Estas ruinas que ves…

Son las del que fuera en un tiempo el Partido de la Revolución Democrática, el PRD que fundaron personajes de la estatura de Cuauhtémoc Cárdenas, Porfirio Muñoz Ledo y tantos más,  el partido que fue de los cientos de soberbios ilusos, creyentes de la utopía, asesinados en los tiempos de Carlos Salinas y el sucesor. Son estas las ruinas de otras ruinas, las del Partido Comunista Mexicano que asesinaron los talamanteros del acuerdo secreto, la concertacesión, el colaboracionismo y el trabajo sucio, vale decir: los chuchos talamanteros, peritos en la derrota del partido como fórmula para el logro personal.

Del navío cargado de migajeros han desertado, entre otros copulares, Cárdenas, Muñoz Ledo y un López Obrador que logró hacer de su Morena territorio del régimen díazordacista, donde no se mueve la hoja del árbol político sin la voluntad de… (uf)

Por cuando a las once reformas con las que Peña alardeaba de mover a México, ¿cuántas van a lograrse, cuántas se malograron? Por lo pronto, la  pretendida reforma política no es tal, que la última hasta hoy se llevó a cabo hace ya casi 45 años. La historia:

En 1971, ya como presidente del país, Echeverría se propuso borrar la memoria histórica y los logros de la vertiente obrero-estudiantil del 68, pero ante las masas ni el Estado ni el PRI-Gobierno tenían autoridad moral. El antídoto contra la verdadera izquierda y los aspectos positivos de Tlatelolco LEA lo sintetizó en la cooptación de los copulares del Comunista Mexicano. Plata o plomo, su fórmula.  Los que rehusaron la plata recibieron el plomo o de ellos nunca se volvió a saber. Por cuanto a los que aceptaron la cooptación, muchos de ellos integran la cúpula del PRD o son,  desde el Congreso, “nuestros representantes populares” (Uf.)

El primero de los cooptados fue un tal Rafael Aguilar Talamantes, modelo del mercachifle de la picaresca politiquera, que  malparió el PST, Partido Socialista de los Trabajadores, (el “pesetero”), y después su redituable Partido Frente Cardenista de Reconstrucción Nacional, alias el Ferrocarril. Talamantes se convirtió en enganchador de LEA ante los miembros del Comunista Mexicano. (Fácil resultó desmantela la base, 3,000 militantes, y difícil a la Juventud Comunista, 12 mil.)

Conociendo la catadura del negociante, LEA lo envió, para que lo vigilase, con el policía de la seguridad pública Fernando Gutiérrez Barrios.

Pablo Gómez, Joel Ortega y Arturo Martínez Nateras fueron los siguientes que aceptaron destruir desde dentro el Comunista Mexicano. Aconsejado por Santiago Carrillo, español, Arnoldo Martínez Verdugo pospuso un tiempo la cooptación. Los intelectuales Fernando Benítez y Carlos Fuentes, a coro con Heberto Castillo (el “aperturo”) coreaban la “apertura” de LEA: “¡Echeverría o el fascismo!”

Los ex-militantes del CM habían cambiado declaración de principios, programas de acción y estatutos. Ahora, como clones del PRI tal como Acción Nacional, los políticos de la nueva falsa izquierda, priístas con careta izquierdista, actuarían como “oposición”, con programas y proyectos divididos con el PAN: defensa del aborto y oposición de la falsa derecha. Ya con  el Estado en manos de los grandes capitales, ¿qué pudieran afectar tales pugnas a Carlos Slim?

El Estado, a propósito, detenta el uso legítimo de la fuerza, pero sólo asesina como

advertencia para los levantiscos de los espacios públicos. De Tlatelolco a Tlatlaya e Iguala, pasando por el halconazo, Aguas Blancas, Acteal, El Bosque, El Charco…

(Eso, después.)

“Méjico”

(Porque nunca como hoy es preciso afirmarnos como los habitantes de un Estado legal, democrático y respetuoso de los derechos humanos. México.)

Y algunos de nuestros soldados decían que aquello que veían si era entre sueños.

Tal cuenta Bernal Díaz, sus pupilas encandiladas a la vista de una ciudad cuyas torres, cúes, muros de calicanto y pirámides se erguían sobre el espejo de la laguna. México-Tenochtitlan. Siglos y décadas más tarde, un cierto conquistador conquistado clamaría en un su poema que tituló México:

Eres antiguo horror de cumbres – que se asombran batidas por pirámides – trueno oscuro de selvas observadas -por cien mil ojos lentos de serpientes.

Tal fue Rafael Alberti, poeta español que primero nos conoció por los ojos de Bernal Díaz y más tarde paso a paso por el país. El poeta tornaba de una errancia hasta donde lo arrojara la bota del Franco dictador. En 1935 reseñó su encuentro -su encontronazo- con este México que él miró aún con jota, y cuyos conceptos, a mi ver, adquieren renovada actualidad hoy día que miro con pena (con Peña) la presencia encimosa del gringo sobre nuestro país. Y qué intensas y viscerales las impresiones que le produjo el choque con la tierra que conquistó la tizona de un cascorvo al que auxiliaron el Tonatihú de la barba bermeja y detrás arroyos de cempoaltecas ardidos  y  tlaxcaltecas salidos de madre. Retazos de crónica:

El Méjico de Bernal Díaz está vivo, como él, pero dentro de un Méjico de hoy. Por eso mi encuentro con Bernal Díaz no es el tropiezo con un muerto, ni siquiera con un resucitado. Es el encuentro con la realidad viva, palpitante, en movimiento.

Así, de asombro a deslumbramiento, el poeta recorre la vieja y la Nueva Españay una ciudad de México todavía a la medida de sus habitantes, y reconoce que no puede asimilar, de un solo golpe, el encontronazo con esa realidad mexicana que se ha topado tan de repente:

“Triste historia es mi aventura, comparada con la de Bernal. Yo no libré batallas con los mejicanos, porque me rendí al primer día. Pero me incorporé enseguida con todo mi entusiasmo a la ebullición de su sangre, y mi aventura mejicana, como sucede en las más fabulosas y secretas, no la puedo contar todavía».

Pero la cuenta, y se pone a discurrir, a lo apasionado, sobre el nacimiento de nuestro mestizaje, y aun se permite especular con eso que ha venido a tornarse lugar común: que por conjurar el terror a la muerte la hacemos calavera de azúcar y la engullimos entre carcajadas. (¡!)

De la vecindad con el gringo vecino y distante: “Los problemas actuales de Méjico no se presentan ya a punta de lanza. Son los problemas internos de soberanía e independencia económica. Su nacionalismo revolucionario no son palabras sin sentido, si los hechos las van cumpliendo como se espera».

Prepara tu fusil. Tú eres el indio – poblador de la sangre del criollo – Si él y tú sois Méjico, ninguno duerma, trabaje, llore y se despierte sin saber que una mano lo estrangula.

Méjico es el único país americano capaz de oponerse a la gente del norte y reconquistarse. Temible, hermético, violento, rencoroso, no ha perdonado al conquistador. Y este sentimiento lo padece el criollo, descendiente  del encomendero; y lo padecen visitantes como Valle-lnclán, quien se hubiera batido contra Cortés hasta perder el otro brazo, y lo padecí yo, y hoy quizá lo padecería el mismo Bernal Díaz, si advirtiera la invisible presencia del pabellón yanqui en Méjico«.

¡Contra el gringo prepara tu fusil. No te resignes!

¿Con Peña?  (Uf.)

De opereta bufa

Hablé ayer de la Margarita que intentó mi amistad hasta el día en que su hermano trepó a Los Pinos, y la metamorfosis: de un día para el siguiente se desató el huracán, y aquella mujer “apenitas” se transformó en el símbolo rutilante de un sexenio que fue el de la chabacanería, el despilfarro y  la frivolidad, el de la(s) pompa(s) y circunstancia(s). La desverguenza.

¿Recuerda alguno de ustedes el sexenio aquel que fue  del rebumbio,  el bataclán, la estridencia,  el boato, la ostentación y el brillo postizo de una Margarita que anocheció Cenicienta y amaneció reina y señora de una corte de los milagros en donde todo había, menos decoro? La Margarita que yo conocí fue erigida a balidos por sus validos en soberana  de hojalata a la que enloqueció la adulación de los cortesanos, hermana mostrenca de lo estridente, vacío y  ostentoso, tanto más sonoro cuanto más vacío. Mirándola y escuchándola yo recordaba a la buena mujer que, con años y kilos y achaques a cuestas, subía los cuatro tramos de escalera que daban a mi depto. y, resoplando, intentar resuello y jadear la lectura de una telenovela que las televisoras le rechazaban (de estos destinos sabía todo mi señor Shakespeare; de las abruptas mudanzas de la fortuna y de las metamorfosis que, al modo de Samsa el kafkiano, perpetran en el carácter débil el poder excesivo y el dinero fácil.)

