Al peso mexicano

Así que ante el dólar vuelve usted a perder peso y devaluarse una vez más, pesito mexicano. Y qué hacer, sino expresarle el testimonio de aliento y solidaridad para uno tan ruda y reiteradamente devaluado, hoy que una comunidad erosionada de frustración, desesperanza y desánimo ante el Poder ha acabado por ver a usted con una revoltura de menosprecio y desdén, minimizándolo y denigrándolo sin percatarse de que con tal acción se denigra. Porque usted, valga poco o nada valga y apenas se distinga en la palma de la mano, es tuétano de lo nacional, sello e identidad que nos distingue como pueblo sobre la faz de la tierra. México.

Lo veo entelerido, trasijadón, con el rabo entre las zancas, y pienso en su prosapia y blasones, con  antepasados ilustres como aquel peso 07.20 de forma gallarda, sonido argentífero,

potencia cabal y ley de la buena; un peso entero todavía, que dictaba condiciones aquí y en corral ajeno. Hoy a usted, sombra de sí mismo,  lo  observo rodando sin rumbo. Las manos que apenas ayer lo atesoraban, hoy se desembarazan de usted como de alguno contagiado de enfermedad pegadiza. Mirándolo por la calle del menosprecio medito en los tiempos, qué tiempos, en que pisaba fuerte, con su empaque de señorón, de mandón. No lloro, nomás me acuerdo…

Lo que entonces pesaba, lo que se le guardaba en la bolsa a la divisa convenenciera,  pero realista: “En este mundo no hay más amigo que un peso en la bolsa». ¿Y ahora? Hoy se le mira, cachivache en desuso, sin enjundia, sin consistencia, sin peso -¡usted, el peso!-, sin eso que hay que tener. Capado.  Más antes, tema de conversación entre los pesudos que lo poseían; entre los fregados, que lo añoraban, entre un paisanaje que decía “un peso”, como decir Cuauhtémoc, Pancho Villa o la Virgen Morena. Pero ahora, en un Estado libre y asociado protegido por la Iniciativa Mérida y que  tiene al dólar de divisa nacional…

Y yo digo: que vuelva su real valía, que tornen águila y sol como signo de la vida y de la muerte. ¿O nunca más ese peso entero, todavía sin capar?

Lo miro en mi niñez, como entre sueños. Veo el gesto aquel, de las dinerosos, cerrar el trato de las hectáreas de tierra o la caballada, y decir trato hecho,  darse la mano y desabrocharse de la cintura la víbora de cuero crudo, vaciarla sobre la mesa y por el hocico de la cueruda alcancía  dejar salir la lluvia argentina de los pesos fuertes. Ah, aquel sonido, me acuerdo, que hagan de cuenta esquilas de jubileo y resurrección. El de usted, en cambio, hoy cascado cascajo y gargajo, y no más…

Pero ánimo, no fruncirse, no pandearse, no acabarse de arrugar. Usted volverá a ser lo que era cuando la gente de México vuelva a ser la de los pesos fuertes. Animo. Por ahora,  y en tanto ruede por ahí, bocabajeado, sépase que conmigo cuenta con un amigo que no se afrenta de usted; que cuando me lo pandeen soledad y abandono, patrimonio de vencidos, yo aquí lo aguardo con la bolsa abierta, y que mucho me cuidaré de desconocerlo como cualquier descastado de esos. ¡Cómo, si vivo en México, no en Puerto Rico! ¡Cómo, si usted aún porta la viva estampa del águila devorando la serpiente! Pero sigan los «guanabís» con sus sueños de gringos segundones  culimpinados ante el dólar, y va a ser la serpiente la que termine por devorar al águila, y entonces…  (México)

Una pobre democracia

El periodista y su apreciación del país, mis valedores. Economistas ineptos, crisis global, democracia pobre, y que la creciente carestía que tanto lastima a unas masas empobrecidas es culpa de los economistas que  “hasta donde lo permite la deficiencia de los conocimientos económicos han estudiado la cuestión de los períodos críticos sin llegar a ningún resultado cierto.

No hay que gastar las energías inventando esquemas y elaborando millonadas de proyectos sobre el papel. Hay que hacer planes sobre la tierra. La palabra reconstrucción sólo adquiere vida, consistencia y belleza cuando se une a los conceptos de acción, de progreso, de fuerza y de trabajo efectivo.

Ahora mismo, afirma el editorialista del matutino,  asistimos a una crisis que los encargados de la economía debieron prever, que todos anticipamos mental o verbalmente, pero que nada hicimos por evitar. Los economistas han estudiado hasta donde lo permite lo limitado de sus conocimientos el fenómeno de los periodos críticos, recurrentes, pero no han logrado llegar a ningún resultado positivo.

Cuando los precios se encarecieron, los sueldos y las utilidades de las clases obreras y profesionales fueron a la zaga. El patrón se resistía y el trabajador se empeñaba, y en medio del sacrificio se infló terriblemente el costo de la vida. ¿Las víctimas? Las de siempre: los obreros y los profesionales que viven de su trabajo, las clases medias. Contener o suprimir la especulación es positivo, pero la creación de comisiones en medio de una crisis sólo contribuye a llevar la especulación hasta el propio seno del gobierno.

