El Papa, los militares, Pinochet

El Presidente Pinochet ha recibido una misión especial encomendada por Dios (Obispo Sergio Contreras, Sec. Gral. de la Conferencia Episcopal.)

Fue en Chile, mis valedores, donde ocurrió el episodio del Papa y los militares. Si lo recuerdo ahora, casi 16 años después, en vísperas de que el gobierno del Verbo Encarnado reciba a Ratzinger es porque aquí también se arrojó a los militares a cumplir una especie de obediencia debida que ha empañado su imagen ante las masas sociales. México, Chile.

Fue en 1986. Pinochet estaba por recibir a JPII cuando esos militares católicos  expusieron (depusieron) ante el Papa sus escrúpulos de conciencia frente a una  represión que por obediencia debida eran forzados a perpetrar. La denuncia:

Su Santidad: Somos militares chilenos acongojados por profundas contradicciones morales que día a día ponen a prueba nuestra fe; por ello, aprovechando su próxima visita, queremos solicitarle una palabra pública de aliento a nuestras almas.                                                                                                                                                                    Nuestras inquietudes también son conocidas por los Sres. Obispos de la Iglesia Chilena, a quienes han llegado a través de la confesión.

Cuando el mandamiento No matarás es violado en cumplimiento de la Defensa Nacional la culpa se atenúa; ello, sin embargo, nos produce inquietud. Cuando el mismo mandamiento da órdenes que no corresponden al quehacer propio del militar sino a “estados de excepción”, que nos enfrentan a nuestros propios connacionales, creemos que nuestra culpa no se atenúa, y ello nos produce gran amargura.

Cuando los capellanes, más que representantes de la Iglesia llegan a ser representantes de la jerarquía militar y sus mensajes son de justificación de la obediencia ante la arbitrariedad más que un llamado a la conciencia cristiana y a la responsabilidad individual, surge la duda en nuestra conciencia. Cuando hombres de armas, por interés personal o mal entendido sentido del deber,  se tornan torturadores, y nuestros Obispos afirman que no procede la excomunión ni condenan dichas prácticas, nuestra conciencia se rebela. Es demasiada carga tener camaradas de armas torturadores y Pastores que no condenan a los responsables.

A inicios de los 70s a la Iglesia Chilena le preocupó la amenaza que significa un gobierno de inspiración no cristiana. Por eso su influencia a través de Altos Oficiales para influir en el curso de los acontecimientos. El Almirante Ismael Huerta, miembro del Opus Dei, llegó a ser Ministro del Pres. Allende, luego contribuyó a su derrocamiento, y después representó al nuevo gobierno ante la ONU.

Si hoy la ausencia de inspiración cristiana en el gobierno es mayor que entonces, hasta el extremo de haberse producido muertes y exilio de sacerdotes y laicos inocentes, ¿no es legítimo repetir lo que hace 13 años se consideró justo? Su palabra, Santo Padre, será una apreciada luz en el esclarecimiento de nuestras inquietudes”. Firman: Militares católicos.

¿Y? Karol Wojtyla llegó a Chile, bendijo al genocida y años más tarde intercedió para que la justicia británica enviara al represor a la impunidad. Hoy recordé el episodio, pero creo que de sentir algún escrúpulo de conciencia,  los militares de México lograrían ante Ratzinger el alemán exactamente lo mismo que sus colegas chilenos con el Papa polaco: nada. Y ya. (Lástima.)

Idea, palabra, espíritu

El día anterior a su muerte en combate redactó en este párrafo la síntesis de una existencia de pensamiento y acción:

Ya estoy todos los días en situación de dar mi vida por mi país y por mi deber –puesto que lo entiendo y tengo ánimos con qué realizarlo-; para impedir a tiempo, con la independencia de Cuba, que se extiendan por las Antillas los Estados Unidos y caigan sobre nuestras tierras de América. (Otro día, con su sangre, iba a cimentar sus palabras.)

 José Martí, cumbre señera del espíritu humano y uno de los  héroes primigenios del  anti-imperialismo en nuestra América mestiza, nació en La Habana un 28 de enero de 1853. Así se pondera una obra consagrada a libertar a Cuba del dominio extranjero, y esto hasta los límites del sacrificio final:

“Si en América se esculpiera dignamente la estatua de Martí habría que hacerlo con la representación de una de nuestras montañas. Es un personaje de libertad; es uno de los grandes hablistas de la lengua castellana, poeta y literato, hombre de pluma y de pensamiento. Martí trabajó para la patria, trabajó para América. Martí es una idea. Su palabra, anda; su espíritu, vela. Se sienten sus pisadas calientes de santo por la expiada, ungida senda del honor y la gloria de América”.

¿Cómo pudo comprender que se abrían nuevos peligros para la América mestiza y que se hacía necesario declarar su segunda independencia? El mismo parece responderlo en una frase célebre por lo que la repetimos: “Viví en el monstruo y le conozco las entrañas; y mi honda es la de David”. Las entrañas del rapaz:

“Basta una ojeada al mapa de Norteamérica para comprender que México forma un todo con los EU. ¡Hermosa provincia tropical para poseerla nosotros!

La voz del adelantado, que no quisimos escuchar:

“¡Cuidado! Estados Unidos tiene sobre nuestros países miras muy distintas a las nuestras; miras de factoría y pontón estratégico. Cuidado con el trato con EU. Jamás hubo en América asunto que requiera más sensatez, ni obligue a más vigilancia, ni pida examen más claro y minucioso, que el convite que los Estados Unidos –potentes, prepotentes, repletos de productos invendibles y determinados a extender sus dominios en nuestra América mestiza- hacen a las naciones americanas de menor poder”. Y que tal convite: “podrá festejarlo con prisa el estadista ignorante y deslumbrado, podrá recibirlo como una merced el político venal o demente, y glorificarlo con palabras serviles. Pero el que vigila y prevé, ése ha de inquirir qué elementos componen el carácter del que convida y el del convidado, y si están predispuestos a la obra común por antecedentes y hábitos comunes, y si hay riesgo de que los elementos  temibles del pueblo invitante se desarrollen en la unión que pretende, con peligro del invitado.

Ni pueblos ni hombres respetan a quien no se hace respetar. Cuando se vive cerca de un pueblo que por tradición nos desdeña y nos codicia (…)  es deber continuo y de necesidad urgente erguirse cada vez que haya justicia u ocasión, a fin de mover a respeto a los que no podemos evitar. Ellos, celosos de su libertad, nos despreciarían si no nos mostrásemos celosos de la nuestra. Ellos, que nos creen inermes, deben vernos a toda hora prontos y viriles.

Hombres y pueblos van por este mundo hincando el dedo en la carne ajena, a ver si es blanda o si resiste. Y hay que poner la carne dura, de modo que eche fuera los dedos atrevidos. ¡En su lengua hay que hablarles, puesto que ellos no entienden la nuestra. ¡Cuidado!”

José Martí. (A su memoria.)

 

Música de viento

El juicio de los vecinos sobre el presente sexenio, mis valedores. Fue opinión general en la tertulia de anoche: el sexenio del Verbo Encarnado nos ha resultado de la pura chiflada. Y a proceder en consecuencia. Yo, a modo de motivación para apuntalar la propuesta de don Tintoreto, lavado en seco y a todo vapor, leí para los contertulios las siguientes noticias publicadas en plena campaña que encaramó al michoacano en Los Pinos:

Rechifla al PAN Edomex opaca el inicio de campaña de Felipe Calderón. Fue una silbatina de más de cinco minutos”. Silbatina y sillazos en el arranque de campaña de Roberto Madrazo, con una pelea donde volaron sillas y golpes. Al recibir a Madrazo, en Pachuca, la silbatina de los estudiantes fue general.

Eso, en aquel entonces, y lo predecible: el verdadero madrazo contra los mexicanos resultó ser ese que ahora mismo perpetra, sé lo que digo, la primera de cien giras que en apenas tres meses llevará a cabo a lo largo y ancho del territorio nacional. Todo por la pepena de votos. ¿Seremos tan aturdidos que..?

En fin, que ante el peligro de que nos vaya a tocar el coletazo de una de las tales giras los vecinos del vecindario no queremos permanecer a la orilla de la historia, y con tal fin nos estamos preparando para recibir al de Los Pinos como él se merece.

Don Tintoreto, se angostan o enanchan corbatas, llevó a cabo un sondeo entre los vecinos, y válgame el Verbo Encarnado, que el resultado fue  desolador: nadie en el vecindario, si exceptuamos al ponente,  El Síquiri y el joven juguero,   dominaba el arte de los chiflidos, y qué hacer. Por consenso, aclamación general y alguno que otro chiflido, el propio autor de la iniciativa resultó comisionado para entrenarnos, con los otros expertos en comisión de consejero y encargado del control de calidad. El mentor titular suspiró, la meneó, se la rascó:

– A ver qué puedo hacer con ustedes. Tal vez con paciencia y salivita… Pero eso sí: entre los educandos tendrá que haber mucha disciplina. Doña Pragedis, por principio de cuentas: a los entrenamientos acude con su dentadura completa, la de arriba y la de abajo, o así como viene ahora mejor  ni se me presente a la cátedra.

