Realismo mágico

Juan Rulfo, mis valedores. Su Pedro Páramo, sus relatos, ¿los ha leído alguno de ustedes? Invoco aquí la memoria del  Rulfo de los pueblos fantasmales: Contla, Luvina, Comala, en fin. Con ellos convoco también el ánima en pena de los muy reales Real del Oro y Veta Grande, poblados afantasmados que, antiguos emporios mineros, de repente se agostaron al agotarse los socavones paridores del oro y la plata. Convoco esos caseríos tan reales que parecen de encantamiento, que anochecieron prósperos y amanecieron a ser espejismos, delirios y ánimas en pena aventadas al socaire de los socavones estériles.  Y no más…
Ahí se quedaron y así están todavía, sarna de la geografía nacional,  tales mutilados vestigios de un antiguo esplendor, en olor de abandono y en la viva almendra de la soledad. Quedan ahí esas cuadrículas de bardas barbonas de zacateras, patios abandonados donde florecen el chicalote, la flor del toloache, el huizapol, los matojos. Animas…
He visto esos pueblos abandonados, afantasmados. Los redaños se me fruncen  al contemplar unas bardas en derrumbe que van derritiéndose lentamente bajo las atorrenciadas tormentas, y esos zaguanes sin puertas y esas puertas sin zaguán, y unas retorcidas callejas de piedra viva, y los esqueletos de casas con carcajes de andamios, horcones y vigas náufragas en agonía de portillos, de polilla y comején. En los patios, antaño hervorosos de vida –de vidas-, se ha aposentado la víbora de cascabel. Junto a la fuente seca ventosean sus crías las ardillas, y en los sombríos corredores se dan los murciélagos y una mariposas negras de este tamaño, miren. Que anuncian la muerte, dicen los díceres…
He visto también esa hilera de cuartos que alguna vez fueron dormitorios, y donde en catres de latón dorado se multiplicaba la vida, y esas ventanas de los cuartos, cuencas de calaveras, y esas casas que son abrojera de esqueletos apiñados en derredor de una iglesia en ruinas, una iglesia como aquella en Luvina, relato de Rulfo. ¿Ese rumor? El viento, posiblemente. Algún eco de los ecos que se aquerenciaron en estas ruinas. El rumor del silencio…
Pero, mis valedores, voy a nuestra realidad, así la que alude a la economía familiar  o a la seguridad pública como a esa de tumbos, retumbos y machincuepas de la estridencia politiquera, una realidad tan en ruinas como Veta Grande o Luvina, pongamos por caso. Al reflexionar en torno a nuestra realidad cotidiana se me viene a la mente cierto añejo dibujo de un editorial gráfico que publicó el matutino ya hace algunos ayeres. A mi estilo, la glosa del dibujo de marras.
Llanura desértica, desapacible geografía, pariente pobre de Veta Grande o de sus hermanas muertas, árida llanura cercada de lomeríos, y más arriba un sol que al punto del mediodía parece a punto del estallido, de la conflagración. Arriba, en la lumbrosa claridad del firmamento, una rueda de cuervos, auras y zopilotes, que otean la lóbrega geografía detrás de la carne podrida. Crrac, crrac, se escucha el reclamo de los prietos pajarracos. (Monótono, persistente, ese son de cigarras…)
Cerros pelones, crestas azulencas, peñascos y lomeríos. Al pie del crestón de roca, abismos, gargantas áridas, resolana y sofocación. Un viento de rescoldo eriza la pelleja del llano y alza remolinos de polvo en la lejanía del poniente. En la lejanía, porque aquí, en el primer plano, todo es nopaleras cenicientas, y al pie, nidos de coralillos y víboras de cascabel. Más allá, huizapoles, huizcolotes, chaparrales. De repente… (El lunes.)

Regresan las ratas

Y todo por las desmesuras que provocan la corrupción lucrativa e impune  del Sistema de poder por culpa de la pasividad y falta de memoria de las masas sociales. La toma del gobierno por parte de Erubiel Avila en el Estado de México, el fin de semana anterior, marcó el retorno de Arturo Montiel a las arenas movedizas de la politiqueería tricolor. ¿Recuerdan ustedes al Tartufo que prometía exterminar a las ratas en el Edo. de México?  El presunto sinverguenza andaba en agencias de llegar a Los Pinos cuando en eso, de repente, fue desnudado como poseedor de una riqueza cuando menos inexplicable. Ahora pronto su osadía del retorno se debió a la protección que le ha venido proporcionando un Peña Nieto, sobrino lejano del ex-gobernador, que se desempeñó como funcionario de su gobierno y que desde entonces le ha solapado sus sinverguenzadas.

Arturo Montiel: su osadía y desmesura llegaron hasta el grado de plantar su nombre y el de la que fue  su segunda esposa lo mismo a clínicas y auditorios que a este o aquel paso a desnivel. Pero cuando el político pierde la dimensión y el respeto a los gobernados puede formular declaraciones como esta del susodicho Montiel:

¡Yo no pido ponerles mi nombre! Yo sólo soy un demócrata que respeta la decisión de las mayorías y la voluntad de cabildos y ciudadanos.

Tal es el hijo pródigo de la política que hoy regresa al hogar, mis valedores. Ese es el individuo que como gobernador del Estado de México dio en la flor de bautizar obras públicas con su nombre y el de aquella que fue su mujer, una tal Maude Versini que por aparecer al frente del DIF local, cargo honorífico que otras “primeras damas” realizan gratuitamente, cobraba lo que el procurador estatal y los secretarios del gabinete de aquel entonces: 146 mil pesos. A su hora lo estipuló Dn. Luis González Obregón:

La historia de todas las ciudades tiene mucha relación con los nombres de sus calles, históricos unos y legendarios otros.

Pues sí, pero Arturo Montiel. Pero la que fue su francesita apasionada…

Aunque  no sólo Montiel, no sólo su Versini extranjera. El hecho de que nos hayan tomado la medida viene de lejos. No olvidar que junto a bulevares Hank González y avenidas López Portillo existe por ahí una zona de la ciudad a la que enjaretaron un alias horrendo, imagínense: “Colonia Cecilia Ochelli”. Atroz.

Pues sí, pero el esperpento viene de lejos. Codeándose con los Montiel y  Versini de marras “inmortalizados” en letras de bronce:

Abril de 1997. “El nombre de Benito Juárez desapareció del frontispicio del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México y de la avenida Juárez, que dejó de tener esa denominación en la mitad de su longitud original”.