Señores comerciantes: ustedes siguen cobrando precios inverosímiles con perjuicio de nuestras clases populares. El motivo de las huelgas, el aumento de salarios que los obreros exigen, se deben a la actitud cada día más leonina del comercio. Seamos razonables, ajustémonos a lo justo y equitativo, evitando efervescencias y trastornos que afecten la tranquilidad pública. En las primeras huelgas sentirán as duras lecciones que el pueblo, arrastrado por el hambre, ha dado al comercio en anteriores ocasiones. ¡Y no queremos brazos que se levanten airados demandando justicia! ¡Es preferible hacer justicia antes de que se derrame el torrente de las indignaciones populares!

Nuestra pobre democracia: La abstención es un delito por culpa; la comisión de fraudes en las elecciones es un delito con agravantes. Si hay que reformar, la solución no es reformar en la superficie, en las epidérmicas leyes de procedimientos, sino en la médula. Estamos privados de un verdadero Poder Legislativo; puesto que no ha podido expedir ni una sola ley de importancia, ¿para qué le sirve a nuestro país el Legislativo?”

Y los anuncios al pie del editorial. La fiesta brava: Rodolfo Gaona triunfa en Puebla. El pueblo, al terminar la corrida, trataba de sacar en hombros al torero, pero éste rehuyó modestamente ese homenaje de la afición poblana.

Deportes.  Jorge Carpentier se prepara; sostendrá una lucha con el campeón estadunidense Jack Dempsey.

Anuncios clasificados: Vendo mi casa en la 2ª. calle de Camelias 46. Mide 722 metros cuadrados. Vale 4 mil.

¿Los interesados? Infórmense en la edición de El Demócrata correspondiente al 14 de octubre de 1915, y a propósito: a la distancia de 96 años, ¿ha avanzado nuestro país? ¿Cuánto ha avanzado? ¿Un país distinto al actual?

Mulas. Cuarenta mansas y treinta y dos brutas. Niño Perdido 82”.

Todo esto, mis valedores,  encierra su muy buena moraleja, ¿pero cuál? (México.)

 

De mulas y de corderos

La crisis económica.- Una crisis que los encargados de la economía debieron prever, pero que nada hicieron por evitar. Ellos han estudiado, hasta donde lo permite la deficiencia de los conocimientos económicos, la cuestión de los periodos críticos, recurrentes, sin llegar a ningún resultado positivo.

¿Ustedes aceptan estos conceptos? ¿Con economistas del peso de Carstens o el carisma de Ernesto  Cordero? Yo no. Difiero de la opinión del articulista porque,  entre otros motivos, publicó su texto en El Demócrata  del 14 de octubre, pero de 1915. ¿Resucitar sus conceptos? ¿Para qué? Para que juzguen ustedes si alguna vigencia pudiesen exhibir en el México actual. Ahí mismo, en el matutino, noticias y comentarios de rabiosa actualidad:

Rodolfo Gaona triunfa en Puebla. El pueblo, al terminar la corrida, trataba de sacar en hombros al torero, pero éste rehuyó modestamente ese homenaje de la afición poblana.

Nuestra pobre democracia. La abstención es un delito por culpa; la comisión de fraudes en las elecciones es un delito con agravantes. Si hay que reformar, la solución no es reformar en la superficie, en las epidérmicas leyes de procedimientos, sino irnos a la médula. Estamos casi privados de un verdadero Poder Legislativo; puesto que no ha podido expedir ni una sola ley de importancia, ¿para qué le sirve a nuestro país..?

Anuncios clasificados: Vendo mi casa en la 2ª. calle de Camelias 46. Mide 722 metros cuadrados. Vale 4 mil…

Los héroes de la crisis.- Cuando los precios fueron aumentando, los jornales, los sueldos y las utilidades de las clases obreras iban a la zaga de los precios. El patrón se resistía y el trabajador se empeñaba, y en medio del sacrificio se infló terriblemente el costo de la vida. Las víctimas son las mismas de siempre: los obreros que viven de su trabajo, las clases medias y submedias. Contener o suprimir la especulación es algo heroico y digno, pero, desgraciadamente, la creación de comisiones oficiales en medio de una crisis sólo contribuye a llevar la especulación hasta el propio seno del gobierno…

Deportes.-  Jorge Carpentier se prepara; sostendrá una lucha con el campeón estadunidense Jack Dempsey.

La severa crisis global.-  Señores comerciantes: ustedes siguen en sus trece, sosteniendo montos inverosímiles, con perjuicio de nuestras clases populares. El motivo de las huelgas, el aumento de salarios que los obreros exigen es debido a la actitud crecientemente utilitaria del comercio. Seamos razonables, ajustémonos a lo justo y equitativo, evitando efervescencias y trastornos que afecten la tranquilidad pública. Pongamos nuestro contingente de patriotas verdaderos. Con las estrangulaciones no se consigue sino la asfixia y la muerte. En las primeras huelgas sentirán los del dinero las duras lecciones que el pueblo, arrastrado por el hambre, ha dado al comercio en no pocas ocasiones. ¡Y no queremos huelgas, ni brazos que se levanten airados demandando justicia! ¡Es preferible hacer justicia antes de que se derrame el torrente de las indignaciones populares!

Un ensayo de reconstrucción.- No hay que gastar las energías inventando esquemas y tramando proyectos y planes de saliva. Hay que hacer planes sobre la tierra. La palabra reconstrucción sólo adquiere vida y consistencia cuando se une a los conceptos de acción, de progreso, de fuerza y de trabajo efectivo. (Ahí le hablan, Calderón.)

Mulas. Cuarenta mansas y treinta y dos brutas. Niño Perdido 82.

Tal era el México de hace 95 años. ¿Y el de hoy?  (¡Cordero!)