La corte de los milagros

Y qué acción gubernamental, por más atroz que resulte, no va a ser «justificada» por los intelectuales orgánicos. La matanza de estudiantes por orden de Echeverría, pongamos por caso. El contexto histórico:

“Al llegar a la México-Tacuba se escuchó un disparo de lanzagranadas y aparecieron unos mil halcones que portaban macanas, varillas forradas y garrotes de bambú. Sus cargas eran respaldadas por descargas de gases lacrimógenos. Venían armados con metralletas, fusiles automáticos M-1, M-2 y M-16. Comenzaron a caer compañeros. Muertos unos, otros heridos.

Estudiantes destruyen una panel de la policía; otros toman un camión con el que tratan de embestir a los halcones. Son ametrallados. Los halcones asaltan a balazos el Rubén Leñero y se llevan a varios heridos».

Los halcones se entregaban a la persecución, a la masacre, a la caza de seres humanos y al saqueo y la destrucción, con la complacencia de los granaderos.

Halcones, estudiantes, Echeverría. De la masacre del 10 de junio, mis valedores, ¿qué opinaron desde el día siguiente obispos y periodistas, políticos e intelectuales? El            propio

Echeverría, hoy encuevado en la impunidad, se manifestó frente a unos encrespados periodistas que le reclamaban la masacre:

– ¡Si ustedes están indignados yo lo estoy más!  ¡Yo deploro y condeno los acontecimientos en los que varios jóvenes perdieron la vida!

Y el embuste que en su guerra fallida contra el narco usa Calderón:  «¡Que los mexicanos no se dejen sorprender por movimientos opuestos entre sí, ambos evidentemente minoritarios, cuyo único objetivo es la anarquía! La institución encargada dará todos los pasos que se requieran para tocar el fondo del asunto y detener a los culpables. En cuanto la investigación haya llegado a sus conclusiones ¡yo  tomaré las medidas oportunas lo antes posible!»

Carlos Fuentes: «Con la renuncia de Martínez Domínguez el Presidente de México ha demostrado quién es el Presidente: ¡Echeverría, señores!»

Y voceros del PRI: «Algunos grupos, sin tesis ni bandera, pretenden trastornar el orden público. ¡No lo permitiremos!»

Monseñor José Garibi, cardenal arzobispo de la diócesis de Guadalajara:

– Exhorto a los jóvenes a que reclamen lo que sea justo, pero siempre por los caminos legales. Es de lamentarse que los jóvenes de quienes México espera mucho, tomen caminos equivocados. Que estos muchachos, llenos de entusiasmo, de optimismo por la vida, tomen un ideal digno de ellos.

Sobre Echeverría, autor de la maniobra de excarcelar dirigentes del 68 para cooptarlos y que desde dentro desmantelasen los logros del movimiento estudiantil, Heberto Castillo, dirigente del 68 recién excarcelado y más tarde colaboracionista del gobierno del matancero:

– ¡Compañeros: yo estoy  a favor de las medidas tomadas por el presidente Echeverría! ¡Esto revela que podemos avanzar y actuar luchando por la vía legal. ¡Las brechas para el diálogo democrático están abiertas, debemos transitarlas! ¡No empujemos al Presidente al lado de los sectores más reaccionarios!

Carlos Fuentes, intelectual:

– Después de los sucesos del 68 Echeverría no tenía sino dos opciones: una era reprimir, otra era democratizar. Creo que evidentemente no ha tomado el camino de la represión, sino el de la democratización, un camino en bien del país. Afortunadamente, creo que los hechos de hoy nos dan una enorme esperanza de que el camino de la democratización ha triunfado. ¡Echeverría, señores! ¡Echeverría o el fascismo!

Mis valedores:  es México. (Nuestro país.)

Hora cero

Rivera de San Cosme, 10 de junio de 1971. En Jueves de Corpus sangriento lo cuenta uno de los halcones:

“¡Y llegó la hora cero! Cuando faltaban siete minutos para las cinco de la tarde arrancó la descubierta de la manifestación. Se empezó a escuchar el grito de guerra: ¡México…libertad! ¡México… libertad!

La contraparte: «Los nuestros ripostaron: ¡Viva Nuevo León! ¡Viva el che Guevara! ¡Libertad para los presos políticos!

A las 3:45 p.m. advertimos que había mucha vigilancia policíaca. Caminamos rumbo a la Av. Instituto Técnico y al cruzar Nogal la observamos invadida por camiones de bomberos, carros de agentes y policías de tránsito. Seguimos caminando rumbo a la México-Tacuba, en la que divisamos transportes de granaderos y 5 tanques, y en ambas contraesquinas del cine Cosmos grupos numerosos de jóvenes armados con palos y en actitud provocadora. Vimos a unos militares que, al parecer, daban las órdenes y controlaban a todos los elementos policíacos y a los grupos de choque”.

El halcón: “Salíamos de nuestra trinchera. Yo había recorrido lo que sería el campo de batalla y me había cerciorado de que no había gente sospechosa en los  pasillos donde metí a los halcones armados con metralletas y pistolas. Esas vecindades cercanas son de lo más estratégicas por angostas y semioscuras. Me agradaron unas rejitas de una casa desde las cuales se puede disparar como si fueran trincheras. La orden que nos dio El Fish”:

– ¡Pártanles todita la madre! Ah, pero a los periodistas patadas, golpes y romperles las cámaras. A ellos ni un balazo, ni una cuchillada.

El estudiante: “Al llegar a la México-Tacuba se escuchó un disparo de lanzagranadas, e inmediatamente aparecieron, de atrás de los granaderos, unos mil halcones divididos en seis grupos, que portaban garrotes de bambú de dos metros, macanas y varillas forradas. Sus cargas eran respaldadas por descargas de gases lacrimógenos”.

Uno de los halcones que rociaron de víctimas la Rivera de San Cosme: “A mí me sudaban las manos. Tenía seca la boca. Venían como diez mil estudiantes y gente del pueblo. Nada mansos se notaban. Algunos traían metralletas, palos, cuchillos, unos bultos. ¿Granadas de mano? Di el grito: ¡Halcones! ¡Halcones!”

El estudiante: “Oímos los gritos del grupo armado con palos. Iba por el cine Cosmos. Luego se oyeron los primeros disparos. De pronto parecía que los disparos provenían de todas partes».

El halcón: “Unos estudiantes destruyen una panel de la policía; otros toman un camión con el que tratan de embestirnos. Los repelemos. Al ataque con todo. De atrás escuché el tableteo que hizo caer a medio metro de mí a un halcón herido con cuatro balas en la espalda y nuca. Ahogándose en su sangre que vomitaba con fuerza, pues estaba herido en los dos pulmones, me rogó:

– ¡Ayúdame… no me dejes… ayúdame, hermanito..!”

