¿Nuevo el PRI? ¿Renovado?

Es imperativo actual – para México integrado  – que Gustavo Carvajal – llegue a ser hoy confirmado! – ¡En esta evaluación tan importante- hoy se afirma la lealtad – que el trabajo, dicha palpitante” – siga avante con Carvajal!

El aquelarre, mis valedores. Aquí termina la crónica de la escandalera que se produjo en la X Asamblea Ordinaria del Tricolor, cuando un Gustavo Carvajal fue nombrado presidente del CEN del partido. En la propia sede del instituto político y entre gritos, porras y matracas de la Brigada Carvajal, el de marras clamó a todo micrófono:

– ¡El nuestro es un Partido antiimperialista (¡antiimperialista, se atrevió a decir!).  ¡Es un Partido apoyado en los obreros, los campesinos, la clase media progresista, la juventud y por último, la mujer! (Por último, dijo.)

La locura en  la porra: “¡Que siempre sea aceptada – como doctrina ideal – la ideología equilibrada – de nuestro PRI nacional!”

Encarrerado, Carvajal: “¡Lo que el PRI quiere ser de aquí al año 2000 es ser un verdadero partido político! ¡Quiere tener militantes reales, ser la avanzada de la sociedad mexicana, recoger y apoyar las causas y las demandas de sus sectores, las mayorías del país! ¡El PRI es la vanguardia y el impulsor del Estado, un partido moderno, que entienda e impulse las tareas fundamentales, la militancia eficaz y la lucha revolucionaria tenaz, al lado de los grupos mayoritarios de la nación! ¡Un partido que desecha a los miembros vergonzantes, a los simuladores y a los claudicantes; políticos de máscara que se hacen presentes sólo en momentos electorales!

En éxtasis la porra de Carvajal: “¡Y que viva día con día – con sus hermosos colores – esta digna trilogía – con su historia y sus colores!”

Mayo de 1989. La República: “En nuestro partido, democracia y justicia social se corresponden. Porque los tiempos que corren exigen identificación con los desheredados y los humildes. El PRI es el abanderado de las causas sociales. Quiere seguir siendo el partido de la legalidad (¡Eso se atrevió a decir!)¡Somos el hoy, la raíz,  el horizonte!”

Lo analizaba  simultáneamente la revista española Cambio 16:

“Al comienzo del septenato felipista, tras la victoria electoral de PSOE en octubre de 1982, un alto dirigente del partido realizó un comentario ante este columnista, tan preocupante como revelador: “Vamos a montar el PRI en España. Vamos a estar veinte años en el poder”. La afirmación fue, ciertamente, para poner los pelos de punta, porque el modelo de democracia a la mexicana no es otra cosa que una dictadura que mantiene en el poder, desde hace más de medio siglo, a la densa burocracia del Revolucionario Institucional, basada en el férreo control de la sociedad, las más descaradas trampas electorales, la corrupción desbocada y una cierta retórica institucional de izquierdas –que se intensifica en los gestos de su política exterior- como mero barniz justificador de una supuestas señas de identidad progresistas.

Nada, sin embargo, tan definitorio del estilo de gobernar del PRI, como la corrupción, que alcanza del mismísimo Presidente de la República (y aún no se imaginaba el articulista en lo que vendrían a terminar Peña y su honorable su familia) al más modesto de los funcionarios de Estado. La prensa, casi toda comprada por el PRI, ha gozado de especial atención por parte de esos gobernantes”.

Esto era ayer el Tricolor. ¿Y hoy? ¿Ha cegado la corrupción “del mismísimo Presidente al más modesto de los funcionarios”? Mis valedores: todo esto es México. (Nuestro país.)

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