Irracional

Pero no sólo la marcha-plantón y el e-xi-gir al Sistema. Otras tácticas también han generado enorme provecho para todo el país. El conjuro y la  «limpia«, pongamos por caso. Cuando candidato presidencial  Salinas se sometió a una limpia, y hasta hoy alcanzan los beneficios que ello trajo al país, ¿no es cierto? La crónica.  Guelatao, Oax.

“¿Y esos huevos?”, pregunta Salinas.

– Para que se vayan sus pendientes. Para que cuando presidente de México se­pa cumplir sus promesas. Señor Dios nues­tro…”

Y comienza la limpia. El curandero bendice a Salinas con cuatro velas. El lleva  un bastón adornado con cintas de colores.

– Ruega por nosotros. Salinas mira fijo los ojos negros de la curandera, siente sus manos recorrer su cuerpo. “Padre mío / Santa alma del purgatorio / Santísima Trinidad / Madre mía / Mamacita linda / Virgen santísima…”

La curandera lo limpia con un ramo de hojas de naranjo que pasea por todo su cuerpo hasta las piernas: “Para que le dé fuerza / para que tenga salud». (Salinas sostiene la mirada en el frente, casi inexpresivo.) “Usted es nuestro padre / Dios mío / Jesús mío”. Leoba lo bendice con ramos de rosas rojas y lo limpia con el aroma y los pétalos. Guadalupe centra en él la mirada y el rezo, mueve su cuerpo y apenas levanta los pies de la alfombra amarilla del cempasúchitl, lo va “persinando” y le acaricia el cuerpo con las hojas de ruda y poleo. El mira al frente, intenta entregarse al ritual. Pero el espacio multicolor, santo y pagano, junto a la laguna encantada, profana el rito y lo vuelve espectáculo de cámaras y flashazos.

Esperanza le muestra tres huevos benditos, con ellos recorre lentamente su rostro que no sabe qué músculo mover, su cabeza cuello, hombros, pecho, torso y piernas. “Ruega por nosotros”. Bañan sus manos con colonias preparadas de aromas de hierbas. El les informa muy cerca, al oído, que la ceremonia debe concluir.

Leoba levanta el crucifijo, testigo mudo del ritual, se lo acerca a los labios, pero Salinas, en acto político pagano ante Benito Juárez, declina el beso. Gira la cabeza hacia un lado y en desagravio abraza a las curanderas, mujeres arrugadas de rostros morenos casi impenetrables, de ojos negros cargados de tiempo y de magia de manos pequeñas que saben acariciar para limpiar, de dedos cortitos llenos de anillos.

El curandero Antonio, de Jamitepec, le ofrece el cáliz de agua de ruda. El candidato apresura el trago. “Para que le dé fuerza”. Alejo Maximino y Alfonso García vinieron desde Huautla de Jiménez a presidir el ritual “Prendimos las velas para que no tenga tropiezos”. Las 12 velas chorreantes de cera amarilla posan a los pies del Juárez niño, pastorcito de cuatro ovejas, que hace las veces de altar.

– Que el dueño del cerro lo proteja Las velas encendidas le hacen homenaje al licenciado Benito Juárez para que le dé apoyo a De Gortari. Que la fuerza una al país que hoy está cuarteado. Queremos abrir su expediente para que no tenga problemas.

– ¿Pueden ver su destino?

– Sí, cómo no, con los hongos, que nos permiten ver lo invisible, vemos el futuro del licenciado, un futuro, el de Salinas, que va a ser de una acrisolada honradez. (¡!)

Más tarde dirían a Salinas: “No queremoscompletar 500 años de olvido y de incomprensión. También los indios tenemos alma.Si te vas de aquí seguro de que los indios tenemos una cabeza para pensar,un corazón para querer y unos brazos para trabajar. Que tu suerte sea nuestra suerte”. ¿Y? ¿Cuáles fueron los resultados? ¿Distintos a  los de la marcha-plantón? (¿Qué?)

La lucha práctica

Si queremos combatir al Poder debemos entenderlo. El pensamiento que se deja engañar a sí mismo guiándose por el deseo no va a ayudarnos, y el reclamar fórmulas optimistas resultará anticuado e inútil como lo es una danza india para provocar la lluvia.(E. Fromm.)

¿Y qué? ¿A treinta y dos días  de marcar una boleta electoral seguimos con el ánimo efervescente y a flor de mente la incertidumbre sobre cuál de los cuatro será el mejor o, cuando menos, el menos malo? ¿Ya en nuestra mente preparamos el voto para entregárselo a éste,  aquélla o aquél? ¿Ya nos convencimos (nos convencieron) de que éste, aquélla o aquél va a obrar por nosotros el milagro de ese cambio que precisamos con urgencia? ¿Este, aquél o aquélla va a anularse y anular  el Sistema para crearnos un gobierno aliado de todos nosotros? Mis valedores:

Cómo fue que descendimos a tal grado de pasividad en el ejercicio político que nuestro papel se reduce a cruzar una papeleta cada tres y seis años lo explican la historia y la teoría política. Uno de los maestros estudiosos del tema, protagonista que ha sido de la lucha social desde l966, analiza las tácticas y estrategias que el Sistema de poder y sus voceros oficiosos han tramado para llevar a las masas al proceso electoral como única forma de cambio. Aquí, con dedicatoria especial al grupo «Yo soy 132»,  la parte inicial de La lucha práctica.

Desde mediados de los años setentas el Sistema de control del Estado Mexicano consiguió que la inconformidad social fuera canalizándose, de acuerdo al dogma que inoculó en las masas sociales, por la vía electoral y en el contexto de una democracia representativa, ocultando los avances logrados por los movimientos sociales que a base de democracia participativa habían impuesto en las áreas de influencia de ese Sistema de control con vistas al cambio.

No escatimó el gobierno recursos económicos y humanos para introducir en la conciencia colectiva el esquema electoral de la democracia representativa, contraria a la democracia participativa, y con ello ampliar la clase política que garantizara la enajenación al sistema neoliberal y al control de la corrupción como arma estratégica. También intensificó las formas de cooptación de líderes y activistas, creando todo una legión de colaboracionistas que se encargó y sigue encargándose de impedir que las masas sociales miren la realidad con sus propios ojos y con su propia ideología.

Al ser arrebatada a las bases, la soberanía pasa a ser parte del poder cupular. En el Sindicato Nac. de Trabajadores de la Educación, por ejemplo, la soberanía no radica en las bases magisteriales sino en la agente gubernamental Elba Esther Gordillo. De enfrentarse al gremio magisterial como simple lideresa obvio es que nunca hubiese llegado al puesto que detenta, con perjuicio de la educación.  Este ejemplo vale para ubicar todos los órganos corporativos de control de trabajadores a los que mañosamente se les emboza con el nombre de «sindicatos».

Las formas de lucha obsoletas, una vez que son infiltradas en el imaginario colectivo, se enraizan a nivel de dogma incuestionable, con lo cual la forma obsoleta cobra vida propia. Los propios luchadores sociales, con su falta de lucidez, se encargan de reproducir las concepciones que pretenden combatir. Logrado semejante fenómeno enajenante, el gobierno ya sólo necesita darle «mantenimiento» a semejante maniobra  inoculada en el movimiento social. (La lucha práctica sigue después.)

Atenco, factura pendiente

Estoy mirando las fotos, y el espeluzno: cabezas resquebrajadas, rostros amoratados, bocas que chorrean sangre, manos y bocas a la defensiva. Golpes, maltratos, manoseos nauseabundos a la intimidad de algunas mujeres, extranjeras varias de ellas, a manos, a dedos, a hormonas encabritadas de los policías de un mediocre Peña Nieto puntero en la carrera presidencial. Miro este cuerpo tronchado y ese que, macerado a leñazos de tolete y culata de rifle, cae de rodillas, codos y frente contra el asfalto. A ese otro  cuatro de uniforme derriban a garrotazos, y ese  llevan a rastras. Hago a un lado las fotos y me pongo a pensar: cuánto hacía que  hasta antes del Verbo Encarnado y su cementerio particular (el territorio patrio) las primeras planas no se habían empapado hasta grado tal. Sangre de humano. Atenco.

Fue en el 2006, los días tres y cuatro de mayo, cuando una venta de flores se convirtió en la guerra florida de los machetes, con la brutal incursión de los uniformados de Peña Nieto, lobo con piel de humanista y máscara de demócrata cuya respuesta a los requerimientos de 132 estudiantes universitaria hace un par de semanas fue una mala copia del autócrata Díaz Ordaz:

– ¡Para eso tiene el Estado el monopolio de la fuerza legal, para ejercerla cuando las circunstancias lo ameritan!

