Pantano de Chuchos

¿Qué tanto hace el coordinador de los senadores del PRD, Carlos Navarrete, en la Sec. de Gobernación? Ya  parece su segunda casa…

Es la ironía del matutino frente a los Chuchos de Nueva Izquierda, colaboracionistas del Sistema de poder. Y cómo pudiera ser de otro modo, sí ese mercado de compra-venta y alquiler de conciencias viene desde los años 70, cuando Echeverría cooptó a tales mercachifles para con ellos desmantelar desde dentro al Comunista Mexicano, con los últimos restos de las verdaderas izquierdas de nuestro país. Hoy la maniobra se repite con el maiceo de dirigentes de la falsa izquierda atejonados dentro de la mafia apodada Nueva Izquierda, como continuación de la guerra sucia de principios de los 70s. que se trama  frente a nuestros ojos por más que nosotros (carencia de cultura política) le damos muy poca importancia, si no es que nos pasa inadvertida, sin más. La historia:

Una vez perpetrada la masacre del 2 de octubre del 68 el entonces presidente Echeverría se propuso ocultar ante los ojos de las masas sociales todos los logros alcanzados por la vertiente popular-estudiantil del 68. Para lograr sus propósitos inició la maniobra de borrar, diluir o distorsionar de la conciencia colectiva la memoria histórica y al propio tiempo desmantelar las fuerzas de oposición. Pero ocurría que ni el gobierno ni el PRI, tenían la más mínima credibilidad ante las masas sociales. Echeverría, entonces, acudió a dirigentes del Comunista Mexicano como Heberto Castillo,  Arturo Martínez Nateras, Arnoldo Martínez Verdugo, Gilberto Rincón Gallardo y demás dirigentes del movimiento confinados en cárceles del país, todos con un enorme ascendiente sobre las masas sociales.  Echeverría, por medio de enlaces diversos les ofreció plata o plomo, y ante tal disyuntiva los dirigentes honestos fueron destruidos: muerte, prisión, desaparición, pero muchos más se dejaron cooptar por LEA, que a la promesa gubernamental de la “apertura democrática”, agregó a los flamantes colaboracionistas a intelectuales como Fernando Benítez, Carlos Fuentes, Octavio Paz,  y tantos otros intelectuales orgánicos.

Algunos de Nueva Izquierda, como  el Chucho Ortega, proceden del Partido Frente Cardenista de Reconstrucción Nacional, el desacreditadísimo  Ferrocarril, cuyo dirigente, Aguilar Talamantes,  queda en la historia de la picaresca política como el estereotipo del pragmático-utilitarista que desde el partido vende o alquila sus servicios al mejor postor. La historia se muerde la cola:

Eso que ocurre hoy  en el PRD ya se prefiguraba en la Convención Nacionalfrancesa de 1892 como resultado de la revolución de 1789. El grupo más reducido fue el de los jacobinos, radicales encabezados por Robespierre, que desde la izquierda en los asientos  del Congreso intentaban hacer realidad los postulados revolucionarios; más del doble de delegados pertenecía a la corriente de los girondinos, tibios e instalados en el centro del espectro político (los estudiosos lo afirman: en la política el centro es imposible porque se está con las masas o con el explotador), en tanto que más allá de convicciones personales o los principios estipulados en su declaración de principios y programas de acción, una mayoría de delegados conocidos como La llanura o El pantano se añadían al partido más fuerte en la coyuntura política. Mis valedores: ¿identifican a los radicales, a los girondinos y al “pantano” dentro del PRD? Por cuanto a los talamanteros frente al gobierno de Carlos Salinas… (Eso, mañana.)

Redrojos históricos

La Confederación de Trabajadores de México, mis valedores,  cuyo aniversario No. 74 se cumplió el pasado jueves.  Leo, de su Declaración de Principios y tácticas de lucha:

“El proletariado de México luchará fundamentalmente por la total abolición del régimen capitalista. Contra fascismo e imperialismo  luchará con todas sus fuerzas. También por obtener el pleno goce del derecho de huelga, de asociación sindical, de reunión y manifestación pública y el de propaganda escrita y verbal”.

De tales conceptos se ufanaba la CTM. ¿Y..?   Hoy, en sus 74 años de existencia, ese organismo corporativo de control obrero que en tiempos del PRI-Gobierno determinaba los rumbos políticos del país  degeneró en cascajo histórico y basura apilada en el desván de la Historia. Y no más.

Ayer fue su mandón un tal Fidel Velázquez, lechero que a semejanza de Zeus a su padre Saturno-Urano, destronó y destruyó a Lombardo Toledano, su progenitor; no al modo mítico de cortarle los genitales, empresa imposible porque Lombardo mostró, con sus hechos, no poseerlos. No capándolo, pues, sino derribándolo del pedestal de control obrero para encaramarse el propio Fidel como líder perpetuo de la difunta (o casi) confederación hoy en manos del anciano (de espíritu, sobre todo) Joaquín Gamboa, depredador de los dineros públicos que convierte en oro mal habido todo lo que ha manoseado.

“Pobres obreros”, oigo al compadecido,  y  escucho la frase síntesis de mi padre Juan:

“No me “almiro” de los líderes, mi hijo, que son unos cuantos. Me “almiro” de los obreros, esa patética mayoría silenciosa que aporta su cuota para que los pastores del rebaño sigan enriqueciéndose”.

Yo esta vez, a modo de “homenaje” a la central obrera, recuerdo las estatuas que un Sistema cómplice ha erigido en honor del lechero. Con el pretexto del aniversario de la central “obrera” recuerdo cuando el recién muerto Fidel era “eternizado” en bronces que hoy se oxidan de incuria, abandono, olvido definitivo. Ante alguna de las múltiples estatuas del líder, aquí  las  imaginaras y variopintas expresiones de quien camina frente a la mole disforme y se detiene a reflexionar:

El político muy a la vieja escuela del mentado Revolucionario Ins hoy en agencias de recuperar Los Pinos:

– Regia ubicación para revivir la esforzada tradición del acarreo de rancheros y cetemistas. Ya imagino mi foto con el monigote al fondo, y en derredor las viejas, me refiero a aquellas viejas multitudes que, delirantes y matraqueras, se congregaban a la advocación de procampos y pronasoles, qué tiempos. Pero un Madrazo a tiempo y por Dios que volvemos.

El escultor.- “Ahora, a esperar más pedidos de políticos lambiscones. Que écheme una de Presidente con Coca-Cola, que fórjese una pedestre para ese al que siempre agarran pedestre,   que una ecuestre para nuestro gallo copetón. Yo,  a sacar la tripa gorda, me refiero a la del mal año, del pésimo sexenio”.