Marzo de 1997, con esa sintaxis: “Una calle que llevaba el nombre de Juárez lleva ahora el del alcalde panista Alfredo Reyes Velázquez, quien asistió a la ceremonia de develación de la calle con su nombre, la de Manuel Gómez Morín, la Seis de agosto de 1995, fecha conmemorable que lo llevó al triunfo, y la calle Primero de enero de 1996, por conmemorarse en esa fecha la toma de protesta como presidente municipal. Felipe Calderón, líder nacional del PAN, salió en defensa del edil: Este no realizó ningún acto jurídico. Lo que pasa es que al PRI no le queda más estrategia que desprestigiar al blanquiazul”.

Y que “los gobiernos panistas cambiaron de nombres a más de una docena de calles, avenidas y vías rápidas de Jalisco, Guanajuato y Aguascalientes.

(Más del esperpento generado por la claque política, el lunes.)

Solicito información

Y de repente, mis valedores, como si despertase del cuento y del canto de hadas, la vuelta al hogar. De repente, quieras que no, doblegarse a la rutina nuestra de cada día, con todo lo blanco y lo renegrido que eso quiere decir. Yo, volando entre nubes, contemplaba allá abajo, maqueta descomunal, ese aborregamiento de techumbres, explanadas y unas torres de Babel que se alzan, agresivas, poco anuentes a recibir al hijo pródigo que se atrevió a ausentarse el tanto de algunos días.

Días que invertí en la maniobra de habitar en el paraíso, o casi; días en que me les hice perdedizo a radio, periódicos, celulares y, por supuesto, la televisión. Días en que mi espíritu se relajó a pierna suelta, lejos del mundo. Pero que  la semana escasa que duró la edad de mi inocencia provinciana falleció el día de hoy, me lo jura el espectáculo del firmamento que arropa la ciudad capital: un capuchón gris y ominoso de nubes que se apartan de las nubes decentes, las negras, de lluvia, y las blancas, que al cielo sirve de adorno. Estas que forman el comité de recepción qué distintas: pardas y ateridas, la tarde se pasan lagrimeando gotas heladas, como de pavor.

Y mi ánimo se contrista. De ganchete miro el reloj; de las plácidas horas de la provincia a las primeras sombras de la noche citadina ha oscurecido aquí, dentro del ánimo de mi ánima, y qué hacer. De repente, un bamboleo, un estremecimiento, la turbulencia. Cruz, cruz.

Compruebo que va de veras y me hago el ánimo ahora que el de la cabina enmienda el rumbo y gira a la izquierda; la verdadera, no la de cierta jauría de chuchos cuchileados por el chucho Ortega, hijo putativo de Talamantes (la bocanada de bilis negra me certifica que vuelvo a mi rutina de cada día).

Y ya nada hay que hacer sino resignarme, porque el avión enfila su trompa hacia ese como hilo de atole champurrado tendido allá abajo, en el traspatio del aeropuerto. Ahí te voy, noble ciudad; allá te voy, Magdalena, recíbeme abierta de brazos y apestosa a droga (la Magdalena Contreras).Y este escalofrío. Aterricé.

Y a amanecer el día de hoy. Aquí estoy, manos y mente vacíos, frente al aparato que los guanabís llaman “compu”, cursis dejaran de ser. Y es que no me tanteo preparado para el comentario de la vida pública porque huí de su presencia, de modo tal que ahora recurro a la buena voluntad de  ustedes para que me pongan al corriente de los episodios nacionales que se produjeron mientras yo deambulé en el edén el tanto de unos días lumbrosos, de aurora y aureola boreal. Y para empezar, mis valedores:

¿Qué de importante ocurrió en mi ausencia? ¿Se detuvo, por fin, la carestía? Los precios de gasolina y canasta básica, ¿estables? ¿A la baja?  ¿La mala leche de los negociantes subió el precio de la leche? ¿Sigue en el país la escandalosa escasez de huevos? Mejor; los huevos nomás producen colesterol, causan turbulencias y la hacen de fumarola. Mucho mejor así, lisitos y livianitos.

Y ya que hablamos de huevos: ¿Ebrard y el de Los Pinos ya se pusieron en línea para la foto, por fin? De ser así, que lo dudo porque, ingenuo de mí, todavía creo en los principios y en los varones de honor,  ¿quién cedió, quién se dio, cuál se dio, qué cedió? ¿Será posible que ya la hayan chocado? ¿Con qué mano estrecharía Ebrard la del de los 50 mil cadáveres? ¿Fue diestra con diestra, zurda con siniestra, cuál con cuál? ¿Alguno de los dos corrió a lavarse las manos?  (Más de esos dos y otras minucias seguiré preguntando.)

Democracia “vibrante” de vallas metálicas

La democracia asegura libertad y seguridad bajo el amparo de las leyes, El estado de derecho se contrapone al estado absoluto. Debe existir una total subordinación de los poderes públicos a leyes generales.
Uno de sus principios básicos es el de equidad, que compensa las desigualdades. Así, la democracia es principio organizador y principio de legitimidad; con ella el gobierno se sostiene en la voluntad de los ciudadanos, que de otra manera sólo podría sostenerse y llegar al término de su mandato, si es que lograse llegar,  a base de la imposición y con el auxilio de guardias y vallas metálicas (¡ojo!)
La democracia permite al gobierno llegar por voluntad mayoritaria y establece de qué manera ejercer el poder. Para ello requiere de elecciones periódicas, limpias, sin coacción, con igualdad de oportunidades. Las elecciones son la vía para formar gobiernos y suponen pluralismo, participación efectiva, información adecuada y control del proceso electoral.
Las elecciones, por sí solas, no vuelven democrática a una sociedad, pero sin ellas no hay democracia.  Los ciudadanos imponen que el poder se ejerza en intervalos periódicos y por la posibilidad de poder competir para obtenerlo. La sustancia democrática: que los electores puedan relevar a los elegidos en caso de que no respondan a los intereses mayoritarios.  (Esto, ¿posible en México?)
El espíritu democrático se opone a la simulación de una democracia encubridora y legitimadora de poderes que no se apoyan en la voluntad de la mayoría del electorado. Es democracia cuando los electores puedan vigilar a los que han elegido, y éstos no puedan eludir su responsabilidad ante los electores, a quienes tienen que rendir cuentas. (¿Prerrogativa de la “vibrante” democracia mexicana?)
Los electores conscientes se sublevan contra el despojo de la voluntad ciudadana (recordar julio del 2006), y se oponen al voto controlado. La compra, coacción e inducción del voto degrada lo electoral. Lo ideal: que sufragar no produjera nuevas frustraciones. (¿Qué ocurrió en julio del 2006?)
¿Una democracia sin adjetivos? Que  se le han detectado más de cien, y aún no hay acuerdo acerca de lo que sea la democracia. La que impone el imperialismo consta de tres grandes vertientes: la social, la formal y la participativa. Condición para la primera la ONU establece tres rubros: educación, ingreso per capita y esperanza de vida. El Banco Mundial integra desnutrición y mortalidad infantil, esperanza de vida, analfabetismo, acceso a servicios sanitarios, etc. Otras organizaciones agregan nivel de vida material, progreso, equidad, situación de la mujer y sus derechos políticos y al aborto, etc. ¿No es esta la parte más importante de la democracia liberal?
La democracia formal, con la Carta Magna y la división de poderes políticos, agrega el estado de derecho, medios de información privados,  protección a las minorías, libre acceso, usufructo y salvaguarda de la propiedad privada, con el Congreso como representante de la soberanía popular, además de un sistema formal-democrático de elección de los representantes políticos de la nación, desde el nivel municipal hasta el federal. (Este solo rubro nos venden por democracia.)
¿La participativa? La capacidad de las mayorías para decidir sobre los principales asuntos públicos de la nación por medio del referendo, el plebiscito y lo fundamental: el mandato revocatorio.  Mis valedores: este donde no existen tales derechos es el México, de la democracia “vibrante”. (¡Calderón!)

