haga por sí mismo para ser libre, no debe esperar ni conviene que espere que otros Gobiernos u otras naciones hagan por él. Auxilios negativos son los únicos que puede darnos Estados Unidos, como el que nos fusile por la espalda. (Palabras del Benemérito.)

Veintiuno de marzo de 1808 – 18 de julio de 1872. En estas dos fechas cabe toda su vida, sin más. Sesenta y cuatro años fue el tiempo de vida de don Benito Juárez, pero años bastantes para troquelar en la historia del país rumbos, metas, perfil, señas de identidad. Una ideología propia, en fin. El de Juárez y su templado equipo de liberales fue un gobierno de claroscuros: desde una sufrida lucha contra gobiernos espurios y emperadores de pacotilla hasta una crueldad extrema para con los vencidos,  y desde unas luminosas Leyes de Reforma hasta un Tratado McLane-Ocampo que, en apariencia,  cedía parte del país a los Estados Unidos. De los males, el menor; Juárez y sus liberales instrumentaron el McLane-Ocampo  para evitar que el gringo se quedase con Baja California, Chihuahua y varios otros Estados del norte del país, y lo evitaron con el auxilio la guerra civil del Sur contra el Norte de EU, cuando los yankis maniobraron para evitar que los confederados se fortaleciesen con más territorio mexicano. Es la historia.

Hoy día el partido en el poder es el panismo, enemigo tradicional de las doctrinas de Juárez y sus liberales, como más tarde lo iba a ser del «socialismo» de Lázaro Cárdenas. El PAN: en 1997 legisladores del PRI, PRD y PT rechazaron las expresiones de algún  panista, que lo juraba: «Benito Juárez traicionó a México». Los diputados: «No permitiremos expresiones que pretendan dañar la imagen y el legado histórico del Benemérito. Es criticable la postura del panista, que pretende desprestigiar a Juárez como pretexto para  cambiar la nomenclatura de varias calles en el Edo. de México”.

Y Comparando a Zedillo con Juárez, voceros del Tricolor: El sacrificio del pueblo mexicano, necesario para salir de la crisis. No es permisible postergar el desarrollo en la justicia de millones a cambio de transitorios alivios. Lo sabía el Presidente Juárez. Lo sabe el Presidente Zedillo”. (Abyecto.)

Y llegaría  un gobierno reaccionario y yunquista, prokanki y confesional, y en Gobernación iba a encuevarse un hijo de Salvador Abascal,  fundador del Sinarquismo, que así se expresaba del Benemérito:

Juárez engañó a los indígenas expropiándoles sus tierras, pero no sólo eso: considero que la personalidad del Benemérito de las Américas ha sido sobrevalorado por el sistema político mexicano. Sugiero la necesidad de un redimensionamiento de su verdadero papel histórico.

Dn. Benito y el gobierno panista: “Cd. Camargo, Chih. “Una grave tensión política se suscitó cuando la alcaldía panista realizó la demolición de una estatua de Juárez para poner en su lugar la de un panista recién fallecido».

Aguascalientes, Ags., marzo de 1997. El alcalde panista decidió entrar en la posteridad e impuso su nombre a una calle que antes se llamó Benito Juárez. Colocó también el de los panistas Gómez Morín, M.A. Mérida y Efraín González, a calles de la colonia San Francisco”. Lo afirmó Juárez:

“No se me oculta ni trataré de disimularlo: la situación actual es complicada,

difícil y tal vez peligrosa”.

Veintiuno de marzo de 1808- 21 de marzo del 2012. Benito Juárez. (Benemérito.)

Un cerdo perfecto

El asunto Cassez en esta ocasión. Y nada, que un Arturo Zaldívar,  ministro de la Suprema Corte, ha lanzado una iniciativa que afecta de forma directa la actuación de la Proc. Gral. de la República y coloca a Florence Cassez en el  centro de la noticia y en la sección editorial de los matutinos.

¿Culpable Cassez, inocente? ¿Desaseo en su proceso hasta el grado de que es de justicia liberarla? De modificarse el estado de reclusión de la sentenciada, ¿va a alterar la situación de Israel Vallarta y demás miembros de la banda de secuestradores El Zodíaco? ¿La contundencia de las pruebas amerita que se le mantenga en el reclusorio? De liberar a Cassez, ¿el caso creará jurisprudencia? ¿No? Y a realizar foros, consultas y cabildeos en busca de la salida al dilema que plantea el asunto de la presunta secuestradora de origen francés, que ha motivado choques de gobierno a gobierno.