El de los arreglos florales.- “Ahora sí, a vender hartas coronas fúnebres para los consabidos mitotes políticos del Revolucionario Ins”.
El historiador.- “Podrían haberme consultado, caracso. Una cosa es el barroco tropical y otra, muy otra, la verdad histórica. Con legajos les demuestro que una estatua de Fidel tiene que ir en una postura así,  como culimpinándose ante el…en fin”.

El critico de arte: – “Me van a oír, y seré implacable. Claro que me van a oír. Semejante atentado contra la estética no puede quedar impune. Qué es eso de mezclar… (La mezcla, mañana.)

Azules y tricolores

El mundillo oficial, mis valedores, acaba de simular a lo desganado  la conmemoración del aniversario No. 190 del nacimiento de la bandera nacional, efeméride que se cumplió el día de ayer. Ello me da pie para aludir a la abusiva manipulación que de los símbolos patrios han hecho el PRI y Acción Nacional. A principios del sexenio foxista se encrespó el PRI:

¿Por qué cambió Fox nuestro escudo nacional? ¿Por qué tratar de utilizar los símbolos patrios como propaganda política? No convencen las explicaciones de Marta Sahagún: que el águila está en posición de ir hacia delante. ¿Cómo puede ir, si no tiene alas?

Y en diciembre del 2000:

“La fracción del PRI en la Cámara de diputados presentó un punto de acuerdo para que ese órgano legislativo exhorte a Gobernación para que disponga que todas las dependencias del Ejecutivo Federal utilicen legal y correctamente los símbolos patrios”.

La respuesta del PAN: que el Senado prohibiese al PRI el uso de los tres colores. “¡Eso nunca!”, clamó un Lanz Cárdenas. “¡La propuesta no tiene por qué ser aprobada por el Senado, ni siquiera por el Congreso. Es un asunto interno del PRI!  La propuesta tiene un  fondo electorero”.

La “exhortación” para que los priístas  liberaran los colores patrios vino de Ernesto Rufo cuando gobernador.  Fulgurante la respuesta: “Para el Frente Juvenil Revolucionario del PRI, la propuesta es una tontería. Debe ser rechazada. Cada partido tiene derecho a utilizar los colores con los que se identifica. El PAN utiliza el azul y blanco porque se identifica con la bandera gringa. El PRI ha utilizado siempre los colores nacionales ¡porque se  identifica con México!”

El PRD, años después: “Impugnaremos ante la autoridad electoral la utilización de los colores de la bandera nacional en el escudo del PRI. Millones de mexicanos son del mismo sentir. Todos utilizamos los colores patrios, o ninguno”.

Cuando priísta, Campa Cifrián: “Nada obliga al PRI a cambiar los colores de su logotipo. Le dan la identidad  y es un derecho que tiene desde su creación. Los priístas no pierden el tiempo en criticar los colores azul y blanco del PAN, y el amarillo del PRD. ¿O sí?”

Mientras, “ONGs. piden que el Congreso prohíba  a cualquier partido utilizar los colores nacionales para manipular al electorado y hacerle creer que ellos son México y que México es de ellos”.

Esteban Moctezuma: “Ese debate quedó atrás. Hoy lo revive la oposición con fines electorales y nada más”.

 

 

López Obrador: “El PRI no debe utilizar los símbolos patrios. El Himno Nacional y la Bandera pertenecen a los mexicanos; son símbolos de los mexicanos, no sólo de un partido, y México no es el PRI ni el PRI es México”.

Le contestó Arturo Núñez, ayer tricolor y hoy lópezobradorista: “A los colores patrios tenemos un derecho histórico. Con ese tema recurrente y obsesivo pretende la oposición justificar sus derrotas electorales: que pierde porque el PRI tiene esos colores en su emblema. El  PRI hará valer su mayoría para defender sus colores patrios. El intentar quitárselos es una actitud hostil que atenta contra el ambiente de civilidad necesario para el perfeccionamiento de la vida democrática. ¡Nosotros iniciaremos una cruzada en defensa de la identidad de nuestro partido!”

“¿Que qué?”, el vocero del PRI.  “¿Despojarnos de nuestros colores? Esa es una cortina de humo de la oposición, que considera a la ciudadanía tonta o tarada que no sabe por quién votar y dice: Voy a votar por la bandera. ¡Eso es ingenuo!”

(México.)

 

¿”Nacionalismo”? Cuidado

“Ideada por Iturbide,  la bandera que simbolizó el Plan de Iguala, firmado por él y otros jefes en esa villa, era tricolor, con franjas diagonales de color rojo, verde y blanco; una estrella en cada franja y en la central una corona imperial dorada, con el fondo encarnado y orlada con las palabras Religión, Independencia, Unión”.

Hablé ayer, mis valedores, del significado de sus colores. En el aniversario No. 190 de su creación, que hoy se conmemora, el discurso oficial exaltará un lábaro patrio izado a toda asta como símbolo, identidad y nacionalismo. Lo usual. Yo, en contrapunto de las frases retumbantes, consigno aquí opiniones que fluyen a contracorriente del discurso oficial. Roger Bartra, sociólogo y antropólogo:

– Una nación puede sobrevivir sin nacionalismo. Porque el tal se convierte en algo dañino para los habitantes que viven en un territorio, una enfermedad y no un factor de desarrollo. Desde hace varios sexenios el nacionalismo le ha hecho mucho daño al país. Se ha vuelto institucional y está actuando en contra de la nación misma. Está en clara y franca crisis. Hay muchos que se han propuesto como salvadores del nacionalismo. Lo mejor sería que no hubiese salvadores, que los mexicanos pudiésemos vivir en una sociedad democrática. Exaltar los símbolos patrios es presagio de guerra. Donde existe la democracia, la importancia de los símbolos patrios decrece y empiezan a tener importancia otra clase de símbolos. Que en México se recurra tanto a la simbología patriótica es una mala señal. Cuando hay tanto uso de las banderas es que hay evidentes señales de conflicto.

La befa y un “nacionalismo” ofendido: “El profesor Luis Gárate, de El Palmito, Sin., ultrajó el lienzo patrio limpiando con él los cristales de la ventana de su casa. Como este hecho afrenta gravemente los sentimientos patrióticos del pueblo mexicano, considero que se investiguen los hechos y se proceda a la consignación e inmediata destitución del dicho profesor, por ser indigno de desempeñar el noble cargo de maestro de la niñez mexicana”.

