Periodismo y prisión

El periodismo en este país, mis valedores. Ayer una del oficio en conflicto con Televisa; hoy, una Televisa en conflicto con la revista Proceso. Mucho ruidajo, juego de piernas y fintas al aire para admiración barata de la gallera. Escucho la escandalera de tan salivosas contiendas y pienso en la estatura moral de un periodista al que el oficio lo condujo hasta Belén  (la cárcel). Pienso, y cómo pudiese ser de otro modo,  en mi don Joaquín Fernández de Lizardi, El Pensador Mexicano, que vivió su vida  (1776 a 1827) en los tiempos anubarrados de la lucha de independencia.

Fernández de Lizardi. Novelista fue, dramaturgo y versificador por necesidad de expresión, el primer fabulista que parió nuestro Mundo Nuevo si hacemos a un lado a Fernando de Alba Ixtlixóchitl y algunos más que nacieron al arrimo de frailes y conquistadores. Lizardi. Sería  el oficio del  periodismo el que lo iba a alzar como héroe civil que dedicó el tanto de toda su vida a la denuncia de vicios y corruptelas de un México que se asomaba a la independencia. Su juicio contra desahogos hepáticos como esos que acaba de deponer el imprudente de mecha corta:

Hace la discordia tanto daño en el cuerpo político como las contagiosas en el físico…

Admirable El Pensador por su vida y obra como liberal, moralista y filósofo que ejerció actividades de educador, de satírico e intelectual. Pero primero y antes que nada fue varón de virtudes que a golpes de denuncia pública defendió sus ideales, formuló sus cuestionamientos y difundió su verdad por todos los medios a su alcance, vale decir: el ensayo, el libelo, la farsa, el artículo, la novela y hasta la misma versificación. El Pensador Mexicano, creador del inmortal Periquillo Sarniento que no han leído los mexicanos porque los mexicanos no leen. Lástima.

La historia pública del Pensador arranca de 1811, cuando a los 34 años de su edad se mete de lleno a la difusión de las ideas, así en los campos del periodismo como en los de la ficción y en esa suerte de volandera mercadería que fueron las hojas sueltas en donde se desbalagaban rumbo a todos los rumbos sus sátiras e invenciones, sus arengas y denuncias, sus reclamos a favor de la moral y las buenas costumbres; hojas que se leían en callejas y plazas públicas, en la posada, el figón, el camino real; hojas que prefiguraban esa literatura que, peripecias históricas más adelante, soltarían las prensas de Vanegas Arroyo para difundir las calaveras de Posada y aquella levantisca literatura que ayudó a desmoronar la vera efigie de Porfirio Díaz; hojas que difundieron la cultura popular en la forma del corrido que iba a perpetuar   las hazañas del arriscado y el valentón, y la jácara y los lances de amor. Soberbio.

¿Por qué iba a caer a la cárcel y por qué tendría que cerrar su Correo Semanario de México, del que fue fundador,  y morir en la inopia? A causa de sátiras de este tamaño contra sotanas y capas pluviales:

Nada falta a tu dicha, patria mía, – Tienes frailes, langosta, policía, – Puertos sin naves, tropas sin calzones, – Caminos solitarios con ladrones, – Siempre apretada tu tesorería, -Partidos y colores a porfía, – Papel que vale menos, aunque debe, – Un rey que lo conoce y no se atreve, – Faltaba un año santo: en este día, – ¡Bendito Dios!, el Papa nos lo envía…

No,  por aquellos tiempos aún no se consolidaba el nuestro como un estado laico, un estado de derecho, una de las cinco prioridades que acaba de revelar el de Los Pinos. (Sigo después.)

¿Con los beatos del Verbo Encarnado?

¿Ir por más, como arengó el de Los Pinos a los mexicanos?  ¿Ir por más, porque, según clamó el domingo pasado, México no se merece quedar varado a la mitad del camino del cambio democrático que hemos emprendido? ¿Ir por más, porque hoy tenemos una democracia en la cual gozamos plenamente de nuestros derechos y de nuestras libertades?  Con él y congéneres, ¿ir por más? ¿Ustedes qué le contestan? Tal vez lo mismo que manifestaron hace un par de años:

Más de la mitad de los mexicanos se encuentran insatisfechos con la manera como la democracia funciona en México. La mayoría considera que la situación política es inestable y califica negativamente el nivel democrático.

Porque, mis valedores, si tanta democracia tenemos con el Verbo Encarnado, ¿en qué ha beneficiado a las masas sociales a la hora de la comida familiar?  ¿Democracia que sirve lo mismo  para un barrido que para un fregado; para 112.3 millones de fregados en este país?  Democracia. La definición del analista Heinz Dieterich:

– Como una de las características de los sistemas sociales avanzados, la democracia  puede concebirse en tres dimensiones: la social, entendida como la calidad de vida material. La formal, entendida como la existencia de determinadas reglas generales de poderes, derechos y obligaciones de las diversas instituciones y entidades que componen el sistema social, y la participativa, entendida como la decisión real de los asuntos públicos trascendentales por parte de las mayorías de la sociedad, con la debida protección de las minorías.

¿Conque hoy tenemos “una democracia en la cual gozamos plenamente de nuestros derechos y de nuestras libertades?” ¿Derechos de qué, libertades de cuáles? Con cuánta razón lo afirmó Montesquieu hace siglos:

La gran ventaja de los representantes es su capacidad para discutir los asuntos políticos. El pueblo no es apto para ello en absoluto, lo cual constituye uno de los grandes inconvenientes de la democracia.

