¿”Nacionalismo”? Cuidado

“Ideada por Iturbide,  la bandera que simbolizó el Plan de Iguala, firmado por él y otros jefes en esa villa, era tricolor, con franjas diagonales de color rojo, verde y blanco; una estrella en cada franja y en la central una corona imperial dorada, con el fondo encarnado y orlada con las palabras Religión, Independencia, Unión”.

Hablé ayer, mis valedores, del significado de sus colores. En el aniversario No. 190 de su creación, que hoy se conmemora, el discurso oficial exaltará un lábaro patrio izado a toda asta como símbolo, identidad y nacionalismo. Lo usual. Yo, en contrapunto de las frases retumbantes, consigno aquí opiniones que fluyen a contracorriente del discurso oficial. Roger Bartra, sociólogo y antropólogo:

– Una nación puede sobrevivir sin nacionalismo. Porque el tal se convierte en algo dañino para los habitantes que viven en un territorio, una enfermedad y no un factor de desarrollo. Desde hace varios sexenios el nacionalismo le ha hecho mucho daño al país. Se ha vuelto institucional y está actuando en contra de la nación misma. Está en clara y franca crisis. Hay muchos que se han propuesto como salvadores del nacionalismo. Lo mejor sería que no hubiese salvadores, que los mexicanos pudiésemos vivir en una sociedad democrática. Exaltar los símbolos patrios es presagio de guerra. Donde existe la democracia, la importancia de los símbolos patrios decrece y empiezan a tener importancia otra clase de símbolos. Que en México se recurra tanto a la simbología patriótica es una mala señal. Cuando hay tanto uso de las banderas es que hay evidentes señales de conflicto.

La befa y un “nacionalismo” ofendido: “El profesor Luis Gárate, de El Palmito, Sin., ultrajó el lienzo patrio limpiando con él los cristales de la ventana de su casa. Como este hecho afrenta gravemente los sentimientos patrióticos del pueblo mexicano, considero que se investiguen los hechos y se proceda a la consignación e inmediata destitución del dicho profesor, por ser indigno de desempeñar el noble cargo de maestro de la niñez mexicana”.

Gabriel Zaíd, escritor “Las banderas y los himnos como símbolos sacros del Estado son decimonónicos. La declaración de que estos emblemas son nacionales es un engendro político del siglo XIX (…) Han cambiado las misas y las devociones, pero no el santoral político ni las devociones oficiales, ni las misas de gallo del 15 de septiembre que inventó el General Porfirio Díaz para celebrar su cumpleaños (…) Requerimos de unos símbolos patrios más tranquilos, menos aparatosos”.

Bartra: “Esa tremenda insistencia en la formalidad del símbolo proviene de un intento de vestir el cuerpo desnudo. El cuerpo del nacionalismo tradicional revolucionario está desnudo, pero el Gobierno quiere cubrir esta desnudez a como dé lugar. Es como si literalmente se cubriera con el paño de la bandera, con el símbolo más vacío de contenido, sin acudir a ninguna tradición. Por eso son símbolos completamente vacíos, manipulados”.

Befa, ignorancia, “nacionalismo”: Salamanca, Gto. “Empleados de parques y jardines de la presidencia municipal utilizaron una bandera nacional para recoger la basura de la vía pública. Le echaban encima basura y excremento de perros. Luego arrojaban su carga en el vehículo lanzando con fuerza, como catapulta la bandera, que sacudían para repetir la acción. Explican que ‘la encontramos en un basurero y nos ha servido mucho para recoger la basura’”.

(Otros usos de la bandera, mañana.)

Trigarante

Iturbide, Guerrero, Plan de Iguala y un lienzo que el 24 de febrero de 1821 cortaría de tajo dos épocas en la historia del país: el colonialismo de la Nueva España y la independencia México. Ese paño, en manos del sastre José Magdaleno Ocampo, iba a nacer bandera nacional con sus tres franjas diagonales y otros tantos colores simbólicos: blanco el de arriba, verde la siguiente, y rojo al final. Meses más tarde, un 27 de septiembre, el México independiente izó a toda asta su flamante lábaro tricolor. Hoy día al referirse a los símbolos patrios, lo afirma el sociólogo y antropólogo Roger Bartra:

Exaltar los símbolos es prestigio de guerra. Dondequiera que hay una guerra potencial o en curso, los símbolos son fundamentales. Donde existe una democracia, la importancia de los símbolos patrios decrece y empiezan a tener importancia otra clase de símbolos. Que México recurra tanto a la simbología patriótica es una mala señal.

El significado de los tres colores de nuestra bandera nacional:

El verde se nos quedó como símbolo de independencia, el rojo, de unidad, y de religión (católica) el blanco. Mis valedores: hoy, a 190 años de distancia del nacimiento del lienzo de los tres colores; hoy, digo, con un país gobernado por mediocres proyanquis adictos a  Washington, ¿cuánto de independencia resta al país? Después de un proceso electoral traumático como fue el del 2006, que mantiene divididas  y en crispación a las masas sociales, ¿unión popular? En cuanto al  blanco de la bandera, los actuales beatos del Verbo Encarnado han diluido tanto la religión como el Estado laico porque convirtieron el púlpito en una tribuna politiquera que apoya no a la grey católica sino los intereses de un Sistema de poder del que forman parte. A propósito:

¿Son esos colores los que más nos cuadran por idiosincrasia y raíz, mito y leyenda, historia, tradición? Al teñir de verde, blanco y rojo la bandera de México, ¿conocería Iturbide ese episodio de la mitología indígena y los colores que ahí se citan y que tal vez debieran haberse tomado en cuenta a la hora de confeccionar la bandera? Aquí, en lenguaje de Castilla,  el nacimiento de  nuestra raíz indígena:

“Por la noche, en sueños, el dios les dijo: Recordad que mandé matar a Cópil, y os mandé sacarle el corazón y arrojarlo en esta laguna. Sabed que el corazón cayó en una roca, y del corazón brotó el nopal. Es tan grande y hermoso que en él mora un águila (…) A ese lugar le nombro Tenochtitlan”.

“Ya van juntos Axolohua y Cuauhcóhuatl y encuentran el nopal salvaje. En él estaba erguida un águila. Dice Cuauhtóhuatl: el agua es  cual tinta azul. Entonces Axolohua y él se sumergieron. Este regresa y dice a sus hermanos: allá quedó muerto Axolohua.

Pero al día siguiente fue saliendo Axolohua y fue a decir a todos  sus hermanos: El dios Tláhuac me llamó para decirme: Ya que mi Señor Huitzilopochtli ha llegado hasta acá, aquí será su casa, aquí será amado, y juntos viviremos en esta tierra.

“Ya van a ver el nopal salvaje y hallan la fuente del día anterior. Y vieron que el agua que el día anterior era clara, ahora brotaba muy bermeja, tan roja como sangre, y se dividía en dos arroyos, y del segundo salía el agua azul. Y entonces vieron el nopal. El águila estaba con las alas extendidas hacia los rayos del sol (…) Cuando le vieron, rindieron la cabeza como ante cosa divina, y el águila también se inclinaba ante ellos, y comenzaron a llorar de alegría, dieron gracias a su dios”. México.  (La festividad,  mañana.)