Y es así, mis valedores, como en este mi depto. de Cádiz, habilitado de salón de prácticas, nos congregamos docena y media del vecindario, que intentamos aprender el arte misterioso del chiflido. (¿Quién iba a imaginar ese fenómeno colectivo que se produjo después? ¿Instinto, milagro, fenómeno paranormal?)

– Pero ya, de volada a la praxis -se impacientaba El Síquiri-, o llegaré tarde al torneo. Estoy en muerte súbita. (Torneo de billar.)

Don Tintoreto, muy en su papel: “La teoría en primer término, vamos a ver: hay de chiflidos a chiflidos. Uno fue el del arriero y otro el del oficiante del mecapal. Uno es el del patrón y otro el del desempleado. De un modo chifla el microbusero, muy distinto al del chavo banda. Pero hoy un factor ha logrado unificar el lenguaje de la chiflada; 114.5 millones de mexicanos al unísono chiflamos en el mismo tono, con la misma cadencia, el mismo son y una intención idéntica cuando logramos avistar en la distancia, más allá del cerco de militares, al chaparrito de lentes.  Recomiendo topar apuntes.

Nomás me quedé pensando, y el espeluzno me estremeció las zonas abajeñas: a las masas todo se nos va en chiflidos, que es decir en pura música de viento. Y qué hacer, si las masas sociales nos negamos al ejercicio de pensar.

(Mañana.)

Domesticidad de ovejas

Los mediocres son ciegos. No obedecen el primer mandamiento de la ley humana,  aprender a pensar, y el segundo, poner en práctica lo bien pensado.

Siguen aquí reflexiones que entresaco del análisis sobre la humana conducta expresada por  el estudioso sobre los dos grupos en que se divide la ralea humana: el mínimo de los idealistas y ese otro, aplastante,  que integra la mayoría de los mediocres. ¿A cuál de ellos pertenecemos algunos?

Afirma el especialista que una sociedad de mediocres da a beber al espíritu las aguas estancadas de la rutina y el dogma, la pasividad y el prejuicio, la desidia y la domesticidad. En ella no hay temple moral, sólo una pobre gente cuya personalidad se amolda a los prejuicios, su mente a las supersticiones y su voluntad a todo tipo de yugos. Esos pierden la dignidad y la posesión de su propio yo. Se tornan cómplices, se envilecen, caen en la servidumbre espiritual. Son turbas, son masa, son rebaño. Sin más.

Tres son los yugos (el analista) que una sociedad de mediocres impone a la juventud: rutina en las ideas, hipocresía en la moral y domesticidad en la acción. La moral no es una norma, sino una acción. Cada concesión en el orden moral causa parálisis en la dignidad e invalidez en el espíritu. Todo esfuerzo por libertarse de esas coyundas para escapar de la domesticidad de los que vegetan en su vocación de esclavos es una expresión del espíritu rebelde. ¿Nos vamos situando en alguno de estos dos grupos?

La respuesta al mediocre es juventud. Joven es el que puede resistirse a los intereses creados, no importa la edad física que marca la cronología.  Esta juventud es propiciada por los ideales, el ansia de perfección, el humanismo y la acción solidaria. La vida es gimnasia incesante de funciones armónicas, y esto sólo lo pueden ejecutar los jóvenes, no importa su edad. Ellos no envejecen prematuramente, y siempre es prematuro envejecer.

Cada vez que una generación envejece y reemplaza su ideario por apetitos bastardos, por el tener y no el ser,  la vida pública se abisma en la inmoralidad y en la violencia. Es entonces el tiempo de la renovación, y ésta viene de los jóvenes, no importa su edad, sino su espíritu. El joven lo es hasta que se muere. Los jóvenes sin ideales son viejos precoces. Ya están muertos y, dice el poeta,  “esperando que una mano bondadosa les eche una sábana encima”. Esos pueblos están enfermos y apenas lo saben. Pero muertos como están son un lastre para la comunidad. Ahí los jóvenes padecen una senilidad precoz, y un joven que se ha dejado marchitar es un joven patético.

Hay pueblos y épocas que precisan de estas conciencias de transformadores, pobres pueblos que sólo disponen de jóvenes envejecidos, de viejos decrépitos y de rapaces de la codicia y el  lucro. “Pero los idealistas son jóvenes que purifican lo viciado y caduco, cuya potencia está en las fuerzas morales; las alas del vuelo de los espíritus superiores transforman un mundo envejecido, anquilosado. El brazo de ese joven vale por cien brazos cuando lo maneja un cerebro ilustrado. Su cerebro vale cien porque lo sostiene un brazo firme”. Es el baqueano, el soñador, el adelantado; son los artistas, los  héroes y apóstoles, los conductores de pueblos que amacizan la justicia, la paz, la belleza, la verdad; y lo justo siempre es moral. Acatar las leyes puede ser sólo disciplina, pero inmoralidad. Respetar la justicia es deber del hombre digno, así tenga que elevarse sobre las imperfecciones de la ley. ¿Y nosotros? (Sigo después.)

¡Debate!

¡Contra los delitos de lesa patria, mis valedores. Contra los defraudadores de la esperanza nacional! Contra el fraude aberrante de que fuimos víctimas el pasadomartes uno mi voz al clamor nacional y pregunto a Josefina, Creel y  Cordero, trinca de Acción Nacional:

¿Pues qué? ¿Fue debate eso que acaban de perpetrar, sé lo que digo? ¿Fue el debate con el que los  mexicanos conscientes esperábamos que la República recuperase su quebrantada salud?

Un no rotundo. No. Ese no fue debate. Ustedes tres, aspirantes del PAN a la candidatura presidencial, efectuaron un remedo esperpéntico del debate que nos iba a solucionar los requemantes problemas que carga sobre sus lomos la República. ¿O qué, para ustedes esa mascarada del   pasado martes, ese parloteo sin sustancia fue un verdadero debate o tan sólo un engaño que defraudó la esperanza comunitaria?  Inmoral.

Mis valedores: los albiazules nos defraudaron. Su cháchara entre compinches significó un agravio a los sacrosantos principios de nuestra democracia y una burla contra un pueblo que en el debate había cifrado sus esperanzas de rescate nacional. Después de la comedia bufa albiazul habrá que resignarse a ver defraudadas nuestras expectativas acerca de esa nación restaurada que un verdadero debate hubiese dado a luz. Dramático.

Dramático, sí, que el esperpento del martes nos canceló progreso, justicia, bienestar; tantos beneficios. Habrá que decir adiós a las expectativas que los del PAN generaron en la conciencia nacional sobre la solución de problemas como ese del  delirante derramamiento de sangre, la crisis recurrente y el desempleo que han despeñado a tantos millones a la pobreza, cuando no a la  indigencia. Las palabras de Josefina y cofrades hubiesen regenerado un Legislativo sobrón, ese Ejecutivo empantanado en sangre recién derramada,  unos jueces venales y la tal  Suprema Corte alcahueta de  las honorables familias Fox, Montiel, Salinas, Bribiesca y Sahagún, Gordillo y Romero Deschamps.

Pues sí, pero lástima,  que hemos sido víctimas  de un palique de compinches que fue sólo burla y ludibrio en agravio de la más pura tradición democrática de los mexicanos. La mojiganga de marras nunca alcanzó las alturas del verdadero debate que reclama la excelsitud de nuestra democracia. Trágico.

¿Y ahora? ¿Quién, cómo resolverá los requemantes problemas nacionales, si Creel no debatió con Josefina, y el tercero se portó como todo un Cordero? Yo, cordero irredento, todavía en la mañana del martes pensaba que un buen debate entre el trío de panistas podría registrar benéficas  repercusiones para nuestros productos de exportación y, ¿por qué no?, ayudar a la Unión Europea a restaurar su resquebrajada economía.

Ahora, después del naufragio de las más entrañables directrices de la democracia y una vez cometida la masacre por parte de los tres fementidos blanquiazules, ¿volver a creer en la magia de un verdadero debate? ¿Zurcir una esperanza colectiva que un trío de albiazules nos acaba de deshilachar?  ¿Depositar la esperanza en los quince y medio debates semanales que propone López Obrador? ¿Y quién  nos garantiza que el del tabasqueño con Peña y el trío de panistas del fraude anterior sí va a ser un debate que venga a salvar el país? Y no olvidarlo, señores candidatos y pre-candidatos: el debate es patrimonio nacional, y nadie ni nada tienen derecho a escamotearlo. Un debate, uno sólo, no precisa más el país.   Un debate y se salva la patria. A debatir, pues. ¡Pero ya! (México.)

