Taller de teoría política, realizado el 20 de abril del año 2013 en el centro cultural El Juglar.
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Taller de Teoría Política – 13 abril 2013
Taller de teoría política, realizado el 13 de abril del año 2013 en el centro cultural El Juglar.
Taller de Teoría Política – 06 de abril 2013
Taller de teoría política, realizado el 06 de abril del año 2013 en el centro cultural El Juglar.
Domingo 6 – 31 marzo 2013
Programa Domingo 6 de Radio UNAM, correspondiente al 31 de marzo del año 2013.
Taller de Teoría Política – 30 de marzo 2013
Taller de teoría política, realizado el 30 de marzo del año 2013 en el centro cultural El Juglar.
Taller de Lectura – 24 marzo 2013
Taller de lectura correspondiente al 24 de marzo del 2013.
Domingo 6 – 24 marzo 2013
Programa Domingo 6 de Radio UNAM, correspondiente al 24 de marzo del año 2013.
Taller de Teoría Política – 23 marzo 2013
Taller de teoría política, realizado el 23 de marzo del año 2013 en el centro cultural El Juglar.
Domingo 6 – 17 marzo 2013
Programa Domingo 6 de Radio UNAM, correspondiente al 17 de marzo del año 2013.
Taller de Teoría Política – 16 marzo 2013
Taller de teoría política, realizado el 16 de marzo del año 2013 en el centro cultural El Juglar.
Taller de Lectura – 10 marzo 2013
Taller de lectura correspondiente al 10 de marzo del 2013.
Taller de Teoría Política – 09 marzo 2013
Taller de teoría política, realizado el 9 de marzo del año 2013 en el centro cultural El Juglar.
Domingo 6 – 3 de marzo 2012
Programa Domingo 6 de Radio UNAM, correspondiente al 17 de febrero del año 2013.
Taller de Teoría Política – 2 marzo 2013
Taller de teoría política, realizado el 2 de marzo del año 2013 en el centro cultural El Juglar.
La serpiente y el águila
“El PRI no debe utilizar los símbolos patrios. Himno Nacional y bandera son de los mexicanos, símbolos de los mexicanos, no sólo de un partido. Y México no es el PRI ni el PRI es México. (AMLO, ex-priísta.)
Y aconteció hace algunos ayeres: según encuesta convocada por el diario español 20 Minutos la bandera más bonita del orbe resultó ser la nuestra. Sin más. Yo evoco, a propósito, la reclamación que a principios del sexenio pasado lanzaba un Jaime Veloz, diputado priísta, contra el “águila mocha”:
– ¿Por qué cambio Fox nuestro escudo nacional? No me convence ninguna de las explicaciones de que el águila está en posición de ir hacia adelante. ¿Cómo puede un águila caminar hacia adelante, si no tiene alas?
Un punto de acuerdo del priísmo en San Lázaro “para que este órgano legislativo exhorte a la Secretaría de Gobernación con objeto de que disponga que todas las dependencias del Ejecutivo Federal utilicen legal y correctamente los símbolos patrios”.
Un detalle omitían: que desde su nacimiento hasta hoy día el PRI viene haciendo mal uso de los colores patrios al embarrarlos en su logotipo. Cuando la oposición presentó un punto de acuerdo para que el Senado prohibiese al PRI el uso de los tres colores, así respondió el priísmo:
– ¡Eso nunca! ¡La propuesta no tiene por qué ser aprobada en el Senado, y ni siquiera por el Congreso, toda vez que es un asunto interno del PRI! Si nosotros decidimos cambiar siglas y logotipo es un asunto que sólo toca a nosotros. No tiene por qué tratar de imponérsenos con camisa de fuerza. La propuesta es electorera.
Y a la exhortación del panista Ernesto Rufo para que se liberaran los colores patrios: «¡Para el Frente Juvenil Revolucionario del PRI la propuesta es una tontería que debe ser rechazada! Cada partido tiene derecho a utilizar los colores con que se identifica. El PAN utiliza el azul y blanco porque se identifica con la bandera gringa. ¡El PRI ha utilizado siempre los colores nacionales porque siempre se identifica con México!»