La visión, la versión del estudiante: “Los halcones ahora volvían al ataque armados con metralletas, fusiles automáticos M-1, M-2 y M-16. Comenzaron a caer muchos compañeros. Muertos unos, otros heridos. Los halcones se entregaban al saqueo y la destrucción, con la anuencia de los granaderos. Después de saquear algunas casas y hasta secuestrar a sus moradores, incluso con todo y niños, comenzaron a aparecer más halcones en las azoteas, disparando a diestra y siniestra”.

Como remate de la jornada: “Los halcones asaltan a balazos el Rubén Leñero y se llevan a varios heridos».

¿Y Echeverría? ¿Y la justicia?  ¿Y México? (Qué país.)

El halconazo

Diez de junio, 1971-10 de junio, 2012. Paisanos, tengan presente, no se les vaya a olvidar. No olviden que fue un día como el próximo domingo cuando, después del 2 de octubre de 1968 en Tlatelolco, el Poder volvió a regar de sangre el espacio público. De la masacre del 10 de junio existe, claro, un culpable, y el culpable vive todavía, y vive ahí nomás, encuevado al arrimo de San Jerónimo y de la selectiva aplicación de las leyes en este país. Es México. Mis valedores:

Por revivir la memoria histórica en algunos de ustedes, si ello es posible, aquí les doy, como lo vengo haciendo desde hace años por estas fechas,  pormenores del halconazo que iba a enrojecer de sangre derramada la ciudad capital. ¿Lo recordará Echeverría? Según lo escribe uno de los halcones en su libro de pastar rojas:

Tensos y preparados, la adrenalina en ebullición, El Fish y compinches velaban armas. Su carrera de violencias, que años antes arrancó en el Depto. del DF para desalojar el ambulantaje del Centro Histórico, culminaba con la misión del 10 de junio de 1971: atacar estudiantes en la vía pública. Si al costo de heridos, qué importa. De muertos y desaparecidos, mejor. Urgía un escarmiento. Paisanos, tengan presente, no se les vaya a olvidar.

Los halcones. Miro en el libro sus fotos, media plana cada rufián. Dieciocho a veintitantos años de edad. Tiernos, sí, pero ya endurecidos, muestran su catadura insolente de retadoras pupilas que miran de frente como para la ficha signalética. Años más tarde, aquel Jueves de Corpus sangriento los  llamó El Fish, su jefe:

“Habla a los halcones. Vamos a trabajar de nuevo”. “¿Con el gobierno?” “¡No! –me dijo casi gritando-. Vamos a servir de brigadas de choque para los más ricos de México. Están aterrorizados con el avance del comunismo en la UNAM, en el Poli, en las Normales y en toda la población. Ellos nos van a pagar. Los ricos no tienen alma apostólica. No perdonan. Fueron injuriados en público y, con la caída de Elizondo, lesionados en sus intereses. Están sedientos de venganza.

Los estudiantes iban a injuriar a LEA, a cometer atropellos y a provocar la represión del ejército y de la policía, desacreditados por la masacre de Tlatelolco. Ellos no reaccionarían, pero nosotros sí. Los haríamos pedazos”.

Un día antes los jefes ultimaron detalles. Habían alquilado un cuarto enfrente de la Normal para tener derecho a la azotea y atisbar los movimientos del enemigo, y alquilado cuartos vacíos, realizado inspecciones estratégicas y obrado según las órdenes recibidas. Tres años antes se había perpetrado la matanza de Tlatelolco. Ahora se preparaba la movilización de estudiantes en apoyo a la Univ. de Nuevo León y en repudio al gobernador. Exigencias a LEA, las consabidas: ¡Democratización de la enseñanza! – ¡No a una reforma educativa antidemocrática! – ¡Democracia sindical! – ¡Libertad a todos los presos políticos del país! – ¡Cese de Elizondo!

La Alianza Popular Estudiantil había distribuido folletos en donde se especificaba, y esto da idea del clima ominoso y la gravedad que presentían los “marchantes”: Ir a la manifestación con gente conocida. Si se incorpora a la mitad busque un grupo conocido. No lleve libreta de direcciones. Avisar a alguien para que notifique en caso de desaparición. Organízate internamente con las gente que conoces. No dejarse provocar.

¿Sospecharían algunos que vivían la víspera de su muerte violenta, y otros más que serían desangrados, desgarrados, desaparecidos hasta el día de hoy? (Sigo después.)

Atenco, factura pendiente

Estoy mirando las fotos, y el espeluzno: cabezas resquebrajadas, rostros amoratados, bocas que chorrean sangre, manos y bocas a la defensiva. Golpes, maltratos, manoseos nauseabundos a la intimidad de algunas mujeres, extranjeras varias de ellas, a manos, a dedos, a hormonas encabritadas de los policías de un mediocre Peña Nieto puntero en la carrera presidencial. Miro este cuerpo tronchado y ese que, macerado a leñazos de tolete y culata de rifle, cae de rodillas, codos y frente contra el asfalto. A ese otro  cuatro de uniforme derriban a garrotazos, y ese  llevan a rastras. Hago a un lado las fotos y me pongo a pensar: cuánto hacía que  hasta antes del Verbo Encarnado y su cementerio particular (el territorio patrio) las primeras planas no se habían empapado hasta grado tal. Sangre de humano. Atenco.

Fue en el 2006, los días tres y cuatro de mayo, cuando una venta de flores se convirtió en la guerra florida de los machetes, con la brutal incursión de los uniformados de Peña Nieto, lobo con piel de humanista y máscara de demócrata cuya respuesta a los requerimientos de 132 estudiantes universitaria hace un par de semanas fue una mala copia del autócrata Díaz Ordaz:

– ¡Para eso tiene el Estado el monopolio de la fuerza legal, para ejercerla cuando las circunstancias lo ameritan!

Ahí comenzó a pagar su deuda por el crimen de Atenco, aunque todavía no al precio de las atrocidades que perpetró con su horda de sicópatas de la «violencia legal». El ejecutor intelectual de un asesinato y un delirio de sangraduras encabeza las preferencias en la carrera presidencial. Tal es el poder de Televisa; tal es la desmemoria de las masas sociales. Peña Nieto.

Todo se inició un día de tianguis en Texcoco. La venta de flores por parte de algunos comerciantes de San Salvador Atenco derivó en una guerra florida de fulgurantes rencores, violencia aberrante y sangre desparramada. Resecos yerbajos en aquella pradera, una chispa bastó, y unas flores, para convertir Atenco en hornaza que estalló entre unos machetes enardecidos y unos sicópatas disfrazados con uniforme policíaco al mando de un Peña Nieto que ahora amenaza con encuevarse en Los Pinos. Es México.

Ahí quedan los restos de una violencia que el Díaz Ordaz de masquiña provocó en Atenco: los enjuiciados no fueron los de uniforme, no fue el autor intelectual; fue un Ignacio del Valle, dirigente del Frente del Pueblos en defensa de la Tierra, condenado con varios de sus compañeros, libres el día de hoy, a más de un siglo de prisión. Fue  una América del Valle tiempo después refugiada en la sede de alguna embajada. Aberrante.