Pero qué vocablo mejor para manipular a las masas que el esa reputadísima palabra que Calderón no se apea de los labios, sin explicar a qué clase de “democracia” se refiere. ¿Que se trata de anatematizar a una cúpula priísta que “haiga sido como haiga sido” lo ayudó a penetrar en el recinto legislativo (por la de atrás)  para la toma de protesta,  y que desde entonces cogobierna con él?  Democracia. ¿Que se intenta conjurar los focos rojos y la crispación que el  propio “demócrata”   ha generado en las masas del país?  Democracia.

Democracia así, sin apellidos, la misma para los mega-ricos y los mega-fregados del país y sin aclarar de qué democracia se trata, si la burguesa, la socialista o la liberal, y en cuál de sus vertientes social, formal, participativa, representativa, político-electoral (electorera, en el caso nuestro). Temerario, sin recato y con una ausencia total de autocrítica, Calderón, sin recato, se atreve a afirmarlo:

México no se merece quedar varado a la mitad del camino del cambio democrático que hemos emprendido. (Válgame.)

Todo político mediocre, mis valedores, “empuja hacia delante palabras como si fuesen caballos de Troya, y nosotros las dejamos entrar porque hacen que nos deslumbre (¡democracia!). Una vez que han entrado, dentro de nosotros se despliegan como ejércitos de significados extraños y asombrosos; la fortaleza ha sido tomada antes de que nos hayamos podido poner en guardia”. (Democracia. Sigo después.)

La balada del cándido

”En amor nadie nos gana. ¡Dona! Teletón. 3 y 4 de diciembre. Lo mejor de ti, hace grande a México.

Y a plana completa un corazón, dos manitas que lo palmean y el rostro sonriente de un muchachillo que juega con su osito de peluche, manipuladora propaganda que intenta a lo avieso reblandecer las entrañas del cándido. Por cuanto a algunos de ustedes, los que se niegan a pensar, ¿ya planean (lenguaje de los mediocres) “aportar su granito de arena”? ¿Ya preparan sus billetes para engordar las alcancías del Teletón? ¿Por qué no calman sus ansias filantrópicas y leen el texto siguiente, formulado por estudiantes de la UAM-1 ESCA Tepepan IPN y de la FCA de la UNAM e ilustrado por El Fisgón, retrato hablado de esa tenebrosa maniobra que apodan Teletón, a la pura medida de cándidos? Dice el texto citado:

Según el artículo 31 de la Ley de Impuestos Sobre la Renta, las empresas pueden deducir de sus  impuestos todo el dinero que den para la construcción de obras que debería hacer el gobierno, como hospitales y centros de rehabilitación. Así, el dinero que la gente -de buena fe- le dona a Televisa para una causa supuestamente “noble y altruista”, Televisa lo descuenta de SUS  impuestos. (Y el diálogo: no tengo piernas, un inválido – No tengo trabajo, uno de los millones de víctimas de Calderón – No tengo ganas de pagar impuestos, ríe el monigote ventrudo que personifica a Televisa.)

El Teletón es negocio porque la gente NO deduce de sus impuestos lo que dona al Teletón, pero Televísa SÍ descuenta de sus impuestos las donaciones ajenas. La cosa funciona así:

Creyendo que ejecutan un acto de caridad, decenas de miles de ciudadanos donan cantidades pequeñas o  grandes al Teletón. Así, Televisa concentra millones de pesos en donaciones.

Con el dinero que aportan los ciudadanos, Televisa le hace a Fundación Teletón una sola aportación a nombre de Televisa. Luego, Fundación Teletón le da a Televisa un recibo deducible de impuestos que Televisa le entrega a Hacienda. (Recibí la cantidad de … deducible de impuestos… a nombre de Televisa) Hacienda le descuenta esa cantidad a los impuestos de la empresa, lo que implica una ganancia neta para la empresa.

El Teletón nunca da a los ciudadanos recibos para deducir sus donaciones. Obtener estos recibos es largo y engorroso, y a casi nadie se le ocurre pedirlos. (¿Recibo de deducción de impuestos? Una seña procaz de un gordo con camiseta del Teletón.) Como que da pena lucrar con lo que uno dio para una “caridad”. Pero a Televisa no le da pena, y aún hay más. Si Televisa le debe $ 100 millones a Hacienda, el Teletón se plantea recaudar más: $ 150 millones (Debe a SHCP $ 100. Meta Teletón $ 150.) Al final de la recaudación, el dinero que dona la gente siempre rebasa la meta; supongamos que llega a los $ 190 millones…

Televisa deduce de sus impuestos $ 190 millones; pero como sólo le debía a Hacienda $ 100 millones, entonces Hacienda le tiene que regresar $ 190 menos $100, igual a ¡$90 millones en efectivo! Por supuesto, Televisa no le regresa ni un peso a la gente que donó para el Teletón.

El Teletón es un gran negocio en el que Televisa usa toda su tecnología, su experiencia en manipular los sentimientos del telespectador y su poder de penetración (¡acabo de recibir por teléfono la invitación!) para promover, mediante un show,  la compasión por los desvalidos con la finalidad de que la gente -mayoritariamente el pueblo pobre- le pague sus impuestos y la enriquezca aún más. Teletón. (¡Agh!)