Una democracia… ¡“vibrante”!

Democracia es una palabra clave del discurso ideológico contemporáneo, ello  a pesar, o tal vez precisamente a causa del hecho de que se le ha dedicado tan poco estudio serio. ¿Cómo puede ocurrir que en los principales y más avanzados países capitalistas una clase fuertemente minoritaria, la burguesía, gobierne por medio de formas democráticas?
La democracia, mis valedores. El pasado miércoles se celebró el Día Internacional de la Democracia. En la ceremonia correspondiente a la clase política de nuestro país, el de Los Pinos aseguró que México tiene una democracia “vibrante”, con plena división de poderes, con partidos políticos y con gobiernos sin mayoría, pero de todas formas “funcional”. Perfecto.
Y aquí lo inaudito, a mi juicio: “Si en 1910 los mexicanos hicimos una revolución bajo la bandera del sufragio efectivo, hoy el reto es la democracia efectiva”.
Sufragio efectivo ¿como el que se cumplió cabalmente en el proceso electoral del 2006? Vale la cita:
“No hay mejor manera de lograr que se acepten doctrinas extrañas y absurdas, o de defenderlas, que rodearlas de legiones de palabras oscuras, dudosas e indefinidas, que los gesticuladores toman como refugios, como guaridas de ladrones o madrigueras de zorros, de donde es difícil hacer salir a tales embusteros, y esto no por la fuerza que tienen, sino por las zarzas y espinas y la oscuridad de los matorrales en que se han refugiado. Pues como la falsedad resulta inaceptable para la mente del hombre, al absurdo no le queda más defensa que la oscuridad del lenguaje”. Democracia “vibrante”.
Pero festejos y celebraciones aparte, ¿qué significa el vocablo “democracia?” El analista estipula que en el siglo  XIX y comienzos del XX, como muestran tanto la práctica política cuanto los debates constitucionales, la opinión dominante en la burguesía era que la democracia y el capitalismo (o la propiedad privada) eran incompatibles. En los tiempos actuales, no obstante, los ideólogos burgueses han mantenido que sólo el capitalismo es compatible con la democracia. ¿Qué ha ocurrido? “Que en las relaciones entre el capitalismo y la democracia, la  república democrática es la mejor envoltura política de que puede revestirse el capitalismo”.
¿Y que? ¿La tan mentada “democracia” no existía en México,  y  desde que la tomaron por su cuenta los ultraderechistas del Verbo Encarnado tenemos ya una democracia “vibrante”? Cuidado, mis valedores, con esa trampa verbal. Tener presente el axioma de Paz: Cuando una sociedad se enferma lo primero que se gangrena es el lenguaje, que toda clase de pícaros han prostituido para manipular a las masas en provecho personal y de la super-estructura de la que forman parte.
Democracia: un producto tan extensamente exportado por los Estados Unidos, que las reservas domésticas (ese “domésticas”, clon del inglés) se han agotado.
No, y las reservas de democracia “vibrante” que tenemos en  México. Pues sí, ¿pero qué es esa tan “vibrante” democracia? Los estudiosos del tema dan la respuesta: aún no hay acuerdo al respecto más allá de que es un sistema político en donde la soberanía reside en el pueblo (por más que éste  desdeña el espíritu del 39 constitucional), que persigue el interés general y rechaza moldes autoritarios y excluyentes. Igualdad ante la ley o no existe la democracia. Claro, también hay democracias sólo delegatorias, en donde las masas, en lugar de asumir,  delegan sus derechos en la  voluntad y al arbitrio de los gobernantes. (Más de esa  tan “vibrante”, mañana.)

Más allá de iniciativas Mérida

Una sola chispa de lava encenderá ese país y llenará de almas el temerario Zócalo. Y cuando ese día llegue América empezará a ser libre…

Aquí finaliza, mis valedores, el documento con que la voz cubana de  Celia Hart irrumpe en las fiestas patrias del que nombra “México inmutable y eterno”, para repasar vínculos históricos que, más allá de gobiernos proyankis,  mantienen a México y Cuba amarrados con nudo gordiano. “Con ñudo ciego”, como allá decimos:

– La revolución mundial le debe a México su propia supervivencia. La consecuencia inigualable de Don Lázaro Cárdenas no sólo recuperó la vergüenza que parecía se perdía en el país, sino que le abrió las puertas a León Trotsky cuando nadie tuvo el valor de hacerlo. En México se escribieron varios de los libros más importantes del mejor leninista, y desde allí se empezaron los intentos de retomar la Internacional. Allí yace el gran revolucionario ruso.

Ahora, ¿dónde está ese México libre y pasional que nos envuelve con su incontenible espíritu de combate?  Está en el alma de mestizos. Desde siempre, los del Norte estuvieron confundidos con el gigante México que elevará su vuelo para la resurrección de América. Como cubana revolucionaria junto hoy las manos recordando la bandera del águila vencedora y agradezco a ese pueblo por contener al mejor amigo de José Martí. México dio espacio para la brillante carrera política de nuestro Julio Antonio Mella, que se integró a ese país con fervor total y donde escribió sus más hermosos trabajos. Fue en México donde este baluarte del comunismo internacional dijo: Muero por la revolución.

