¿Cuántas muertes más?

Isabel Ayala Nava, viuda del guerrillero Lucio Cabañas, ultimado hace 36 años por las fuerzas del gobierno, fue asesinada junto con Reyna, su hermana, por un comando armado que las balaceó el pasado 4 de julio en Xaltianguis, Guerrero. ¿Cuántas muertes más?”, clama Micaela Cabañas Anaya, huérfana de Isabel.

¿Fue una casualidad?, pregunta Sara Lovera, periodista. ¿Se trata de un mensaje? ¿Es parte de la confusión política y social en la que vivimos? ¿Solamente se trata de algo más de violencia en Guerrero? ¿Qué tiene que ver con las protestas y el pasado?

A saber. Polvos de aquellos lodos ensangrentados, tal vez. Pero tal desmesura, mis valedores, semejante atrocidad, evidencia la inutilidad de enfrentar con las armas el Sistema de poder, cuando es factible y urgente para el país darnos un gobierno aliado con sólo aplicar esa estrategia adecuada: la organización celular autogestionaria. Aquí el testimonio de alguno de esos magníficos delirantes que apuntan el arma contra el Poder:

 “Te vendan los ojos. Toques de picana. Prueban los límites de tu resistencia teniéndote días sin dormir, y el pozo, golpearte hasta dejarte sin aire para de inmediato sumergirte la cabeza en agua y provocar el ahogamiento. Te cuelgan de helicópteros, pero no te dejan morir. Para ti lo mejor: que te maten. En la tortura te matan muchas veces”.

¿El provecho que el guerrillero, equivocado magnífico,  reporta a las masas populares? Júzguenlo ustedes. ¿El destino que le aguarda?  Terminar como Lucio Cabañas, profesor rural caído en un enfrentamiento con fuerzas del ejército el 2 de diciembre de 1974. Del guerrillero, lástima, sólo quedan la leyenda popular de una enorme valentía personal, una estatua de bronce y el rito de las honras fúnebres.

En Atoyac de Alvarez, una tarde de diciembre del 2002, nostálgicos fieles del insurgente inhumaron sus restos y los fueron a depositar en el punto en que se alzaba el tamarindo a cuya sombra el combatiente se manifestaba contra el gobierno.  Y no más, que tal es el destino de los guerrilleros, ellos que en su impaciencia porque cambien las condiciones calamitosas del país toman un arma y se remontan a la sierra, donde habrán de enfrentarse a un Poder que los rebasa en violencia armada, y que mañana los va a bajar en una bolsa de plástico, si no es que los arrojen en un hoyo de la tierra bruta, y del generoso insensato nadie conocerá el rastro.

Frente a la guerrilla urbana el régimen desarrolla un aparato policíaco basado en Inteligencia Militar que funciona con los métodos usuales de la contraguerrilla urbana: tortura en cárceles clandestinas, desapariciones y muertes “aleccionadoras”: los cuerpos de guerrilleros aparecen terriblemente torturados. (ORPC, 1968-1985.)

Pero los matanceros de ayer serán las reses de mañana, y el tiempo coloca a los hombres en su lugar. Treinta años después de asesinado  Cabañas, dos de los generales que lo  persiguieron tachándolo de bandolero, delincuente y criminal, Arturo Acosta Chaparro y Humberto Quiróz Hermosillo, fueron encarcelados por delitos de narcotráfico. Hoy, el maestro y luchador civil  se mira de frente, en bronce, con el bronce del prócer Juan Alvarez. A treinta años de su muerte a manos de las fuerzas federales, en Atoyac de Alvarez fue recordado con una estatua de bronce, una velada cultural y una marcha cívica. Y la paz.

La paz, sí, pero hoy, mientras tanto, ¿cuántos muertos más?

Rubén Jaramillo, Genaro Vázquez, los hermanos Gámiz, Lucio Cabañas, Isabel y Reyna Anaya Nava (A su memoria.)

¡Sí-se-pú-do!

Esa fascinación, ese abandono de sí mismo que el futbol ejerce sobre amplias masas populares constituye un vasto movimiento de diversión y de mistificación; cumple una función de compensación simbólica y de exultorio. Los capitalismos lo utilizan como medio de adiestramiento gregario y control psicológico de las masas a través de sus reflejos condicionados.

Sigue aquí la transcripción de opiniones, iniciada ayer aquí mismo, de estudiosos que analizan ese fenómeno de enajenación colectiva: el futbol.

“No tenía idea de la explosión de locura que se produce si se encierra en la misma probeta una crisis económica, un desencanto por las instituciones del país, una bolsa de café y una virgen de madera dorada, y esa mezcla se deja desintegrar bajo el sol mojado de los tristes trópicos. Jamás un país me había dado la impresión de estar enajenado en bloque, pasmado entre un pasado ausente y un porvenir ilegible. Si en ese cuerpo enorme y febril se inocula pasión futbolística, la razón se tambalea. En ese organismo en estado de baja resistencia el cáncer del futbol ataca uno tras otro a todos los órganos y los roe ferozmente”.

El deporte por delegación es un fenómeno  de la sociedad industrial de masas, el santo y seña de la sociedad de clases. Las clases altas practican personalmente el deporte  (golf, tenis, equitación, esgrima, polo, etc.); sólo las clases bajas están reducidas al espectáculo pasivo del futbol. La inmensa mayoría del pueblo rara vez toca un balón, y se vuelve espectador pasivo que participa por delegación de los triunfos de su cuadro predilecto, a cuyos partidos asiste a distancia, desde una tribuna, enajenándose en el jugador profesional, al que eleva a la categoría de ídolo.

Separado de la experiencia real, el futbol se convierte en un símbolo abstracto y lejano, en una deformación caricaturesca de la comunicación interhumana, que ejerce una poderosa fascinación y dominación sobre el espectador pasivo.

El futbol constituye para los regímenes reaccionarios un medio de despolitización de las masas, un señuelo para alejar a la juventud de las ideologías. El menosprecio hacia el fanático se evidencia hasta en las condiciones inhumanas que se le hacen sufrir en los estadios, que son lo más parecido que existe a un campo de concentración, donde ni siquiera falta el alambrado de púas.

La comunicación espontánea que se produce en el futbol es del tipo de las multitudes instantáneas que se forman en ocasión de un linchamiento, y no es de extrañar que muy frecuentemente termine violencia.

De súbito, desde las galerías, rompen a rodar las pasiones crispadas, las imaginaciones de fuerza de los insultos, los frustrados deseos semanales, y la multitud de los partidarios sugiere de pronto la imagen de un viejo decrépito que se exaspera en sus vanos esfuerzos por poseer a una adolescente…

La verdadera pasión es fría. El entusiasmo, en cambio, es por excelencia el arma de los impotentes.