Decepcionó Felipe Calderón

Su gestión en materia de derechos humanos es decepcionante. En su gobierno continúan detenciones arbitrarias, tortura, uso excesivo de la fuerza, violaciones  y procedimientos judiciales sin garantía. La impunidad es el componente más arraigados en los casos de abuso…

Tremenda la acusación de Amnistía Internacional, y eso que desconoce tal vez el tamaño de la corrupción de que cada día son víctimas los trabajadores del comercio sexual, ellas y ellos. Siete son los pilares que mantienen el lenocinio en México, estipulan en un documento. Revelé a ustedes el contenido del primero de ellos. Aquí el Segundo pilar:

Se les obliga a participar en programas sociales para reinstalarlos en la sociedad. Un ejemplo paradigmático fue el programa de “desarrollo social” que se opero desde el Centro Comunitario Abelardo Rodríguez en el DF, donde por no  asistir se pagaban cuotas para que las representantes les pasaran lista de asistencia y donde, para asistir, también se pagaban derechos, al margen del mismo programa original.

Y que en este segundo pilar del lenocinio se ubica la obligatoriedad de realizarse periódicamente exámenes de salud, a pesar de las convenciones internacionales que los prohíben, y que tienen el carácter de ley suprema de la nación, pese a las disposiciones de la Ley General de Salud, la Ley Federal contra la Discriminación, la Norma Oficial Mexicana y las Recomendaciones de la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos en México.

En ocasiones el servicio es gratuito, aclaran; en otras más tiene el mismo costo que para las demás personas, y algunas más representan un costo excesivo. Los legisladores o los funcionarios encargados de establecer las políticas públicas ven a la trabajadora sexual como el vector que transmite enfermedades, generalmente sin evidencia científica. “A la madrota, al encargado, al propietario del lugar donde se ocupan las personas dedicadas al sexo comercial se les utiliza como intermediarios para “recabar” la documentación que pruebe la participación del o la trabajadora en programas de salud que las autoridades delegacionales, municipales y estatales, pretenden convertir por la vía de los hechos en sistemas discriminatorios de control sanitario”.

Tercer pilar: la credencialización (fea palabreja) de las y los trabajadores sexuales, que se tomó como un documento que autorizaba el ejercicio del comercio sexual. Quienes resultaban positivos al VIH-SIDA o a otras ITS, pasaban “a un engranaje clandestino de prostitución, donde la extorsión y la violencia eran de mayor envergadura. Hay lugares como León, Gto., donde se cobran cuotas para el resello periódico, y  otras en donde la cuota no ingresa a la Tesorería”.

Cuarto pilar: el empadronamiento para crear un censo, padrón o listado, sin fundamento jurídico alguno. Hoy se exigen fotocopias de credencial de elector, carnet de citas y resultados de los exámenes de detección a que se haya sometido la trabajadora sexual, utilizando la mediación de “madrotas”, representantes o propietarios de hoteles, pero esto no con la finalidad de “regular” la oferta sexual, sino de establecer cuántas trabajadoras hay para calcular el dinero que se les va a cobrar por permitirles trabajar. Comercio sexual en el DF. Y la denuncia:

“La decisión de retirarse o no del trabajo sexual sólo deber ser incumbencia de la persona involucrada, sin mediar presiones de tipo alguno, y menos aún de funcionarios públicos”.

(Sigo después.)

Prostitución y derechos humanos

México ha fracasado en su promesa de proteger los derechos humanos. Una asignatura pendiente es su sistema de justicia, plagado de  impunidad y abusos de las autoridades.

Y si de acuerdo a la tremenda requisitoria de Amnistía Internacional tales abusos e impunidad los cometen contra todos nosotros, el núcleo mayoritario de la comunidad, qué decir de los  marginados de siempre, desde indígenas y minusválidos hasta la preferencia sexual distinta y el comercio sexual. Qué decir, a propósito, de las difíciles condiciones en que por culpa de la corrupción oficial laboran los trabajadoras sexuales, ellas y ellos. En esta actividad, acusan, cabe toda suerte (mala suerte) de corruptelas del policía o de las autoridades encargadas del servicio sexual. Todo esto por la falta de un marco jurídico que proporcione los correspondientes derechos laborales a quienes prestan este servicio social.

– Las autoridades y nuestras “administradoras”, que nos mantienen bajo un régimen de explotación, discriminación, cuotas obligatorias, despojo de las fuentes de trabajo y amenazas de detención, riesgos de quienes solicitan los servicios, presiones de la comunidad, descrédito, en fin. Así  tenemos que sobrevivir quienes nos dedicamos al comercio sexual.

Y que en el intento de protegerse contra la corrupción que los azota cada día, los trabajadores del sexo comercial, ellas y ellos, se agrupan y organizan para su mutua defensa y tratan de crear conciencia de su problemática en la comunidad. “Porque tenemos memoria y no olvidamos los agravios que nuestro sector padece día con día”. Indignante.

Siete son los pilares del lenocinio que detectan en el país. El  primero fue la legitimación de los llamados puntos de tolerancia, administrados por las representantes o “madrotas”, como en el medio las denominan, quienes todavía hoy se sienten dueñas de dichas calles que, dicen ellas, “cuando funcionario del gobierno del DF Enrique Jackson  nos entregó de manera verbal en 1986”, con croquis y mapas que todavía hoy resguardan como documentos testamentarios.