México recibió a Fidel cuando tenía que preparar la guerra necesaria, la última de ellas. Un mexicano bondadoso le vendió el yate Granma, creo que no cobra todavía su dinero a no ser los millones de besos de mis compatriotas. El yate Granma sólo podía salir de México. (Yo, además, en México he amado como no creo que lo vuelva a hacer…)

Los sucesos recientes, las marchas multitudinarias me hacen olvidar el dolor de las actitudes del ese que por horror a la corrupción de sus partidos sentó el pueblo mexicano en la silla presidencial. Parece que poco a poco ese pueblo, que es mi pueblo, comienza a exigir altura a sus gobernantes. (Y por ahí anda quien fue su alcalde que aún hoy puede convertirse en un verdadero líder de América. Su valentía, su compromiso y decoro decidirán si, finalmente, merece o no merece participar con México en su porvenir.)

Los últimos incidentes con Cuba fueron protagonizados por cualquier otro, pero nunca por un auténtico mexicano. Ese Fox nunca será un mexicano. México no toleró ser colonia, no toleró emperadores europeos, no toleró a los dictadores. De igual manera México no tolerará el raquitismo gubernamental. ¡Esperen que los volcanes hablen!

Pero México se renovará. No podrán vencer a sus mujeres hermosas, su música, su poesía donde parece que el machismo se sostiene por hombres de verdad, tan hombres que se quiebran ante una palabra de amor. Los murales de Diego donde parece que vuelve a nacer el mundo con esa inmensidad y la frágil Frida de pasión inconfundible. Esa leyenda de México no nos la van a robar. Pero para eso necesitamos gritar más, gritar el 15, el 16 el 17 de septiembre y todos los días del año. El grito del padre Hidalgo fue nuestro grito.

¡Viva la independencia revolucionaria de este México lindo y querido que todos los americanos estamos necesitando..!”

México, Cuba, país uno y múltiple. (Nuestro país.)

 

“Iniciativa Mérida”

Trece de septiembre de 1847. Trece de septiembre del 2011. Paisanos, tengan presente, no se les vaya a olvidar lo que proclama la Historia:

Los invasores llegaron al Castillo de Chapultepec pisoteando cuerpos de héroes, y la bandera de las barras y las estrellas ondeó sobre aquel memorable lugar después de que los alumnos del Colegio Militar hubieron dado su vida por defender el último reducto de la Patria. El mismo 13 de septiembre las tropas del general Scott se hacían dueñas de la capital de la República. ¡El 16 de septiembre de 1847 la bandera del invasor ondeaba, airosa, en el Palacio Nacional!

(Y nosotros, entrañitas de jericalla, doliéndonos con el gringo por el terrorismo contestatario de su terrorismo de Estado…)

El gringo y los vendepatrias. En esa batalla las balas invasoras iban a sacrificar el Batallón de San Blas con todo y su comandante,  don Santiago Xicoténcatl, mientras que no lejos, con 5 mil de a caballo, Juan Alvarez solicitaba a López de Santa Anna la orden para entrar en acción, que le negó el primer vendepatrias en la historia de nuestro país y modelo para los entreguistas de hoy día. CIA, DEA,  FBI, Iniciativa Mérida…

Esa de l847 iba a ser la primera de las tantas invasiones de todo tipo que en contra de México perpetró ese naciente imperio de cuya peligrosidad muy a tiempo nos previnieron el Conde de Aranda, Bolívar y el genio americano José Martí,  patriota y apóstol, e intelectual que con hechos demostró su amor a México, un amor apenas superado por el amor a una Cuba a la que dio su existencia en la batalla de Dos Ríos, en mayo de l895.

José Martí. Tanto tiempo vivió entre nosotros y tanto entendió esta tierra, que en cierta ocasión, refiriéndose a los apuntes que algún pintor norteamericano hiciese de nuestro país cuando lo visitó sin lograr comprenderlo, así protestó el apóstol cubano:

No se paró a ver lo que México ha vencido ni a medir el esfuerzo por los obstáculos que se le ponían, ni a calcular lo que va a vencer con el empuje acumulado. No vio el trabajo titánico de sus hombres nuevos para sacar los brazos con la libertad en salvo, por encima de las torres de las iglesias; ni la fatiga heroica de la generación liberal que lleva a cuestas el país resucitado…

México y Cuba: a propósito: hace algunos años cayó en mi correo electrónico un texto firmado por una Celia Hart  que yo, según mi costumbre y al acto reflejo (tanta basura ensucia mi correo) intenté borrar, eliminándolo para nunca más, pero leí las primeras líneas, y fue entonces: conmovido hasta el tuétano y a riesgo de violar esta regla o aquel derecho de autor, me propuse ofrecerlo a todos ustedes año con año por estas fechas, como la expresión limpia, genuina, de alguien que desde su perspectiva (tiempo, distancia, lugar) nos entrega una síntesis del México que fue y es hoy día para algunos que lo contemplan desde el exterior.

Aquí, para conocernos, para reconocernos en espejo ajeno, las expresiones de Celia Hart, cubana y americana de la América Mestiza, que así celebró en su país nuestras fiestas patrias:

“Cuánto me hubiese gustado estar con el padre Hidalgo el 16 de Septiembre de 1810. En aquel sacerdote brillante y culto el talento, la virtud y el compromiso se dieron la mano para querer más que ningún otro hombre a México y a la Revolución. Y es imposible que la independencia de un pueblo se gane sin una revolución.

¿Hidalgo, hombre de edad? ¿Quién dice que para amar y construir se tiene una determinada edad?

(Más de esta voz cubana, mañana.)

Lucrativa e impune

México y la Justicia, mis valedores. Atónito, desalentado a la vista de casos como los de Néstor Moreno, los Larrazábal y la  Gómez del Campo de la guardería ABC, pienso en corruptos de la talla de  ese Arturo Montiel exonerado de culpas por su sobrino lejano, un tal Peña Nieto, y en Fox,  la Sahagún y los hijos, la Godillo, los Romero Deschamps, los Salinas y demás sinvergüenzas, intocables para las instancias legales. ¿Y qué es, a qué puede aspirar un país sin Justicia? Aquí, conceptos del poeta y filósofo indio. Juzguen ustedes si sus reflexiones  cuadran o no a la “justicia” de nuestro país y a quien, por trepar al gobierno, acudió a la más abyecta  injusticia:

“¿No es mala una balanza que se inclina, una plomada que se desvía, un justiciero transformado en bribón? Los funcionarios practican el mal, los jueces roban, y el que debe prender a un hombre injusto comete él mismo una injusticia. Quien debe reprimir el mal perpetra él mismo la iniquidad. El que debe aliviar provoca la herida.  El que debe erradicar la pobreza es quien la origina en la comunidad.

