Indecorosa mancuerna

No es mi intenciòn alarmarlos, pero la señora de marras torna a la luz de las candilejas, al brillo del oropel y al protagonismo desbozalado. Permìtanme, mis valedores,  ser màs explìcito. De lo que ahora les cuento hace ya sus buenos tres años y meses, pero lo reproduzco hoy dìa porque ha ocurrido que la protagonista no era un despojo polìtico, sino que  permanecìa en estado de hibernaciòn. Recuerdo lo que sucedìa por aquellos tiempos…

Atònito y con la bilis desparramada, bilis negra, observaba este servidor de todos ustedes el indecoroso espectáculo de una señora esposa de un señor esposo,  empresario èl y polìtico en sus tiempos perdidos,  que ya a punto de rematar su sexenio intentaba  a lo desesperado y por todos los medios, incluso los lícitos, rematar la faena con la estocada final, que era legar el sillón del gobierno a la susodicha Martha. Indecorosa mancuerna. Y que hacer.

Què hacer, sino redactar a la susodicha Martha, en este mismo espacio y en la pàgina elvaledor.com.mx de la internet, el mensaje que ahora me veo precisado a transcribir porque (peripecias de la politiquerìa cimarrona) para desgracia de tantos esa misma arribista, esa Martha logrera y oportunista  regresa al terreno pantanoso de la polìtica. Macabròn.

Este es, actualizado según las nuevas circunstancias politiqueras, el mensaje que nunca como hoy habìa adquirido tanta actualidad; juzguen ustedes si no.  Decìa y, según pintan los nuevos tiempos polìticos, tengo que reiterarlo:

Señora Martha: ¿lo ve usted? Fue flor de un día, o más propiamente: flor de un sexenio, el de su marido. No más. El polvo retornó al polvo y lo del agua, al agua. Así pasan las glorias en este mundo, y no vaya usted a olvidar que lo que  salió de la nada a la nada ha vuelto. Como usted misma, señora Martha, a quien muy bien cuadra la cancioncilla antañona en todo de sol:

“Hagamos de cuenta que fuimos basura –vino el remolino y nos alevantó”.

Como a usted. Porque eso fue y eso sigue siendo, con perdòn: basurilla, según la exhibieron sus propias acciones cuando, por ascender, se ahijó no a sus mèritos sino al cuadril de su complaciente marido, que me la encumbró durante los seis años en que él mismo se encaramó al poder sin más merecimientos que ser un exitoso vendedor de aguas embotelladas y similares. Ese mediocre que todavía hoy tiene usted por marido me la vino a “alevantar” en el remolino de una politiquerìa basurienta, de una turbulencia politiquera. El hombre de negocios la encumbró de manera efímera y artificial, y ya cuando usted se miró en las alturas, incapaz de ejercer un gramo y un grano de autocrítica, perdió la proporción y, pequeñaja como es, se sintió con los tamaños para suceder al marido en el sillón de gobierno. Crear una dinastía, ni más ni menos, y seguir mamando (del presupuesto).

(Esto, mis valedores, lo afirmaba yo ayer. Hoy, según pintan las nuevas jugadas politiqueras en ese sòrdido tablero de ajedrez donde la partidocracia mueve cuacos, peones y reinas de oropel y hojalata,  yo no tendrè màs opciòn que tragàrmelas, me refiero a mis palabras. Y sigue el recado a tal Martha , convenientemente actualizado.)

¿Pues en qué andaba pensando usted cuando dejó filtrarse en su mente tan desmesurada ambición? ¿Una nueva Eva Perón, engrandecida a la sombra del marido gobernante y dispuesta a hacer historia en el país? Pobre de usted, gusanillo que nunca logró metamorfosearse en crisàlida. Así de efímeros son los sueños desbozalados y así de… (Sigo mañana.)

Escupiré sobre su tumba

Ni quién se acuerde de George W Bush. Los medios de comunicación ignoran a un presidente que no fue popular.  (Nota de prensa en EU.)

Que no les cause extrañeza, mis valedores. Si me advierten más precavido que de costumbre o si se topan conmigo en el consultorio del médico o en la farmacia no es por quebrantos de salud, que nunca antes me sentí tan saludable. De todas formas últimamente mi dieta incluye ginsen, polen y germen de trigo, los productos del árbol de la vida y generosas dosis de jalea real. ¿El motivo? El expresidentes norteamericano  G.W. Bush.

Algunos ni lo recuerdan, pero cuántos a estas horas maldicen la memoria del alcohólico que tanto daño causó a todo lo que tuvo a su alcance, y cuya chatura y zafiedad afloró al parejo de una personalidad de mediocre, corto de entendederas, falto de espíritu, de carisma y don de gentes; un individuo chato, vulgar, sin un asomo de enjundia, mística, temple, redaños, imaginación.  No, y la forma en que se amacizó en el gobierno…

Ese individuo nunca se apeó de la boca la palabra “democracia”, pero  consiguió encaramarse en el gobierno a base del fraude más estridente, descarado y escandaloso, y fue así como en el intento de una legitimación imposible se  metió a aprendiz de brujo y dio vida a un Frankenstein matancero,  a un golen que se le fue de las manos y lastimó en lo vivo a toda una comunidad, lesionó las instituciones del Estado y empapó su país con un borbollón de sangre, dolor, duelos y lágrimas de más de 40 mil cabezas humanas sin cuerpo y cuerpos descabezados, cifra macabra que algunos multiplican por dos, multiplicada por el número de viudas, huérfanos, padres sin hijos, hijos sin padre y familias deshechas. ¿Tanta sangre, tantos duelos, tantas lágrimas lograron legitimar el fraude que vició  de origen su paso por el poder? ¿Qué contestan ustedes? Aborrecible, el asesino intelectual de tantos miles, que tal fue lo único que tuvo de intelectual ese que, despreciable como político, está muerto e incinerado y no merece de la memoria colectiva más que el desdén, la indiferencia, la nada. El basurero de la historia, y no más.

Pero destino de pueblos débiles: ¿cómo pudo llegar al poder un pequeñajo indigno de gobernar ni siquiera en su casa? ¿De qué innobles recursos echaría mano para lograrlo, qué cáfila de truhanes lo ayudarían a encaramarse en el gobierno?  Mis valedores:

Si mal soporta a estas horas, cuando políticamente no acaba de morirse, la rabia creciente por más que todavía sofrenada de unas laceradas masas sociales que lo insultan y agreden de una forma tal que para dar un paso fuera de su bunker tiene que auxiliarse de tropas, escuadrones y contingentes de guardias que acordonan y congelan el pulso de diez colonias en derredor del sitio donde, amurallado, se atrevía a presentarse el aborrecido, ¿qué irá a suceder cuando deje el gobierno? ¿Qué irán a comentar de él, en qué tono, si trágico o esperpéntico? En fin, que  Bush se irá de testa al desván de la historia, pero el renegrido historial de sus malas acciones se ha troquelado en la memoria de tantos agraviados cuyo dolor inaudito no ha logrado limpiar un gobierno viciado de origen. Atroz.

Ese, mis valedores; ese el motivo de los cuidados con mi salud: no quiero perderme el linchamiento inminente, por más que no habrá de pasar de esperpento, mascarada y pachanga, sin más.  Bush no merece algo trágico.

¿Por qué hablar de ése en futuro, pregunta alguno de ustedes? Es que echo mano al recurso del anacronismo.  (México.)