Ahí comenzó a pagar su deuda por el crimen de Atenco, aunque todavía no al precio de las atrocidades que perpetró con su horda de sicópatas de la «violencia legal». El ejecutor intelectual de un asesinato y un delirio de sangraduras encabeza las preferencias en la carrera presidencial. Tal es el poder de Televisa; tal es la desmemoria de las masas sociales. Peña Nieto.

Todo se inició un día de tianguis en Texcoco. La venta de flores por parte de algunos comerciantes de San Salvador Atenco derivó en una guerra florida de fulgurantes rencores, violencia aberrante y sangre desparramada. Resecos yerbajos en aquella pradera, una chispa bastó, y unas flores, para convertir Atenco en hornaza que estalló entre unos machetes enardecidos y unos sicópatas disfrazados con uniforme policíaco al mando de un Peña Nieto que ahora amenaza con encuevarse en Los Pinos. Es México.

Ahí quedan los restos de una violencia que el Díaz Ordaz de masquiña provocó en Atenco: los enjuiciados no fueron los de uniforme, no fue el autor intelectual; fue un Ignacio del Valle, dirigente del Frente del Pueblos en defensa de la Tierra, condenado con varios de sus compañeros, libres el día de hoy, a más de un siglo de prisión. Fue  una América del Valle tiempo después refugiada en la sede de alguna embajada. Aberrante.

Tal es la justicia en México. Tal  es el sañudo violador los derechos elementales de los habitantes de aquel caserío. Tal es la desmemoria de las masas sociales, que a la manipulación aplastante  de Televisa lo mantienen como posible sucesor del Verbo Encarnado. «Para  tiene el Estado la violencia legal». Peña Nieto.

Pero ante la pasividad y la indiferencia de quienes se disponen a votar: América del Valle sentenció a los agresores, comenzando con el de la «violencia legal»:

– ¡Que esos perros  se cuiden las espaldas, porque mañana, porque  hoy mismo, el muerto será uno de su lado. El pueblo de San Salvador Atenco tiene licencia para machetear a cualquier militar, policía o granadero!

Año del 2006, tres y cuatro de mayo. Paisanos, tengan presente, no se les vaya a olvidar. No, cuando menos, el primero de julio próximo. ¿O tal vez..? Es Atenco, es Peña Nieto,  son ustedes (Es México.)

¡Sí se pudo!

 

Trascendental en la historia del país puede resultar su movimiento, compañeros  estudiantes del movimiento «Soy 132», con tan sólo que se liberen de dogmas y se avoquen al ejercicio de pensar. Va aquí, para todos ustedes, la síntesis del documento en que mi maestro sintetiza la historia, la realidad objetiva y su experiencia personal como militante de movimientos sociales.

La lucha práctica. Cuando se analizan científicamente la fortaleza y la debilidad de un adversario, puede encontrarse aquello que lo torna vulnerable a pesar de mantener el poder.

Un principio fundamental consiste en entender que la fortaleza del enemigo es directamente proporcional a la debilidad nuestra. En este sentido tenemos que autoanalizarnos y detectar todo aquello que nos hace débiles.

El adversario  ha sintetizado una forma de control y dominio que le proporciona excelentes resultados: introduce en los movimientos sociales concepciones y formas de lucha ineficaces y obsoletas que una vez que son introducidas en el imaginario colectivo se enraizan a nivel de dogma incuestionable, con lo cual la forma obsoleta de concebir las cosas cobra vida propia. Los mismos luchadores sociales, con su falta de lucidez, se encargan de reproducir las concepciones que pretenden combatir. Logrado este fenómeno enajenante, los agentes gubernamentales sólo necesitan darle mantenimiento a esa  su concepción inoculada en el movimiento social.

La razón desarmada no ha podido, hasta este momento, derrotar al irracionalismo del poder armado. (Cuando hablamos de armarse no nos referimos a tomar las armas de fuego, sino de crear sistemas de lucha pacífica superiores a las armas de fuego. Esto que parece imposible se debe a que la metodología que nos han inculcado nos lleva a buscar la solución en el ámbito del conocimiento en donde no se encuentra la respuesta correcta a nuestros propósitos. Los elementos metodológicos con que contamos: gritos, «slogans», muchedumbres que exigen en la vía pública,  nos arrojan al círculo vicioso en donde siempre llegaremos a las conclusiones ineficaces que el gobierno necesita para seguir controlándonos.)

La marcha-mitin. En nuestras marchas enarbolamos como pregón mágico la consigna «el pueblo unido jamás será vencido». No se entiende que para que el pueblo se una no basta un grito que invoque la realización de un milagro. El pueblo no se va a unir  por sí solo ni con gritos, sino con estrategias y tácticas científicamente avaladas con un trabajo eficiente y constante.

A la marcha-mitin se le ha cambiado su función objetiva, que es la de demostrar una inconformidad y preparar a las bases  para pasar a formas de lucha específicas de su área de operación. En forma equivocada se le ha asignado  a un medio la capacidad de ser el todo de la lucha.  Tal dogma no se cuestiona a pesar de haber demostrado una y otra vez sus limitaciones,  su nula eficacia.

Ese dogma nos deja desarmados. Al convertirla en el todo de la lucha se desnaturaliza su función práctica y se le transforma en liturgia secular, en peregrinación que enarbola conjuros  que claman por el milagro que nos produzca los resultados que pretendía nuestro movimiento inicial. Con el tiempo los marchantes-peregrinos se desencantan: «no fuimos escuchados. El milagro no se produjo». Se cae entonces en el derrotismo con el que seguiremos controlados por el Poder.

Volveré con el documento, compañeros estudiantes, pero por la justeza e importancia de su lucha,  ¿no vale la pena pensar? (¿Qué?)

Del esperpento

A manera de despedida, el presidente Calderón nos pide, como buen sueño o deseo lo recordemos como el primer gobernante en combatir el crimen organizado. No será el único motivo que tendremos para recordarlo, hay otros que nos pasarán por la memoria. R. Cremoux.)

Se afirma, mis valedores,  que los dioses enloquecen a quien quieren perder, pero a mi juicio es otra la realidad. Faltos de temple y carácter cuanto sobrados de odios, ambición y soberbia, algunos no son capaces de soportar un conflicto superior a sus fuerzas y se desbarrancan en la sombría región de la locura. De la ficción y a memoria recuerdo, junto a locos notables como los de Maupassant y el de Gogol, al trágico rey Lear, cuyas locuras de cuando cuerdo  lo llevaron a la cordura y a las estrujantes escenas del viejo al que en pleno delirio abate la tempestad. El anciano insensato es, creo yo, el más humano de todos los trágicos entes de Shakespeare, el más trágico de sus humanísimos personajes. Lean El Rey Lear.

Y ya en los anchurosos terrenos de la mitología: en el sitio de Troya fue muerto Aquiles y porque lo consideró de justicia, Ayax reclamaba para sí  las armas del inmortal (ni tanto). Cuando Agamenón cedió esas armas a Odiseo-Ulises, tanta fue la cólera en Ayax, que se atrevió a increpar a los dioses, culpa la más penada del Olimpo: la hybris: desmesura y soberbia. Fue así como el sobrón fue castigado con la locura y la obnubilación que llevó al infeliz a tomar por hordas enemigas a un inocente hato de ovejas, pero el refinado sadismo:

Tal como siglos más tarde Cervantes a don Quijote y con la aviesa intención de que se avergonzara de su hazaña ridícula,  los dioses devolvieron la razón al héroe. Intolerable sadismo, mis valedores. ¿Cómo procedió, ya cuerdo, el guerrero? Caminó hasta la playa, y en la arena enterró su espada y se recostó en ella. Del lado del corazón.

 ¿Don Quijote? Derrumbado en su cama, desencantado y agónico, renegó de pasadas locuras. A Sancho, que lo excitaba a levantarse y echarse a andar detrás de endriagos y dulcineas,  respondió el cuerdo, y aquí lo patético de la razón recobrada, que ya no se deja llevar por el fulgurante idealismo:

«No, Sancho amigo: en los nidos de antaño no hay pájaros hogaño».