Y qué equilibrio se advierte en la abundancia de estudios que publican los matutinos, donde la mitad de de los analistas «demuestran» la culpabilidad de Cassez, como la otra mitad  «demuestran» su inocencia. Cuántos en este momento se han erigido de jueces. ¿De buena, de mala fe? ¿Buenos o malos, acertados o erráticos?

El rebumbio que han alzado los tales, que se erigen en jueces, me recuerda el episodio de los cómicos de la lengua que en aquel lugarejo dieron su primera función.

Se cantó, se bailó, y el acto supremo:  salió al escenario el artista aquel cubierto de cabeza a cintura y el cuerpo doblado al frente. De súbito, bajo la capa de colorines,  se escuchan tales gruñidos de cerdo que resultaron todo un primor y que prendieron la admiración de los lugareños, y eso fue aplaudir, y jalear, y exigir al artista que descubriera el animal. Y entonces…

Entonces se yergue el artista, levanta la capa y el “¡oh!” de la concurrencia: ahí no había cerdo ninguno; los gruñidos habían sido producidos por el artista. La carpa se convulsionó de aplausos, y en eso estábamos cuando lo inaudito: un lugareño increpa a los entusiastas:

“¿Y ustedes por qué le aplauden? ¡Mal ejecutada fue la imitación del marrano! ¡Yo lo hago mucho mejor!”

Asombro, estupor ante la audacia del payo:

– ¡Sí, yo reto al artista a que mañana gruñamos los dos a ver quién mejor gruñe! ¡Todos ustedes  serán los jueces!

Sellado quedó el desafío. La noche siguiente, la carpa a reventar, que aparece el comediante, medio cuerpo cubierto, y que resuenan unos gruñidos todavía más gruñidos que la noche anterior: ásperos, estridentes, copia fiel del original. Un cerdo perfecto. Un perfecto cerdo. La carpa, engrifada de aplausos. «Señor retador: su turno».

El cual, cuerpo agachado y cubierto con una cobija, apareció en escena,  y ahí arranca su tanda de gruñidos. Ah, decepción; gruñidos eran, sí, pero qué porquería, qué mala copia de gruñidos, todos desafinados, destemplados todos, falsos y sin  gracia ni ingenio; una traición al original, o sea el puerco. Los lugareños:

– ¡Callen a ese ridículo! ¡Bájenlo de los..!

Y aquellos silbidos, y los abucheos, y una que otra de madre, y fue entonces: ahí se alza el payo, ahí se descobija y  aparece, entre sus brazos, un puerco real, un añejón al que se las jalaba, las orejas, y por eso aquel gruñir que los payos tomaron por una mala imitación de gruñidos. A medias del estrado, el lugareño:

– ¡Para que todos ustedes calculen lo buenos jueces que son!

Y colorín colorado. Pero no, que ahí persiste la interrogante: la Cassez, ¿inocente o culpable? ¿Qué? (La justicia.)

¿Inocente o culpable?

Los criminales confesos y los renuentes a confesar. Al ministro Saldívar, de la Suprema Corte, que pugna por sacar de la cárcel a la presunta secuestradora Cassez, dedico la síntesis de un relato de  Gonzalo Fortea que remití hace un año  a los jueces que por escrúpulos de una “duda razonable” exoneraron de su crimen a un Sergio Barraza asesino confeso de Rubí Marisol Frayre, cuyo cadáver descuartizó. Luego de confesar su crimen en el juzgado y pedir perdón a Marisela Escobedo, la madre de la víctima, los jueces absolvieron al asesino descuartizador. ¿Motivo? No contaban con más evidencia que la confesión del asesino. La síntesis del relato:

– Señor fiscal: soy un asesino.

Mi defensor se levantó, indignado: “¡No se reconoce culpable!”

– Pero maté a la víctima.