Detrás de la máquina de escribir recibía a Margarita. Yo, sino deleitoso, aquí sigo, tecleando. Ella, por contras, después de una borrachera sexenal que desangró las arcas de una comunidad pobre, empobreciéndola más, se nos  volvió símbolo de esa familia de judíos errantes que se quedaron sin nada más que dinero después de que a punta de malas artes tanto pudieron acaparar; que han caído a vivir (a medio vivir) atejonadas en su madriguera, cuando no a salto de mata y poniendo tierra de por medio,  sin tierra que puedan llamar mi tierra ni  asiento seguro donde sestear en sosiego como el de limpia conciencia y sosegado corazón; que mal viven su precaria libertad gracias y a causa de la impunidad que les otorgan unas leyes alcahuetas y unos ministros más alcahuetes todavía, cofradía de corruptos que sobreviven apenas, a penas, atenidos a la desmemoria de los mexicanos. México.

Ah, deshojada Margarita, si por los días de clasemediera hubiésemos podido columbrar el rudo destino que un chiripazo le deparaba.  ¿Se comería en paz, ya cuando despojada de todo, menos del dinero, las utilidades del botín? O por contras, ¿experimentaría el aniquilamiento que produce un descrédito y un aborrecimiento que, por la desmemoria de las masas, degenera en indiferencia?

La nota de 1992: “Doña Margarita ha adquirido en propiedad el imperio editorial que fuera de la Fam. Ampudia, y ahora es dueña de las publicaciones Play Boy y del canal 2 de TV de Reynosa; del canal 27 en Nuevo Laredo; de Radio Cristal, del D.F. y de 20 estaciones más de radio en el área fronteriza”. Y Silvia Pinal,  empresaria: “Sí, la señora López Portillo es socia del teatro que lleva mi nombre. Cada una participamos con un 50 por ciento.”

Tiempo después, ya sólo un mal recuerdo su paso por Televisa como redactora de alguna telenovela y ya con  el hermano caído en desgracia, Margarita  tuvo que regresar, a querer o no y crispados los rasgos del rostro, el retazo de terreno en Chapultepec, correspondiente al frontón y al campo de tenis, donde edificó su mansión. “Mi patrimonio después de 25 años de trabajar en Televisa”.

Y el poder de los símbolos. Para leer entre líneas. (Vale.)

¡Devolver lo mal habido!

Un gobernante existió a quien el dios anunció su próxima muerte. Aterrorizado imploró a la divinidad, y le fue concedida la prolongación de la vida si otro humano aceptaba morir en su lugar. El angustiado corrió a la presencia de sus padres y de rodillas pidió al anciano que, como sustituto,  aceptase morir. “No, que a mí la vida aún me dará muchos goces”, contesta el anciano, y la madre: “Tampoco yo, que tiene cada quien su hora señalada, y eres tú el único que ha de sufrir tu muerte, y ya deja de llorar”. El cobardón incitó a la esposa, apeló a su amor y fidelidad, y consiguió que ella aceptase una muerte que no le correspondía.

No. Se asemejan, pero no lo son. Los protagonistas no son los que alguno de ustedes supone. El no se llamaba Enrique, sino Admeto, personaje mítico, y a la que aventó por delante para que le evitase una muerte inminente se nombraba no Angélica, sino  Alcestis. Ahí no existieron de por medio intereses mostrencos, inconfesables, y sucedió en algún reino de Tesalia, no lejos del monte Olimpo, morada de Zeus y otros dioses míticos; no en México, el de las casas blancas habitáculo de diosecillos de utilería. Pero bien dice el cínico: piensa mal y habrás pensado bien.. A propósito:

Las diosas de masquiña, mis valedores.  Las reinas por un día. Marta, Margarita,  Angélica…

A la Margarita consentida de López Portillo la obligaron a regresar parte de Chapultepec del que se había apoderado valida del hermano en Los Pinos. A Marta la befaron por su arribismo, oportunismo y rastacuerismo, endiosada como “pareja presidencial”. A Angélica, la actual, su segundo marido la arrojó por delante cuando percibió la amenaza de una muerte civil inminente. La Alcestis de sololoy intentó la empresa imposible de lavarse un rostro emporcado por una riqueza por demás inexplicable, intolerable para el salario mínimo del país. Diosa efímera, su riqueza es permanente, como la del resto de las Angeles Pineda compañeras, y barraganas del resto de los Abarcas del Sistema de poder, con alguna excepción, si es que haya alguna en México.

Yo, cuando el escándalo del trozo de terreno que la Margarita (“la décima musa”, como la nombró a lo servil el escritor Agustín Yánez), escribí un mensaje a la que intentó mi amistad en los tiempos en que la hermana de López Portillo  era sólo una buena mujer y que más tarde se ensoberbeció con el hermano en Los Pinos. El escrito aquel me viene a propósito ahora que miré en un video crispados los rostros de una señora Angélica que en su cuenta personal maneja millones tras de 25 años de labor, buenas administradores que han resultado algunas personas. Por cuanto a la “décima musa”:

A Margarita la conocí allá por 1968, cuando una revista literaria nos vino a relacionar. Era ella una señora de tantas, de clase media y mediano pasar; una mujer tímida, que a la hora de las confianzas me reveló que solía tramar guiones para televisión que siempre le rechazaban. “Mi sueño dorado es que algún día me acepten una telenovela”, Me reveló su seudónimo: Sibila. “Una diosa, o algo”. Le expliqué lo referente al personaje mitológico y nos dejamos de ver. Cuándo íbamos a imaginarnos aquel bandazo de la atrabiliaria fortuna. Porque la Margarita me buscó como amigo hasta que su hermano trepó a Los Pinos, y entonces…

De un día para el siguiente se desató el ciclón. Yo, atónito, presencié la metamorfosis  de aquella  mujer que en todo había sido “apenitas”, y que ahora era el símbolo rutilante de un sexenio que fue de la frivolidad. (Sigo mañana.)

¡Hasta la madre!

“¡Esto es no tener madre!”  Tal ha sido el clamor de un protagónico “activista social”, y Rayuela, de La Jornada:

Es una lástima que en este país haya que echar madres para ver si así las autoridades se deciden a actuar.

Le faltó agregar que sus tácticas eso valen: madres. Yo, en tanto, dije a ustedes ayer:

Cuidado con esa táctica de la exigencia, obsoleta desde que el Sistema le aplica el antídoto: Ni los veo ni los oigo, y háganle como quieran. ¿Qué afirma la historia frente a “madres” tan retumbantes como vacías?

“¡Si no pueden, renuncien!” “¡Estoy hasta la madre!”, claman los protagónicos “activistas sociales”, y para que no abandonen unas tácticas obsoletas que en nada perjudican al Poder, unos medios de  acondicionamiento social, mañosos, les aplauden y jalean: “¡Categórico, contundente! ¡Eso es valor civil! ¡Sigan con sus exigencias!”

Aquí algunas lecciones de la historia reciente. En el sexenio de la guerra  contra el narcotráfico, con el daño colateral anexo y las criaturas calcinadas en la guardería ABC, de Hermosillo, Son., una de cuyas dueñas era Matilde Gómez del Campo,  sucedió el caso de una de las tantas víctimas: dolido ante el plagio de su hija y la nulidad de las autoridades para aclarar el secuestro, a Calderón y su gabinete de seguridad les estampo en el rostro frases de este calibre:

Ya pedí, ya supliqué, ya imploré, ya lloré, ¡ahora exijo! La propia autoridad nos ha dicho que no tenemos nada que nos lleve a encontrar a mi hija. ¿Esto es nada? Un hombre que trabajó cerca de dos años con mi familia, y que sabemos que sus hermanos son de una banda que ya ha hecho secuestros. ¿Eso es no tener nada? ¡Eso es no tener madre!

Pero llegó  también, rostro crispado e índice en alto, el  comerciante de los 50 millones de dólares que regateó el rescate del hijo hasta que se lo asesinaron. El comerciante se enfrentó a Calderón y los funcionarios encargados de la seguridad pública:

– ¡Si no pueden, renuncien!

Los susodichos pusieron rostros adustos, rostros de circunstancias, y de inmediato se aplicaron a redactar un documento al que enjaretaron un título rimbombante: Acuerdo para la Seguridad, la Justicia y la Legalidad, con setenta y cinco medidas de gobierno que se comprometieron a cumplir en un  plazo perentorio  de cien días a partir de la fecha. Y el plazo comenzó a correr, día con día. “Si no pueden, renuncien”.

Se cumplieron los cien días del plazo. ¿Y? ¿Cuáles fueron los resultados? Que todos y cada uno de los firmantes se deslindaron de toda  posible responsabilidad en el incumplimiento del documento de marras, y para medir la mala fe o el candor: “”Cada mando debe evaluar su dimisión”, clamó el protagónico de la exigencia.

¿Ignorancia, mala fe? Lo afirmaba el entonces perredista Andrés Manuel López Obrador:

– Sólo mediante presiones, movilizaciones y protesta en las calles se logrará que quienes usurpan la Presidencia… ¡volteen a ver al pueblo! (¡!)

Y la “eficacia” de la protesta: “Enviaré un telegrama a Calderón para exigirle que de inmediato suspenda la aplicación del aumento número 27 al precio de las gasolinas”.  ¿Y? Telegrama o no telegrama, ¿el de Los Pinos suspendió el dicho aumento?

