Mega-marchitos…

Los maestros esta vez, mis valedores. Y cuántos desaprensivos, mala fe o ignorancia, repiten su catálogo de reproches con esto de que el maestro, por su condición de “guía de la niñez” y  “apóstol de la enseñanza”, debe restringir su labor al recinto escolar y no andar malgastando un tiempo que pertenece a  la educación del alumno en confrontaciones, escándalos y agitaciones contra las autoridades por algo tan deleznable como las  reivindicaciones salariales. La reflexión de Aníbal Ponce:

¡Lucha frontal contra la condición de apóstoles! Sí, contra la versión de un apóstol sufrido y candoroso que soporte tranquilo la miseria y el hambre, porque cuanta más hambre y miseria más diáfano será el apóstol: he ahí un ideal del maestro mexicano que la burguesía tiene particular interés en difundir…

Elocuente, a reserva de opiniones en contra, con una aclaración pertinente: tales conceptos fueron vertidos por el autor en su estudio sobre Educación y lucha de clases, fechado en 1937. ¿A la distancia de 74 años habrán perdido vigencia y actualidad semejantes conceptos? En alguna otra sección de su estudio:

En directo contacto con las masas populares sería peligroso que el maestro llegara a comprender que también es un obrero como los otros, explotado y humillado. ¡Qué procedimiento más refinado, en cambio, convertir su propia miserable situación en la virtud más excelsa de este venerable “instrumento del Eterno”!

Pero año con año, y cómo pudiera ser de otro modo, los maestros repiten su ritual. Cada 15 de mayo las secciones magisteriales de aquí y allá se congregan puntualmente en esta ciudad capital y reproducen, cadaverina y formol, sus tácticas de combate: marcha, plantón, e-xi-gen-cia. ¡Esa beligerancia de la Coordinadora! ¡Esas tácticas!

Dogma, rutina, extravío de la memoria histórica. “En el caso de los movimiento sociales ni siquiera los propios grupos que fungieron como actores principales escapan a estas carencias y deformaciones. A través de contactos personales con maestros de primaria del DF, afirma la investigadora, me he convencido de que ignoran casi completamente, sobre todo los jóvenes, todo lo sucedido hace unos año, y que sus juicios al respecto, cuando los tienen, generalmente carecen de sustentación y se limitan a manifestar su simpatía o antipatía para con los líderes del movimiento”. Sin más. Y al plantón, a la toma de la vía pública, a e-xi-gir a quien ni los ve ni los oye, lástima…

Las causas de su lucha son válidas, son legítimas, pero siendo sus demandas tan justas y tan marginado el maestro, ¿por qué ese estreñimiento mental a la hora de crear estrategias válidas, efectivas? ¿Por qué extravió, de haberla tenido alguna vez, la memoria histórica? Porque ahí están, elocuentes, aquellas estrepitosas movilizaciones de fines de los 50s. ¿Con ellas lograron generar para el gremio magisterial un logro así de pequeño?  La noticia de ayer puede calzar la fecha de hoy o del año próximo:

“Ante el temor de ser desalojados de los inmuebles del SNTE, los maestros de la Coordinadora colocaron trincheras con bultos de arena y estructuras metálicas frente al inmueble sindical”. Esto, mientras la mayoría había regresado a sus lugares de origen. Con las manos vacías. Como siempre, desde aquellas fragorosas contiendas que al final de la década de los 50s. sostuvo el magisterio, lado a lado de telegrafistas, ferrocarrileros y otros gremios beligerantes. ¿Y? ¿Cuál fue el resultado más allá de la cárcel para sus dirigentes? (Sigo después.)

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