 

La Historia, cansada de crear…”

Se acusaba al Ministro Molé, que dirigía los destinos de Francia, de mostrarse débil y pusilánime con las potencias extranjeras. Por justificarse de tal cargo escogió a México para mostrar energía y poder.

Obligada es la referencia, y necesaria para aquellos de ustedes que no la conocen o no la tienen presente. En aquel episodio de la historia patria nuestro país sufrió una de las más dolorosas humillaciones por parte de un gobierno extranjero. El de Francia, precisamente. El infamante episodio pasó a la picaresca nacional con el nombre burlesco de La Guerra de los pasteles. Aquí una somera reseña de lo ocurrido en 1838.

El gobierno de México se ocupaba en los preparativos para instrumentar la campaña de Tejas. El gobierno de Francia, atenido a la superioridad de sus fuerzas armadas, reclamó a nuestro país sumas exorbitantes por concepto de indemnizaciones a ciudadanos franceses que habían sufrido algún perjuicio en las guerras civiles. Esperpéntica la demanda de un tal Remontel, pastelero, que exigía 60 mil pesos, suma equivalente a muchos millones de hoy día. El gobierno del mediocre Bustamante no atendió aquel reclamo con la diligencia adecuada para desactivarlo y se exhibió no como el estadista que precisaba el país, sino como un funcionario mediocre, como todos los de su ralea. Lástima.

Fue entonces cuando el gobierno francés envió diez buques de guerra al tiempo que lanzaba un ultimatum al que el Ministro de Relaciones contestó con la negativa a toda clase de arreglos mientras la escuadra francesa permaneciese en aguas mexicanas. Francia declaró rotas las relaciones con México y bloqueó los puertos del Golfo.

España se involucró en el conflicto. El Contralmirante Carlos Baudín,  Ministro plenipotenciario de su país, arribó a México en la fragata Nereida y tuvo una entrevista con el Ministro mexicano exigiendo una respuesta al ultimátum de Francia sin obtener una respuesta satisfactoria. Trece días más tarde la escuadra francesa rompió sus fuegos contra San Juan de Ulúa.

La guerra de Francia contra nuestro país se había declarado. Como respuesta, el Gral. Antonio Gaona, con 1,100 soldados y 47 cañones, resistió por más de 4 horas un ataque de la escuadra gala, que empleaba 108 piezas de artillería. Testimonio del Comandante de Veracruz: Gaona capituló de manera cobarde. Es la historia que escriben los mediocres. Mucho cuidado, que lo afirma el clásico: “La historia, cansada de crear, se repite”. Los Bustamante de hoy día. Cuidado.

Fue entonces: los mediocres acudieron a los servicios del tenebroso Santa Anna, que en medio de una niebla de la que se aprovechó el invasor, perdió una de sus piernas. Más adelante, ante las pretensiones de volver a la presidencia, circuló la cuarteta: “Santa Anna quiere corona – la tendrá de hoja de lata – porque si la quiere de oro – le constará la otra pata”.

Conclusión de la Guerra de los pasteles: con el tesoro público en bancarrota, un gobierno que había jurado nunca reconocer deuda alguna al francés ni entregarle un centavo, a querer o no pegó el reculón y pagó no 60 sino 600 mil pesos que no debía. Y el colmo del esperpento: al paso del tiempo y con un gobierno francés disminuido, cuando México intentó pagar 200 mil que restaban de la “deuda” ya no había quién los reclamara. “La Historia, cansada de crear, se repite”.

Por cuanto a los tales que sostienen hoy las riendas de la historia, mediocres todos de la alzada de Sarkozy y congéneres, cuidado, mucho cuidado. Es México. (Nuestro país.)

El hijo desobediente

Malagradecido también. ¿No fue gracias al apoyo de la bancada tricolor como logró enjaretarse la tricolor aquel trepidante primero de diciembre en el jacalón de San Lázaro? ¿No fue Manlio Fabio Beltrones su asesor en aquellos tiempos iniciales de sus mandato? ¿No fue el priísta quien le enseñó los rudimentos en el arte de gobernar porque él, “haiga sido como haiga sido,”  llegó todo encandilado y sin una mala experiencia de haber despachado en el más humilde sillón de alguna presidencia municipal, tan siquiera? Que no haya aprendido los consejos y advertencias del sonorense, eso ya es otro cantar (de más baja calidad que “El hijo desobediente”, la tonadilla favorita del de Los Pinos, más allá de Bach, Beethoven y Mozart, allá él.) ¿Qué hubiese sido de su gestión sin el co-gobierno inicial de Manlio Fabio Beltrones? ¿Qué..?

Malagradecido que vino a resultar, como ayuno de toda autocrítica, el muy devoto del Verbo Encarnado: ahora, con esa su voz,  previene a los votantes en potencia (en impotencia) para que se abstengan de propiciar un regreso al gobierno por parte del Revolucionario Ins., al que no baja de corrupto, autocrático y autoritario. “Un peligro para México”.

Yo, por lo pronto, nunca llegué a imaginarme que llegase a perpetrar, sé lo que digo, siniestros compinchajes politiqueros con los cupulares de un tal partido político, revoltura de chuchos y gente de bien, que no lo baja de impostor y de espurio, y que mientras con la siniestra ordenaba tales acuerdos, con toda la fuerza de sus pulmones negaba por esta, miren, que hubiese ordenado o siquiera tener conocimiento de tales arreglos. ¿Cómo fue, cómo ha sido que así se conduzca el de Los Pinos?  Hasta ayer yo dudaba que sus medidas de gobierno fueran producto de los consejos de Manlio, y no, no lo son. Ahora ya estoy seguro. Hoy sé de cierto de dónde procede la asesoría que guía las beatíficas medidas de gobierno del fiel devoto Verbo Encarnado. Mis valedores…

Esto de la asesoría al de Los Pinos lo vine a saber cierta noche de miércoles en aquel saloncillo destartalado, tufo a humedad, donde un almacigo de redrojillos humanos, con voz resquebrajada, confesaba su  áspero oficio del diario vivir una vida arrastrada.

– Me llamo Pascual y soy un alcohólico. Media vida me he pasado entre una celda penal y otra del manicomio. Choques insulínicos y electrochoques. Ustedes dos, los recién llegados, sean bienvenidos.

Y ni cómo decirle que yo soy abstemio, que conmigo el licor topó en tepetate, y que si acudí al domicilio de Alcohólicos Anónimos fue por forzar a mi primo el Jerásimo, licenciado del Revolucionario Ins., a que acudiese conmigo y se mirase en el espejo de aquéllos que, de bagazos humanos en sus días cacardientos, hoy nacen cada mañana a pura fuerza de sus redaños. Azorado, pistojeando, el susodicho Jerásimo seguía los patéticos testimonios de sus semejantes anónimos:

– Mi nombre es María. Soy una alcohólica. Al volver en mí entre el perraco y el vómito, ya perdida la noción de mi tiempo de vida, me preguntaba: ¿tengo que vivir todavía un día más? Quería aullar…

Inquieto, el Jerásimo, se revolvía en la silla. Observé que a lo disimulado metía la mano a la pretina de la camisa y que, como al tablón el náufrago, sin sacarla de su nidal se prendía al ánfora para no terminar derrumbándose. Yo, a su oído: “Cálmate”.