Triste, sí, mas no importa; se perdió un idealista y un soñador, pero esa bella locura es contagiosa: el Sancho Panza que fue zafio y vulgar es ahora el iluminado que anhela volver a los caminos del ideal (a abrir esos caminos) y enfrentar a gigantes, endriagos en nombre de dulcineas, y entre los astros volar a lomos de Clavileño. La locura del ideal no muere con el claudicante, que  otro tenderá el ala rumbo a “esa excelsitud inasible”. Los genocidas, por contras, esos torvos personajes  que sobreviven chapoteando en charcos y lloraderos de sangre…

Mis valedores: ¿a partir de diciembre qué fin tendrá ese al que  angustia y desesperación llevan a acometer la empresa imposible de excusar lo inexcusable? ¿Cómo justificar que en cinco años apenas a penas y empobrecimiento condenó a doce millones de desdichados? ¿Intentar, al modo  de lady Macbeth,  la empresa imposible de lavar de sangre sus manos? ¿El delirante montón de asesinados  no le habrá asesinado el sueño, como al propio Macbeth? ¿Cómo atarantar la conciencia? ¿Prozac? ¿Cantidades industriales de licor? ¿Cómo? Si los dioses enloquecen al que quieren perder, ¿no habrá perdido al de marras para enloquecerlo a partir de diciembre? ¿Lo rescatará la misericordia del Verbo Encarnado? ¿Qué? (México.)

Mediocridad

Las masas sociales, mis valedores.  Por demás elocuente el dilema que se les planteó a principios del mes, cuando los medios de condicionamiento las pusieron a  escoger, en la misma noche, entre un partido futbolero y varios partidos políticos representados por sendos aspirantes a la presidencia del país.  Rudo y permanente dilema, que esta vez se resolvió en una especie de empate entre  la demagogia y el esférico. ¡Gooo!

Dilema rudo, en verdad. ¿Qué habrá resultado más provechoso para quienes tuvieron que elegir entre el debate entre las patadas en una cancha de futbol y las patadas de los candidatos del Poder? ¿Cuál de ambas opciones dejó una migaja de beneficio para el individuo y para las masas sociales? ¿Cuál beneficio, cuánto de beneficio? Al final del encuentro pelotero o de la pelotera de los políticos, ¿qué de provecho le quedó  al espectador de la «democracia» o del encuentro futbolero? ¿Algunos grados habrá escapado de la mediocridad, del intolerable subdesarrollo mental en que lo ha mantenido la calidad de la educación que  imparte  esa altanera Gordillo que hasta al de mecha corta acaba de doblarle el filo? Pero sí, aquí el beneficio que a las masas les dejó el dilema: ya en futbol tienen sus milagrosos «Santos», como en mes y medio tendrán su «santo» milagroso que les va a conceder  el prodigio de transformar el país gracias a que el día señalado trazaron a su favor  una equis en la papeleta electoral.  Así de fácil. Así de milagroso.  Los santos sexenales, en tanto…

Esos en brama hoy día, a estas mismas horas, quemando  copal al santito de la papeleta electoral. Esos, en la industria del chiqueo y la alabanza a  unas masas a las que ensalzan de viva voz, en persona y en anuncios publicitarios desde todos los medios de condicionamiento de masas. Esos, al clamor y el juramento de ver por  «los más necesitados»,  porque «primero los pobres; haré más por los que menos tienen». La náusea. Mis valedores:

Esa es la industria que más dividendos aporta al fascismo y demás sistemas de poder. Oigan, si no, pero sin darles crédito,  los juramentos de amor y devoción de los candidatos del Sistema a «los que menos tienen», gente pobre (pobre gente)  acarreada al olor del refresco y el taco hasta el templete del santo demagogo que clama, palabras al viento, ventosidades:

«¡Nunca más un México sin oportunidades! ¡Nunca un México sin justicia, sin respeto a la ley, sin respeto a los derechos humanos!» Ante un contingente de gente pobre acarreada hasta el templete del santo de su devoción: «Los desheredados de la fortuna son mi interés. Yo, de contar con su voto,  he de rescatarlos de situación tan atroz». De pie, índice en alto, frente al grupito de indígenas que se logró acarrear: «Nunca un México sin sus comunidades autóctonas integradas al desarrollo nacional!» Ante los campesinos: «Voy a reactivar las luchas agrarias». ¿Jóvenes «nini»? «¡Seré el presidente del empleo!» Frente a los trabajadores arremolinados en el zócalo el  Día del Trabajo: «Seré el abanderado de todos ustedes, el sector obrero!»

Y terminaron por aplaudir  esos mal llamados «sindicalistas», el pecho forrado con la camiseta de este partido o del candidato aquel, que a simples productores de votos los ha reducido el Poder. Mis valedores:

¿Llegaremos a entender algún día que esos candidatos son del Sistema y no de todos nosotros? ¿Seguiremos soportando la democracia representativa, que usurpó la soberanía que nos corresponde a través de la democracia participativa?  (Lástima.)

La fe del carbonero

Cuando el nivel de educación de la población no es el adecuado, el candidato que más promete tiene altas probabilidades de ganar una elección, sabiendo que no podrá cumplir y termina por defraudar a quienes a lo ingenuo confiaron en él (…) Con el tiempo la gente aprenderá las lecciones de la historia y terminará por votar conforme a sus más profundas convicciones y no de acuerdo a sus emociones motivadas en discursos demagógicos y vacíos de sentido».

(M.A. Bovero,  Univ. de Turín, citado por el articulista.)

El proceso «electoral» y las masas sociales. En relación a los candidatos presidenciales una mayoría de votantes se prende a la esperanza del santito sexenal y no admiten disidencias ni herejías de ningún tipo. A mí, que no manifiesto efervescencia por ninguno de los presuntos, quienes ponen su esperanza en Peña me tachan de obnubilado, y de obtuso los esperanzados en López Obrador.  A la hoguera el relapso. Y cómo no, si en mi periodismo no doy trazas de depositar mi esperanza en ninguno de los presuntos. Los obcecados tienen razón: a quemar al réprobo.

La tienen, porque para mí ninguno de los candidatos del Sistema de poder, que no de nosotros, las masas sociales,  es el santito sexenal que interceda ante Dios para que nos mande la lluvia o nos detenga la inundación.  Yo cómo pudiese proceder de ese modo, si me apoyo en la historia, esa estrella polar de todo analista objetivo y carente de mala fe. Yo con sus enseñanzas compruebo que los intereses que se juegan hoy no son los de las masas sociales, sino de forma exclusiva los del Sistema de poder, como lo fueron los del anterior sexenio y los de sus predecesores. En por ello que ni tengo preferencia por ninguno de sus candidatos ni me aferro al recurso del pensamiento mágico que se tornó dogma indestructible, calcárea sobrevivencia de un mundo de magia y encantamiento del hombre de la caverna prehistórica. ¿Sabía alguno de ustedes que en las sequías recurrentes que azotan la región de Jalisco los feligreses de la Virgen de Zapopan pasean a la Generala  por las riberas del lago de Chapala?

Y a esto quería yo llegar. Una vez que el candidato nos ha fallado en proyectos, compromisos y promesas de campaña, a demandar de inmediato su cumplimiento con el recurso de la marcha, el plantón y  las concentraciones de multitudes que han tomado la calle y ¡e-xi-gen que se produzca el prodigio. ¿Qué ocurrió con las multitudes que en el 2006  e-xi-gían  a gritos el recuento voto por voto y casilla por casilla? ¿Qué resultado benéfico para los partidarios del candidato derrotado (por las buenas o por las malas) acarreó  la toma del Paseo de la Reforma? Yo (mírenlo en la página valedor. org), palabras más o menos dije a López Obrador en la fabulilla correspondiente publicada en la fecha: «Ya mostró usted sus armas, y son las del derrotado». Acerté, y no porque sea profeta, sino porque estudio y asimilo las lecciones que ofrece la historia. Sin más.

Pues sí, pero esas desaforadas ganas de creer, de no perder una desfalleciente esperanza. En la compulsión por adecuar al candidato de su preferencia a sus propios deseos y a sus necesidades, los del fervor inducido no advierten o no quieren advertir que su santito de yeso trae su propio proyecto de gobierno, personal y de grupo, y  que ese proyecto no es el de los votantes, y aun resulta contrario al interés de todos  nosotros.  ¡Malhaya sea el pensamiento mágico de unas masas que por no confiar en sí mismas delegan en el santito de terracota! Es México. (Nuestro país.)