Perros del mal

De los limosneros les hablé ayer, mis valedores; del río de necesidad con que vengo a toparme cada mañana, cuando voy vengo de la estación del Metro a la estación de radio, y vuelta a empezar. Yo, corazón de malvavisco injertado de jericalla, me aprovisiono de monedillas que voy sembrando en la mano abierta con la vagorosa esperanza de cosecharlas en un cielo más vagoroso todavía. Y esta moneda a la anciana que a puro valor y engarruñada soporta fríos, calores, ventarrones y lloviznas tempranas, y esta otra en el cacharro de hojalata del desafinado violín, y una más en la guaripa que nos aguarda boca arriba, boca abierta en el escalón, mientras el ciego nos jura a capela que Gabino Barrera no entendía razones andando en la borrachera. Y allá va la monedilla sin más valor que la buena intención, que ya con una moneda qué puede mercarse, que no sea la ilusión, pobre ilusión de pobre, de ganarse el cielo. “Dios se lo ha de pagar…”

Escaleras del Metro capitalino. En aquel escalón, el viejo de la guaripa  ofrece al viandante la única alegría a la medida y al alcance del pobre, que en México lo somos todos si exceptuamos a los ricos:

– Alegrías de a peso.

Toda la alegría que puede caber en un peso; alegría de amaranto…

Pero ándenle, que ayer, muy de mañana, la novedad: una tandada de  nuevos pedigueños engrosaba el rastrojal, la cofradìa de la mano extendida: “Animas caritativas…” Válgame.

La aparición de aquellos arrimadizos me vino a extrañar porque yo  a todo el almácigo de menesterosos ya lo conozco como a la palma de su mano extendida, ya que cada mañana paso revista en mi mente a todo aquel sembradío de penurias. Pero esos allegadizos, con su aire patético. Y yo, ya sin monedas qué repartir…

El alto, el bajito, el vejancòn,  la mujer madura, todos a cual más de patéticos. Su aspecto me acalambró las fibrillas íntimas del corazón. Porque ah, ese aspecto de los mendicantes, esas miradas de súplica, ese su aspecto de necesidad que…

Los reconocí. Así pasan las glorias de este mundo. Humillados y ofendidos me los vine a topar, sin el tanto de autoestima que puede caber en una moneda. Los vi y me miraban, la mano extendida, que extendida me apachurraba el corazón, qué contrasentido. Y yo ya sin un cuproníquel (sé lo que digo) para poner en sus manos, ya sin nada que ofertarles que no fuera mi humana compasión, tan inútil si no se acompaña de las acciones.  Ellos, frente a mí, con sus pupilas de animalillo aporreado, unos labios temblorosos que, todavía novatones en el oficio, como que aún no se atrevían a oficiar el rito del pedigüeño. Los observé de reojo y…

Quién te mira y quién te vio: haber sido y no ser. Cuán cambiantes los devaneos de   la tornadiza fortuna, de la que el prudente nunca se fía, porque  cuando y cuanto más altos encarama a algunos, más bajo y hondo los deja caer. ¿Así que estos son los que fueron ayer triunfadores, los que refulgían ante el halago, la lisonja, la envidia y la admiración de unas muchedumbres a la que mantenían embobadas, exaltadas y esperanzada hasta la abyección? Lóbrego…

Frente al enanizado me hurgué en los bolsillos. Basurilla, una moneda de a peso, lo único. “De algo le puede servir”,  y puse el pesito en la mano del peso mexicano, devaluado en meses, y minimizado, desvalorizado, pequeñín. Me miró, y aquel agradecimiento. Tragué saliva. En la nata de menesterosos que lo redujeron a la miseria creì reconocer a un tal Strauss-Khan y a dos o tres  canes cimarrones. ¿Sus nombres? (Después.)

Episodios nacionales

La cofradía de los mendigantes, mis valedores, ese fruto mostrenco de la humana desigualdad que nunca ningún sistema económico, político o religioso ha podido desarraigar. Entre nosotros cambia el sexenio, pero no ese inacabable borbollón de humanas miserias y purulentosos bagazos que integran la cofradía de las lacras, las pústulas y la corcova, gremio  de huérfanos, ciegos, baldados y demás entenados de la fortuna que cargan encima el mal fario y el santo de espaldas en el áspero oficio del diario vivir una vida arrastrada, y sobrevivirla apenas, a penas, la mano extendida, húmedos los ojos y los labios susurrando la cantinela que es gancho  para prender las elusivas fibrillas, tan escurridizas, de la humana piedad:

– Un bocado qué llevar a mis criaturas…

Los pordioseros. ¿Notan ustedes la proliferación de mendicantes que ha producido el sexenio del Verbo Encarnado? Entonces se habrán topado con el corridero y el que estruja el acordeón, y el que acompaña su limosnear con la flauta dulce o la guitarra de son. La cultura de la limosna, reflejo fiel de este México que sexenio a sexenio alimenta y expande la cofradía de los segregados de la comunidad que escalón por escalón se afanan a lo monótono implorando la de por Dios, estos a viva voz y estos otros a mortecino instrumento del mal trovado sonsonete y la tonadilla mal acordada, y aquél rasguñando la desafinada y el de más allá pegándose, como a la ubre, a la armónica de boca con el airecillo que exalta la vida hazañosa del capo del narcotráfico.  “Una moneda que no lesione su economía…”

A propósito: “El gobierno de Sinaloa firma el decreto que prohíbe que se toquen e interpreten narco-corridos en bares, cantinas, centros nocturnos y salones de fiestas”.

De pie en la escalera del Metro el ejecutante suspendió el chirrido de su violìn. “¿Y ahora qué? ¿Defenderme con aquello de que ‘el chorrito se hacía grandote, se hacía chiquito’? Chance y los de Garcìa Luna me lo tomen a albur.

Le expliquè: “la prohibición, compañero, se reduce al territorio de Sinaloa. Aquì puede usted seguir con sus odas a Jesùs Malverde”.

–         No odas. Baladas al Mayo Zambada y al Chapo Guzmàn.

Dejè al cantor, me subì al Metro, siempre hervoroso de mutilados, deformes y contrahechos que de vagón a vagón se la viven pidiendo la de por Dios; de ciegos que, sentido de orientación y  equilibro, sin auxilio del pasamanos vienen y van, esta mano en la armónica de boca y la otra sosteniendo el cacharro de hojalata, para rematar su tonada con la tonadilla:

– Perdonen la molestia que les vengo causando, damitas y caballeros…

Y el tullido que a bamboleos se desplaza en un vagón atascado de “señores usuarios”,  a capela regurgita el bárbaro pregón carcelario:

Escalones de la cárcel – escalón por escalón…”

Los menesterosos; como hongos patéticos y desastrados se crían al amor del atrio del templo, de la esquina de la barriada, de la plaza pública. Aquí arrodillados, acá en cuclillas o engarruñados, y más allá de errabundos, esta mano tentaleando las paredes y la otra extendida: “Animas caritativas…”

La cofradía de los pordioseros enraiza en la historia de la España medieval y renacentista toda una portentosa cultura que se sintetizó en la que denominamos “picaresca española”, una de cuyas cumbres se regodea con las aventuras entre patéticas y regocijantes  de El lazarillo de Tormes que por calles, tabernas y plazas públicas guía, mano en mano, al buscavidas ciego y truhán. (Sigo mañana.)