Sangre y lágrimas

Así pues, mis valedores, la nueva historia de El Salvador se escribió en nuestro país después de que el tanto de toda una década la patria que tiene  hoy de presidente a un ex-guerrillero vivió requemándose en las vivas llamas de esa guerrilla que cosechó un amontonamiento de muertos, civiles más que combatientes, junto a una lóbrega sucesión de mutilados, damnificados, desaparecidos y exiliados. Guerra civil. Durante los gobiernos derechistas y proyankis de ARENA, a lo largo de más de una década, el santo y seña en el país hermano fueron los desgarramientos internos y los odios empozados, la sangre derramada y las lágrimas. El Salvador…

Ahora los dos bandos en contienda firmaban la paz. En enero de 1992 el presidente salvadoreño y los comandantes de la guerrilla signaron el documento. Un jueves fue, y al  final se escucharon  aplausos. Ahí, en el momento de entregar su AK-47 a Salinas, el mediador,  habló el comandante Shafick Handal:

El Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional ingresa a la paz abriendo su mano que ha sido puño, y extendiéndola amistosamente a quienes hemos combatido, como corresponde a un desenlace sin vencedores ni vencidos. Nosotros no estamos llegando en este momento como ovejas descarriadas que vuelven al redil, sino como maduros y enérgicos impulsores de cambios hace mucho tiempo anhelados por la inmensa mayoría de los salvadoreños”.

Y al término del protocolo, recordando los años de la guerrilla:

– Hijueputa! Esta mierda se acabó…¡y nosotros seguimos vivos!

Pero esa paz había sido lograda al precio de mucha sangre inocente: la de los sacerdotes jesuitas, la de monseñor Oscar Arnulfo Romero, la de Roque Dalton, poeta, guerrillero y héroe civil ¡muerto por sus propios compañeros de guerrilla! Ah, trópico…

La paz será cuando la luna se despida del agua – con su corriente oculta de luz inenarrable…

Roque Dalton. Estoy mirando su foto: rostro gris, indefinido, casi como el mío propio, como el de cualquiera de ustedes; pero no, son los rasgos de uno que con su muerte guerrillera anunciaba el estallido de la paz. Su biografía personal, escueta:

Dalton fue uno de los salvadores de El Salvador, varón de redaños que vivió su existencia a trancos, y que a chicotazos de exilio fue desmoronando nostalgia y poemas, siempre a salto de cárcel y trasterras hasta la hora del sacrificio final. Riguroso destino.

Haz nacido – para desentrañar la solución del odio – para ascender, llevando al pueblo de la mano – a la altura del trueno…

De Roque Dalton apenas tengo noticias; que en vida fue de los más relevantes poetas de su solar; que se comprometió en la lucha de su gente con todo lo que ello supone de militancia política, destierro y, casi por ley natural (por ley humana, inhumana), el sacrificio violento de la propia existencia. Sé que  vivió entre nosotros y que por acá le editaron su primer libro: Ventana en el rostro, poemas; sé también -¡alucinante!- que lo vinieron matando sus propios compañeros de lucha. Que si por cuestión de estrategias, de ideologías divergentes, de tácticas revolucionarias, de… Lóbrego.

Ventana en el rostro es un librillo enteco, de apenas 130 planas, pero todas apretadas de muy elocuente, visceral poesía; el volumen se integra con toda una sucesión de poemas fechados en la cárcel o en exilio; de esos poemas que se publican casi siempre en ediciones póstumas, después de que el poeta fue asesinado con lujo de crueldad, uno de los pocos lujos a que tuvo acceso en su vida.

(Más de Dalton, después.)

“¡Hijueputa!”

Castillo de Chapultepec, 16 de enero de 1992. Como final del protocolo que marcaba la paz entre la guerrilla y el gobierno de El Salvador Shafick Handal, vocero del Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional, depositó su AK47 en manos de Carlos Salinas, el mediador. Y ocurrió que al recordar los años de la guerrilla, Handal rubricó la ceremonia con una expresión vulgar, escatológica y humanísima:

– Hijueputa! Esta mierda se acabó…¡y nosotros seguimos vivos!

Pero bandazos que da la historia: hoy mismo es Mauricio Funes, ex-guerrillero del FMLN, el presidente de El Salvador, él que en la ceremonia conmemorativa de los acuerdos de paz que marcaron el término a 12 años de conflicto bélico que arrojó  un saldo de 75 mil cadáveres y 12 mil desaparecidos, se refirió a las aberrantes violaciones de los derechos humanos y a los abusos perpetrados en nombre del Estado salvadoreño. “Pido perdón a las madres, padres, hijos, hijas, hermanos, hermanas que no saben hasta el día de hoy el paradero de sus seres queridos. Pido perdón al pueblo salvadoreño, que fue víctima de la violencia atroz e inaceptable”. Bandazos que da la historia.

Ese es El Salvador, mis valedores, país de luces y sombras, donde el poeta guerrillero Roque Dalton fue asesinado por la propia guerrilla, mientras que una bala asesina abatía en plena celebración del oficio litúrgico a monseñor Oscar Arnulfo Romero, arzobispo de San Salvador, para que su asesino intelectual, un Roberto D’Abuisson ultraderechista fanático, fuese muerto poco tiempo después por la gracia de un cáncer fulminante, que de paso iba a llevarse a uno de los secuaces de la ultraderecha, José Napoleón Duarte,  presidente de El Salvador. El Napoleón del trópico.

Fue entre diciembre de 1980 y mayo de 1982, con este Napoleón como jefe de la junta de gobierno, cuando  se registró una de las épocas  más sangrientas y enconadas del conflicto armado que tuvo su desenlace años más tarde en el Castillo de Chapultepec.  Este mismo represor inició diálogos con la guerrilla en los años 80, mientras que al mismo tiempo viajaba a Washington, donde se originó el incidente que ha quedado para la historia de la abyección pública: rodeado de diplomáticos y funcionarios gringos, de repente Napoleón  cayó de rodillas ante la bandera de Norteamérica y a ojos cerrados se puso a besarla. Al ponerse de pie ya había conseguido la ayuda militar del gobierno para combatir a la guerrilla. Yo, suspicaz: sus métodos y experiencias en relación a la ayuda militar de Estados Unidos pudiesen servirnos para sopesar acuerdos, alcances y consecuencias del “Plan México”, enmascarado a lo vergonzante en su disfraz de “Iniciativa Mérida”.

Y ahora resulta que diplomáticos e historiadores reclaman al de Los Pinos su “muy lamentable” omisión al dejar en blanco la conmemoración de la histórica firma de los antedichos acuerdos de paz. Falta de lógica de los inconformes: ¿en el protocolo de tales acuerdos se involucraron El Vaticano y Norberto Rivera? Más allá de los meandros, acequias y lloraderos de sangre que se ha derramado en el presente gobierno, ¿qué interés puede tener el de Los Pinos en conmemorar una fecha que para él, por lo visto, nada significa? Lo cantó Roque Dalton, poeta y guerrillero a quien su guerrilla mandó “ajusticiar”:

Porque es la patria el punto de partida, – básica piedra tumultuaria extendiéndose, – savia y semilla de la floresta cantadora del hombre…

Luces y sombras, tan pequeño y tan grande.  (El Salvador.)

¿Tontos los televidentes?

Los medios apodados de información, mis valedores. De comunicación. Vivimos en el país un tiempo de efervescencia politiquera que se agudiza conforme se acerca el proceso electoral del 1º. de julio. Entre los protagonistas centrales de este ambiente electrizado se cuentan los “medios”, con predominio de los audiovisuales, que moldean el criterio de unas masas sociales no siempre conscientes de tal fenómeno, de manera que toman como suyas opiniones y decisiones que se les imponen desde los dichos  “medios”.

Pues sí, pero que nadie critique tal situación, porque los conductores de la programación televisiva: “¡No tomen por tonta a la gente!” Y un López Dóriga, conductor de alguno de los más exitosos programas de Televisa:

– Quien diga que manipulo la información no solamente me falta al respeto sino al público en general. Si alguien es verdaderamente profesional para ver televisión en México es la misma gente, detecta inmediatamente cuando se le engaña! (Sic.)

Y el “verdaderamente profesional” se cree la engañifa. Aquí, porque pudiesen alertar a algunos, cito opiniones de analistas diversos sobre el fenómeno de la manipulación, con una pregunta previa: ¿ustedes cuántas horas de su diario vivir dedican a la televisión? ¿El domingo pasado cuánto tiempo permanecieron frente al cinescopio o la de plasma? ¿Cuántos libros habrán leído durante el 2011? ¿Y así se escandalizaron ante la ignorancia que exhibió algún atolondrado candidato presidencial? ¿Saben ustedes qué factor los motivó a reaccionar a lo desmesurado? ¡Los medios audiovisuales, sin más! Los analistas:

“No existe la información por la información. Se informa para orientar en determinado sentido a las diversas clases y capas de la sociedad y con el propósito de que esa orientación llegue a expresarse en acciones determinadas. Es decir se informa para dirigir. En ese sentido, el mimetismo de periodismo y política llega a ser total”.

Por otra parte, “el grueso de las ganancias de los ‘medios’ no proviene de la ‘venta de noticias’, sino de las ventas de espacio para otras empresas,  principalmente al gobierno. Ellos le darán o negarán subvención mediante publicidad y otras concesiones, en la medida en que prensa escrita, radio y televisión defiendan los intereses de los anunciantes”. Sin más.