¿Calmarse? “Mi nombre es Josefo y soy un alcohólico. ¿Alguno de ustedes ha tocado fondo en el fondo de un infierno de licor?”

Y fue entonces. De repente… (Mañana.)

Santería popular

El Santo, mis valedores. Extemporáneo y rabón por achaques de espacio, va aquí, para todos ustedes, el retablillo anual que dedico a la memoria de ese Santo de la santería popular que parió, creó y crió la imaginería de las masas populares, y que  permanece vivo en la memoria colectiva por gracia y milagro de esas vetustas películas que exhuma el cinescopio. Porque vivo está, redivivo en la conciencia colectiva a contracorriente del tiempo que todo lo borra. El Santo, El Enmascarado de Plata. Fue un día cinco de febrero de hace 27 años,  me acuerdo…

Otro día el paisanaje amanecía huérfano porque, de repente, se le fue el Santo al cielo, el Santo de su devoción, El Enmascarado de Plata. Qué tiempos. Nosotros, los de El Santo, ya no somos los mismos, que no es lo mismo El Santo que 27 años después. Yo, al recuerdo del símbolo popular, le entono mi endecha anual, y así clamo a la memoria del que se nos fue El Santo al cielo:

Santo, Santo, Santo señor de los cuadriláteros, Santo Enmascarado de Plata, de rogamos, óyenos. Sanchopancesco quijote de máscara y capa cirquera: ahí donde ahora tomas resuello tras de caer vencido en la rigurosa lucha a una sola caída y sin límite de tiempo, escucha a tus devotos, los que acá quedamos. Esto te lo digo porque eres el Santo tutelar de la fanaticada de todas las arenas del barrio, donde se creyó y se cree en ti y en ti se confía como nunca en ninguno de esos luchadores rudos, villanos del golpe bajo, la trampa y el costalazo, que han dejado memoria ingrata en esa arena que se nombra “México”. Y ahora esa manga de beatos mediocres que se arriman a la advocación de Felipe del sagrado corazón de Jesús… Macabro.

Esto te lo digo, Santo, por lo que en mi gente eres de ánima y estilo, de amalgama e identidad, contraseña y memoria colectiva; porque mueres al modo del purulentillo del panteón náhuatl, requemado en la hornaza para revivir Quinto Sol, símbolo y Santo de la santería popular. Porque a tu advocación se arriman ésos a los que dejaste solos y huérfanos porque se  quedan sin Santo y seña. Desde el cuadrilátero al que hayas ido a parar mira por nos; por la desfalleciente esperanza de esa fanaticada que acá se queda luchando día con día en este encuentro desigual a cotidianas caídas que tiene sentenciado a perder con los rudos del costalazo por las malas artes de árbitros vendidos, cuando no comprados. Mira por ellos que, siempre perdidosos y patéticos héroes por delegación, de tus triunfos sacaban los suyos y el desquite contra los rudos, esos del negocio de la política y de la política del negocio que me tienen al paisa con la espalda en la lona. Santo señor de la menesterosa esperanza en esta arena que se nombra México: tu capa y tu máscara fueron y en olor de leyenda lo son todavía, la materialización lentejuelera del heroísmo y la honestidad, el valimiento de desprotegidos y el triunfo del bien sobre el mal, símbolo populachero de la Justicia, acá donde Justicia no existe para el respetable más que en el pregón de los gritones del cuadrilátero. Nos la nombran, sí; nos la cantan, nos la predican, nos la mientan a cada rato. ¿Y..?

Santo: tú que en gallardas contiendas desenmascaraste a tantos, ¿y a ésos cuando, Santo señor? Te rogamos, óyenos a los que en lugar de asumir, preferimos seguir delegando; en mesías, en “impuestos”, en “espurios”. Mis valedores: quedo a deberles la continuación de esta endecha anual que entono en honor de El Santo, Enmascarado de Plata. (A su memoria.)

Maromeros

De los tales hablé con ustedes el pasado viernes, esos claudicantes de la política que más allá de ideologías y fidelidad a principios asentadas en sus documentos fundacionales, por logreros y a la pepena personal sacan a subasta su propia conciencia. Sórdido.

Cuando haiga sido como haiga sido Salinas trepó a Los Pinos nombró como procurador de la República a un Morales Lechuga priísta de tradición, pero apenas terminó el sexenio, con  Salinas como el ser más odiado del país, clamó el Abogado de la Nación:

– Bueno, es que yo creí firmemente en Salinas cuando le acepté cargos diversos, pero hace años que ni lo veo ni tengo contacto con él. No soy vergonzante ni niego mi pasado ni mi presente. Es que no quiero ser una cabeza de playa de Salinas.

– Y ahora que se une usted a la campaña presidencial de Vicente Fox,  ¿qué lo llevó a tomar semejante medida?

Contestó al reportero,  palabra a palabra, Morales Lechuga:

– Es que en el panista observé la limpieza de su mirada, y eso me convenció.

(En ese momento el gallo cantó tres veces.) Y llegó Fox a la presidencia, y en la Secretaría de Relaciones Exteriores colocó a Jorge G. Castañeda, quien años después, a la muerte del guerrillero colombiano  “Tirofijo”, iba a escribir en la revista Newsweek:

“Con la muerte de su líder, la banda se enfrenta a la extinción. Ya va siendo hora. Hoy son criminales. Un puñado de criminales a la fuga”.

De “criminales” calificó a las Fuerzas Armadas Revolucionaras de Colombia un Castañeda que en Cuba se entrenó en tácticas guerrilleras y es hoy un anticastrista rabioso, prófugo de tantas ideologías y a estas horas converso y ahijado de Washington.

Por esos días estuve leyendo en el matutino todo el copal que ante el santito nuevo, el del Verbo Encarnado, quemaba un Diódoro Carrasco, priísta ayer y hoy flamante panista. Al cerrar el periódico: ¿Diódoro el oaxaqueño? ¿Pues no era el priísta que llegó a secretario de Gobernación en el sexenio antepasado? ¿Panista hoy el que todavía ayer fue tricolor? ¿Aplaude en este gobierno  lo que en el anterior censuraba, y censura hoy lo que ayer aplaudió? ¿Pues de qué pasta, arcilla o madera fueron amasados tales especímenes? ¿Tan hambrientos están? ¿De lodo biológico los forjaron los genes?  Pienso en los militantes del difunto Comunista Mexicano, asesinado desde dentro por los logreros a los que Echeverría logró cooptar: Martínez Verdugo, Guevara Niebla, Nateras, Rincón Gallardo, en fin. Todo para que unas izquierdas honradas y de buena fe derivaran en un PRD hoy secuestrado por el pragmatismo talamantero de una Nueva Izquierda que comanda Chucho Ortega,  el chucho mayor. Desverguenzas.

