La náusea

Colosio, mis valedores. La escandalera expiró, pero el daño ahí queda: a calles, bulevares y avenidas, auditorios y centros deportivos les enjaretaron su nombre, y aun su cara de galán de barriada se congeló en bronces y mármoles. Pero no, para quien conozca su carrera política tal exceso fue inmerecido. La calentura cedió, por fortuna; de los tiempos esperpénticos sólo quedó la basurilla y el humazo de copal.

“El nombre del mártir en calles y plazas”. “Del pueblo a Luis Donaldo, héroe y mártir de la democracia”. “Acuden a visitar la tumba y la escultura donde reposan sus cuerpos. El héroe está con su brazo izquierdo apoyando a Diana Laura, lo que significa, la mano suave con la que trataría los problemas políticos, a la población humilde y a los indígenas. En tanto, el brazo derecho lo mantiene en alto, con la mano empuñada que demuestra la fuerza y la energía que, claro,  usaría para los problemas difíciles del país”.

Diana Laura no pudo resistir la ausencia de su amado y en la mañana del 18 de noviembre terminó de cansarse (¡!); hasta ahí, las noches eternas y de soledad, no resistió más la ausencia del compañero y extendió los brazos para que la recibiera”. Cursilería galopante:

Colosio era una luz en las tinieblas, un camino en la encrucijada, un ser superior que como Cristo, fue sacrificado por los rencorosos, los envidiosos, los que percibieron que era un hombre que haría un gobierno de equidad y justicia, y su interés mayor sería para los pobres. De honradez acrisolada, que prevalecería su espíritu democrático. Nuestro México querido y los pueblos de la Tierra de ese llamado Tercer Mundo, ya tienen en su calendario cívico y social otro héroe civil de leyenda e historia. Los mexicanos y extranjeros, mujeres y hombres, jóvenes y viejos, niños y niñas, hablarán en el México de hoy y del futuro, de un… ¡hombre, hombre! ¡Del niño que fue merecedor de ser premiado y traído al DF. ¿para qué? ¡Para que el señor presidente don Adolfo López Mateos  lo saludara, lo felicitara y lo premiara por haber sido alumno ejemplar y aplicado en la escuela de su querida tierra..! El no ha muerto, de sus cenizas brotarán las ideas nobles, el pensamiento creativo, la acción fecunda, el amor a México. Luis Donaldo, recordado como el provinciano que voló hacia su terruño… ¡nomás para darles a saber a sus amados padres que era candidato a la presidencia de la República!”

Del matutino: “El nudo en la garganta se rompió y las lágrimas rodaron hasta caer en ese que ahora cobija a Luis Donaldo. Un árbol de la esperanza. Un ahuehuete de 44 años de vida, la misma edad que él tenía. Las balas no pueden asesinar al pensamiento, las balas no pueden masacrar la inteligencia, las balas no pueden detener la sed de libertad!”

¿Odas? No odas,  Beatriz Paredes: “Donaldo – No nos absuelvas – tú, el generoso, el de la sonrisa franca y los – ojos niños, de tan sinceros – no nos absuelvas – El sencillo, esforzado, pertinaz – no nos absuelvas – el leal, el demócrata, el honrado, -no nos absuelvas, – no nos absuelvas, no nos absuelvas, Donaldo, – prívanos del descanso, del buen – dormir, que nos lleve tu osadía.

 ‘Reconozco que la modernización – económica – sólo cobra verdadero sentido cuando – se – traduce en mayor bienestar para las familias – mexicanas, y que – para que sea perdurable – debe acompañarse – con el fortalecimiento de – nuestra democracia´,

 Que nos convoque tu audacia – No nos absuelvas  – Que sólo encontremos la expiación – cuando germinen tus ideales”.

(Agh.)

El mediocre y su lenguaje

Se manipula de manera consciente para sembrar la confusión y evitar que se pueda percibir la realidad.

Al lenguaje me referí ayer aquí mismo, y hablé que en la medida en que lo aprecio me lastima escuchar la forma sañuda en que lo maltrata el mexicano, y es como para preguntarse: ¿esa viciosa manera de expresión de los diversos estratos sociales es contagio de los “conductores” de radio, televisión y prensa escrita, o son las masas sociales quienes inficionan todos los medios de condicionamiento de masas? Mis valedores:

Lo pavoroso es esa metástasis que cunde en la comunidad, donde un disparate se adopta de forma instantánea y simultánea. Y que “hoy inicia”, y que política “agresiva”, y que   “a la brevedad”, y que ropa  “casual” cuando se fue de “chópin” al “mol”, para “lucir fachion”, y que  “cuestionado el funcionario, contestó”, y que “accesar”, y que  la “localía”, y que la “secresía”, y que “luce divino”, y que ¡guau!, ya el gringo nos enseñó a ladrar. Ah, el servilismo del mexicano hacia el idioma imperial en la industria del periodismo y en sus adictos; ah, la secreta aspiración del “guanabí” a percibirse gringo de segunda…

El lenguaje: ¿cuál es el más antiguo del mundo? ¿Se han desarrollado todas las lenguas a partir de una fuente común? ¿Cómo se fue creando nuestro medio de comunicación verbal? No podía haber pensamiento sin lenguaje, sostienen algunos; que sin pensamiento no había lenguaje, los contradicen otros más, alegato bizantino.

El lenguaje. En el principio eran los homínidos, y hembras y machos existían separados en clanes. Fue el habla primitiva, fueron los sonidos guturales, los que crearon el espíritu. Y que el principio no fue razonar, sino sentir. Que las necesidades dictaron los primeros  gestos y las pasiones las primeras voces. Rousseau contradice a quienes afirman que los hombres inventaron la palabra para expresar sus necesidades. “Tal aseveración es insostenible. Su origen proviene de las pasiones, de las necesidades morales. Todas las pasiones acercan a los hombres, a los que la necesidad de tratar de vivir obliga a evitarse. No es el hambre ni la sed, sino el amor, el odio, la piedad, la cólera, los que les han arrancado las primeras voces”.

El lenguaje y su alto riesgo. Cuidado con el lenguaje, mucho cuidado, porque la forma en que lo utilicemos nos exhibe de entes idealistas o simples mediocres. El uso inmoderado del “dicho popular”, por ejemplo; ese recurso que la ignorancia toma como “sabiduría popular” y que sólo evidencia el tamaño de la mediocridad de un Sancho criticado por Don Quijote:

“¡Eso, Sancho! ¡Encaja, ensarta, enhila refranes! ¡Castígueme mi madre! ¡Estóyte diciendo que excuses refranes, y en un instante has echado aquí una letanía dellos!”