Gabriel Zaíd, escritor “Las banderas y los himnos como símbolos sacros del Estado son decimonónicos. La declaración de que estos emblemas son nacionales es un engendro político del siglo XIX (…) Han cambiado las misas y las devociones, pero no el santoral político ni las devociones oficiales, ni las misas de gallo del 15 de septiembre que inventó el General Porfirio Díaz para celebrar su cumpleaños (…) Requerimos de unos símbolos patrios más tranquilos, menos aparatosos”.

Bartra: “Esa tremenda insistencia en la formalidad del símbolo proviene de un intento de vestir el cuerpo desnudo. El cuerpo del nacionalismo tradicional revolucionario está desnudo, pero el Gobierno quiere cubrir esta desnudez a como dé lugar. Es como si literalmente se cubriera con el paño de la bandera, con el símbolo más vacío de contenido, sin acudir a ninguna tradición. Por eso son símbolos completamente vacíos, manipulados”.

Befa, ignorancia, “nacionalismo”: Salamanca, Gto. “Empleados de parques y jardines de la presidencia municipal utilizaron una bandera nacional para recoger la basura de la vía pública. Le echaban encima basura y excremento de perros. Luego arrojaban su carga en el vehículo lanzando con fuerza, como catapulta la bandera, que sacudían para repetir la acción. Explican que ‘la encontramos en un basurero y nos ha servido mucho para recoger la basura’”.

(Otros usos de la bandera, mañana.)

Trigarante

Iturbide, Guerrero, Plan de Iguala y un lienzo que el 24 de febrero de 1821 cortaría de tajo dos épocas en la historia del país: el colonialismo de la Nueva España y la independencia México. Ese paño, en manos del sastre José Magdaleno Ocampo, iba a nacer bandera nacional con sus tres franjas diagonales y otros tantos colores simbólicos: blanco el de arriba, verde la siguiente, y rojo al final. Meses más tarde, un 27 de septiembre, el México independiente izó a toda asta su flamante lábaro tricolor. Hoy día al referirse a los símbolos patrios, lo afirma el sociólogo y antropólogo Roger Bartra:

Exaltar los símbolos es prestigio de guerra. Dondequiera que hay una guerra potencial o en curso, los símbolos son fundamentales. Donde existe una democracia, la importancia de los símbolos patrios decrece y empiezan a tener importancia otra clase de símbolos. Que México recurra tanto a la simbología patriótica es una mala señal.

El significado de los tres colores de nuestra bandera nacional:

El verde se nos quedó como símbolo de independencia, el rojo, de unidad, y de religión (católica) el blanco. Mis valedores: hoy, a 190 años de distancia del nacimiento del lienzo de los tres colores; hoy, digo, con un país gobernado por mediocres proyanquis adictos a  Washington, ¿cuánto de independencia resta al país? Después de un proceso electoral traumático como fue el del 2006, que mantiene divididas  y en crispación a las masas sociales, ¿unión popular? En cuanto al  blanco de la bandera, los actuales beatos del Verbo Encarnado han diluido tanto la religión como el Estado laico porque convirtieron el púlpito en una tribuna politiquera que apoya no a la grey católica sino los intereses de un Sistema de poder del que forman parte. A propósito:

¿Son esos colores los que más nos cuadran por idiosincrasia y raíz, mito y leyenda, historia, tradición? Al teñir de verde, blanco y rojo la bandera de México, ¿conocería Iturbide ese episodio de la mitología indígena y los colores que ahí se citan y que tal vez debieran haberse tomado en cuenta a la hora de confeccionar la bandera? Aquí, en lenguaje de Castilla,  el nacimiento de  nuestra raíz indígena:

“Por la noche, en sueños, el dios les dijo: Recordad que mandé matar a Cópil, y os mandé sacarle el corazón y arrojarlo en esta laguna. Sabed que el corazón cayó en una roca, y del corazón brotó el nopal. Es tan grande y hermoso que en él mora un águila (…) A ese lugar le nombro Tenochtitlan”.

“Ya van juntos Axolohua y Cuauhcóhuatl y encuentran el nopal salvaje. En él estaba erguida un águila. Dice Cuauhtóhuatl: el agua es  cual tinta azul. Entonces Axolohua y él se sumergieron. Este regresa y dice a sus hermanos: allá quedó muerto Axolohua.

Pero al día siguiente fue saliendo Axolohua y fue a decir a todos  sus hermanos: El dios Tláhuac me llamó para decirme: Ya que mi Señor Huitzilopochtli ha llegado hasta acá, aquí será su casa, aquí será amado, y juntos viviremos en esta tierra.

“Ya van a ver el nopal salvaje y hallan la fuente del día anterior. Y vieron que el agua que el día anterior era clara, ahora brotaba muy bermeja, tan roja como sangre, y se dividía en dos arroyos, y del segundo salía el agua azul. Y entonces vieron el nopal. El águila estaba con las alas extendidas hacia los rayos del sol (…) Cuando le vieron, rindieron la cabeza como ante cosa divina, y el águila también se inclinaba ante ellos, y comenzaron a llorar de alegría, dieron gracias a su dios”. México.  (La festividad,  mañana.)

 

Aquella luz es Sandino!

Dicen que viene la contra revolución. Yo creo que no. Y si viene,  aquí están los muchachos para esperarla. Ellos están dispuestos a entregar el último cacaste para no dejar morir a Nicaragua”. G. Sánchez.

Sigue aquí, en voz de los testigos presenciales,  la relación de los hechos heroicos con que los jóvenes de Monimbó, en Masaya,  Nicaragua, ayudaron a desmoronar la dictadura de los Somoza.

“Aquí pelearon entre dos y tres mil muchachos. Monimbó siempre estuvo a la vanguardia”. A. Dávila.

“Los muchachos no eran guerrilleros. Los fueron haciendo guerrilleros”. J.M. Pacheco, sacerdote; y el estudiante J.R. Ortiz: “Desde que sentí en el alma la muerte de un compañero me decidí a tirar bombas”.

“La guardia venía y siete, ocho muchachos le tiraban las bombas; se metían a sus casas, llegaba la guardia y los muchachos ya en sus camas, haciéndose los dormidos”.

“Como Somoza es un asesino que mandó traer armas contra el pueblo, dijimos: no sólo sus armas van a estallar; también las bombas de Monimbó. Al principio las hicimos de mecate; después ya eran de masquinteip”. R. Serrano.

 A. García G.: “Me llamó la guardia para dialogar con el comandante. Yo no fui. Les dije que ya no era tiempo”.

De la carta que envió a Somoza un Alfonso Dávila B., juez y abogado: “General, he leído que ofrece ayuda a Monimbó. Su ayuda es tardía. Ya Monimbó no espera nada de usted. Sepa que Monimbó tiene que escribir muchas páginas en contra suya”.