“Réprobos”

La intolerancia y discriminación que padece en México la comunidad lésbico-gay, mis valedores. De acuerdo con la reciente Encuesta Nacional Sobre la Discriminación, 2010, publicada el pasado miércoles, cuatro de cada diez mexicanos, sobre todo mayores de 60 años y habitantes del Bajío, rechazarían que en su casa vivieran “personas homosexuales”.

Y es que en este país los denominados grupos lésbico gays (con el inválido, la mujer y la empleada doméstica) han sido hasta hoy víctimas propicias de marginación, mofa y befa, desprecio y piedra de escándalo. Pero, envés de la trama, esta otra noticia publicada en la presente semana:

Según reporte reciente del Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (CONAPRED),  “en México más del 70 por ciento piensa que no hay una razón para oponerse a los matrimonios entre personas del mismo sexo”.

Por cuanto a la ley que propicia la adopción de niños por parte de la pareja homosexual: “¡Es un lobo con piel de oveja!”, claman sotanas y agrupaciones ultraderechistas de padres de familia. “¡Tus hijos se verán afectados por acciones y leyes consecuentes que permiten que niños sean adoptados por parejas homosexuales! ¡Inculcarán a los niños la homosexualidad en la escuela, y si dos homosexuales actúan de manera inapropiada públicamente, la ley los defenderá, sin importar lo que tus hijos estén viendo!”

Pero no sólo providas y semejantes. Algunos medios de condicionamiento de masas, aspaviento y escándalo, en su momento han dedicado a las parejas del mismo sexo fotos estridentes, comentarios burlescos y la zafia zumbonería de esta nuestra sociedad homofóbica. La nota de tiempo atrás:

“Diez tips (dicho a lo gringo de segunda) para salir del clóset (gringo de cuarta)”. El número 9 de los “tips”: “Si quieres salir del clóset con glamour, di a tus familiares que eres actor y les puedes dar pases gratis para que te vean en algún foro café de la Condesa, montando Edipo gay”.

“Corriendo por mis venas – sutil llama vivísima – no bien te miro, siento. – Y en mi inmensa delicia – A los dulces transportes – que siente el alma mía – la lengua a hablar no acierta – la voz juzgo perdida”. (Safo, a una hija de Lesbos.)

De esta misma semana, el CONAPRED: “Los homosexuales que pertenecen a posniveles económicos bajos son los que padecen la mayor discriminación, mientras que los de niveles altos consideran que su principal problema es la falta de aceptación”.

¿La causa de la homofobia que exhibe esta machista sociedad? En esta forma la explica un defensor de los derechos humanos de los homosexuales:

– Aun cuando los homofóbicos y sus religiones dice que somos enfermos no puede probarlo, son sólo afirmaciones gratuitas. Lo absurdo, lo paradójico es que la iglesia católica, que como toda religión de Estado nos odia, a lo largo de la historia se ha servido de miles de artistas homosexuales para fabricar sus hermosísimos palacios y templos. Miguel Angel es un ejemplo.

Ocurrió en el Metro. Los guardias de seguridad arrojaron del transporte a diversas parejas de homosexuales “¡porque lesbianas y homosexuales deben respetar al público usuario y no mostrar sin pudor alguno sus indecencias! ¡El amor de dos hombres o dos mujeres no se aceptan en la idiosincracia del mexicano!”

México, 18 de mayo, 2011. “Siguen los ataques contra defensores de los derechos humanos de la comunidad lésbico gay., entre ellos el asesinato de Quetzalcóatl Leija Herrera, perpetrado en Chilpancingo Gro., el pasado 4 del mes”.

Mis valedores: esto es México. (Qué país.)

Mega-marchitos…

Los maestros esta vez, mis valedores. Y cuántos desaprensivos, mala fe o ignorancia, repiten su catálogo de reproches con esto de que el maestro, por su condición de “guía de la niñez” y  “apóstol de la enseñanza”, debe restringir su labor al recinto escolar y no andar malgastando un tiempo que pertenece a  la educación del alumno en confrontaciones, escándalos y agitaciones contra las autoridades por algo tan deleznable como las  reivindicaciones salariales. La reflexión de Aníbal Ponce:

¡Lucha frontal contra la condición de apóstoles! Sí, contra la versión de un apóstol sufrido y candoroso que soporte tranquilo la miseria y el hambre, porque cuanta más hambre y miseria más diáfano será el apóstol: he ahí un ideal del maestro mexicano que la burguesía tiene particular interés en difundir…

Elocuente, a reserva de opiniones en contra, con una aclaración pertinente: tales conceptos fueron vertidos por el autor en su estudio sobre Educación y lucha de clases, fechado en 1937. ¿A la distancia de 74 años habrán perdido vigencia y actualidad semejantes conceptos? En alguna otra sección de su estudio:

En directo contacto con las masas populares sería peligroso que el maestro llegara a comprender que también es un obrero como los otros, explotado y humillado. ¡Qué procedimiento más refinado, en cambio, convertir su propia miserable situación en la virtud más excelsa de este venerable “instrumento del Eterno”!

Pero año con año, y cómo pudiera ser de otro modo, los maestros repiten su ritual. Cada 15 de mayo las secciones magisteriales de aquí y allá se congregan puntualmente en esta ciudad capital y reproducen, cadaverina y formol, sus tácticas de combate: marcha, plantón, e-xi-gen-cia. ¡Esa beligerancia de la Coordinadora! ¡Esas tácticas!

Dogma, rutina, extravío de la memoria histórica. “En el caso de los movimiento sociales ni siquiera los propios grupos que fungieron como actores principales escapan a estas carencias y deformaciones. A través de contactos personales con maestros de primaria del DF, afirma la investigadora, me he convencido de que ignoran casi completamente, sobre todo los jóvenes, todo lo sucedido hace unos año, y que sus juicios al respecto, cuando los tienen, generalmente carecen de sustentación y se limitan a manifestar su simpatía o antipatía para con los líderes del movimiento”. Sin más. Y al plantón, a la toma de la vía pública, a e-xi-gir a quien ni los ve ni los oye, lástima…

Las causas de su lucha son válidas, son legítimas, pero siendo sus demandas tan justas y tan marginado el maestro, ¿por qué ese estreñimiento mental a la hora de crear estrategias válidas, efectivas? ¿Por qué extravió, de haberla tenido alguna vez, la memoria histórica? Porque ahí están, elocuentes, aquellas estrepitosas movilizaciones de fines de los 50s. ¿Con ellas lograron generar para el gremio magisterial un logro así de pequeño?  La noticia de ayer puede calzar la fecha de hoy o del año próximo:

“Ante el temor de ser desalojados de los inmuebles del SNTE, los maestros de la Coordinadora colocaron trincheras con bultos de arena y estructuras metálicas frente al inmueble sindical”. Esto, mientras la mayoría había regresado a sus lugares de origen. Con las manos vacías. Como siempre, desde aquellas fragorosas contiendas que al final de la década de los 50s. sostuvo el magisterio, lado a lado de telegrafistas, ferrocarrileros y otros gremios beligerantes. ¿Y? ¿Cuál fue el resultado más allá de la cárcel para sus dirigentes? (Sigo después.)

¡Ebrard, escucha!

“¡La calle es de quien la lucha!”  Este 1º. de mayo más de 300 trabajadoras sexuales de La Merced, Mixcalco, San Pablo, Tlalpan, Buenavista y otros puntos de contacto de la ciudad marcharon rumbo al Zócalo.