 El proverbio, el cantinfleo, el habla empedrada de muletillas. El individuo exhibe su mediocridad con giros verbales de factura tan corrientes como los que acaba de soltar el hombre de la banda tricolor:

– Dicen que Sonoíta ahora se llama Plutarco Elías Calles. Yo le voy a seguir llamando Sonoíta, “para los cuates”.

De Carlos Pascual,  embajador de Estados Unidos en nuestro país: “Yo le diría: no me ayudes, compadre”.

Y la calidad de esta frase pronunciada por quien detenta el cargo más eminente en la pirámide política del país:

– ¡Ese Carlos Pascual le echa mucha crema a sus tacos!

Mis valedores: ¿así hablan ustedes? ¿Así quieren hablar? ¿Por qué no dejar que sean otros los que al hablar exhiban su grado de  mediocridad? (Seguiré con el tema.)

Decir amor, por ejemplo

Esta vez el lenguaje, mis valedores. En el taller de lectura del domingo anterior me referí a ese tema que me parece fundamental para salir de ese lóbrego hondón de la mediocridad en que tantos vegetan, y ni aun tienen conciencia de su condición.  Principio y fin del citado taller es, aun antes que el propio lenguaje, el amor. Amor a nosotros mismos, a la Nallieli amantísima, a los seres del mundo que nos rodea, a la vida en todas sus manifestaciones. Qué más, qué mejor.

Porque el único recurso para no morir del todo y permanecer algún tiempo en la memoria de algunos es el  amor, esa fuerza espiritual que nos impele al valimiento, a esa solidaridad que nos garantice la trascendencia, o al final de la ruta nos aguarda una muerte definitiva. Yo, a propósito, profeso enorme amor al lenguaje, ese vínculo del pensamiento que si falsificas, falsificas también el pensamiento (Chomsky).

Ese es uno de mis grandes amores, y cómo no voy a amar el recurso supremo de comunicación entre humanos, si con él confesé a mi Nallieli mi naciente amor, que se acrecienta al ritmo con que lo reafirmo y lo reafirmo al ritmo con que se acrecienta.  Cómo no valorar el lenguaje, si es el medio de expresión espiritual con el que expreso mis pensamientos, mis sentimientos, mis sensaciones, mi desprecio por la mediocridad de quienes no tienen respeto por el idioma, y que ni siquiera son conscientes del naufragio al que lo arrojan apenas abren la boca. Lóbrego.

Los entes humanos estamos configurados de forma tal que lo más familiar nos resulta transparente y por ello con dificultad lo advertimos, mientras que sólo lo novedoso llama nuestra atención. «Los aspectos de las cosas más importantes nos están ocultos por su simplicidad y familiaridad. Uno es incapaz de advertir algo porque lo tiene siempre delante de sus ojos». Esto ocurre con muchos factores de la vida, pero de forma preponderante con nuestra facultad lingüística, porque el lenguaje, de sernos tan natural, nos pasa inadvertido en sus sorprendentes características.

Yo soy lo que hablo y como lo hablo. Me enaltece al enaltecerlo, y al degradarlo me degrado con él. Respetarlo es respetar mis propios pensamientos, mis sentimientos, mi comunicación con el mundo, el mío. Sentir hondo, pensar alto y hablar claro, la recomendación del filósofo.

¿Pero si al sentir hondo y pensar alto le falla el hablar claro, de modo tal que el lenguaje se reduce a un innoble cantinfleo? Ello sería como si el individuo dotado de altivez, un  alto concepto del decoro y un su retazo de vanidad, cuidase al máximo su arreglo personal y se presentara ante los demás con un atuendo impecable,  pero   apenas abre la boca, a cantinflear;  su atuendo atildado no pasó de apariencia, porque el lenguaje acusa una estructura de adobe y cartón corrugado.

 El cantinfleo. Por su comicidad en la carpa y las primeras cintas de cine trascendió Cantinflas, pero sobre todo por el “retrato hablado” que trazó de la forma de hablar de las masas sociales, con todo y esas espinillas en la piel de un rostro hermoso que son las muletillas.

 “Este, digo, o sea, ¿no? Quiero decir, porque de repente, ¿verdá? Ora sí que esto…como si dijéramos, pero más sin embargo  “tiene” mucho que no lo veo, y es que, la verdá, ¿cómo se llama? ¿Sabes qué? Lo que pasa es que” “¡Guau!” (Hasta eso aprendimos del gringo: a ladrar. ¡Guau!)

“Hay una sola manera de degradar permanentemente a la humanidad, afirma el filósofo, y es destruir el lenguaje”.

(Sigo mañana.)

El rito vacío

La anual, banal ceremonia con la que un discurso oficial desganado conmemora la nacionalización petrolera, que hoy cumple 75 años de una accidentada historia que es flor y espejo de la del propio país, con sus luchas y logros, tropiezos y claudicaciones; una paraestatal que soporta el lastre de un sindicato corrompido y unos funcionarios entreguistas que la han tasajeado según exigencias  del exterior. Aquí, en un aniversario más de la riqueza petrolera “propiedad exclusiva de los mexicanos”, va un esbozo de su trayectoria desde que un estadista nacionalizó el energético hasta los tiempos de Fox y del Verbo Encarnado:

J. Torres: “Los petroleros son la aristocracia obrera, con beneficios únicos que abarcan sustanciosos salarios y créditos, becas, servicio médico, vacaciones, vivienda, etc”.

El matutino: “PEMEX, campeón mundial en empleo y último en ingresos. Con sus 138 mil 701 trabajadores, la paraestatal mexicana se ubica en primer lugar de una lista que incluye empresas de EU, el Reino Unido, España, Venezuela y Brasil. A la hora del rendimiento, con sus 284.1 miles de dólares anuales por trabajador, se ubica al final de la tabla, muy lejos de la cifra récord que en productividad registra Exxon Mobil, de EU: 1,956.9 dólares”.

Para el Ing. Saade Atille PEMEX es prototipo de corruptelas. Chiapas,  Tabasco, Campeche, Poza Rica, etc”. Mis valedores: desde Merino y Vivanco hasta  Aldana y Romero Deschamps, ¿habrán variado sus condiciones originales? Clamaba el priista M. Osorio Marbán:

“¡Es el más honesto de todo el país! No es un sindicato blanco. Es revolucionario. Los ataques provienen de los enemigos de la Revolución”.