J.S.P., sastre: “Yo no podía tocar el tambor en lo oscuro porque decía la guardia que yo levantaba al pueblo. Entonces tuve que avisar casa por casa, para lo de las bombas”, y A. García G., alcalde de vara. L.H.: “A los bombardeos, las mujeres sacaban sus espejos y los ponían al sol para que los pilotos no vieran nada y se deslumbraran”.

“Ya todo el mundo decía que Monimbó estaba en cenizas, pero eso era mentira. Monimbó estaba vivo, estaba de corazón vivo”. A. Ruiz, vendedor.

Mandé fuera a mis hijos. Les dije: hijos, cúbranse ustedes, déjenme a mí. Yo soy nada más un espíritu que anda por las calles”. O.A.

“Una noche aparece ese chavalo. Ya no vamos a comer, le digo. Estoy acostumbrado a no comer, me dice. Te van a matar, le digo. Tiene ocho hijos mi mamá, me dice. Le quedarán siete. Y entonces voy y le digo a mi marido: Somoza tiene perdida la guerra”. Lourdes O. De B.

“Cuando supe del triunfo le daba gracias a Dios de que todos mis hijos estaban vivos”. F. E., panadero. “Al final me puse a llorar de impresión y de alegría porque no parecía que ya hubieran triunfado los muchachos”. Ofelia Ortiz, hogar. “Todos nos abrazamos de alegría”. G. Sánchez, comerciante.

Pues sí, pero años y desengaños más tarde, cojeando y apoyándose en el bastón que le habilitó WashingtonVioleta Chamorro sacaría del poder a los sandinistas, y más tarde tocaría el turno a cierto Arnoldo Alemán del que se publicó en agosto del 2003 en Managua: “Lavado de dinero, fraude, peculado y malversación de 11.5 millones de dólares. Alemán y otros  funcionarios  los desviaron del Tesoro a cuentas personales”.

Pero allá el Alemán fue encarcelado.  ¿Los Alemanes  de por acá, mientras tanto? ¿Y nosotros? Destino de pueblos débiles. De espíritu, de redaños. Lástima.

“Es medianoche en las montañas de las Segovias. – ¡Y aquella luz es Sandino! Una luz  con un canto: ‘Si Adelita se fuera con otro…’

La Adelita: tal fue el canto de guerra del  “ejército loco” que venció al gringo. Nicaragua. Barrio de Monimbó. Sandino. Siempre Sandino.  (Nicaragua.)

 

Sandino, Estrada, Umanzor, Nicaragua…

Y de repente, mis valedores, se levanta la voz de los jóvenes, y  la chamusquina que provocó en Túnez pega sus coletazos a diestras, siniestras y dictaduras, y apunta al vivo corazón de Nicaragua. Una vez más, como en las épocas de Augusto César Sandino,  de Nicaragua las aguas bajan turbias. Fechada en Managua, la nota inquietante:

“Jóvenes opositores han anunciado que volverán a las calles para protestar contra la intención reeleccionista del presidente Daniel Ortega para los próximos comicios”.

Que  una Red Nacional de la Resistencia Ciudadana lleva a cabo una campaña para  frustrar la maniobra del presidente actual, Daniel Ortega, que a contrapelo de la Constitución pretende reelegirse. “Ante esta situación de conflicto, el Frente Sandinista de Liberación Nacional ha decidido posponer el congreso y  realizar sesiones de trabajo con sus simpatizantes  para respaldar la candidatura de Daniel Ortega”.

Cuidado. Ortega, mucho cuidado. Positivo para el país su gobierno o un intento de tornar al somocismo, cuidado. La  historia de Nicaragua, satrapías y epopeya popular, proporciona la clave para arrojar al tacho de la basura al Tacho de los Somoza. Sandino no ha muerto, y con la triunfante insurgencia del Frente Sandinista de Liberación Nacional quedaron registrados los hechos heroicos de León, de Masaya, del barrio de Monimbó. Sandino vive, y Las Segovias siguen ahí nomás, y el Cerro del Común. Cuidado.

¿Qué es aquella luz allá lejos? ¿Es una estrella? – Es la luz de Sandino en la montaña negra. – Allá están él y sus hombres junto a la fogata  – con sus rifles al hombro, – fumando o cantando canciones tristes del Norte, – los hombres sin moverse y moviéndose sus sombras…

“Pero las naciones, afirma Ernesto Cardenal, sacerdote y poeta; las naciones tienen su sino, y Augusto César Sandino nunca fue presidente de Nicaragua, como sí lo fue, y durante 20 años, el asesino de un héroe y libertador de su patria, que en plena lucha de liberación lo había estipulado: “El que cree que estamos vencidos no conoce a mis hombres (29, y con él, 30. Contra Los Estados Unidos.)

Lustros más tarde, fechada en Managua, la nota inquietante “Varias personas resultaron heridas cuando manifestantes opositores al presidente Daniel Ortega se enfrentaron con simpatizantes del Frente Sandinista de Liberación Nacional”.

Válgame. ¿Los norteamericanos, una vez más?  Lo ignoro todavía. De lo único que estoy bien seguro es de que si siguen ellos, como en las épocas de Sandino, primero, y de los sandinistas más tarde, que tuvieron que lidiar con los “contras” de Oliver North contratados por el gobierno gringo, los patriotas de Nicaragua, herederos de Sandino, Estrada y Umanzor, ahí están, y están prontos a la nueva epopeya. Ahí, conmovedoras, las hazañas del barrio de Monimbó. Contra cualquier espurio de Nicaragua permanecen (espero) en la memoria de la comunidad.

Esto pasó hace un año por estas fechas, pero ahora mismo el Despertar de la Rebeldía Ciudadana contra el gobierno sandinista se encuadra y organiza dentro de la citada  Red Nacional de la Resistencia Ciudadana, que apuntalan jóvenes de diversas tendencias políticas. ¿Otra vuelta de tuerca, mis valedores? La historia, ¿vuelta a empezar? Para los citados jóvenes o para quien tenga la razón en el citado conflicto, la solución la aportan los propios nicaraguenses, que la crearon contra el Tacho de los Somoza y tachos subsiguientes. (Mañana mismo el final.)

La Historia, cansada de crear…”

Se acusaba al Ministro Molé, que dirigía los destinos de Francia, de mostrarse débil y pusilánime con las potencias extranjeras. Por justificarse de tal cargo escogió a México para mostrar energía y poder.

