Psicosis y paranoia

La población del DF está sufriendo un proceso de paranoidización progresiva como mecanismo defensivo ante la reducción paulatina del espacio vital y el incremento de la violencia y la criminalidad. (J. V. Rocabert.)

La intolerancia, mis valedores, síntoma de una sociedad abrumada con problemas de salud mental. Suspicacia, temor, desconfianza que nos tornan cardos espinosos dentro de una comunidad donde  unos a otros nos rechazamos y donde tenemos la casa por cárcel. La intolerancia es nuestro símbolo y seña de identidad en tanto comunidad como resultado de casi cinco años del sangriento gobierno del Verbo Encarnado. Miedo, temor, desconfianza, suspicacia, crispación y su desembocadura en la intolerancia. ¿Cuántos de nosotros nos desplazamos en esta ciudad soportando apenas nuestra cargazón de psicosis? A principios del sexenio anterior éramos uno de cada seis quienes registrábamos esta carencia de salud mental.  Hoy día, en el México de las cabezas sin cuerpo y los cuerpos descabezados, ¿cuántos andaremos en el filo de la susodicha psicosis? Intolerancia.

La intolerancia de los capitalinos, afirma la psiquiatra Elsa Robinskis, se ha agudizado en los últimos años debido a la falta de disciplina, respeto y responsabilidad social.

Intolerancia y religión. Lo afirmó Tertuliano hace 1,800 años (y fue tachado de hereje): “Por ley natural y por ley humana, cada uno es libre de adorar a quien quiera. La religión de un individuo no perjudica ni beneficia a ninguna otra persona. Va contra la naturaleza de la religión el imponer la religión”.

En San Juan Chamula, el cacique: “Aquí está prohibido no irle al PRI y practicar una religión distinta a la católica.  Nosotros somos católicos y priístas por tradición. No estamos dispuestos a aceptar a personas de otra religión ni de otro partido político. En el pueblo todo aquel que no se sujeta a  las tradiciones y costumbres es expulsado. La presencia de un solo partido y una sola religión es lo que nos ha mantenido unidos. Nosotros vamos a seguir matando a todos los no católicos. Les cortaremos la cabeza. Paraje por paraje nos vamos, y a seguir cortando cabezas”.

Cuando los expulsados se quejan ante el gobierno y éste trata de aplicar la ley, afirma E. A. G., presbítero, ellos amenazan con cambiar de partido político. Así manipulan al gobierno. Antes, los votos del PRI eran negociados  con la cancelación de órdenes de aprehensión en contra de ellos. Ahora las casillas se llevaron a los parajes y ahí las rellenaron. El candidato priísta acordó con las autoridades chamulas que si votaran por el PRI les permitirían que las expulsiones continuaran.

Del Instituto de lo Sagrado Luz sobre Luz: “Todavía falta mucho camino por recorrer para que la tolerancia de la que hoy se habla en México se convierta en un verdadero aprecio y reconocimiento de la diversidad”.

Tumbalá, Chis. Los mil 500 habitantes de  Emiliano Zapata fueron obligados por un grupo armado a abandonar el lugar, luego de que les quemaron treinta y ocho casas y saquearon las escuelas y la tienda de abarrotes. Varios secuestrados fueron llevados a El Naranjal y La Revancha, donde se les encerró en el templo y se les mantuvo tres días sin probar alimento. “Nos querían convencer de que cambiáramos de religión”. En Ahuacatenango, cinco campesinos heridos dejó como saldo la agresión de grupos católicos encabezados por las autoridades caciquiles priístas. Socorristas de la Cruz Roja Mexicana se negaron a prestar auxilio a las víctimas”.

Dios. El dios de ellos. (México.)

 

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