¿El sindicato ha cambiado desde 1978, cuando el Arq. Mario Basañez abocetó su retrato? “Como la mayoría de los sindicatos del país, el de PEMEX favorece los intereses de la empresa, desarrollando un sindicalismo revisionista y mediatizado, en el que es cotidiano el tráfico de los contratos y las plantas de trabajo y el control del obrero mediante la cooperativa de consumo que funciona como una verdadera tienda de raya”.

El Memorándum Brzezinski, 1978: “Debemos incluir las conversaciones sobre gas y petróleo de México dentro de una amplia agenda de cuestiones bilaterales. La clave son los energéticos. Los mexicanos nos han dejado la puerta abierta. Toca a nosotros decidir si ya es tiempo de entrar, o cuándo”. Y años después: “G.W. Bush podría ofrecer a México fondos para convertir PEMEX en la mejor empresa petrolera del mundo. Si Bush padre proporcionó una ayuda similar a Salinas, el apoyo ahora tendría más razón: Bush hijo y el presidente actual quieren integrar un acuerdo energético norteamericano. Necesitamos más energía. Así de simple”.

E. Zedillo, en 1996: “La privatización que promovemos en ferrocarriles, telecomunicaciones, terminales portuarias, aeroportuarias, gas natural y petroquímica secundaria, marchan de acuerdo con los tiempos previstos y en forma exitosa”.

M. Basáñez: “Debido a sus recursos económicos ha permitido a sus líderes, en contubernio con los altos funcionarios de PEMEX, enriquecerse a costa del trabajador”. Y el líder petrolero Romero Deschamps:

– ¡Gracias en nombre de México, Pres. Zedillo, por su lección de democracia, por el ejemplo de patriotismo y por esta muestra de sensibilidad al sentir del pueblo de México, por escuchar los argumentos y darnos su respaldo! ¡Gracias a su patriotismo, su democracia y su sensibilidad, el petróleo y sus derivados están a salvo de la privatización!

México. (PEMEX.)

Jauría del Verbo Encarnado

Huatulco, Oax. “El director de Recursos Humanos del Ayuntamiento de Santa María Huetulco, Enrique Hernández, emitió una circular interna (‘código de vestimenta’, la denominó) para prohibir a las trabajadoras el uso de minifalda, pantalones ajustados y escotes, al igual que ‘sombras’ en el rostro y afeites exagerados”. Las secretarias deberán atender al público con ropa formal tipo sastre”. Mis valedores…

Semejante edicto se publicó la semana anterior con la anuencia de Lorenzo Lavariega, el edil, pero pudiese haber calzado la firma de un Fray Antonio de Escaray en el año de gracia de 1691, cuando moralina y buenas conciencias de la comunidad virreinal aludieron a las malas costumbres y la forma impúdica y descarada con la que damas y caballeros de la alta sociedad se exhibían en los sitios públicos portando vestimenta procaz e indecorosa que despertaba, que exacerbaba los instintos libidinosos. Clamaba en su prédica y lanzaba anatemas un Fray Antonio de Escaray escandalizado y aspaventero:

“¡Qué más incentivo a la lujuria que ver a las mujeres con una zaya toda abierta por delante, para que por la abertura se vea la otra zaya, o a los hombres con unos calzones tan ajustados, que en la misma estrechez manifiestan la forma del muslo, y algo más que por la decencia conviene callar!”

De esto que, en el colmo del escándalo y la indignación, publicó en la ciudad de Querétaro el referido Fray Antonio de Ezcaray, han transcurrido ya tres siglos y un par de décadas, pero texto, escándalo e indignación de las buenas conciencias pudiesen fecharse el día de hoy, y no sólo en Huatulco sino en todo el territorio tricolor, coto privado de la beatería del Verbo Encarnado. Es México. Y si no, vayan tomando nota…

En Querétaro también, pero trescientos veinte años más tarde, se manifiesta el criterio que priva en los gobiernos panistas del resto del país: “Se procura que la mujer se vista de manera apropiada y no con inmoral minifalda. En la Universidad, a los alumnos queremos formarlos y decirles cómo deben vestirse”.

En Monterrey, indignados vecinos protestaron porque algunos “panorámicos” anunciaban sostenes. La productora tuvo que “vestir” el torso de la modelo, y la autoridad fue obligada por los vecinos a retirar los anuncios en los que se promovía el uso del preservativo para evitar el VIH/Sida”.

En 1691, Fray Antonio de Ezcaray: “Qué más incentivo a la lujuria que ver a una mujer agarrotada por la cintura y tan pomposa de lo restante que con la zaya que traen puesta pudieran vestirse cuatros pobres doncellas. Qué más culpables que ponerse un manto, tan transparente, tan pernicioso, que descubre a la mujer de pies a cabeza, añadiendo a este manto una red infernal de puntas, para que por ellas les vean el pelo rizado, las rosas, el chiqueador, la toca, un diluvio de cintas, botones y otras superficialidades…”

Tres siglos y años más tarde, en Villahermosa, Tab., el  ayuntamiento de Centro emite el Bando de Policía y Buen Gobierno, uno de cuyos artículos lo estipulaba: “Habrá sanciones para los ciudadanos que anden desnudos dentro de sus casas y será sancionada la exhibición pública de figuras que sean obscenas o atenten contra la moral y las buenas costumbres”. Esto, en una ciudad donde proliferan las esculturas que recrean, desnuda, la figura humana.

Mérida, 2005. “Las instalaciones de la Unidad de Atención Psicológica, Sexual y Reproductiva, fueron apedreadas… (¿Por quién o quienes? Sigo mañana.)

¿Peor que el alcohol?

Entre la vida y la muerte después de destrozar su auto por evadir un retén del alcoholímetro

Leí la noticia, mis valedores, y recordé la benemérita labor de Carlo Coccioli, a varios años de su viaje definitivo. Aquí, de su libro Hombres en fuga:

¡Ayúdeme! Si usted no me ayuda moralmente… tres días, tres noches… No logro dejar… ayúdeme…

“Es una equivocación, pensé; no conocía aquella voz. Luego he oído mi nombre bien pronunciado. He dicho: Soy yo”.

Soy Carlo Coccioli, pudo haber contestado a la urgida voz del  anónimo desesperado, desgajado por el licor y a punto del derrumbe final que, desde el teléfono público, imploraba el auxilio del novelista que había logrado sobrevivir al licor. En páginas estrujantes de la obra documental titulada Hombres en fuga lo asienta el valedor lo mismo de dipsómanos que  de animalillos en desamparo:

“Eran las ocho de la noche. Toda la tarde había llovido, esta estación de las grandes lluvias es interminablemente tétrica”. Y que al otro lado de la líneas, la anónima voz:

– Ahora estoy lúcido, es decir, casi lúcido: ¿cuánto durará? Puedo beber hasta quince días, hasta morir…

– ¿De dónde está telefoneando? ¡Contésteme!