Obligada es la referencia, y necesaria para aquellos de ustedes que no la conocen o no la tienen presente. En aquel episodio de la historia patria nuestro país sufrió una de las más dolorosas humillaciones por parte de un gobierno extranjero. El de Francia, precisamente. El infamante episodio pasó a la picaresca nacional con el nombre burlesco de La Guerra de los pasteles. Aquí una somera reseña de lo ocurrido en 1838.

El gobierno de México se ocupaba en los preparativos para instrumentar la campaña de Tejas. El gobierno de Francia, atenido a la superioridad de sus fuerzas armadas, reclamó a nuestro país sumas exorbitantes por concepto de indemnizaciones a ciudadanos franceses que habían sufrido algún perjuicio en las guerras civiles. Esperpéntica la demanda de un tal Remontel, pastelero, que exigía 60 mil pesos, suma equivalente a muchos millones de hoy día. El gobierno del mediocre Bustamante no atendió aquel reclamo con la diligencia adecuada para desactivarlo y se exhibió no como el estadista que precisaba el país, sino como un funcionario mediocre, como todos los de su ralea. Lástima.

Fue entonces cuando el gobierno francés envió diez buques de guerra al tiempo que lanzaba un ultimatum al que el Ministro de Relaciones contestó con la negativa a toda clase de arreglos mientras la escuadra francesa permaneciese en aguas mexicanas. Francia declaró rotas las relaciones con México y bloqueó los puertos del Golfo.

España se involucró en el conflicto. El Contralmirante Carlos Baudín,  Ministro plenipotenciario de su país, arribó a México en la fragata Nereida y tuvo una entrevista con el Ministro mexicano exigiendo una respuesta al ultimátum de Francia sin obtener una respuesta satisfactoria. Trece días más tarde la escuadra francesa rompió sus fuegos contra San Juan de Ulúa.

La guerra de Francia contra nuestro país se había declarado. Como respuesta, el Gral. Antonio Gaona, con 1,100 soldados y 47 cañones, resistió por más de 4 horas un ataque de la escuadra gala, que empleaba 108 piezas de artillería. Testimonio del Comandante de Veracruz: Gaona capituló de manera cobarde. Es la historia que escriben los mediocres. Mucho cuidado, que lo afirma el clásico: “La historia, cansada de crear, se repite”. Los Bustamante de hoy día. Cuidado.

Fue entonces: los mediocres acudieron a los servicios del tenebroso Santa Anna, que en medio de una niebla de la que se aprovechó el invasor, perdió una de sus piernas. Más adelante, ante las pretensiones de volver a la presidencia, circuló la cuarteta: “Santa Anna quiere corona – la tendrá de hoja de lata – porque si la quiere de oro – le constará la otra pata”.

Conclusión de la Guerra de los pasteles: con el tesoro público en bancarrota, un gobierno que había jurado nunca reconocer deuda alguna al francés ni entregarle un centavo, a querer o no pegó el reculón y pagó no 60 sino 600 mil pesos que no debía. Y el colmo del esperpento: al paso del tiempo y con un gobierno francés disminuido, cuando México intentó pagar 200 mil que restaban de la “deuda” ya no había quién los reclamara. “La Historia, cansada de crear, se repite”.

Por cuanto a los tales que sostienen hoy las riendas de la historia, mediocres todos de la alzada de Sarkozy y congéneres, cuidado, mucho cuidado. Es México. (Nuestro país.)

Parejas sado-masoquistas

Al tema del amor me referí ayer aquí mismo, y el espacio se agotó cuando me disponía a analizar uno de los símbolos que encuentro en La zorra y las uvas, la fábula popular. Porque de repente te entusiasma esa sota moza seria y honesta, de rostro agraciado y físico soberbio. Y esa nariz, esos labios, ese mirar que… Nada, que ella será la mamá de mis hijos.

Ilusionado, la abordas una y otra vez, y le confiesas tu sentimiento y tus intenciones, y una y otra vez ella se niega a corresponderte. Derrotado, por fin, abandonas tu asedio y, dolorido, ahí la autodefensa de la zorra:

– Que se largue, pues. No aceptó un sentimiento limpio como el que yo honestamente le ofrecía, pero salí ganando. Pues qué se ha creído, si es una pretenciosa, cuando no pasa de ser lo que es, una pobre empleada de banco. Y de un banco extranjero. Quién dice que no ande por ahí con su jefe o con alguno de los empleados. Total…

(Total, que están verdes las uvas.)

Pareja sado-masoquista, el lado oscuro del amor. Erich Fromm diferencia dos maneras de manifestar amor: en el modo de tener o en el modo de ser.  “Experimentar amor en el modo de tener implica encerrar, aprisionar o dominar al objeto “amado”. Debilita, sofoca, es mortal. La mayoría de las veces hacemos mal uso de eso que llamamos amor. Esto, para ocultar que en realidad no se ama, sino que confundimos el amor con algún otro sentimiento. ¿Pero qué eso que se disfraza de “amor”?

Eso se nombra soledad. El ente humano se siente solo, está solo, la soledad es su segunda naturaleza y lo acompaña del nacimiento a la muerte. Por eso es que aunque la persona sea maltratada, humillada por su pareja como un “objeto” más, continúa convencida de que es amor lo que siente, y que la agresión que recibe es una prueba de amor. Ella depende de su pareja, y se niega a ver su situación de esclava. Mientras el ser amado  la humilla y maltrata,  ella jura que esa es su forma de amar. Mentira. Han integrado una relación sado-masoquista aunque no se manifieste más allá de las palabras, una co-dependencia y una aberrante simbiosis. (Ahí nuestro espejo en cuanto pareja. ¿Nos reconocemos en él, o mejor apartar la mirada y seguir como hasta hoy día?)

Fromm describe los impulsos sado-masoquistas a partir de un concepto al que llama “carácter autoritario”. Para la persona con esa característica solo existen dos tipos de humanos, los que tienen poder y los que no lo tienen. Esa persona con carácter autoritario también puede presentar otras manifestaciones de conducta, como la total admiración por la figuras de mayor poder que él. Incluso podríamos decir que para él nada significa quien no tiene el poder. Es así como se integra la pareja sado-masoquista: “me dejo someter ante los que tienen poder, por el amor al poder mismo que yo siento, pero desprecio, ataco y humillo a quienes no lo posean.”

La persona con impulsos sádicos puede mostrar su carácter de forma abierta u oculta, pero con su conducta hacia la pareja exhibe su necesidad de dominación. Esas parejas celosas, esos esposos golpeadores, esas mujeres resignadas a la violencia intrafamiliar. Pero ocurre que la parte explotada llega a necesitar del explotador, y entonces reprime su sentimiento de odio y temor y presenta sustitutos hasta el grado de  ddisfrazar la violencia que recibe con una profunda admiración hacia el explotador. Así, termina por desear el poder bajo la sumisión ante alguien más poderoso. Y el torcido razonamiento de la pareja. (Ese, mañana.)

