De la mujer

“Hemos vivido por siglos en una cultura sexista, discriminatoria de la mujer, creada por una sociedad patriarcal que se originó en las primeras divisiones del trabajo y se consolidó al surgimiento de la propiedad privada”.

Ocho de marzo, Día Internacional de la Mujer, vale decir: fecha en que día en que la mala conciencia del macho festeja a su víctima. Y a propósito: todavía en los 20s. en nuestro país la mujer debía guardar silencio, hablar sólo cuando se le preguntase algo, limitarse al lavado de trastes y cocinar. “No les anden dando alas a las viejas, clamaba un funcionario; luego van a querer hasta votar a nivel nacional, meterse a la política y traer a otras bravuconas como ellas para que armen pleitos rancheros a diestra y siniestra”.

Lúcido, Octavio Paz:

“La opresión de la mujer sólo ha podido sostenerse con el reforzamiento continuo de una ideología que es impuesta y reforzada a través de las instituciones, las leyes, la familia, la educación y los medios masivos de comunicación!”

Irónica,  una bailarina de profesión:

Por qué, para qué día de la mujer. Yo cada día veo más prostitución. Niñas desde los 14 años como prostitutas, drogadictas, limosneras, limpiaparabrisas. Cada día descubro una ciudad donde nos debemos cuidar de los rateros y violadores casi tanto como de los policías. Veo que se hace más agresiva la convivencia social porque los valores humanos se van perdiendo. ¿Día Internacional de la Mujer? Bah…”

Lo que debe  la mujer a los beatos del Verbo Encarnado:

– Quedaron muy atrás los años en que la libertad de las mujeres capitalinas se expresaba en un tránsito seguro a cualquier hora por el DF. ¿Quién de nosotras se atreve a ir a una fiesta sola y al salir pararse en una esquina a esperar un taxi? ¿Quién de nosotras está segura, bien o mal vestida, joven o madura, de día o de noche, en automóvil o a pie, en esta ciudad? Sobre nosotras se ejerce un poder opresivo que se manifiesta, en sus grados más extremos, en la violencia física y, más acentuadamente, en actos de violación sexual.

La vocera del Inst. Nal. de la Mujer: “En Michoacán, para poder trabajar, la mujer tiene que pedir permiso a su esposo. En México, el abuso sexual de menores no es considerado como delito grave. En la legislación de 24 Estados hay figuras discriminatorias y vejatorias de los derechos de la mujer, a grato tal que mucho más penado que una violación es el robo de ganado”.

La mujer se lo debe al gobierno: “Antes enviábamos a nuestras hijas por la leche de Liconsa, pero cuántas no fueron violadas en el microbús, se queja un ama de casa. Ahora hacemos el viaje nosotras mismas, al fin que ya no somos señoritas. Pero el terror está en que nos vayan a contagiar de SIDA».

Feminicidios en Cd. Juárez. En 2003 el entonces gobernador de Chihuahua,  Patricio Martínez: “Lo único que en mi sexenio ha ocurrido y ocurre son demasiados problemas conyugales y sentimentales, que derivan en homicidios. De ahí que yo ya haya exhortado a no dirimir estas diferencias con asesinatos”.

Día Internacional de la Mujer. La joven violada, al juez:

“Yo luché contra ellos, se lo juro…” Imposible contener el llanto. “Al sentirme violada me abandoné… traté de no pensar… de que pasaran rápido aquellos minutos tan largos –languidece toda ella-. Tan largos…”

Norberto Rivera, cardenal de la Iglesia Católica,  desde el púlpito: “¡La mujer violada que se atreva a abortar queda automáticamente excomulgada y debe ir a dar con sus huesos a la cárcel!”

(México.)

¡Regresaré la seguridad a Michoacán!