“En tanto instrumentos, los ‘medios’ no juegan otro papel que el que les asignen sus dueños. Es así como pueden ser instrumentos de cultura o de incultura, de dominio o de liberación; elementos para unir a un pueblo o para desorganizarlo; para elevarlo o para hundirlo. Es la propiedad sobre el medio de comunicación la que determina al servicio de quiénes éste se coloca, a favor de qué causa, de qué valores, de qué clase social”.

De qué clase social. Mis valedores: ¿calculan ustedes el monto de la inversión que representan  el duopolio de TV, una estación de radio o los medios impresos? ¿De qué clase social estarán al servicio? ¿La respuesta no es obvia?

“Al seleccionar las noticias que apoyan su propia política y omitir otras, los ‘medios’ producen en la mente de las masas una impresión totalmente alejada de la verdad, lo cual se realiza dentro de la exactitud más minuciosa para reproducir los hechos. Por interés económico, para privilegiar el de los patrocinadores y someter al usuario, el dueño lo atiborra de nota roja y escándalos, sexo y telenovelas, futbol y todo lo demás que alimenta a las masas sus bajos instintos”.  

La manipulación de los ‘medios’ da para mucho más. (Volveré con el tema.)

“Emblema de la ciudad”

“Y di a los naturales algunos bonetes colorados y varias cuentas de vidrio que brillaban al sol, y quedáronse maravillados. Yo, a cambio de tan valiosas baratijas, sólo me hice retribuir mil doscientos millones de pesos”.

De la trascendencia hablé con ustedes ayer, y de las obras grandiosas con las que genios, héroes y estadistas han perpetuado su memoria en la historia de la humanidad. El de Los Pinos lo intenta con un engendro grandote, una tenia larga, erecta y ostentosa, tablón erizado de lámparas y fuegos fatuos, inútiles fuegos de artificio, al que enjaretó un alias rimbombante: “Estela de luz”. (De pus, le llaman algunos; del delirante derroche de millones que pagamos ustedes y yo, todos nosotros.)

Lástima que alrededor de 50 mil mexicanos asesinados y algunos 250 mil desaparecidos no puedan venir a asombrarse ante el monumento conmemorativo del gobierno de cierto guerrero que involucró a la sociedad civil  en su guerra particular contra los mafiosos. Las familias enlutadas no tendrán ánimos para admirar esa criatura malparida quince meses después del término natural y tremendamente excedida de pesos: mil millones más de lo programado, que sin tener vela en el parto habremos de  pagar todos nosotros, a querer o no. Y a propósito:

Es así como al modo de Eróstrato, un mediocre pastor de borregos que por lograr la trascendencia quemó una de las siete maravillas del mundo antiguo, el templo de Diana en Efeso, ahora el autor intelectual de ese relumbroso espantajo  logra la anhelada trascendencia, porque ya desde ahora, en la conciencia colectiva, eso alto, flaco, erguido, con escamas de cuarzo importado, se nos quedó como símbolo fehaciente de un sexenio que es el del aturdimiento y la improvisación, del derroche y  la corrupción impune,  del vacío de poder el predominio del hígado sobre las neuronas. Y algo más:

Ayuno de autocrítica, el autor intelectual del engendro nacido a los quince meses de gestación y bautizado a escondidas antes de tiempo, lo nombra   “emblema por el Bicentenario de la Independencia y Centenario de la Revolución. Un verdadero icono de la ciudad”. Ponderado, el Ejecutivo. Mis valedores:

Ya nos tomaron la medida. Ya nos perdieron el respeto. Nos vencen por nuestra propia ignorancia, y por nuestra ignorancia nos convierten en colaboracionistas del Sistema de poder. Es México.

En fin, que en su discurso de inauguración perpetrada,  sé lo que digo,  a lo subrepticio y sólo ante la presencia estoica de sus paniaguados, el de Los Pinos dijo algo que es una verdad tan grande como la cosota que tenía detrás:

– ¡Este es un monumento en el que los mexicanos nos podremos identificar todos!

No acerca del mamotreto, pero sí con esa sentencia de mala sintaxis acertó el de los dicharajos, las caídas del triciclo y la mecha corta. En eso tiene razón, porque todo lo bueno y todo lo malo que ocurre en esta nuestra casa común, de la que somos los propietarios y cuya posesión nos la garantiza el 39 Constitucional, es responsabilidad de nosotros. De la Estela de pus, del monumento al mal gusto y la corrupción impune, de la improvisación y la ineptitud, del vacío de poder y aun de la regazón de cadáveres que ha enlutado el país. ¿Quién tiene la culpa, el dueño de la casa o los servidores que contrató para que le den el necesario servicio? Y el poder de los símbolos: ¿alguno de ustedes habrá descifrado la simbología de cierta novela célebre que tiene ajustada aplicación en la estela y su autor intelectual?

(Del tema hablaré después.)

El sonido y la furia

Eso y no más significa la campaña electorera, que no electoral, que el Sistema de poder monta cada tres y seis años para avivar una vez más las esperanzas deshilachadas de unas masas sociales desencantadas,  y al propio tiempo prolongar el medro personal y de grupo en el Poder. Semejante escenificación la ejecuta con el concurso de una tropilla de sobreactuados histriones que al tanto más cuanto realizan su sketch con base en el libreto de siempre, que en sus parlamentos expresa  todo lo positivo y alentador que las masas sociales están ansiosas por escuchar cada tres, cada seis años, y que en el escenario y con la escenografía de costumbre los histriones repiten hasta la náusea. Ahora mismo, imagínense: cuatro millones de anuncios de propaganda que ya inician su combate manipulador contra unos pobres de espíritu a los que ya empiezan a enfervorizar. Que si el tricolor, y que si el amarillo, y que si el cielo es blanco y azul, como afirman los curas políticos.

Esta sañuda enajenación es repetida a lo machacón a base del mismo libreto cada tres y seis años, de manera irremediable. Oigan, si no, sus “spots”, sus arengas, su demagogia, y comprueben que se trata del mismo discurso con distintos actores, con las promesas de siempre, lanzadas a gritos entre manoteos y gesticulaciones. Pero aquí la magia de tan trillado ritual: una vez más consigue convencer a unas masas que mal viven de espaldas a la Historia y a la realidad objetiva. ¿Sabían ustedes  que halagar de dicho a las masas es industria  de fascistas, caudillos y demagogos, que  de hecho, una vez convencidas van a oprimir y reprimir, en su caso?

Claro, a unas masas sociales con acopio de cultura política difícilmente podrán convencer. Por vez primera, tal vez; por segunda ocasión, todavía el beneficio de la duda, posiblemente, ¿pero una y otra vez, a lo machacón y reiterativo? Grave que nos neguemos al ejercicio de pensar, al de la autocrítica y al de la creación de técnicas, tácticas y estrategias para cambiar tan dañina situación. Es México, el país que presume una democracia que de hecho no lo es, pero sí una de las más caras del mundo.  ¿Nosotros, en tanto? Nosotros ya enfervorizados a la perspectiva del cambio. Ahora sí, con Peña, con Josefina con Andrés Manuel.  Esas ganas de creer…

Hoy que los candidatos de este partido o aquella coalición, jineteando las leyes y a los encargados de hacerlas cumplir, ya andan en plena campaña, vale la interrogante: ¿cuál es la almendra, cuál la sustancia de esas campañas electorales? La definición cabe en vocablos como estos: diatribas y ataques, inquina y embustes, acusaciones y descalificaciones, verborrea y falsas promesas a lo largo y ancho de unas campañas costosas hasta la aberración para todos nosotros, los contribuyentes.  Tal el costo alucinante de una esperanza inútil. Es México.

¿El candidato ganador? ¿El próximo presidente del país? ¿Volverá, con el Tricolor, a su carácter de diosecillo sexenal? ¿Será como el individuo aquel, mediocre al igual que los candidatos de hoy a Los Pinos, que en nuestra raíz meshica y durante algún tiempo asumía su papel de dios Tezcatlipoca? El individuo era tratado como al verdadero dios por tlatoanis, nobles y macehuales, y todos lo agasajaban como hoy mismo al próximo diosecillo sexenal (no al actual, mal visto y malquisto por más de la mitad de los mexicanos), con la diferencia que ustedes, como sigan leyendo, van a encontrar al final del escrito. Relata el cronista de la Nueva España… (Su relación,  mañana.)

Peña, ¿el bueno?

“Dirigentes del PAN y el PRD condenan que el gobernador Peña reporte obras en proceso como ya terminadas”:

Presume obras fantasmas. Presenta como logros obras que apenas (se) inician. No cumple sus promesas.

Enrique Peña Nieto, mis valedores. Que el candidato del PRI a la presidencia del país va punteando en las preferencias de opinión, y que tiene muchas posibilidades de ganar en las urnas a López Obrador y a alguno de Acción Nacional. Siniestro. Yo, de tenerlo a la mano, le diría de viva voz esto que me propongo comunicarle en el presente mensaje.