El juez: “Demuéstrelo. ¿Tiene testigos?” Yo: “No se buscan testigos para cometer un crimen”. El juez: “Quizá a usted le hubiera convenido tener uno. ¿Dónde está el arma homicida?” Yo: “La perdí. Puede que la haya arrojado a una alcantarilla”. El juez: “La zona se registró en su día y el arma no apareció. Tendrá usted que demostrar su crimen”.

El fiscal estaba nervioso. Le hice un gesto como diciéndole: no se preocupe, lo conseguiremos. Se animó: “¿Los motivos del crimen?” Yo: “Robarla, naturalmente. Me encontraba en una situación muy difícil. Hacía dos meses que había perdido mi empleo. Necesitaba dinero para poder comer. Creí que el piso estaba vacío, pero de pronto apareció la señora. La maté para que no se pusiese a gritar”. Mi defensor: “¿Gritar? Paralítica, no podía emitir sonido alguno”. Yo: “No lo sabía. Tuve miedo, perdí la cabeza y la maté”.

– No nos convence, dijo el juez. “¡Ustedes no estaban ahí, y yo sí!”. “Demuéstrelo”, dijo el juez, y el abogado defensor: “Usted afirma que penetró en la casa con intención de robar. ¿Qué fue lo que robó?” Yo: “Nada, no encontré nada”. “La anciana guardaba una importante colección de joyas en uno de los cajones de la cómoda, que no estaba cerrado con llave”.

– Nada encontré.

– ¿Usted nos toma por imbéciles?  La cómoda no fue registrada. No había huellas dactilares.

– Utilicé guantes.

– No se observaba el menor desorden.

Mi abogado defensor: “Señor juez, señores del jurado: el asesinato conlleva pena de muerte.  ¿Vamos a consentir que el acusado se ría de nuestras sagradas instituciones, de la Justicia, y que utilice el dinero y el prestigio del Estado para consumar lo que sería su suicidio? ¿Hemos de volvernos idiotas para creer en su desmañada sarta de absurdos? Observen su rostro cansado. “Es que estoy aburrido.  ¡Ya está bien!”

El juez dio un golpe sobre la mesa: “El acusado se abstendrá de alzar la voz”. Dije: “¡Soy culpable!” “¡Cállese! ¡No invente que es culpable!”

“¡Protesto!”, gritó el fiscal. “¡Denegada la protesta”, sentenció el juez. “Puede retirarse el jurado a deliberar”

– No es necesario, señor juez. Todos estamos de acuerdo.

– Levántese el acusado.

Cuando salí a la calle un hombre se me acercó sonriendo. Era mi abogado defensor, con la diestra tendida. “Enhorabuena”. El fiscal, en cambio, caminaba con la cabeza hundida rumbo al automóvil.

– Maté a la vieja, ¿sabe?, le dije.

– Claro, sí, ¿y eso ahora qué importa?

Subió al automóvil. Yo metí las manos en los bolsillos del saco y me fui a vagabundear hasta la hora de apertura de esos lugares en donde dan sopa gratis a mendigos y desocupados. Estaba a punto de llover.

Mis valedores: este es nuestro país, estos sus jueces, sus asesinos,  su Justicia. Todo esto es México. (Cassez.)

Que lo callen

Las desviaciones psicológicas, mis valedores, las deformaciones de la personalidad. ¿Alguno de ustedes habrá leído Bartleby, donde Melville refiere el  caso del escribano aquel? Cierta mañana, al recibir de su jefe la orden: “Copie estos documentos”, “preferiría no hacerlo”, le contestó Bartleby. Y de ahí en adelante, en una extraña actitud de resistencia pasiva y rotura total del orden establecido, a todo y a todos contestó lo que sería su desgracia:  “Preferiría no hacerlo”. Así hasta un final acorde con tan extraña manía.

Como resultado de una decepción amorosa Edgardo (comedia de Jardiel Poncela) decide nunca más levantarse de la cama, donde transcurre su vida de todos los días, hasta que cierta noche… En fin.

Leí de la chifladura del sabio aquel, personaje incidental de Mascaró, el cazador americano, novela de Haroldo Conti, que lo llevó a perfeccionar una bicicleta voladora con la que se dio a vivir en las alturas y desde su eminencia regodearse en orinar a los viandantes. Y qué decir del protagonista de El barón rampante, novela de Italo Calvino, al que pega la chifladura de vivir trepado a los árboles del bosque ribereño de la ciudad,  sin nunca volver a poner un pie en tierra. Extraño.