Por otra parte,  mis valedores, la preferencia sexual distinta. Para ella también el mundo significa violencia, discriminación y toda mala suerte de agresiones que en su contra perpetran los machos que son muy machos.

Pero no todo iba a ser negativo, que el machismo universal dedica a lesbianas y homosexuales todo un día al año, al que otorga el pomposo título de  Día Internacional contra la Homofobia y emplea en exaltar la tolerancia, vocablo de tufo condescendiente, mientras en foros y mesas redondas condena toda agresión contra la diversidad sexual. Y hasta el año próximo. Lo de siempre.

Pero claro, semejante situación no es de hoy. Aquí, con sus arcaísmos, un  fragmento de Identidad latina, que me hace llegar un esforzado de los derechos del homosexual:

Lleno de piedad cristiana, el Tribunal de la Inquisición, para salvar nuestra alma, nos asesinaba en Francia, Alemania, Italia y España del 1183 al 1834. Hoy se sigue, con esa filosofía, perpetrando tal genocidio.

¡Y qué decir de los indios! Don Francisco López de Gómara, hombre sabio y prudente, confesor del señor marqués del Valle de Oajaca, escribe en su monumental obra de la literatura universal denominada “Cosas Generales de la Nueva España o Hispania Victriz”:

Estos indios son dados a ese placer y contento y son putos ellos en demasía, en detrimento de la Ley y el Orden de Dios quien todo lo crió”.

En América del Sur Vasco Núñez de Balboa, Adelantado del Siglo XVI, con su tan elevada piedad cristiana mató con perros a todo un pueblo de indios sólo porque practicaban la  homosexualidad como parte de sus ritos que los unían en vínculo con las divinidades ultraterrenas. Ese mismo marqués del Valle en su Primera Carta-Relación de la Justicia y Regimiento de la Rica Villa de la Vera Cruz a la Reina Doña Juana y al Emperador Carlos V, su hijo, dada en Nueva España en julio de 1519, dice de los naturales:

Todos son sodomitas y usan aquel abominable pecado”.

En Latinoamérica políticos homosexuales lanzan diatribas histéricas contra la homosexualidad. En el siglo XVII, en el Virreinato de la Nueva España (México), figuran en este campo dos ínclitos personajes antagónicos entre sí, la poetisa Juana Inés de Asbaje y Ramírez de Santillana, mejor conocida como Sor Juana Inés de la Cruz, lesbiana cuya imagen aparece en la moneda mejicana, mujer enamorada de dos excelentísimas señoras virreinas: la marquesa de Mancera, primero, y más tarde también de la marquesa de La Laguna, quien asimismo era condesa del dictado de Paredes de Nava.

En su poesía hallamos su grande amor por esas dos damas de Villa y Corte. Por ser mujer Sor Juana, por ser libre y por ser lesbiana, ganó el odio y la ira de el poderoso arzobispo misógino don Francisco de Aguilar y Seixas a quien su delirante misoginia hace de urdimbre homosexual. El protervo arzobispo  “en su servidumbre jamás permitió mujer alguna; en sus frecuentes pláticas doctrinales atacó con vehemencia cuantos defectos creía hallar en la mujer”. Se le oyó decir  “que si supiera que ha entrado una mujer en su casa, había de mandar arrancar los ladrillos que ella había pisado. No quería que en casa suya pusiesen mano las mujeres ni que le guisasen la comida ni oírlas cantar y ni siquiera oírlas hablar quería”.

Diversidad sexual, ese estigma. (Sigo después.)

Rebuznos

Una burra quiso rebuznar y no pudo porque nunca se aprendió la tonada.  (En su homilía dominical Norberto Rivera, cardenal de la Iglesia Católica.)

Don Pedro Jasso y la marcha-plantón, mis valedores. Digo marcha-plantón y a la mente se me viene la fina estampa de El Chaparro, benemérito mártir de esas marchas justicieras que  terminaron por arrancarle la vida; y cómo no se la iban a arrebatar, si tan sólo el plantón de 1997 duró un año, dos meses y 15 días.  Mucho plantón para un simple Chaparro que nunca pasó de  burro pedrero y que jamás conoció el lujo de unas herraduras. Víctima siempre de su mala vida, fue bestia de carga y a cada rato me lo hacían guey unciéndolo a la yunta por menesteres del sembradío. Burro en funciones de buey, llevó una vida de perro El Chaparro, válgame.

Siempre al servicio de un amo que fue a su vez víctima de una mala táctica de lucha por la justicia, El Chaparro tuvo que hacer un viaje desde San Luis Potosí hasta esta ciudad capital con un solo propósito: buscar aquí, con el señor de Los Pinos (¡imagínense!) una justicia que no encontró en las autoridades locales contra la acción arbitraria y depredadora de caciques que invaden tierras en la comunidad de San Juan de Guadalupe y anexas. Buscar justicia en el DF. Ilusos, El Chaparro y Jasso, en ese orden…

El burro hizo el viaje por carretera, arrastrado y penoso porque, además, vino cargando a don Pedro a cuestas, qué vida la de El Chaparro. La de algunos Chaparros. Ya de plantón en el zócalo, el asno tuvo que soportar soles, fríos, tormentas, desdén presidencial, amenazas de autoridades, la   fuerza pública y la curiosidad de turistas que me lo fotografiaban de frente, de perfil, de tras cuartos y ya por arriba, y ya por abajo (mexican curios), para regresar a su tierra con las manos (las pezuñas) vacías. Obvio, con esa estrategia obsoleta, ya rebasada.

Y de nuevo a sudar: ya de burro, ya de buey, burro y buey viejo y enfermo, pasmado del lomo y, cierto estoy, también del espíritu, donde cargó con la derrota, y reflexionando (si es que él sí haya logrado pensar) que de qué canacos sirvió sacrificio tan cruel, si los humanos no escarmentamos. Y fue así como le llegó la única bendición de su vida: perderla. Mis valedores:

¿Se parece o no a tantos de nosotros, dicho esto con el debido respeto (para El Chaparro)? Achaques, derrotas, mataduras, muy poca comida para tanto trabajo, y tan mal pagado, y  un futuro renegrido, con la muerte como liberación.

El Chaparro ya no lo acompañó. Fiebres, cólicos, una noche de agonía y un despertar en el otro mundo, el de los borricos. Y ya. ¿Y ya? No, que eso sería injusto para un luchador social. Yo, apenas supe su fallecimiento, me puse a entonar la presente endecha de ese que se nos torna símbolo de tantos mexicanos.

Pero anden, a seguir desdeñando el poder ciudadano que lograríamos con la organización celular autogestionaria, y poner futuro y esperanzas, individuos y comunidad, en la mega-marchita. Porque en manos de un estratega bien intencionado, pero ignorante, El Chaparro fue enviado a la guerra sin más fusil que el que le facilitó Madre Natura, con él tan pródiga. Hoy, ¿habrá símbolo más justo del ánima colectiva, siempre sufriente y delegando siempre nada menos que en su opresor?  El Chaparro, mexicano de lucha tan justa cuanto impotente y estéril como su muerte; ese benemérito irracional en el que me reconozco y reconozco a tantos Pedros Jasso y tantísimos borricos como yo. El Chaparro. A su memoria. (Qué más.)

Chaparros

El legendario comunero potosino Pedro Jasso, 91 años de edad, marcha una vez más rumbo al Distrito Federal.