Holocausto

Marcelo Ebrard esta vez. El jefe de gobierno del DDF y los corralones  (¿de su propiedad?) donde va a caer el vehículo al que pescaron descuidado. Mi volks. fue uno de ellos. Ayer mismo corrí a pagar una fianza altísima y logré liberarlo de esa prisión de alta seguridad que es el corralón. Amarga la boca, desparramada una bilis negra y bebiendo una de valeriana para amansar  el cableado nervioso, dejé  el volks. reponiéndose en la cochera (ya con antecedentes penales, fichado y con su expediente abierto) e inicié el ejercicio de un inútil onanismo mental. Don Marcelo:

¿Ha leído El Proceso, de Kafka? Peor es la burocracia con que se manejas los corralones. ¿Ha visto en una película esa fila de prisioneros judíos a los que (desnudos, un jabón en la mano) encerraban en galerones con duchas que soltaban  gas venenoso? Lo que no ha visto, o tiene de piedra el corazón, es esa fila de desesperados que avanzan a dos, tres por hora rumbo a la covacha donde se atejona un blue demon para arrebatarnos la fianza con qué sacar un ánima del purgatorio. Anima de cuatro ruedas.  Señor:

¿Un solo cobrador? ¿Un solitario blue demon atejonado en aquella covacha ya oscura al punto del mediodía, cuando la cola avanza a dos, tres víctimas por hora, bajo el rayo del sol? ¿No alcanza el presupuesto para conchavarse uno más, encuevarlo en otro cuartucho y que de manera menos tardada (menos abominable) nos hiciera pagar lo que no debemos? ¿Nuestros impuestos, 18 o 20 mil millones con los que le hacen propaganda al valido de los dos Salinas, el orejón y el de lentes, no alcanzan para un verdugo más? (Aquel jovencillo que no alcanzó a cubrir el total de la fianza: «¿Puedo mirar mi moto?» «Pero no se le arrime demasiado, jovenazo».  De lejos la contemplaba, y lo que es el amor: a un lado dos motos grandes,  potentes, pero para él su motoneta era el más hermoso adorno de un lóbrego corralón.). Y la viva metáfora de la burocracia, señor Casaubón:

La joven que recibió mis originales y les sacó copias me veía la cara, miraba la foto, me volvía a mirar («¿le cái que es usté? Se ve rete cachetiado, qué distinto en la foto». «Es que me la tomé ya hace un par de semanas»); ella hacía su labor en una silla de ruedas mientras que acá, a la intemperie, una treintena  de víctimas me antecedía y otra treintena sentía yo detrás de la cola, qué feo se oyó. Con cada víctima se tardaba el blue demon el tanto de 20, 30 minutos; y en la cola, señor Casaubón,  aguardaban mujeres con sus criaturas, mujeres  embarazadas, un hijo con la madre llorando a lágrima viva (era al revés). Una guera robusta, único ser que protestaba:

– ¡Ya mero me exigen  mi acta de defunción!

– Con dos copias, señito -el blue demon, alzada la visera del casco. Y el de la fila: «Eso,  si no  alcanza a llegar con vida hasta la puerta del cobrador».

Yo, como los demás aguantando a pie firme, pero como los demás  ya aflojando el derecho, que la pierna se me acalambró, ya el izquierdo, en el que comencé a perder sensibilidad. Me recargaba en la pared, intentaba ponerme en cuclillas, agitaba esta zanca, no fuera la gangrena. Observé a la señora que, acá bajita la voz, con el rosario en la mano imploraba el milagro de que avanzara la cola. Y la media tarde, con un firmamento que amenazaba lluvia…

Un tejabán, señor jefe del DDF. Unas cuantas butacas, unas bancas de madera, unos tabicones que sirvan de asiento a quienes miré a punto del desmayo. Los niños, señor, las criaturas…

(Más de la atrocidad, un día de estos.)

Caí en los infiernos

Fue ayer a media mañana, y aquí mi recado para el Diablo mayor. Señor Casaubón:

Acabo de bajar a los apretados infiernos. ¿Son de su propiedad, don Marcelo? A mí no me consta ni tengo pruebas para afirmarlo; sospecho que quienes le atribuyen la posesión de los susodichos tampoco tienen las pruebas. En fin. Sea como sea, señor jefe de gobierno del DDF., quienes planearon y ponen en operación los corralones de esta noble y vial qué poca Tula tuvieron para celebrar el jueves pasado. Muy poca madre, de veras.

Yo el día de ayer me vi forzado a invertir una buena parte de mi tiempo vital (mala parte para quien tiene la desgracia de caer en esa trampa donde se degrada  la humana dignidad. Las pruebas, más adelante); de mi tiempo vital, repito,  en arrancar mi voks. cremita de las garras de una famélica jauría de blue demon armados con fauces de alto poder. Ah, la humana condición. La humana miseria y sus víctimas…

De no creer, si no las hubiese padecido, esas humillantes condiciones  en que opera un corralón del DDF (¿suyos, mi buen don Marcelo?) en un país al que el padrino de Peña embombilló a la fuerza en la OCDE, y que ahora presume de formar parte del G-20. Háblenle de OCDE y G-20 al trabajador de salario mínimo a la hora de la comida con la única y los chilpayates mientras oyen al Zurdo del Verbo Encarnado alabarse por su política financiera, que mantiene al país arañando los niveles económicos del Primer Mundo. Ah, México.

Puros embustes, señor don Marcelo.  Puras engañifas. Más allá de éxitos económicos de hojalata y masquiña, el tamaño de país que se torna cada día más rabón por culpa de  Calderón y congéneres exhibe su retrato hablado en aquel corralón atascado de coches en reclusión con derecho a fianza excesiva, motos amontonadas  y motos de pupilas rebrillosas después de la violación de mi volks cremita, que hasta me lo despatarraron. Y aquí ya lo oigo decir, don Marcelo (al infeliz gobernado le hablan de tú):

– Tú tienes la culpa, por qué lo dejaste mal estacionado.

Para qué jurarle por mi santa madre que no fue así. Ya oiría su réplica:

– No, si todos los criminales juran ser inocentes.

De acuerdo, señor. Criminal soy yo. ¿Pero las condiciones infrahumanas, infra-bestiales, violadoras de la humana dignidad, que los blue demon del corralón aplican al criminal para, luego de someterlo a pruebas que Hitler, Stalin, Nazar Haro y Eisenhower nunca hubiesen imaginado, permitirle reencontrarse con el delincuente de cuatro ruedas, tratar de calmarle su sistema nervioso y después de inyecciones y lavativas  de gasolina (¡ah, los gasolinazos del Verbo Encarnado!)  volverle el alma al cuerpo con la promesa de la vuelta al hogar? Señor jefe de gobierno:

Si en la propiedad de los corralones de esta ciudad no tiene cola que le pisen, ¿podría un día de estos probar la cola de quienes aguardan llegar a la boca de la covacha donde pagar, y muy caro, la osadía de haber estacionado el cremita en una ración de vía pública, patrimonio común, donde no existía aviso oficial alguno eque lo prohibiera?

Horas y horas bajo el rayo del sol. Un solo blue demon recibiendo los documentos originales y las copias que sostenía yo en la diestra, con los dos billetes de 500 en una mano siniestra que me tembloriqueaba. No sé que aversión me provoca esa zurda desde que a mi país le cayó el mal fario, la salación y la mala sombra de ser gobernado (es un decir) por una mano siniestra. Señor Casaubón: ¿ya en su cartera mis dos billetes? (Las pruebas de tal horror, mañana.)

Pensamiento mágico y Minotauro

¿Y entonces, mis valedores? ¿Radio y televisión nos enfervorizaron al máximo? ¿Traemos en calidad de obsesión a los cuatro magníficos, preguntándonos cuál de los cuatro será el mejor? De ser así, y por aquello de normar nuestro criterio: ¿existe entre ellos diferencia alguna en relación a planes, promesas y compromisos? ¿Qué diferencias advierten ustedes en ese catálogo de buenas intenciones? ¿Y entre las propuestas de los cuatro de hoy día y las del sexenio anterior, y entre aquellas y las de los predecesores, hasta llegar cuando menos a Pascual Ortiz Rubio? ¿Qué fue de las propuestas de campaña  de Ortiz Rubio y siguientes, hasta llegar al cuarteto de los actuales? ¿Nos sirvieron tales compromisos? ¿De qué nos sirvieron?  ¿Hoy con alguno de los cuatro de marras todo va a cambiar, todo va a ser distinto? ¿Por qué? ¿Creer en alguno de esos cuatro no significa transitar por los terrenos de la milagrería y el pensamiento mágico? Y otra más:

A lo largo de sus fulgurantes procesos electoreros, ¿qué ha ocurrido con este país, que más allá de las altisonantes promesas de cambio las naciones que traíamos a la zaga nos han rebasado por culpa de un mediocre progreso obstaculizado por la descomunal corrupción y una educación pública cuya estatura se mide por la de su líder moral, la Gordillo?