Por cuanto a los merolicronistas (radio, TV y prensa escrita): “Tienden a acentuar el carácter estético del futbol. Hablan de estilos y técnicas, pero que no los engañen: sólo intentan crear una seudo-cultura basada en valores irrisorios para uso de las masas a las que no se les permite tener acceso a la cultura. Hacen un serio estudio de algo de lo que nada hay que comentar, aparte de algunas elementales reglas de juego. Pero el futbol es rey, dios, dictador, negocio, enfermedad,  enajenación, manipulación y política. Todo, menos un deporte. (El resto, en otra ocasión.)

El flautista de Hamelín

¿Recuerdan ustedes esa leyenda? ¿La desconoce alguno? Tal pregunté  a los presentes en la pasada emisión de nuestro espacio comunitario de Domingo 6, que se transmite en Radio Universidad. Aquí, de memoria, la síntesis de la leyenda que arranca en el siglo XIII:

La ciudad alemana de Hamelín fue sacudida por una plaga de ratas, y no atinaban los lugareños en la manera de librarse de los roedores. De repente aparece un desconocido que ofreció  la solución del horroroso problema; mediante el pago correspondiente libraría de los bichos a la ciudad.  Los aldeanos se comprometieron al pago, y fue entonces: el fuereño tomó su flauta y comenzó a sacarle unos sones extraños, misteriosos, a cuyo sonido todas las ratas salieron de sus escondrijos y como hipnotizadas se fueron detrás del son. Ya congregada la nata de roedores en derredor del flautista, éste se dirigió hasta el río cercano, y la solución: todos los roedores perecieron ahogados. El  misterioso flautista reclamó su recompensa, pero los payos se negaron a pagarle. Ofendido, desapareció de Hamelín.

Tiempo después, la venganza: mientras los lugareños visitaban el templo,  el personaje volvió a tañer de su instrumento frente a los niños, que hipnotizados al son de la flauta avanzaron hasta el río. Luto general. Llanto y rechinar de dientes.  Cumplida ya su venganza, del flautista nunca se volvió a saber. Queda a cargo de ustedes la posible analogía, con todo y su moraleja, después de que escuchen el tema que hoy les propongo.

La flauta de Hamelín y la manipulación de las masas sociales. La enajenación. “Algo está alienado, dice el maestro,  cuando su existencia no corresponde a su esencia, cuando está fuera de sí”. Y en ese estado, fuera de sí, me han traído a los pobres de espíritu, penduleando entre el júbilo delirante porque “¡somos campeones del mundo!”, y la sombría pesadumbre porque “nos colgaron tres ceros en tres partidos”. Mis valedores:

No voy a tratar ante ustedes un asunto de miércoles como es el del clásico pasecito a la red.  No voy a escribir de futbol, que maldita la gracia que me hace el tema de manipulación colectiva, sino de la mansedumbre, la  dependencia y la inercia que  exhiben las masas sociales de Hamelín ante el estímulo  de la flauta que en nombre del Sistema de poder, del que forman parte, les tañen los medios de condicionamiento de masas.

El sentimiento pseudo-patriótico que depositamos en el seleccionado nacional sirve para ocultar la falta real de una auténtica unidad nacional capaz de enfrentar a la opresión imperialista.

Aquí  algunas opiniones de analistas que se han abocado a examinar la reacción de las masas ante el fenómeno colectivo del futbol.

Como espectáculo para las masas sólo aparece cuando una población ha sido ejercitada, regimentada y deprimida a tal punto que necesita cuando menos una participación por delegación en las proezas donde se requiere fuerza, habilidad y destreza, a fin de que no decaiga por completo su desfalleciente sentido de la vida.

El futbol florece en comunidades urbanas donde el ser humano corriente lleva una vida sedentaria y no tiene muchas oportunidades para la labor creadora. En una sociedad donde el pueblo pudiera desarrollar libremente todas sus posibilidades deportivas, ¿el futbol como espectáculo de masas seguiría ejerciendo la fascinación que opera en nuestra sociedad? Con el futbol se educa a las masas para la pasividad, para la dependencia, para la no acción, para la no participación en la vida pública. (Sigo mañana.)

Chaparrito, peloncito…

Maestros y alumnos, mis valedores. Me referí ayer a las exigencias que unos y otros plantearon al candidato presidencial. Aquí, feo sonsonete al hablar, las respuestas de aquel chaparrito, peloncito, tan lenguaraz como demagógico:

– Respetables maestras y queridos maestros: el triunfo que buscamos tendrá que reflejarse en una evaluación de la calidad de la educación en México. En muchas naciones se da énfasis a los medios materiales de la educación; nosotros daremos énfasis al contenido y a los educadores, a la familia y al maestro. Por eso promoveremos el orgullo de ser mexicanos, sin patrioterismo, pero con un profundo nacionalismo. Al culto a los símbolos sumaremos el de los héroes y sobre todo el del esfuerzo del pueblo mexicano para construir la gran nación de la que hoy sentimos enorme orgullo.

Educación es conciencia, es memoria, es vivir la vida; es el arma de la paz para transformar nuestro mundo con un sentido democrático y popular. Pero reitero ante ustedes: no podemos hablar de elevar la calidad de la educación si antes no le damos la calidad de vida a los maestros mexicanos; porque la pregunta que hay que hacer con claridad y con energía es: ¿cómo lograr mejor educación con los sueldos tan bajos que perciben los maestros..?

Si queremos calidad, primero vamos a elevar los sueldos y percepciones de los maestros mexicanos. No es sólo un compromiso de campaña, ése que hoy asumo ante ustedes; mañana me propongo pasar de las palabras a los hechos y, ya como Presidente, cumplirles a todos los maestros mexicanos.

Cómo pedir educación de mejor calidad, con el material didáctico tan deficiente de que disponen los maestros; cómo pedir educación de mejor calidad, cuando en muchos pizarrones ya no se puede escribir; cómo pedir educación de mejor calidad, si cuando el maestro va a solicitar un préstamo al ISSSTE lo traen a la vuelta y vuelta y no le dan respuesta. Cómo pedir educación de mejor calidad, si hay maestros que me han mostrado y enseñado el cheque de su quincena y no les alcanza para cubrir el recibo de luz. Cómo pedir educación de mejor calidad si cuando el maestro legítimamente demanda una vivienda decorosa no puede tener acceso ni siquiera a la de renta.