El amor, ese estado de gracia

Yo vi repuntar el sol – en un vaso de cerveza – bonito sería el amor – si acabara como empieza – pero acaba con dolor – y punzadas de cabeza”.

Pues sí, pero a fin de cuentas, ¿qué es eso que nombran amor? ¿Una mezcla de serotonina y otras sustancias químicas en el cerebro? ¿Nada más? ¿A eso se reduce el amor? Yo traté de encontrar una respuesta más acorde con el sentimiento que me inspira a estas horas Mi Única, y de manos a asombro me fui a topar con la afirmación del filósofo, y lo cito de memoria:

“Habla del amor quien no lo conoce. El enamorado no se detiene a definirlo. El lo vive, sin más”. Y esta otra: “¿Definir el amor? ¿Mirar el sol de frente?” El creyente en ese estado de gracia: “La edad no te protege del amor, pero el amor sí te protege de la edad”.

Aunque ahí la frase despectiva del cínico: “El amor es la ocupación de los desocupados”. (Diógenes.)

“Prácticamente no existe ninguna otra actividad o empresa que se inicie con tan tremendas esperanzas y expectaciones y que, no obstante, fracase tan a menudo”.

Tal afirma Erich Fromm, que trata el amor en tres de sus libros: Tener o Ser, El miedo a la libertad y, por supuesto, El arte de amar,  indispensable para conservar la mutua afección como indispensable es el oficio para el carpintero que construye una mesa. ¿El maestro que nos enseñe el arte de amar, la receta para conservar ese sentimiento? Búsquelos, dice Fromm, cada amoroso, cada pareja en amor, que el secreto es único, personal e intransferible, lástima.

Y que es nuestra actitud frente al amor lo que lo hace tan difícil: uno busca que lo amen, sentirse amado, pero no se enfoca en amar. El proceso:

a).- Le pides a una persona sea tu pareja. ¿Qué hacemos cuando esta persona nos dice que no?  Quizá se produce un sentimiento de tristeza, de frustración, y de menosprecio por quien nos rechazó (autodefensa). Porque pedimos ser amados, no amar.

b) Te aceptó, te dio el sí. Me siento en las nubes, entro a un gran estado de “enamoramiento”, pero ¿por cuánto tiempo? Ese es otro dilema del amor: ¿hasta cuando somos capaces de amar? El enamoramiento es precioso, pero amar verdaderamente no es cosa sencilla.

El amor como mercado. La advertencia de la madre, las amistades, las personas que influyen en nosotros: “Hija, busca un hombre de posibles. Ese no te conviene. ¿No ves que no tiene en qué caerse muerto? Ese no pasa de ser un ni-ni: ni trabaja ni estudia”.

“Hijo, cómo te fuiste a fijar en una chica tan fea”. “¿Que qué? ¿Enredarte con esa coqueta, falta de pudor?” “Apártate de esa impúdica. ¿No ves cómo se viste, cómo camina por la calle nomás provocando a los hombres?”

Y él: “Mamá,  ¿si primero te enterases de qué chica te estoy hablando?”

La soledad. Otro aspecto importante es el sentimiento de aislamiento o soledad que siente el ser humano. A propósito,  Karen Horney:

“Uno de los rasgos predominantes de los neuróticos de nuestro tiempo es su excesiva dependencia de la aprobación o del cariño del prójimo. Todos deseamos ser queridos y sentirnos apreciados, pero en los neuróticos la dependencia del afecto o de la aprobación resulta desmesurada. {…} Pueden sentirse heridos por el mero hecho de que alguien no acepte sus invitaciones o deje pasar algún tiempo sin hablarles por teléfono {…}; tal hipersensibilidad es susceptible de ocultarse, empero, bajo una actitud de ¡qué me importa!”

Actitud que ilustra a cabalidad la fábula de La zorra y las uvas, ¿la recuerdan ustedes?

El amor sigue mañana. (Aguárdenlo.)

 

¡Culpable soy yo!

Mi primo el Jerásimo, mis valedores. Amante de la botella como todo buen licenciado del Revolucionario Ins., cierta noche logré llevarlo conmigo a una sesión de Alcohólicos Anónimos. Qué más. Y es que para un borrachales cinco derrotas al hilo son muchas botellas.  No salía del duelo por Guerrero cuando se le vino a empalmar el de Baja California Sur. Y ahí estábamos, atejonados,  en la sesión de “Doble A”.

Y qué confesiones las de esa noche de miércoles; qué testimonios humanos que gañote y criadillas me anudaban y  fruncían en la catarsis colectiva de las humanas miserias.

– Mi nombre es Josefo y soy un alcohólico. ¿Alguno de ustedes ha tocado fondo en el fondo sin fondo del delirium tremens?

Y fue entonces; entonces fue. De repente el Jerásimo, estremecidas de tics sus facciones, se dio el levantón. Vi que de acá, del cuadril, sacaba su anforita disimulada en una bolsa de hojaldras, mi desayuno de esa mañana, y que le da un mordisco al gollete. Un rápido amamantón. Un súbito suspirillo. Ahora hablaba aquel muy pálido, de cotorina color mamey.

– ¿Vivir? ¿Vivía?  ¡Mi cuerpo se desgajaba por dentro, exigía alcohol, ríos de alcohol! Sobre de mí orfandad toda la angustia del mundo. Ven, muerte, clamaba yo en vano. Y aquella soledad…

La soledad del que perdió a su amantísima, los chamacos, los amigos, todo. “¡Dios,  y así me juras que existes..!”

Y el gemidillo, y el lamento, y el… ¡Jerásimo! ¡Qué haces, insensato, cuando menos esconde esa ánfora!

Un brinco, dos, un trastabilleo, y ahí estaba detrás de la mesita que servía de tribuna:

– ¡Licenciado es mi nombre, y el Revolucionario Ins. mi divisa!

Y ándele, que (prodigio de la catarsis colectiva) suelta su guácara de gemidos, y que se cimbra, manotea, grita su compulsión:

– ¡Culpable soy yo! ¡Toda mi trayectoria política la he perpetrado en plan cacardioso! ¿Saben cuál es mi crimen mayor, que estoy perpetrando ahora mismo, y por el que respetuosamente les pido la pena de muerte?

