La hora del lobo

Ayer fue a Arturo Montiel, hoy es el turno de Calderón. Llegó el tiempo en que unos a otros se protegen las espaldas a base de alianzas secretas y compinchajes donde se aplica la táctica del toma y daca, del quid pro quo, y de que aquí no ha pasado nada. Así ha ocurrido con Fox y su parentela política; enriquecida hasta la náusea,  es protegido por el de los Pinos. Peña protegió a Arturo Montiel, Calderón a Fox como éste a Zedillo, que a su vez cuidó las espaldas al anterior, el cual…

Protegerse las espaldas. En el matutino del pasado lunes leo que «No uno, ni dos, ni tres. Nos aseguran que pueden llegar a cinco los encuentros entre el hombre de Los Pinos y el virtual presidente electo. Sólo una de esas reuniones fue hecha pública».

Y que al menos una fue concertada hacia el atardecer y se extendió más allá de la media noche. Que el contenido de tales encuentros se ha mantenido en el más riguroso secreto incluso para los más cercanos colaboradores. A saber lo que se pidió y lo que se ha concedido. Lo único cierto es que los perjudicados vamos ser la ley, la justicia y las masas sociales. Peña y Calderón,  entre tanto: me das y te doy, y aquí no ha pasado nada ni habrá de pasar más allá del primero de diciembre. Es México. Mis valedores:

Por que podamos calcular lo que nos espera a partir del próximo diciembre van aquí las alianzas recientes, contrarias todas al interés de las masas sociales, que han concertado los dos partidos políticos que en su carácter de fiel reflejo del vecino imperial van redondeando su proyecto de bipartidismo en nuestro país. La historia afirma, al respecto, que a la hora de concretar acuerdos que beneficien al Sistema de poder en perjuicio de las masas el PRI ha sido aliado recalcitrante de Acción Nacional, con el añadido del entenado, del pariente pobre, del clan migajero de los chuchos talamanteros que cargan el alias de Nueva Izquierda, y que son los encargados de la obra negra y el trabajo sucio. Chuchos.

Por que no se nos pierda la memoria histórica: de las recientes alianzas que han establecido los dirigentes del PRI con «las braguetas bendecidas», que dijo aquél:

1998.- PRI y PAN votaron juntos la legislación electoral salinista para eliminar las coaliciones y candidaturas comunes de los partidos.

1991.-PRI y PAN votaron juntos la quema de los paquetes electorales de 1988 para eliminar la evidencia del fraude que arrebató el triunfo a Cuauhtémoc Cárdenas.

1991.- PRI y PAN votaron juntos un resolutivo para apoyar la elevación de cuotas en la UNAM propuesta por el rector Sarukhán.

Ese año PRI y PAN reformaron el artículo 27 Constitucional para privatizar el ejido.

1993.- PRI y PAN votaron juntos la reforma al Código Penal para permitir la libertad bajo fianza a los servidores públicos corruptos.

1998.- PRI y PAN recortaron el presupuesto del Distrito Federal y el de las universidades públicas.

1998.- PRI y PAN, aliados, aprobaron el Fobaproa.

PRI y PAN han  venido impulsando juntos los mismos proyectos lesivos a la ciudadanía, proyecto en el que de forma más o menos  encubierta colaboran los chuchos que en el panorama del ejercicio politiquero sobreviven con las migajas que les reditúan la obra negra y el trabajo sucio.

Pues sí, pero mientras tanto, mis valedores, a estar preparados: Peña y el beato del Verbo Encarnado son personajes polémicos, controvertidos, y a punta de acuerdos secretos intentan maquillar una biografía personal impresentable.

Es la hora del lobo. Cuidado, mucho cuidado. (Vale.)