Tenemos que revertir la baja en los niveles de vida de los maestros mexicanos. Me propongo hacer que en los hechos se reconozca que el maestro es un profesionista y un personaje de su comunidad; por eso mismo al maestro le daremos el trato digno que merece por su importancia nacional. Vamos a hacer realidad el compromiso. Un Estado moderno y soberano, un país independiente y próspero, sólo puede sostenerse con la voluntad de un pueblo orgulloso de sus orígenes y con una clara visión de su futuro.

Vamos a la victoria en la jornada electoral para lograr elevar la calidad de la educación en México. Vamos a ganar una mejor educación; vamos a triunfar para elevar el nivel de vida de los maestros. Vamos a alcanzar el triunfo y lograr una época de bienestar para nosotros; pero, sobre todo, para nuestros hijos y los hijos de nuestros hijos. ¡Viva México!

¡Viva!, Y el orgasmo de aplausos. ¿El demagogo lenguaraz? Uno chaparrito, peloncito, tan grandes orejas como su cinismo al culpar a Zedillo, otro que tal, de cuanta calamidad provocó su gobierno.  Salinas, sí, al que ovacionaron maestros, alumnos y la Gordillo.¿Ya que sentó sus dos reales en el sillón? Los maestros, a marchas forzadas, plantón y reniegos: ¡E-xi-gimos! Como hoy mismo al de los inexistentes  pactos secretos. (Macabrón.)

Derechos humanos en México

Los derechos del hombre están en la raíz de todos los problemas capitales de nuestro tiempo. (A. Carrillo Flores,  jurista.)
La democracia de un país se mide por el respeto a los derechos humanos. (Fco. Paoli Bolio, panista.)
Carece Calderón de liderazgo en derechos humanos.
Esto mismo  lo acaba de pregonar Amnistía Internacional, que desde el principio del sexenio lo acusó: “Es decepcionante el trabajo de Calderón. Continúan violaciones, tortura, detenciones arbitrarias, uso excesivo de la fuerza y procedimientos judiciales sin garantía. La impunidad es el componente más arraigado en los casos de abuso.
Impunidad. Cuando en Oaxaca se suscitó el problema entre el gobierno estatal y la APPO, Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca, lo denunció la Comisión Nacional de los Derechos Humanos: “Ulises Ruiz atentó seriamente contra los derechos humanos de más de mil 600 personas”. ¿Y?
Pues sí, pero lástima, que a décadas de distancia lo afirmó Emilio Rabasa, jurista:
– Lo malo es que no sabemos cuáles son los derechos naturales del hombre.
Y sí, para vislumbrar detalles del tema hoy de quemante actualidad en México, de la declaración de la UNESCO en 1947 transcribo para todos ustedes, quejosos de que no se respetan sus derechos de hombres y ciudadanos:
“Tales derechos señalan lo que es natural y justo, pero exigen,  además; son las condiciones de vida sin las cuales, en cualquier fase histórica de una sociedad, los hombres no pueden dar de sí lo mejor que hay en ellos como miembros activos de la comunidad, porque se ven privados de los medios para realizarse plenamente como seres humanos”.
Mientras tanto, las declaraciones mundial e interamericana de 1948 estipulan cinco tipos  de derechos humanos. Aquí, sintetizados:
Los civiles. Bandera de lucha contra un poder injusto, atañen al respeto a la vida misma, a la libertad, a la seguridad personal y a la prohibición de los castigos crueles o degradantes, no sufrir discriminación alguna en razón de raza, color, sexo, lenguaje, origen nacional, etc., y proscribir la pena de muerte.
Derechos políticos. Parte activa de los individuos  en el gobierno y acceso en condiciones de igualdad a las dignidades públicas. La voluntad del pueblo definirá su status político y será la base de la autoridad del gobierno.
Derechos económicos. Abarcan libertad de trabajo, condiciones favorables en las labores, protección contra el desempleo, el derecho a recibir una retribución favorable que asegure al trabajador y su familia una existencia compatible con la dignidad humana y a un nivel de vida adecuado para su salud y de su familia, que incluyen los servicios sociales necesarios.
Derechos sociales: al descanso y al ocio, asistencia y cuidado especial en la maternidad y los niños, nacidos dentro o fuera del matrimonio. Todos gozarán de la misma protección social.
Derechos culturales. La educación elemental será gratuita y obligatoria. La educación superior, al igual que la de índole técnica y profesional, se pondrá al alcance Son  derechos del espíritu.
En la Declaración de Independencia de EU lo estipuló T. Jefferson: Todos los ciudadanos tienen derecho a participar en la vida cultural de la comunidad, de gozar las artes y de compartir el avance científico y sus beneficios. “Mantendremos que (…) todos los hombres son creados iguales; que están dotados por su Creador con derechos inherentes e inalienables; entre ellos la vida, la libertad y la persecución de la libertad”. Esto no incluía a negros, esclavos e “indios”. (Cínico.)

¡Ósmosis, metástasis, inducción!