Tal el candor de ayer (¿mala fe?), pero el de hoy: “¡Peña debe renunciar!” ¡Todo su gabinete debe renunciar con él!”

Santa simplicidad. Por más que la justicia esté de nuestra parte, ¿qué insulto, qué exigencia va a cambiar este Sistema? El perjuicio, por no pensar en una verdadera organización de masas, es para todos nosotros. (Lástima.)

¡E-xi-gi-mos!

Cuidado con esa trampa, mis valedores: la de la exigencia. Mucho cuidado con esa engañifa que nos infiltró el Poder. Se exige a quien se ama, a quien se estima, al aliado. Se les exige por su bien. ¿Pero al Sistema?  ¿Al enemigo histórico del cambio que precisamos y que toca a nosotros realizar? ¿Exigirle al tigre que por amor a nosotros se vuelva vegetariano?

Para nulificar la acción contestataria de  unas masas a las que oprime, deprime y reprime, el propio Sistema les ha inoculado esa forma de lucha destinada al fracaso: “ustedes exijan”, y ahí el antídoto: ni los veo ni los oigo, que se refuerza con un elemento letal:

Mucha y a todas horas televisión, que es decir telenovelas al por mayor, esas que a sus actrices (sólo a una de ellas, a saber por qué) reportan salarios para adquirir palacetes de millones de dólares, nuestra moneda nacional, y para acabar de agachar a las masas: transmisiones y retransmisiones del clásico pasecito a la red, chismarajos inmundos de actricitas de(l) gran canal dos que se hacen del dos en leyes, reglamentos y un decoro elemental para aprontar a jóvenes seniles y viejos impotentes su gran canal del desague en un delirante aquelarre de procacidad con la glorificación de la pantaleta y el nalgatorio, todo aderezado con un tzunami de anuncios comerciales que me los tienen así, miren, en la posición de vaciar intestinos, hipnotizados bajo el efecto de los opiáceos que les administra el Sistema. Lean, a propósito, Un mundo feliz, de Huxley, donde la dictadura de Estado, por mantener a la gente domesticada, le administra cada día su ración de un bebistrajo que nombra soma. Y entonces sí,  todos contentos. Ustedes mismos, ¿cuántas horas al día dedican a la lectura? ¿Cuántas a su ración de soma-televisión? Por eso mismo, mis valedores; por eso es que ya nos tomaron la medida.

Pero de pronto surge Ayotzinapa, y ante el crimen de Estado explota el descontento y las consignas lanzadas a gritos, y el siniestro fulgor del incendio. Ahí la alerta del Sistema de poder, pero entonces escucha el clamor que unifica a los exasperados: ¡E-xi-gi-mos!, y los Peña, Osorio y Cienfuegos: “falsa alarma”, y la paz. Mis valedores:

¿Si nos remitimos a las enseñanzas que ofrece la historia, esa estrella polar del estudioso que quiera entender cabalmente los problemas de la comunidad y sus posibles soluciones? Lo afirman  la historia y la realidad objetiva:

Hace algún tiempo cierto comerciante que acababa de vender su negocio en 500 millones de dólares (información de los matutinos),  fue objeto del secuestro de su hijo. Regateó el precio con los plagiarios y, según comunicado prendido a los restos mortales de la víctima, no satisfizo a cabalidad sus pretensiones económicas. Bien conocidas son las consecuencias: el menor fue asesinado por sus captores (asesinado también fue su chofer, pero ante  los noticiarios  qué puede valer la vida de un simple trabajador de salario mínimo). Y ocurrió entonces: en una reunión histórica y frente a la cúpula del gobierno, el padre agraviado expresó su dolor, acusó a las autoridades correspondientes de falta de resultados positivos, y ¡e-xi-gió! justicia a los tales, lanzándoles la requisitoria que hoy se torna punto de referencia: “Si no pueden, renuncien”.

Calderón y su gabinete de seguridad redactaron un plan que arreglaría tan calamitosa situación. El agraviado les concedió 100 días para cumplir el articulado del plan. ¿Y?

(Esto sigue mañana.)

¡Yo soy muy macho!

La mala conciencia, mis valedores. Nuestro machismo destinó este día, 25 de noviembre, para “celebrar”, a lo condescendiente, un diluido Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres, título tan extenso como, en los hechos, vacío de significado. ¿O acaso en la práctica hemos eliminado alguna de las tantas y cotidianas agresiones que sufre la mujer en su dificultosa relación con el macho? Pero esa práctica abominable no es de hoy, que se ubica en el principio de los tiempos humanos y se prolonga en testimonios como la literatura clásica: Sófocles, el Corán y la Biblia, donde se alza, tonante, la maldición de Jehová contra la mujer:

“¡Buscarás con ardor a tu marido! El te dominará y  será tu dueño”. Por cuanto al pueblo elegido, que por enésima vez se ha dado a la idolatría, ¿cómo le refriega su iniquidad y el desprecio que le inspiran sus acciones, sino comparándolo con una “mala” mujer?

“¡Practicaste la prostitución con esos egipcios de gran potencia sexual (…) Te entregaste a la prostitución con los asirios, y ni aun así quedaste satisfecha (…) A toda prostituta se le da una paga; pero tú eras más bien la que dabas regalos a todos tus amantes y les pagabas (…) ¡Sólo en eso eres diferente a las demás prostitutas..!”

Atroz. Hoy, desde el púlpito italiano, clama un arzobispo G. Biffi: “¡La mujer es sustancialmente triste, que no sabe ni ser virgen ni ser madre! Es una Eva moderna, una esclava del mal que no sabe decir al Señor: Heme aquí, que tuya soy, y tu sierva rendida. No, ella histéricamente grita: ¡Yo soy mía!, y es sólo una colaboradora de la muerte. ¡Gracias a Dios que Jesucristo escogió para apóstoles a puros hombres!” (Dios.)

También desde el púlpito truena un controvertido y polémico  Norberto Rivera: “¡La mujer violada que se atreva a abortar queda automáticamente  excomulgada, y debe ir a dar con sus huesos a la cárcel!”

El Instituto Nac. de la Mujer: “En Michoacán, para poder trabajar, la mujer tiene que pedir permiso a su esposo. En México, el abuso sexual de menores no es considerado como delito grave. En la legislación de 24 Estados hay figuras discriminatorias de nuestros derechos, a grado tal que el robo de ganado es  mucho más penado que una violación”.

México. Más allá de convenios y acuerdos internacionales firmados por el gobierno en turno, ¿se ha domesticado la violencia del macho contra la mujer? ¿Cuánto, en qué sentido se ha logrado domesticar? Un ama de casa:

“Antes enviábamos a nuestras hijas por la leche de Liconsa, pero cuántas no fueron violadas en el microbús. Ahora hacemos el viaje nosotras mismas, al fin que ya no somos señoritas. Pero el terror está en que nos vayan a contagiar de SIDA”.

Mujer violada: “Yo luché contra ellos, se lo juro…” Imposible contener el llanto. “Al sentirme violada me abandoné… traté de no pensar… de que pasaran rápido aquellos minutos tan largos,  tan largos…”

México y la receta para evitar la violación: “No salgas a la calle desnuda, que eso motiva a los hombres / No salgas a la calle vestida, que algunos hombres se excitan con la ropa / Evita verte demasiado joven, que algunos violadores enloquecen con las adolescentes / Evita la vejez; ciertos degenerados prefieren a las mujeres maduras / No tengas padre, abuelo, tío hermano. Son los parientes que más frecuentemente violan a las mujeres / No te cases. La violación es legal dentro del matrimonio /  Para estar totalmente segura, mujer, es mejor que…¡no existas!”

Esto, horroroso, sigue después. (Vale.)

El tiempo del repudio

Así es, mis valedores: las quemazones se multiplican al parejo de las fosas clandestinas. Es el tiempo mexicano del repudio. La violencia genera una metástasis en el cuerpo social y se resuelve en manifestaciones de repudio en auditorios, estadios y plazas públicas de aquí y del exterior. Son los días del bloqueo en autopistas, las tomas de alcaldías y demás edificios públicos. Ya despertaron al México bronco, al parecer. Ya se dio el salto de calidad. Lo que no habían provocado los cienmiles de cadáveres y decenas de miles de heridos y desaparecidos durante el sexenio de Calderón lo ha provocado Ayotzinapa. El dolor de los padres huérfanos de sus hijos y la exasperación de los estudiantes y de quienes se solidarizan con ellos ha encendido fogatas en edificios públicos. Es el México bronco, al parecer.

“¡Basta ya de sangre, secuestros y violencia!”, claman por su parte los obispos del país, desplazando  en su exigencia de toda  responsabilidad al Estado, pero los estudiantes y sus simpatizantes, pero los padres huérfanos de los 43 estudiantes de Ayotzinapa todavía hoy desaparecidos: “¡Vivos se los llevaron. Vivos los queremos!”. ¿Cándidos?