Señor candidato del Tricolor: yo ya estoy tranquilo. Por mí, por mi gente, por México. Atrás han quedado los meses de tensión, de neurosis, del sueño incompleto. ¿Tan desdichados seremos mi gente, mi país, yo mismo, me decía entonces, que presenciemos el retorno del PRI a Los Pinos? ¿Lo permitirán las masas sociales? ¿Hasta ese grado de desmemoria han de llegar, que permitan tal desmesura? No únicamente evitar que regrese el PRI como partido de Estado, sino encaramarlo a Los Pinos con la  papeleta a favor de su gallo copetón. Mis valedores:

Yo, a medias del desvelo, en la oscuridad miraba hacia el techo de mi habitación: ¿así que de sucesor tendremos un mediocre del tamaño de los dos panistas que han enchinchado Los Pinos? ¿Ese solapador de la riqueza inexplicable de la honorable familia Montiel tendrá mano libre con los dineros públicos? Y el sueño, andavete. Y qué hacer…

Peña basó su campaña en un exceso de demagogia, a sabiendas de la imposibilidad material para poder resolver los problemas del Estado.

¿Protestar públicamente, e-xi-gir, como Sicilia, al enemigo histórico, prometer una manda al beato “amigo de México”, estrategia tan efectiva como la de Sicilia?  ¿E-xi-gir a Dios que me haga el milagrito, táctica tan eficaz como las anteriores? ¿Yo llegar al extremo del pensamiento mágico? Nunca. Jamás.

Pero los vericuetos que tiene el pensamiento mágico: fue el cielo, quién lo creyera,  el que me concedió el milagro, y ahora sé que usted no va a posar sus dos reales en el sillón de Los Pinos, certeza que me ha dado tranquilidad de   espíritu. Por mí, por mi gente, por México.

¿Que el del milagro fue el cielo? El cielo fue, pero no por gestión de ningún santo, ni un beato “amigo”, ni una beata del Verbo Encarnado, sino de uno que se habla de tú con los cielos. Me explico.

Según la nota del pasado miércoles que publica Milenio, un Antonio Velázquez, “el Brujo Mayor de México”, acaba de afirmar que según sus cartas, el virtual (¡!) candidato presidencial del PRI, Enrique Peña Nieto, será el nuevo Presidente de la República.

Qué alivio, señor Peña Nieto.  Por mi, por mi gente, por México.  Porque  si ya se sueña usted en Los Pinos más le vale leer lo siguiente y sacar las conclusiones:

Este Antonio Vázquez,  “el Brujo Mayor de México”, modestamente, es el mismo que en vísperas de las elecciones del 2000 fue entrevistado por el de Reforma:  “Se acaban las cartas, don Antonio, y no ve usted a un candidato que pueda ser el Presidente para el 2000”. “Bueno, haberlo preguntado antes, dice el brujo estrellero. Sí que lo veo. (Una pausa. Se mesa (sic) la espesa barba que le llega al vientre y deletrea un nombre y un apellido). Y así, con la ayuda de los astros y la propia fuerza astral, el brujo mayor va deletreando  el nombre del sucesor de Zedillo: “Mi-guel – A-le-mán”. (¡Brujo!)

Eche cuentas, señor Peña Nieto (Uf.)

Madre de héroes, heroína

A 30 años de la desaparición de Alaíde Foppa, traductora y feminista, poeta, y critica de arte, secuestrada en la ciudad de Guatemala el 19 de diciembre de 1980, los culpables del crimen permanecen impunes.

A Alaíde Foppa yo la conocí. Hoy me propongo traer hasta ustedes la memoria de la roqueña luchadora civil que vivió entre nosotros. Una luchadora de verdad, no “activista” ahijada al Sistema de poder. Luchadora por aquella su Guatemala secuestrada también, por cuyo rescate dio lo más valioso tenía, su propia vida. Alaíde Foppa.

Trasterrada de Guatemala por actividades en defensa de la mujer indígena, conmigo vino a compartir micrófonos y cabina de nuestra  Radio UNAM. Un día, de repente (la nostalgia de su tierra “dulce y sombría”, que dijera Cardoza y Aragón), se atrevió a retornar, de entrada por salida, a aquella su Guatemala tan apacible que “se oye cuando una garza cambia de pie”, pero trampa mortal para quien osara enfrentar a los Romeo Lucas García y congéneres de uniforme que por aquellos tiempos mal-gobernaban al país hermano nuestro en tantos sentidos. A la luchadora civil la asesinaron aquellos por quienes clamó el poeta Otto René Castillo cuando en plena tortura iban a arrancarle la vida:

¡Ay, Guatemala, ellos conocerán la muerte de la muerte hasta la muerte!

Fue en diciembre de hace ya treinta años, y como si fuese apenas ayer. En algún punto de la ciudad capital de Guatemala  Alaíde Foppa se disponía a abordar el automóvil cuando acribillaron a su chofer, y a ella se la llevaron para nunca más. De su paradero nunca nadie de sus conocidos volvería a saber, y hasta el día de hoy, cuando aquí, frente a todos ustedes, me he puesto a recordar a esa Hécuba de Guatemala: su temple, su mística, su heroicidad, y con ella la lucha, la cárcel y la sangre de sus familiares; de Alfonso Solórzano, el marido, del hijo Juan Pablo y de Mario tiempo después; de la propia luchadora civil. Alaíde Foppa

De Alfonso y Juan Pablo yo poco sé. Por cuanto a Mario, de su muerte conozco las revelaciones de cierta asociación guatemalteca de periodistas democráticos, donde se asienta que  combinó la máquina de escribir y el libro con el fusil, y así hasta su muerte violenta. “Mario Solórzano murió asesinado. Nada se supo de su destino final porque el régimen de Romeo Lucas García ocultó la información por conveniencia política. Pero Mario Solórzano fue descubierto por las fuerzas represivas del régimen en un apartamento de la ciudad capital. Acorralado, sin oportunidad de escapatoria…”

Tal es la seña de identidad de Alaíde y sus hijos, a tres de los cuales la dictadura forzó a convertirse en guerrilleros al igual que a los poetas e intelectuales Otto René Castillo, Rodrigo Asturias y Danilo Rodríguez, amigos míos de cuando erraban por estas tierras, exiliados.

Ay, Guatemala – cuando digo tu nombre retorno a la vida – Me levanto del llanto a buscar tu sonrisa…

Pero sí, hay seres que nunca mueren. Mario es uno de ellos,  y otros son Juan Pablo y la madre de héroes, ella misma heroína. Ellos nunca han de morir porque, tal como afirma  Ernesto Cardenal, poeta,  la hierba renace de los carbones – y el héroe nace cuando muere… Mientras tanto, mis valedores…

Hoy, acá, en el México de los exiliados guatemaltecos, aún recordamos a la poeta y heroína de la cálida voz y, también, según la evoca A. Rossi, “aquel hermoso rostro melancólico de grandes ojos castaños que se iluminaban con su espléndida sonrisa y revelaban su luz interior”. Alaíde Foppa. (A su memoria.)

 

Del santo aroma poético

Aunque más te disfraces, galán divino –  en lo mucho que haz dado te han conocido – Rey enamorado que de amor herido vestiste en la sierra el blanco pellico – Las sienes coronas de espigas de trigo – entre ellas mezclando olorosos lirios – aunque  vas disfrazado, galán divino – en lo mucho que haz dado te han  conocido…

Joyas de la literatura de tema religioso son, ciertamente, los villancicos del Romancero Espiritual que en el XVI compuso José de Vaidivielso, frailecillo menor y poeta de los mayores de su tiempo (el tiempo todo les pertenece). Mis valedores: los excesos de la Navidad son agua pasada (¿agua pasada o pasado alcohol, ese de pasado y  futuro imperfectos?), pero mi afán de que todos nos acerquemos a la lectura como vía para abandonar el aborrecible zanjón de la mediocridad me lleva esta vez a seguir mi porfía de que hagamos a un lado la enemistad con los libros. Aquí, del Romancero Espiritual:

José de Valdivielso: sus poemas, afirma el estudioso, son candor y arrebato, celo y confianzudo amor, y amoroso ardimiento, todo en buen amasijo. Para elaborar estos villancicos el  poeta trajo a colación viejas coplas que habían sido de Fray Ambrosio Montesino, de Maldonado y López de Úbeda, que en forma de seguidillas y demás artesanía popular, artesanía verbal, arremolinadas volaban de aquí para allá (Edad Media, Renacimiento), del figón a la venta, y de la plazuela a la bocacalle, en el cantar de juglarillos desaprensivos, hasta que José de Valdivielso salió a rescatarlas para devolverlas con una mejor forma de decir, con mejores acentos, una música peculiar y un estilo personalísimo en achaques de metro y rima, como que más  henchidas de intención, de ternezas, de amor humano y divino también, amasado todo en estos villancicos que son ternura, que son…

José de Valdivielso. A la literatura religiosa española casi nunca, por olvidar la tierra, se le fue el santo al cielo. El santo o lo santo, la flor de santidad encontró su terreno en la vida terrena donde se hincaba de raíz hasta apuntar hacia el cielo, que sólo así veía abierto. Para los escritores de aquellos Siglos de Oro español, semilla de los nuestros, religión y mundo no distaban entre sí como del cielo a la tierra. Por el amor de Dios la mística del Siglo XVI llevó hasta los mismos cielos el amoroso lenguaje profano, sin que ese cambio de esencia y destino se entendiera como profanación. Vueltos a lo divino, los temas humanos en la poesía, y revueltos lo humano con lo divino en muchos autos sacramentales (bodas y festejos podían servirles de pretexto), la frecuente identificación de ambos órdenes, sagrado y seglar, evidenciaba  la firmeza poética de la época española y universal. Valdivielso:

Para qué son disfraces para conmigo – sepa que le conocen por Jesucristo – aunque rebosado galán repulido-  más que el jazmín blanco, más que el clavel lindo – que es el mismo Rey, me han dicho al oído – y en la iglesia todos cuantos le han visto – sepa  que le conocen por Jesucristo…

Las crónicas dejan entrever que fue este José deValdivielso el que  la hora llegada del bien morir para Lope  acudió al auxilio espiritual del genio del ingenio al que las lenguas suspicaces señalaban como penitente el más necesitado de valimiento a esa hora mortecina de los estertores, el recuento y los arrepentimientos tardíos. En fin. José  de Valdivielso. poeta, que vivió y murió siempre en olor de santidad, siempre en el santo olor de la santa poesía. Valdivielso, villancios, Navidad. (In memoriam.)