Tal es la justicia en México. Tal  es el sañudo violador los derechos elementales de los habitantes de aquel caserío. Tal es la desmemoria de las masas sociales, que a la manipulación aplastante  de Televisa lo mantienen como posible sucesor del Verbo Encarnado. «Para  tiene el Estado la violencia legal». Peña Nieto.

Pero ante la pasividad y la indiferencia de quienes se disponen a votar: América del Valle sentenció a los agresores, comenzando con el de la «violencia legal»:

– ¡Que esos perros  se cuiden las espaldas, porque mañana, porque  hoy mismo, el muerto será uno de su lado. El pueblo de San Salvador Atenco tiene licencia para machetear a cualquier militar, policía o granadero!

Año del 2006, tres y cuatro de mayo. Paisanos, tengan presente, no se les vaya a olvidar. No, cuando menos, el primero de julio próximo. ¿O tal vez..? Es Atenco, es Peña Nieto,  son ustedes (Es México.)

¿Inocente o culpable?

Los criminales confesos y los renuentes a confesar. Al ministro Saldívar, de la Suprema Corte, que pugna por sacar de la cárcel a la presunta secuestradora Cassez, dedico la síntesis de un relato de  Gonzalo Fortea que remití hace un año  a los jueces que por escrúpulos de una “duda razonable” exoneraron de su crimen a un Sergio Barraza asesino confeso de Rubí Marisol Frayre, cuyo cadáver descuartizó. Luego de confesar su crimen en el juzgado y pedir perdón a Marisela Escobedo, la madre de la víctima, los jueces absolvieron al asesino descuartizador. ¿Motivo? No contaban con más evidencia que la confesión del asesino. La síntesis del relato:

– Señor fiscal: soy un asesino.

Mi defensor se levantó, indignado: “¡No se reconoce culpable!”

– Pero maté a la víctima.

El juez: “Demuéstrelo. ¿Tiene testigos?” Yo: “No se buscan testigos para cometer un crimen”. El juez: “Quizá a usted le hubiera convenido tener uno. ¿Dónde está el arma homicida?” Yo: “La perdí. Puede que la haya arrojado a una alcantarilla”. El juez: “La zona se registró en su día y el arma no apareció. Tendrá usted que demostrar su crimen”.

El fiscal estaba nervioso. Le hice un gesto como diciéndole: no se preocupe, lo conseguiremos. Se animó: “¿Los motivos del crimen?” Yo: “Robarla, naturalmente. Me encontraba en una situación muy difícil. Hacía dos meses que había perdido mi empleo. Necesitaba dinero para poder comer. Creí que el piso estaba vacío, pero de pronto apareció la señora. La maté para que no se pusiese a gritar”. Mi defensor: “¿Gritar? Paralítica, no podía emitir sonido alguno”. Yo: “No lo sabía. Tuve miedo, perdí la cabeza y la maté”.

– No nos convence, dijo el juez. “¡Ustedes no estaban ahí, y yo sí!”. “Demuéstrelo”, dijo el juez, y el abogado defensor: “Usted afirma que penetró en la casa con intención de robar. ¿Qué fue lo que robó?” Yo: “Nada, no encontré nada”. “La anciana guardaba una importante colección de joyas en uno de los cajones de la cómoda, que no estaba cerrado con llave”.

– Nada encontré.

– ¿Usted nos toma por imbéciles?  La cómoda no fue registrada. No había huellas dactilares.

– Utilicé guantes.

– No se observaba el menor desorden.

Mi abogado defensor: “Señor juez, señores del jurado: el asesinato conlleva pena de muerte.  ¿Vamos a consentir que el acusado se ría de nuestras sagradas instituciones, de la Justicia, y que utilice el dinero y el prestigio del Estado para consumar lo que sería su suicidio? ¿Hemos de volvernos idiotas para creer en su desmañada sarta de absurdos? Observen su rostro cansado. “Es que estoy aburrido.  ¡Ya está bien!”

El juez dio un golpe sobre la mesa: “El acusado se abstendrá de alzar la voz”. Dije: “¡Soy culpable!” “¡Cállese! ¡No invente que es culpable!”

“¡Protesto!”, gritó el fiscal. “¡Denegada la protesta”, sentenció el juez. “Puede retirarse el jurado a deliberar”

– No es necesario, señor juez. Todos estamos de acuerdo.

– Levántese el acusado.

Cuando salí a la calle un hombre se me acercó sonriendo. Era mi abogado defensor, con la diestra tendida. “Enhorabuena”. El fiscal, en cambio, caminaba con la cabeza hundida rumbo al automóvil.

– Maté a la vieja, ¿sabe?, le dije.

– Claro, sí, ¿y eso ahora qué importa?

Subió al automóvil. Yo metí las manos en los bolsillos del saco y me fui a vagabundear hasta la hora de apertura de esos lugares en donde dan sopa gratis a mendigos y desocupados. Estaba a punto de llover.

Mis valedores: este es nuestro país, estos sus jueces, sus asesinos,  su Justicia. Todo esto es México. (Cassez.)

De la mujer

“Hemos vivido por siglos en una cultura sexista, discriminatoria de la mujer, creada por una sociedad patriarcal que se originó en las primeras divisiones del trabajo y se consolidó al surgimiento de la propiedad privada”.

Ocho de marzo, Día Internacional de la Mujer, vale decir: fecha en que día en que la mala conciencia del macho festeja a su víctima. Y a propósito: todavía en los 20s. en nuestro país la mujer debía guardar silencio, hablar sólo cuando se le preguntase algo, limitarse al lavado de trastes y cocinar. “No les anden dando alas a las viejas, clamaba un funcionario; luego van a querer hasta votar a nivel nacional, meterse a la política y traer a otras bravuconas como ellas para que armen pleitos rancheros a diestra y siniestra”.

Lúcido, Octavio Paz:

“La opresión de la mujer sólo ha podido sostenerse con el reforzamiento continuo de una ideología que es impuesta y reforzada a través de las instituciones, las leyes, la familia, la educación y los medios masivos de comunicación!”

Irónica,  una bailarina de profesión:

Por qué, para qué día de la mujer. Yo cada día veo más prostitución. Niñas desde los 14 años como prostitutas, drogadictas, limosneras, limpiaparabrisas. Cada día descubro una ciudad donde nos debemos cuidar de los rateros y violadores casi tanto como de los policías. Veo que se hace más agresiva la convivencia social porque los valores humanos se van perdiendo. ¿Día Internacional de la Mujer? Bah…”

Lo que debe  la mujer a los beatos del Verbo Encarnado:

– Quedaron muy atrás los años en que la libertad de las mujeres capitalinas se expresaba en un tránsito seguro a cualquier hora por el DF. ¿Quién de nosotras se atreve a ir a una fiesta sola y al salir pararse en una esquina a esperar un taxi? ¿Quién de nosotras está segura, bien o mal vestida, joven o madura, de día o de noche, en automóvil o a pie, en esta ciudad? Sobre nosotras se ejerce un poder opresivo que se manifiesta, en sus grados más extremos, en la violencia física y, más acentuadamente, en actos de violación sexual.