El PRD: “Impugnaremos ante la autoridad electoral la utilización de los colores de la bandera nacional en el escudo del PRI. No es sólo un reclamo nuestro; millones de mexicanos perciben el mismo sentir. O todos utilizamos los colores nacionales, o ninguno”.
En tanto, organizaciones civiles piden al Congreso tome medidas para prohibir que los priístas usen los colores nacionales para manipular al electorado y hacerle creer que ellos son México y que México es de ellos”.
– ¿Que qué?, replicó un Amador Rodríguez, tricolor: ¿Despojarnos de los colores patrios? Esa es sólo una cortina de humo de la oposición. Se considera a la ciudadanía tonta o tarada que no sabe por quién votar. “Voy a votar por la bandera”. Eso es totalmente estúpido.
Roberto Campa: “No hay marcha atrás ni titubeos que obliguen al PRI a cambiar los colores de su logotipo. Ellos le dan la identidad y es un derecho que tiene desde su creación. Los priístas no perdemos el tiempo en criticar los colores azul y blanco del PAN o el amarillo del PRD. ¿O sí?
El entonces priísta Arturo Núñez: “A los colores patrios tenemos un derecho histórico. Con ese tema recurrente y obsesivo pretenden justificar sus derrotas electorales. El PRI hará valer su mayoría para defender sus colores patrios. ¡Nosotros iniciaremos una cruzada en defensa de la identidad de nuestro partido!
En fin, que en todo esto lo único cierto es que la bandera más bella del mundo es la nuestra, siempre que vaya estampada en un barril de petróleo.
(Repsol.)
Cambiaron misas y devociones
Pero no el santoral político, asegura el escritor Gabriel Zaíd, y so pretexto del Día de la Bandera, cuya celebración pasó ayer casi inadvertida, acusa un legislador:
– Se imputa al Prof. Luis Gárate, de El Palmito, Sin., haber ultrajado la bandera nacional, que usó para limpiar los cristales de la ventana de su casa. Como este hecho afrenta los sentimientos patrióticos del pueblo mexicano, que se investiguen los hechos y se proceda a la consignación e inmediata destitución del dicho Prof. por ser indigno de desempeñar el noble cargo de maestro de la niñez mexicana.
El sociólogo y antropólogo Roger Bartra:
Exaltar los símbolos patrios es presagio de guerra. Donde existe la democracia la importancia de los símbolos patrios decrece y empiezan a tener importancia otra clase de símbolos. Es una mala señal que en México se recurra tanto a la simbología patriótica. Cuando hay tanto uso de las banderas es que hay señales de conflicto.
Zaíd: Las banderas y los himnos como símbolos sacros del estado son decimonónicos. La declaración de que esos emblemas son nacionales es un engendro político del siglo XIX. Han cambiado las misas y las devociones, pero no el santoral político ni las devociones oficiales, ni las misas de gallo del 15 de septiembre que para celebrar su cumpleaños inventó Porfirio Díaz. El patriotismo que hoy se extiende por el planeta es más pacífico, más abierto y local. Requerimos de unos símbolos patrios más tranquilos, menos aparatosos.
Bartra: Símbolos patrios y nacionalismo prácticamente nacieron juntos. Pero una nación puede sobrevivir sin nacionalismo. Porque el tal se convierte en algo dañino para los habitantes que viven en un territorio, una enfermedad y no un factor de desarrollo. Desde hace varios sexenios el nacionalismo le ha hecho mucho daño a país. Se ha vuelto institucional y está actuando en contra de la nación misma. Está en clara y franca crisis. Hay muchos que se han propuesto como salvadores del nacionalismo. Lo mejor sería que no hubiese salvadores, que los mexicanos pudiésemos vivir en una sociedad democrática.
Esa tremenda insistencia en la formalidad del símbolo proviene de un intento de vestir el cuerpo desnudo. El cuerpo del nacionalismo tradicional revolucionario está desnudo, pero el Gobierno quiere cubrir esta desnudez a como dé lugar. Es como si literalmente se cubriera con el paño de la bandera como el símbolo más vacío de contenido, sin acudir a ninguna tradición Por eso son símbolos completamente vacíos, manipulados.