“Madruguetes y artificios legislativos”

La manera abrupta y contradictoria con la que actuó para reformar el 24 Constitucional exhibe una vez más los afanes de la clase política por congraciarse con la jerarquía católica (Bernardo Barranco.)

Al triunfo de las sotanas me referí el miércoles pasado, cuando consideraciones político-electorales llevaron a los diputados a modificar el 24 Constitucional. Las sotanas lograban  el triunfo tardío del cristero sobre el “impío” Calles, y a propósito de la “cristera”: cada mañana viajábamos mi abuelo y su nieto de seis años a lomos del cuaco barroso. Yo, en ancas, me afianzaba a la cintura de don Chepe, y tomábamos camino rumbo a La Cañada. Al mirarnos algún lugareño, su dejo cantadito:

– Cuánto quiere el abuelo a su nieto…

– Mucho lo quiere si sea cariño  protegerse los lomos con el chamaco. Y es que cuando cristero dejó muchos fierros en la lumbre, no vaya a ser una bala “perdida”…

Es así como viajé a La Cañada, y detrás de los fortines naturales,  mezquites y encinas, me topé con montones de casquillos de máuser y carabina, cáscaras de la almendra de plomo que al grito de “¡Viva Cristo Rey!” el cristero Gorostieta y su fanaticada quemaron contra los guachos pelones del “impío” Calles, el pecho debidamente protegido con el escapulario de paño rojo con la entrañable leyenda:

Detente, bala enemiga, que el corazón de Jesús está conmigo.

Fue así como encontraron la muerte mis cristeros paisanos en su magnífico intento por desencuadernar una Carta Magna que hoy, sin peligro físico alguno,  lograron las huestes del impuesto en Los Pinos; los difuntos de sotana y chaparreras quedaron, junto a los casquillos vacíos, detrás del pochote aquel, y del huizachito, y de la varaduz. Hoy, los restos de una Constitución desencuadernada, ¿dónde fueron a quedar?

Es la historia: de Gómez Farías, Juárez y Lerdo a Echeverría todo se volvió, en apariencia, derrotas para las sotanas, con sendos respirillos a la hora de Avila Camacho, el Alemán y el matancero de Tlatelolco: “Cristianismo sí, comunismo no. Este hogar es católico y rechaza la propaganda protestante”.

Pero ándenle, que nos llega López Portillo,  y que manda traer al papa aliado de Reagan y el gran capital, y que los mercachifles hijos de Mamón saturan el país de bulas, escapularios, reliquias, medallas, rosarios, carteles, escarapelas y de estampitas prodigiosas que pintan a todo color la invención  de un indio barbado que se arrodilla ante la nueva conquistadora. México dejaba que las ilustrísimas chinelas pisotearan el clausulado de la Carta Magna mientras Wojtyla, en Los Pinos, oficiaba la misa para el místico regodeo de una Cuquita madre de JLP, y todos contentos y reconfortados con la bendición papal. De ahí en adelante faena redonda para las sotanas. Incluso la calle donde se ubica la nunciatura apostólica quedó herrada con el fierro de “Juan Pablo II”. ¡Dios!

Los cristeros triunfaron. Después de LEA y JLP el primer impostor de Los Pinos, por “legitimarse”, anudó relaciones oficiales con El Vaticano, y las visitas de Wojtyla se tornaron semanales. ¡Y que llega la “pareja presidencial” (Fox y Sahagún), y que el Estado laico se arrodilla y le besa el anillo al pontífice! Pues sí, pero ahí el horror: de repente codazos, patadas y caballazos, a la viva fuerza y por la puerta trasera lograron entrar a la Historia los beatos espurios  del Verbo Encarnado. Hoy día los Ratzinger y Norbertos dueños son de las riendas, el mando y la Carta Magna. ¿Nosotros, en tanto? (Laus Deo.)

 

Acteal

Fue un día como hoy, pero de 1997. En Acteal, Chiapas, amaneció pacífico el día, como si nada atroz, aberrante, estuviese a punto de ocurrir. Al arribar, los paramilitares se toparon al grupo haciendo oración.  Y fue entonces.

A la vista de una comunidad engrifada de cadáveres (niños, varones,  mujeres a punto de dar a luz) ahí, en su Carta pastoral de Navidad, la palabra viva del profeta Samuel Ruiz, obispo:

“Por si acaso hubiéramos olvidado que la verdadera Navidad se da en un contexto trágico de opresión y dominio, de inseguridad y puertas cerradas, de persecución y exilio, y aun de verdadero genocidio, los acontecimientos de estos días en Chelalhó nos lo vienen a recordar. La dicha más grande que el mundo ha conocido, el nacimiento de nuestra carne del Verbo de Dios, irrumpe en medio de la más densa niebla. La Navidad de este año es para el pueblo cristiano de nuestra Diócesis, de nuestro estado y del país entero, una Navidad luctuosa. No sólo es ignominioso el número comprobado, hasta el día de hoy, de muertos (45) y de heridos (25), muchos de ellos menores de edad, sino sobre todo el clima de violencia creciente e impune denunciado a las autoridades que podían haber frenado a tiempo este indignante desenlace.

Son tantas las circunstancias agravantes que hacen de este doloroso acontecimiento un verdadero crimen contra la humanidad: el hecho de que el ataque fuera perpetrado por hombres adultos, armados, contra un grupo mayoritariamente de mujeres y niños desarmados; que ese grupo victimado (Las Abejas) sea uno que ha hecho profesión pública y desde hace tiempo de su opción por los medios civiles, pacíficos y no violentos para la consecución de sus demandas, aun cuando viven y trabajan en el corazón de una zona donde la violencia se ha enseñoreado hasta el punto de ser obligados a abandonar sus casas y poblaciones, pues en Acteal se encontraban ya en calidad de desplazados; el hecho de que el ataque se haya verificado en el momento en que estaban reunidos en la ermita del poblado, orando por la paz; y seguramente orando por quienes les perseguían. Conocemos que tal es la calidad cristiana de esos hermanos y hermanas.

¡Qué horrible paradoja que el mismo día en que pudieron ser abiertas algunas ermitas que habían estado cerradas y ocupadas por grupos armados de civiles y de policías, en una ermita de Los Altos hayan sido masacrados todos estos cristianos! En el espacio de lo sagrado irrumpe la violencia. ¡Y para este pueblo tan hondamente religioso! Toda la tradición judeo-cristiana de que los templos son Santuarios para los perseguidos, aquí ha sido pisoteada. Las autoridades del estado han ordenado recoger todos los cadáveres, quizás con argumentos jurídicos o sanitarios. Ello es un agravio más a los sobrevivientes de la masacre. Ellos han venido hasta nosotros, suplicantes:

– ¡Queremos enterrar a nuestros muertos! ¡Que no se los lleven!

Quien conoce el alma indígena sabe hasta qué punto es existencialmente indispensable el duelo, llorar a los muertos. ¿Hasta ese consuelo les irán a quitar? Sólo la fe y con ayuda de la revelación podemos comprender que así es la Navidad verdadera.  Esta, no la de la sociedad de consumo, es la que permite entender el misterio de la Encarnación. Aquí, en Chiapas, algo nuevo está naciendo, y no concluirá el parto sin estas dosis estrujantes de dolor.

Cuánto trabajo nos cuesta en este momento decir: ¡Feliz Navidad! A nuestra sensibilidad humana nos parece que el Niño nace muerto”.

Asesinado. (Acteal, México.)

“No nos asustan los muertos”

La memoria histórica, mis valedores, que no se nos vaya a morir. Hoy, después de la sangre que se acaba de derramar en la Autopista del Sol, en Guerrero, traigo al recuerdo la masacre del Vado Aguas Blancas, Mpio. de Coyuca de Benítez, Gro., donde en junio de 1995 la Policía Motorizada destazó  las carnes de hasta  17 militantes de la Organización Campesina de la Sierra del Sur, a la que diezmaron a fuego, sangre y dolor en un tiradero de cadáveres y heridos que aventó al duelo a deudos, viudas y huérfanos. Presente en la carnicería, aquel a modo de representante oficioso del gobierno de Rubén Figueroa Alcocer, un Sotomayor Espino, Rodolfo, sub-procurador del Estado.