“Un silencio. Después: que estaba en el centro”.

– Escúcheme con atención. ¿Lograría llegar al Cine Las Américas?

Arreglada quedó la cita. Que él era humilde y muy mal vestido.   Que al verlo, Coccioli se espantaría. “Nada me espanta. Nada”. Ni la voz del alcohólico desahuciado, ni la de tantos redrojillos humanos que gracias a la humana calidad de Coccioli, supieron de la resurrección de la carne hasta entonces  ahogada en licor.

– No resisto el dolor; quiero dejar la botella…

Y al grupo de Alcohólicos Anónimos, milagro del humano valimiento, hasta donde Coccioli, suave y sin turbulencias, los conducía:

“Aquí, en Alcohólicos Anónimos, nos quitan la botella, pero a cambio mucho nos dan. Lo que nos quitan (nos quitamos) nos lo devuelven con usura. El enfermo alcohólico que intente eliminar la botella sin recurrir al grupo no sólo es muy probable que no lo logre, sino que también aumenta sus penas. Aquí, nosotros, vivimos con alegría”.

Bendito sea Dios, que da la alegría. El canto de Coccioli tiene, para mí, resonancias bíblicas: “¡Cuán terrible es el grupo, cuán majestuoso, apoyado así sobre lágrimas y sangre, cuán bello, y cuán rebosante de amor, rebosante de amor ¡Cuán bello es el grupo, cuán lleno, lleno, lleno de Dios! Bendito sea Dios que ha creado A.A., el grupo”. Mis valedores…

Yo, por traer ante ustedes, a varios años de su ausencia definitiva, la memoria de Coccioli, pude haber espigado en alguno de los 32 libros que nos legó el novelista italiano avecindado en México, desde  ese Fabricio Lupo que hace medio siglo fue piedra de escándalo porque el novelista sacaba del “closet” el amor que por aquel entonces no se atrevía a decir su nombre. O de Cuauhtémoc, obra ya cercana a nosotros, o alguno de sus artículos periodísticos en donde reiteraba su decidida pasión por la defensa de la vida en su mínima expresión para los insensibles: la de  los perracos, que hasta allá abarcaban su humana calidad y su valimiento humano, pero preferí traer a ustedes el sub-mundo reflejado en Hombres en fuga, obra testimonial por la que siento un reconocimiento particular porque a cuántos habrá auxiliado a salir del licor, esos que en la botella habían requemado vida, destino, futuro, familia, autoestima, dignidad, todo. Por eso y más recuerdo hoy a Coccioli. (Benemérito, sin más.)

Onanista (mental)

Merienda de anoche. Invitación del maestro. En el aparato, Mozart. Ahí, de repente, don Tintoreto: “¿Quién creen que regresa?  Madrazo, qué les parece. Lo acaban de descubrir en el reciente aquelarre de Peña Nieto y en las cercanías de la sede del PRI. No es por echarles a perder el tamal, pero tengo la horrible corazonada de que Madrazo vuelve al partido, y el Tricolor a Los Pinos”.

Silencio. Estupor.  Palideció Mozart. Desentonó.

– Y no sólo va a regresar. Para mí que el próximo presidente del país es uno que come a mi mesa,  la remachó el maestro.

¿Que qué? Me atraganté, y ahí la copia esperpéntica de La última cena: “¿Seré yo, maestro”, la Jana Chantal, travesti, y sonreía. “¿O soy yo?” El Síquiri fingía seriedad. “¿Yo? Como que lo dudo” –el Cosilión.

– Ninguno de ustedes –la jovencísima setentona de las zarcas pupilas, compañera del maestro, plantó en la mesa la segunda montaña de oaxaqueños-. “El agraciado es uno que mete su mano en mi plato y come de él”.

– ¡Ah, hingáu! Y que saca la mano y se da el sacón ¿quién creen ustedes?, mi primo el Jerásimo, licenciado del Revolucionario Ins.

– Usted, licenciado. Regresa el PRI, según todos los indicios, y quién mejor que usted mismo  para cruzarse al pecho la tricolor.

Vi a mi primo enrojecer de vanidad; se sonrojó desde los cachetes hasta el propio tamal (oaxaqueño), sonrió blandamente, humilló los párpados y falsa modestia: “Ay, maestro, eso se lo dirá usted a todos”.

– En serio lo afirmo. Si en el sistema político existe congruencia usted tendrá tantas posibilidades como López Obrador. ¿Qué cualidades tiene tabasqueño que no tenga el hijo predilecto de Las Guilotas, Zac.? ¡Señor licenciado Jerásimo, presidente de México!”

-Ay, maestro  -esponjado de vanidad.

– Porque el campanazo de la historia…

El campanazo del celular. Llamada del partido. En posición de firmes, mi consnguíneo:  “Sí, licenciado Madrazo. Cómo no, licenciado Madrazo. Usted ordena, licenciado Madrazo. Como madrazo voy para allá, licenciado”.

Como madrazo se esfumó por esa puerta. Yo, escamado:

– Caray, maestro, ¿no pecó usted de excesivo? ¿Cómo va a ser candidato a Los Pinos un mediocre cuyo logro más significativo es haber llegado a jefe de manzana, y suplente?

-Ningún excesivo. Si eso que apodan política fue capaz de encaramar al actual  en Los Pinos,  ¿no puede provocar una machincuepa que dé con el primo de usted en los mismísimos Pinos? Después del actual, cualquiera. El Jerásimo, por qué no. ¿Zafio, estúpido, mediocre, vulgar? De acuerdo, ¿pero una sociedad como la nuestra puede parir un estadista del tamaño de Juárez y Cárdenas? (La maestra Agueda más tamales). “Puro mediocre de la alzada del Nopalito Ortiz Rubio al nopalito actual. Y nosotros, pasivos y dependientes. Pobre México.”

Discretamente tomé otros seis oaxaqueños para redondear la docena. El estómago, a reventar, y del tamal, al catre. Y ocurrió, mis valedores…

Esa noche soñé un sueño color de rosa donde miré a mi primo allá, en mero arriba, todo gloria y esplendor, y  a la vera de su trono yo mismo,  que me administraba una paraestatal, 6 fideicomisos y la concesión de la droga en el cártel de Neza. En sueños contemplé al rey, que me señaló con el suyo erecto, el índice: “Es el orgullo de mi nepotismo”.