Salamanca, Gto.: Empleados de parques y jardines de la presidencia municipal utilizaron una bandera nacional para recoger la basura de la vía pública. Colocaban sobre el suelo el lábaro patrio echando sobre él todo tipo de basura y excremento de perros. Luego de echar la basura en la caja del vehículo lanzando con fuerza y como catapulta, sacudían la bandera para repetir la acción. Argumentan: «La encontramos por ahí en un basurero, y nos ha servido mucho para recoger la basura».
Tufarada de halitosis que arrojó en el 2001 cierto ¿poeta? campechano:
Yo me seco el orín en la bandera -De mi país – Ese trapo – Sobre el que se acuestan los perros – Y que nada representa – Salvo tres colores – Y un águila – Que me producen – Un vómito nacionalista – O tal vez un verso – Lopezvelardiano – De cuya influencia estoy lejos, – Yo, natural de esta tierra, – Me limpio el culo – Con la bandera y los invito a hacer lo mismo – Verán a la patria entre la mierda de un poeta. ¿Poeta? ¿De veras? (Puaf.)
Domingo 6 – 24 de febrero 2012
Programa Domingo 6 de Radio UNAM, correspondiente al 24 de febrero del año 2013.
Taller de Teoría Política – 23 febrero 2013
Taller de teoría política, realizado el 23 de febrero del año 2013 en el centro cultural El Juglar.
Mi país. Ah, mi país…
Es el único acto de los hombres que no se justifica. Los traidores son los únicos seres que merecen siempre las torturas del infierno, sin nada que pueda excusarlos. (Maquiavelo.)
Y fue un día como el presente, pero de 1913, cuando la traición arrojó sus frutos atroces y con sangre derramada remató la maniobra del cuarteto de felones: Félix Díaz, Aureliano Blanquet, Manuel Mondragón y el cabecilla de los tales, Victoriano Huerta. Autor intelectual y quien movió los hilos de la conspiración fue un Henry Lane Wilson, embajador de Estados Unidos en nuestro país. Tiempo después ese gobierno iba a descalificar actuación tan reprobable y atribuirla a la dipsomanía del diplomático. Sigue aquí, en la versión del propio Lane Wilson, la crónica de los hechos horrorosos en que perdieron la vida Francisco I. Madero y José María Pino Suárez.
“Indiqué que esta situación habría de continuar si los dos beligerantes no zanjaban sus diferencias y se sometían a la autoridad de Congreso, la única representación popular existente. En tres ocasiones, cuando la discusión se interrumpía, yo entraba en la estancia y los incitaba a continuar deliberando con exhortaciones a la razón y al patriotismo.
Finalmente, para forzar una decisión, les señalé que de no acordar entre ellos la paz el gobierno de Washington no podría resistirse a la demanda cada vez más enérgica de las potencias europeas para que interviniera en México. Surtió el efecto deseado. A la una de la mañana se firmó el acuerdo, se depositó en la caja fuerte de la embajada y se emitió una proclama anunciando el cese de las hostilidades.
Durante la entrevista, harto dramática, miles de impacientes rodeaban la embajada, dentro de la cual ocurría una discusión en voz baja aunque animada, una batalla de intereses en conflicto; afuera la muchedumbre esperaba ansiosa y pacientemente el anuncio de una decisión que concernía tan de cerca sus vidas, sus propiedades y su país.
Cuando se anunció al final que, consintiéndolo ambos grupos, se había logrado un acuerdo, y que con la autoridad del Congreso el general Huerta sería presidente provisional y el general Díaz quedaba en libertad de postular su candidatura para la presidencia, la noticia se propagó como reguero de pólvora a través de la ciudad y fue recibida con regocijo universal.
Aquella noche desfilaron 30 mil personas por las calles de la ciudad de México agradeciendo la paz y agradeciendo al gobierno norteamericano su decisiva participación para hacerla realidad.
Tras años de maduras consideraciones no vacilo en decir que si volviese a encontrarme ante la misma situación y bajo las mismas circunstancias, adoptaría exactamente el mismo proceder«.
