Cayó y calló

¿Tintes negros? Sí, los del tizne, tal vez,  los de la fogata atizada con restos humanos. Basurero de Cocula.

A los sucesos atroces de Tlatlaya e Iguala me referí ayer, y a que en la fogata que presuntamente calcinó 43 cadáveres de jóvenes estudiantes ardieron también y se calcinaron las ganancias que habrían de reportar descomunales dineros a los entreguistas encuadrados en el sistema neoliberal. La reforma energética, pongamos por caso (si seré cándido…)

Porque  de repente al reformador el mundo se le ha derrumbado y todo el cascajo le cayó  encima. Murallas y muros se le vinieron abajo y quedaron al descubierto unos sillares que crujían y unas paredes de cartón-piedra que exhiben los entresijos de un mundo excrementoso que apesta el ambiente con sus hediondeces de sangre, pólvora, complicidades criminales y abominable impunidad. México exhibe ante el mundo  sus debilidades, y seca la boca y la lengua pegada al paladar, el reformador no ha sabido responder a los enfurecidos que lo señalan con el índice en llamas. Atenco, Tlatlaya, Iguala, Apagadas las candilejas de las reformas y aquello de que “estamos moviendo a México”. ante el mundo quedan al descubierto los restos de un edificio construido con sillares de pinabete y cinta canela y muros de  triplay,  cartón-piedra y engrudo reformador.

Por cuanto a nuestro hombre en Los Pinos: En las listas recientes de Forbes Carlos Slim está en el número 14 y la brasileña  Dilma Rousseff en el 31. El presidente de México en el 60. Cayó 23 posiciones.

Recuerdo cierta escenilla de una película gringa que miré hace siglos. Rumbo a la sede del diario el periodista y un reportero caminan de noche por un callejón sombrío. “Esto apesta a pudrición, y toda esta pestilencia me huele  a gloria”.

Esto mismo pudiera aplicarse al ambiente de la politiquería nacional comenzando con quienes ocupan los puestos de mando del país y los del dinero, la jerarquía castrense, el alto clero y los cupulares de la partidocracia, algunos legisladores y los gerentes de los organismos corporativos  de control obrero que apodan sindicatos, los concesionarios de todos los medios de acondicionamiento social y sus periodistas voceros oficiosos del Poder, con policías y algunos del ejército. Apesta su mundo, y los tufos les saben a gloria.

Porque en el mundo de Abarca y Pineda cohabitan ante nosotros  los Montiel, Calderón y Salinas, los Fox, Bribiesca y Sahagún, los Romero Deschamps y tanto deudor de la justicia que vive arropado en la corrupción lucrativa e impune. Mis valedores: ya nos faltaron al respeto. Ya nos tomaron la medida. Nos vencen por nuestra pura ignorancia, por nuestra desidia y porque gastamos la pólvora en infiernitos contra las puertas del palacio presidencial. Lamentable.

Para tales políticos el entramado de complicidades había sido su elemento, donde se movían como en un vientre de tripas excrementosas que les proporcionaba cobijo y seguridad contra todo amago de justicia, de moral y de honorabilidad. Pero primero ocurrió Tlatlaya, y más tarde, un 26 de septiembre, el horror que desmanteló ante todo el mundo el antro de suciedad que representa la alta burocracia coludida con el alto narcotráfico, y el piso de la politiquería cimarrona se zarandeó, y el hombre de las once cacareadas reformas perdió toda estabilidad, y el rostro se le desencajó, y sus rasgos se le crisparon, y el hombre prefirió irse mucho a la China.

Tlatlaya, Iguala, fogata alimentada de cadáveres. Ayotzinapa.  Mis valedores: todo esto es México. (Qué país.)

Un pensamiento en “Cayó y calló

  1. Llorad amigos míos por que porque con éstos hechos estamos perdiendo a la nación mexicana. «Del canto de los vencidos». Lo dijo un ex presidente francés,» México está gobernado por una bola de tontos que están locos, por que todos los políticos roban, pero no arruinan a su país ni masacran a sus paisanos.

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