Secretario general de gobierno era J. Rubén Robles Catalán, y Antonio Alcocer Salazar el Procurador de Justicia estatal. Hoy día, a 26 años justos de los asesinados en la Autopista del Sol (no justos; injustísimos, por la impunidad de que disfrutan los presuntos responsables del sembradío de cadáveres), todos los nombrados andan en completa libertad. Como para apuntalar una memoria que en el paisanaje es tan sutil, tan efímera y vulnerable, aquí algunos datos de lo que una vez rematada la labor de los matanceros ha ocurrido a nivel de justicia.

Días después de la matanza lo declararía el dicho sub-procurador:

– Si yo acudí a Aguas Bancas fue por órdenes del ahora ex procurador Antonio Alcocer Salazar. El que protegió al ex-gobernador Figueroa para que no fuera procesado como responsable de la matanza fue el propio “Sistema”.

Ante la acusación de su subalterno,  se defendió en 1997 Alcocer Salazar:

– Yo rechazo cualquier responsabilidad penal en la matanza de Aguas Blancas, ni tengo idea de cómo pueda ir el caso. Yo estoy alejado del asunto, no tengo ni la menor idea. Yo ahora soy comisionado del PRI en Chilapa.

Y lo que va de ayer a hoy: en noviembre de 1995 y a nombre de algún organismo defensor de derechos humanos se encrespaba una Mariclaire Acosta  que años después, desde su oficina del gobierno foxista, se nos tornaría mansa, muda e impávida, hasta que el que la encaramó la dejó caer:

– ¡Figueroa es un asesino! El compadrazgo entre él y Zedillo es un obstáculo para la aclaración y castigo de todos los hechos violentos registrado en Guerrero. A mí me parecería muy lamentable que un Presidente de la República apoyara a un asesino como Rubén Figueroa, y esto sólo porque es su compadre.

Todavía hoy, para defensores de los derechos humanos de aquí y el exterior, “lo sucedido en el Vado Aguas Blancas no es un hecho aislado. Desde que el compadre de Ernesto Zedillo, asumió la gubernatura (1º. de abril de 1993), han sido asesinados 70 miembros del partido del Sol Azteca  y 21 integrantes de la Org. Campesina de la Sierra del Sur. Handesaparecido decenas de opositores y tan sólo en uno de los municipios, el de Atoyac de Alvarez, se han registrado más de cien  asesinatos y 23 secuestros en 22 meses”. Detrás de las cifras del oficio de tinieblas,  la absoluta impunidad, la desidia del paisanaje,  el olvido y la paz. La de los 17 sepulcros. Y después de la sangre, la abyección:

Nov.,1995. Fidel Velázquez se entrevistó con Rubén Figueroa:

– ¡Usted, señor gobernador, sabe que a nosotros los cetemistas no nos asustan los muertos! ¡Ojalá que los demás gobernadores hicieran lo mismo que hizo usted, caiga quien caiga!

México, 28 de junio de 1995. Vado Aguas Blancas, ¿ya lo olvidamos? ¿Y Acteal, y El Charco, y El Bosque, preludios de la sangre en la Autopista del Sol?  Es México. (Este país.)

“El gobernador me ordenó limpiar”

Y la carretera está limpia”. Tal es la explicación que ofrece a los “medios” el Gral. Ramón M. Arriola Ibarra, que el pasado lunes ordenó disparar contra los estudiantes que bloqueaban la Autopista del Sol, dejando dos de ellos tendidos en sendos  charcos de sangre. La Historia, mis valedores, cansada de crear, se repite. Ayer, Aguas Blancas; hoy, Autopista del Sol.  El asesinato de hoy es tema recurrente en los “medios”. La matanza de 17 campesinos de la Sierra norte del Sur en  junio de 1995 parece haberse olvidado. Aquí, porque no se nos muera la memoria histórica, lo que expresé apenas perpetrada la masacre de campesinos:

De los autores intelectuales de la masacre del dos de octubre de 1968, uno de ellos acaba  de sentir todo el peso de la justicia, y esto a tan sólo 38 años de distancia del reguero de cadáveres desparramados en Tlatelolco. Por sentencia del juez respectivo, Luis Echeverría ya sufre arresto domiciliario. Es válido suponer, mis valedores, que a Rubén Figueroa Alcocer,  ex gobernador de Guerrero y autor intelectual de la masacre de Aguas Blancas, Gro., perpetrada el 28 de junio de 1995, la justicia lo va a castigar, con arresto domiciliario, en el año 2033. Es México. Y para recordar la matanza de Aguas Blancas:

Fue en marzo de 1996, cuando el entonces secretario general de la ONU, Boutros Ghali, visitaba nuestro país. En nombre de las viudas y demás familiares de los campesinos asesinados en Aguas Blancas, Paulina Galeana Baltasar entregó una carta al de la ONU para solicitar su intervención ante el entonces  presidente  Zedillo con el propósito “de encontrar una solución y hacer justicia” ante la matanza del 28 de junio de 1995. Ghali  escuchó a la viuda y no hizo comentario alguno al respecto. Hoy hace ya años y días de que  el Vado Aguas Blancas, de Coyuca de Benítez, se engrifó de cadáveres masacrados; una masacre, la de Guerrero, que presagiaba la de Acteal, El Charco y El Bosque, los asesinatos de mujeres en Ciudad Juárez y tantos crímenes más, todos todavía impunes. Mis valedores:

Por que la memoria no se nos muera y por que sepamos a qué atenernos en relación al esclarecimiento de los tantos crímenes que por ahí deambulan clamando justicia: el entonces Zedillo prometió hacer pronta y expedita justicia. Sobre la testa de los asesinos iba a caer todo el peso de la ley y todo el rigor de la justicia. Once años pasaron, llegó Fox, ¿y? Lo publicó en su momento el periodista Carlos Ramírez:

El día de su destape, Ernesto Zedillo acudió a una fastuosa residencia y fue recibido por el propietario: el gobernador guerrerense Rubén Figueroa Alcocer, su compadre.

No mucho tiempo después iba a suceder que Anacleto Ahuehueteco, Simpliciano Martínez, Clímaco Martínez y una docena más de paisanos, militantes de la Organización Campesina de la Sierra del Sur, iban a ser minuciosamente masacrados a mansalva por las balas de una Policía Motorizada que (órdenes superiores) les disparó a discreción. Detrás, se asegura, estaba un personaje para tantos guerrerenses siniestro, hijo siniestro del siniestro de todo Guerrero: Rubén Figueroa Figueroa, el Figueroa Alcocer compadre del dicho Zedillo. De espectador, con las balas del gobierno sembrando el almácigo de muertos, Rodolfo Sotomayor Espino, sub-procurador de Justicia de Guerrero.  Hoy, intocable e intocado, el compadre al que señalan como autor intelectual de la masacre sigue, en libertad, administrando sus negocios con PEMEX. (Sigo después.)

 

Nuevo mapa del poder

 España y México, mis valedores. Aquí, al triunfo del Verbo Encarnado en julio del 2006, siguió el pleno reinado de los  Norberto Rivera, Ratzinger y demás potencias del alto clero político. Allá, según afirma Oscar Guisone en el semanario del domingo anterior, al triunfo reciente del Partido Popular  y el ascenso de la esposa de José María Aznar a la alcaldía de Madrid ciertos esforzados se lanzan de lleno a la conquista de la capital española. Exacto, sí, los Legionarios de Cristo, hijos legítimos y putativos de Marcial Maciel. Fácil con Rajoy en España como aquí con  Calderón. Laus Deo.

Ratzinger  ya encaramó a los altares a Juan Pablo II, que otorgó aureola de santo al controvertido Escribá, fundador del Opus Dei. Que el próximo milagrito de Ratzinger en su visita a México, imploran algunos, sea la permanencia del PAN en Los Pinos. Atroz.

He estado leyendo ácidos comentarios acerca de la carrera desbocada de JPII hasta los altares, como leí en su momento opiniones diversas, no necesariamente objetivas, que me erizaron de dudas, sospechas y suspicacias en torno a la santidad de Escribá, personaje al que a sólo  tres décadas de su muerte y unos cuantos años de que fuese  declarado beato se le enjaretó aureola de santo. Todo ello, cuando El Vaticano parece haber olvidado a Dn. Oscar Arnulfo Romero, arzobispo y mártir de San Salvador. Y qué decir de un benemérito de los kilates de Bartolomé de las Casas, que espera, paciente, desde hace siglos. Los caminos del Señor…

Aquí, de la pieza lírica que a su hora dedicó Ratzinger a su antecesor en la silla de El Vaticano: “A la hora de su muerte, apenas había entrado en la habitación y mirado la imagen de la Madre, cayó al suelo. Mientras moría tocaban las campanas el Ángelus, anunciando el fiat de María y la gracia de la Encarnación del Hijo, nuestro Salvador…”

De soberbio reportaje que Sanjuana Martínez publicó en ocasión de la beatificación del opusdeísta: Murcia, España. “El Colectivo de Sacerdotes de Cartagena expresamos nuestra extrañeza por la rapidez del proceso y respetuosamente pedimos la paralización de la beatificación del padre Balaguer, ya que escandaliza a numerosos creyentes, por tratarse de una persona discutida, alguna de cuyas actitudes parece que no concuerda con lo que juzgamos una posición radicalmente evangélica”.