Por cuanto a  los «medios» , ¿hay alguna diferencia entre el manejo actual del proceso  y el de anteriores sufragios? ¿Las hay  entre las épocas previas a un proceso electoral y las de unos juegos olímpicos, una pelea de box o un encuentro Chivas- América? ¿Seguimos en la ignorancia de  que al permitir que radio y televisión nos utilizaran sin protección ya padecemos el síndrome de inmuno-deficiencia adquirida, esa que nos imposibilita para pensar con cabeza propia? (Pensar, por ejemplo, a quién o a quienes benefician y a quién o quiénes perjudican las descomunales campañas de condicionamiento, manipulación y enajenación de masas, que a todos nos salen costando decenas de miles de millones de pesos.) Mis valedores:

Los cuatro candidatos, al igual que los siete partidos del Estado que los proponen, ¿lo son de todos nosotros? ¿No son parte intrínseca de esa  Super-estructura que detenta el poder? De ser así, ¿los intereses de los candidatos serán los nuestros o los del poder del que forman parte? ¿Vale seguir delegando en ellos? ¿Seguiremos creyendo que por amor a las masas ese Sistema va a propiciar que el poder pase a nosotros, que es decir a un gobierno aliado de todos nosotros?

Las masas sociales, en el laberinto,  deambulamos en busca de esa salida que nos urge encontrar porque en el corazón del susodicho nos acosa un Minotauro hambriento, feroz. ¿Cuál de los  aspirantes al puesto de Minotauro irá a ser aliado de las masas? ¿Alguno de ellos, convertido ya en Minotauro, nos sacará del laberinto, que significaría su extinción y la de todo el Sistema?  ¿Exigirle que nos conduzca a la salida, lo que supondría su muerte por inanición? Tenerlo presente, mis valedores: los votantes obedecemos sin mandar, y el Minotauro manda sin obedecer. Sin más. Sufragar, sí, pero al propio tiempo organizarnos en comités autogestionarios con los que logremos ese gobierno al que obedecer como sus mandantes. (Tan fácil como parece. Por culpa nuestra, tan  difícil.)

Pero eso sí, por supuesto, ese día, a su hora, vamos a votar. Ejercemos un derecho y cumplimos una obligación cívica.  ¿Cómo, por quién, por cuál vamos a sufragar?  Prerrogativa de cada quién.  (México.)

Ya nos tomaron la medida

Fue noticia en el matutino del domingo pasado:  «En México, tres de cada diez mujeres votan por quien ordena su pareja. Los estados con mayor porcentaje de ciudadanas que piden permiso para decidir por quién votar son Chiapas, San Luis Potosí, Durango, Coahuila e Hidalgo».

Para certificar la noticia: en las pasadas elecciones el reportero recorrió diversos puntos de la ciudad y entrevistó a diversas mujeres, entre ellas una vecina de por el Centro Histórico: “Señora, ¿fue usted a sufragar en las pasadas elecciones?”

– ¿Yo? No, fíjese que yo no fui a votar, lástima. Es que vi que ya iba a ir mi marido, y entonces le dije: “yo le voy al que tú escojas, total, de todas maneras va a ganar el de siempre, ¿no? O sea el PRI”.

Mis valedores: ¿para semejante cultura política tanta alharaca de IFEs, TRIFEs, debates, encuestas, «spots», y nosotros paguemos una factura de decenas de miles de millones? Ya nos faltaron al respeto. De la cultura del voto: ¿a cuánto ascienden las cifras del abstencionismo y el voto anulado en cada proceso electoral? Qué elocuente, al respecto, la citada encuesta con amas de casa en distintos puntos de la ciudad: “Señora: ¿votó usted el pasado proceso electoral?”

– Bueno, no, yo no fui a votar, la verdad.

– ¿Por qué no fue a cumplir con un deber y un derecho cívico del ciudadano?

– Porque el domingo me tocó lavada. Pero para el próximo domingo, primero Dios, no voy a fallarle a las elecciones. Me voy a dar un tiempito.

A una vecina más: “Señora: ¿usted votó en las pasadas elecciones?”

– ¿Votar yo? ¿Para  traer todo el día mi pulgar amarillo? Mire mis manos: limpiecitas.

A una joven: «Señorita, ¿fue usted a votar?»

– No, yo no fui a votar. A mí me cae bien el del PRD, pero ni de chiste que iba a votar por él. Estoy tan salada, dije, que voy, voto por el perredista, y lo más seguro es que pierde las elecciones o los del PRI le hacen tablas el triunfo. Ya sabe usted: urnas embarazadas y esas cosas. Entonces mejor seguí con mi quehacer.

El reportero se acercó a una señora que iba pasando:

– No, no fui a votar. ¿Y sabe por qué no fui? Por consejo de mi confesor. A mí me dijo el padre de mi parroquia: “No votes, hija, mejor arrodíllate y pídele a Dios que mejor salve a este desdichados país”. Me hinqué a rezar por México.  Fue mejor que votar, ¿no?

Interrogada  otra «ciudadana»: «No, fíjese que ese día me fui de día de campo allá por el Desierto de los Leones. Encontré una casilla y quise votar, pero no me dejaron. Querían que fuera a votar a la casilla que me corresponde, y no, apoco me iba a regresar hasta la San Juan de Aragón, donde vivo con mis suegros».

– ¿Por qué no se regresó a la casilla correspondiente y hubiese cumplido con un deber de todo ciudadano.

– ¿Y regresar con toda la comida ya preparada?

Finalmente la respuesta de una vecina de la Martín Carrera:

– Fui, pero no me dejaron votar.

–  Hicieron mal. Así que no le permitieron emitir su voto.

– No, ¿usted cree?

– ¿Por qué no la dejaron votar?

– Porque no me admitieron mi credencial.

– No entiendo, ¿en la casilla correspondiente no le admitieron su credencial de elector?

– No, bueno, es que no era precisamente la credencial de elector, pero sí era mi credencial de LICONSA, para comprar la leche a precio especial. ¿Usted cree?

La encuesta finalizó, y a propósito: ¿sabemos en qué consiste la democracia? La democracia liberal en sus vertientes social, formal, participativa, ¿la conocemos? Lo dicho, mis valedores: ya nos tomaron la medida.  (Es México.)

TV Azteca

– ¡No debemos permitir que las ambiciones políticas de unos cuantos echen al basurero de la historia la lucha de millones de mexicanos por conquistar la libertad de expresión! (R. Salinas Pliego, propietario de TV Azteca.)

Diez y nueve años de radiación, de contaminación, de ataque a todo lo que se ubica en terrenos de lo espiritual: valores, principios, cultura, sentimientos, todo. Diez y nueve años en los que las vivas aguas del caudal humano de las masas sociales vienen recibiendo, metafóricamente, desechos de fosas sépticas, albañales y ríos de aguas negras de TV Azteca. Diez y nueve años en que los vientos han venido  diseminado las miasmas  del fecalismo a cielo abierto, como a cielo abierto se amontonan los tiraderos de basura que inficionan los aires de la ciudad. Diez y nueve  años cumplirá a mediados de este año esa fuente de contaminación espiritual. Mis valedores: es México.

Millones de millones ha acumulado su propietario; y es que TV Azteca, lo afirmaba Florence Toussaint, catedrática, “es el mejor negocio que ha hecho Salinas Pliego. Lo que pagó, fue después de que le hicieron una rebaja; cantidad que, por cierto, aún no liquida. TV Azteca tiene un tipo de información de nota roja, básicamente,  y en un estilo de tratamiento superficial y chismoso”.

Gabriela Aguilar, periodista: “Hombre peculiar, apoyador del PRI, no cree en la democracia y piensa que ésta no existe en México. Añora haber vivido en tiempos de la conquista, no como indio; como conquistador. Cuando juega en Las Vegas, lo hace  sin perder más de un límite de diez mil dólares”.

Lorenzo Meyer, catedrático: «La TV es un medio de información y formación de opinión pública demasiado importante para ser dejado en manos de gente como Salinas. La opinión pública mexicana es hoy una opinión desinformada, tal y como la requiere el sistema en que vivimos”.

Salinas Pliego: «PRI, PRD y PAN pretenden imponer su visión a los millones de mexicanos en los contenidos de los programas de televisión».

Por cuanto al tal: su discurso es deplorable. Meyer:  «Como persona privada, Salinas Pliego tiene derecho a sus opiniones, por disparatadas y absurdas que sean.  El está  en su derecho de considerar que la mujer no puede ser la igual del hombre, sino un complemento, o que la TV es básicamente un instrumento con el que la gente se distrae y se relaja. Pero cuando alguien recibe y asume la responsabilidad de explotar una concesión que le hace la sociedad para bien servir al interés colectivo, entonces lo que hace y dice en público deja de ser un asunto meramente de opinión para convertirse en algo más serio: materia de interés público y de debate”.

Sartori: «Los noticiarios de la TV ofrecen al espectador la sensación de que lo que ve es verdad, que los hechos vistos por él suceden tal y como él los ve, pero no es así. La televisión puede mentir y falsear la verdad, exactamente igual que cualquier otro instrumento de comunicación. La diferencia es que la fuerza de la veracidad inherente a la imagen hace la mentira más eficaz y, por lo tanto, más peligrosa».