Estoy mirando la foto, mis valedores, y qué clase de foto. A todo color. Primera plana. La veo, la observo, la miro hasta bizquear, hasta que se me humedecen los ojos y se me reseca la boca. Dejo de verla, y qué extraño: los ojos siguen llorando y la boca comienza a saberme a bilis. Negra. Desparramada. Yo, décadas sin vomitar una altisonancia, me sorprendo remoliendo en la mente las de toreo pulquero. Llorosos los ojos camino a mi biblioteca y regreso con este gordo de  pastas duras: Historia de México. A hojearlo. Y qué rostros en estos dibujos en blanco y negro…
El de Cuauhtémoc, enhiesto él, gesto adusto, rasgos enérgicos, rostro cortado, con sus claroscuros,  a la medida de la epopeya. Son los trazos no del “águila que cae”, como mal se interpreta, sino del “águila que desciende”. Como debe ser.
Más acá,  bigotazos y piocha bermeja, un rostro cruel, valientísimo. Casco, yelmo, cimera, reluciente armadura y espadón conquistador: un Pedro de Alvarado que a  sangre, fuego y exterminio se dispone a dar pelea a mis abuelos indígenas, los cazcanes del Cerro del Mixtón. El genocida del Templo Mayor trepa a caballo, desnuda la espada y avienta de sus labios la frase que lo retrata:
“¡Esto ha de ser así!”
Y así fue, por más que en la empresa empeñó su vida y la vino a perder. El rubio Tonatihú, dibujo en blanco y negro, mucho negro y poquísimos blancos…
Otro momento de la historia nacional: con la vera efigie de Carlos V, la sucesión de barbones de ropilla, gorguera, calzas, en la testa esa especie de boina aplastada y al viento el airón: los virreyes que van de Antonio de Mendoza a Ruiz de Apodaca y  O´Donojú, pasando por tanto virrey arzobispo, dañeros de más o menos, pero que se encenagaron la décima parte de lo que hoy día los Norbertos y Onésimos. Laus Deo.
Hidalgo, Allende, Morelos, las matronas doña Josefa y Leona Vicario (fuera Abasolo, por aquello de las dudas).  Un luminoso blanco y negro que en el tiempo mexicano se nos iba a tornar tricolor. Patético.
Acá el fachendoso que luego de proclamar la independencia de México iba a tornar el país un carnaval, él disfrazado de emperador: bizarro, patilludo,  peripuesto, garbo y altanería: Dn. Agustín I de México, y tras él, páginas de por medio (no cito, salud mental, a ese cojo que a torpezas cercenó medio país), los esforzados del tamaño, de los tamaños, de Guerrero, Victoria, Juan Alvarez, Gómez Farías, todos.
Galería de traidores y matanceros Márquez, Bustamente, Miramón. Planas centrales el indígena adusto, de poco hablar y mucha labor patriótica, que osa echársele a las barbas (rubias, blondas, perfumadas) al segundo emperador, el que temprano madrugó para trepar al Cerro de las Campanas…
Pues sí, pero lástima,  que me veo forzado a tornar a la foto de primera plana para decir a todos ustedes: del conquistador, los virreyes, los emperadores y quienes los aplastaron para que del cascarón surgiera este país, ¿hemos avanzado? ¿Cuánto hemos avanzado? Estoy mirando la foto, y válgame: ¿este señor con aspecto de burócrata de “Rezagos Varios” buscando carisma, personalidad, popularidad con el recurso de acarrear hasta Los Pinos y rodearse de esa inocente parvada de jóvenes futbolistas? ¿El temple, el carácter, la audacia y determinación de los triunfadores en algún torneo futbolero los va a chupar, por ósmosis o inducción, el estratega de los 40 mil cadáveres y otras tantas familias enlutadas? Yo, por lo pronto, sigo con los ojos húmedos y la boca reseca. Ah, México. (Mi país.)

¡Somos héroes!

Las recientes elecciones en el Estado de México, mis valedores. Para aquellos de ustedes que no han perdido la esencia infantil va el presente cuentecillo que lleva a flor de letra su moraleja. Cuestión de pensar. El protagonista:
– Las naves espaciales dejaban tras de sí estelas estallantes de luz. Desde nuestras chozas, en el aparato de TV las mirábamos hundirse en el firmamento para llevar nuestra luz a todo el firmamento. Acuclillados frente a la abollada cacerola en que hervían unas hebrillas de carne sabíamos que la nave espacial era nuestra nave, que los científicos eran nuestros científicos, nuestros los astronautas y nuestros el proyecto estrellero. Cómo no, si nosotros costeábamos la maniobra espacial.
De noche, insomnes en el jergón de paja, creíamos escuchar un lejano zumbido de reactores que rasgaban la inmensidad. Entonces, más allá de la anemia, nuestra presión sanguínea aumentaba Los astronautas (nuestros astronautas, en los que habíamos delegado todo nuestro orgullo de héroes hazañosos) burilaban en el espacio nuestro himno del progreso. Nosotros, felices…
En ocasiones, al hurgar en los montones de desperdicios algo qué llevar a la choza, nos topábamos con aquel diario que anunciaba el lanzamiento de nuevas naves espaciales. Sus tripulantes eran nuestros ángeles de paz, de sabiduría, de nuestra riqueza futura. Tomados de la mano de nuestras mujeres, apretando sus huesecillos náufragos de carne, rodeados del alegre enjambre de nuestros niños, sus moscas, enfermedades endémicas y avitaminosis, sentíamos la garganta anudada de emoción: nuestros representantes proseguían, allá arriba, nuestra carrera espacial. Eramos, gracias a ellos, los arquitectos del Universo. Nuestro amor, devoción y recursos económicos los acompañaban. Eramos…
Día con día, al masticar las hilachas de carne, levantábamos la cabeza para observar a las raudas estrellas humanas que se alzaban rumbo a la gloria, y aquel nudo en la garganta. Al tomar a nuestras mujeres nos nacía un veneno de placer en el vientre, como si estuviésemos copulando en representación de los ángeles (nuestros ángeles) que domeñaban los astros. Al sentir nuestro renaciente vigor quedamente sollozaban nuestras mujeres, ellas también resignadas a recibir un hijo más en sus destartaladas entrañas, su mente fantaseando con el vigor de los navegantes, que lograban el prodigio de llevárselas consigo más allá del sol y  las penas, de Plutón y del hambre, de Júpiter y el terror que desbozaló un aprendiz de brujo.  Cuánta felicidad…
¡Ah, pero qué de alaridos cuando la nave espacial se desplomó frente a nuestras malolientes cabañas! La explosión desgajó la esperanza de millones ilusos, mendigos de la hazaña ajena que delegamos en esos que tripularon nuestra nave México. Decepción, lágrimas acres y melancólicas. Como todo final de sexenio, nuestro esperanza se redujo a un montón de hierros torcidos que ventoseaban humo apestoso, y no más.
Pena amarga por las incumplidas  promesas de esos en los que delegamos y que nos hicieron volver a la realidad de la choza, el hambre, la necesidad, la desesperanza. Examinamos los restos humeantes. Prófugos, ni la caja negra dejaron nuestros héroes.
Hemos vuelto a la vida de siempre: buscar desperdicios, robar a transeúntes, fornicar toscamente, drogarnos (droga barata). Nuestros héroes nos defraudaron. Pero a ver, ahí viene ya el 2012. Hoy, por lo pronto, las chozas reciben la emoción fulgurante del cinescopio:  ¡somos campeones del mundo Sub 17! Ah, México. (Qué país.)

¡Al abordaje!