Y como el “Reglamento gubernativo de justicia cívica del DF”, al igual que sus modificaciones posteriores, estipulaba como falta administrativa  ofrecer servicios sexuales, “se llegaba a arreglos con la autoridad para que se llevaran a un número determinado de trabajadoras o trabajadores sexuales, y así cumplir con la presión vecinal”. Y todos, o casi todos, contentos.

Todo esto en el Distrito Federal, aunque, por supuesto,  en otras ciudades del país también existen las zonas de tolerancia. La política de tolerar el sexo comercial surge ante la falta de un marco jurídico claro, que establezca derechos laborales y obligaciones patronales con claridad, como con el resto de oficios y profesiones, y en el caso de quienes son trabajadoras o trabajadores sexuales independientes, su reconocimiento por parte de los congresos locales como trabajadores no asalariados.

Desde el establecimiento en México de la primera casa de mancebía, en 1938, las autoridades proyectaron la creación de perímetros autorizados para el ejercicio del comercio sexual. La aplicación de la tolerancia nunca trajo consigo la despenalización del delito de lenocinio, quedando abierta la posibilidad de que se castigue a encargados de los lugares que se niegan a pagar las cuotas impuestas por autoridades corruptas donde las y los trabajadores sexuales se ocupan.

(Los otros pilares que en la práctica  prostituyen la prostitución,  mañana.)

Mundo de machos

La mala conciencia, mis valedores. Nuestro machismo determinó el día de hoy, 25 de noviembre, para “celebrar”, a lo condescendiente, un diluido Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres, título tan extenso como, en los hechos, vacío de significado. ¿O acaso en la práctica hemos eliminado alguna de las tantas y cotidianas agresiones que sufre la mujer en su dificultosa relación con el macho? Pero esa práctica abominable no es de hoy, que se ubica en el principio de los tiempos humanos y se prolonga en testimonios como la literatura clásica: Sófocles, el Corán y la Biblia, donde se alza, tonante, la maldición de Jehová contra la mujer:

“¡Buscarás con ardor a tu marido!. El te dominará y  será tu dueño”. Por cuanto al pueblo elegido, que por enésima vez se ha dado a la idolatría, ¿cómo le refriega su iniquidad y el desprecio que le inspiran sus acciones, sino comparándolo con una mujer?

“¡Practicaste la prostitución con esos egipcios de gran potencia sexual (…) Te entregaste a la prostitución con los asirios, y ni aun así quedaste satisfecha (…) A toda prostituta se le da una paga; pero tú eras más bien la que dabas regalos a todos tus amantes y les pagabas (…) ¡Sólo en eso eres diferente a las demás prostitutas..!”

Atroz. Hoy, desde el púlpito italiano, clama un arzobispo G. Biffi: “¡La mujer es sustancialmente triste, que no sabe ni ser virgen ni ser madre! Es una Eva moderna, una esclava del mal que no sabe decir al Señor: Heme aquí, que tuya soy, y tu sierva rendida. No, ella histéricamente grita: ¡Yo soy mía!, y es sólo una colaboradora de la muerte. ¡Gracias a Dios que Jesucristo escogió para apóstoles a puros hombres!” (Dios.)

También desde el púlpito truena un controvertido y polémico  Norberto Rivera: “¡La mujer violada que se atreva a abortar queda automáticamente  excomulgada, y debe ir a dar con sus huesos a la cárcel!”

El Instituto Nac. de la Mujer: “En Michoacán, para poder trabajar, la mujer tiene que pedir permiso a su esposo. En México, el abuso sexual de menores no es considerado como delito grave. En la legislación de 24 Estados hay figuras discriminatorias de nuestros derechos, a grato tal que el robo de ganado es  mucho más penado que una violación…”

México. Más allá de convenios y acuerdos internacionales firmados por el gobierno en turno, ¿se ha domesticado la violencia del macho contra la mujer? ¿Cuánto, en qué sentido se ha logrado domesticar? Un ama de casa:

“Antes enviábamos a nuestras hijas por la leche de Liconsa, pero cuántas no fueron violadas en el microbús. Ahora hacemos el viaje nosotras mismas, al fin que ya no somos señoritas. Pero el terror está en que nos vayan a contagiar de SIDA…”

Mujer violada: “Yo luché contra ellos, se lo juro…” Imposible contener el llanto. “Al sentirme violada me abandoné… traté de no pensar… de que pasaran rápido aquellos minutos tan largos,  tan largos…”

México y la receta para evitar la violación: “No salgas a la calle desnuda, que eso motiva a los hombres / No salgas a la calle vestida, que algunos hombres se excitan con la ropa / Evita verte demasiado joven, que algunos violadores enloquecen con las adolescentes / Evita la vejez; ciertos degenerados prefieren a las mujeres maduras / No tengas padre, abuelo, tío hermano. Son los parientes que más frecuentemente violan a las mujeres / No te cases. La violación es legal dentro del matrimonio /  Para estar totalmente segura, mujer, es mejor que…¡no existas!” (Horroroso. Sigo después.)