Ay, Dios. Señora Cocoa: en plena campaña rumbo a la gubernatura de Michoacán se ufanó usted hace días: “Yo no tengo miedo”. Usted no, tal vez,  ¿pero Michoacán? ¿No tendrá miedo de usted? ¿Los michoacanos no estarán alarmados ante la perspectiva de que haga usted del Estado lo que su hermano a escala de país? A propósito:

Su lenguaje, señora, ¿genes, educación familiar, un exceso de exposición ante la pantalla de plasma? Porque su hermano (¡el  de la banda tricolor!) arroja frases de este jaez: “No la traigo contra los jueces, pero nosotros los agarramos, y los agarramos, y los agarramos, y ellos los sueltan, y los sueltan, y los sueltan”. No, y aquello de que “terminaré mi sexenio a tambor batiente”, florido lugar común. Usted, al unísono: “Sé que por ahí vienen unos malosos y les dicen a los resineros ‘que se pongan la del Puebla’. (¿La marca de la casa Calderón?)

Nosotros hemos hablado claro. Hemos tenido el trabajo de decirles (¿el trabajo, doña Cocoa?) que nuestro Gobierno va a ser transparente, equitativo, de orden y participación ciudadana. Si van a aceptar estas reglas, bienvenidos.

¿Y que será la gobernadora del empleo, como su hermano? ¿Y que no va a aumentar impuestos y gasolinazos, y a suprimir la tenencia vehicular, y a prometer todo lo que el otro Calderón? Semejantes mentiras, ¿también usted? Mentir sin que se le encienda el rostro, ¿genes también? ¿Herencia familiar? ¿Está usted segura de que el “Calderón Hinojosa” le va a ser propicio? ¿No ancla, lastre o grillete?

Ah, entonces su Gobierno va a ser la copia al carbón (y a  la podre, al cochambre, a la tiznadura) del de su hermano, y si tan transparente y equitativa prometer ser su campaña, ¿tuvo ya el tino de contratar a  Solá como director de la táctica (negra,  de lodo y excrementosa)? ¿A cuál de los dos adversarios políticos,  Vallejo o Aureoles,  ha elegido usted como “un peligro para Michoacán”?

Desde Los Pinos, señora, ¿ni un peso para su campaña? ¿Y el apoyo de los mega-ricos Servidje,  El Yunque de Elías Villegas, la industria del periodismo y el alto clero político que encaramó a su hermano hasta Los Pinos? Con ésos detrás es seguro que pueda usted pronunciar la frase sacramental de la familia: “Haiga sido como haiga sido” yo soy la gobernadora. Exultante.

De llegar al gobierno, ¿convertirse en la Guadalupana de los michoacanos?  Eso, al menos, insinúa su promesa de campaña: “Defenderé a los michoacanos como una madre que no permite que nadie abuse de ellos dentro de su casa”. (“¿No estoy yo aquí, que soy tu madre?”)

Que el nuestro es un Estado de derecho, ¿lo sabe usted? ¿Planea, como gobernadora, tomar calles, avenidas y parques públicos de adoratorios del Verbo Encarnado? ¿Cuántos viajes a El Vaticano? ¿Suplicar a Ratzinger que visite a los michoacanos, deprimidos por usted, y los consuele y enjugue unas lágrimas que les arranca el daño colateral, apenas el 10 por ciento del total de cadáveres que produzca su “lucha” contra el narcotráfico?

Si esa no le basta, señora Cocoa,  ¿más sangre en jeringas, en cápsulas, en ampolletas?  ¿De qué beato va a gestionar que traigan a Michoacán?

Usted también, temerosa de las iras populares, ¿miles de guaruras para atreverse a dar un paso fuera del bunker? De calmantes, ¿Prozac o algo que raspe el gaznate?  ¿No teme, como mediocre,  el desván de la historia? ¿Cree que al final de su gobierno podrá permanecer en Morelia? Los logros de su sexenio, ¿del tamaño de la Estela de Luz? Seguiré de preguntón. (Vale.)