Vínoseme aquella excitación.  Tensáronseme los nervios, el tamal se me frunció (el oaxaqueño). ¿Yo, manos libres?  ¡Guáu!, ladré, gringo de segunda,  y el ladrido me despertó a la crudísima realidad, al torzón, al  vientre hecho garras, ardoroso el tamal. (Macabro.)

¡Reelección de Salinas!

Los migajeros, mis valedores. Los colaboracionistas. A la compraventa de conciencias en las arenas movedizas de la política me referí ayer aquí mismo y traje a cuento la actuación de  los viejos dirigentes del Comunista Mexicano, logreros algunos de ellos que hoy  se agazapan bajo el logotipo del Sol Azteca, desde donde provocan la derrota de ese partido para con ello medrar a escala personal.  Esos, confabulados con antiguos administradores del negocio familiar de Talamantes conocido como  Frente Cardenista de Reconstrucción Nacional, son los protagonistas del movimiento del 68 cooptados por Echeverría para que a lo largo de la guerra de baja intensidad de los años 70 le hicieran el trabajo sucio. Es la historia.

Son ellos los Chuchos  dialoguistas y gradualistas de Nueva Izquierda, profesionales de la derrota con que se posicionan como colaboracionistas del Sistema de poder del que forman parte. Apenas ayer tenían de interlocutor en Gobernación a Fernando Gómez Mont. ¿Reciben hoy instrucciones de Francisco Blake Mora, el sucesor en el Palacio de Cobián? Aquí, anunciada en el matutino, la empresa con la que los cupulares del Ferrocarril planeaban hace unas décadas su nuevo negocio:

México. Están dadas las condiciones para la reelección, asegura el PFCRN.

En la edición del matutino correspondiente al 26 de agosto de 1992 aparece la foto de tres dirigentes del Ferrocarril  de marras: Tomás Correa de este lado, Héctor Delgado del otro, y en el centro: típico: de lentes,  bigotazos, chamarra negra y corbata a rayas, el declarante: Jorge Amador Amador, secretario general del PFCRN. “Están dadas las condiciones  para la reelección”, el principio de sus declaraciones.

Era el sexenio de Carlos Salinas y México estaba en plena etapa de Solidaridad y liberalismo social. Fiel a su querencia, el Ferrocarril de Talamantes clamaba para hacerse oír del “compatriota”:

“La no reelección no es un dogma. Se puede discutir cuando haya consenso para hacer las modificaciones de nuestra Carta Magna”.

Esto, para reforzar las declaraciones de un Jesús González, presidente de la Confederación Nacional de la Pequeña Propiedad (CNPP), quien afirmó, con esa sintaxis: sería muy sano la reelección en el país”.

Los partidos PAN, PARM y PPS aseguran que no cederán ante el intento del PFCRN de modificar la Constitución para permitir la reelección de Salinas. Al respecto Jesús Ortega, coordinador del área electoral del CEN del PRD, hace constar que “hay muchos gobernadores, como Francisco Ruiz, que también están promoviendo la reelección”. En tanto un Jorge Amador, secretario general del Ferrocarril reiteró que “la  no reelección no es un dogma, se puede discutir cuando haya consenso para hacer las modificaciones de nuestra Carta Magna que propicien la reelección del Sr. Presidente Salinas de Gortari.

En conferencia de prensa en la que estuvo acompañado por Tomás Correa y Héctor Delgado, dirigentes del multicitado  Ferrocarril, el talamantero subrayó que “los tiempos están convocando a que se reinicie un proceso histórico para mejorar las condiciones políticas del país y entrar a una fase de modernización y reestructuración”.

Por su parte, el dirigente perredista Ramón Sosa Montes (aún no daba en la coquetería de machihembrar sus dos apellidos) advirtió que el tema de la reelección es muy delicado, porque sería traicionar los principios que intentaron dar libertad y justicia al país, aunque… (Sigo después.)

Pantano de Chuchos

¿Qué tanto hace el coordinador de los senadores del PRD, Carlos Navarrete, en la Sec. de Gobernación? Ya  parece su segunda casa…

Es la ironía del matutino frente a los Chuchos de Nueva Izquierda, colaboracionistas del Sistema de poder. Y cómo pudiera ser de otro modo, sí ese mercado de compra-venta y alquiler de conciencias viene desde los años 70, cuando Echeverría cooptó a tales mercachifles para con ellos desmantelar desde dentro al Comunista Mexicano, con los últimos restos de las verdaderas izquierdas de nuestro país. Hoy la maniobra se repite con el maiceo de dirigentes de la falsa izquierda atejonados dentro de la mafia apodada Nueva Izquierda, como continuación de la guerra sucia de principios de los 70s. que se trama  frente a nuestros ojos por más que nosotros (carencia de cultura política) le damos muy poca importancia, si no es que nos pasa inadvertida, sin más. La historia:

Una vez perpetrada la masacre del 2 de octubre del 68 el entonces presidente Echeverría se propuso ocultar ante los ojos de las masas sociales todos los logros alcanzados por la vertiente popular-estudiantil del 68. Para lograr sus propósitos inició la maniobra de borrar, diluir o distorsionar de la conciencia colectiva la memoria histórica y al propio tiempo desmantelar las fuerzas de oposición. Pero ocurría que ni el gobierno ni el PRI, tenían la más mínima credibilidad ante las masas sociales. Echeverría, entonces, acudió a dirigentes del Comunista Mexicano como Heberto Castillo,  Arturo Martínez Nateras, Arnoldo Martínez Verdugo, Gilberto Rincón Gallardo y demás dirigentes del movimiento confinados en cárceles del país, todos con un enorme ascendiente sobre las masas sociales.  Echeverría, por medio de enlaces diversos les ofreció plata o plomo, y ante tal disyuntiva los dirigentes honestos fueron destruidos: muerte, prisión, desaparición, pero muchos más se dejaron cooptar por LEA, que a la promesa gubernamental de la “apertura democrática”, agregó a los flamantes colaboracionistas a intelectuales como Fernando Benítez, Carlos Fuentes, Octavio Paz,  y tantos otros intelectuales orgánicos.