Al llegar a este punto  nos enfrentan dos nombres: Tlatlaya y Cocula. Y ocurre que de la basura las masas algo bueno podemos recoger. De repente el basurero de Cocula dejó al descubierto, en vivo y a todo dolor, el indecoroso espectáculo de ese vientre de complicidades, rapiña e impunidad donde a manera de fetos han cohabitado  desde Alvaro Obregón en 1920 y todos los que le sucedieron, hasta el Peña de la declaración patrimonial mutilada. El basurero de Cocula y su pudrición. Mis valedores:

El gobierno de caudillos, militares y personajes autoritarios al modo de Díaz Ordaz (que ahora convoca algún priísta de apellido Ramírez) había mantenido bajo control el universo de la corrupción en que se arropa una comunidad de 120 millones. Se precisó el menosprecio de la justicia en un Estado que en tres décadas arrebató el 80 por ciento del poder adquisitivo al salario del trabajador junto con masacres sin castigo como las de 1968, 1971, Acteal, El Charo, El Bosque, San Fernando y ahora mismo Iguala, para que se destapara ese muladar que ventosea sus regüeldos de crímenes ocultos, encubrimientos y complicidades, rapiña y depredaciones, negocios corrompidos y un abyecto enriquecimiento en relación directa con la pobreza de la población. Ahí, exhibiendo a los tales, el avión que sin siquiera saberlo financiamos todos al presidente de un país pobre y empobrecido por ésos mismos que viajan en él, y las mansiones a la medida del mediocre rastacuerismo de individuos tan pobres que sólo tienen dinero, y dinero mal habido que salió de nuestros impuestos. Y a propósito:

¿Qué fin pudo haber tenido, que despide tufos de carpetazo, la denuncia que hace unos meses expresó la senadora Dolores Padierna,  sobre algunas irregularidades en la declaración patrimonial del titular del Ejecutivo?

En fin, que ya tuvo que suceder: al Estado se le cayó la escenografía. El tinglado se le derrumbó y todo el cascajo se le vino encima. Murallas y muros se desplomaron y quedó al descubierto una estructura de sillares que crujen y unas paredes de cartón-piedra que exhiben los entresijos de un mundo excrementoso que apesta el ambiente con sus hediondeces de pólvora, sangre, complicidades criminales y abominable impunidad. México exhibe ante el mundo  sus debilidades y, seca la boca, hundidas las mejillas y la lengua pegada al paladar, Peña… (Después.)

“Madero no inspira temores”

Francisco I. Madero, mis valedores, un cierto vitivinicultor aficionado al espiritismo y simpatizante de Porfirio Díaz que en 1910 iba a provocar el salto de calidad en nuestro país. Madero y no Ricardo Flores Magón, el precursor. Es la historia. Es México. Del Plan de San Luis, emitido el 5 de octubre de 1910:

Los pueblos en su esfuerzo constante porque triunfen los ideales de la libertad y justicia, se ven precisados, en determinados momentos históricos, a realizar los mayores sacrificios. Nuestra querida patria ha llegado a uno de esos momentos. Tanto el Poder Legislativo como el Judicial, están completamente supeditados al Ejecutivo; la división de los poderes, la soberanía de los estados, la libertad de los ayuntamientos y los derechos del ciudadano, sólo existen escritos en nuestra Carta Magna.

 Conciudadanos: no vaciléis un momento; tomad las armas, arrojad del poder a los usurpadores, recobrad vuestros derechos de hombres libres y recordad que nuestros antepasados nos legaron una herencia de gloria, que no podemos mancillar, sed como ellos fueron: invencibles en la guerra, magnánimos en la victoria.

Sufragio Efectivo. No reelección. Francisco I. Madero.

Se entusiasmó el poeta López Velarde:

– Este fronterizo vale, por su hombría, más que los políticos sin sexo de la Cd. de Méjico, en la que están domiciliados tantos misérrimos individuos. Al proclamar el antireeleccionismo tuvo Madero una actitud caballeresca, un gesto bizarro, una palabra de justicia. Madero me es simpático.

Tiempo después iba a opinar: “Para su desgracia se tornó en suicida político con la transacción que propuso desde la primera edición de su obra: que los antireeleccionistas pueden admitir la reelección del Pres. de la República”. (Más tarde, tocante a la revolución y sus consecuencias, el poeta confesaría “una íntima tristeza reaccionaria”.)

El cambio de poderes: noviembre de 1914. Calificó El País la elección de Madero: “Convengamos en que ha podido llegar a candidato porque no inspira temores”.

Dentro del contexto de sus principios liberales su gobierno se caracterizó por las amplias libertades políticas y de expresión únicas en la historia del país. En el Congreso Federal, los diputados debatían y votaban libremente las diversas iniciativas; los periodistas podían escribir prácticamente lo que querían, libres de todo tipo de coacción, y los grupos políticos podían actuar libremente: No obstante, esta gama de libertades obstaculizaron la buena marcha de la administración e impidieron los proyectos del gobierno. La libertad de prensa, por ejemplo, fue utilizada por los enemigos políticos de Madero para atacarlo, ridiculizarlo y desprestigiar ante las masas sociales la imagen presidencial. (Busquen ustedes las sátiras demoledoras con las que un José Juan Tablada, poeta que derivaría en  huertista, endereza sus ataques al vitivinicultor convertido en revolucionario. «Tú qué adalid vas a ser”.)

La ofensiva  estaba orquestada por los sectores sociales  favorecidos por el régimen porfirista: hacendados y banqueros, comerciantes, militares y periodistas. En el propio grupo que lo apoyó se registraron rebeliones como la de los zapatistas, que se distanciaron de él  porque se negó a cumplir con los postulados agrarios del Plan de San Luis. Y es que apenas subió al gobierno, el “agrarista” desconoció sus promesas de crear la pequeña propiedad. Y cómo pudiera ser de otro modo, si los políticos son negociantes, y los negociantes, políticos.

Ricardo Flores Magón. (A su memoria.)

La sucesión presidencial

Tal es el título de la obra que redactó Francisco I. Madero, vitivinicultor coahuilense, dos años antes de lanzarse a la lucha armada, cuando iba a hacer explosión, cargado de agitación y energía, su Plan de San Luis. Hoy, cuando el Sistema de poder nos diluye la conmemoración del salto de calidad que logró derrocar al que parecía inconmovible, aquí una semblanza personal que de Porfirio Díaz nos legó Madero, víctima, actor y testigo de aquellos años de turbulencia y depredación. Ello nos dará la estatura del mártir ante la dimensión del Precursor, un Ricardo Flores Magón arrumbado mañosamente en el desván de la historia oficial. Es México.

En esta fecha, en contrapunto y a contracanto de la historia oficial, muestro aquí, con sus propias palabras,  a un  Francisco I. Madero que en La sucesión presidencial se muestra como admirador decidido del dictador.

El general Díaz, con su mano de hierro ha acabado con nuestro espíritu turbulento e inquieto y ahora que tenemos la calma necesaria y que comprendemos cuán deseable es el reino de la ley, ahora sí estamos aptos para concurrir pacíficamente a las urnas electorales.

Curioso, mis valedores. La humana condición. Culpas son del tiempo, que no del vitiviniocultor, tales conceptos, humazo  del  copal que en 1908 y ante el altar del dictador, depredador y genocida (Tomóchic, indígenas yaquis, Cananea, Río Blanco, Valle Nacional) quemó el personaje a quien tocó en suerte provocar la eclosión de 1810, mérito que parecía destinado a los Flores Magón). A propósito:

Van aquí algunos conceptos que al hombre del espadón y la dictadura dedicó el honesto vitivinicultor coahuilense que más tarde acometió una hazaña que lo iba a rebasar y que le dio un lugar en la historia que parecía destinado a los Flores Magón:

“Ahora que el Gral. Díaz no tiene más que temer que el fallo de la Historia, ni más que desear que la gratitud nacional, no será remoto que procure atraerse a esta última y asegurarse un fallo favorable de la primera, respetando en sus últimos días la voluntad nacional.

Ante la Historia podrá justificarse diciendo: Con mi permanencia en el poder, maté al militarismo, acabé con el espíritu turbulento, hice que en todos los ámbitos de la República se respetase la ley; consolidé la paz, extendí por todo el país una vasta red ferrocarrilera, construí grandiosas obras materiales; favorecí la creación de cuantiosos intereses privados, aumenté la riqueza pública; de mi patria, turbulenta, pobre, sin crédito, he hecho un país pacífico, rico y que goza de un justo crédito en el extranjero.

Es posible que para llevar a cima esta obra, haya yo cometido algunas faltas; todo el mundo está expuesto a errar, pero esas faltas han sido de buena fe y la prueba de ello es que la principal que se me puede imputar: que me haya colocado arriba de la ley, sólo la he cometido mientras lo he juzgado indispensable para llevar a feliz término mi obra, puesto que ahora que creo que ésta está terminada, que el país está apto para ejercer sus derechos, devuelvo a la ley su imperio, su majestad y yo mismo me coloco debajo de ella, a fin de que en lo sucesivo sea la ley, la guardiana de la paz, la que asegure el progreso indefinido de mi patria, pues creo que no podré tener sucesor más digno. Los últimos días de mi vida los consagraré a defenderla, a consolidar su prestigio, poniendo a su servicio todo el mío, y ¡ay de quien quiera atentar contra la ley que yo seré el primero en respetar!»