Una de las tantas marchas, que se tornaron paradigmáticas, la realzó hace unos cuatro años. ¿Recuerdan ustedes las marchas-plantones de don Pedro Jasso? ¿Recuerdan aquellos plantones épicos que mantenía el potosino para exigir justicia de las autoridades correspondientes con la devolución de unos terrenos que atrabiliarios de la región le habían arrebatado en alguna ranchería de San Luis Potosí? Los antecedentes:

Por exigencias de justicia, repito,  don Pedro se desplazó desde San Luis Potosí hasta esta ciudad capital. Sus plantones en el zócalo causaron expectación, y lo más llamativo: que don Pedro se hacía acompañar de El Chaparro, no uno de los 112 y medio millones de chaparros que habitamos este país, sino un burro con ese nombre: El Chaparro. ¿Resultado de la gestión de don Pedro Jasso,  que acostumbraba mantenerse en plantón a lo largo de  meses, de años, en el zócalo capitalino? De justicia, nada consiguió,  pero sí la muerte del muy Chaparro, que no pudo sobrevivir al enésimo plantón. Lástima.

Lástima, sí, pero como ese fruto dulcísimo de la justicia no se lograba, ni la autocrítica funcionó en el protestante don Pedro Jasso, los plantones siguieron una y otra vez, meses y años, ahora con El Chaparro junior, y más tarde con el nieto de El Chaparro original. Muchos plantones, ¿y la justicia? De justicia, cuál, y al paso del tiempo, de los plantones y del propio don Pedro Jasso no se volvió a saber. Y a otra cosa.

Pues sí, pero yo, reflexionando en su frustrada táctica de la marcha-plantón, pensé: una buena herencia nos legaron don Pedro Jasso y El Chaparro, para quien quiera entender: esos que proyectaban su propio plantón ya escarmentaron en burro ajeno. Maestros, estudiantes del CGH, militantes de la APPO y del Mexicano de Electricistas, en fin,  ya se miraron en ese burro. En ese espejo, más bien. Saben ya, por la historia y la realidad objetiva, que no es con plantones ni marchas, en burro o a pie, como el agraviado va a conseguir la justicia. Ya pudieron comprobar que la marcha-mitin es sólo un medio de dar a conocer nuestro problema, y que de ahí hay que pasar a la siguiente etapa en las  formas de lucha contra el adversario histórico. Que la marcha-plantón es un medio, no un fin.

Pues sí, pero no, que una y otra vez, la noticia y las fotos: “Integrantes de organizaciones campesinas (u obreras, o estudiantiles) se manifiestan frente a la Secretaría correspondiente en demanda de justicia”. Válgame.

¿Y la moraleja de la marcha plantón de don Pedro Jasso nada les dice? ¿Y así intentamos salir del laberinto de Creta donde nos encerró un Sistema de poder que no es aliado histórico nuestro, y al que es inútil exigir? Nada nos dijo la lección de don Pedro y su Chaparro, porque un día sí y el otro también, debajo de la noticia, la foto, y en ella, ¿pasan ustedes a creer?, El Chaparro por delante, encabezando el plantón. Detrás, todos los Pedro Jasso de cerradas entendederas que se niegan a aprender. Y créanme…

En la lucha contra un Sistema que así nos oprime, y en su caso llega a reprimir, todos somos combatientes y todos somos aliados. En la estrategia estamos de acuerdo quienes buscamos el cambio histórico de Sistema. En la táctica disentimos, que para lograr ese cambio de nada nos van a servir cuantas marchas, plantones y exigencia llevemos a cabo contra un Sistema que “ni los veo, ni los oigo, y háganle como quieran”. (Sigo mañana.)

¿Y los instintos?

El de conservación, por ejemplo. Salvaguarda esencial del antropoide, tal pulsión instintiva se nos empozó en el inconsciente y, atenta siempre y siempre vigilante, en la situación de peligro salta como rayo en seco, y venga el disparo de adrenalina, y entonces…

Pues sí, ¿pero qué ocurrió con nuestro instinto de sobrevivencia? Recuerdo, a propósito, el caso de la Bicha y el Rosco, mininos que aceptan vivir bajo mi techo y al amor de mi gente, tan amorosa con ellos más que conmigo. Mansos de corazón, medio día se la pasan remoliendo croquetas y el otro medio durmiendo entre ronroneos, y todavía se dan tiempo para condescender, si traen el humor a modo, con arrumacos como esos con los que los incomodan Ariel  el güerejo y la jovencísima Mayahuel de las zarcas pupilas, ella tan hermosa que en ratos creo que lo hace a propósito. Luego de permitir a lo displicente que les soben los lomos, la Bicha y el Rosco tornan al sueño, y la paz. Apenas oscurezca van a escabullirse por la azotehuela hasta las vecinas azoteas, y entonces sí, a participar en la zanfranza de orgías nocturnales con los congéneres del vecindario, y a convertir la azotea de mi habitación en campo de amor, guerra florida, torneo galante y territorio iraquí que invadieron gatazos atrabiliarios, que hagan de cuenta Bushes, Obamas y demás autores de miles de muertos, dañeros felinos que producen una dolorosísima ración de sangre, cadáveres, llanto y desolación; como en Iraq, en Afganistán, en México. Porque así aman los gatos en mi azotea, muy al estilo del macho mexicano: de noche, a oscuras, validos de la sorpresa, el asalto, la viva fuerza y garras y colmillos. Lo dijo el poeta:

“Los gatos erizan el ruido y forman una patria espeluznante”.

¿Algún episodio más allá de lo cotidiano y doméstico podría acontecer con los animalillos caseros que habitan  en esta su casa (la de ellos), conmigo como el servidor de los dos? Pues aquí lo asombroso, que me ha llenado de estupor y cavilaciones. El día de autos (óyelo),  solicitada telefónicamente la presencia del veterinario, el susodicho acudió a aplicar a los dos gatos su respectiva ración de vacunas contra rabia, sida, moquillo, papiloma humano y cáncer de mama. La Bicha y el Rosco, entretanto, dormían acá arriba, sobre la mesa donde redacto estos párrafos, engarruñados entre alteros de carpetas, libros de consulta y mi libro de oraciones que, por pudor, he camuflado con fotos pornográficas en las carátulas. Desde mi estudio no se alcanza a ver la puerta de entrada y el veterinario no tuvo necesidad de tocar el timbre, que ya el Arieluco lo estaba esperando. En llegando el veterinario subieron Mayahuel y el güerejo y con la naturalidad de costumbre tomaron en sus brazos al par de mininos, y mis valedores:  fue entonces.

Dos, tres pasos, dos, tres escalones de la escalera que baja hasta el rincón del corredor donde aguardaba, invisible a nuestra vista, el veterinario, y de repente los animalejos revolviéronse entre los brazos, y que se encrespan y se acalambran, tirando arañazos, bufidos y tarascadas. ¿Y estos? En mala hora acudí en auxilio de la de las zarcas pupilas: de la Bicha que sostenía en brazos recibí furibunda ración de arañazos, tatuajes de hemoglobina. ¡Refuerzos!  Acudieron Aída (tú, la de todos los días), doña Lupe con todo y mandil y un ayudante del veterinario con experiencia previa, que había sido granadero y experto en amansar antorchistas y pancho-villistas.  Y a repartirse con nosotros los arañazos. (Esto sigue mañana.)

La marcha, el mitin, el dogma…

La cultura política, mis valedores.  De extenso análisis sobre formas de lucha social que me proporciona el maestro entresaco estos párrafos que juzgo aleccionadores para hoy y el futuro.