Algunos de Nueva Izquierda, como  el Chucho Ortega, proceden del Partido Frente Cardenista de Reconstrucción Nacional, el desacreditadísimo  Ferrocarril, cuyo dirigente, Aguilar Talamantes,  queda en la historia de la picaresca política como el estereotipo del pragmático-utilitarista que desde el partido vende o alquila sus servicios al mejor postor. La historia se muerde la cola:

Eso que ocurre hoy  en el PRD ya se prefiguraba en la Convención Nacionalfrancesa de 1892 como resultado de la revolución de 1789. El grupo más reducido fue el de los jacobinos, radicales encabezados por Robespierre, que desde la izquierda en los asientos  del Congreso intentaban hacer realidad los postulados revolucionarios; más del doble de delegados pertenecía a la corriente de los girondinos, tibios e instalados en el centro del espectro político (los estudiosos lo afirman: en la política el centro es imposible porque se está con las masas o con el explotador), en tanto que más allá de convicciones personales o los principios estipulados en su declaración de principios y programas de acción, una mayoría de delegados conocidos como La llanura o El pantano se añadían al partido más fuerte en la coyuntura política. Mis valedores: ¿identifican a los radicales, a los girondinos y al “pantano” dentro del PRD? Por cuanto a los talamanteros frente al gobierno de Carlos Salinas… (Eso, mañana.)

Redrojos históricos

La Confederación de Trabajadores de México, mis valedores,  cuyo aniversario No. 74 se cumplió el pasado jueves.  Leo, de su Declaración de Principios y tácticas de lucha:

“El proletariado de México luchará fundamentalmente por la total abolición del régimen capitalista. Contra fascismo e imperialismo  luchará con todas sus fuerzas. También por obtener el pleno goce del derecho de huelga, de asociación sindical, de reunión y manifestación pública y el de propaganda escrita y verbal”.

De tales conceptos se ufanaba la CTM. ¿Y..?   Hoy, en sus 74 años de existencia, ese organismo corporativo de control obrero que en tiempos del PRI-Gobierno determinaba los rumbos políticos del país  degeneró en cascajo histórico y basura apilada en el desván de la Historia. Y no más.

Ayer fue su mandón un tal Fidel Velázquez, lechero que a semejanza de Zeus a su padre Saturno-Urano, destronó y destruyó a Lombardo Toledano, su progenitor; no al modo mítico de cortarle los genitales, empresa imposible porque Lombardo mostró, con sus hechos, no poseerlos. No capándolo, pues, sino derribándolo del pedestal de control obrero para encaramarse el propio Fidel como líder perpetuo de la difunta (o casi) confederación hoy en manos del anciano (de espíritu, sobre todo) Joaquín Gamboa, depredador de los dineros públicos que convierte en oro mal habido todo lo que ha manoseado.

“Pobres obreros”, oigo al compadecido,  y  escucho la frase síntesis de mi padre Juan:

“No me “almiro” de los líderes, mi hijo, que son unos cuantos. Me “almiro” de los obreros, esa patética mayoría silenciosa que aporta su cuota para que los pastores del rebaño sigan enriqueciéndose”.

Yo esta vez, a modo de “homenaje” a la central obrera, recuerdo las estatuas que un Sistema cómplice ha erigido en honor del lechero. Con el pretexto del aniversario de la central “obrera” recuerdo cuando el recién muerto Fidel era “eternizado” en bronces que hoy se oxidan de incuria, abandono, olvido definitivo. Ante alguna de las múltiples estatuas del líder, aquí  las  imaginaras y variopintas expresiones de quien camina frente a la mole disforme y se detiene a reflexionar:

El político muy a la vieja escuela del mentado Revolucionario Ins hoy en agencias de recuperar Los Pinos:

– Regia ubicación para revivir la esforzada tradición del acarreo de rancheros y cetemistas. Ya imagino mi foto con el monigote al fondo, y en derredor las viejas, me refiero a aquellas viejas multitudes que, delirantes y matraqueras, se congregaban a la advocación de procampos y pronasoles, qué tiempos. Pero un Madrazo a tiempo y por Dios que volvemos.

El escultor.- “Ahora, a esperar más pedidos de políticos lambiscones. Que écheme una de Presidente con Coca-Cola, que fórjese una pedestre para ese al que siempre agarran pedestre,   que una ecuestre para nuestro gallo copetón. Yo,  a sacar la tripa gorda, me refiero a la del mal año, del pésimo sexenio”.

El de los arreglos florales.- “Ahora sí, a vender hartas coronas fúnebres para los consabidos mitotes políticos del Revolucionario Ins”.
El historiador.- “Podrían haberme consultado, caracso. Una cosa es el barroco tropical y otra, muy otra, la verdad histórica. Con legajos les demuestro que una estatua de Fidel tiene que ir en una postura así,  como culimpinándose ante el…en fin”.

El critico de arte: – “Me van a oír, y seré implacable. Claro que me van a oír. Semejante atentado contra la estética no puede quedar impune. Qué es eso de mezclar… (La mezcla, mañana.)

Azules y tricolores

El mundillo oficial, mis valedores, acaba de simular a lo desganado  la conmemoración del aniversario No. 190 del nacimiento de la bandera nacional, efeméride que se cumplió el día de ayer. Ello me da pie para aludir a la abusiva manipulación que de los símbolos patrios han hecho el PRI y Acción Nacional. A principios del sexenio foxista se encrespó el PRI:

¿Por qué cambió Fox nuestro escudo nacional? ¿Por qué tratar de utilizar los símbolos patrios como propaganda política? No convencen las explicaciones de Marta Sahagún: que el águila está en posición de ir hacia delante. ¿Cómo puede ir, si no tiene alas?

Y en diciembre del 2000:

“La fracción del PRI en la Cámara de diputados presentó un punto de acuerdo para que ese órgano legislativo exhorte a Gobernación para que disponga que todas las dependencias del Ejecutivo Federal utilicen legal y correctamente los símbolos patrios”.

La respuesta del PAN: que el Senado prohibiese al PRI el uso de los tres colores. “¡Eso nunca!”, clamó un Lanz Cárdenas. “¡La propuesta no tiene por qué ser aprobada por el Senado, ni siquiera por el Congreso. Es un asunto interno del PRI!  La propuesta tiene un  fondo electorero”.

La “exhortación” para que los priístas  liberaran los colores patrios vino de Ernesto Rufo cuando gobernador.  Fulgurante la respuesta: “Para el Frente Juvenil Revolucionario del PRI, la propuesta es una tontería. Debe ser rechazada. Cada partido tiene derecho a utilizar los colores con los que se identifica. El PAN utiliza el azul y blanco porque se identifica con la bandera gringa. El PRI ha utilizado siempre los colores nacionales ¡porque se  identifica con México!”

El PRD, años después: “Impugnaremos ante la autoridad electoral la utilización de los colores de la bandera nacional en el escudo del PRI. Millones de mexicanos son del mismo sentir. Todos utilizamos los colores patrios, o ninguno”.