México y EU llegan a un acuerdo camionero, que pone fin a la prohibición de dos décadas que impedía el ingreso de camiones mexicanos a territorio de EU.
A propósito, mis valedores: fue el miércoles pasado cuando se firmó el acuerdo y fue un incidente de miércoles el que me llevó a conocer los riesgos a que se enfrenta el transporte mexicano en territorio gringo. Cuidado. La crónica:
Aquella tarde, a tres cuadras del edificio, me topé con la emergencia; un trailer con el motor haciéndola de fumarola, con trailero y machetero, cubeta en mano, buscando un grifo (de los de agua, no de los de yerba) con qué apagar la humareda. Obsequioso que no fuera:
– Jálense aquí a la vuelta, que yo les doy su agua. ¿Traen herramienta para reparar el motor?
Frente a Cádiz se estacionaron. Mientras chofer y machetero, con la trompa levantada (la del cofre del motor), desarmaban eso con aspecto de bomba (unipersonal) yo, por hacer plática, mostré al trailero el matutino del pasado miércoles: “¿Ya vio? Apresúrese a dejar como nuevo su trailer”.
– Hágamela buena, mi señor, porque el problemón entre nosotros y los gringos lleva ya vario tiempo.
– Si el acuerdo se tardó fue porque los transportistas mexicanos no cubren las normas mínimas.
– Ese es racismo, discriminación. Norma que nos pongan enfrente, norma que les cubrimos, ¿no, tú, Champotón?
Obsequioso que es uno. De parte mía, el recalentado se los fue a aprontar La Macarena, trabajadora doméstica. Recalentado del mediodía. “Los traileros son mi especialidad”. Se recompuso, se relujó, y allá va, con los sudados todos olorosos. Tacos sudados. Obsequioso que es uno.
Pues sí, pero lástima; la noche entera la pasé en vela, y conmigo gran parte de la colonia de Mixcoac: el trailer música a todo volumen dedicada a la Tuta y al Chapo Guzmán y cumbias cimarronas, música grupera, la quebradita, redova y acordeón a 20 mil decibeles. Los traileros albures a gritos entre risotadas y mentadas de madre. Las tres de la mañana. ¿Escuché quejidos? ¿Sollozos de mujer? El sueño, andavete…
Serían las dos, serían las tres, las cuatro, cinco o seis de la mañana, cuando el súbito traqueteo del motor, la retreta con las de aire, las cornetas, y ojos que te vieron ir. Luego, el silencio. Amanecía. Traté de dormir, pero de súbito la tía Conchis, conserje del edificio:
– ¡Baje para abajo, bigotonzón! ¡Córrale!
Allá voy, en camisón,  escaleras abajo. De repente, ya en la banqueta, friégale, el resbalón. Vi estrellas. La tía: “Y dese de santos que fue en el charco de aceite. ¿Ve acá?”
Igual de resbaladizas, pero infinitamente más asquerosas, las descargas corporales junto a rosetones de humedad en un muro que amaneció pintarrajeado con grotescas figuras, pelos y señales. “Y qué tal si el changazo lo da en esos, mire”. Vidrios rotos. Botellas vacías. Vómito. Restos de cigarros hechizos. Mota en greña. ¿Ya supo lo la pobre Macarena?”
– ¿La violaron?
– Nomás ellos dos. En el cajón del trailer. No, y lo peor: le bajaron relojito, medallón, pulseras. Antes no le descubrieron el diente de oro.  Dios me tentó el corazón y me dio valor para bajar a ayudar a la pobre violada. ¿Sabe que por un pelo me le escapé al machetero?
Leí en el muro: “Ojillo el que lea. Yo a la criada ya”.
– Y qué hacer (dije). Sólo lamentarlo.
– ¿Lamentarlo? ¿Y el cochinero quién lo va a limpiar? ¿Del incidente con los del trailer quién tuvo la culpa?
Jerga, escoba, detergente. Obsequioso que es uno con los transportistas que se disponen a invadir Norteamérica.  (En fin.)

La náusea

Que la política de corto plazo me produce un muy menguado interés, dije a ustedes aquí mismo el pasado viernes. Que la esperanza de las masas sociales en la camada de políticos que abandonan el cargo al cumplirse el plazo y los que llegan a reemplazarlos semeja la gráfica de un electrocardiograma: en el fondo la esperanza por el que deja el poder, pero esa misma en la cresta por el que se estrena en el puesto. “Muy mal nos fue con el PRI de Zedillo, pero ahí llega Fox, y detrás el mismísimo Verbo Encarnado”.
Como el milagro de San Genaro, mis valedores. Las masas padecen toda la suerte, mala suerte, de crisis recurrentes que les provoca el Sistema, pero esperan que en cierta fecha, una vez al año, se licue la sangre del santo, señal de que el año será de dones. Nada cambia para las víctimas del Poder, pero quién puede destruir en el pueblo la certeza del milagro de San Genaro. Así acá entre nos: una y otra vez, periódicamente, se produce el milagro de la esperanza que, hecha garras con el que sale, mágicamente se recompone con el que acaba de entrar. Los logreros del poder, mientras tanto, a seguir mamando del presupuesto público, que para eso detentan la franquicia de la marca política registrada.
El pasado viernes comencé a citar a ciertos ocasionados en el destape de López Portillo, garañón de polendas. Y sí, de la ralea de talamanteros de ayer y hoy, ahí un Lázaro Rubio Félix: “No, no es respaldo el que le damos al licenciado López Portillo. El Partido Popular Socialista designa solemnemente su candidato a don Pepe. Esto es muy distinto a darle respaldo”.
Y un diputado Javier Herrera: “¿A los del PPS nos llaman paleros? SÍ, somos paleros al reconocer como nuestro a JLP, ¡Somos paleros porque somos obreros y tenemos palas… ¡para enterrar a todos los reaccionarios de este país!”
Y otro del PPS, diputado también: “Sí, mi partido declara a don José nuestro candidato oficial. Es que sin nuestro apoyo, perdería muchos votos”.
JLP protestó como candidato del PRI a la presidencia de la república. Los diarios, entonces, criticaron el ruiderío que alzaban todos los círculos políticos con ocasión del destape. Protestó, en el graderío del recinto, aquel Zarate Aquino, gobernador de Oaxaca: “Sí, hacemos ruido, y qué bueno! Destapar a nuestro candidato no es asistir a un velorio”. Y Oscar Flores Tapia mandamás de Coahuila: “El ruido y el entusiasmo son uno de los aspectos fundamentales de la democracia”.
Ya el candidato en gira, El maestro de ceremonias en la Magdalena Contreras: “¡Vamos a ensayar una vez más para que el candidato del pueblo no nos vaya a agarrar en frío, sino bien calientitos! Venga de ahí un viva para México, dos para nuestro partido el PRI…¡ y tres para nuestro candidato!”
Y un Servando López, orador: “¡No hay López que no sea bueno, ni bueno que no sea López!” El cantante “Tony” Aguilar: “¡Vea usted, licenciado, cómo acá, en Ojo Caliente, todas las muchachas son de ojo caliente!” En Tlaxcala Beatriz Paredes, diputada “¡Aquí, licenciado, hoy ocasiones en que los momentos rebasan al polvo de los siglos y transforman la carencia de los años luminosos y lúcidos, porque son la conjugación del devenir histórico y porque tienen la luz que se las da…el Hombre!” Otro lambiscón: “¡En sus iniciales, licenciado, tenemos la conjugación fiel de que habrá de cumplir con lo que ha estado prometiendo en la campiña mexicana! ¡Porque la Jota es Justicia, la Ele Libertad, la Pe de Portillo Paz, y la Pe de Pacheco… Patriotismo!”
Es México. (Este país.)