Arrojada de su sitio, la  Justicia  se arrastra ante ti, pero tú, que  has sido colocado en tu puesto para juzgar entre las partes y castigar al bandido, no haces más que dar apoyo al ladrón. Por eso mismo el país es como una ciudad sin gobernador, como una compañía de soldados sin jefe, como un barco sin capitán, como una manada que no tiene pastor. Tú eres como el policía que roba, el gobernador que depreda, el jefe de gobierno convertido en jefe de quienes actúan mal.

Que lo miren tus ojos: quien debe repartir justicia es un ladrón; quien debe consolar es el mismo que causa la aflicción; quien debe allanar las dificultades es el que las provoca. Con trampas, el bellaco menoscaba la Justicia.

Ladrones, bandidos, saqueadores, ¿no son malos esos funcionarios que nombraste para reprimir el mal? Un lugar de refugio contra el violento deberían ser tales justicieros, pero ellos son los que causan la violencia. Tú has sido colocado para servir de dique al desvalido, pero  agua de impetuosa corriente, eres tú quien vas a terminar por ahogarlo…

Tú te conduces a engaño y mentiras. Nosotros depositamos  en ti la confianza y tú te has convertido en un prevaricador, y los funcionarios encargados de la Justicia: una cesta de frutas basta para corromper a los jueces. Se nutren de las mentiras, por eso su corazón las dice con desenfado.

Piedad por la nación que está llena de creencias milagreras y vacía de religión.

Piedad por la nación que viste telas que no teje, come el pan que no amasa, y bebe el vino que no fluye de su propio lagar. Piedad por la nación que aclama al vanidoso como héroe y juzga al oropelesco conquistador como hombre de bien. Piedad por la nación que en el sueño desprecia el ideal, y al despertar busca la esclavitud.

Piedad por la nación que no levanta su voz sino cuando camina en un funeral, y tú se los proporcionas por miles; que sólo se enorgullece entre sus ruinas, y que no se rebela sino cuando su cuello ya está entre la cuchilla y la piedra.

Piedad por la nación cuyo jefe es un lobo, un impostor su filósofo y su arte  el de remendar y remedar. Piedad por la nación que da la bienvenida a su nuevo gobernante con toda pompa y lo despide a insultos para recibir al siguiente con todos los honores y despedirlo igual”.

Mis valedores: ¿piedad? No, Justicia. El día en que nos decidamos a pensar dejaremos de implorar piedad y a peregrinar e-xi-gien-do  Justicia. Es México. (Este país.)

¡Regresaré la seguridad a Michoacán!

Ay, Dios. Señora Cocoa: en plena campaña rumbo a la gubernatura de Michoacán se ufanó usted hace días: “Yo no tengo miedo”. Usted no, tal vez,  ¿pero Michoacán? ¿No tendrá miedo de usted? ¿Los michoacanos no estarán alarmados ante la perspectiva de que haga usted del Estado lo que su hermano a escala de país? A propósito:

Su lenguaje, señora, ¿genes, educación familiar, un exceso de exposición ante la pantalla de plasma? Porque su hermano (¡el  de la banda tricolor!) arroja frases de este jaez: “No la traigo contra los jueces, pero nosotros los agarramos, y los agarramos, y los agarramos, y ellos los sueltan, y los sueltan, y los sueltan”. No, y aquello de que “terminaré mi sexenio a tambor batiente”, florido lugar común. Usted, al unísono: “Sé que por ahí vienen unos malosos y les dicen a los resineros ‘que se pongan la del Puebla’. (¿La marca de la casa Calderón?)

Nosotros hemos hablado claro. Hemos tenido el trabajo de decirles (¿el trabajo, doña Cocoa?) que nuestro Gobierno va a ser transparente, equitativo, de orden y participación ciudadana. Si van a aceptar estas reglas, bienvenidos.

¿Y que será la gobernadora del empleo, como su hermano? ¿Y que no va a aumentar impuestos y gasolinazos, y a suprimir la tenencia vehicular, y a prometer todo lo que el otro Calderón? Semejantes mentiras, ¿también usted? Mentir sin que se le encienda el rostro, ¿genes también? ¿Herencia familiar? ¿Está usted segura de que el “Calderón Hinojosa” le va a ser propicio? ¿No ancla, lastre o grillete?

Ah, entonces su Gobierno va a ser la copia al carbón (y a  la podre, al cochambre, a la tiznadura) del de su hermano, y si tan transparente y equitativa prometer ser su campaña, ¿tuvo ya el tino de contratar a  Solá como director de la táctica (negra,  de lodo y excrementosa)? ¿A cuál de los dos adversarios políticos,  Vallejo o Aureoles,  ha elegido usted como “un peligro para Michoacán”?

Desde Los Pinos, señora, ¿ni un peso para su campaña? ¿Y el apoyo de los mega-ricos Servidje,  El Yunque de Elías Villegas, la industria del periodismo y el alto clero político que encaramó a su hermano hasta Los Pinos? Con ésos detrás es seguro que pueda usted pronunciar la frase sacramental de la familia: “Haiga sido como haiga sido” yo soy la gobernadora. Exultante.

De llegar al gobierno, ¿convertirse en la Guadalupana de los michoacanos?  Eso, al menos, insinúa su promesa de campaña: “Defenderé a los michoacanos como una madre que no permite que nadie abuse de ellos dentro de su casa”. (“¿No estoy yo aquí, que soy tu madre?”)

Que el nuestro es un Estado de derecho, ¿lo sabe usted? ¿Planea, como gobernadora, tomar calles, avenidas y parques públicos de adoratorios del Verbo Encarnado? ¿Cuántos viajes a El Vaticano? ¿Suplicar a Ratzinger que visite a los michoacanos, deprimidos por usted, y los consuele y enjugue unas lágrimas que les arranca el daño colateral, apenas el 10 por ciento del total de cadáveres que produzca su “lucha” contra el narcotráfico?

Si esa no le basta, señora Cocoa,  ¿más sangre en jeringas, en cápsulas, en ampolletas?  ¿De qué beato va a gestionar que traigan a Michoacán?