La vocera del Inst. Nal. de la Mujer: “En Michoacán, para poder trabajar, la mujer tiene que pedir permiso a su esposo. En México, el abuso sexual de menores no es considerado como delito grave. En la legislación de 24 Estados hay figuras discriminatorias y vejatorias de los derechos de la mujer, a grato tal que mucho más penado que una violación es el robo de ganado”.

La mujer se lo debe al gobierno: “Antes enviábamos a nuestras hijas por la leche de Liconsa, pero cuántas no fueron violadas en el microbús, se queja un ama de casa. Ahora hacemos el viaje nosotras mismas, al fin que ya no somos señoritas. Pero el terror está en que nos vayan a contagiar de SIDA».

Feminicidios en Cd. Juárez. En 2003 el entonces gobernador de Chihuahua,  Patricio Martínez: “Lo único que en mi sexenio ha ocurrido y ocurre son demasiados problemas conyugales y sentimentales, que derivan en homicidios. De ahí que yo ya haya exhortado a no dirimir estas diferencias con asesinatos”.

Día Internacional de la Mujer. La joven violada, al juez:

“Yo luché contra ellos, se lo juro…” Imposible contener el llanto. “Al sentirme violada me abandoné… traté de no pensar… de que pasaran rápido aquellos minutos tan largos –languidece toda ella-. Tan largos…”

Norberto Rivera, cardenal de la Iglesia Católica,  desde el púlpito: “¡La mujer violada que se atreva a abortar queda automáticamente excomulgada y debe ir a dar con sus huesos a la cárcel!”

(México.)

¡Quémenlos vivos!

Reforma, 14 de febrero. «El amor que José Manuel sentía por su novia lo llevó, junto con dos de sus amigos, a una terrible muerte (…) Pocos en San Mateo Huitzilingo sabían con exactitud lo que ocurría la noche del viernes, pero ante los gritos que se multiplicaban de ¡mátenlos, son secuestradores!, no dudaron en descartar su ira contra tres albañiles. Ahí los traían arrastrando, todos lastimados…»

El linchamiento, mis valedores. Esa es la mortal diferencia entre las masas y el hombre de ideales. Al tornarse hombre-masa, afirma el especialista, el individuo desciende varios peldaños en la escala de la civilización. Por el solo hecho de integrarse a una multitud y formar parte de ella, el individuo se aparta del proceso «civilizatorio» para despeñarse en el salvajismo. “Aislado era hombre culto; en multitud es un instintivo, y por eso mismo un bárbaro. Tiene espontaneidad, violencia, ferocidad, entusiasmos y heroísmos de los seres primitivos. Es como si su creatividad, su espíritu de idealista se disolviera en la colectividad”.

Y sí, es en tales circunstancias cuando el individuo pierde su personalidad consciente y dentro de la masa acomete los actos contrarios a su carácter y costumbres. El hombre-masa está hipnotizado, fascinado por obra del hipnotizador, y queda en sus manos; su personalidad consciente desaparece; su voluntad y discernimiento son abolidos; sus sentimientos y pensamientos se orientan según el manipulador de la masa; él pierde la conciencia de sus actos; ya no es un ser consciente,  ya forma parte de una masa inconsciente. Ya es un autómata sin voluntad. A propósito…

Estoy mirando la foto que ilustra un linchamiento más, y qué clase de foto: un rostro tumefacto, desfigurado, rota la nariz, inflamados los mofletes y desflorados los labios. Roberto es su nombre, y Alamilla Negrete sus apellidos. En este individuo los vecinos de San Miguel Ajusco se cobraron un agravio descomunal, y se lo cobraron con una golpiza bestial y un amago de linchamiento, de desgarrarle la vida a golpes y chorros de gasolina. Este Roberto ni con la vida pudiese pagar el agravio que infirió a toda la comunidad de San Miguel Ajusco: intento de asalto a los pasajeros de un microbús. Mortífero.

“¡A echar a vuelo todas las campanas! ¡A matar, a descuartizar! ¡A hacernos justicia por propia mano!”

 Otumba, Méx. Habitantes del municipio de Otumba golpearon e intentaron linchar a dos hombres, entre ellos a un agente ministerial, que fueron a aprehender  a un profesor acusado de actos libidinosos.

Macabro, sí, y  es que cuando las pasiones más primitivas, exacerbadas hasta el paroxismo, se congregan en multitud, la masa se vuelve versátil, impulsiva; guiada sólo por lo inconsciente y visceral, que obedece a impulsos del más variado valor moral, nobles o bajos, valientes o cobardes. “Una muchedumbre de cobardes es una muchedumbre valiente. Integrada por individuos que sean  tímidos o cobardes, la multitud es capaz de realizar las acciones más valientes o las más reprobables, porque pensamientos y actos del individuo son los de la multitud, pero una multitud que no sabe pensar por cuenta propia, de modo tal que es fácil llevarla ejecutar acciones contrarias a su propio interés y hasta a su instinto de conservación».

San Fco. Chimalpa.  “Enardecidos por el intento de violación  a una joven de 16 años de edad, vecinos de esta localidad pretendieron linchar a Julio César Luna, de 22 años. Golpeado por los vecinos, la policía logró rescatarlo”.

(México.)

“No nos asustan los muertos”

La memoria histórica, mis valedores, que no se nos vaya a morir. Hoy, después de la sangre que se acaba de derramar en la Autopista del Sol, en Guerrero, traigo al recuerdo la masacre del Vado Aguas Blancas, Mpio. de Coyuca de Benítez, Gro., donde en junio de 1995 la Policía Motorizada destazó  las carnes de hasta  17 militantes de la Organización Campesina de la Sierra del Sur, a la que diezmaron a fuego, sangre y dolor en un tiradero de cadáveres y heridos que aventó al duelo a deudos, viudas y huérfanos. Presente en la carnicería, aquel a modo de representante oficioso del gobierno de Rubén Figueroa Alcocer, un Sotomayor Espino, Rodolfo, sub-procurador del Estado.

Secretario general de gobierno era J. Rubén Robles Catalán, y Antonio Alcocer Salazar el Procurador de Justicia estatal. Hoy día, a 26 años justos de los asesinados en la Autopista del Sol (no justos; injustísimos, por la impunidad de que disfrutan los presuntos responsables del sembradío de cadáveres), todos los nombrados andan en completa libertad. Como para apuntalar una memoria que en el paisanaje es tan sutil, tan efímera y vulnerable, aquí algunos datos de lo que una vez rematada la labor de los matanceros ha ocurrido a nivel de justicia.

Días después de la matanza lo declararía el dicho sub-procurador:

– Si yo acudí a Aguas Bancas fue por órdenes del ahora ex procurador Antonio Alcocer Salazar. El que protegió al ex-gobernador Figueroa para que no fuera procesado como responsable de la matanza fue el propio “Sistema”.

Ante la acusación de su subalterno,  se defendió en 1997 Alcocer Salazar:

– Yo rechazo cualquier responsabilidad penal en la matanza de Aguas Blancas, ni tengo idea de cómo pueda ir el caso. Yo estoy alejado del asunto, no tengo ni la menor idea. Yo ahora soy comisionado del PRI en Chilapa.