Mal haya el cortoplacismo

Porque esperar que un cambio benéfico para todos nosotros, los integrantes de las masas sociales, nos llegue desde el Sistema de poder, significa no escarmentar; que confiar a lo terco en la Super-estructura que rige el país equivale a correr, como el ratón de laboratorio, en una banda sin fin, sin nunca salir de un mismo sitio, sin nunca llegar a ningún lugar, sin siquiera saber a dónde intentamos llegar. Tales son los inconvenientes de esperar contra toda esperanza, contra la realidad objetiva y las enseñanzas históricas. Por eso mismo, mis valedores,  no voy a perder mi tiempo de vida con el análisis de eso horroroso (y tan predecible) que acaba de acontecer en Coahuila, Nayarit y el Estado de México.
Nada me importa comentar más allá de la diferencia que observo entre el  político pragmático-utilitarista y el que más allá de pérdidas y ganancias politiqueras de corto plazo  se mantiene fiel a su ideología, sus principios y sus convicciones. Tope en lo que topare. Y no más.
Por exhibir a los arribistas y los logreros de las maniobras politiqueras ahora consigno aquí, para todos ustedes, las machincuepas de trapecistas del pasado reciente, antecesores directos de los chuchos y círigos  medio-hermanos que maniobran hoy día de acuerdo a la ventaja personal y de mafia. Para iniciar la relación,  aquí un esbozo, un retrato hablado de aquello que se perpetró, sé lo que digo, con el destape de aquel reputado López Portillo, ¿lo recuerdan ustedes? ¿Habrán podido olvidarlo? La crónica de la infamia, tan semejante a la actual:
Veintidós de septiembre de 1975. Apenas Echeverría ordenaba al PRI que designara de candidato a López Portillo, rápida de reflejos cierta oportunista Sara Orrnelas, dirigente de vendedores de lotería, hizo pegar con cinta canela en los lomos de los tales vendedores (en la tela de sus chamarras, quiero decir):
“¡El gremio en pleno con López Portillo!”
– ¿Pero cómo sabía usted que el bueno era el extitular de Hacienda? –le preguntó el reportero-. Hace unos minutos que se esparció la noticia y ya el zócalo está repleto de billeteros que apoyan al candidato tricolor. ¿Usted ya sabía del destape?
– No, qué va, contestó Sara Ornelas-.  Yo qué iba a imaginarme que don Pepe era el bueno. Lo que pasa es que vino un billetero que vendía cachitos en el zócalo y me dio la novedad. Fue cuando entre todos le organizamos al licenciado su mitin de apoyo. Pero esto de las chamarritas con las iniciales de don Pepe a la espalda fue algo de veras vaciado, muy simpático, ¿no? Resulta que en cuanto supe lo del licenciado, que en ese momento llamo a todas las billeteras y ahí nos tiene, que en menos que se los cuento les pegamos las letra Jota Ele Pe, y nos fuimos al edificio de la Secretaría esa. ¿Cual era, tú? -Y al recibir la respuesta de uno de los billeteros-: Hacienda sí, allá frente al zócalo, ¿no?
Y lo que entonces significaba la “oposición”: de inmediato, el PPS, Partido Popular Socialista (el “nini-ni”, según el dicho popular: ni partido, ni popular y mucho menos socialista), proclamó a López Portillo su candidato oficial. Y declaraba el diputado pepinosocialista Ortiz Mendoza:
– ¡Sí, nosotros los del PPS reconocemos como nuestro candidato a don José López Portillo! ¡Pero no lo hacemos porque se trate de la cargada no, sino como una táctica y una estrategia típicamente marxista!
La crónica de la ignominia continúa el lunes. Aguárdenla.
“¡En el Estado de México (Ebrard) los perredistas debimos ir en coalición con Acción Nacional! (La náusea.)

¡Al quemadero!

Cortés logró salvarse, pero los relatos lo describen profundamente deprimido y triste por haber perdido su sueño de conquistar Tenochtitlán y de haber perdido más de la mitad de su ejército. Los que lograron escapar llegaron Tlaxcala. Ya repuestos, y de la mano de tribus aliadas, en su arremetida contra la ciudad gobernada por Cauthémoc lograron la conquista de la ciudad de México matando a más de 40 mil mexicas.
Los “triunfos” pírricos, mis valedores. Algún matutino suelta por ahí, desbalagada,  la noticia de que la Plaza Cuitláhuac, de la delegación Iztapalapa, se convirtió en la sede de los festejos que habrían de conmemorar dignamente la batalla del 30 de junio de 1520, cuando los guerreros águilas y los guerreros ocelotes derrotaron a las huestes de Cortés. Que durante las festividades del sábado y el domingo se desarrollaron actividades culturales:  rituales prehispánicos (¿?), representaciones escénicas, bailes y conciertos. Las actividades culturales cerraron “con el desarrollo de un evento de danzón”. (¡Perdónalos, Cuitláhuac!)
Y ya encarrerados en cuestión de festejos y de efemérides aquí traigo a cuento (a fabulilla) aquella figura que tuvo el requemante honor de ser el primero, y tal vez el único, de los naturales quemados en la hoguera de la Inquisición bajo cargo de negarse a abandonar el culto a sus dioses tutelares y a aceptar que el Dios de los crudelísimos conquistadores, siendo uno, era trino. “Prefiero la muerte, y que Huitzilopochtli me valga”. Aquí, recreado, el episodio de Maxtla, que así se llamó la primera víctima aborigen de Zumárraga en nuestro país.
Moxtla fue quemado en la plaza pública, bajo el cargo de “hereje”, el 30 de noviembre de 1539. Hoy, la figura del príncipe texcocano nos parece altiva y digna de respeto. (E. O’Gorman.)
Moxtla (Dn. Carlos, para el español), probable nieto de Nezahualcóyotl, tuvo el lóbrego honor de encabezar la lista de víctimas nativas del primer inquisidor efectivo de México-Tenochtitlan,  un tal Juan de Zumárraga, obispo. El edicto:
“Será condenado a ser llevado por las calles públicas desta ciudad y con voz de pregonero que manifestase su delito, al tianguis de San Ipolito y en la parte y lugar que para esto está señalado sea quemado en vivas llamas de fuego hasta que se convierta en ceniza y dél no haya ni quede memoria…”
Y acaesció, mis valedores, que aquel día aciago amigos, dolientes y familiares se acercaban a Moxtla, y mirando al cuytado que una mula torda conduscía al quemadero, con lágrimas en los sus ojos ansina decíanle:
– Sálvate, Moxtla, por vida tuya. Si tu delito es creer en tus dioses tutelares y no en un Dios Uno y Trino, todo arreglado. Házte católico  y salva tu vida. Di que adoptas por tuyo al mesmo Dios de Norberto Rivera y Onésimo Rivera, y aquí don Zumárraga te perdona la vida. ¿Verdad que se la condonáis?
– Bueno, sí, aunque una multilla por gastos de arrastre…
– De dientes para afuera dí que eres católico. Total, ¿no lo son de ese pelo todos en la Nueva España, que de serlo de acciones no viviría la sociedad tan huérfana de valores morales? Grave sería que te quisieran hacer cristiano, que cristiano sólo te hacen tus obras.  ¿Pero católico, Moxtla?
El cual, rebelde magnífico, con la testa negaba. Atado como iba de manos y pies a la bestia, acicateábala con suave meneo de zancas. Alguno advirtió un amago de sonrisa en el rostro del penitente.
-¡No seas penitente, no te quemes! ¿A vara y media del quemadero sonríes? ¡Salva tu vida!
(El final del dramón, mañana.)