Lo publicó el poeta Salvador Díaz Mirón:
“El Señor General Victoriano Huerta hizo todo por salvar a la patria gravemente comprometida, y creyó conseguido su objeto con la aceptación de las renuncias de los Sres. Francisco I. Madero y José María Pino Suárez (…) Pero la conducta de la Cámara de Diputados era la insania y de sedición. Cínica empezó una labor contra el Ejecutivo, sañuda y tenaz, intolerable; se convirtió en foco de subversión: no obraba sino por estímulos de rabiosa demencia y así el Sr. Gral. Huerta se hallaba en la incapacidad de cumplir con el acto y noble deber de volver al país a la paz, al orden, a la civilización”.
Clama el poeta Efraín Huerta:
¡Gracias, Becerro de Oro! ¡Gracias, FBI! – ¡Gracias, mil gracias, Dear Mister President! – Mi país. Oh, mi país…
El mío, el nuestro. (México.)
Decenas trágicas
Porque la Historia no es eso que enseñan los libros de Historia, mis valedores. La Historia es una gigantesca zopilotera y un gran hedor. La de Decena Trágica, pongamos por caso.
Fue un día como el de hoy, pero de hace 100 años. A Francisco I. Madero y J. Ma. Pino Suárez les restaban 24 horas de vida. Aquí la versión de Henry L. Wilson, embajador de Estados Unidos en nuestro país y en cierto modo autor intelectual del magnicidio.
«Cerca de la hora señalada, bajo la protección de la bandera norteamericana, se presentó el general Félix Díaz, acompañado de funcionarios de la embajada y de dos o tres personas escogidas por él. Al entrar me agradeció muy encarecidamente que pretendiese yo lograr la paz mediante mis buenos oficios. Después de presentarlos a algunas de las damas y otros amigos en la embajada, acudí a la puerta principal para recibir al general Huerta que justamente llegaba escoltado oficialmente por la protección de la bandera norteamericana.
El escenario afuera y adentro de la embajada era impresionante al intercambiarse los saludos oficiales. Se había instalado la iluminación eléctrica adicional y ella permitía visualizar plenamente el tinglado.
Había probablemente veinte mil personas apretujándose en las calles contiguas a la embajada, y la embajada misma estaba atestada hasta el desbordamiento de norteamericanos, de diplomáticos y de oficiales de Díaz y Huerta. Eran momentos trágicos; con todo, no era una escena sombría: el resplandor de las luces, la gallardía de los uniformes y la presencia de las mujeres abrillantaba y vivificaba el cuadro…
No perdí tiempo en llevar a los dos generales, Díaz y Huerta, a la biblioteca de la embajada donde, para mi consternación, ambos se hicieron acompañar de numerosos asistentes y consejeros. Los ‘asesores’ no tardaron en enfrascarse en conflictos verbales que prometían tener duración desconocida e infinitas posibilidades. No era este el propósito de la reunión y me vi finalmente obligado a solicitar que todos se retirasen, a excepción del general Huerta, el general Díaz y mi secretario».
Los embajadores de EU en nuestro país, desde el intervencionista Poinsett hasta el actual, pasando por un “Tony” Garza que en los tiempos en que Bush buscaba cómplices para perpetrar su genocidio en la carne de Iraq, se atrevió a formular la advertencia al entonces presidente mexicano Vicente Fox:
No estamos pidiendo a México que le haga un favor a Bush. El se va a reducir a preguntar: ¿dónde estabas cuando yo te necesité?
Intolerable osadía. Hablé ayer, a propósito, de ese Henry Lane Wilson al que la historia señala como el autor intelectual del asesinato de Madero y Pino Suárez, muy por encima de los conjurados a quienes empujó al magnicidio: Huerta, Mondragón, Félix Díaz y Blanquet. Sigue aquí el testimonio del intrigante cuando decidió que “esta situación es intolerable, y yo voy a poner orden”:
“Aquel 18 de febrero de 1913 determiné que yo debía adoptar bajo mi propia responsabilidad una medida decisiva para restaurar el orden en México”. Y que entonces mandó llamar a Huerta y Díaz. El testimonio que rindió años después, ya como dipsómano caído de la gracia de Washington:
“No perdí tiempo y llevé a los dos generales a la biblioteca”. A los dos los había llamado con el exclusivo propósito de que terminara la situación que prevalecía en México durante los últimos diez días, situación que había significado la destrucción de diez mil vidas y de una enorme cantidad de propiedad pública y privada».
(Mañana. el final.)