Y lo que va de ayer a hoy: en noviembre de 1995 y a nombre de algún organismo defensor de derechos humanos se encrespaba una Mariclaire Acosta  que años después, desde su oficina del gobierno foxista, se nos tornaría mansa, muda e impávida, hasta que el que la encaramó la dejó caer:

– ¡Figueroa es un asesino! El compadrazgo entre él y Zedillo es un obstáculo para la aclaración y castigo de todos los hechos violentos registrado en Guerrero. A mí me parecería muy lamentable que un Presidente de la República apoyara a un asesino como Rubén Figueroa, y esto sólo porque es su compadre.

Todavía hoy, para defensores de los derechos humanos de aquí y el exterior, “lo sucedido en el Vado Aguas Blancas no es un hecho aislado. Desde que el compadre de Ernesto Zedillo, asumió la gubernatura (1º. de abril de 1993), han sido asesinados 70 miembros del partido del Sol Azteca  y 21 integrantes de la Org. Campesina de la Sierra del Sur. Handesaparecido decenas de opositores y tan sólo en uno de los municipios, el de Atoyac de Alvarez, se han registrado más de cien  asesinatos y 23 secuestros en 22 meses”. Detrás de las cifras del oficio de tinieblas,  la absoluta impunidad, la desidia del paisanaje,  el olvido y la paz. La de los 17 sepulcros. Y después de la sangre, la abyección:

Nov.,1995. Fidel Velázquez se entrevistó con Rubén Figueroa:

– ¡Usted, señor gobernador, sabe que a nosotros los cetemistas no nos asustan los muertos! ¡Ojalá que los demás gobernadores hicieran lo mismo que hizo usted, caiga quien caiga!

México, 28 de junio de 1995. Vado Aguas Blancas, ¿ya lo olvidamos? ¿Y Acteal, y El Charco, y El Bosque, preludios de la sangre en la Autopista del Sol?  Es México. (Este país.)

“El gobernador me ordenó limpiar”

Y la carretera está limpia”. Tal es la explicación que ofrece a los “medios” el Gral. Ramón M. Arriola Ibarra, que el pasado lunes ordenó disparar contra los estudiantes que bloqueaban la Autopista del Sol, dejando dos de ellos tendidos en sendos  charcos de sangre. La Historia, mis valedores, cansada de crear, se repite. Ayer, Aguas Blancas; hoy, Autopista del Sol.  El asesinato de hoy es tema recurrente en los “medios”. La matanza de 17 campesinos de la Sierra norte del Sur en  junio de 1995 parece haberse olvidado. Aquí, porque no se nos muera la memoria histórica, lo que expresé apenas perpetrada la masacre de campesinos:

De los autores intelectuales de la masacre del dos de octubre de 1968, uno de ellos acaba  de sentir todo el peso de la justicia, y esto a tan sólo 38 años de distancia del reguero de cadáveres desparramados en Tlatelolco. Por sentencia del juez respectivo, Luis Echeverría ya sufre arresto domiciliario. Es válido suponer, mis valedores, que a Rubén Figueroa Alcocer,  ex gobernador de Guerrero y autor intelectual de la masacre de Aguas Blancas, Gro., perpetrada el 28 de junio de 1995, la justicia lo va a castigar, con arresto domiciliario, en el año 2033. Es México. Y para recordar la matanza de Aguas Blancas:

Fue en marzo de 1996, cuando el entonces secretario general de la ONU, Boutros Ghali, visitaba nuestro país. En nombre de las viudas y demás familiares de los campesinos asesinados en Aguas Blancas, Paulina Galeana Baltasar entregó una carta al de la ONU para solicitar su intervención ante el entonces  presidente  Zedillo con el propósito “de encontrar una solución y hacer justicia” ante la matanza del 28 de junio de 1995. Ghali  escuchó a la viuda y no hizo comentario alguno al respecto. Hoy hace ya años y días de que  el Vado Aguas Blancas, de Coyuca de Benítez, se engrifó de cadáveres masacrados; una masacre, la de Guerrero, que presagiaba la de Acteal, El Charco y El Bosque, los asesinatos de mujeres en Ciudad Juárez y tantos crímenes más, todos todavía impunes. Mis valedores:

Por que la memoria no se nos muera y por que sepamos a qué atenernos en relación al esclarecimiento de los tantos crímenes que por ahí deambulan clamando justicia: el entonces Zedillo prometió hacer pronta y expedita justicia. Sobre la testa de los asesinos iba a caer todo el peso de la ley y todo el rigor de la justicia. Once años pasaron, llegó Fox, ¿y? Lo publicó en su momento el periodista Carlos Ramírez:

El día de su destape, Ernesto Zedillo acudió a una fastuosa residencia y fue recibido por el propietario: el gobernador guerrerense Rubén Figueroa Alcocer, su compadre.

No mucho tiempo después iba a suceder que Anacleto Ahuehueteco, Simpliciano Martínez, Clímaco Martínez y una docena más de paisanos, militantes de la Organización Campesina de la Sierra del Sur, iban a ser minuciosamente masacrados a mansalva por las balas de una Policía Motorizada que (órdenes superiores) les disparó a discreción. Detrás, se asegura, estaba un personaje para tantos guerrerenses siniestro, hijo siniestro del siniestro de todo Guerrero: Rubén Figueroa Figueroa, el Figueroa Alcocer compadre del dicho Zedillo. De espectador, con las balas del gobierno sembrando el almácigo de muertos, Rodolfo Sotomayor Espino, sub-procurador de Justicia de Guerrero.  Hoy, intocable e intocado, el compadre al que señalan como autor intelectual de la masacre sigue, en libertad, administrando sus negocios con PEMEX. (Sigo después.)

 

Psicosis y paranoia

La población del DF está sufriendo un proceso de paranoidización progresiva como mecanismo defensivo ante la reducción paulatina del espacio vital y el incremento de la violencia y la criminalidad. (J. V. Rocabert.)

La intolerancia, mis valedores, síntoma de una sociedad abrumada con problemas de salud mental. Suspicacia, temor, desconfianza que nos tornan cardos espinosos dentro de una comunidad donde  unos a otros nos rechazamos y donde tenemos la casa por cárcel. La intolerancia es nuestro símbolo y seña de identidad en tanto comunidad como resultado de casi cinco años del sangriento gobierno del Verbo Encarnado. Miedo, temor, desconfianza, suspicacia, crispación y su desembocadura en la intolerancia. ¿Cuántos de nosotros nos desplazamos en esta ciudad soportando apenas nuestra cargazón de psicosis? A principios del sexenio anterior éramos uno de cada seis quienes registrábamos esta carencia de salud mental.  Hoy día, en el México de las cabezas sin cuerpo y los cuerpos descabezados, ¿cuántos andaremos en el filo de la susodicha psicosis? Intolerancia.