Salinas Pliego: «¡Las empresas de televisión mexicana exigimos que el presidente del país garantice el pleno ejercicio de la libertad de expresión!»

Libertad de expresión. «Laura Bozzo regresa con su talk show. Feliz, anuncia el nuevo formato: «Hay nuevas secciones como el hecho de que yo voy con cámara hasta el hotel o el lugar donde se encuentren los infieles y los cacho, y esto hace más interesante al programa”.

TV Azteca, Salinas Pliego.  (México.)

El minotauro y las masas

¿Y qué, ya la olla en pleno hervor? ¿Ya lograron obsesionarnos con los cuatro magníficos? ¿Ya andamos obsesionados por dilucidar el dilema: cuál de los cuatro será el mejor? Vale, entonces, la pregunta fundamental: ¿existe alguna diferencia entre propuestas, promesas y compromisos de los cuatro candidatos del Sistema de poder? ¿Qué diferencias se advierten entre los proyectos de este frente a los de aquél?  Un Peña que a metros de distancia de sus adversarios ha enumerado propuestas a metros de distancia del candidato de la Gordillo, pongamos por caso. ¿No es el de Quadri un catálogo de buenas intenciones semejante al de Peña y al de los otros dos? ¿Y entre los cuatro de hoy y los de anteriores sexenios se advierte alguna diferencia?

Mis valedores: ¿qué fue del catálogo de buenas intenciones de Ortiz Rubio en 1930 y los subsiguientes, hasta su actual copia al carbón y  los candidatos? ¿De ahora en adelante, con alguno de estos cuatro vamos a mejorar? ¿Por qué? ¿Creer en ésos no significa transitar por los terrenos de la milagrería, la bruja blanca y el pensamiento mágico? Más allá de promesas de cambio en los procesos electoreros que van de 1930 a la fecha, ¿qué ha ocurrido con este país, cuando naciones que avanzaban a la zaga del nuestro nos han rebasado?

Por cuanto a la maniobra que ante el proceso electoral ejecutan por estos día todos los medios de condicionamiento de masas, ¿hay alguna diferencia entre el manejo actual del proceso y el de anteriores sufragios? ¿Y entre las épocas previas a un proceso electoral y las de unos juegos olímpicos, una pelea de box o un encuentro futbolero? ¿No es la credibilidad de las un síndrome de inmuno- deficiencia adquirida que nos pone en manos de los manipuladores de los medios impresos y electrónicos, comenzando con la televisión? ¿Alguna vez nos hemos puesto a pensar a quién o a quienes benefician y a quién o quiénes perjudican las descomunales campañas de promoción, de manipulación, de enajenación, que a las masas nos salen costando decenas de miles de millones de pesos?

¿Vale la pena seguir delegando en el Sistema porque seguimos creyendo que por amor a nosotros ese Poder va a ceder Los Pinos a algún aliado de todos nosotros? Los cuatro candidatos, al igual que la partidocracia que los propone,  ¿son nuestros candidatos o lo son del Sistema de poder? ¿Esos no forman parte esencial de la  super-estructura que detenta el poder? De ser así, ¿los intereses de los candidatos serán los de las masas sociales o los del Sistema del que forman parte?

Cautivas y extraviadas en su laberinto, las masas sociales deambulan en busca de la salida. Les urge encontrarla, ya que en el corazón del laberinto las reduce a la pobreza un Minotauro hambriento y feroz. ¿Cuál de los aspirantes al puesto de Minotauro (ese que de nuestro cautiverio recibe su vida y razón de ser) será el que nos muestre esa salida que nos urge para dejar nuestra condición de víctimas de los Minotauros del poder? ¿Alguno de los cuatro nos sacará del laberinto, que significaría su extinción y la de todo el Sistema?  ¿Exigir al Minotauro, a la manera de los integrantes del movimiento de Paz con etc., que realice esa maniobra? Tenerlo presente, mis valedores: los votantes obedecemos sin mandar, y el Minotauro manda sin obedecer. Siniestro.

Pero sí, el 1o. de julio vamos todos a votar. Ejercemos un derecho y cumplimos con una obligación cívica.  ¿Cómo vamos a sufragar, por quién, por cuál? Esa es una prerrogativa de cada quién. (México.)

Peña, Televisa, Teotihuacan

El «Resplandor teotihuacano» es un «espectáculo multimedia» estilo Televisa.

Tal aseguró hace unos años el analista, motejando el desastre que en la Ciudad de los dioses, Teotihuacan, perpetraba Peña Nieto, gobernador por aquel entonces del Estado de México. «Se trata de un espectáculo multimedia estilo Televisa con el que se busca convertir el pasado prehispánico en show y la difusión de la historia en negocio para inversionistas privados. Es la última embestida de empresarios y políticos para beneficiarse del patrimonio histórico del país”.

No era la última embestida, por desgracia para el país; la más reciente (se afirmaba por aquel entonces), pero no la última. Y ni cómo detener el espectáculo de la chabacanería, si hace algunos años, cuando la transnacional gringa inició los trabajos para abrir una sucursal en la zona de las pirámides se encendieron en tantísimos “medios” las protestas de antropólogos y catedráticos de la UNAM. ¿Y? Floreciente se alza la Ciudad de los dioses, sí,pero los de Wal-Mart. Ah, los países gobernados por entreguistas  proyanquis. México.

Como un enfrentamiento entre los poderes de la vida y la muerte aparece el símbolo vacío del gigante Wal-Mart. Sin conocer detalles provoca  rechazo; conocer un poco más a esta empresa lo fundamenta sólidamente…             (Silvia Ribeiro, periodista.)

Wal-Mart en Teotihuacan. Yo, agregándome a los descontentos, publiqué aquí mismo el texto siguiente:

Wal-Mart una vez más, mis valedores. Otra vez la trasnacional norteamericana en el ojo del huracán, por más que muy poco parece importarle. Ocupada en la creación de su propio banco, qué atención le merezca la reciente acusación de lo consabido en esa y en todas o casi todas las empresas de la iniciativa privada: bajos salarios, cero prestaciones, horas extra sin paga y  contratos con sindicatos de protección. Lo usual.

Wal-Mart, hace algunos años, plantó una de sus sucursales en plena zona de Teotihuacan, sin que hubiese autoridad que se lo impidiera en un gobierno que fue, según dicho del difunto Fox (difunto políticamente, ya a estas horas sepultado en el desván de la Historia con todo y familia política, lo único político que conoce el del apestoso Tamarindillo), de empresarios, por empresarios y para empresarios. Y si trasnacionales, tanto mejor.

Yo, entonces, porque normásemos nuestro criterio en torno a una desmesura que así lacera o debía lacerar la conciencia colectiva, publiqué extractos del decreto que en defensa de Teotihuacan publicó el Diario Oficial un 30 de octubre de 1988, con esa sintaxis y firmado por Miguel de la Madrid. Dice, y para lo que sirvió el papelito presidencial:

C o n s i d e r a n d o . . . Que la Zona Arqueológica de Teotihuacan contiene los vestigios  de una de las culturas prehispánicas más trascendentes en la historia de México, al tiempo que constituye uno de los logros urbanísticos y arquitectónicos de valor universal excepcional; Que la mencionada zona arqueológica es una parte del patrimonio cultural del pueblo de México que refuerza su identidad y cuyo interés histórico indudable hace necesaria su conservación para el conocimiento e investigación de nuestras culturas prehispánicas; Que la riqueza de ese patrimonio está lejos de haberse descubierto y expuesto plenamente y que, por tanto, deben crearse las condiciones para su acrecentamiento y preservación; Que el proceso de urbanización al que se sujeta la zona de Teotihuacan puede producir  un deterioro…  (Sigo mañana.)

Réprobos

Y cuándo no. Diputados y senadores. Esos son, acusa la nota de prensa del pasado sábado, los peor evaluados por los empresarios del país.  En el renglón de excelencia, cero obtuvieron las dos cámaras; en el de malo, 44% los diputados; los otros, 42. En el de pésimo, 42 los unos, y los otros no les van a la zaga. Pero un momento, que según ese modelo de camaleones que es el legislador Víctor Hugo Círigo, «legislar no es como guisar».

Pues no, pero en ocasiones legislar es reñir por preferencias etílicas. Según la crónica fechada en noviembre de 1920, y de esto ya va para un siglo, en aquella sesión los diputados legislaban sobre un aumento en los impuestos del pulque El legislador don Felipe de la Barrera, representante del distrito pulquero de Otumba, ocupó la augusta tribuna:

– ¡Hay que mirar por el pobre pueblo mexicano, al que sólo se recurre a la hora de las elecciones! ¡Protejamos la baratura del pulque, porque buena falta está haciendo en Europa toda, donde habrían sido felices si hubiesen tenido a la mano, para olvidar los horrores de la guerra, un licor tan delicioso como el pulque, nuestro licor nacional!