Cuando se analizan científicamente la fortaleza y la debilidad de un enemigo se puede ubicar sus  puntos vulnerables. Entendamos que su fortaleza es directamente proporcional a nuestra debilidad. Hay que autoanalizarnos para detectar lo que nos torna débiles.

El enemigo histórico de nuestro cambio social  aplica una forma de control y dominio con excelentes resultados: infiltra en los movimientos sociales formas de lucha ineficaces y obsoletas. Una vez introducidas en el imaginario colectivo se enraizan a nivel de dogma incuestionable, con lo cual cobra vida propia: muchos luchadores sociales, con su falta de lucidez,  se encargan de reproducir las concepciones que pretenden combatir. Logrado este fenómeno enajenante, los agentes gubernamentales solo necesitan darle “mantenimiento” a su concepción inoculada en el movimiento social.

Los movimientos sociales han caído en su trampa estratégica, de la que deriva gran parte de sus derrotas. El razonamiento estratégico que repetimos de forma  consuetudinaria se sintetiza en la siguiente fórmula: razón+ legalidad + consenso popular = triunfo. El planteamiento es sencillo: si tenemos la razón, la ley y el apoyo popular, el resultado inequívoco es el triunfo. A nuestra estrategia el gobierno le opone esta síntesis: poder económico,  político y armas = triunfo. La razón desarmada no ha podido, hasta hoy, derrotar al  poder armado. (Cuando hablamos de armarse no nos  referimos a las armas de fuego sino a crear sistemas de lucha pacífica superiores a  tales las armas.)

Durante décadas se han creado “conjuros mágicos”; se pregonan slogans en la creencia de el grito desgarrador de esas frases es suficiente para ganar. Nuestros conjuros no han logrado hacer daño, porque “Los muertos no se entierran solos”. No basta con “satanizar” a un enemigo poderoso para vencerlo. Las palabras carentes de fuerza motriz debidamente organizada y dirigida científicamente en el combate no producen triunfos históricos. (Tomar nota.)

En nuestras marchas enarbolamos como pregón mágico  la consigna “el pueblo unido jamás será vencido”. Sin embargo no se entiende que para que el pueblo se una no basta un pregón que produzca el milagro. El pueblo no se va unir por si solo ni con gritos, sino con estrategias y tácticas científicas avaladas con un trabajo eficiente y constante.

A La marcha-mitin se le ha cambiado su función objetiva de denunciar un problema, una inconformidad,  y preparar a las bases combatientes para pasar a formas de lucha especificas de su área de operación que sean el todo de la lucha. Al convertir la marcha-mitin en el todo y enraizar tal creencia a nivel de dogma irrebatible,  hemos quedado desarmados.

¿Por qué la eficacia de la marcha-mitin no se cuestiona a pesar de haber demostrado una y otra vez sus limitaciones, y en los casos determinantes su inoperatividad como arma contra la injusticia? Porque se nos ha vuelto un dogma. Algunos de nuestros propios compañeros revolucionarios han caído, han sido seducidos por este recurso fácil. Al tornar la marcha-mitin en el todo de la lucha desnaturalizamos su función práctica, la volvemos liturgia secular, peregrinación que grita conjuros que van a realizar el milagro de vencer a nuestro enemigo histórico. Con el tiempo los marchistas-peregrinos se desencantan y … (Sigo después.)

El vecino rapaz

 Esos republicanos de cartón alegan la fuerza y el tamaño como derecho divino nuevo, y destino manifiesto e imperio natural e irresistible que les autorice a salir de bandidos por el mundo embolsándose pueblos como se embolsaban castillos los condes feudales. (José Martí.)

El presidente de EU John A. Adams, en tanto, afirmaba de Cuba:  “Una vez separada de España y rota la conexión artificial que la liga con ella, Cuba es incapaz de sostenerse por sí sola, tiene que gravitar necesariamente hacia la Unión Norteamericana, a la cual le será imposible dejar de admitirla en su seno”.

Cuba y la inquina imperial: en 1967 John Kennedy trata someterlo; sus mercenarios desembarcan en Bahía de Cochinos, y los cochinos son vencidos a lo estrepitoso. Kennedy inicia un prolongado bloqueo contra la Isla que la hunde en una prolongada crisis económica. Hoy Obama insinúa  revisión al bloqueo.

Pero no sólo Cuba. En Chile, en 1973, R. Nixon financia a mercenarios y militares chilenos de ultraderecha, y con ellos derroca y asesina al presidente constitucional, Dr. Don Salvador Allende.  Para luego desatar una violenta represión contra todo lo que huela a oposición y allendismo, con resultado de millares de muertos y desaparecidos. Argentina.- En 1982, el gobierno de EU brindó importante apoyo logístico a los ingleses de la Thatcher en la Guerra de las Malvinas, con todo y que en 1823 había creado la Doctrina Monroe y más tarde establecido tratados con Argentina que garantizaban el resguardo continental.

Panamá. En 1989, EU arroja sus fuerzas militares contra Manuel Antonio Noriega, dictador de Panamá, al que trasladan a una prisión gringa. El costo de la invasión en vidas humanas: entre 3 y 7 mil 500 civiles.  En 1803 EU arrebató a Francia el territorio de Lousiana. En 1819, ya se había apoderado de Oregon y La Florida. Por cuanto a Texas, lo ocupó en 1836, y dos años más tarde lo cercena de nuestro país para anexarlo a su territorio. Después nos serían desgajados California y Nuevo México. El total de las tierras hurtadas por EU a sus vecinos triplicó la extensión original de su territorio.

Granada.- En 1982, Estados Unidos intervino militarmente en la isla, en una invasión tan breve como cruenta, donde se causaron muertes de civiles.  Libia.- En 1986 sufrió ataques aéreos por parte de EU, muriendo con la población civil uno de los hijos del líder libio Al-Gadafy. Hoy Obama la desangra otra vez..

Japón. En 1945, cuando finalizó la 2ª. guerra mundial, el presidente Truman, el tercero  más impopular después de Nixon y G.W. Bush, perpetró 2  ataques atómicos sobre ciudades civiles japonesas, matando directa o indirectamente a más de 500 mil civiles. Corea.- En 1950, EU entró en guerra con Corea del Norte, provocando gran cantidad de crímenes contra la población  civil. Quince años más tarde invadía Vietnam y atacaba militarmente a los norvietnamitas, iniciando una guerra de más de 10 años, en donde el Pentágono de EU empleó terribles armas de destrucción masiva, como el napalm.

Servia.- En 1999, durante 60 días aviones de la OTAN, encabezados por fuerzas de EU, bombardean de manera ininterrumpida Servia y Kosovo. Destruyeron edificios y puentes, y causaron numerosas bajas en la población civil.

Y los ataques a Timor Oriental, y la sañuda labor de los contras en Nicaragua financiada y apoyada por EU, y la desestabilización de gobiernos, economías y finanzas por parte de la CIA en prácticamente todos los países del orbe. Iraq, Afganistán, Guantánamo. (Perros de guerra.)