La intolerancia de los capitalinos, afirma la psiquiatra Elsa Robinskis, se ha agudizado en los últimos años debido a la falta de disciplina, respeto y responsabilidad social.

Intolerancia y religión. Lo afirmó Tertuliano hace 1,800 años (y fue tachado de hereje): “Por ley natural y por ley humana, cada uno es libre de adorar a quien quiera. La religión de un individuo no perjudica ni beneficia a ninguna otra persona. Va contra la naturaleza de la religión el imponer la religión”.

En San Juan Chamula, el cacique: “Aquí está prohibido no irle al PRI y practicar una religión distinta a la católica.  Nosotros somos católicos y priístas por tradición. No estamos dispuestos a aceptar a personas de otra religión ni de otro partido político. En el pueblo todo aquel que no se sujeta a  las tradiciones y costumbres es expulsado. La presencia de un solo partido y una sola religión es lo que nos ha mantenido unidos. Nosotros vamos a seguir matando a todos los no católicos. Les cortaremos la cabeza. Paraje por paraje nos vamos, y a seguir cortando cabezas”.

Cuando los expulsados se quejan ante el gobierno y éste trata de aplicar la ley, afirma E. A. G., presbítero, ellos amenazan con cambiar de partido político. Así manipulan al gobierno. Antes, los votos del PRI eran negociados  con la cancelación de órdenes de aprehensión en contra de ellos. Ahora las casillas se llevaron a los parajes y ahí las rellenaron. El candidato priísta acordó con las autoridades chamulas que si votaran por el PRI les permitirían que las expulsiones continuaran.

Del Instituto de lo Sagrado Luz sobre Luz: “Todavía falta mucho camino por recorrer para que la tolerancia de la que hoy se habla en México se convierta en un verdadero aprecio y reconocimiento de la diversidad”.

Tumbalá, Chis. Los mil 500 habitantes de  Emiliano Zapata fueron obligados por un grupo armado a abandonar el lugar, luego de que les quemaron treinta y ocho casas y saquearon las escuelas y la tienda de abarrotes. Varios secuestrados fueron llevados a El Naranjal y La Revancha, donde se les encerró en el templo y se les mantuvo tres días sin probar alimento. “Nos querían convencer de que cambiáramos de religión”. En Ahuacatenango, cinco campesinos heridos dejó como saldo la agresión de grupos católicos encabezados por las autoridades caciquiles priístas. Socorristas de la Cruz Roja Mexicana se negaron a prestar auxilio a las víctimas”.

Dios. El dios de ellos. (México.)

 

Apuntes de un lugareño

La no violencia lleva a la más alta ética, lo cual es la meta de la evolución. Hasta que no cesemos de dañar a otros seres vivos, somos aún salvajes. T. Edison.

La defensa de los animales. Tengo la satisfacción de que en esta casa no se priva de la vida a ningún ser, así sea  ponzoñoso, al que con precaución se traslada a donde no pueda dañar. Semejante respeto por todo lo que represente la vida, trátese de toros de lidia, animales de circo o perros y gatos a los que llaman “mascotas”,  lo aprendí de mi propia hija, defensora de los animales por todos los medios que tiene a su alcance. Mayahuel

Esto lo traigo a propósito de un antiguo recuerdo de cuando adolescente, en mis viajes desde Jalpa Mineral hasta La Cañada, ranchería de mis familiares, donde conviví con ellos y me percaté de su trato con los bueyes de yunta, los burros de carga y los perros y gatos aquerenciados en la cabaña familiar.  Era aquel un trato inhumano que rayaba en la crueldad. Conductas heredadas, y qué hacer.

Con la runfla de perros mis gentes tenían un gato barcino, desmolado él,  que de vez en cuando, cuestión de vejez y achaques anexos,  solía rechazar el cacharro de sopas de tortilla remojadas en leche tibia. “Ah, gato mañoso, ¿con que caprichitos, carbón?” Y aquel tío tomaba al barcino en sus manos, lo inmovilizaba por el pescuezo y le aprontaba el hocico a la comida que el minino se negaba a tragar, y válgame, aquello era remolerle la cola con el guarache, y ahí la reacción del barcino: a tarascadas, sin mascar, bufando y atragantándose, el felino engullía sus sopas, y en un momento el cacharro quedaba limpio. “¿No que no, carbón?”

El animalillo torturado corría a esconderse entre el yerbazal, y cierto estoy de que se descargaba por todos sus orificios. Yo, a lo inconsciente y  sin apenas definirlo, percibía dentro de mí un íntimo rechazo al maltrato que se aplicaba al pobre animal. Y a esto quería yo llegar.

Es imperdonable que los científicos torturen a los animales; ¿no tienen, acaso,  políticos y periodistas?  H. Ibsen.

¿Saben ustedes que en días violentos como los que hoy vivimos, si esto es vivir, se me representa la vera estampa del gato barcino? Los barcinos en el gobierno, pongamos por caso. El gobernador neolonés hoy día y el presidente del país desde que inició, de forma unilateral, su descoyuntada guerra, que ha enloquecido el país.  Las víctimas de su guerra caen de una en una, de dos en dos, por decenas, docenas, cientos, un día sí y el otro también. El de la guerra, impávido. Ni siquiera ante la atrocidad de la guardería ABC de Sonora. El (ceja arriscada), inconmovible.

Ah, pero que no clamen, exasperadas, las masas sociales, ante la masacre del Casino Royale, de Monterrey, porque entonces el barcino, cola aplastada, a engullir el bocado a tarascadas, sin masticar, jadeando, movimientos convulsivos, compulsivos, taquicardias, colapso total.  Y rápido, la zurda en el corazón,  el más sentido pésame, y a izar la tricolor a media asta,  y vístanse de luto y, lágrimas de glicerina,  retrátense a la vera de una corona mortuoria de un tamaño mayor que el de él, y decrétense tres días de duelo, y láncese  rumbo a las ruinas humeantes esa choricera de vehículos verde olivo erizados de plomos de alto poder. Ahogándose, atragantándose, sin apenas masticar, entre visajes y crispaciones y lengua escaldada porque las sopas están que arden y sollaman las papilas gustativas, y por ahora ni cómo enfriar el guiso. Pobrín del barcino. Pobres de nosotros. (México.)

 

Ayer y hoy, el Sistema

El halconazo  y la memoria histórica, mis valedores. Aquí las opiniones de Echevería y sus intelectuales orgánicos, retrato hablado de quienes, ante el reguero de cadáveres del 10 de junio del 71, se erigieron en defensores del matancero tal como lo hicieron en la masacre del 2 de octubre del 68 y más tarde en  la guerra sucia de los 70s., para rematar con  carnicerías como las de El Bosque, El Charco y Acteal. Es México.