Ricardo Flores Magón, mis valedores. (A su memoria.).

Cayó y calló

¿Tintes negros? Sí, los del tizne, tal vez,  los de la fogata atizada con restos humanos. Basurero de Cocula.

A los sucesos atroces de Tlatlaya e Iguala me referí ayer, y a que en la fogata que presuntamente calcinó 43 cadáveres de jóvenes estudiantes ardieron también y se calcinaron las ganancias que habrían de reportar descomunales dineros a los entreguistas encuadrados en el sistema neoliberal. La reforma energética, pongamos por caso (si seré cándido…)

Porque  de repente al reformador el mundo se le ha derrumbado y todo el cascajo le cayó  encima. Murallas y muros se le vinieron abajo y quedaron al descubierto unos sillares que crujían y unas paredes de cartón-piedra que exhiben los entresijos de un mundo excrementoso que apesta el ambiente con sus hediondeces de sangre, pólvora, complicidades criminales y abominable impunidad. México exhibe ante el mundo  sus debilidades, y seca la boca y la lengua pegada al paladar, el reformador no ha sabido responder a los enfurecidos que lo señalan con el índice en llamas. Atenco, Tlatlaya, Iguala, Apagadas las candilejas de las reformas y aquello de que “estamos moviendo a México”. ante el mundo quedan al descubierto los restos de un edificio construido con sillares de pinabete y cinta canela y muros de  triplay,  cartón-piedra y engrudo reformador.

Por cuanto a nuestro hombre en Los Pinos: En las listas recientes de Forbes Carlos Slim está en el número 14 y la brasileña  Dilma Rousseff en el 31. El presidente de México en el 60. Cayó 23 posiciones.

Recuerdo cierta escenilla de una película gringa que miré hace siglos. Rumbo a la sede del diario el periodista y un reportero caminan de noche por un callejón sombrío. “Esto apesta a pudrición, y toda esta pestilencia me huele  a gloria”.

Esto mismo pudiera aplicarse al ambiente de la politiquería nacional comenzando con quienes ocupan los puestos de mando del país y los del dinero, la jerarquía castrense, el alto clero y los cupulares de la partidocracia, algunos legisladores y los gerentes de los organismos corporativos  de control obrero que apodan sindicatos, los concesionarios de todos los medios de acondicionamiento social y sus periodistas voceros oficiosos del Poder, con policías y algunos del ejército. Apesta su mundo, y los tufos les saben a gloria.

Porque en el mundo de Abarca y Pineda cohabitan ante nosotros  los Montiel, Calderón y Salinas, los Fox, Bribiesca y Sahagún, los Romero Deschamps y tanto deudor de la justicia que vive arropado en la corrupción lucrativa e impune. Mis valedores: ya nos faltaron al respeto. Ya nos tomaron la medida. Nos vencen por nuestra pura ignorancia, por nuestra desidia y porque gastamos la pólvora en infiernitos contra las puertas del palacio presidencial. Lamentable.

Para tales políticos el entramado de complicidades había sido su elemento, donde se movían como en un vientre de tripas excrementosas que les proporcionaba cobijo y seguridad contra todo amago de justicia, de moral y de honorabilidad. Pero primero ocurrió Tlatlaya, y más tarde, un 26 de septiembre, el horror que desmanteló ante todo el mundo el antro de suciedad que representa la alta burocracia coludida con el alto narcotráfico, y el piso de la politiquería cimarrona se zarandeó, y el hombre de las once cacareadas reformas perdió toda estabilidad, y el rostro se le desencajó, y sus rasgos se le crisparon, y el hombre prefirió irse mucho a la China.

Tlatlaya, Iguala, fogata alimentada de cadáveres. Ayotzinapa.  Mis valedores: todo esto es México. (Qué país.)

Coitus interruptus

Así es, mis valedores: miro y remiro su vera efigie hasta bizquear. Observo el rostro presidencial en el matutino y me parece un trasunto del rostro del México actual.  Tenso rostro,  crispado, desencajado, fruncido en un gesto de angustia y desesperación porque no se encuentra por donde salir de las arenas movedizas. México, Peña.

Ya el acongojado abandonó la sonrisa; ya abatió un índice en alto como fálico signo de juventud, sus dos brazos abiertos de par en par ya se cerraron y se aflojaron las manos. Ya la actitud del hombre de Los Pinos dejó de ser la del (qué mal chascarrillo) Estadista del Año que intenta atraer y acunar al mundo entre sus brazos abiertos. Ahora el soñador continúa moviendo a México, pero en dirección opuesta a la del propósito original. Al PRI-Gobierno reformador se impone el PRI-Gobierno de siempre: ferrocarrileros de Valentín Campa y maestros de Othón Salazar, Tlatelolco y Ribera de San Cosme, cárceles clandestinas y guerra sucia. Acteal, El Bosque, El Charco, Aguas Blancas y el territorio patrio pespunteado por una viruela mortal de fosas clandestinas…

Y ocurre en tiempos anubarrados, cuando las aguas bajan turbias, que resalta la oportunidad del editorial gráfico. Recuerdo, a propósito, la caricatura que se publicó hace ya algunos sexenios, cuyo autor ignoro a estas horas, que ilustra la clásica sesión de “interrogatorio científico”, como el que tal vez  hayan aplicado a los presuntos asesinos de los 43 estudiantes de Ayotzinapa. Ahí al sospechoso de ser sospechoso se le administra por la nariz agua de Tehuacan con polvo de chile piquín, para luego introducirle la cabeza en el pocito santo, y cuando están por estallarle los pulmones sacar al interrogado y escupirle la frase sacramental:

– ¡Habla, cabrón, y evítate otra madriza!

Ese pudiese ser el editorial gráfico de hoy día, pero con la variante que apuntó el caricaturista:

– ¡Calla, cabrón, y evítate otra madriza!

Calla nombres y apellidos de los tantísimos cómplices de los Abarca y Pineda, civiles, políticos y militares involucrados en los lodosos negocios del robo al erario público y el tráfico de droga, de los secuestros y las desapariciones, de los asesinatos e inhumaciones en fosas clandestinas. ¡Calla, o atente a las consecuencias!

Mis valedores: ¿algún día las masas llegaremos a saber los nombres, pero  todos los nombres, desde el más alto al de más bajo nivel, de los políticos que los Abarca y Pineda están vomitando a estas horas? ¿En este sexenio lo llegaremos a saber? ¿En el gobierno de Peña y la burocracia política? ¿Derecho a la información, dice alguno de ustedes..?

Y la única, lacerante verdad: el clamor de unos padres huérfanos de sus hijos, y la respuesta del de Gobernación: “Prepárense para el todos los escenarios. Para el peor de los escenarios. Yo, por lo pronto, ya me cansé”. Mis valedores:

Ese es  el signo del tiempo mexicano. Uno de los más sórdidos criminales  es el más valiosos para el Sistema por lo que sabe de la narco-política, y por lo que debe callar. Por él padecen insomnio muchos  personajes de la vida pública del país, tanto en la iniciativa privada como en los terrenos “religiosos” y en los politiqueros, en especial entre todos los chuchos colaboracionistas y migajeros de esa mafia que lleva el alias de “nueva izquierda”.

Pero hablando de insomnios: ¿al hombre que duerme en Los Pinos no se le habrá ido el sueño? ¿Quizá Prozac, método Fox?

La crónica de las ruinas de un triunfalismo en brama que terminó en coitus interruptus, mañana. (Vale.)

¿Ese puño sí se ve?

Así es, mis valedores. Como nunca antes en la historia reciente del país las aguas bajan turbias. Como en 1968, como en 1971, como después del proceso electoral del 2 de julio del 2006, las masas se polarizan y radicalizan, y un ambiente electrizado presagia tormenta, que ojalá no trascieda los límites del presagio, por más que las tácticas de lucha de estudiantes y simpatizantes casi nunca rebasan la etapa del espontaneísmo. Cómo rebasarlo, si se desdeña el pensamiento científico y las lecciones que nos ofrece la Historia.

La de Tlatelolco en el 68, por ejemplo. La vertiente proletaria-estudiantil fue capaz de crear unas formas de lucha que redituaron avances sociales, desde sindicatos independientes hasta la vivienda popular y una efectiva unión de diversos sectores productivos. Iban a ser el LEA presidente y el trabajo sucio de los colaboracionistas destructores del Comunista Mexicano quienes destruyeran los logros del 68. Hoy que en el Politécnico, Ayotzinapa, la UNAM y centros docentes del extranjero soplan vientos ominosos, viene muy a propósito recordar la herencia  proletaria-estudiantil del 68. Que la estudien quienes, justamente exasperados contra el nuevo gobierno del viejo PRI, todavía hoy se acogen a unas formas de lucha que les inoculó LEA y los sucesores  les vienen alimentando, de modo tal que marchas, plantones y mítines se  han vuelto dogmas, y los dogmas son incontrovertibles.