Obama y los perros de guerra

Y yo pregunto, mis valedores: ¿por fin va a cumplir Obama su promesa de cerrar Guantánamo como centro de reclusión de presuntos terroristas? Porque los torturadores ya lograron arrancar a los prisioneros el rastro de Osama Bin Laden y, según esto, el Enemigo Público No. 1 de Norteamérica ya fue asesinado. ¿Entonces? ¿Guantánamo ya para qué? ¿No es hora de que Barack Obama haga honor a su promesa inicial y para siempre clausure esa llaga purulentosa en el territorio de Cuba? Una historia en dos párrafos:

En 1898 la flota de guerra de EU. bloquea la Isla, a lo sorpresivo invade Santiago de Cuba y se apodera de la bahía de Guantánamo. Años más tarde lo comentaba Manuel Sanguily: “Dije entonces: ¡Los invasores ya han visto  Guantánamo: jamás renunciarán a su posesión! ¡Y la bahía de Guantánamo, señores senadores, ya es de los Estados Unidos!”

Sí, que en la nefasta (para Cuba) Enmienda Platt lo asentó el invasor: “Para poner en condiciones a EU de mantener la independencia de Cuba y proteger al pueblo de la misma, así como para su propia defensa, el Gobierno de Cuba venderá o arrendará a los EU. las tierras necesarias para carboneras o estaciones navales en ciertos puntos determinados que se convendrán con el Presidente de los Estados Unidos…” Carboneras, dijo.

Guantánamo y la protesta popular. Cierta noche de marzo de 1901, en La Habana, 30 mil manifestantes se echaron a la calle. Antorchas, banderas, estandartes, proclamas: “¡Nada de carboneras! ¡Nada de mutilar el territorio nacional!¡Viva Cuba libre, nada de carboneras!” Y la respuesta de Platt, el autor de la Enmienda: “O aceptan todos y cada uno de sus artículos, o de inmediato y hasta que los acepten ocupamos la Isla”.

El analista Toste Ballart: “La base naval norteamericana en la bahía de Guantánamo, hija de la Enmienda Platt, ha desempeñado un importante papel en la política agresiva imperialista; su estratégica posición geográfica facilita la rápida movilización táctica de tropas intervencionistas hasta diferentes puntos de las Antillas y Centroamérica, como en la invasión de Santo Domingo, en 1965, para aplastar el levantamiento constitucionalista. Parte de las tropas de EU movilizadas para dicha operación procedían de la base de Guantánamo”. Territorio cubano y campo de tortura del vecino imperial donde  aplica tratos inhumanos y degradantes a prisioneros de más de 40 países que mantiene de forma ilegal. Es Obama. Es Guantánamo.  Y sigue la historia.

“Cuba para España mientras no sea de EU. Para los cubanos, nunca”.

Tal afirmaba en 1783 John Adams, presidente de EU. “Las islas del Caribe constituyen apéndices naturales del continente americano. Cómo resistir la convicción de que la anexión de Cuba será indispensable para la continuación de la Unión”.

Ese fue, desde el siglo XVIII, propósito de Norteamérica, y desde entonces ha actuado para lograr sus propósitos expansionistas. En 1812, “un mapa de los Estados Unidos levantado por el Gobierno norteamericano no sólo incluía los territorios mexicanos de Texas, Nuevo Santander, Coahuila, Nuevo México y parte de Nueva Vizcaya y Sonora, sino también la Isla de Cuba, como parte natural de la República”.

Cuba y la política de la “fruta madura”, proclamada por el presidente John Adams: “Estas islas por su posición local son apéndices naturales del Continente Norteamericano (sic) Cuba ha venido a ser, por una multitud de razones, de trascendental importancia para los intereses políticos y comerciales de nuestra Unión”. (Mañana.)

¿Y la conciencia de enemigo histórico?

¿Encapuchada también? Mis valedores: ¿recuerdan ustedes a Marcos, el subcomandante del Ejército Zapatista de Liberación Nacional? ¿Se acuerdan de aquel 1º. de enero de 1994 que fue el de la insurgencia indígena en Los Altos de Chiapas contra el Tratado de Libre Comercio que Washington nos impuso con la modesta colaboración de Salinas? En su Primera Declaración de la Selva Lacandona el EZLN se arropaba en el 39 Constitucional:

“La soberanía nacional reside esencial y originariamente en el pueblo. Todo el poder público dimana del pueblo y se instituye para beneficio de éste. El pueblo tiene, en todo tiempo, el inalienable derecho de alterar o modificar la forma de su gobierno”.

A renglón seguido sintetizaba la conciencia del  enemigo de ese cambio històrico que con urgencia necesitamos, y que si no lo hacemos nosotros nadie lo harà en nuestro nombre:

Por tanto, en apego a nuestra Constitución, emitimos la presente al ejército federal mexicano, pilar básico de la dictadura que padecemos, monopolizada por el partido en el poder y encabezada por el ejecutivo federal que hoy detenta su jefe máximo e ilegítimo, Carlos Salinas de Gortari. Perfecto.

Perfecto, sì, pero de pronto resulta que hoy, 17 años más tarde, Marcos reaparece con la oferta al Sindicato Mexicano de Electricistas de reforzarle la mega-marcha que forjarìan los sindicalistas a quienes la insensibilidad del beato del Verbo Encarnado arrojó a la calle, con una marcha “humilde, pequeñita, según el alcance de nuestras posibilidades”. Yo, una vez enterado de la noticia, redacto el presente mensaje:

Marcos, presente: ¿conque hasta allá hemos llegado? ¿Hasta el grado de ¡e-xi-gir! al tigre que por amor a nosotros se vuelva vegetariano? ¿Ya olvidamos, acaso, que al enemigo se le vence, no se le exige? ¿Pues que, tan pronto extraviamos esa conciencia de enemigo històrico que estipulò el documento del 1º. de enero de 1994? Recuerde Marcos, el texto:

Como nuestra última esperanza, después de haber intentado todo por poner en práctica la legalidad basada en nuestra Carta Magna, recurrimos a ella, nuestra Constitución, para aplicar el Artículo 39 Constitucional.

Por tanto, en apego a nuestra Constitución, emitimos la presente al ejército federal mexicano, pilar básico de la dictadura que padecemos, monopolizada por el partido en el poder y encabezada por el ejecutivo federal que hoy detenta su jefe máximo e ilegítimo, Carlos Salinas de Gortari.

¿Y ahora, subcomandante, resultamos marchistas? ¿Olvidamos el resultado de la estridente y muy bien promocionada mega-marcha de los 1,111 que Fox, en el sexenio anterior, les permitiò realizar desde Chenalhò y Oventic hasta el recinto legislativo de esta ciudad? Remate de su peregrinaje, la Comandante Ramona, hoy difunta, arrojò al rostro de los legisladores un soberbio catàlogo de agravios. ¿Y? ¿De que sirvió el mega-desfile? Con un tanto así de autocrìtica podrìa usted llegar a la conclusión: de nada sirvió, sin màs. Porque la marcha es necesaria, pero insuficiente; vale para crear conciencia de una situación injusta para nosotros, pero hasta ahì,  porque la “movilización” es un medio, no un fin.

Ah, pero hoy reculamos hasta finales de los 50s’, cuando maestros y ferrocarrileros tomaron la vìa pùblica para ¡e-xi-gir! a Lòpez Mateos. ¿Nada  nos dicen los nulos resultados de aquellas movilizaciones?

No, subcomandante, los ideales no caducan, ni los principios, ni los valores, ni la lealtad. No en un varòn enterizo. porque… (Sigo después.)