Apenas había terminado de hablar pidiendo que el pulque no fuese gravado con nuevos impuestos, cuando el diputado don Aurelio Manrique llega majestuoso a la augusta tribuna; lleva en sus manos un envoltorio. Lo descubre, y resulta que es un flamante vaso de pulque, que fue a comprar uno de los mozos de la Cámara.

– ¡Señores diputados: aquí tienen este vaso de tlachicotón! Dicen sus defensores que el Barón de Humboldt hace un panegírico de semejante licor. Pero no; el ilustre sabio dice que esta bebida tiene un sabor agridulce, grato al paladar, pero que para acelerar la fermentación, le ponen pulque añejo al agrio, resultando un licor que tiene un olor desagradable, de carne podrida ¡Sólo los que llegan habituarse al sabor del pulque dicen que esta bebida es nutritiva ¡Mentira! ¡Mentira vil! Aquí tienen una cacariza de pulque. ¿Cómo podemos decir que esto sea una bebida para personas civilizadas? ¡Señores diputados! ¡Aprobemos el proyecto de reforma a la fracción que nos presenta la comisión respectiva!

Rojo de ira, el diputado don Felipe de la Barrera trepó a la augusta tribuna:             – ¡No obstante todo lo que dicen en contra del pulque sus malquerientes, yo puedo asegurarles que mientras más pulque entra en la ciudad, menos crímenes se comenten en su nombre ese día! ¡Puedo demostrar fácilmente que el pulque, señores diputados, es mucho mejor que el tequila!

Ademán de odio del diputado Carlos Cuervo, del distrito de Tequila. Sigue De la Barrera:

– ¡Los vinos producen alcoholismo incurable! ¡El pulque, en cambio, produce apenas una suavísima borrachera que se cura con toda facilidad! ¡Lo que pasa es que nuestros pobres entran primero a una cantina, donde les sirven bebidas descompuestas! Cuando ya no tienen dinero y sólo el estómago perdido, acuden a la pulquería para tomarse un vasito de ese licor delicioso. Acuden a él para que los alivie del mal que les hizo el alcohol. ¡Cuando estos pobres salen de la pulquería pueden cometer un crimen, y entonces todo el mundo cree que la culpa la tuvo la pulquería ¡No, señores diputados! ¡Mentira! ¡Alguien dice que al pasar por una pulquería se nota un olor a cadáver. ¡Mentira vil, vil mentira! ¡Las pulquerías, señores diputados, tan sólo huelen a lo que huele el alma del pueblo, de este pueblo de nuestro México

Son los legisladores. Son los representantes populares. Es México. (Mi país.)

Espantajos

(Inusitado: en un acto de gobierno De la Madrid logró reunir a dos espantajos históricos:  LEA y JLP. Inusitado también: en sus exequias, logró reunir a otros dos, y fue así:)

Existió, mis valedores, un hombrecillo que vivía, solo y su alma, en la medianía de una plantación que cultivó el tanto de 6 años, por más que todo lo que sus manos tocaban se malograba y fruncía. Las pocas vainas y espigas que se lograsen terminarían como botín de animales dañeros que él, temple de jericalla, no se atrevería a enfrentar. Tal situación lo mantenía en la almendra de la angustia y la soledad. Lóbrego.

|           (Porque el temor, si no da vida, mata.)

Al amanecer cada día el granjero dejaba el jergón y salía a examinar el cielo, no fuese ocurrir que un sol demasiado ardoroso sorbiera la humedad del terreno y resecara la plantación. Después se daba a deambular por almácigos, arbustos y árboles frutales, y examinaba el estado en que amanecieron la fruta, el racimo, la vaina la espiga, la flor. Y aquello era allegar tierra a la mata y abono a la tierra y agua al abono y cauces al agua para que regase la tierra Así días, meses, 6 años. Pues sí, pero lástima, porque de todos los males del sembradío la culpa era del hombrecillo; de su torpeza y mediocridad. En fin.

Y ocurrió que para espantar cuervos y gavilancillos predadores de la mazorca dio en clavetear el sembradío con espantajos a cual más de esperpénticos; ventrudos algunos y flacos los más, este disfrazado economista, de político el otro, y uno de sardo y otro de policía que metiesen espanto en las negras alas que tachonaban un cielo estallante de luz.

(Porque la soledad, si no templa, aniquila).

El solitario oteaba los horizontes donde los peñascales se plagan de nuberíos ovachones. Que no llueva más; que el exceso de lluvia no venga a pudrir las raíces; que el granizo no desgarre los retoños. Que…

La plantación se arruinaba. Frutillas en agraz se desprendían de la rama y caían al suelo, se encanijaban los racimos y las vainas se enroscaban, se desfloraban y escupían la semilla, y así el tubérculo, y así la espiga, y así la flor. El solitario, impotente e incompetente ante aquel desastre, como alucinado recorría la plantación, y aquí intentaba resembrar, y allá enriquecer con abono el terreno, y por dondequiera desparramar chorros de agua que de tuviesen la catástrofe, pero nomás la regaba. Y fue entonces…

Al solitario le dio por hablar solo mientras palpaba cada frutilla; olisqueábala, le buscaba la plaga dañera. “¿Será una plaga de insectos? ¿Llegaría con el viento? ¿Qué animalejo predador pudo atacar los racimos mientras yo dormía? ¿Por qué todo lo verde que tocan mis manos se marchita y se torna gris? ¿Por qué?  Y esta angustia, esta soledad ante su torpeza de granjero improvisado”. Miguel.

(Malo cuando el solitario cae en el embeleso del soliloquio. Pésimo.)

Y ocurrió que soledad y torpeza terminaron por hacer mella en el infeliz. Cierto día, ronco de hablar su monólogo, detúvose a la mitad de la finca, en silencio contemplo aquel desastre de hojas, frutas, espigas, racimos, vainas y flor. Desencajó del terreno aquel par de espantajos, se los llevó consigo y de repente sonrió con una enajenada sonrisa, y entonces…

Sereno por vez primera (el grado más alto de la angustia arroja una desesperada serenidad), junto a su propio féretro clavó los dos espantajos, miró los rostros de paja de Calderón y Salinas y así les decía, sonriendo: «Juntos los tres colegas. ¿Platicamos?»

Y es que el hombre, cuando… (En fin.)

Así se escribe la historia

Miguel de la Madrid ofrece consejos al presidente electo y le muestra total voluntad para estar atento y en darle opiniones o consejos.

Miguel de la Madrid, mis valedores. Algunos felones lo defienden después de muerto.  Personaje de luces y sombras, el presidente de la «renovación moral» se fue como vino: silencioso, discreto, cobijado en su bajo perfil. Sólo en alguna ocasión provocó una tormenta con sus declaraciones de que Salinas se robó la mitad de la cuenta secreta y de que los dineros de Raúl, el hermano, despedían un tufillo a dinero lavado, qué contrasentido. Al declarante lo forzaron al reculón, y aquí no se ha dicho nada. De la Madrid.

Su obra como presidente de México ya la historia se encargó de juzgarla. A quienes benefició ya se encargarán de hablar mal de él, como de forma tardía sus enemigos alabarán sus acciones positivas como funcionario público. Yo, por mi parte, mis valedores:

El avocado para suceder a López Portillo era García Paniagua presidente del PRI. Creía don Javier  (me lo dijo) contar con la anuencia del presidente, pero en las manos de JLP se recrudecían los problemas en la economía y las finanzas, y ese fue el pretexto para hacer a un lado al aguerrido político y privilegiar a quien desde su oficina en la difunta secretaría de Programación y Presupuesto iba a abrir las puertas al mal llamado neoliberalismo. Y así hasta hoy.

A su hora lo revelaría JLP en alguno de sus libros de memorias: «¡Cuántas precipitadas heterodoxias en el manejo de la candidatura de De la Madrid! Que propició la carrera «meteórica» de García Paniagua porque necesitaba, en el horizonte político, «una figura recia, maciza, de fuerte raigambre popular». Que fue un lógico precandidato. Pero empezó a significar problemas. «Tuve que actuar».

Y actuó a favor del economista. El 28 de septiembre de 1981 anotó en su diario: «El PRI nominó a Miguel de la Madrid. Me encomendó, como de costumbre, el trámite. Directamente cité a García Paniagua y a los representantes de los tres  sectores y al presidente de los diputados. Va a ser un magnífico candidato y un estupendo Presidente».

Por cuanto a la «oposición»: que Acción Nacional nomina a Emilio Madero. «La Izquierda no acaba de coaligarse».