Usted también, temerosa de las iras populares, ¿miles de guaruras para atreverse a dar un paso fuera del bunker? De calmantes, ¿Prozac o algo que raspe el gaznate?  ¿No teme, como mediocre,  el desván de la historia? ¿Cree que al final de su gobierno podrá permanecer en Morelia? Los logros de su sexenio, ¿del tamaño de la Estela de Luz? Seguiré de preguntón. (Vale.)

De sotanas y narcos

El dinero sucio y la  Iglesia Católica, mis valedores. Aludí el  viernes pasado  a la nota reciente del matutino:  “La Iglesia aceptó que dinero del “más sucio y sanguinario negocio”.El narcotráfico podría haber sido utilizado en algunas comunidades para la construcción de algunas capillas.

¿Que qué? El obispo Sergio Obeso: “Rechazo que la Iglesiautilice dinero del narcotráfico. Se pueden decir tantas cosas, pero hay que probarlas”.

Carlos Quintero, obispo: “Claro que sí, en Tijuana hay familias que han sostenido parroquias con dinero del narcotráfico. Seamos realistas. Sí, no podemos ocultar el mal, pero tampoco debemos omitir las cosas buenas del mal. Aquí hemos encontrado familias buenas que han ayudado a sostener el seminario y muchas otras que han aumentado el número de parroquias. Lo acepto: recursos del narcotráfico han llegado hasta las arcas de la Iglesia, particularmente en esta frontera”.

Y un cura José Raúl Soto:

– En la basílica de Guadalupe, se los digo como párroco, los narcotraficantes son muy generosos. Sin dejar de ser traficantes de drogas ayudan y dan limosnas que nosotros ya las quisiéramos hacer. Los más generosos fueron Rafael Caro Quintero y Amado Carrillo.

– Yo sí reconozco que recibo sus donativos”, afirma el cura Ernesto Álvarez, amigo de la familia del hoy difunto Carrillo Fuentes, al que se dice acompañó en un viaje por Tierra Santa y en El Guamuchilito, Sin., celebró misa de cuerpo presente en el sepelio de “El Señor de los cielos”.

Alberto Athié, sacerdote: “La Iglesia Católica Mexicana se mantendrá siempre abierta a los narcotraficantes, sí, pero sólo para pedirles que abandonen su actividad. Ellos, los narcotraficantes, son vistos como los más malos entre los malos, pero en muchas ocasiones son diferentes. No podemos identificarlos como personas esencialmente malas. Hay quienes tienen la inquietud de buscar el bien y con sus generosas limosnas hacer cosas a favor de la comunidad”.

Feligreses de Malpaso, Ags., acusaron al cura Samuel Jara Acuña “Mantiene relaciones con narcos. Ellos le obsequiaron una camioneta y un arma de fuego. Maneja una sola capilla de una población de tres mil habitantes, pero tiene dos cuentas bancarias, una con más de un millón 300 mil pesos”.

(Se cuenta en mi Jalpa Mineral, muy cerca del citado Malpaso: hasta cierto poblado llegó un nuevo sacerdote. A unos días de oficiar la misa y recoger las limosnas quejó con el sacristán: “Qué feligresía más irrespetuosa. Mira que burlarse del sacerdote”.

– ¿Por qué lo dice, padre?

– Por la charola; en lugar de limosnas la llenan de basura.

– Cuál basura, guarde polvo y yerbitas y espere a que la camioneta venga por el paquete. Ya verá, padrecito, qué limosnas dan aquí los feligreses.)

De narcos y clérigos. Gerónimo Prigione, que fue el nuncio apostólico en nuestro país: “Fue el padre Gerardo Montaño Rubio el enlace entre los hermanos Arellano Félix y yo. Pero les prometo que no volveré a tener contacto alguno ni a entrevistarme con narcotraficantes”.

La noticia se publicó en 1997: “La Ley de Asociaciones Religiosas y Culto Público no prevé sanciones por el caso de las narco-limosnas ni habrá modificaciones al respecto”.

Resultado: Onésimo Cepeda, empresario taurino y golfista,  bon vivant y buen bebedor de caldos finos, obispo de Ecatepec en sus ratos perdidos:

– Nosotros los clérigos les podemos decir a Amado Carrillo y a los demás narcotraficantes: Váyanse, hijos, el Señor los perdona y no pequen más.

Y ya. Es México, un estado de derecho, donde la Ley… (Dios.)

Los aviones iban directo al blanco

Era un ataque cobarde, alevoso, contra la democracia, contra la libertad. La gente estaba confundida, las calles eran el escenario del caos. Luego las calles vacías, los comercios cerrados, la palabra ausente, el espíritu asesinado. La fecha se escribía con dolor y rabia en la memoria de un mundo que se negaba a admitir la atrocidad, el genocidio…

Pero no, mis valedores, no equivocarse con el epígrafe. Desde ahora, tres días antes, les prevengo: yo no soy de esos. Yo,  a lo esforzado, me mantengo a salvo de la manipulación imperial. Que las entrañitas sensibles caigan en la trampa del duelo colectivo al que les incita el imperio. Once de septiembre, Torres Gemelas, dos o tres mil víctimas. No conmigo, que me nace conmemorar el daño inconmensurable y la herida que la perversidad del gringo perpetró en un país hermano como es la República de Chile, con el sacrificio y la muerte de don Salvador Allende, su presidente constitucional, y los miles de chilenos que murieron o tuvieron que conocer la tortura en celdas de castigo y sufrir el gobierno de un dictador.  Después de esto, ¿Las Torres Gemelas?

En un país de la América Mestiza miro un palacio de gobierno en llamas con Washington de victimario. Los aviones, directo al blanco. “La historia, cansada de crear, se repite”.

Chile, 11 de septiembre, 1973. El magnicidio lo tramó en La Casa Blanca R. Nixon, la CIA como cerebro de la acción terrorista y de brazo ejecutor un  Pinochet que antes de fallecer, viejo, achacoso, con fama pública de multiasesino y corrompido hasta el tuétano de un alma en ruinas, trémula vocecilla de vahído y desguanzo:

– Pido perdón si es que en aquel entonces cometí algún error

Al complot contra Chile el cronista de la CIA: “R.M. Helms, entonces su director, se reunió con Nixon el 15 de septiembre de 1970. Nixon le ordenó directamente la operación encubierta en Chile. Tenía que evitarse que el marxista Salvador Allende llegara a La Moneda. ¿Cuántos habían visto a un presidente de loa EEUU fuera de sí? Era un espectáculo. Y no había más solución que acatar la orden de Nixon, textual:

– Hay una posibilidad entre 10, ¡pero he de salvar Chile. Tienes 10 millones de dólares y más, si es necesario,  ¡pero haz chillar la economía!”