– ¡Jerásimo, cierra la boca! ¡Esconde esa botella! ¡Baja de ahí, ven a sentarte, qué desfiguros!

– ¿Saben cuál es, correligionarios? ¡Yo soy aquel! ¡Yo, en punto pedro, he dañado profundamente al país! ¡Yo, yo, mírenme bien, arrímense acá y castígueme, mándeme capar en el penal de El Altiplano, que merezco esto y más! ¡Todo por culpa de esta, correligionarios del pedro!

Y bandereaba la cacardiente Ah, los efectos de la catarsis.

A gritos: “Mea, mea, mea culpa, conciudadanos anónimos! ¡El tamaño de mi delito nomás calcúlenlo! ¡Culpable soy yo! ¡Cuatro años de ser su asesor! ¡Yo, sí, yo soy el que le ha venido aconsejando  todas y cada una de sus medidas de gobierno! ¡Política, finanzas, economía, relaciones públicas, combate al narcotráfico, defensa de la soberanía nacional! ¡Todas! ¡Tú, cacardienta, maldita seas!”

Y que a todo vuelo de brazo la arroja al suelo, donde formó un charquito apestoso. Entre seis, ocho anónimos, lo redujeron. Desmadejado en el volks, me lo llevé a Urgencias. Y sí, ya el primo resucitó de entre los crudos.

– El sí, ¿pero nuestra asociación qué?

Y don Gil., el decano de aquel grupo de Alcohólicos Anónimos, me miraba sin parpadear, qué pena. Y es que la noche de miércoles, al derrame del pomo, media docena de anónimos se aventaron al piso, lo olisqueaban y se soltaron lengüeteando y arañando el cemento. “A dos ya los localizamos. Ahogados”.

– ¿Ahogados en el Gran Canal?

– Ahogados en alcohol. Del paradero de los otros cuatro nada hasta estas horas.

Yo agaché la cabeza. Qué más. Ah, el asesor. (En fin.)

El hijo desobediente

Malagradecido también. ¿No fue gracias al apoyo de la bancada tricolor como logró enjaretarse la tricolor aquel trepidante primero de diciembre en el jacalón de San Lázaro? ¿No fue Manlio Fabio Beltrones su asesor en aquellos tiempos iniciales de sus mandato? ¿No fue el priísta quien le enseñó los rudimentos en el arte de gobernar porque él, “haiga sido como haiga sido,”  llegó todo encandilado y sin una mala experiencia de haber despachado en el más humilde sillón de alguna presidencia municipal, tan siquiera? Que no haya aprendido los consejos y advertencias del sonorense, eso ya es otro cantar (de más baja calidad que “El hijo desobediente”, la tonadilla favorita del de Los Pinos, más allá de Bach, Beethoven y Mozart, allá él.) ¿Qué hubiese sido de su gestión sin el co-gobierno inicial de Manlio Fabio Beltrones? ¿Qué..?

Malagradecido que vino a resultar, como ayuno de toda autocrítica, el muy devoto del Verbo Encarnado: ahora, con esa su voz,  previene a los votantes en potencia (en impotencia) para que se abstengan de propiciar un regreso al gobierno por parte del Revolucionario Ins., al que no baja de corrupto, autocrático y autoritario. “Un peligro para México”.

Yo, por lo pronto, nunca llegué a imaginarme que llegase a perpetrar, sé lo que digo, siniestros compinchajes politiqueros con los cupulares de un tal partido político, revoltura de chuchos y gente de bien, que no lo baja de impostor y de espurio, y que mientras con la siniestra ordenaba tales acuerdos, con toda la fuerza de sus pulmones negaba por esta, miren, que hubiese ordenado o siquiera tener conocimiento de tales arreglos. ¿Cómo fue, cómo ha sido que así se conduzca el de Los Pinos?  Hasta ayer yo dudaba que sus medidas de gobierno fueran producto de los consejos de Manlio, y no, no lo son. Ahora ya estoy seguro. Hoy sé de cierto de dónde procede la asesoría que guía las beatíficas medidas de gobierno del fiel devoto Verbo Encarnado. Mis valedores…

Esto de la asesoría al de Los Pinos lo vine a saber cierta noche de miércoles en aquel saloncillo destartalado, tufo a humedad, donde un almacigo de redrojillos humanos, con voz resquebrajada, confesaba su  áspero oficio del diario vivir una vida arrastrada.

– Me llamo Pascual y soy un alcohólico. Media vida me he pasado entre una celda penal y otra del manicomio. Choques insulínicos y electrochoques. Ustedes dos, los recién llegados, sean bienvenidos.

Y ni cómo decirle que yo soy abstemio, que conmigo el licor topó en tepetate, y que si acudí al domicilio de Alcohólicos Anónimos fue por forzar a mi primo el Jerásimo, licenciado del Revolucionario Ins., a que acudiese conmigo y se mirase en el espejo de aquéllos que, de bagazos humanos en sus días cacardientos, hoy nacen cada mañana a pura fuerza de sus redaños. Azorado, pistojeando, el susodicho Jerásimo seguía los patéticos testimonios de sus semejantes anónimos:

– Mi nombre es María. Soy una alcohólica. Al volver en mí entre el perraco y el vómito, ya perdida la noción de mi tiempo de vida, me preguntaba: ¿tengo que vivir todavía un día más? Quería aullar…

Inquieto, el Jerásimo, se revolvía en la silla. Observé que a lo disimulado metía la mano a la pretina de la camisa y que, como al tablón el náufrago, sin sacarla de su nidal se prendía al ánfora para no terminar derrumbándose. Yo, a su oído: “Cálmate”.

¿Calmarse? “Mi nombre es Josefo y soy un alcohólico. ¿Alguno de ustedes ha tocado fondo en el fondo de un infierno de licor?”

Y fue entonces. De repente… (Mañana.)