¡Apasionante país el nuestro! Se asiste al ocaso. Se siente que otro sol va a nacer. Hasta el considerado cariño de la gente. País cruel y tierno. Calavera de azúcar…

Sigue la crónica de aquellos tiempos anubarrados: «Ya García Paniagua dejó de ser presidente del PRI. Ya Ojeda lo es. Y Javier en Trabajo. ¡Cuántas cosas en un mes! Días densos, apretados, desagradables. Pero empecemos por el principio.

García Paniagua constituyó, y de algún modo constituye, un problema en la sucesión: exhibió su inconformidad y el ambiente se hizo denso. El manejo que tiene de la Prensa, mezcla extraña de temor e intereses, curiosa actitud de nuestros intelectuales, ha hecho desagradable el tránsito».

Los entretelones del aquelarre político que no trascienden a las masas sociales, renovada su esperanza y enfervorizadas para votar:

«La víspera de que iniciara su campaña, Miguel me mandó señales de angustia y me pidió con vehemencia que se lo quitara de encima o no podría llevar adelante una buena campaña. La desconfianza era brutal. Llamé a García Paniagua«.

El sacrificado no se resignó. Abandonó la carrera política y se refugió en su rancho jalisciense. Es la historia. En fin, que los muertos entierren a sus muertos.

Miguel de la Madrid. (A su memoria.)

Cuba y El Vaticano

En Cuba ha muerto el marxismo, anunció antes de su visita a la Isla el obispo de Roma, ese mismo que en febrero del 2008 exhortaba a los católicos cubanos: «No desfallezcan bajo un gobierno comunista. Ustedes sigan regando la viña del Señor».

Mientras tanto Tarcisio Bertone, Secretario de Estado de El Vaticano, pedía  a los cubanos «recordar a Juan Pablo II”, y lo inaudito: “La Iglesia solicita a Cuba espacio sin límites para actuar en la Isla, sobre todo en el área de la educación”. La respuesta de un gobierno emanado de la revolución:  abrir uno de los canales de TV para que la misa que ofició Bertone llegase a todos los cubanos. Dios.

El presunto educador de los cubanos tendría que ser Ratzinger,  Gran Inquisidor que había comenzado a oficiar la misa a la usanza del viejo ritual, en latín y de espaldas a los asistentes. “Así, el gesto del Papa ha representado un fuerte y significativo apoyo a la vieja liturgia”. Ahí apareció el fantasma del ala autoritaria del catolicismo, la Contrarreforma, dentro de la cual se consolidan unas tendencias del Ratzinger  reaccionario que se manifestaron desde que  encabezaba la Congregación para la doctrina de la Fe.

Fueron aquellos  los tiempos en que los observadores externaron aquel temor:      “Sí, seguro, existe el riesgo de que se cierren puertas y ventanas. El peligro de levantar de nuevo el puente levadizo de la Iglesiacomo fortaleza no es ilusorio, como tampoco es ilusoria una santa alianza entre Roma y el piadoso dólar libre contra el comunismo ateo. La advertencia es clara y fuerte, es un grito de alarma que reflejó los temores que rodearon el Sínodo extraordinario reunido en Roma en el 2005, donde los sectores progresistas tuvieron sobradas razones para temer una regresión de la Iglesia católica.  A contrapelo de las esperanzas de renovación y cambio que albergaban muchos fieles católicos, afirma el analista Martínez García, el cónclave cardenalicio decidió  algo peor que mantener a la Iglesia anclada en el conservadurismo: llevarla a una regresión de décadas o de siglos y entregar el trono papal al cardenal alemán Joseph Ratzinger, brazo represor del Vaticano”. (Esa Iglesia, ese cardenal, ese pontífice, reclaman al gobierno de Cuba “espacio sin límites” para educar a los herederos de Sierra Maestra.)

Y así la protesta de muchos más obispos, entre ellos los de Estados Unidos, a quienes Ratzinger no contestó, prefiriendo evadir el debate. “Discutir sobre nosotros mismos y problemas de poder, sería un triste espectáculo”. Su acrobacia verbal, admirable, pero a nadie convenció. Nadie en Roma ha olvidado que el detonante que agravó la polémica sobre el papel de Roma frente a las conferencias episcopales progresistas fue el libro de Ratzinger.

Conclusión:  «Nadie puede negar la sordera cada vez más grande del Norte ante la creciente miseria del Sur, torturas y violaciones de los derechos humanos, cuestionamiento generalizado de los valores morales y sociales tradicionales, creciente indiferencia religiosa del antiguo occidente cristiano, fortalecimiento de las iglesias jóvenes aferradas a sus propios valores».

Los desafíos que este siglo lanza a la Iglesia son múltiples, ineluctables y radicales. En el Sínodo extraordinario celebrado en el 2005, ¿se impusieron los partidarios de una Iglesia cada vez más intensa e involucrada en los problemas políticos, económicos y sociales del mundo, o los que buscaban una dimensión estrictamente espiritual para esta misma Iglesia? Cuba,  Ratzinger (Dios…)

Sacarina y melcocha

Así pasan las glorias de este mundo, mis valedores. La de Luis Donaldo Colosio, pongamos por caso. ¿Se acuerdan ustedes de él?  Ayer mismo un grupo de tricolores llevaron a cabo un desteñido «homenaje» al candidato presidencial asesinado un 13 de marzo de 1994, al que ni el paisano del sonorense,  Manlio Fabio Beltrones, se acomidió asistir. Ah, pero la forma alharaquienta en que lucraron con su muerte, la de homenajes y fervorines que le dedicaron en su momento desde Ernesto Zedillo hasta mi consanguíneo el Jerásimo, licenciado del Revolucionario Ins. Efímera, la gloria del malogrado candidato del PRI  a la presidencia de la República.

Efímera, porque nada la sostenía. ¿Qué ha quedado de la obra de ese al que intentaban la inmortalidad prodigándolo en bronces y mármoles, auditorios y centros deportivos, jardines y plazas públicas, las calles de esta colonia y algún callejón sin salida?

Ah, pero la plasta de cursilería y de melcocha que los aprovechados de la ocasión le aderezaron hace 18 años, muy  al estilo de la sacarina que le embarró  un tal Barrasa, priísta de corazón:

«Los mexicanos y extranjeros, mujeres y hombres, jóvenes y viejos, niños y niñas, hablarán en el México de hoy y del futuro, de un… ¡hombre, hombre!, de Luis Donaldo Colosio, del niño que fue merecedor de ser premiado y traído a la ciudad de México, ¿para qué? ¡Para que el señor presidente don Adolfo López Mateos lo saludara, lo felicitara y lo premiara por haber sido alumno ejemplar y aplicado en la escuela de su querida tierra. Se dirá que él no ha muerto, porque de sus cenizas brotarán las ideas nobles, el pensamiento creativo, la acción fecunda, el amor a México. Luis Donaldo será recordado como el provinciano que voló hacia su terruño… ¡nomás para darles a saber a sus amados padres que era candidato a la presidencia de la República!”

El redactor de la nota de prensa, conmovido:  “El nudo en la garganta se rompió y las lágrimas rodaron hasta caer en ese que ahora cobija a Luis Donaldo. Un árbol de la esperanza. Un ahuehuete de 44 años de vida, la misma edad que tenía Luis Donaldo. Las balas no pueden asesinar al pensamiento, las balas no pueden masacrar la inteligencia, las balas no pueden detener la sed de libertad!»

En renglones cortos para simular el poema, un Castillo: “Entre el invierno y a llegar la primavera – el mundo clamaba con júbilo cuán grande y fuerte eres ColosioComo coloso – La multitud te seguía y aplaudía – Porque el destino marcó de un pueblo – que tú ibas a ser su guía – La multitud que te seguía – hoy expresan gran tristeza y agonía – Hoy te encuentras tan solo ya sin alegría”.

Por remedar el poema,  Beatriz Paredes: “Donaldo – No nos absuelvas – tú, el generoso, el de la sonrisa franca y los – ojos niños, de tan sinceros – no nos absuelvas – El sencillo, esforzado, pertinaz – no nos absuelvas – el leal, el demócrata, el honrado, -no nos absuelvas, – no nos absuelvas, no nos absuelvas, Donaldo, – prívanos del descanso, del buen – dormir, que nos lleve tu osadía. (Y en rengloncillos cortados a discreción:)

«Reconozco que la modernización – económica – sólo cobra verdadero sentido cuando – se – traduce en mayor bienestar para las familias – mexicanas, y que – para que sea perdurable – debe acompañarse – con el fortalecimiento de – nuestra democracia»,

Que nos convoque tu audacia (…) No nos absuelvas, Donaldo – Que sólo encontremos la expiación – cuando germinen tus ideales”. (Válgame.)

Ese era Colosio hace 18 años. ¿Y hoy? (Lóbrego.)