Los muertos no nos asustan

Que no se nos muera la memoria histórica, mis valedores. No perdamos de vista esa estrella polar.  El jueves pasado se cumplieron 16 años de que  en el Vado Aguas Blancas, municipio de Coyuca de Benítez, Gro., las metrallas de la Policía motorizada destazaron  las carnes (premeditación, alevosía y ventaja) de militantes de la Organización Campesina de la Sierra del Sur, a la que diezmaron a fuego, sangre y dolor. Fue aquel un tiradero de cadáveres y heridos que aventó al duelo a deudos, viudas y huérfanos. Presente en la carnicería, un a modo de representante oficioso del gobierno de Rubén Figueroa Alcocer: Rodolfo Sotomayor Espino, sub-procurador del Estado, que  días después de los matancero se sinceraba:
– Si yo acudí a Aguas Bancas fue por órdenes del ahora ex procurador Antonio Alcocer. El que protegió al ex-gobernador Figueroa para que no fuera procesado como responsable de la matanza fue el propio “Sistema”.
Ese al que señalaron de autor intelectual de la masacre de Aguas Blancas tenía un compadre en Los Pinos, Ernesto Zedillo. Ante la acusación de su subalterno Sotomayor,  se defendía en 1997 Alcocer Salazar:
– ¡Yo rechazo cualquier responsabilidad penal en la matanza de Aguas Blancas, ni tengo idea de cómo pueda ir el caso! Yo estoy alejado del asunto, no tengo ni la menor idea. Yo ahora soy comisionado del PRI en Chilapa.
Y lo que va de ayer a hoy: en noviembre de 1995 y a nombre de algún organismo defensor de derechos humanos se encrespaba una Mariclaire Acosta  que años después, desde su oficina del gobierno foxista, se nos tornaría mansa, muda e impávida, hasta que el que la encaramó la dejó caer:
– ¡Rubén Figueroa es un asesino! El compadrazgo entre Rubén Figueroa y Ernesto Zedillo es un obstáculo para la aclaración y castigo de todos los hechos violentos registrado en Guerrero. A mí me parecería muy lamentable que un Presidente de la República apoyara a un asesino como Rubén Figueroa, y esto sólo porque es su compadre.
Todavía hoy, para defensores de los derechos humanos de aquí y el exterior, “lo sucedido en el Vado Aguas Blancas no es un hecho aislado. Desde que Rubén Figueroa, compadre de Ernesto Zedillo, asumió la gubernatura (1º. de abril de 1993), han sido asesinados 70 miembros del Partido de la Revolución Democrática (PRD) y 21 integrantes de la Organización Campesina de la Sierra del Sur; han desaparecido decenas de opositores y tan sólo en uno de los municipios, el de Atoyac de Alvarez, se han registrado más de cien  asesinatos y 23 secuestros en 22 meses”. Detrás de las cifras del oficio de tinieblas,  la absoluta impunidad, la desidia del paisanaje,  el olvido y la paz. Después de Figueroa… ¡Angel Aguirre Rivero, con todo y hermano torturador de indígenas amuzgos!
Pero la lucha de deudos y víctimas continúa: México, marzo de 1996. En nombre de las viudas y familiares de los campesinos asesinados en Aguas Blancas, Paula Galeana Baltasar entregó una carta al Sec. Gral. de la ONU, Boutros Ghali, para solicitar su intervención ante el Pres. Zedillo con el propósito de hacer justicia ante la matanza de Aguas Blancas. ¿Y..?
Nov.,1995. Fidel Velázquez acudió al palacio de gobierno para dar todo el apoyo de la CTM a Rubén Figueroa:
– ¡Usted, señor gobernador, sabe que a nosotros los cetemistas no nos asustan los muertos! ¡Ojalá que los demás gobernadores hicieran lo mismo que hizo usted, caiga quien caiga..!
México, 28 de junio de 1995. Vado Aguas Blancas, ¿ya lo olvidamos? ¿Y Acteal, y El Charco, y El Bosque?  (Es México.)

Un asunto de miércoles

Y nada, que el nuevo edificio del Senado nos fue a resultar una maltrecha metáfora de los poderes de nuestro país; político, financiero, religioso, etc.. La primera semejanza: para alojar apenas a 128 legisladores a cual más de inútil, nos sale constando 3 mil 246 millones de pesos. ¿Y el Sistema de poder?

El inmueble iba a ser “inteligente”. El de Los Pinos iba a ser el presidente del empleo. Pero el “inteligente” nos resultó el más estúpido de los edificios construidos en el país desde los tiempos del primer Nopalito hasta hoy día. A querer o no, los contribuyentes cautivos (en tantos sentidos) tuvimos que pagar por un “inteligente” con toda (mala)  suerte de problemas de carácter estructural.

Para empezar, y según reportes, las estructuras de acero están electrificadas. Que es riesgoso no sólo tocarlas, sino aun acercárseles, como ocurre con las “vallas artes” que erizan la zona cuando el de Los Pinos se arriesga a poner una chancla medio metro fuera del bunker.