Por cuanto a la asociación de Teólogos Juan XXIII: “Expresamos nuestra preocupación por el inusitado proceso de beatificación, que nos recuerda el caso de Isabel la Católica y el de los denominados mártires de la cruzada española (…) La rapidez con la que se ha llevado el caso de Escrivá nos parece sorprendente y hasta sospechosa”.

De la carta que en L’Osservatore Romano publicó el cardenal Angelo Felici: “No han faltado voces contrarias a la beatificación de Escrivá. Esto era de prever, considerando la multiplicación de los miembros del Opus Dei y la obra que desarrollan al servicio de la Iglesia. Entre los remitentes de las 6,000 cartas de los opositores recibidas por el Papa pidiendo la apertura de la causa, hubo 69 cardenales, 1,228 obispos y 41 superiores generales de órdenes y congregaciones religiosas y muchos jefes de Estado y de gobierno”.

Pues sí, pero El Vaticano desestimó objeciones y críticas al declarar que Escrivá no fue un católico más: “Bajo su mano firme se movía un entramado financiero de 1,500 empresas y un patrimonio  valorado, a finales de los 80s., en 30,000 millones de pesetas”. Sí, ¡para cimentar las finanzas de El Vaticano, Dios! (Sigo después.)

Vidas paralelas

Echeverría y López Portillo, deshecho par de desechos arrumbados en el desván de la Historia. Hoy día, cuando cualquiera de los políticos escribe más libros de los que lee, copio estos  párrafos de Mis tiempos. Aquí, lamentable sintaxis:

“Consolidé mi amistad con Echeverría. Le ofrecí toda mi lealtad”.

Matrimonio de Echeverría. Lo relato porque participé  activamente en ello. El 1º. de enero de 1944, fue a mi casa Luis, y me dijo más o menos esto: Mi hermano. Creo que mañana me voy a casar con María Esther Zuno.

No quería avisar ni a sus padres ni a sus hermanos, por el lío que se armaría con la sorpresa y acudió a mí. Yo tenía algo más de 40 pesos que puse a su disposición.

“El 17 de septiembre de 1975. Brusca, aunque no inesperadamente, Echeverría me dijo algo como esto: Señor licenciado López Portillo, el Partido me ha encomendado preguntarle si aceptaría usted la responsabilidad de todo esto, y con un gesto envolvió el ámbito del Poder Ejecutivo, concentrado allí en el despacho de Los Pinos”:

– Sí, señor Presidente. Acepto.

– Bien. Entonces prepárese usted, pero no se lo diga a nadie, ni a su esposa ni a sus hijos.

“Recuerdos, lealtades y afectos para LEA: las autoridades de  Gobernación  pasaban información inquietante sobre las actividades  del ex presidente y que se vinculaban con las que realizaban quienes habían sido sus colaboradores, especialmente Muñoz Ledo y Gómez Villanueva.  Por primera vez en mi vida, iba, poco a poco, asumiendo guardia frente a un viejo amigo. Mantenía abiertas sus relaciones públicas con muchos resentidos, desubicados, que vaciaban en él angustias y rabias”. (El de la politiquería, terreno pantanoso.)

Por cuanto a los sucesivos matrimonios de JLP, de Carmen Romano, primera esposa de JLP, lo publica  la crónica:

“Vestida con elegancia, la ex-primera dama de la nación reveló que estaba escribiendo dos libros. “Uno, de mis experiencias como esposa de un presidente, y otro, que yo llamo “mis primeras veces”, que será no sólo para México, sino para el mundo entero”. (Sus primeras veces…)

Acompañada por guardianes en el recinto del Poliforum cultural Siqueiros, ataviada con un llamativo juego de aretes, gargantilla y anillo de filigrana en oro con diamantes y granates, la ex-esposa del ex-presidente señaló: “Yo soy quien soy, lo que soy y lo que hice; no me interesa que me reconozcan. Los ataques no me lastiman”.

Sobre las numerosas acusaciones de que era objeto tocante al dispendio con que se manejó cuando fue primera dama: “¿Cuál dispendio? No hubo dispendio alguno, quienes así lo dicen es por desconocimiento, pero reconozco que como esposa del presidente no tuve limitaciones económicas, pero eso depende también de las personas, ¿no?”

– ¿Y de sus tantísimos viajes por todo el mundo?

– Esos eran invitaciones.

Carmen Romano murió de una enfermedad mortal de necesidad, se dice; de una que se transmite por contagio sexual. López Portillo, todavía garañón por aquel entonces, tomó por esposa a la actriz Sasha Montenegro, pero tiempo más tarde se advierte la decadencia del figurón: “López Portillo  en el sanatorio. Sasha Montenegro no lo ha visitado. A los que dicen que está en estado de coma, ironiza: Eso quisieran, que yo  estuviera en estado de coma, pero estoy en estado de come y come en mi cama”.

Al término de su existencia quien ostentara la banda presidencial, con susurrante vocezuca se dolía,  redrojo senil:

–          Sasha me maltrata, me cachetea, de pendejo no me baja…

(Abyecto.)

Hijos de fruta

 un saludo a toda la bola de pendejos, que forman parte de la prole y solo critican a quien envidian!… Twitteer for Black Berry@ – 05/12/11 Retwiteado por Pau Pena

Y que “La hija de Enrique Peña Nieto, Paulina, retuitó (sic) improperios contra los críticos de su papá (…) Las críticas fueron porque Peña confundió al autor de La silla del águila, Carlos Fuentes, con Enrique Krauze”. Y que después de una hora, “la cuenta de Paulina y su novio fueron canceladas”. (Resic.)

La parentela de los políticos, mis valedores, esos parientes  que cargan sobre los lomos un apellido ilustre que los  abruma, que los aplasta y que tantas veces termina por arruinarles la vida. Todo ello porque el famoso y su prole llegan al éxito, al poder y a la riqueza, sin el soporte de los valores morales. Tienen, pero no son. Llegan a tener sin antes experimentar el proceso de ser. Lujos, derroches, compras en escaparates del extranjero y viajes en helicópteros oficiales para que Paulina sea transportada los escasos kilómetros que separan Toluca de Metepec, donde toma sus clases de yoga, gimnasio, modelaje o algo por el estilo. Esos todo lo  tienen, pero nada son.  He ahí el problema, que dijo aquél. Indecoroso.

A propósito un Peña culturalmente vacío y una Paulina  caprichosa y malcriada que escupe desprecio a “la prole”van aquí reportajes diversos que dieron cuenta a su hora de dichos y acciones de algunos políticos y su parentela. Lo afirmó hace algún tiempo Guadalupe Díaz Borja, hija de alguno de los que cayeron al desván de la Historia con las manos chorreantes de sangre:

“Yo puedo caminar por la calle con la cara alta. Puedo presentarme en los sitios públicos sin que me den la espalda los que fueron mis amigos. Yo y todos los Díaz Borja estamos libres de muchas cosas. ¿Y qué ocurre con los otros?”

Chihuahua. Chih. “La Comisión de Solidaridad y Defensa de los Derechos Humanos pide formalmente al cabildo de esta ciudad cambiar el nombre del bulevar Gustavo Díaz Ordaz porque durante su gobierno se perpetró la matanza del Dos de Octubre. La petición es para honrar la memoria de los cientos de jóvenes, niños y ciudadanos que murieron el mencionado Dos de Octubre”.

Años más tarde, el entonces presidente José López Portillo  sería objeto de culto por parte de periodistas como un tal Montenegro, que así lo ensalzó en el matutino: “Usted, señor licenciado don José López Portillo, significa la tradición de lucha actuante. Usted, señor Presidente, va a conducir la nave de México a puerto seguro, metáfora que recuerda seguramente la reencarnación de Quetzalcóatl…”

La esposa de Quetzalcóatl, Carmen Romano, habló en junio de 1998: “El gobierno del presidente Carlos Salinas de Gortari está resultando de veras estupendo. Mucho se asemejan este sexenio y el anterior. Sí existen muchos puntos de comparación entre ambos, pero lo más importante es que éste sí cuenta con la confianza del pueblo de México. Yo, por mi parte, como esposa del  presidente López Portillo ya hice  todas las actividades culturales y sociales que tenía que hacer”.

Condenó una omisión: que no se haya dado seguimiento a sus programas especiales para la niñez. “Eso le tocaba ya desde hace seis años a Paloma Cordero, pero por lo visto la esposa de Miguel de la Madrid nomás no hizo nada. Y si los programas no se continúan, si no se les da seguimiento, pues se vienen abajo, ¿no”.

Y que vestida con elegancia… (Eso, y de libros que estaba escribiendo, después.)