Aquí, como para otear cachos de historia patria, las formas de organización y de lucha que lograron crear estudiantes y obreros, con que rebasaron la pura protesta (necesaria, pero insuficiente). Para certificarlo ahí están las protestas multitudinarias, a fines de los 50, de médicos, ferrocarrileros de Valentín Campa, y maestros de Othón Salazar.  En el 68 las formas de lucha de estudiantes y obreros rebasaron la algarada de la marcha, mitin, plantón. “¡Este- puño- síse- ve!” (¡Uf!) Los documentos de época:

“Tarea básica del movimiento estudiantil es unificarlo con  el movimiento obrero en fábricas, sindicatos y empresas. Esa alianza es fundamental en el proceso democrático del país y como estímulo para otros movimientos  también populares o gremiales. Han funcionado las brigadas de las diversas escuelas o facultades, cuya misión es informar directamente a la población por medio de volantes, publicaciones y mítines sencillos, del significado del movimiento y de los acontecimientos que se vayan sucediendo a lo largo del proceso, a fin de contrarrestar la campaña tendenciosa que llevan a cabo los medios de acondicionamiento social, esa gran prensa al servicio de los diversos intereses de la burguesía en el poder del que forman parte.

Los comités de apoyo al movimiento estudiantil se integran a base de grupos de obreros de las propias factorías o agrupaciones gremiales que mantienen informados a los demás agremiados, por medio de volantes o de forma oral, acerca del el carácter y los fines del propio movimiento. En ocasiones son los mismos estudiantes quienes explican a los obreros en las fábricas o en los sindicatos, de forma directa y personal, el objeto de su lucha y la razón por la que todo el pueblo debe participar”. En fiu.

Los comités populares del 68, mis valedores, constituyen la génesis de esa organización celular autogestionaria que se va creando hoy mismo, por más que unas masas apáticas la apodan “sueño guajiro”, y a seguir con reniegos, mega-marchitas y exigencias ¡de que renuncien Peña y el resto de la politiquería nacional! Ah, México. (Nuestro país.)

¿Quién es la víctima?

¿Quién es el verdugo? Los eventos de sangre y muerte que han venido ocurriendo desde el sexenio anterior crisparon el ambiente y lo electrificaron hasta el punto de que la exasperación de las masas ha rebasado la marcha, el plantón y otras formas rutinarias de protesta para pasar a la etapa del bloqueo de aeropuertos y edificios federales. ¡Ese atentado contra la puerta principal del Palacio de Gobierno! Mis valedores: ¿cuál ha sido hasta hoy el beneficio que tales protestas reportan para todos nosotros?  Médicos, maestros, ferrocarrileros, fines de los 50s, ¿qué nos dice la HistoriaE. Fromm:

Si queremos combatir algo debemos entenderlo. El pensamiento que se deja engañar a sí mismo, guiándose por el deseo, no nos ayudará, y el reclamar fórmulas optimistas resultará anticuado e inútil como lo es la danza india para provocar la lluvia.

Las advertencias del  maestro:

– El revolucionario ejerce la práctica de pensar. Tras el ejercicio de la autocrítica desecha el recurso de la guerrilla y crea la verdadera organización ciudadana. Para contrarrestar esas tácticas y estrategias  con las que el Poder ha derrotado las protestas ciudadanas su obligación es mantener el corazón caliente, pero la cabeza fría.

En el pasado (años 70 del siglo anterior) el Estado logró destruir a la mayor parte de la verdadera izquierda mexicana, la que tenía de base el Comunista Mexicano, cuyo espacio fue llenando con una falsa izquierda que desde dentro y con el trabajo sucio a cargo de los falsos sindicatos se ha encargado de someter a las masas sociales al proyecto neoliberal.

Esa falsa izquierda que se apropió el nombre y fue promocionada por el Sistema como la única y verdadera izquierda, ha llevado a cabo una tarea que consiste en hacer desaparecer de la conciencia social esa memoria histórica en la que el pueblo mexicano depositó su experiencia y sus enormes avances táctico-estratégicos acumulados en su proceso de lucha emancipadora (en la lucha de la corriente proletario-estudiantil de 1968, por ejemplo.)

De forma aviesa, consciente y a nombre del Poder, la falsa izquierda introdujo el «virus» de las formas de lucha obsoletas e ineficaces, y a través del manipuleo psicológico las elevó a rango de dogma secular. Con ello las tornó incuestionables.

Cuando nos convocan a la lucha con esas formas obsoletas e ineficaces, los dirigentes nos conducen indefectiblemente a la derrota, pero como tales formas de lucha fueron convertidas en dogmas, y por eao mismo incontrovertidas, no nos atrevemos a pensar si esa actividad sirve, y cuándo y cuánto, o no sirve en lo absoluto para alcanzar las metas sociales y superar los retos que enfrentamos en el avance social.

Cuando se logra elevar la mentira al rango de dogma (las marchas como instrumento eficaz de lucha contra el enemigo histórico), esa mentira cobra vida propia y se apodera de la mente humana, determinando la conducta de los sujetos. A semejante fenómeno se le denomina enajenación, que significa pensar en base a una serie de ideas que no nos pertenecen y que el enemigo nos inculca para así dominarnos. (El maestro.)

Leo el catálogo de protestas contra la violencia que se vienen sucediendo desde Zedillo y Fox y las marchas por los miles de muertes, desapariciones, desplazamientos y pueblos fantasmas cuando Calderón. Hoy, el delirio aberrante de  Tlatlaya e Iguala, con  Ayotzinapa como fuente abastecedora de víctimas. ¿Y nosotros? ¿Pólvora en infiernitos como el del basurero municipal de Cocula? Ah, México. (Este país.)

Ya me cansé

A deslindarse tocan y a agenciarse el chivo expiatorio. En Tlatlaya no hubo mandos superiores que impartieran las órdenes de asesinar a unos criminales vencidos. Por su propia iniciativa media docena de sardos decidieron empapar de sangre Tlatlaya, y de Peña y el Sec. de la Defensa para abajo nadie supo nada,  y a aguantar hasta que el asunto  se enfríe…

En los horrores del edil de Iguala el chucho mayor, a nombre de todos los chuchos que promovieron al criminal y a su “Pineda dama”, rechaza toda responsabilidad, se levanta del banquillo de los acusados y busca colocar allí a López Obrador o a quienquiera que se deje cargar con la responsabilidad, y que  algunos jóvenes estudiantes de la UNAM griten  ¡asesino! al chucho segundón, Zambrano.

Ayotzinapa. Ya me cansé, duélese blandamente  Murillo Karam,Abogado de la Nación”, después de escamotear a lo mañoso toda responsabilidad en las acciones a su colega  en Iguala y a  los legisladores y policías tanto de esa ciudad como de la vecina Cocula. Todo con tal de que el horror de Ayotzinapa deja de ser lo que es: un crimen de Estado. Ya me cansé.

“Nosotros nada tenemos que ver con los narcos ni con su dinero sucio”,  claman los Norberto Riveras del alto clero católico. Otra versión aportaba en el 2005 Ramón Godínez, obispo entonces de Aguascalientes:

Claro que el narco aporta. No sé por qué han hecho escándalo de eso. Recibimos de todos, si da un narco no vamos a investigar si es un narco o no, nosotros de eso vivimos, de las ofrendas que dan los fieles y no investigamos su procedencia. Al llegar a la iglesia  las limosnas del narco se purifican.

Y el cura Raúl Soto:

– En la basílica de Guadalupe los narcos son muy generosos. Ayudan y dan limosnas que nosotros ya las quisiéramos hacer. Los más generosos fueron Rafael Caro Quintero y Amado Carrillo. La Iglesia aceptó dinero del más sucio y sanguinario negocio. El narcotráfico podría haber sido utilizado en varias comunidades para la construcción de algunas capillas.

Protestó Sergio Obeso, obispo: “Yo rechazo que la Iglesia utilice dinero del narcotráfico. Se pueden decir tantas cosas, pero hay que probarlas”.

Carlos Quintero, obispo: “Claro que sí, en Tijuana hay familias que han sostenido parroquias con dinero del narcotráfico. Seamos realistas. Sí, no podemos ocultar el mal, pero tampoco debemos omitir las cosas buenas del mal. Aquí hemos encontrado familias buenas que han ayudado a sostener el seminario y muchas otras que han aumentado el número de parroquias. Lo acepto: recursos del narcotráfico han llegado hasta las arcas de la Iglesia, particularmente en esta frontera”.

– Yo sí reconozco que recibo sus donativos”, afirma el cura Ernesto Álvarez, amigo de la familia del hoy difunto E. Carrillo Fuentes, al que se dice acompañó en un viaje por Tierra Santa y que celebró misa de cuerpo presente en el sepelio de “El Señor de los cielos”.

En 1997, la aclaración:  La Ley de Asociaciones Religiosas y Culto Público no prevé sanciones por el caso de las narco-limosnas ni habrá modificaciones al respecto.

Onésimo Cepeda, empresario taurino y golfista,  bon vivant y buen bebedor de caldos finos, obispo emérito de Ecatepec en sus ratos perdidos:

– Nosotros los clérigos les decimos a Amado Carrillo y a los demás narcotraficantes: Váyanse, hijos, el Señor los perdona y no pequen más.

Y ya. (Dios.)