Recuerdo a Jorge Gonzáles Torres, por aquel entonces gerente general del Verde Ecologista. Al interés de llegar a la Secretaría del Medio Ambiente y Ecología se alió a la aviesa campaña del  “voto útil” en la que iban a caer los tantos pobres de espíritu como años más tarde con el Verbo Encarnado, todo ana sola frase: “¡Un peligro para México!” Este Verde Ecologista, aliado de Acción Nacional para encaramar a Fox a Los Pinos fue el mismo que a principios de los 90s. había publicado el desplegado, con esa sintaxis:

“Ante la Historia de México denunciamos a los diputados y senadores de Acción Nacional como culpables de cometer un acto contra la Nación que…”

El resto del escrito y los nombres de esos indecorosos que a la ventaja y sin pizca de pudor han pegado la machincuepa o se aprestan a brincar de este a aquel logo político, en breve. (Vale.)

De trapecistas y maromeros

¿Logreros y claudicantes? ¿Redrojos políticos?  Para contrastar su conducta con la fidelidad a principios permítaseme esta vez arrimarme a la advocación de la  Comandanta Ramona, que así se nombraba. ¿Recuerdan ustedes a la indígena chiapaneca de baja estatura, huipil chiapaneco y rostro oculto por el pasamontañas que militó en el Ejército Zapatista de Liberación Nacional, el EZLN de aquel que fue alguna vez el Subcomandante Marcos? Con la presencia ausente, sé lo que digo,  de la guerrillera, voy a hablar de esos indecorosos, desvergonzados saltimbanquis de la grilla politiquera ayer mismo adversarios de ideología y que hoy, por asuntos de medro personal y de grupo, amanecieron abarraganados. Chuchos, grillos, chapulines, talamanteros de Nueva Izquierda. Baquetones.

Aquí recuerdo a la Comandanta Ramona, varona que en vida y muerte fue espejo y flor de virtudes cívicas, fidelidad a principios e integridad personal. Ella que con pasamontañas y colorido huipil se nos quedó como seña de identidad de la lucha civil contra el Sistema de poder. ¿Recuerda alguno de ustedes a la Comandanta  Ramona? ¿Recuerda alguno la respuesta que dio al entonces Zedillo, que le ofrecía trasladarla a esta ciudad para que le tratasen cierta enfermedad mortal de necesidad? Ella, la entereza y el temple y la dignidad personal:

“Nosotros nos levantamos en armas para que todos nuestros pueblos  tengan salud, no para que ustedes me curen a mí…”

(Yo entonces pensé en Leónidas el espartano mientras moría por su patria frente a los guerreros persas de Jerjes. Mozart en el aparato. A media voz, el Requiem.)

Los indecorosos, en cambio; los ventajistas: un basurero mi mente con las imágenes de un Angel de la guarda del perredismo cupular para el que todavía hace unos meses era todo un delincuente electoral y asesino de perredistas, hoy el bienamado al que Marcelo Ebrard, con la mano del gato (del Chucho), encaramó al gobierno de Guerrero. Pienso en la cáfila de  pragmático-utilitaristas que se arropan en la frase convenenciera derivada del  florentino:

“El fin justifica los medios”.

Reflexiono en un pragmático Muñoz Ledo, candidato presidencial del PARM que a su hora ligó acuerdo con el candidato de la Alianza por el Cambio, un tal Fox. Extrañados, los estudiantes tlaxcaltecas lo interrogaron:  “¿Pero por qué con  Fox?”

Así respondió el personaje que en su vida pública ha militado en  todos los partidos políticos del país:

– Me alié con Fox porque los estudiantes me lo pidieron. En todas las universidades en las que he estado presente las preferencias se inclinaban hacia Fox y hacia mí. Yo estoy en contra del presidencialismo, y eso es lo que buscamos Vicente y yo.

Y la nota de prensa: “Porfirio Muñoz Ledo sostuvo que continuará con el proyecto de convergencia con Vicente Fox, en el cual también participa Manuel Camacho Solís”. Sí, el prófugo del PRI, alquimista de Angel Aguirre, priísta encubierto. México.

Otro que tal. Cuando Carlos Salinas llegó a Los Pinos nombró como procurador general de la república a Ignacio Morales Lechuga, priísta de tradición. Pero terminó el sexenio y Salinas pasó a ser el hombre más aborrecido del país, y el salinista Morales a desmarcarse de él y desconocerlo.  Interrogado por el reportero, aquí su justificación:

(La entrevista y algo más, el lunes.)

“Pobre México…”

Pobre, sí. Tal fue la reacción del matutino ante la privatización de los ferrocarriles que prestaban un valioso servicio al país. En su sexenio se ufanaba un vende-patrias:

“En forma exitosa y de acuerdo con los tiempos previstos marcha la privatización que promovemos en gas natural, terminales portuarias, telecomunicaciones, petroquímica secundaria y ferrocarriles”.

Ferrocarriles. El nombre del privatizador, Zedillo, se asienta ahora mismo en la nómina de la empresa norteamericana a la que remató los ferrocarriles nacionales. ¿Y nosotros? ¿Cuál es la respuesta de las masas sociales? Tomo el matutino  y leo, de su sección editorial: “Pobre México. Un vulgo ignorante y unos periodistas vendidos batían palmas cuando se acordaron concesiones ferrocarrileras al yankee”.

Pues sí, pero no, mis valedores,  el editorialista no aludía a Zedillo, ni a Fox, ni al Verbo Encarnado, sino a Porfirio Díaz, uno de los primeros entreguistas que se han culimpinado ante el imperio. La fecha del matutino: 1885. La denuncia editorial:

“Mientras, los hombres pensadores temblaban por el porvenir de esta patria infortunada, victima de las ambiciones y de la improvisación. Los hombres pensantes veían en esas concesiones un peligro inminente para México, y no se equivocaron. En recompensa de las espléndidas  subvenciones concedidas a los yankees, éstos están arruinando al país por medio del contrabando de armamento, y debido a ciertas tarifas de conveniencia, concertadas de una manera embozada para proteger la industria extranjera con graves perjuicios de los intereses nacionales.

Por una mera casualidad, el Ministro de Fomento desconfió de los manejos yankees, y sólo apoyó las tarifas de una manera provisional y por corto plazo: cumplióse éste, prorrogóse en seguida, ha vuelto a cumplirse; y sin embargo no se ha podido conseguir que la Empresa del Ferrocarril Central modifique sus laterales tarifas. Rehúsa reformarlas, y para ello se vale de rémoras y pretextos inadmisibles. Por lo visto, nuestros agradecidos y caritativos empresarios, los americanos, obran ya en este país como si estuvieran en su casa. La conquista pacífica comienza ya a producir sus sabrosos frutos.