Santiago de Chile. “Existían muchos intereses económicos. Los tenebrosos propósitos de la ITT: en 1970 sugirió al gobierno de los EEUU que interviniera en los asuntos políticos de Chile. Proponía el estrangulamiento económico, el sabotaje diplomático, crear el pánico en la población, el desorden social, para que al ser sobrepasado el gobierno, los militares quebraran el régimen democrático e impusieran la dictadura”.

Tiempo después, un 11 de septiembre también, pero del 2001, se asombraba GW. Bush, protector de halcones israelíes genocidas, que en los sucesos de las Torres Gemelas encontró el pretexto perfecto para invadir Irak, asesinar a Saddam Hussein y apoderarse del petróleo del país invadido:

-No sé por qué nos odia todo el mundo. Estoy asombrado porque sé lo buenos que somos”. “No, señor Presidente, le refutó R.M. Bowman, ex director de la Guerra de las Galaxias. Ni somos buenos ni le dijo la verdad al pueblo de los EEUU de por qué somos blanco del terrorismo: ¿porque representamos la democracia, la libertad y los derechos humanos en el mundo? ¡Mentira! Porque nuestro gobierno ha hecho cosas odiosas”.

El 11 de septiembre, mis valedores,  ¿qué significa para ustedes? ¿Nueva York o Santiago de Chile? ¿Allende o Bush? (Don Salvador, a su memoria.)

Sotanas y narcos

La nota del matutino fechada hace tres días: “La Iglesia católica aceptó que dinero del “más sucio y sanguinario negocio”, el narcotráfico, podría haber sido utilizado en algunas comunidades para “la construcción de algunas capillas, lo cual resulta inmoral y doblemente condenable, y nada justifica que se pueda aceptar esta situación”.

– ¡Mentira que la Iglesia reciba dinero del narco!, clamó cuando Secretario de Gobernación  el fallecido Carlos María Abascal. ¡Mentira!   ¡Son intereses jacobinos los que intentan deslegitimar la misión eclesiástica! ¿Acaso es un crimen que los narcotraficantes arrepentidos de sus pecados se acerquen a la Iglesia? Ella, la Iglesia, no está obligada a rendir información sobre los recursos que le entran”.

Eso, ayer. Hoy, en el semanario Desde la Fe, órgano oficial del Episcopado Mexicano, con esa sintaxis:  “¿Qué estado de la República está libre de este flagelo?, ¿qué sector de la población no está involucrado con el poder corruptor del narcotráfico y la delincuencia que de allí se deriva?, podemos comenzar por políticos de gran altura, sin duda alguna desde gobernadores hasta corporaciones policíacas enteras, pasando por militares y policías federales”.

“Podemos mencionar ambientes empresariales, periodistas y algunos ambientes religiosos, desafortunadamente. Para vergüenza de algunas comunidades católicas, hay sospechas de que benefactores coludidos con el narcotráfico han ayudado con dinero, del más sucio y sanguinario negocio, en la construcción de algunas capillas, lo cual resulta inmoral y doblemente condenable y nada justifica que se pueda aceptar esta situación”.

Julio del 2008. La nota de prensa: La Arquidiócesis de México defendió los donativos con dinero público canalizados a la Iglesia. Subrayó que la pobreza se combatiría de manera más eficaz si los gobiernos incrementaran sus aportaciones al clero para la labor de ayuda social que éste realiza.

Mis valedores: si no es ahora cuándo. En un sexenio de Yunques, legionarios de Cristo y mamás Mauritas (¿continuará Ratzinger con el empeño de Juan Pablo II de beatificar a la madre de Maciel?), las sotanas han logrado colocarse tanto en la grilla política como entre los capos del narcotráfico. A propósito: curas encuentran ustedes en todos los rumbos, menos, al parecer, en uno de ellos. Vamos a ver:

Con el índice señalen al norte: ahí están; al sur: mírenlos; al oriente tanto como al poniente: ¿los distinguen? Señalen hacia abajo: ¿observan al hervidero de curas paidófilos y pederastas? ¿Distinguen a los Maciel que no hayan realizado a tiempo un acto de contrición? Apunten ahora hacia arriba, donde a ninguno pudiésemos ubicar. ¿O piensan ustedes en algún beato reciente?

Hoy mismo, mientras algún pederasta practicante de abusos erótico-sexuales amaneció en el calabozo, otros pelean por espacios de “fe y devoción” en la TV y otros más exigen la educación religiosa en las escuelas y la formación de un partido católico. De la ligazón entre curas y narcos lo afirmó Ramón Godínez cuando obispo de Aguascalientes:

–          Las limosnas de los narcotraficantes al entrar a la Iglesia  se purifican.

¿Que qué? Leonardo Boff, religioso. “Es profundamente antiético que jerarcas de la Iglesia Católica Mexicana se hayan involucrado con el narcotráfico. El poder religioso entra siempre en articulación con el poder político y el poder económico. Si el poder religioso no es vigilado, controlado; si no mantiene su altura ética degenera en negocios sucios”.

(Esto continúa el lunes, porque mañana…)

Amigas, amigos…

Y aquí estoy. Sentado, esperando…

Quién, sino yo, puede ser el culpable de que ese asqueroso virus se me haya incrustado en el organismo e invada a estas horas mis órganos interiores. Quién más que yo mismo…

¿Dónde pesqué la infección? Lógico, predecible: todo esto que me rodea es sucio, insalubre, asqueroso, y saturado de heces excrementosas el aire que se respira.

Aquí donde estoy percibo cómo el microbio, con la cepa invasora, deambula por mi organismo y carcome mis órganos; porque el intruso vive  a mis costillas (y a mi riñón, mi hígado, mis compañones), y no sé como pueda seguir  soportando su inmunda presencia ni cómo logre expulsar esa familia de asquerosos corpúsculos que me corroe por dentro.

Y yo aquí, sentado, aguardo y me esfuerzo. Cuánto tiempo que tendré que esperar todavía…

Mi organismo siempre ha sido receptor pasivo de toda suerte (mala suerte) de amibas, lombrices, bacterias y demás seres inmundos, pero nunca antes tuve que padecer el que a estas horas me corroe el bajo vientre. Noche y día lo percibo en esta zona blanda de mi organismo, y en la de este otro lado, y en la de más allá, siempre nutriéndose de mi zumo vital. Aborrecible.