Oskar, en El tambor de hojalata, de Grass; un día, a sus pocos años de edad, decide ya no crecer; en plan de adolescente transcurre su vida. El licenciado Vidriera, del autor de El Quijote,  se cree forjado de vidrio y se cuida de que nadie lo vaya a romper. Y a propósito:

A ese otro, al que estoy pensando, yo no le pido que se vuelva de vidrio y viva espantado de que algún tabasqueño me lo vaya a estrellar, ni que en lo alto de una columna viva de hinojos y en oración hasta que levite. No le voy a pedir que decida no alzarse más de su cama y deje en paz mi país. No le habré de pedir que se encarame en algún armatoste volador para que desde allá arriba siga emporcándonos con sus desechos corporales. Yo, de él…

De él sólo hubiera querido que al modo de Bartleby (a cuyo temple no le llega ni al dedo meñique del pie derecho; el izquierdo, que es zurdo) tuviese los hovos del escribano, de modo tal que cuando el gringo le impuso la Iniciativa Mérida o esos contratos de riesgo en PEMEX que tanto lesionan al país y tanto nos lesionan a los mexicanos él, de repente varón de tamaños en su nidal, a las exigencias de Washington hubiese replicado, y no más: “Prefería no hacerlo”. ¿Pero él?

Ah, si al contrario de El barón rampante él ya abandonara la copa, no la de su afición sino la de Los Pinos, que no están para sus pinitos políticos, y dejara ya de andarse por las ramas. Y lo mejor de lo mejor, mis valedores:

Que él, como los monjes cenobitas que yo de seminarista intentaba emular, de aquí al primer día de diciembre intentase hablar con neuronas, no con las  glándulas, salivales y de las otras. Que de aquí a entonces dejara ya de opinar, declarar, recalar, recular, acusar, acosar, atracar, atacar, contra-atacar, desdecirse; que pensara para hablar y no hablara para pensar y darnos a todos en qué pensar, y alarmarnos con esa salivosa diarrea que a todos salpica. Que de aquí hasta diciembre, si es que alcanza a llegar, resistiera la compulsión. ¿Que tantea no poder?  Lavativas de Prozac, tal vez. De ansiolíticos, mejor. Una trepanación, lo máximo. ¿O vamos a seguir aguantando esa su voz, «amigas y amigos», mientras nos miente sobre su guerra particular contra el crimen organizado, que casi  «va ganando» mientras «casi» logra atrapar al Chapo Guzmán? (¡Agh!)

Brigada Carbajal

Décima  Asamblea Ordinaria del partido de marras, que se llevó a cabo en octubre de 1979. Finalizaba la X Asamblea Ordinaria del Tricolor, que por aquel entonces tenía de presidente al veracruzano Gustavo Carvajal. Ahí, ante una claque enfebrecida, a todo micrófono juró a gritos Carvajal:

– ¡Nuestro Partido es un Partido de signo imperial o neocolonialista, y luchamos contra el intervencionismo, la amenaza del uso de la fuerza y la imposición armada que avasallan hombres y naciones!  ¡Un partido que habrá de preservar con acciones concretas la dignidad del hombre, la integridad de la familia y la soberanía de la nación!

La claque: “¡Que siempre sea aceptada – como doctrina ideal – la ideología equilibrada – de nuestro PRI nacional!”

Encarrerado, Carvajal: “¡El PRI quiere tener militantes reales, ser la avanzada de la sociedad mexicana, recoger y apoyar las causas y las demandas efectivas de sus sectores, las mayorías del país! ¡El PRI quiere ser la vanguardia y el impulsor del Estado, no su agencia electoral ni su gestoría politiquera! ¡Quiere ser un partido revolucionario y de vanguardia, profundamente nacionalista, democrático, antiimperialista! ¡Un Partido moderno, a la altura de nuestros días, que entienda e impulse las tareas fundamentales, la militancia eficaz, consciente, y la lucha revolucionaria tenaz, al lado de los grupos mayoritarios de la nación! ¡Un Partido que desecha a los miembros vergonzantes, a los simuladores y a los claudicantes; políticos de máscara que se hacen presentes sólo en momentos electorales y de campaña con el atuendo de priístas!