¿Qué sucederá mañana? D. Porfirio, que tuvo a bien romper con las inveteradas preocupaciones del inteligente y previsor Benito Juárez, puso a los yankees un puente de plata para que desde Nueva York pudiesen venir a esta capital, sin incomodidades, sin riesgos y a costa nuestra. A D. Porfirio toca sacar al país del espantoso atolladero en que está metido. ¡Ojalá y no sea ya demasiado tarde! (Periodista valiente, sí, pero cándido, digo yo.)

“A grandes males, grandes remedios. Si al fin hemos de romper con los que se tomaron media República hace 38 años, y que ahora tratan de apoderarse del resto por medios ingeniosos, vale más que suceda hoy. Mañana la obra será más difícil porque se habrán creado y robustecido grandes intereses americanos en esta República”.

Y esperanzador para tantos, al pie de plana el anuncio: “Específico de Henry, célebre remedio inglés. Es el único específico seguro e infalible para la curación rápida y radical de la impotencia, derrames seminales y toda clase de desarreglos producidos por excesos. Jamás ha fallado. Experiméntese. Depósito único en la República, Droguería Universal de E.Van den Wyngaert. Puente del Espíritu Santo núm. 1″.

Calma, no acelerarse, no precipitarse alguno de ustedes. Ya busqué, simple curiosidad,  el domicilio de marras. No existe más. (Lástima, ¿no?)

De utilería

Vidas paralelas, mis valedores, la de la Marta, que aspiraba al sillón de Los Pinos, pero cuyas aspiraciones terminaron cubiertas de telarañas en algún rincón de La Estancia o de San Cristóbal, y la de la Sarah Palin, reina por un día que arañó la vicepresidencia de Norteamérica. Figura esta, protagónica del denominado Tea Party, a punta de excitaciones al racismo, la discriminación y la violencia contra todo lo que no fuese WASP (blanco, anglosajón y protestante) logró el asesinato de varios inocentes, que con su muerte asesinaron el futuro de una Palin que habrá de caer al desván de la historia lo mismo que la segunda esposa de Fox. Desde que saltó a la palestra política nacional como candidata de Partido Republicano a la vicepresidencia, en el 2008, la ex-gobernadora de Alaska no había experimentado un descalabro tan escandaloso en las encuestas. Los ciudadanos hoy la rechazan, sin más. Que así pasan las glorias efímeras.

Estoy mirando la foto de Marta,  dije a ustedes el pasado viernes, y la

describí en su corta estatura de dama insignificante que el tanto de todo un sexenio, casi tan ignominioso como el actual, fue reina de hojalata que luego se derrumbó, y con ella una historia que fue de surrealismo esperpéntico. Marta, a la que alguno se alcanzó la humorada de sacar de detrás de un mostrador de cierta farmacia veterinaria en Zamora, Mich. para encaramarla de “pareja presidencial” y candidata a Los Pinos. (Yo, que en su momento ironicé sobre tan delirante pretensión, ahora me arrepíento porque, mis valedores: ¿con  Marta hubiese estado gobernado el país de manera más desastrosa?) Hoy día apenas se atreve a sacar la cara, como ocurrió hace unas semanas  en la festividad con que un cierto  Antonio Chedraoui, arzobispo de la Iglesia ortodoxa, celebró 79 años de vida. La miro en la foto. Qué tiempos…

Menudita, peripuesta, flanqueada por (cuándo no) un jerarca del gobierno y otro de la Iglesia católica, ese Norberto Rivera asiduo a las rumbosas reuniones de la “alta sociedad” al que Marta debe el favor de la disolución matrimonial para dejarla en situación de madre soltera de los  Bribiesca Sahagún, cuyos hechos de corrupción demuestran que tienen muy poca o madre ninguna, soltera o no. La Sahagún.

Leo, a propósito, la noticia del domingo pasado: “Durante una reunión con miembros del Tribunal de la Rota -corte que decide la validez o anulación de los matrimonios católicos-, el papa Benedicto XVI pidió ayer a los sacerdotes mayor cuidado y severidad a la hora de autorizar los matrimonios católicos, así como a la hora de declararlos nulos”. Siempre que no se trate de “primeras damas” de países tercermundistas, ellas tan desprendidas con sus limosnas a El Vaticano. Laus Deo.

Existe en el surrealismo político del país esa trágica mujer que desde el gobierno tejió un poder de pacotilla y se atragantó de honras (fúnebres, por efímeras y deleznables.) Reina del esperpento, llegó al gobierno golosa de fama, riquezas, protagonismo, poder. Viciosa de lujos, derroches, riquezas, ostentación, su avaricia y compulsión por el poder le acarrearon el odio de las masas sociales. Marta, la de Guanajuato.

Pero a la reina de utilería la aplastó la realidad objetiva,  y su carácter de malvavisco la derrumbó. De ésta, que encaramada por, en y sobre un mandilón Fox, reinó ayer en México y hoy reina en las vacas de San Cristóbal, hablaré después, tanto hay en ella de malo qué comentar, como de la propia Palin, ex-gobernadora de Alaska. (Vale.)

“¡Somos campeones!”

Llegó el alimento, mis valedores. Ha llegado el maná para esa  Perra Brava que se agostaba por falta de su alimento espiritual. Porque desde hace semanas y hasta el día de hoy lo único sustancioso que lo mantenía con vida eran los jeringazos de hemoglobina (la nota roja, “reina del reitin”) que le embombillan el cinescopio y la de plasma. Pero ahora sí, completo  viene el sustento  para los pobres de espíritu: la regazón de cadáveres que les proporciona  el de Los Pinos y el clásico pasecito a la red que le arrima el duopolio de la TV.. Banquetazo.

Porque decir Perra Brava es decir pan y futbol; muy  poco de lo primero, pero del otro, hasta reventar. Decir Perra Brava es remitirnos a la manipulación de unas masas enajenadas que más allá de la carestía de las subsistencias van a pagar su boleto y a abarrotar el graderío del Goloso de Santa Ursula, y con tal acción multitudinaria practicar ese lóbrego onanismo mental que consiste en vivir peripecias ajenas, y tomar como propias las “hazañas” de unos alquilones del balompié que por practicarlo cobran altísimos sueldos. El fanático, en tanto…

Ese, mírenlo ahí,  sentado a dos nalgas en el graderío, calientes cabeza y garganta y las tripas empanzonadas de agave y lúpulo, enajenación en que cae también el fanático y sus compadres frente al televisor. Miren ahí al fanático, jugando al héroe por delegación. Obsérvenlo, vientre fofo y lonjudo a la mitad de su edad. Ese enajenado  no juega, no sabe jugar, no tiene condición física para practicar el juego, pero cuánto sufre, qué bárbara forma de vibrar y sentir como propias las acciones de los alquilones del espectáculo. “¡Ganamos! ¡Goleamos”. “Si sufrimos esta derrota fue porque no supimos desarrollar un juego de conjunto”. ¿Nosotros, tú, ustedes? Macabrón. ¿Que no? Juzguen ustedes:

Llegó a mi correo electrónico. Ya a punto de borrarlo examiné su contenido, y válgame, lo que el remitente comunicaba al orbe. Aquí, respetando su sintaxis, la parte sustancial del mensaje del cándido que asumió como propias las “hazañas” ajenas:

“¡Ya lo pueden gritar! ¡Somos campeones! Millones festejan, millones lloran, millones se abrazan…

Este título es nuestro y no lo íbamos a regalar. La afición respondió como lo que somos: CAMPEONES.

