Pantano de Chuchos

¿Qué tanto hace el coordinador de los senadores del PRD, Carlos Navarrete, en la Sec. de Gobernación? Ya  parece su segunda casa…

Es la ironía del matutino frente a los Chuchos de Nueva Izquierda, colaboracionistas del Sistema de poder. Y cómo pudiera ser de otro modo, sí ese mercado de compra-venta y alquiler de conciencias viene desde los años 70, cuando Echeverría cooptó a tales mercachifles para con ellos desmantelar desde dentro al Comunista Mexicano, con los últimos restos de las verdaderas izquierdas de nuestro país. Hoy la maniobra se repite con el maiceo de dirigentes de la falsa izquierda atejonados dentro de la mafia apodada Nueva Izquierda, como continuación de la guerra sucia de principios de los 70s. que se trama  frente a nuestros ojos por más que nosotros (carencia de cultura política) le damos muy poca importancia, si no es que nos pasa inadvertida, sin más. La historia:

Una vez perpetrada la masacre del 2 de octubre del 68 el entonces presidente Echeverría se propuso ocultar ante los ojos de las masas sociales todos los logros alcanzados por la vertiente popular-estudiantil del 68. Para lograr sus propósitos inició la maniobra de borrar, diluir o distorsionar de la conciencia colectiva la memoria histórica y al propio tiempo desmantelar las fuerzas de oposición. Pero ocurría que ni el gobierno ni el PRI, tenían la más mínima credibilidad ante las masas sociales. Echeverría, entonces, acudió a dirigentes del Comunista Mexicano como Heberto Castillo,  Arturo Martínez Nateras, Arnoldo Martínez Verdugo, Gilberto Rincón Gallardo y demás dirigentes del movimiento confinados en cárceles del país, todos con un enorme ascendiente sobre las masas sociales.  Echeverría, por medio de enlaces diversos les ofreció plata o plomo, y ante tal disyuntiva los dirigentes honestos fueron destruidos: muerte, prisión, desaparición, pero muchos más se dejaron cooptar por LEA, que a la promesa gubernamental de la “apertura democrática”, agregó a los flamantes colaboracionistas a intelectuales como Fernando Benítez, Carlos Fuentes, Octavio Paz,  y tantos otros intelectuales orgánicos.

Algunos de Nueva Izquierda, como  el Chucho Ortega, proceden del Partido Frente Cardenista de Reconstrucción Nacional, el desacreditadísimo  Ferrocarril, cuyo dirigente, Aguilar Talamantes,  queda en la historia de la picaresca política como el estereotipo del pragmático-utilitarista que desde el partido vende o alquila sus servicios al mejor postor. La historia se muerde la cola:

Eso que ocurre hoy  en el PRD ya se prefiguraba en la Convención Nacionalfrancesa de 1892 como resultado de la revolución de 1789. El grupo más reducido fue el de los jacobinos, radicales encabezados por Robespierre, que desde la izquierda en los asientos  del Congreso intentaban hacer realidad los postulados revolucionarios; más del doble de delegados pertenecía a la corriente de los girondinos, tibios e instalados en el centro del espectro político (los estudiosos lo afirman: en la política el centro es imposible porque se está con las masas o con el explotador), en tanto que más allá de convicciones personales o los principios estipulados en su declaración de principios y programas de acción, una mayoría de delegados conocidos como La llanura o El pantano se añadían al partido más fuerte en la coyuntura política. Mis valedores: ¿identifican a los radicales, a los girondinos y al “pantano” dentro del PRD? Por cuanto a los talamanteros frente al gobierno de Carlos Salinas… (Eso, mañana.)

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