Brigada Carvajal: «¡Y que viva día con día-con sus hermosos colores -esta digna trilogía -con su historia y sus colores!”

Mientras, en La República, órgano oficial del PRI,  mayo de 1989: “En nuestro partido, democracia y justicia social se corresponden. Porque los tiempos que corren exigen identificación con los desheredados y los humildes. El PRI es el abanderado de las causas sociales. El PRI quiere seguir siendo el partido de la legalidad. El PRI sí tiene una clara definición internacional por la soberanía, la democracia y la equidad. ¡Somos el hoy, la raíz, el horizonte!”

En febrero de 1990, lo publicó la revista española Cambio 16:

“Al comienzo del septenato felipista, tras la victoria electoral de PSOE en octubre de 1982, un alto dirigente del partido, Guillermo Galeote, realizó un comentario tan preocupante como revelador: “Vamos a montar el PRI en España. Vamos a estar veinte años en el poder”. La afirmación fue, ciertamente, para poner los pelos de punta, porque como los lectores saben muy bien, el modelo de democracia a la mexicana no es otra cosa que una dictadura que mantiene en el poder, desde hace más de medio siglo, a la densa burocracia del Revolucionario Institucional, basada en el férreo control de la sociedad, las mas descaradas trampas electorales, la corrupción desbocada y una cierta retórica institucional de izquierdas -que se intensifica en los gestos de su política exterior- corno mero barniz justificador de una supuestas señas de identidad progresistas.

Nada, sin embargo, tan definitorio del estilo de gobernar del PRI, como la corrupción, que alcanza del mismísimo Presidente de la República al más modesto de los funcionarios de Estado. La prensa, casi toda comprada por el PRI, ha gozado de especial atención por parte de esos gobernantes”.

Mis valedores: el PRI ha revivido e intenta el regreso, ¿pero en algo ha cambiado? ¿Cómo, por qué, desde cuando?  (Es México.)

Vengativo dios

Desentrañar los símbolos, mis valedores. Tal es la forma en que podemos entender y aprovechar al máximo las lecciones que nos brindan los mitos. Prometeo y Epimeteo en la mitología griega. ¿Conocen ustedes el mito?

En la más conocida de sus versiones Prometeo roba el fuego del Olimpo y lo obsequia a la humana ralea, que con ese elemento en las manos inicia una civilización que iba a culminar con la atómica sobre  Hiroshima y Nagasaki. La humana condición.

Para castigar la hybris (desmesura) que contra el Olimpo perpetró Prometeo Zeus manda modelar en barro una figura de mujer a la que Atenea infundió la vida con un soplo en la nariz. Pandora la nombran y, venganza divina, Zeus le da la  famosa caja que debía entregar a Prometeo y que sólo él debe abrir. Pero de un enemigo nada bueno puede esperarse.  Prometeo desecha el obsequio, qué bien.

Qué mal, porque deslumbrado por la frutal sota moza se entromete Epimeteo: «Caja y mujer yo sí las recibo». Qué mal, porque la curiosidad vence a esos insensatos, que desobedecen el mandato de Zeus (aquí yo  advierto su paralelismo con la prohibición de Dios a Eva y Adán).  Epimeteo abre la caja, de la que escapan todos los males que chicotean a la humanidad, sólo quedando en el fondo la esperanza. Y así hasta hoy. Mis valedores:

Aquí yo imagino el complemento del mito: «No pude vengarme de «Prometeo. Es un idealista y, como tal, invencible. Epimeteo, por contras,  es un mediocre vil, y los mediocres son vulnerables».

Pues sí, pero por mediocres no valen una venganza divina, por lo que Zeus lo decide: «Ahora habré de vengarme no contra la calidad, sino contra la cantidad que representa esa humana ralea que de forma inmerecida recibió el fuego divino, y que  va a hacer mal  uso del  nuevo don».

Y horror, el castigo. Esa misma caja, que el azorado mediocre Epimeteo aún sostenía en sus manos, el dios la transforma en… (hasta dónde puede llegar la maldad de los dioses.)

– Pero Zeus, que eso significa otorgarles una nueva versión del fuego divino. Hasta el Olimpo  los descendientes de Prometeo elevarán su civilización.