Cuando priísta, Campa Cifrián: “Nada obliga al PRI a cambiar los colores de su logotipo. Le dan la identidad  y es un derecho que tiene desde su creación. Los priístas no pierden el tiempo en criticar los colores azul y blanco del PAN, y el amarillo del PRD. ¿O sí?”

Mientras, “ONGs. piden que el Congreso prohíba  a cualquier partido utilizar los colores nacionales para manipular al electorado y hacerle creer que ellos son México y que México es de ellos”.

Esteban Moctezuma: “Ese debate quedó atrás. Hoy lo revive la oposición con fines electorales y nada más”.

 

 

López Obrador: “El PRI no debe utilizar los símbolos patrios. El Himno Nacional y la Bandera pertenecen a los mexicanos; son símbolos de los mexicanos, no sólo de un partido, y México no es el PRI ni el PRI es México”.

Le contestó Arturo Núñez, ayer tricolor y hoy lópezobradorista: “A los colores patrios tenemos un derecho histórico. Con ese tema recurrente y obsesivo pretende la oposición justificar sus derrotas electorales: que pierde porque el PRI tiene esos colores en su emblema. El  PRI hará valer su mayoría para defender sus colores patrios. El intentar quitárselos es una actitud hostil que atenta contra el ambiente de civilidad necesario para el perfeccionamiento de la vida democrática. ¡Nosotros iniciaremos una cruzada en defensa de la identidad de nuestro partido!”

“¿Que qué?”, el vocero del PRI.  “¿Despojarnos de nuestros colores? Esa es una cortina de humo de la oposición, que considera a la ciudadanía tonta o tarada que no sabe por quién votar y dice: Voy a votar por la bandera. ¡Eso es ingenuo!”

(México.)

 

¿”Nacionalismo”? Cuidado

“Ideada por Iturbide,  la bandera que simbolizó el Plan de Iguala, firmado por él y otros jefes en esa villa, era tricolor, con franjas diagonales de color rojo, verde y blanco; una estrella en cada franja y en la central una corona imperial dorada, con el fondo encarnado y orlada con las palabras Religión, Independencia, Unión”.

Hablé ayer, mis valedores, del significado de sus colores. En el aniversario No. 190 de su creación, que hoy se conmemora, el discurso oficial exaltará un lábaro patrio izado a toda asta como símbolo, identidad y nacionalismo. Lo usual. Yo, en contrapunto de las frases retumbantes, consigno aquí opiniones que fluyen a contracorriente del discurso oficial. Roger Bartra, sociólogo y antropólogo:

– Una nación puede sobrevivir sin nacionalismo. Porque el tal se convierte en algo dañino para los habitantes que viven en un territorio, una enfermedad y no un factor de desarrollo. Desde hace varios sexenios el nacionalismo le ha hecho mucho daño al país. Se ha vuelto institucional y está actuando en contra de la nación misma. Está en clara y franca crisis. Hay muchos que se han propuesto como salvadores del nacionalismo. Lo mejor sería que no hubiese salvadores, que los mexicanos pudiésemos vivir en una sociedad democrática. Exaltar los símbolos patrios es presagio de guerra. Donde existe la democracia, la importancia de los símbolos patrios decrece y empiezan a tener importancia otra clase de símbolos. Que en México se recurra tanto a la simbología patriótica es una mala señal. Cuando hay tanto uso de las banderas es que hay evidentes señales de conflicto.

La befa y un “nacionalismo” ofendido: “El profesor Luis Gárate, de El Palmito, Sin., ultrajó el lienzo patrio limpiando con él los cristales de la ventana de su casa. Como este hecho afrenta gravemente los sentimientos patrióticos del pueblo mexicano, considero que se investiguen los hechos y se proceda a la consignación e inmediata destitución del dicho profesor, por ser indigno de desempeñar el noble cargo de maestro de la niñez mexicana”.

Gabriel Zaíd, escritor “Las banderas y los himnos como símbolos sacros del Estado son decimonónicos. La declaración de que estos emblemas son nacionales es un engendro político del siglo XIX (…) Han cambiado las misas y las devociones, pero no el santoral político ni las devociones oficiales, ni las misas de gallo del 15 de septiembre que inventó el General Porfirio Díaz para celebrar su cumpleaños (…) Requerimos de unos símbolos patrios más tranquilos, menos aparatosos”.

Bartra: “Esa tremenda insistencia en la formalidad del símbolo proviene de un intento de vestir el cuerpo desnudo. El cuerpo del nacionalismo tradicional revolucionario está desnudo, pero el Gobierno quiere cubrir esta desnudez a como dé lugar. Es como si literalmente se cubriera con el paño de la bandera, con el símbolo más vacío de contenido, sin acudir a ninguna tradición. Por eso son símbolos completamente vacíos, manipulados”.

Befa, ignorancia, “nacionalismo”: Salamanca, Gto. “Empleados de parques y jardines de la presidencia municipal utilizaron una bandera nacional para recoger la basura de la vía pública. Le echaban encima basura y excremento de perros. Luego arrojaban su carga en el vehículo lanzando con fuerza, como catapulta la bandera, que sacudían para repetir la acción. Explican que ‘la encontramos en un basurero y nos ha servido mucho para recoger la basura’”.

(Otros usos de la bandera, mañana.)

Trigarante

Iturbide, Guerrero, Plan de Iguala y un lienzo que el 24 de febrero de 1821 cortaría de tajo dos épocas en la historia del país: el colonialismo de la Nueva España y la independencia México. Ese paño, en manos del sastre José Magdaleno Ocampo, iba a nacer bandera nacional con sus tres franjas diagonales y otros tantos colores simbólicos: blanco el de arriba, verde la siguiente, y rojo al final. Meses más tarde, un 27 de septiembre, el México independiente izó a toda asta su flamante lábaro tricolor. Hoy día al referirse a los símbolos patrios, lo afirma el sociólogo y antropólogo Roger Bartra:

Exaltar los símbolos es prestigio de guerra. Dondequiera que hay una guerra potencial o en curso, los símbolos son fundamentales. Donde existe una democracia, la importancia de los símbolos patrios decrece y empiezan a tener importancia otra clase de símbolos. Que México recurra tanto a la simbología patriótica es una mala señal.