El primer tiempo fue duro, difícil, peleado, intenso y sin goles…

Y sucedió, ¡la gente lo empató! Sí, lo empató con ese apoyo impresionante que le enchinó la piel a todos los presentes. La gente empató el marcador con goles de (aquí un par de nombres) en cuestión de pocos minutos…

En el aire se podía respirar el gol, ese gol que habíamos esperado nada más que 13 años y que estaba aguardando por que alguien se pusiera el traje de héroe para anidarlo en las redes y hacer que medio país gritara ¡CAMPEON!

Todo una fiesta, todo un carnaval que a muchos nos durará toda la vida. El himno del equipo se tocó una y otra vez, cada una de ellas coreada y cantada por todos los presentes, al igual que el ‘Dale campeón, dale campeón´, seguido del ´Palo palo palo, palo bonito palo ehh, ehh ehh ehh somos campeones otra vez…

La fiesta no terminó y no terminará durante mucho tiempo. El (aquí el nombre) ES CAMPEON, Y AHORA SÍ, ¡¡¡Haber (sic) quién nos aguanta!!!

VENGAN CAMPEONES, FESTEJEN QUE ESTE TITULO YA ES

NUESTRO!!! EL NUESTRO, EL MÁS GRANDE!!! 13 TITULOS Y HABER QUIEN NOS ALCANZA!! GRACIAS A TODOS LOS QUE NOS DIERON ESE TITULO! ¡YA SON HÉROES..!!!

Ah, los mediocres. Ah, los pobres de espíritu. (Con los “héroes” del fanático sigo mañana.)

“Y mean agua bendita…”

El aumento al salario mínimo, mis valedores. El 4.1 por ciento, dos pesos con 32 centavos para la zona A, la privilegiada. Clama desde 1886 Louis Lingg, uno de los Mártires de Chicago:

Vuestras leyes están en oposición a la naturleza, y con ellas robáis a las masas el derecho a la vida, a la libertad y al bienestar…

El Papa y los empresarios, a propósito. En vísperas de la visita final de Juan Pablo II a nuestro país, el obispo Onésimo Cepeda a los reporteros:

– Lo acabo de ver en El Vaticano, y la verdad, pues lo ví muy malito, pero sacará fuerzas de flaqueza y vendrá a nuestro país  a canonizar a Juan Diego. Creo que hay Papa para rato. Por lo menos para lo que  nosotros necesitamos, que es un mes y medio

Y una vez confirmada la visita del Papa, la Arquidiócesis de México:

– Para los gastos que ocasione la visita papal nos hemos apoyado en las escuelas y agrupaciones de los Legionarios de Cristo. Ya hemos invitado al padre Maciel. El Papa no nos cobrará por la celebración de la misa, ni los cardenales que lo acompañan. La misa de canonización de Juan Diego costará a la Iglesia lo que salga el recibo de la luz. Los camiones y todo eso corre a cargo de las empresas. Ellas patrocinan todo eso.

Lucas, evangelista: ¡Ay de vosotros, los fariseos, que pagáis el diezmo de la menta, de la ruda y de toda hortaliza, y dejáis a un lado la justicia y el amor a Dios!

Y hablando de los tales: “Se convocó a los empresarios a participar con donativos en la realización del viaje pontificio”. Guillermo Ortiz, vocero del comité organizador de la citada visita papal:

– No sé por qué algunos miembros de la iniciativa privada no consideran costeable invertir en la gira del Pontífice. Hago un llamado a que los empresarios participen en este acontecimiento que es de la Iglesia mexicana, pero que tiene su repercusión para la vida de México y para la imagen de México ante todo el mundo.

Mayo de 1990. Ante el Papa se plantaron de hinojos los empresarios  mexicanos. El mensaje de un  A. Fernández de Castro:

Su Santidad: los empresarios deseamos el bienestar social de todos los que dependen de nosotros. Creo que los empresarios somos un medio del que Dios se vale para la administración de la riqueza temporal…

Habló después un Eduardo García Suárez, presidente saliente de la Conf. de Cámaras de Comercio, CONCANACO:

– Yo soy partidario, Su Santidad, de un capitalismo popular que, como la imagen de María, se intuye y se preanuncia…

G. V. Madero, empresario: “El Papa nos deja un paquetón. Claro, Su Santidad habla de lo que debería ser, no de lo que es en la realidad. Gracias a Dios, la visita papal redituó una ocupación hotelera del 100 por ciento…”

Patricio Martínez, dirigente de comerciantes:

– Su Santidad el Papa vino a reafirmar lo que nosotros ya sabíamos como doctrina social, tal como lo expresó el propio Juan Pablo II en torno al capitalismo, al lucro exacerbado, al amor del dinero y a la mala retribución al trabajo e injusta distribución de la riqueza. De alguna manera, nosotros ya la practicábamos, porque nosotros no defendemos el individualismo egoísta que algunos practican porque siempre hay abejas negras (sic). No,  Su Santidad no dijo que el dinero sea malo, lo que pasa es que, por supuesto, no lo podemos amar al mismo nivel que todos los empresarios amamos a Dios…

Un amor que para este año se acrecentó el tanto de dos pesos con 32 centavos. Tales son los feligreses del Padrecito Maciel, empresarios que “mean agua bendita”. (Dios.)

El opio de las masas

El ser humano, mis valedores, esa criatura única e irrepetible que puebla el haz de la tierra y cuyo destino, en cuanto comunidad, es la sobrevivencia. Ente de cumbres y abismos, de cimas y simas, sus hechos proyectan luz y tinieblas en humanísimo claroscuro: alguno conquista las crestas del saber, del heroísmo, de la santidad,  en tanto que una infinita mayoría se arracima en contingentes de masas que sobreviven en la cotidiana rutina del áspero oficio del diario vivir a ras de los suelos. Los seres anónimos, los desconocidos de siempre…

El mexicano, pongamos por caso. Si intenta la perfección casi siempre carece de la educación adecuada. Es la ignorancia el achaque que lo mantiene en situación vulnerable y lo fuerza a caer ante el ataque de esos sus enemigos que le impiden el vuelo natural hacia la entelequia, que decía el clásico.  Y claro, sí, por supuesto: entre los factores que le mutilan las alas están los medios de condicionamiento de masas. Porque el pobre de espíritu, inquilino de la violencia, la pobreza y la inseguridad,  busca evadirse de una realidad que lo supera, lo lacera y agobia, y en ese intento de hurtarle el cuerpo a lo que no puede evitar se refugia y cae de lleno en el alcohol u otras drogas casi tan nefastas como la botella: coca, mariguana,  metanfetaminas o el  televisor, esa puerta falsa, puerta excusada, que el mexicano tiene abierta de par en par sin percatarse de que la TV constituye un negocio del gran capital y de que  sus intereses no sólo difieren de los del televidente, sino que se le contraponen y medran de él; que el medro de la TV radica en el desmedro de las masas sociales en provecho de Poder. Macabro…