Al asaltante, mi respeto

Aquí finaliza mi saludo al asaltante callejero que operaba en el México de ayer. Creo que ese saludo, por obvias razones,  se torna más oportuno que antes. Decía al asaltante de los años viejos, ya extinto el día de hoy:

Permítame saludarlo con mi comprensión y respeto, porque la vida me lo habrá tratado de hijastro, de oveja negra, de célula cancerosa de la sociedad. Porque su destino es el de la soledad, sin más; sin hogar, sin familia, sin una compañera amantísima, sin paz, sin nada de nada. Porque sabrá Dios qué causas oscuras lo arrastraron a la delincuencia; si fue el desempleo, si la falta de preparación, si el mal natural, si el mal fario. Porque alguna vez, de retorno del asalto alevoso, la conciencia le habrá jalado el sarape y lo mantendrá en vilo, mirando la oscuridad, con los redaños en la garganta y el rostro de la víctima frente a las pupilas insomnes. Porque si ocurriese que la vida le dio un primogénito, qué cuentas le va a rendir, con qué cara va a mirarlo cuando el Tomasillo lo llame a juicio. Indefectiblemente. Porque así sobrevive: aventando el valor por delante, el corazón en los entresijos, atenido al puro arriesgue, al mísero filero o a esa 22 especial donde es más el ruido que las balas…

Lo saludo a lo solidario porque aborrezco el crimen, pero intento comprender al criminal, y porque usted arrebata lo ajeno, pero expone lo propio. Por eso lo admiro en la misma medida en que aborrezco a criminales de uniforme como esos policías de Cocula e Iguala que se coludieron con los mafiosos de Guerreros Unidos, arruinando lo poco que quedaba salvable de esos narcotraficantes.

Usted, para asaltar, no anda poniendo de pantalla las leyes. ni ocupa un cargo público desde donde robe y secuestre a lo impune, y asesine y haga desaparecer a sus víctimas en fosas clandestinas.

Usted es perraco trasijado que mordizquea para sobrevivir; ellos, doberman psicópatas que de sus criminales negocios salen dinerosos. Esos Abarca, Pineda y congéneres, con los uniformados a su mando, son un muestrario corrupto de nuestra ancestral corrupción nacional. Esos son los temibles. Ellos, que para ejercer de hampones ni siquiera han tenido que invertir en el arma y un mal pasamontañas que les oculte ese rostro de Abarca psicópata.

Usted, esta noche, después de sus correrías de facineroso, tal vez pueda dormir en paz. ¿Y ellos, gobernadores y ediles, comerciantes y “religiosos” beneficiados del narco? ¿Ellos, cuyos nombres Abarca y Pineda van a tener que vomitar a la pura ley del “interrogatorio científico”, nombres que quizá no logremos conocer en este sexenio?

Y qué hacer; usted, como todos los damnificados por los asaltantes con fuero, poder político y complicidades con unos chuchos a los que la juventud universitaria les grita  ¡asesinos!, tiene que soportar a esa aborrecible plaga de demagogos que (tal es el sistema fascista) se viven alabando de palabra a quienes perjudican con sus criminales acciones.

Hoy mismo, mirando en el diario la efigie de Abarca y su Pineda cómplice, digo a usted: el original de este “Compañero asaltante” lo redacté en el México del PRI-Gobierno anterior a Abarca y compinches  un México ingenuo y ya inexistente, donde ladrones eran sólo el “impoluto” monarca sexenal y algunos de sus cortesanos.  Hoy tampoco es usted el de aquel entonces, porque los políticos que han degradado el narcotráfico  a usted lo cooptaron o se retiró por no resistir el peso de una competencia desleal. Porque usted y aquel México se fueron para nunca más. (Vale.)

Compañero asaltante

Esta vez la nostalgia, mis valedores, que casi siempre ataca a traición. Yo ayer tarde, ya al pardear, cargaba encima una tristecilla sin desflemar, con una sensación de errabundaje, de falta de arraigo, que algunos cargamos a flor de pelleja cuando noviembre se nos echa encima. Memorioso mes, ceniciento, a la medida para arrimarme a la advocación de mis fieles difuntos, cuando  en la entrañable compañía de Aída (tú, la de todos los días) y Mayahuel (tan hermosa ella que en ratos creo que lo hace a propósito) me avoco a levantar la ofrenda de muertos que testimonie la presencia de nuestros fieles ausentes, comenzando con don Juan, mi padre. Noviembre.

Fue así como me atacaron corrimientos de tristuras novembrinas. Ayer mismo tomé el estorboso celular, revisé la lista de nombres y números telefónicos, pero nada, no di con el Simón cireneo femenino que me ayudase a cargar el madero de la soledad. Me enfilé entonces y entré en la bodeguilla donde guardo los trebejos que va acumulando el diario vivir y abrí la caja de cartón que hace años habilité de archivo personal y, mis valedores: ahí fue el ir examinando los objetos que allí se quedaron olvidados el tanto de años, lustros, décadas, pero lástima grande, que la tristura, por descarapelárseme, más se me vino a hincar entre cuero y corazón, y qué hacer sino seguir a lo desalado el  examen de mi biografía personal, ilustrada, de hace años, lustros, décadas, y el suspirar. Qué joven fui una vez…

Es que ahí la foto desleída de los viejos amores, con todo y sus marchitos pétalos de alhelí, sus rizos castaños, las misivas donde se invaden terrenos de Dios o del infinito: “Te amaré siempre, siempre. Nunca, nunca te he de olvidar”. ¿Cómo se llamaría aquella inolvidable? Seguí, a lo desalado, examinando mi biografía personal de hace años, lustros, décadas…

Buscando, las manos enguantadas de polvo, daba luz al altero de señas telefónicas: de seis, siete dígitos, que aluden a figuras femeninas a estas horas ya fantasmales, olvidadas ya más allá de un nombre, un apellido, un alias cariñoso. ¿Quién vendría a ser La Bicha, quién “tu fervoroso amor”? Y el suspirillo…

Y fue entonces. De repente, aquel mi artículo periodístico publicado en los días primerizos del difunto periódico Unomásuno, del que fui fundador y que nunca me liquidó los centavos que iba a cobrar por mis fabulillas, que ahí fueron a nacer. Desarrugué el rectangulillo de papel, lo fui leyendo, y en ese momento supe todo lo que este país ha cambiado desde tiempos añejos hasta los tiempos de Tlatlaya, de Iguala,  de Peña.  Veo, por lo escrito, que más antes coexistían con nosotros los asaltantes, casi siempre nocturnos; que existían los criminales, pero solapada su forma de actuar, no como el cínico y descarado del crimen organizado. Al terminar su lectura decidí transcribirlo para plantear a ustedes este ejercicio: calculen cuánto ha cambiando el talante del capitalino frente a los bergantes que toman por uso diario asaltarnos. Para leer entre líneas:

“Compañero asaltante, permítame saludarlo con mi comprensión y respeto, porque en el ejercicio de su profesión arriesga la vida, la integridad física, la dulcísima libertad. Porque ejerce su oficio con todos los riesgos, sin valimiento alguno. Porque su vida avanza de modo arrastrado, entre zozobra y desazón, siempre a salto de mata y con la conciencia en un hilo. Porque ya habrá caído alguna vez en manos de los de uniforme, y habrá comprobado sus métodos punitivos. Porque la vida…”

(Esta nostalgia termina mañana.)

 

Estas ruinas que ves

Son las ruinas de unas siglas que en tiempos mejores ensayaron la izquierda en México y fueron la esperanza de tantos que por falta de conciencia histórica continúan delegando en mafias politiqueras como las que integran la partidocracia en el país. Hoy, por si algo faltase para echar abajo la escenografía (cartón y engrudo) de eso que hasta la invasión de los chuchos fue el Partido de la Revolución Democrática, jóvenes universitarios, Ayotzinapa en la mente, escupen en la cara de esos chuchos:

“¡Asesinos! ¡Asesinos!”

Y talamanteros, además. ¿Qué tanto hace la cúpula del PRD en la Secretaría de Gobernación? Ya  parece su segunda casa.

Tal fue hace meses la ironía del matutino ante los Chuchos de “nueva izquierda”, colaboracionistas del Sistema de poder del que forman parte y al que ejecutan el trabajo sucio.  Y cómo pudiera ser de otro modo, si entre los chuchos tal mercado de compra-venta y alquiler de conciencias viene desde los 70s, cuando Echeverría cooptó a tales mercachifles para con ellos desmantelar desde dentro el Comunista Mexicano, donde militaba la verdadera izquierda en este país. Chuchos.