El significado de los tres colores de nuestra bandera nacional:

El verde se nos quedó como símbolo de independencia, el rojo, de unidad, y de religión (católica) el blanco. Mis valedores: hoy, a 190 años de distancia del nacimiento del lienzo de los tres colores; hoy, digo, con un país gobernado por mediocres proyanquis adictos a  Washington, ¿cuánto de independencia resta al país? Después de un proceso electoral traumático como fue el del 2006, que mantiene divididas  y en crispación a las masas sociales, ¿unión popular? En cuanto al  blanco de la bandera, los actuales beatos del Verbo Encarnado han diluido tanto la religión como el Estado laico porque convirtieron el púlpito en una tribuna politiquera que apoya no a la grey católica sino los intereses de un Sistema de poder del que forman parte. A propósito:

¿Son esos colores los que más nos cuadran por idiosincrasia y raíz, mito y leyenda, historia, tradición? Al teñir de verde, blanco y rojo la bandera de México, ¿conocería Iturbide ese episodio de la mitología indígena y los colores que ahí se citan y que tal vez debieran haberse tomado en cuenta a la hora de confeccionar la bandera? Aquí, en lenguaje de Castilla,  el nacimiento de  nuestra raíz indígena:

“Por la noche, en sueños, el dios les dijo: Recordad que mandé matar a Cópil, y os mandé sacarle el corazón y arrojarlo en esta laguna. Sabed que el corazón cayó en una roca, y del corazón brotó el nopal. Es tan grande y hermoso que en él mora un águila (…) A ese lugar le nombro Tenochtitlan”.

“Ya van juntos Axolohua y Cuauhcóhuatl y encuentran el nopal salvaje. En él estaba erguida un águila. Dice Cuauhtóhuatl: el agua es  cual tinta azul. Entonces Axolohua y él se sumergieron. Este regresa y dice a sus hermanos: allá quedó muerto Axolohua.

Pero al día siguiente fue saliendo Axolohua y fue a decir a todos  sus hermanos: El dios Tláhuac me llamó para decirme: Ya que mi Señor Huitzilopochtli ha llegado hasta acá, aquí será su casa, aquí será amado, y juntos viviremos en esta tierra.

“Ya van a ver el nopal salvaje y hallan la fuente del día anterior. Y vieron que el agua que el día anterior era clara, ahora brotaba muy bermeja, tan roja como sangre, y se dividía en dos arroyos, y del segundo salía el agua azul. Y entonces vieron el nopal. El águila estaba con las alas extendidas hacia los rayos del sol (…) Cuando le vieron, rindieron la cabeza como ante cosa divina, y el águila también se inclinaba ante ellos, y comenzaron a llorar de alegría, dieron gracias a su dios”. México.  (La festividad,  mañana.)

 

Aquella luz es Sandino!

Dicen que viene la contra revolución. Yo creo que no. Y si viene,  aquí están los muchachos para esperarla. Ellos están dispuestos a entregar el último cacaste para no dejar morir a Nicaragua”. G. Sánchez.

Sigue aquí, en voz de los testigos presenciales,  la relación de los hechos heroicos con que los jóvenes de Monimbó, en Masaya,  Nicaragua, ayudaron a desmoronar la dictadura de los Somoza.

“Aquí pelearon entre dos y tres mil muchachos. Monimbó siempre estuvo a la vanguardia”. A. Dávila.

“Los muchachos no eran guerrilleros. Los fueron haciendo guerrilleros”. J.M. Pacheco, sacerdote; y el estudiante J.R. Ortiz: “Desde que sentí en el alma la muerte de un compañero me decidí a tirar bombas”.

“La guardia venía y siete, ocho muchachos le tiraban las bombas; se metían a sus casas, llegaba la guardia y los muchachos ya en sus camas, haciéndose los dormidos”.

“Como Somoza es un asesino que mandó traer armas contra el pueblo, dijimos: no sólo sus armas van a estallar; también las bombas de Monimbó. Al principio las hicimos de mecate; después ya eran de masquinteip”. R. Serrano.

 A. García G.: “Me llamó la guardia para dialogar con el comandante. Yo no fui. Les dije que ya no era tiempo”.

De la carta que envió a Somoza un Alfonso Dávila B., juez y abogado: “General, he leído que ofrece ayuda a Monimbó. Su ayuda es tardía. Ya Monimbó no espera nada de usted. Sepa que Monimbó tiene que escribir muchas páginas en contra suya”.

J.S.P., sastre: “Yo no podía tocar el tambor en lo oscuro porque decía la guardia que yo levantaba al pueblo. Entonces tuve que avisar casa por casa, para lo de las bombas”, y A. García G., alcalde de vara. L.H.: “A los bombardeos, las mujeres sacaban sus espejos y los ponían al sol para que los pilotos no vieran nada y se deslumbraran”.

“Ya todo el mundo decía que Monimbó estaba en cenizas, pero eso era mentira. Monimbó estaba vivo, estaba de corazón vivo”. A. Ruiz, vendedor.

Mandé fuera a mis hijos. Les dije: hijos, cúbranse ustedes, déjenme a mí. Yo soy nada más un espíritu que anda por las calles”. O.A.

“Una noche aparece ese chavalo. Ya no vamos a comer, le digo. Estoy acostumbrado a no comer, me dice. Te van a matar, le digo. Tiene ocho hijos mi mamá, me dice. Le quedarán siete. Y entonces voy y le digo a mi marido: Somoza tiene perdida la guerra”. Lourdes O. De B.

“Cuando supe del triunfo le daba gracias a Dios de que todos mis hijos estaban vivos”. F. E., panadero. “Al final me puse a llorar de impresión y de alegría porque no parecía que ya hubieran triunfado los muchachos”. Ofelia Ortiz, hogar. “Todos nos abrazamos de alegría”. G. Sánchez, comerciante.

Pues sí, pero años y desengaños más tarde, cojeando y apoyándose en el bastón que le habilitó WashingtonVioleta Chamorro sacaría del poder a los sandinistas, y más tarde tocaría el turno a cierto Arnoldo Alemán del que se publicó en agosto del 2003 en Managua: “Lavado de dinero, fraude, peculado y malversación de 11.5 millones de dólares. Alemán y otros  funcionarios  los desviaron del Tesoro a cuentas personales”.

Pero allá el Alemán fue encarcelado.  ¿Los Alemanes  de por acá, mientras tanto? ¿Y nosotros? Destino de pueblos débiles. De espíritu, de redaños. Lástima.

“Es medianoche en las montañas de las Segovias. – ¡Y aquella luz es Sandino! Una luz  con un canto: ‘Si Adelita se fuera con otro…’

La Adelita: tal fue el canto de guerra del  “ejército loco” que venció al gringo. Nicaragua. Barrio de Monimbó. Sandino. Siempre Sandino.  (Nicaragua.)