Salto de calidad

Francisco I. Madero, mis valedores, un cierto vitivinicultor simpatizante de Porfirio Díaz y espiritista que en 1910 iba a provocar el salto de calidad en México. El y no los Flores Magón. Es la historia. Es México. Del Plan de San Luis, emitido el 5 de octubre de 1910:

Los pueblos en su esfuerzo constante porque triunfen los ideales de la libertad y justicia, se ven precisados, en determinados momentos históricos, a realizar los mayores sacrificios. Nuestra querida patria ha llegado a uno de esos momentos. Tanto el Poder Legislativo como el Judicial, están completamente supeditados al Ejecutivo; la división de los poderes, la soberanía de los estados, la libertad de los ayuntamientos y los derechos del ciudadano, sólo existen escritos en nuestra Carta Magna.

 (…) Conciudadanos: no vaciléis un momento; tomad las armas, arrojad del poder a los usurpadores, recobrad vuestros derechos de hombres libres y recordad que nuestros antepasados nos legaron una herencia de gloria, que no podemos mancillar, sed como ellos fueron: invencibles en la guerra, magnánimos en la victoria.

Sufragio Efectivo. No reelección. Francisco I. Madero.

Se entusiasmó Ramón López Velarde:

– Este fronterizo vale, por su hombría, más que los políticos sin sexo de la ciudad de Méjico, en la que están domiciliados tantos misérrimos individuos. Al proclamar el antireeleccionismo tuvo Madero una actitud caballeresca, un gesto bizarro, una palabra de justicia. Madero me es simpático.

El entonces estudiante de Derecho iba a agregar que, para su desgracia, “el coahuilense se tornó en suicida político con la transacción que propuso desde la primera edición de su obra: que los antirreleccionistas pueden admitir la reelección del Presidente de la República”. (Más tarde, tocante a la revolución y sus consecuencias, el poeta confesaría “una íntima tristeza reaccionaria”, válgame.)

El cambio de poderes: noviembre de 1914. Así iba a calificar la elección de Madero el editorialista de El País: “Hay que convenir en que ha podido llegar a candidato porque no inspira temores”.

Dentro del contexto de sus principios liberales su gobierno se caracterizó por las amplias libertades políticas y de expresión únicas en la historia del país. En el Congreso Federal, los diputados debatían y votaban libremente las diversas iniciativas; los periodistas, por su parte, podían escribir prácticamente lo que querían, libres de todo tipo de coacción, y los grupos políticos podían actuar libremente: No obstante, esta gama de libertades obstaculizaron la buena marcha de la administración e impidieron los proyectos del gobierno. La libertad de prensa, por ejemplo, fue utilizada por sus enemigos políticos para atacarlo y ridiculizarlo, y así desprestigiar ante la sociedad la imagen presidencial. (Busquen ustedes la sátira demoledora de José Juan Tablada,  poeta que derivaría en  huertista, que así comienza su ataque al vitivinicultor convertido en revolucionario:

“Tú qué adalid vas a ser…”

La ofensiva contra Madero estaba orquestada por los sectores sociales  favorecidos por el antiguo régimen porfirista: hacendados y banqueros, comerciantes, militares y periodistas. Dentro del propio grupo revolucionario que apoyó a Madero se registraron rebeliones como la de los zapatistas, que se distanciaron de él  porque se negó a cumplir con los postulados agrarios del Plan de San Luis. Y es que apenas subió al gobierno, el “agrarista” se apresuró a desconocer sus promesas de crear la pequeña propiedad. (Sigo el lunes.)

A don Porfirio, gratitud nacional

Al menos eso sugiere Francisco I. Madero en La sucesión presidencial,  obra que redactó dos años antes de lanzarse a la lucha armada, cuando iba a estallar, cargado de agitación y energía, su Plan de San Luis. Esla historia. Es México. Hoy, en vísperas de la conmemoración del salto de calidad que logró derrocar al que parecía inconmovible, aquí una semblanza personal que de Porfirio Díaz nos legó Madero, víctima, actor y testigo de aquellos años de turbulencia y depredación. Porque hay que desacralizar una historia oficial  en tantos sentidos parcial y convenenciera y porque  el retrato resulta hoy, en las riberas de la efemérides, particularmente significativo por quien es el lisonjeado y quien el lisonjeador yo, en contracanto (en contrapunto, a contracorriente) de la historia oficial, muestro aquí, con sus propias palabras,  a un  Francisco I. Madero que en La sucesión presidencial se muestra como admirador decidido del dictador:

El general Díaz, con su mano de hierro ha acabado con nuestro espíritu turbulento e inquieto y ahora que tenemos la calma necesaria y que comprendemos cuán deseable es el reino de la ley, ahora sí estamos aptos para concurrir pacíficamente a las urnas electorales.

Curioso, mis valedores. La humana condición. Culpas son del tiempo, que no del mártir, tales conceptos, humazo  del  copal que en 1908 y ante el altar del dictador, depredador y genocida (Tomóchic, indígenas yaquis, Cananea y Río Blanco, etc.) quemó el honesto vitivinicultor a quien tocó en suerte iniciar, para la historia oficial,  el movimiento revolucionario de 1810, mérito hurtado a los hermanos Flores Magón. Y a propósito…

¿Habrá, entre los gobernantes de este país figura que se equipare en cuanto a cimas y simas,  luces y sombras, al “héroe de la Patria” y dictador que haiga sido como haiga sido y en alto la bandera de la “no reelección”, invadió a la viva fuerza el palacio de gobierno?  Mañana se habrá de conmemorar el estallido de sangre y hornaza que iba a dar con los huesos del héroe y dictador en un cementerio de París. Rigores de la historia. Es México.