– Pocos son sus descendientes. La de Epimeteo será la ralea que maneje el don, y a lo desastrado.  ¡Ahí va, refuerzo de la TV.,  mi venganza contra los humanos!

Y ándenle con el prodigio. ¿Pues no transformó en computadora la caja de Pandora? Y con celular integrado, internet, I-Pod,  juegos electrónicos, pornografía y demás.

Cumplida venganza de Zeus. Contra los pocos que sacan provecho del prodigio electrónico lo malgastan los muchos, y derrochan y desperdician.  Esa caja de Pandora fue en un principio exclusividad de mediocres adinerados, y de mediocres de medio pelo después, hasta llegar a los  jóvenes ni-nis, a los jóvenes estudiantes y a jóvenes de todo carentes y ávidos de todo. Jóvenes viejos. De espíritu.

Ustedes, mis valedores, los que viajan en el metro y demás  transporte público de aquí y de todo el  país, ¿han observado la metamorfosis de un joven cualquiera? Animoso, vital hace algunos ayeres; platicador, audaz, enamoriscado, el viaje se pasaba observando faldas y minifaldas, y observándolas se pasaba tres, cuatro,  estaciones. ¿Hoy cómo invierte su tiempo de vida? Audífonos en las orejas, jorobado  sobre celular, I-Pod, nintendo. Obsérvenlo:  aislado del mundo, de la realidad, de su tiempo. ¿Qué quedó de aquel joven que absorbía vida por todos sus poros? ¿Dónde clava sus relumbrosos ojillos, si no en la pantalla que convirtió en opiáceo de una vida inútil? Ah, Zeus. (Lóbrego.)

El hoy, la raíz, el horizonte

El Revolucionario Ins. y su celebración de miércoles, mis valedores. De domingo, más propiamente. El pasado 4 de marzo cumplió el susodicho 83 años de vida, y los celebró dentro del más estridente de los optimismos de cara  a las elecciones del próximo 1o. de julio. Muy explicable, si nos atenemos a la manipulación politiquera que remece los cimientos del país, la que hasta el día de hoy parece favorecerlo. El PRI, juran encuestas y sondeos de opinión, puede ganar los comicios del próximo 1o. de julio. Aberrante, sí, ¿pero las otras opciones para el sufragante?

Recuerdo la escandalera que alzó una X Asamblea Ordinaria del partido de marras, que se llevó a cabo en octubre de 1979. Finalizaba la X Asamblea Ordinaria del Tricolor, que por aquel entonces tenía de presidente al veracruzano Gustavo Carvajal. Ahí, ante una claque enfebrecida, a todo micrófono juró a gritos Carvajal:

– ¡Nuestro partido es un partido revolucionario y de vanguardia. Nuestro partido es profundamente nacionalista, democrático y antiimperialista! ¡Es un Partido que como consecuencia de la Reforma Política ha sido elevado al rango constitucional de institución de interés público!

¡El nuestro es un Partido revolucionario, porque habiendo surgido del movimiento social de 1910, sostiene la voluntad de cambio y transformación de la sociedad, que alienta en el pueblo de México y en sus instituciones! ¡Es un Partido de vanguardia, porque saliendo al encuentro de las aspiraciones y exigencias del pueblo, abandera y guía sus luchas reivindicadoras!

Delirante, la  Brigada Carvajal: ¡Hoy surge para la Historia – de nuestro PRI nacional – luz de esperanza y de gloria – en el hombre probo y leal!

El tal: “¡Nuestro Partido es un Partido nacionalista, porque somos nosotros, sus integrantes, los que resolvimos crear con nuestras propias ideas, recursos y experiencias, el instrumento de lucha para alcanzar y acrecentar la emancipación política y académica del país, entendiendo el poder como herramienta para servir los intereses exclusivos de la Nación..!”

¡Un Partido democrático, porque entendemos y practicamos la democracia como un sistema de vida igualitario económica, social y culturalmente, y porque siendo sus integrantes políticamente iguales y con derechos y responsabilidades semejantes, estamos convencidos de alcanzar el consenso y tomar decisiones por mayoría de votos y mayoría de razón, uniendo así valores de cuantía y calidad que a todos nos obligan!