Santería popular

El Santo, mis valedores. Extemporáneo y rabón por achaques de espacio, va aquí, para todos ustedes, el retablillo anual que dedico a la memoria de ese Santo de la santería popular que parió, creó y crió la imaginería de las masas populares, y que  permanece vivo en la memoria colectiva por gracia y milagro de esas vetustas películas que exhuma el cinescopio. Porque vivo está, redivivo en la conciencia colectiva a contracorriente del tiempo que todo lo borra. El Santo, El Enmascarado de Plata. Fue un día cinco de febrero de hace 27 años,  me acuerdo…

Otro día el paisanaje amanecía huérfano porque, de repente, se le fue el Santo al cielo, el Santo de su devoción, El Enmascarado de Plata. Qué tiempos. Nosotros, los de El Santo, ya no somos los mismos, que no es lo mismo El Santo que 27 años después. Yo, al recuerdo del símbolo popular, le entono mi endecha anual, y así clamo a la memoria del que se nos fue El Santo al cielo:

Santo, Santo, Santo señor de los cuadriláteros, Santo Enmascarado de Plata, de rogamos, óyenos. Sanchopancesco quijote de máscara y capa cirquera: ahí donde ahora tomas resuello tras de caer vencido en la rigurosa lucha a una sola caída y sin límite de tiempo, escucha a tus devotos, los que acá quedamos. Esto te lo digo porque eres el Santo tutelar de la fanaticada de todas las arenas del barrio, donde se creyó y se cree en ti y en ti se confía como nunca en ninguno de esos luchadores rudos, villanos del golpe bajo, la trampa y el costalazo, que han dejado memoria ingrata en esa arena que se nombra “México”. Y ahora esa manga de beatos mediocres que se arriman a la advocación de Felipe del sagrado corazón de Jesús… Macabro.

Esto te lo digo, Santo, por lo que en mi gente eres de ánima y estilo, de amalgama e identidad, contraseña y memoria colectiva; porque mueres al modo del purulentillo del panteón náhuatl, requemado en la hornaza para revivir Quinto Sol, símbolo y Santo de la santería popular. Porque a tu advocación se arriman ésos a los que dejaste solos y huérfanos porque se  quedan sin Santo y seña. Desde el cuadrilátero al que hayas ido a parar mira por nos; por la desfalleciente esperanza de esa fanaticada que acá se queda luchando día con día en este encuentro desigual a cotidianas caídas que tiene sentenciado a perder con los rudos del costalazo por las malas artes de árbitros vendidos, cuando no comprados. Mira por ellos que, siempre perdidosos y patéticos héroes por delegación, de tus triunfos sacaban los suyos y el desquite contra los rudos, esos del negocio de la política y de la política del negocio que me tienen al paisa con la espalda en la lona. Santo señor de la menesterosa esperanza en esta arena que se nombra México: tu capa y tu máscara fueron y en olor de leyenda lo son todavía, la materialización lentejuelera del heroísmo y la honestidad, el valimiento de desprotegidos y el triunfo del bien sobre el mal, símbolo populachero de la Justicia, acá donde Justicia no existe para el respetable más que en el pregón de los gritones del cuadrilátero. Nos la nombran, sí; nos la cantan, nos la predican, nos la mientan a cada rato. ¿Y..?

Santo: tú que en gallardas contiendas desenmascaraste a tantos, ¿y a ésos cuando, Santo señor? Te rogamos, óyenos a los que en lugar de asumir, preferimos seguir delegando; en mesías, en “impuestos”, en “espurios”. Mis valedores: quedo a deberles la continuación de esta endecha anual que entono en honor de El Santo, Enmascarado de Plata. (A su memoria.)

Maromeros

De los tales hablé con ustedes el pasado viernes, esos claudicantes de la política que más allá de ideologías y fidelidad a principios asentadas en sus documentos fundacionales, por logreros y a la pepena personal sacan a subasta su propia conciencia. Sórdido.

Cuando haiga sido como haiga sido Salinas trepó a Los Pinos nombró como procurador de la República a un Morales Lechuga priísta de tradición, pero apenas terminó el sexenio, con  Salinas como el ser más odiado del país, clamó el Abogado de la Nación:

– Bueno, es que yo creí firmemente en Salinas cuando le acepté cargos diversos, pero hace años que ni lo veo ni tengo contacto con él. No soy vergonzante ni niego mi pasado ni mi presente. Es que no quiero ser una cabeza de playa de Salinas.

– Y ahora que se une usted a la campaña presidencial de Vicente Fox,  ¿qué lo llevó a tomar semejante medida?

Contestó al reportero,  palabra a palabra, Morales Lechuga:

– Es que en el panista observé la limpieza de su mirada, y eso me convenció.

(En ese momento el gallo cantó tres veces.) Y llegó Fox a la presidencia, y en la Secretaría de Relaciones Exteriores colocó a Jorge G. Castañeda, quien años después, a la muerte del guerrillero colombiano  “Tirofijo”, iba a escribir en la revista Newsweek:

“Con la muerte de su líder, la banda se enfrenta a la extinción. Ya va siendo hora. Hoy son criminales. Un puñado de criminales a la fuga”.

De “criminales” calificó a las Fuerzas Armadas Revolucionaras de Colombia un Castañeda que en Cuba se entrenó en tácticas guerrilleras y es hoy un anticastrista rabioso, prófugo de tantas ideologías y a estas horas converso y ahijado de Washington.

Por esos días estuve leyendo en el matutino todo el copal que ante el santito nuevo, el del Verbo Encarnado, quemaba un Diódoro Carrasco, priísta ayer y hoy flamante panista. Al cerrar el periódico: ¿Diódoro el oaxaqueño? ¿Pues no era el priísta que llegó a secretario de Gobernación en el sexenio antepasado? ¿Panista hoy el que todavía ayer fue tricolor? ¿Aplaude en este gobierno  lo que en el anterior censuraba, y censura hoy lo que ayer aplaudió? ¿Pues de qué pasta, arcilla o madera fueron amasados tales especímenes? ¿Tan hambrientos están? ¿De lodo biológico los forjaron los genes?  Pienso en los militantes del difunto Comunista Mexicano, asesinado desde dentro por los logreros a los que Echeverría logró cooptar: Martínez Verdugo, Guevara Niebla, Nateras, Rincón Gallardo, en fin. Todo para que unas izquierdas honradas y de buena fe derivaran en un PRD hoy secuestrado por el pragmatismo talamantero de una Nueva Izquierda que comanda Chucho Ortega,  el chucho mayor. Desverguenzas.

Recuerdo a Jorge Gonzáles Torres, por aquel entonces gerente general del Verde Ecologista. Al interés de llegar a la Secretaría del Medio Ambiente y Ecología se alió a la aviesa campaña del  “voto útil” en la que iban a caer los tantos pobres de espíritu como años más tarde con el Verbo Encarnado, todo ana sola frase: “¡Un peligro para México!” Este Verde Ecologista, aliado de Acción Nacional para encaramar a Fox a Los Pinos fue el mismo que a principios de los 90s. había publicado el desplegado, con esa sintaxis:

“Ante la Historia de México denunciamos a los diputados y senadores de Acción Nacional como culpables de cometer un acto contra la Nación que…”

El resto del escrito y los nombres de esos indecorosos que a la ventaja y sin pizca de pudor han pegado la machincuepa o se aprestan a brincar de este a aquel logo político, en breve. (Vale.)