Y yo aquí, sentado, la frente perlada de sudor. Frío…

Porque mientras desempeño mi labor o me abstraigo en la lectura, o escucho a Bach, de  repente, válgame, el punzadón por las regiones del colon, del pulmón, de los intestinos. Conozco entonces que la voracidad del bicho castiga mi pleura, mi esófago, la vesícula. Viene entonces el  regueldo con sabor a bilis; a sangre fresca, recién derramada. Y la náusea.

Qué zona del organismo me haya respetado la infección, qué cantidad de hemoglobina me haya costado su corrosivo accionar, qué daños no siga causando en la carne, la sangre, la médula de los huesos. Y aquí estoy, y aquí permanezco doblado  al esfuerzo, el dolorimiento en mis cavidades internas. Ahora mismo esta bocanada de bilis. Negra…

Pero lo peor me ocurrió ayer, anteayer, algún día de estos: el bicho intentó concentrarse con sus microbios en mi propio cerebro. ¿Que qué?  ¿Los nauseabundos microbios infectar mis ideas? A pura autosugestión, a pura fuerza de voluntad lo impedí. Entonces la cepa de virus, con una que otra bacteria, alguna lombriz y diversas amibas, intentó hacer su reunión en mi pecho. ¡Nunca! Corrompidas criaturas, cómo voy a permitir que así infecten mi corazón…

Y aquí sigo, doliéndome y esperando,  desesperado, porque percibo que el bicho, con su corte de microbios, está donde merece estar, en el intestino grueso, ya cerca de la salida. El  convocante preside el hato de mil bicharajos que juntó para los aplausos en conciliábulo de   excrementosos.

Yo, por lo pronto, aquí estoy, esperando arrojar virus, cepa, bacterias, amibas, lombrices, todo. Las quijadas remachadas y los ojos abiertos de par en par intento expulsarlos a todos, y  los voy a expulsar, que es un imperativo histórico. Cuestión de meses. No más…

¿De que aún no los elimine culpar al médico? ¿Y a él por qué, si  la  culpa es mía? Mía y de mis glóbulos blancos, en los que recae la tarea de desalojar a ese bicho. Ah,  pero lo exasperante: son glóbulos peregrinos, a los que todo se les va en renegar, ¡e-xi-gir! y organizar contra el tal unas multitudinarias peregrinaciones ya al norte, ya al sur o al sureste de mi organismo. ¡E-xi-gi-mos!

Yo aquí, sentado, algún solapado suspirillo, y algún pujidillo salido de puro cogollo del corazón. Porque con glóbulos de esa calaña qué mas puedo hacer. (¡Uf, puf,  mñ!)

Qué joven fui una vez…

Los eufemismos, mis valedores, a los que acudimos por el miedo que nos inspiran ciertas palabras y el temor que profesamos a la verdad. Ahora resulta que alguien ya no mata su perro; “lo sacrifica”, y a la carestía se le llama “turbulencia económica”,  y a empobrecerse aún más, “apretarse el cinturón”. Son los huevos “blanquillos”, y el culantro “cilantro”, ¿Ir a orinar o defecar? “Ir a polvearme”, y que ese borracho, “anda alegrito”, y la joven que yace con varón, “dio su mal paso”.

¿Carestía? “Ajuste de precios”. Ya a nadie expulsan de su fuente de trabajo. Fue “reajuste de personal”, y “reajuste salarial” la rebaja del sueldo. ¿Lo expulsaron? “Lo invitaron a retirarse”. ¿Prostituta? No, “sexo-servidora”.  Ya el inválido dejó de serlo cuando pasó a la categoría de  “individuo con capacidades diferentes”, como el desdichado infante que sobrevive en la alcantarilla ahora es “niño en situación de calle”.

Los eufemismos. El desgraciado que perdió la vista ya no es un ciego, sino un  “invidente”, y quien tiene la desgracia de dejar su libertad en la puerta de una crujía de la cárcel ya no más va a ser un preso, sino tan sólo un “recluso”, un “interno”, aunque lo tengan muerto en vida en la cárcel de la cárcel (el apando).  Fácil.

¿Qué se murió? “Se nos adelantó”, ¿Qué es un anciano? Ya no, ahora es un “adulto mayor”, un “adulto en plenitud” que vive en la “tercera edad”. Los eufemismos. A propósito:

El domingo anterior me enteré de que la ONU, de los 365 días del año, concedió todo un día, un día entero, el 28 de agosto,  a la celebración del Día del Anciano, y que se festeja a los “adultos mayores” desde 1982. Edificante.

Pues sí, ¿pero así nomás,  Día del Anciano? Un momento. Ahora, en honor del eufemismo, se trocó en el “Día del Adulto Mayor”. Así si.  “La población se ha  dado cuenta que cada vez son más los ancianos en nuestro país. La fecha se ha hecho sustancial pues no deja de ser significativo el hecho de que se recuerde y  festeje a ‘los viejitos’ por lo que representan en la vida de una familia y de la comunidad”. Enternecedor. Yo, más allá de oropeles, hojalatería y festejos de sololoy, escribo, a propósito:

Senectud, divino tesoro que te vas para no volver. Mis valedores: los accidentes fortuitos. Marinero que a medias del mar se topó con el mensaje de auxilio en la panza de una botella, en aquel viejo ejemplar de viejos poemas que de la librería de viejo rescaté alguna vez, un viejo pedimento de auxilio me he venido a encontrar. Años de polvo y vejez en la librería se prolongaron en mi biblioteca. Hace tres, cuatro días, una tarde lluviosa que enlaciaba el ramaje de pinos y pinabetes…

¿Cómo fue? Casualidad, porque desde en la mañana, por la oscura maldición que se cierne sobre mi país desde que uno chaparrito, peloncito, etc.,  lo empapó de sangre, luto, muerte y destrucción, arrastraba yo una indefinida depresión (ella me arrastraba a mí), y ya ustedes pueden imaginárselo: me aferré al clavo ardiendo, que para unos es la botella, para otros el rezo, para Fox el Prozac o alguna otra forma de dependencia (para el actual invocar el auxilio de Ratzinger, el milagro de una beata ampolleta de sangre (¡esa fijación!) y a no sé qué sustancia que alegra los corazones). Yo, por mi parte, me fui a acunar en mi biblioteca, y la casualidad: ahí el vetusto volumen. Apenas abriéndolo, a penas me remitió. Las tristuras, por conjurarlas, se refinaron.

 Y no quiero morir. No quisiera morir -Amo la vida porque está colmada de poesía-Y de crímenes, y de odio y rabia y lágrimas…

(Mañana.)