La Brigada Carvajal: “¡Es imperativo actual – para México integrado – que Gustavo Carvajal – llegue a ser hoy confirmado! – ¡En esta evaluación tan importante- hoy se afirma la lealtad – que el trabajo, dicha palpitante” – siga avante con Carvajal!

El susodicho: ¡El nuestro es un Partido antiimperialista, porque habiendo el pueblo pagado tan alto costo por su independencia y derecho a tener patria, rechazamos todo intento de sumisión política, económica y cultural.  ¡Nuestro Partido es un partido antiimperialista. Rechazamos todo intento de sumisión política, económica y cultural; cualquiera que sea su lema o procedencia; reprobamos toda manipulación, intromisión o sojuzgamiento hegemónicos, de signo imperial o neocolonialista, y luchamos contra el intervencionismo, la amenaza del uso de la fuerza y la imposición armada que avasallan hombres y naciones! ¡Un Partido apoyado en los obreros, los campesinos, la clase media progresista, la juventud y por último, la mujer!

Por último, dijo.  (Mis valedores: esto sigue mañana.)

De magia y encantamiento

Estas son las mañanitas que cantaba el rey Gabriel. Para el celebérrimo de Aracataca Cien años de soledad se le han tornado cien años de compañía sin fronteras. A la hora de conmemorar sus 85 años de vida no se escoge una fecha determinada, sino que se toman días y el festejo no tiene para cuando acabar. García Márquez.

Estas son las mañanitas que el mundo entona al universo de magia y encantamiento que García Márquez ha construido con el material de los sueños, esas fabulaciones que resultan ser hijas legítimas de lo real maravilloso con que el autor vino a toparse, según propia confesión,  en La metamorfosis de Kafka y Pedro Páramo, de Juan Rulfo, entre otros autores.

 García Márquez. Cien años de soledad es el Quijote del siglo XX, como lo afirman sus estudiosos, que algún editor mexicano desechó por enrevesado, y que a partir de su publicación se editó al ritmo de una reimpresión por semana, hoy  traducido a 40 idiomas. Están, para al autor, todas sus obras de ficción, soberbias, si nos desentendemos, a mi juicio muy personal,  de las Memorias de mis putas tristes.

García Márquez. Ahí está, festejándolo, su soberbio trabajo periodístico, con el Relato de un náufrago y todos los demás. (Porque la desconozco no me hago una idea de su única obra de teatro: «Diatriba de amor contra un hombre sentado». Conozco, por contras, una de sus obras primerizas, que el colombiano entregó a Francisco Zendejas, con una muy humildosa dedicatoria manuscrita, y que el crítico solapero desechó. De una librería de viejo rescaté la novela. Por María de mi corazón conozco en persona al colombiano.)

Preseas, homenajes, reconocimientos, festejos: incontables, aquí y allá. Pero también tres, cuatro golpes en la vida hazañosa del hombre de Aracataca: cuatro golpes que han trascendido recibió hasta ahora en vida: el primero de ellos su amistad con Fidel Castro, contra la que han protestado tantos enemigos del comandante, como el escritor cubano Reinaldo Arenas, ya fallecido, que en su libro de memorias titulado Antes que anochezca señala que en 1980 García Márquez acompañaba a Castro mientras éste pronunciaba un discurso en el que acusó de «chusma»  a refugiados asesinados en Perú. Desconozco tal episodio.

Otro golpe: debido a sus opiniones sobre el imperialismo norteamericano fue considerado subversivo y se le negó la entrada a Estados Unidos. Cuando Bill Clinton llegó a la Casa Blanca declaró que Cien años de soledad era su novela favorita. Se le levantó de inmediato la prohibición de entrar a EU.

Un golpe más: en 1999 le fue diagnosticado un cáncer linfático. La reacción del autor de Crónica de una Muerte anunciada:

«Hace más de un año fui sometido a un tratamiento de tres meses contra un linfoma, y hoy me sorprendo yo mismo de la enorme lotería que ha sido ese tropiezo en mi vida. Por el temor de no tener tiempo para terminar los tres tomos de mis memorias y dos libros de cuentos que tenía  a medias, reduje al mínimo las relaciones con mis amigos, desconecté el teléfono, cancelé los viajes y toda clase de compromisos pendientes y futuros, y me encerré a escribir todos los días sin interrupción desde las ocho de la mañana hasta las dos de la tarde».