Porfirio Díaz. Ni sólo héroe patrio ni únicamente villano, que el de Oaxaca supo ganarse esas y muchas más calificaciones. Tal es la conclusión en que coinciden historiadores y demás estudiosos que analizan el pro y el contra del reeleccionista que se proclamaba adalid la “no reelección”. ¿Lo dije antes? Es la historia; es México.

En fin, que contexto obligado en vísperas de los festejos patrios del 20 de noviembre, aquí y ahora he engranado para todos ustedes este sartal de alabanzas con las que  en Madero se aplica a colorear la estampa del dictador. Juzguen ustedes el siguiente retazo de biografía familiar del dictador:

La vida privada del general es intachable; como padre de familia ha sabido dirigir con acierto la educación de sus hijos. Como esposo, es un modelo. Ha prestado dos grandes servicios a la patria: acabar con el militarismo y borrar los odios que dividían a la gran familia mexicana.

Porfirio Díaz y la plaga endémica del mexicano de ayer y hoy:

“Los progresos aterradores del alcoholismo. ¿Por qué no emplea el general Díaz su mano de hierro para extirpar esa gangrena social? El pueblo bajo nunca se ve obligado a ir a la escuela y encuentra en todas partes el medio de satisfacer sus instintos bestiales…”

Y conceptos como los siguientes, para mí incomprensibles en uno que se nos quedó en la historia, en el bronce, en el mármol: (Esos, mañana.)

Balada de la mediocridad

A usted me dirijo, señor presidente, con la debida aclaración: yo no voté por usted. No me agradó que llegara a la presidencia, ni cómo fue que lograse llegar empujado por la fuerza de codos y brazos, y por la puerta de atrás de la Historia, su puerta excusada. Yo no lo estimo, no le tengo un asomo de voluntad ni lo admiro, nomás eso me faltaba. ¿El objeto de mi recado? Paso a expresarlo.

Lo prevengo, señor: el destino de usted no va a ser simplemente el olvido cuando deje de ser o de aparentarlo. No va usted a pasar al desván de la Historia por la desmemoria de 110 millones de olvidadizos. Qué diera usted por que el Verbo Encarnado le otorgase la gracia de ese olvido misericordioso, pero no, que sería un expediente facilón. ¿Olvido de todas las masas sociales, cuando a usted lo contemplan alrededor de 60 mil cadáveres, la mitad de esa cifra integrada por mujeres y niños, adultos y ancianos, muertos a punta de plomo mientras que la otra mitad cuenta ancianos, criaturas y niños en edad escolar que fallecieron de hambre por culpa de las políticas económicas y financieras que usted aplica, sañudo, al acatar las órdenes de allá arriba, de  Washington?

Que diera usted por que del 2012 en adelante fuese su suerte la de uno al que he de referirme, que varios años vivió encuevado allá por sus rumbos, señor, los de Chapultepec. Ese tampoco brilló con luz propia, que fue siempre una mediocre sombra de sí mismo. Ensoberbecido fantasmón, muestra viva del esperpento y la ridiculez, la complacencia de unas masas facilonas lo exaltaron hasta un nivel que él nunca, por sus hechos, llegó a merecer. Al final de su ciclo en Chapultepec ya nadie hacía aprecio de él, redrojo ya de regreso a su condición de sombra, polvo, nada. Señor presidente:

Dos ingredientes sazonan estas reflexiones: la primera es esa suerte de tristura que deja en el ánimo todo lo efímero y mortecino, lo que se pierde o se ausenta, lo que se desgaja para nunca más; la segunda:   impaciencia ante la desidia de unas masas enajenadas, a las que el duopolio de la televisión manipula y torna dóciles y dependientes hasta el grado de que propicien que al rumbo de los pinos llegase otro mediocre al que las muchedumbres también aclamaron a punta de papeletas de voto porque ese parece ser el destino de las masas populares: aclamar la mediocridad. Siempre, por más que en el caso de usted lo aclamaran no más allá de las dos docenas, siempre al otro lado de las “vallas artes” y los miles de guardianes que lo protegen de algún exasperado dispuesto a cambiar su vida por la de usted. (El saldría perdiendo en el trueque, créamelo.)

En fin, que el hoy desahuciado fue apenas ayer Quinto Sol de los macehuales. Para ellos fue ayer Tonatihú con ribetes de Quetzalcóatl y flama ante cuyos fulgores rondaban moscas y moscardones y uno que otro mayatón. Hoy, finalmente, el infeliz amanece a ser sombra de olvido, y no más. Dentro de mí, señor presidente,  percibo un amago de compasión por el anterior apestado, el derrumbado anterior, el desdichado que así cayó en la desgracia, mediocre infeliz; pero luego hago cuentas de todo el incienso y copal inmerecido que a su hora y desde todos los medios de condicionamiento de masas le quemaron tantos serviles (ser viles), y entonces sí:  en lo íntimo de mi ser me alegro de su defenestración como el que en un tiempo fue el  consentido de las mayorías encandiladas con la masquiña, la  hojalata, el relumbrón.

Esto aún no termina, señor presidente. (Vale.)