Aquí las opiniones de obispos y periodistas, políticos e intelectuales y del propio Echeverría,  ese redrojo histórico todavía hoy encuevado en la impunidad que así se manifestó frente a los periodistas que le reclamaban la regazón de cadáveres que malparió el halconazo:

– ¡Si ustedes están indignados, yo lo estoy más!  ¡Yo deploro y condeno los acontecimientos en los que varios jóvenes perdieron la vida. ¡Que los mexicanos no se dejen sorprender por movimientos opuestos entre sí, ambos evidentemente minoritarios, cuyo único objetivo es la anarquía! La institución encargada dará todos los pasos que se requieran para tocar el fondo del asunto y detener a los culpables. En cuanto la investigación haya llegado a sus conclusiones, ¡yo  tomaré las medidas oportunas lo antes posible!

Voceros del PRI: “Algunos grupos sin tesis ni bandera pretenden trastornar el orden público. ¡No lo permitiremos!”

Y Alfonso Martínez Domínguez, regente de la ciudad y responsable del grupo paramilitar entrenado y financiado por el Gral. Alfonso Corona del Rosal: “¿Halcones? ¿Cuáles halcones? ¡Los halcones no existen! ¡Esa es una simple leyenda!” (Que le costaría el puesto.)

De la renuncia opinó un Luis Velázquez, diputado y  sobrino de Fidel: “¡Debe entenderse como una nueva línea, una nueva tónica del gobierno del Pres. Echeverría, dispuesto al sacrificio para disipar cualquier sombra de duda que pudiera surgir en la opinión pública! El Presidente se ganó nuestra confianza”.

José Garibi Rivera, cardenal  de Guadalajara:

– Exhorto a los jóvenes a que reclamen lo que sea justo, pero siempre por los caminos legales. Es de lamentarse que los jóvenes de quienes México espera mucho, tomen caminos equivocados. Que estos muchachos, llenos de entusiasmo, de optimismo por la vida, tomen un ideal digno de ellos.

Sobre el autor de la maniobra de excarcelar dirigentes del 68 para cooptarlos y que desde dentro desmantelaran el Comunista Mexicano y los logros del movimiento estudiantil, Heberto Castillo, apodado el “aperturo” porque exaltaba la “apertura política” del carnicero:

– ¡Compañeros: estoy a favor de las medidas tomadas por el Pres. Echeverría! Esto revela que podemos avanzar y actuar luchando por la vía legal. ¡Las brechas para el diálogo democrático están abiertas, debemos transitarlas! ¡No empujemos a LEA al lado de los sectores más reaccionarios!

Carlos Fuentes: “Después de los sucesos del año 68, Echeverría no tenía sino dos opciones: una era reprimir, otra era democratizar. Creo que evidentemente no ha tomado el camino de la represión, sino el de la democratización en bien del país. Afortunadamente, creo que los hechos de hoy nos dan una enorme esperanza de que el camino de la democratización ha triunfado.  ¡Echeverría o el fascismo!”

Para que no se pierda la memoria histórica. Para que justipreciemos la clase de apoyo que el intelectual orgánico es capaz de ofrecer a un Sistema de poder cuya represión impune es capaz de tan delirante regazón de cadáveres, un simple  “daño colateral”.  Es México, el de los halconazos de ayer y hoy. (Qué país.)

A la cuenta de Echeverría

México, 10 de junio de 1971, 10 de junio del 2011. Aquí,  por que no se nos pierda la memoria histórica, traigo a la memoria de ustedes la masacre del halconazo.   La crónica:

A 3 años de distancia de la matanza del Dos de Octubre  la violencia del Jueves de Corpus estalló con el pretexto de la manifestación organizada por cierta Alianza Obrero-Estudiantil que en apoyo a los estudiantes de la Universidad de Nuevo León y la renuncia de su rector Elizondo –ya había renunciado-, logró congregar a unos  10 mil estudiantes y “gente del pueblo” que fueron rudamente reprimidos por el gobierno de  LEA.

Pero la historia no se escribe en blanco y negro como una tajante diferenciación de verdugos y víctimas; de ese doble carácter participaron tanto los Halcones como los propios estudiantes. En torno a los sucesos que sembraron su almácigo de cadáveres un estudiante, en la reseña correspondiente:

“A las 3:45 p.m. el camión  en que viajábamos un compañero estudiante y yo entró a la calle de Cedro en la colonia Santa María y de inmediato advertimos que había mucha vigilancia policiaca. La calle de Nogal estaba invadida por camiones de bomberos, carros de agentes y policías de tránsito. En la Calzada México-Tacuba divisamos transportes de granaderos y cinco tanques.

Al llegar a la Calzada comprobamos que el tráfico hacia Instituto Técnico estaba bloqueado y que en las contraesquinas del cine Cosmos había grupos bastante numerosos de jóvenes armados con palos y en actitud provocadora. De inmediato los asociamos con otra banda de sospechosos que divisamos en la calle de Sor Juana…”

Un halcón, en su crónica: “El entrenamiento se realizó como una entidad paramilitar y al servicio de la regencia del Gral. Alfonso Corona del Rosal. Días antes del 10 de junio me ordenó  El Fish, mi jefe: Habla a los Halcones. Vamos a trabajar de nuevo, ahora no con el gobierno sino como brigadas de choque al servicio de la COPARMEX y su presidente, señor Guajardo Suárez, que ve con terror el avance del comunismo en la Universidad, en el Poli, en las Normales y en todos los sectores de la población. Ellos nos van a pagar.

Ese señor sabía que nosotros habíamos sido los autores del fin de la huelga estudiantil de 1968, cuando aplastamos a los comités de lucha, vencimos a sus grupos de choque y dimos confianza a las mayorías tímidas para que asistieran a las aulas y se reanudaran las clases”

Cómo acudir a la manifestación (folleto de la Alianza Popular-Estudiantil). 1.- Acompáñese con la gente que conoce. 2- ESi se incorpora a la mitad, busque un grupo conocido. 3.- No llevar libreta de direcciones. 4.- Avisar a alguien para que notifique en caso de desaparición. 5.- Organízate con las gentes que conoces para que en caso de represión se tenga un lugar común de reunión fuera del orden policíaco o militar para formar brigadas o saber de cualquier desaparición. 6.- No dejarse provocar en ningún momento. Abajo la Ley Orgánica de la UANL y UNAM. Comité de Lucha de la Fac. de Ciencias Políticas y Sociales.

“Las mantas –cuenta el halcón- se pintaron en la Escuela de Economía. Varios coches descargaron palos y varillas. Diez estudiantes fabricaron bombas Molotov. Por la noche, en un automóvil Volkswagen, llegó, procedente de la Normal, una caja de madera con pistolas, tres subametralladoras y su dotación de cartuchos. De la Casa del Estudiante de Sinaloa llegan más cajones que nadie sabe qué contienen, y que pesan mucho”. (Sigo mañana.)

 

Hora Cero

El halconazo,  mis valedores. A los sucesos trágicos del 10 de junio de 1971 me referí ayer aquí mismo, apalancado en la memoria de los hechos que años más tarde publicó alguno de los asesinos, cronista de la masacre. En su relato afirma que un día de aquellos lo llamó  el Fish, su jefe: “Habla a los halcones. Vamos a trabajar de nuevo”.

– ¿Trabajar con el gobierno?