El cuarto golpe fue El amor en los tiempos del cólera: el descontón alevoso que por mitotes y chismarajos de buenos amigos le propinó Mario Vargas Llosa, que  lo dejó tirado en el piso. Fue El otoño del patriarca.

Gabriel García Márquez. Estas son las mañanitas y enhorabuena.  Qué más. (Qué mejor.)

Del esperpento

La cita reciente del columnista, que alude al viaje de  López Portillo a Madrid, me llevó a la efeméride y a la reflexión de que hoy, cuando menos, ya no ocurren tales excesos.

Fue en octubre de 1977. López Portillo anocheció en Los Pinos y fue a amanecer en España, siempre con Luz y Alegría, pero también con las arracadas de Carmen Romano, su piano de cola y su cola de cadetes, director orquestal, secretario particular, servidumbre y Uri Geler.

López Portillo visitaba España, pero no en plan  discreto, austero y decoroso como cuadra al representante de un país pobre y empobrecido; no al modo como Felipe o Juan Carlos visitan México, sino a lo barroco, tropical, subdesarrollado. Fue aquel un viaje cargado, recargado de pompa(s) y circunstancias, muestrario de lo pomposo y abigarrado, rumboso, rimbombante y esperpéntico. JLP se llevó entre las espuelas su corte de los milagros apilada en flotillas de aviones de redilas atascados de políticos, reporteros y periodistas, intelectuales y faranduleros, mariachis y bataclanas, tunas y  rondallas, Lolas Beltrán y Pedros Vargas,  caricaturistas y cocineros, nanas, queridas, chichiguas, y todos los gastos páguenlos las masas sociales.

Comentó el periodismo el alarde de gusto payo y nulo decoro del viaje de marras.  El Nacional: ¡Fiebre en Madrid! ¡JLP sacude al pueblo español! Novedades: ¡La voz del hijo grande en la casa materna! Excélsior: ¡Quetzalcóatl en España. Cuatro décadas de espera!

Y un Montenegro: “El Sr. Presidente don José López Portillo llega a la Península después de 40 años de espera, imitando la luminosa estela de Quetzalcóatl».

El Sol: Parafraseando a García Lorca y a Hemingway: estandartes y faroles invaden las azoteas, y España es hoy, con la presencia mexicana…¡una fiesta! En El Heraldo, un Tardiff: “Con clara sonoridad de barítono, sin recursos oratorios ni frases lapidarias, desató don José López Portillo el torrente de la historia de las instituciones y el derecho español”.

Lo comentaba, adulón, un Rafael Solana, cantor de primeras damas: “Un equipo numeroso y preparado, de gente muy experimentada y capaz, precedió al Lic. JLP y le preparó el terreno para que a su llegada y su permanencia en Madrid tuviesen una resonancia que sin duda han superado, en mucho, a la de otros Mandatarios. La villa del oso y del madroño resonó, vibró, atacada en varios frentes, incitada desde diversos ángulos: los reyes en el aeropuerto, y en el helicóptero, las dos grandes cenas de Estado, el aparato cortesano de las visitas, las academias y sus envidiables honores, los mariachis en la Plaza Mayor, los cantares más populares de la música mexicana en el séquito, y golpe el más vigoroso y el más resonante, la exposición de arte, bien anunciada y rica en joyas de gran valor intrínseco, que no han podido menos que despertar algo más que interés, verdadera conmoción en Madrid”.

 Ovaciones: “¡Primeros logros: empresas México-españolas  para explotar nuestra riqueza petrolera! ¡España aportará barcos y tecnologías! ¡Nosotros, los mares y litorales”.

Pues sí, pero en el matutino Melchor Adalid: “¿Cuánto costó el viaje? ¿Cuántos fueron? ¿Cuántos regresaron? ¿Cuánto gastaron? ¿Cuándo nos dará cuentas?” Y desde Madrid Juan Ibarrola Jr.: “La situación la pintó llegando al Palacio de Oriente –severa y fría recepción- un edecán militar español, quien tocado de boina vasca se llevó la mano a la frente y al ver la comitiva, dijo: Hostias, y pensar que faltan todavía siete días…”

Clama el poeta: Mi país. (Ah, mi país.)