¿Que falla la luz? Sí, como viene ocurriendo con el suministro eléctrico desde que el de la Tricolor asestó puñalada trapera a Luz y Fuerza del Centro y aventó a media calle a más de 40 mil  del Mexicano de Electricistas. El, tan campante.

Al “inteligente” la falta el agua en algunas de sus secciones, pero en otras a diario amanece inundado y con el agua al cuello, al igual que los más de 10 millones de “amigas y amigos” que en cuatro años y medio el de Los Pinos aventó a la pobreza.

Muy “inteligente” el inmueble, pero le fallan los elevadores. A jadeos y pujidos intenta subir al Cordero de Dior, a Lujambio, al cristero etílico y yunquista, pero cómo, si no existe elevador que levante a mediocres. Podrá alguno alcanzar la cumbre del puesto político y aun embrocarse la tricolor, pero eso no le quitaría lo “apenitas”, y aun pueden embrocarle el alias de espurio. Y es que en esa cáfila de medianejos se cumple cabalmente  la sentencia bíblica: “Nadie puede aumentar a su estatura un codo”.

Como edificio “inteligente” se supone que iba a reciclar el agua de su gasto y ahorrar energía eléctrica, pero con todo y la campañita de cambio de lámparas el recinto traga luz por todos sus tragaluces. ¿El agua? Cuál reciclar, si toda se le chorrea sobre salones, auditorios y oficinas hasta el grado de que los escurrimientos han afectado el equipo en el área de televisión. El “inteligente” quiso beneficiar el duopolio y acabó regándola (el agua). Claro, tarde o temprano le van a hacer pagar la factura.

Total, que el “inteligente” sigue regándola; tanto, que según reportes que se escurren a lo subrepticio, desde allá arriba, de las azoteas, los escurrimientos alcanzan ya alrededor de 50, 80 mil derrames sangrantes, y no hay dotación suficiente de cubetas y botes alcoholeros para recoger los encharcamientos. Resultado: ya se oyen pasos en la azotea…

Lástima de armatoste. Ya debió servir para los que los cándidos esperaban, pero hace casi cinco años que vegeta, que  sobrevive apenas, a penas de tantos, y amenaza aumentar la cifra de víctimas cuando por falta de cimientos se venga abajo, y lógico en un edificio con esa clase de “inteligencia”: se afirma que del drenaje se le escapan filtraciones de aguas negras y nauseabundos olores. No han bastado, al parecer, los aromatizantes de la radio, la prensa escrita y principalmente la televisión, costosa la mayoría de desodorantes, y bien pagados, para disimular la hediondez y el olor a sangre derramada que despide el “inteligente” edificio.  (Sigo mañana.)

Oficio de tinieblas

México y la justicia, mis valedores. De los autores intelectuales de la masacre del dos de octubre de 1968 uno de ellos, el principal, siente todo el peso de la justicia, y esto a tan sólo 43 años de distancia del reguero de cadáveres desparramados en Tlatelolco. Por sentencia del juez respectivo, Luis Echeverría sufre arresto domiciliario. Cabría suponer que a Rubén Figueroa Alcocer,  ex gobernador de Guerrero y autor intelectual de la masacre de Aguas Blancas, Gro., perpetrada el 28 de junio de 1995, semejante “justicia” lo iría a castigar con arresto domiciliario, pero ni eso. A la distancia de 16 años,  la memoria de Aguas Blancas y Figueroa Alcocer.
Fue en marzo de 1996, cuando el entonces Sec. Gral. de la ONU, Boutros Ghali, visitaba nuestro país. En nombre de las viudas y demás familiares de los campesinos asesinados en Aguas Blancas, Paulina Galeana entregó una carta al de la ONU para solicitar su intervención ante el entonces  presidente Zedillo con el propósito “de encontrar una solución y hacer justicia” ante la matanza del 28 de junio de 1995. Ghali  escuchó a la viuda y no hizo comentario alguno al respecto.
Hoy hace ya 16 años y algunos días de que  el Vado Aguas Blancas, de Coyuca de Benítez, se engrifó de cadáveres masacrados; una masacre que presagiaba la de Acteal, El Charco y El Bosque, los asesinatos de mujeres en Ciudad Juárez y el Edo. de México así como tantos crímenes más, todos  impunes. Mis valedores:
Por que la memoria no se nos muera y por que sepamos a qué atenernos en relación al esclarecimiento de los tantos crímenes que por ahí andan clamando justicia: el entonces Ernesto Zedillo prometió hacer pronta y expedita justicia. Sobre la testa de los asesinos iba a caer todo el peso de la ley y todo el rigor de la justicia. Los años pasaron, llegó Fox, ¿y? Llegó el gobierno del Verbo Encarnado, ¿y? El periodista Carlos Ramírez:
El día de su destape Zedillo acudió a una fastuosa residencia y fue recibido por el propietario: el gobernador guerrerense Rubén Figueroa Alcocer, su compadre.
No mucho tiempo después iba a suceder que Anacleto Ahuehueteco, Simpliciano Martínez, Clímaco Martínez (qué nombres para un corrido), y una docena más de paisanos, militantes de la Organización Campesina de la Sierra del Sur,  iban a ser minuciosamente masacrados a mansalva por las balas de una Policía motorizada que (órdenes superiores) les disparó a discreción. Detrás estaba un personaje para tantos guerrerenses siniestro, hijo siniestro del siniestro de todo Guerrero, Rubén Figueroa Figueroa, el Figueroa Alcocer compadre del dicho Zedillo. De espectador, con las balas del gobierno sembrando el almácigo de muertos, el sub-procurador de Justicia de Guerrero, Rodolfo Sotomayor Espino.  Hoy, intocable e intocado, el compadre que señalan como autor intelectual de la masacre sigue, en libertad, administrando sus negocios camioneros. Es México.
Secretario general de gobierno con Rubén Figueroa era un J. Rubén Robles Catalán, y un Antonio Alcocer Salazar el Procurador de Justicia estatal. A 16 años justos (injustísimos por la impunidad de que disfrutan los presuntos responsables del sembradío de cadáveres), todos los nombrados andaban (¿andan?) en completa libertad. Como para apuntalar una memoria histórica que en el paisanaje es tan sutil, tan efímera y vulnerable, aquí algunos datos de lo que una vez rematada la labor de los matanceros ha ocurrido a nivel de justicia.
Días después de los matanceros el sub-procurador…  (Eso, mañana.)