De mulas y de corderos

La crisis económica.- Una crisis que los encargados de la economía debieron prever, pero que nada hicieron por evitar. Ellos han estudiado, hasta donde lo permite la deficiencia de los conocimientos económicos, la cuestión de los periodos críticos, recurrentes, sin llegar a ningún resultado positivo.

¿Ustedes aceptan estos conceptos? ¿Con economistas del peso de Carstens o el carisma de Ernesto  Cordero? Yo no. Difiero de la opinión del articulista porque,  entre otros motivos, publicó su texto en El Demócrata  del 14 de octubre, pero de 1915. ¿Resucitar sus conceptos? ¿Para qué? Para que juzguen ustedes si alguna vigencia pudiesen exhibir en el México actual. Ahí mismo, en el matutino, noticias y comentarios de rabiosa actualidad:

Rodolfo Gaona triunfa en Puebla. El pueblo, al terminar la corrida, trataba de sacar en hombros al torero, pero éste rehuyó modestamente ese homenaje de la afición poblana.

Nuestra pobre democracia. La abstención es un delito por culpa; la comisión de fraudes en las elecciones es un delito con agravantes. Si hay que reformar, la solución no es reformar en la superficie, en las epidérmicas leyes de procedimientos, sino irnos a la médula. Estamos casi privados de un verdadero Poder Legislativo; puesto que no ha podido expedir ni una sola ley de importancia, ¿para qué le sirve a nuestro país..?

Anuncios clasificados: Vendo mi casa en la 2ª. calle de Camelias 46. Mide 722 metros cuadrados. Vale 4 mil…

Los héroes de la crisis.- Cuando los precios fueron aumentando, los jornales, los sueldos y las utilidades de las clases obreras iban a la zaga de los precios. El patrón se resistía y el trabajador se empeñaba, y en medio del sacrificio se infló terriblemente el costo de la vida. Las víctimas son las mismas de siempre: los obreros que viven de su trabajo, las clases medias y submedias. Contener o suprimir la especulación es algo heroico y digno, pero, desgraciadamente, la creación de comisiones oficiales en medio de una crisis sólo contribuye a llevar la especulación hasta el propio seno del gobierno…

Deportes.-  Jorge Carpentier se prepara; sostendrá una lucha con el campeón estadunidense Jack Dempsey.

La severa crisis global.-  Señores comerciantes: ustedes siguen en sus trece, sosteniendo montos inverosímiles, con perjuicio de nuestras clases populares. El motivo de las huelgas, el aumento de salarios que los obreros exigen es debido a la actitud crecientemente utilitaria del comercio. Seamos razonables, ajustémonos a lo justo y equitativo, evitando efervescencias y trastornos que afecten la tranquilidad pública. Pongamos nuestro contingente de patriotas verdaderos. Con las estrangulaciones no se consigue sino la asfixia y la muerte. En las primeras huelgas sentirán los del dinero las duras lecciones que el pueblo, arrastrado por el hambre, ha dado al comercio en no pocas ocasiones. ¡Y no queremos huelgas, ni brazos que se levanten airados demandando justicia! ¡Es preferible hacer justicia antes de que se derrame el torrente de las indignaciones populares!

Un ensayo de reconstrucción.- No hay que gastar las energías inventando esquemas y tramando proyectos y planes de saliva. Hay que hacer planes sobre la tierra. La palabra reconstrucción sólo adquiere vida y consistencia cuando se une a los conceptos de acción, de progreso, de fuerza y de trabajo efectivo. (Ahí le hablan, Calderón.)

Mulas. Cuarenta mansas y treinta y dos brutas. Niño Perdido 82.

Tal era el México de hace 95 años. ¿Y el de hoy?  (¡Cordero!)

Con la iglesia topamos…

México, 1º. de noviembre. La Pastoral Castrense del Consejo Episcopal Latinoamericano se reúne en el país para replantear su estrategia: que el Ejército les abra las puertas y evitar que los soldados caigan en la corrupción…

Así es, mis valedores: las aguas bajan turbias. Anubarrado se advierte el horizonte, y en la pradera soplan vientos electrizados. Tan ominosa turbulencia tiene su gestación en etapas de conflicto que desde tiempo añejos vive el país, y que entran en crisis por el vacío de poder que se origina en Los Pinos. Hoy, por ejemplo, el ejercicio de una política corrupta contamina la religión, y un ejército corrupto de esa religión contamina la política a un grado tal que entre ambas nulifican la aplicación de la justicia y desacreditan el ejército nacional, última institución que aún logra conservar cierto margen de prestigio y respeto de las masas sociales.

¿El nivel de eficacia que alcanza hoy el quehacer político? Fácil empresa rastrearlo: con que calibremos los beneficios que ha producido en las mayorías y el grado de paz y orden social que prevalece en el territorio. La influencia del clero político se puede captar en la “moral pública” de unas masas que en su aplastante mayoría se declaran católicas. Por cuanto a la justicia…

La acción de la justicia en las masas resulta muy difícil de rastrear. Conocemos la corrupción que genera el Estado, y ahí donde existe la corrupción no hay cabida para la justicia, como ahí donde existe la justicia no cabe la corrupción. Entre nosotros un elemento coexiste, familiar para todos y que todos conocemos: la injusticia. Todos, o casi todos, podemos hablar de la injusticia porque de ella siempre hay un testigo, que es la víctima. Por cuanto a la justicia, esa desconocida, constituye el supremo valor del humano y de la comunidad y la clave para alcanzar el máximo de felicidad en el máximo de humanos. Como virtud social busca que las libertades y la repartición de bienes sean las adecuadas. Así se alcanzarían la felicidad y una vida digna para la comunidad aquí y ahora, no en otros mundos, tan improbables, ya que no existe un testimonio veraz, uno solo, que, más allá de la pura fe, certifique su existencia. Mis valedores…