Pero esas masas sociales necesitan y reclaman una rajuela de esperanza que les avive su desfalleciente sentido de la existencia, y esa esperanza la encuentran en el credo religioso. La católica es la religión mayoritaria, y en ella se refugian esas masas en busca de la esperanza de una vida mejor, que se le promete, sí, pero en la otra vida, y ello si logra pasar el juicio inapelable de su  Dios. Es ahí donde la jerarquía católica, a contracorriente de las leyes de ese Dios y del Estado, manipula su tremendo ascendiente en los feligreses, las ovejas del rebaño “del Señor”, para aplicar en ellos una moral restrictiva, represiva, que les lleva a caer en el engaño de tomar como preceptos religiosos ciertos tabús como el preservativo, la educación sexual, la píldora del día siguiente, la interrupción del embarazo antes de las 12 semanas y tantos otros derechos humanos que la sotana disfraza de pecados. De anatemas. De fulminante excomunión. Y como a los 85 millones que participan del ritual católico, que no de su esencia, desde pequeños se les ha infundido la obediencia como “virtud”, pues… a obedecer al “padrecito”,  qué más.

De esto ya hace algún tiempo. Al igual que hoy día, PEMEX fue motivo de escándalo, aunque no por algún siniestro que dejase reguero de cuerpos humanos calcinados, sino porque manipulaciones encubiertas de los entreguistas intentaron enajenar el energético al capital extranjero, y ahí la reacción ciudadana: movilizaciones de protesta que encabezó su lider natural. El clero político, entonces, siempre aliado del Poder:

– ¡La lucha por PEMEX no es de falsos profetas e iluminados! AMLO qué sabe del tema. Calderón, en cambio, tiene argumentos y son sustentables. ¡Que los católicos no salgan a manifestarse en las calles!

Los Pinos,  las sotanas. (México.)

Crimen imperfecto

El presente es un relato escrito por Gonzalo Fortea, que aquí sintetizo con dedicatoria para los tres jueces que en el pasado abril, en un juicio oral y por cuestión de una “duda razonable”,  exoneraron de su crimen a un Sergio Barraza Bocanegra, asesino confeso de Rubí Marisol Frayre, cuyo cadáver descuartizó. Luego de confesar su crimen y pedir perdón a la señora Marisela Escobedo, madre de la víctima, los jueces de marras absolvieron al asesino descuartizador. ¿Motivo? No contaban con más evidencia que la confesión del asesino. La síntesis del relato de Gonzalo Fortea:

– Sí, señor fiscal. Soy un asesino.

Mi defensor se levantó, indignado: “¡No se reconoce culpable!”

– Pero maté a la víctima.

El juez: “Demuéstrelo. ¿Tiene testigos?” Yo: “No se buscan testigos para cometer un crimen”. El juez: “Quizá a usted le hubiera convenido tener uno. ¿Dónde está el arma homicida?” Yo: “La perdí. Puede que la haya arrojado a una alcantarilla”. El juez: “Toda la zona se registró en su día y el arma no apareció. Tendrá usted que demostrar su crimen”.

El fiscal estaba nervioso. Le hice un gesto como diciéndole: no se preocupe, lo conseguiremos. Se animó: “¿Los motivos del crimen?” Yo: “Robarla, naturalmente. Me encontraba en una situación muy difícil. Hacía dos meses que había perdido mi empleo. Necesitaba dinero para poder comer. Creí que el piso estaba vacío, pero de pronto apareció la señora. La maté para que no se pusiese a gritar”. Mi defensor: “¿Gritar? Paralítica, no podía emitir sonido alguno”. Yo: “No lo sabía. Tuve miedo, perdí la cabeza y la maté”.

– No nos convence, dijo el juez. “¡Ustedes no estaban ahí, y yo sí!”. “Demuéstrelo”, dijo el juez, y el abogado defensor: “Usted afirma que penetró en la casa con intención de robar. ¿Qué fue lo que robó?” Yo: “Nada, no encontré nada”. “Sin embargo, la anciana señora guardaba una importante colección de joyas en uno de los cajones de la cómoda, que no estaba cerrado con llave”.

– Nada encontré.

– ¿Usted nos toma por imbéciles?  La cómoda no fue registrada. No había huellas dactilares.

– Utilicé guantes.

– No se observaba el menor desorden.

Mi abogado defensor: “Señor juez, señores del jurado: el asesinato conlleva pena de muerte.  ¿Vamos a consentir que el acusado se ría de nuestras sagradas instituciones, de la Justicia, y que utilice el dinero y el prestigio del Estado para consumar lo que sería su suicidio? ¿Hemos de volvernos idiotas para creer en su desmañada sarta de absurdos? Observen su rostro cansado. “Es que estoy aburrido. (Me levanté.) ¡Ya está bien!”

El juez dio un golpe sobre la mesa: “El acusado se abstendrá de alzar la voz”. Dije: “¡Soy culpable!” “¡Cállese! ¡No invente que es culpable!”

“¡Protesto!”, gritó el fiscal. “¡Denegada la protesta”, sentenció el juez. “Puede retirarse el jurado a deliberar”

– No es necesario, señor juez. Todos estamos de acuerdo.

– Levántese el acusado.

Cuando salí a la calle un hombre se me acercó sonriendo. Era mi abogado defensor, con la diestra tendida. “Enhorabuena”.

El fiscal, en cambio, caminaba con la cabeza hundida mientras se dirigía al automóvil.

– Maté a la vieja, ¿sabe?, le dije.

– Claro, sí, ¿y eso qué importa ahora?

Subió al automóvil. Yo metí las manos en los bolsillos de la chaqueta  y me fui a vagabundear hasta la hora de apertura de esos lugares en donde dan sopa gratis a mendigos y desocupados. Estaba a punto de llover.

Este es nuestro país, mis valedores. Estos son sus jueces, sus asesinos,  su Justicia. Todo esto es México. (Dios…)

Es la historia

¿Conmemorar el Bicentenario de la Independencia sin mentar el protagonismo del alto clero católico? La Iglesiareclama que se valore el papel que desempeñó en la liberación del país. Paradójicamente, se pudiera decir: la acción que desembocó en la independencia de México un 27de septiembre de 1821 fue resultado de la Conjura de La Profesa, con un obispo Monteagudo de promotor y un Iturbide como brazo ejecutor. Pero la historia tiene sus vueltas, revueltas y recovecos, como los que llevaron a Hidalgo al fusilamiento un 30 de julio de 1811. ¿Válida o no la excomunión que recibió de manos de cierto Manuel Abad y Queipo, obispo de Michoacán? El Tribunal de la Inquisición formuló contra Hidalgo 53 cargos, para terminar azotándolo con la excomunión fulminante. En octubre de 1810 habló por la Iglesia Católica un arzobispo Lizama:

– Hijos míos, no os dejéis engañar: el cura Hidalgo, procesado por hereje; no busca vuestra fortuna sino la suya; como ya os tenemos dicho en la exhortación del 24 de septiembre: Ahora os lisonja con el atractivo halagüeño de que os dará la tierra: no la dará y os quitará la fe; os impondrá tributos y servicios personales, porque de otro modo no puede subsistir en la elevación a que aspira y derramará vuestra sangre y la de vuestros hijos.