¿Dinastía, nepotismo?GEE

(Los casi 2 mil de uniforme enviados a Michoacán, pregúntanse los malpensados, ¿para cuidar la seguridad pública o para auxiliar a Cocoa, la hermana del de Los Pinos, en su pretensión de gobernar Michoacán?  Y yo digo: ¿una segunda edición de la Marta de Fox? En las tierras del Tata Cárdenas comienza a alzarse la polvareda:

Morelia, Mich. El foro para la propuesta de los candidatos panistas a la gubernatura terminó a golpes entre partidarios de Marko Cortés y Luisa María Calderón Hinojosa, “Cocoa”. Un extinguidor activado provocó confusión, caos,  alarma y estampida de asistentes.

Y es que se disimulan apenas cismas y quebrantos entre panistas doctrinarios y neo-panistas que desnaturalizan la esencia del blanquiazul. Ahora mismo, con una hermana en el gobierno, el de Los Pinos intenta el segundo michoacanazo. ¿Volverán, con Cocoa, los tiempos aciagos de la Sahagún y los hijos de toda su reverenda Marta? ¿Cocoa también? ¿También ella? ¿Gobernadora primero y después Los Pinos? ¿Nada, al respecto, queremos aprender de   la historia?

Recuerdo, para advertencia de algunos, la tragicómica historia de aquella buena mujer, una “apenitas”, que de repente fue catapultada hasta el sillón de Los Pinos en calidad de “pareja presidencial” de un mandilón. Planta trepadora, Marta fue la versión femenina del Icaro de la mitología griega,  que con sus alas de cartón pegadas con cera quiso volar hasta los dominios del sol. Derretido el pegamento y desprendidas las alas, la pequeñaja criatura fue a caer por allá, en el rancho de San Cristóbal, en La Estancia, tal vez, o en el apestoso Tamarindillo adquirido, dicen los suspicaces, por medio de prestanombres. Si de repente gobernadora, ¿la Cocoatambién?

Vino el remolino y nos alevantó. A una Marta hasta entonces pequeña, la alzó desde detrás del mostrador de una farmacia veterinaria y vino a enredarla en las zancas de cierto grandulón (sólo de estatura física) al que logró deslumbrar. Ya encuevada en Los Pinos la advenediza exhibió ante los “medios” el tamaño de su ignorancia, su zafiedad, su mediocridad de logrera valida de la ocasión.  Ya estando arriba se empanzonó de cámaras y micrófonos, de candilejas, fotos y reportajes en las revistas del corazón, que satisfacían a diario su compulsión protagónica. ¿La Cocoa también?

Pues sí, pero lo del agua, al agua, lo de polvo, al polvo y todo lo que sube tiende a bajar. La más reciente de sus apariciones públicas fue en el cumpleaños de algún jerarca de la Iglesia Ortodoxa. Yo, entonces, me hacía la pregunta: ¿qué oscuras actividades la mantendrán ocupada a estas horas en su cubil provinciano? Luego de que vivió en el cogollo del poder y aspiró los humos de ese avieso copal que a su hora le quemaron  los serviles que nunca faltan y siempre salen sobrando, ¿qué habría sido de aquella corte de los milagros que le quemaban no copal, precisamente, sino  incienso, a la muy católica? ¿Qué fue de sus lambiscones y los purpurados que le despellejaron su calidad de esposa y madre y, milagros de los Onésimos, se la entregaron virgencita al mandilón? ¿Quedarán cortesanos que sigan a lisonjas alimentándole la vanidad? ¿Alguno le rogará que vuelva al pantanoso terreno de la politiquería cimarrona? “Ya ve cómo  la Cocoa también”, podrán susurrarle a estas horas. Mis valedores:

¿Recuerdan ustedes aquel rebumbio, y  el bataclán, el rataplán y el boato, la estridencia, la prepotencia, la ostentación y el brillo postizo de Marta? ¿La Cocoa también? ¿También ella? (Sigo después.)