La cooptación hoy se repite con el maiceo de mafiosos de la falsa izquierda como continuación de la guerra sucia de los 70s que se trama  frente a nuestros ojos por más que nosotros, por nuestra carencia de cultura política e indiferencia ante la historia, le damos poca importancia, si no es que nos pasa inadvertida, sin más. La historia:

Una vez perpetrada la masacre del 2 de octubre del 68 el ya entonces presidente Echeverría se propuso ocultar ante los ojos de las masas sociales los logros alcanzados por la vertiente popular-estudiantil del movimiento, para lo cual  inició la maniobra de borrar, diluir o distorsionar de la conciencia colectiva la memoria histórica y desmantelar a las fuerzas de oposición. Pero ocurría que el PRI-Gobierno carecía de la más mínima  credibilidad ante las masas sociales. LEA, entonces, acudió a dirigentes del Comunista Mexicano como Heberto Castillo,  Arturo Martínez Nateras, Arnoldo Martínez Verdugo, Gilberto Rincón Gallardo y algunos más de los cupulares del 68 con gran ascendencia sobre las masas y confinados en cárceles del país.  Por medio de enlaces diversos les ofreció plata o plomo, y ante tal disyuntiva los dirigentes honestos fueron destruidos: muerte, prisión, desaparición; pero muchos más se dejaron cooptar. LEA les prometió, apoyado por intelectuales orgánicos de la talla de  Fernando Benítez, Carlos Fuentes, Octavio Paz,  y otros más, la “apertura democrática”. Y ya.

El chucho Ortega procede del Partido Frente Cardenista de Reconstrucción Nacional,  cuyo gerente Talamantes queda en la picaresca política como el estereotipo del mercachifle de la compra-venta de conciencias que al socaire del partido alquila sus servicios al mejor postor. Esto que ocurre hoy con los colaboracionistas de Peña (Tlatlaya e Iguala) ya se prefiguraba en la Convención Nacionalfrancesa de 1792. El grupo de los jacobinos, reducido, intentaban hacer realidad los postulados revolucionarios, pero se imponía y oponía la corriente de los tibios girondinos, numerosa, y más allá de convicciones personales o los principios estipulados en su declaración de principios y programas de acción, los delegados conocidos como La llanura o El pantano se añadían al partido más fuerte en la coyuntura política, y a esto quería yo llegar. Mis valedores: ¿identifican a los radicales, a los girondinos y al pantano de los chuchos dentro de la partidocracia?

(¿No?)

Equivocados magníficos

Decir rebelde y luchador social es decir Escuela Normal Rural de Ayotzinapa. Es decir Genaro Vázquez y Lucio Cabañas, con su macollo de equivocados magníficos: Arturo y Jacobo Gámiz, Rubén Jaramillo y los Mariscal, Padilla y Vidales, los  militantes de la Liga 23 de Septiembre y tantos que, sobrados de razón,  toman las armas ¡contra las del Estado!, con lo que terminan por entregar lo más valioso, lo único suyo:  su vida. Ayotzinapa.

Fueron los tiempos de un Echeverría que, con su guerra de baja intensidad, contra la guerrilla desarrolló un aparato policíaco basado en Inteligencia Militar que actuaba con los métodos de la contraguerrilla urbana: secuestros, desapariciones,  tortura en cárceles clandestinas y muertes “aleccionadoras”. Los cuerpos de guerrilleros aparecen terriblemente torturados. (ORPC, 1968-1985.)

Eso, ayer, pero hoy mismo Tlatlaya anda en el dicho, el asombro  y la indignación de todos: ¿es el ejército mexicano el máximo violador de los derechos humanos? Aquí el final de un cierto relato literario sobre  las luchas del guerrillero contra el Estado: el  grupo es emboscado por los soldados en un zanjón de la sierra. Al intercambio de disparos fueron cayendo hasta una veintena de rebeldes. Ahora a caballo y atados con reatas, los dos únicos sobrevivientes son conducidos hasta el cuartel, donde les esperan sesiones de tortura demencial. Con un sombrío sentido del humor, el sargento:

– Suertudos, denle gracias a Dios. Sus compañeros quedaron allá atrás, todos despanzurrados, y ustedes vivos todavía.

– Sí. Esto significa que a nosotros Dios nos quiere.

El otro, meditando en lo que les aguarda en el cuartel:

– O es a nosotros a quienes no nos quiere, asegún…

Te vendan los ojos. Toques de picana. Prueban los límites de tu resistencia teniéndote días sin dormir, y el pozo, golpes hasta dejarte sin aire para de inmediato sumergirte la cabeza en agua y provocar el ahogamiento. Te cuelgan de helicópteros, pero no te dejan morir. Para ti lo mejor: que te maten. En la tortura te matan muchas veces.

Bestial, sí, ¿pero el provecho que su sacrificio reporta a las masas y el destino que le aguarda, equivocado magnífico? Terminar como Lucio Cabañas, profesor rural que murió el 2 de diciembre de 1974 en un enfrentamiento con fuerzas del ejército. Del guerrillero sólo quedan la leyenda popular y una estatua de bronce.

En diciembre del 2002, en Atoyac de Álvarez, nostálgicos fieles del insurgente inhumaron sus restos y los fueron a depositar en el punto en que se alzaba el tamarindo a cuya sombra Lucio se manifestaba contra el gobierno, y no más, que tal es el destino del guerrillero cuya impaciencia por que cambien las condiciones calamitosas de las masas toma un arma y se remonta a la sierra, donde habrá de enfrentarse a un Poder que lo rebasa y que lo va a bajar en una bolsa de plástico, si no es que lo arrojen en un hoyo de la tierra bruta, y del generoso equivocado, ni el rastro.

Pero los matanceros de ayer serán las reses de mañana, y el tiempo coloca a cada uno en su lugar. Décadas después de asesinado Cabañas, dos de los generales que lo persiguieron, A. Acosta y H. Quiroz, fueron apresados: narcotraficantes. Apenas ayer, los militares descalificaban a Lucio, “bandolero y criminal”. Hoy, el maestro y luchador civil se mira de frente, en bronce, con el bronce del prócer Juan Álvarez. A décadas de su muerte, en Atoyac de Álvarez fue recordado con una estatua, una velada cultural y una marcha cívica. Y la paz.

Ayotzinapa. Lucio, Genaro y tantos más. (A su memoria.)

Qué país…

Desplazados, desarraigados en nuestro propio país, víctimas de intereses económicos, políticos y militares, cargamos sobre los hombros el peso de las masacres y desapariciones forzadas, las torturas, y violaciones sexuales, los allanamientos ilegales y los encarcelamiento arbitrarios, delitos de lesa humanidad.

Y a propósito de la acusación de los indígenas: ¿la guerra sucia de los 70s. no ha cesado en México? ¿Las fuerzas regulares,  escuadrones de la muerte y Halcones continúan generando miles de desplazados en Oaxaca y Chiapas? ¿Se advierte alguna diferencia entre el sexenio del carnicero Echeverría, el matancero  Calderón y ahora el Peña del PRI “renovado”?

Violencia han sido el despojo de los triques del Municipio Autónomo de San Juan Copala y la masacre de Acteal, donde indígenas tzotziles fueron masacrados por un grupo paramilitar que provocó el desplazamiento masivo de toda la comunidad. Los carniceros actuaron bajo anuencia y resguardo del responsable directo, el Estado. ¿No vale pensar hoy mismo en Tlatlaya e Iguala?

Después del revés padecido al intentar apoderarse de las tierras de Atenco mediante la expropiación para construir un Aeropuerto que incluía el desplazamiento de los pobladores originarios (campesinos en su mayoría con fuerte arraigo a su tierra), el Estado afinó sus planes para nuevos proyectos  que incluían la acción de grupos paramilitares y el traslado a las comunidades de la violencia que origina la “Guerra contra el narco”. Así “legitimó” en gran parte del país la presencia del ejército, que incluye acciones de hostigamiento a la población civil y, sobre todo, a las organizaciones sociales. Tlatlaya.

Aquí la voz de los desplazados por parte del Estado, víctimas del despojo de sus tierras y la pérdida de sus costumbres y tradiciones, que comunican a las masas sociales la situación conflictiva que a su hora les han infligido priístas, panistas y Peña:

– Nos desplazan para apoderarse de nuestras tierras y bienes. Nos expulsan por liderar procesos sociales de beneficio comunitario o por expresar opiniones críticas sobre la realidad social, política y económica del país. El Estado es el culpable de ignorarnos y reprimirnos.

– Nosotros buscamos donde sobrevivir. Cada día somos más los que en contra de nuestra voluntad  hemos tenido que abandonar casas, trabajo, comunidad, costumbres y tradiciones ancestrales, producto del esfuerzo familiar de años y generaciones enteras. En este proceso por salvar la vida hemos visto fragmentarse nuestras familias y  sufrido la pérdida de seres queridos.

– Desde los 80s. diversas comunidades y organizaciones hemos venido luchando por un cese al desplazamiento. Varias uniones campesinas de  Puebla y Oaxaca han denunciado hostigamiento, desaparición y violencia que sufren por parte de paramilitares y caciques para apropiarse de sus tierras.

Y que para hacerse oir con más fuerza y buscar soluciones colectivas se han organizado en pequeños grupos, asociaciones, comités y asentamientos marginales “a lo largo y ancho de nuestra geografía. Un logro, sí, pero aún andamos dispersos, atomizados, sin referentes organizacionales de carácter regional o nacional. Nuestras demandas son locales y grupales, y es por ello que no hemos tenido la fuerza suficiente para hacer que el gobierno nos tome en serio”.

– Hemos venido realizando encuentros de desplazados, pero hasta hoy…

Desplazados, Ayer Echeverria. Calderón después. ¡Hoy Peña, el “reformador”! Tlatlaya,  Iguala, México. Qué país. (Trágico.)