– ¡Nooo! –me contestó casi gritando-. ¡No seas bárbaro! Vamos a servir de brigadas de choque al servicio de los hombres más ricos de México, que ven con terror el avance del comunismo en la Universidad, en el Poli, en las Normales y en todos los sectores de la población. Ellos nos van a pagar.

En un principio, por sugestión de Guajardo Suárez, el de la COPARMEX, se había planeado en la Ibero una manifestación estudiantil lo suficientemente tumultuosa como para provocar una reacción violenta del régimen. Ellos iban a injuriar al Presidente, cometer atropellos y hacer todo lo posible para provocar la represión del ejército y de la policía. Pero como estaban tan desacreditados por lo de Tlatelolco, tal vez no reaccionarían. En ese instante entraríamos nosotros y los haríamos pedazos.

Los halcones, mientras funcionamos como tales al servicio de la regencia del Gral. Alfonso Corona del Rosal, estuvimos organizados a la manera de una entidad paramilitar. Insisto: en la Universidadéramos porros. Y recibíamos nuestra paga de la Universidad”.

Y amaneció el 10 de junio…

Recorrí  lo que sería el campo de batalla; no había gente sospechosa en los pasillos, angostos y semioscuros,  donde iba a meter a los halcones que irían armados con pistolas y  metralletas. Me agradaron una rejitas que están frente a la casa 268 de Alzate, desde las cuales se puede disparar como trincheras. La orden del Fish:

– ¡Pártanles toda la madre! Ah, pero a los periodistas patadas, golpes y romperles las cámaras. A ellos ni un balazo.

Y llegó la hora cero. El estudiante: “Al llegar a la México-Tacuba se escuchó un disparo de lanzagranadas y de atrás de los granaderos aparecieron unos mil halcones divididos en seis grupos, que portaban garrotes de bambú de dos metros, macanas y varillas forradas. Oímos sus gritos. Iba por el cine Cosmos. Luego se oyeron los primeros disparos. De pronto parecía que los disparos provenían de todas partes. Sus cargas eran respaldadas por descargas de gases lacrimógenos. Venían armados con metralletas, fusiles automáticos M-1, M-2 e incluso M-16. Comenzaron a caer compañeros. Muertos unos, otros heridos. Los halcones se entregaban a la persecución, a la masacre, a la caza de seres humanos y al saqueo y la destrucción. Los granaderos permanecían inmóviles.

El halcón: “Cuando faltaban siete minutos para las cinco p.m. arrancó la descubierta de la manifestación. Se empezó a escuchar el grito de guerra: ¡México… libertad! ¡México… libertad! Los nuestros ripostaron: ¡Viva Nuevo León!…¡Viva el Che Guevara! ¡Libertad para los presos políticos!

A mí me sudaban las manos. Tenía seca la boca. Venían como diez mil estudiantes y gente del pueblo. Nada mansos se notaban. Algunos traían metralletas, palos, cuchillos, unos bultos. ¿Granadas de mano? Dí el grito:

– ¡Halcones!…¡Halcones! El ataque, con todo.

De atrás escuché el tableteo que hizo caer a medio metro de mí a un halcón herido con cuatro balas en la espalda y nuca. Ahogándose en su sangre que vomitaba con fuerza, pues estaba herido en los dos pulmones me rogó:

– ¡Ayúdame… no me dejes… ayúdame hermanito!”

(Mañana, 10 de junio, el final.)

Y lo mataron…

Emmanuel D´Herrera, mis valedores. ¿Les dice algo ese nombre? El pasado 11 de abril se cumplió el primer año de su fallecimiento (su asesinato) en el penal Neza-Bordo, víctima de la  “justicia” que se aplica en este país. D´Herrera.

Como si lo estuviera viendo. Alto, delgado, pulcro y de fina estampa física, periódicamente me iba a visitar a mi oficina de Radio Universidad y me hablaba de proyectos sociales para lograr un cambio político que beneficiara a las masas sociales. Yo, desconfiado y suspicaz, le encontraba inexistentes indicios de ser agente de la CIA o algo por el estilo. Le externaba mi desconfianza, y él sonreía. Cuándo iba a entrever al personaje de temple roqueño, inquebrantable en sus principios, lealtades y convicciones, que no se detuvo hasta dejar su existencia en una celda carcelaria. D´Herrera.

Muchos años más tarde una mañana  se me iba a presentar en Radio UNAM un hombre de aspecto enteco y  envejecido, de pupilas lumbrosas mientras me exponía el proyecto de su vida:  evitar que la transnacional  Wal-Mart edificara una sucursal en terrenos aledaños a la Ciudad de los Dioses, Teotihuacán. ¿Este era Emmanuel D´Herrera? Qué metamorfosis. Me pidió leer su demanda en nuestro espacio comunitario de Domingo 6, encargo que cumplí durante meses, hasta juzgar  que sus mensajes llegaban a la reiteración. Hice mal. Más tarde publiqué un par de artículos acerca del daño que la edificación de Wal-Mart causaría al patrimonio histórico de la humanidad.

D´Herrera. Hace ocho días se cumplió un año de su fallecimiento, y recibo un recordatorio por parte de un cierto “Comité por la Liberación de Emmanuel D´Herrera, con el recordatorio del asesinato, que en esencia eso fue, por parte de la “justicia” que se imparte en este país. Leo, del mensaje:

Emmanuel D´Herrera: una sólida formación intelectual, en donde destacan sus estudios en Economía Internacional realizados en Paris, Francia; su capacidad poliglota, puesto que dominaba perfectamente los idiomas francés, inglés e italiano; su amplia carrera desempeñando funciones diplomáticas, comerciales y empresariales en Francia, España, Portugal, Bélgica, EEUU., Colombia y Venezuela.

Su muerte simboliza la instalación de un cada vez más notorio estado de excepción en México, donde el estado de derecho se convierte en un simulacro para justificar la flagrante violación de los derechos humanos y constitucionales de los luchadores sociales en nuestro país.  Acusado de cargos falsos, por su oposición a la construcción de una tienda de la trasnacional Wal-Mart en dicha zona arqueológica, fue detenido violentamente, secuestrado y torturado por la policía, encarcelado por casi un año estando gravemente enfermo de diabetes e hipertensión. Durante ese periodo experimentó un terrible deterioro de su salud hasta que finalmente murió de un derrame cerebral. Su muerte en la cárcel no fue un fenómeno natural, fue un homicidio generado por represión política. Lo que hoy no debe olvidarse es que Wal-Mart ha contribuido al establecimiento del estado de excepción en México y, tristemente, al homicidio de un hombre íntegro.

Emmanuel De Herrera Arizcorreta, hombre comprometido con sus convicciones, debe ser recordado con todo el respeto que se merece. Después de una flagrante violación a sus derechos humanos estuvo injustamente preso en el penal de Neza-Bordo acusado de cargos absolutamente falsos: “portación de artefacto explosivo de uso exclusivo del Ejército, Armada y Fuerza Aérea”.

Emmanuel D´Herrera. (Sigo mañana.)