Siendo la justicia aspiración suprema del hombre, es la injusticia su segunda naturaleza La desigualdad está presente desde el nacimiento del humano y lo acompaña hasta que deja de ser. Sin la justicia en la comunidad afloran los peores instintos y se cae en la aberración y el linchamiento, esa patología que la ignorancia nombra “justicia por propia mano”. Mediocres caídos en el más bajo nivel de bestialismo, los linchadores no distinguen entre justicia y venganza. Si lo proclamaran: “es venganza, pero con todo conocimiento vamos a perpetrar el linchamiento”, no sería tan terrible esa que constituye la más baja y salvaje manifestación de animalidad. A propósito:

¿En la turba de linchadores podríamos imaginar a un catedrático rociando con gasolina a un humano agónico? ¿Encendiendo el cerillo para que la carne humana arda hasta la muerte? Esa animalidad, ¿justicia? En el México de una política religiosa, una religión política y un ejército que se desacredita, ¿justicia?

México, 25 de octubre. La Iglesia Católica quiere poder político. Impulsa una iniciativa para cambiar el 24 constitucional e introducir el concepto de “libertad religiosa”, con la que podrá ser votado y ocupar puestos públicos, y definir a qué partido o candidato apoyar.

(Dios…)

¿Lujuria mal reprimida?

Moralina y buenas conciencias. Sigue aquí la aspaventera visión del fraile Predicador de Su Majestad, y apostólico del Colegio, y Misión de Propaganda Fide de Las Indias Occidentales, de la Cd., de Santiago de Querétaro, Fray Antonio de Ezcaray, que lo hizo saber a su rebaño en el año de gracia de 1691:

“Qué más incentivo a la lujuria que ver a las mujeres con una zaya toda abierta por delante, para que por la abertura se vea la otra zaya, o a los hombres con unos calzones tan ajustados, que en la misma estrechez manifiestan la forma del muslo, y algo más que por la decencia conviene callar”.

De esto hace ya siglos y décadas, pero el anatema del fraile retoñó la semana anterior en Huatulco, Oax., donde el ayuntamiento acaba de emitir un código de vestimenta con la prohibición expresa de que las trabajadoras del municipio usen escotes, minifaldas, pantalones ajustados y afeites exagerados, que incluyen “sombras en los ojos”.

Y fulminante la excomunión del clero católico no en 1691, sino hoy día, cuando moralina y buenas conciencias satanizan las “malas costumbres” de la sociedad:

Quienes practican esa cruel masacre de inocentes e indefensos que es el aborto son peores que los secuestradores y los violadores, ya que son auténticos asesinos.

Mérida, 2005. “Las instalaciones de la Unidad de Atención Psicológica, Sexual y Reproductiva, que aboga por el derecho al aborto y al sexo con responsabilidad, fueron apedreadas por militantes de grupos religiosos radicales. Miembros de Provida profirieron insultos contra la dirigente de la mencionada clínica”.

En 1691, Fray Antonio de Ezcaray: “Qué más incentivo a la lujuria que ver a una mujer agarrotada por la cintura y tan pomposa de lo restante que con la zaya que traen puesta pudieran vestirse cuatros doncellas pobres. Qué más culpables que ponerse un manto, tan transparente, tan pernicioso, que descubre a la mujer de pies a cabeza, añadiendo a este manto una red infernal de puntas, para que por ellas les vean el pelo rizado, las rosas, el chiqueador, la toca, un diluvio de cintas, botones y otras superficialidades…”

 

Querétero, Qro., siglos más tarde: “El Reglamento del Buen Decir tuvo que ser cancelado por la polémica que levantó la inclusión de sanciones a las personas que utilizaran un lenguaje soez en la vía pública”.

Fray Antonio de Escaray: “Innumerables pecados se cometen por los trajes profanos, afeites, escotados y culpables ornatos, que en estos miserables tiempos y en los antecedentes ha inducido el infernal Dragón para destruir, y acabar con las almas, que con su preciosísima Sangre redimió nuestro amantísimo Jesús. Tal visión de Apocalipsis abarca Querétaro y ciudades españolas. Qué más provocación que la diversidad de formas y figuras en los vestidos. Hoy son de un modo y mañana de otro: ya acuchillados, ya más estrechos, ya abiertos, ya con muchos pliegues, y con otras hechuras (…) Hay vestidos blandos, suaves, provocativos a la lujuria como las camisas de olán, cambray, bretaña, holanda o las camisas bordadas con las mujeres por seda”.  Mis valedores…

En el anatema del fraile a los vestidos femeninos (ya abiertos, ya estrechos o acuchillados), ¿no perciben ustedes un a modo de regüeldo de lujuria mal reprimida? ¿No advierten amagos de represión sexual en el mensaje que (¿entre ahogos, quizá, con el pulso alterado?) arroja el predicador contra las féminas de su tiempo? Entre el hoy y el ayer, ¿se ha producido algún cambio en la sotana y la capa pluvial? (¡Verbo Encarnado!)