Beatitud

El presente, mis valedores, es un recado para el flamante beato Juan Pablo II. Mister amigo de México:

Comienzo, señor, con la aclaración para mí indispensable: por más que unos intereses nebulosos me lo hayan empericado allá, en la mera cumbre de unas honras que para mí siempre serán honras fúnebres, ya hoy sea  beato y mañana santo  usted nunca ha sido ni nunca será santo de mi devoción. Beato señor:

Antenoche soñé que la aureola todavía con la etiqueta de fábrica, usted  se me quedaba viendo con un fulgor de sorna en los ojos, y que  se burlaba de mí con la frasecita que me hincha los hígados:

“Haiga sido como haiga sido” yo ya ando acá arriba. Ese fue el primer milagrito con el que me estrené de beato, cómo la ves.

A ver, a ver: ¿de veras se siente beato? ¿Desde cuándo, señor? ¿Cuánto le vino costando  la beatitud?   ¿No le provoca un tanto así de verguenza saber que  a los altares lo encaramaron la mercadotecnia y unas jugadas de ajedrez, de pizarrón,  para dar en muchos sentidos respiración artificial a la institución clerical con la que en el siglo IV sustituyeron al cristianismo Constantino y su reverenda madre, la  Santa Elena?

Porque no se engañe, señor, no pretenda engañarnos: no fueron sus méritos personales de histrión mundial los que lo treparon en las alturas, sino unas circunstancias perfectamente mundanas. Hablando en plata, la del Banco Ambrosiano que usted manipuló con el electricista Walesa en la mente: este de la beatitud es un milagro de la Casa Blanca y una treintena de mega-ricos aborígenes, de la industria del periodismo y, por supuesto, de la sotana y la capa pluvial. ¿Que tienen más mérito para la aureola don Sergio Méndez Arceo, don Samuel Ruiz y tantos beneméritos de esa Teología de la liberación que usted intentó asesinar a mansalva? Ahí está, si no,  monseñor Oscar Arturo Romero, santo sin aureola de sololoy; pero no, que en su momento, desde el púlpito y con la diestra sobre la Biblia, lo proclamaron los Norberto Rivera, Sandoval Iñiguez, Onésimo Cepeda, Carlos Aguiar y cofrades:

Oscar Arnulfo es un peligro para México…”

A mí, beato señor, inadvertida me pasaría su aureola sietemesina si no fuese porque estudio la historia, esa estrella polar que me guía y advierte: cuidado, mucho cuidado, que este beato pudiese tratar de “legitimarse” y en el objetivo imposible acudir a la más audaz, temeraria e imprudente de las medidas públicas: arrojar el Estado a  una guerra contra evangélicos, adventistas o puritanos tardíos, si alguno encuentra a su paso. ¿Así piensa desangrar los dineros de El Vaticano para financiar una guerra insensata? Una vez que su guerra particular amenace con ahogar en tsunamis de sangre, lágrimas y dolor todo El Vaticano, ¿piensa disfrazar el horror de la cotidiana masacre con el eufemismo de “lucha”? Qué regazón de cadáveres, qué sembradío de fosas clandestinas  irían a cubrir el territorio de El Vaticano…

Finalmente, señor: cuando ya con el tercio no se levante, ¿sería capaz de violar una vez más las leyes del Estado y viajar hasta mi país con el solo propósito de suplicarle al señor de Los Pinos que le haga el milagro, y se lo implore con ruegos tan  lastimeros y lastimosos como estos:

“Padre santo, estamos sufriendo por la violencia. Ellos, los habitantes de El Vaticano, lo necesitan más que nunca; estamos sufriendo. Lo estaremos esperando”.

¿Será usted capaz, santo beato impostor? Lo dudo. Después de todo es usted, cuando menos, un  varón enterizo. En fin. (Laus Deo.)

No beatos: mártires

“Esos hombres eran moralmente superiores porque cada uno era capaz de sentir gran amor por la humanidad”.

El crimen fue perpetrado por el capitalismo (Chicago, 1º. de mayo, 1886) contra un grupo de obreros que en su lucha por la jornada laboral de ocho horas y un pago salarial menos injusto aventaron su vida en prenda y alcanzaron el rango de mártires: August Spies, George Engel, Albert R. Parson, Adolph Fisher y Louis Lingg. Rumbo al patíbulo, sus palabras:

Sus leyes están en oposición  a la naturaleza y con ellas roban ustedes a las masas el derecho a la vida, a la libertad y al bienestar.

Del enemigo histórico: Creen tener derechos sobre todas las personas, sus vidas y su libertad, aun el derecho a asesinar a quienes les son incómodos, cuando son diferentes, cuando no son parte de la amorfa masa o rebaño servil. ¡Tiempo llegará en que nuestro silencio será más poderoso que las voces que hoy estrangulan ustedes!

Aquel primero de mayo, dicen las crónicas, amaneció caluroso. Muy temprano salió el sol, dorando los patios de la prisión. En su respectiva celda de condenados a muerte los ocho cautivos aguardan el patíbulo. Un ruido de cerraduras marca el final. Spies detiene su ambular de león enjaulado. “¿Ya es hora?”, pregunta. “Vamos afuera”, dice uno de los celadores, mostachos grandes e hirsutos. En la celda de Parsons el que comanda el grupo de celadores ordena: “Vamos afuera”.

Así pues, llegó la hora de la verdad. Vamos”.

Louis Lingg, por su parte, en el momento en que lo conducían fuera de la celda, comenzó a decir: “No es por un crimen por lo que nos condenan. Es por…” Y guardó silencio. Cinco de los ocho anarquistas condenados a la horca por la justicia de Illinois habían sido concentrados en un saloncillo de la prisión federal, no lejos del “portón de entrada” (Para ellos nunca más “portón de salida”). Los cinco condenados a muerte se miraron, ligeramente pálidos, pero tranquilos. “Salud, compañeros”, dijo uno de ellos. A la palabra “salud”, los otros intentaron una sonrisa. “¿Listos?”, preguntó el celador de los grandes mostachos. “Listos”, contestó Spies.

“No es por un crimen por lo que nos condenan”, repitió Lingg. “Nos condenan por nuestros principios. Pero yo desprecio su…” Guardó silencio. Afuera sonaban las 10 de una mañana caliente en Chicago. Ya ante el patíbulo, Lingg iba a completar su mensaje final: “No es por  un crimen por lo que ustedes nos condenan; es por nuestros principios. Desprecio a todos ustedes; desprecio su orden, sus leyes, su fuerza, su autoridad. ¡Ahórquenme!”

Antes de morir, Engel: “Las leyes de ustedes están en oposición con las leyes de la naturaleza, y mediante ellas roban a las masas el derecho a la vida, a la libertad y al bienestar. ¡Estoy listo!”

“Pueden ustedes sentenciarme –Spies-. Pero que al menos se sepa que en Illinois ocho hombres fueron sentenciados a muerte por pensar en un bienestar futuro, por no perder la esperanza en el último triunfo de la libertad y la justicia”.

“Si la muerte es la pena correlativa a nuestra ardiente pasión por la libertad de la especie humana –Fischer-, entonces yo lo digo muy alto: ¡dispongan de mi vida!”

Parson, al pie de la horca: “Sobre el veredicto de ustedes quedará el veredicto del pueblo, para demostrar las injusticias sociales de todos ustedes, que son  las que nos llevan al cadalso. Pero quedará el veredicto popular para decir que la lucha social no ha terminado por tan poca cosa como es nuestra muerte”.

No beatos:  mártires. (A su memoria.)