Las masas, crédulas, y  cómo pudiese ser de otro modo, si en la Nueva España de entonces existían 29 centros  culturales y once mil ciento dieciocho templos católicos. Lógico.

Lógico también que quien levantó un pueblo en armas lo pagara con su vida. Aquí, revelador, un trozo  del documento de excomunión fechado el 24 de septiembre de 1810, que firma Abad y Queipo:

La Nueva España (…) se ve hoy amenazada con la discordia y anarquía, y con todas las desgracias que la siguen. El cura de Dolores don Miguel Hidalgo (…) levantó el estandarte de la rebelión y encendió la tea de la anarquía, y seduciendo una porción de labradores inocentes les hizo tomar las armas; y cayendo con ellos sobre el pueblo de Dolores el 16 del corriente al amanecer, sorprendió y arrestó los vecinos europeos, saqueó y robó sus bienes. Como la religión condena la rebelión, el asesinato, la opresión de los inocentes; y la madre de Dios no puede proteger los crímenes; es evidente que el cura, pintando en su estandarte de sedición la imagen de nuestra Señora, cometió dos sacrilegios gravísimos, insultando a la religión y a nuestra Señora.

El cura Hidalgo insulta a nuestro soberano, despreciando y atacando el gobierno que le representa, oprimiendo sus vasallos inocentes, perturbando el orden público y violando el juramento de fidelidad al soberano y al gobierno, resultando perjuro igualmente que los referidos capitanes. Yo, vuestro obispo, debo salir al encuentro a este enemigo, en defensa del rebaño que me es confiado.

Así pues, usando   la autoridad que ejerzo como obispo declaro que el referido Miguel Hidalgo, cura de Dolores y sus secuaces son perturbadores del orden público, sacrílegos, perjuros y que han incurrido en la excomunión mayor del Canon. Los declaro excomulgados vitandos prohibiendo, como prohíbo, el que ninguno les dé socorro, auxilio y favor, bajo pena de excomunión mayor ipso facto incurrenda. Item. Declaro que el dicho cura Hidalgo y sus secuaces son unos calumniadores de los europeos, que no tienen ni pueden tener otros intereses que los de vosotros, los naturales, auxiliar la madre patria”.

Así, con los beatos del Verbo Encarnado, capas pluviales y solideos a celebrar el Bicentenario. (Dios.)

No lo perdono, señor

Yo le perdonaría todo el mal que nos causó a tantos con el fraude que fue a encaramarlo a Los Pinos. Le podría perdonar que para embrocarse la tricolor se valiera de toda clase de tretas, “dados marcados” y una abominable “elección de Estado”. Se lo perdonaría, señor.

Y también que para treparse, primero, y mantenerse después, sin provocar una insurrección en las masas, invierta una enorme tajada de nuestros impuestos manipulando a pobres de espíritu aturdidos con una propaganda aplastante. Que lo hayan trepado los enemigos históricos del país: la Casa Blancay los mayores capitales de este país, pasando por  los cristeros tardíos de El Yunque, los púlpítos de los Rivera Carrera y el duopolio de la televisión. Le perdonaría que con su nefasta política de arropar y ser arropado por sotanas, casullas y capas pluviales, siga emporcando un estado laico mientras (la banda tricolor entre pecho y espaldas) convierte el  país en basílica del Verbo Encarnado.

Todo esto le perdonaría; que mi país sea manejado por usted,  un individuo ayuno de todo carisma, de toda personalidad, mediocre hasta el tuétano de los huesos. Esa su voz que ventosean todos los medios de condicionamiento de masas, ese su aspecto de burócrata poquitero, esa su cortedad de expresión, su cortedad de miras (¿usa bifocales?), su cortedad de físico, donde todo lo que se eche encima le queda grande. (Aún traigo en la menta su disfraz de mílite, con un  chaquetín cuartelero todo guangoche, y que se haya dejado encasquetar una gorra color verde olivo con cinco estrellas, atuendo que a usted le sentó como a la de la fábula un par de aretes, tan impropio ya no de un estadista, ni siquiera de un buen gerente de la sucursal México de la matriz en Washington.)

Yo le perdonaría que después de un proceso electoral turbio, pantanoso y  mostrenco, su  medida de gobierno inicial fuese correr a Washington, y con la oferta de continuar imponiendo a las masas populares el azote neoliberal se haya puesto a las órdenes de su jefe nato por aquel entonces, el Bush genocida de la Casa Blanca.

Perdonaría que haya incumplido todas sus promesas de campaña y que  en lo que va de su gobierno el país se  haya endeudado y retrocedido en los rubros de política económica y financiera; que con sus políticas erróneas lo haya desacreditado casi tanto como con esa estúpida guerra que  por afanes de una legitimación imposible decretó contra el narcotráfico, guerra que tiene perdida y a usted lo acabó de perder, que acabó por desacreditarlo, y de paso al país, y orillado a ser motejado de estado fallido, y perder el control de grandes áreas del territorio patrio.

Le perdonaría, señor, que haya dejado de ser jefe de gobierno para tornarse jefe de partido. Su manejo torpe  de la crisis, el  desempleo, el empobrecimiento de las masas populares, una canasta básica inaccesible…

Todo se lo perdonaría  si de sus manos no chorreasen lloraderos de sangre inocente, esa misma que usted, a lo zafio, denominó “daño colateral”, y para colmo de lo insensible, fijándole una cifra: “apenas” (Dios) el 10 por ciento de la mortandad. Por la carnicería de mujeres y ancianos, de jóvenes y adolescentes, de niños. De criaturas. Por esos cadáveres, señor, yo no lo perdono. Nunca lo perdonaré. Y ya usted está por irse al desván de la historia, si sigue vivo, mientras que yo, si vivo,  seguiré en situación de acusarlo por el derrame de sangre inocente que clama justicia a los cielos. Atroz.

Es cuanto. Vale, y firmo para constancia. (Total…)

Doble moral

Los derechos del hombre son valores: señalan lo que es natural y justo, pero además exigen; son aquellas condiciones de vida sin las cuales, en cualquier fase histórica dada de una sociedad, los hombre no pueden dar de sí lo mejor que hay en ellos como miembros activos de la comunidad, porque se ven privados de los medios para realizarse plenamente como seres humanos.

Por cuanto a México, mis valedores ¿sus autoridades respetan esos derechos estipulados en la Declaración de la  UNESCO en 1947, unos  derechos del hombre que, según la doctrina del jurista Carrillo Flores, están en la raíz de todos los problemas capitales de la humanidad? ¿En qué posición queda México frente al postulado de Paoli Bolio, panista, de que la democracia de un país se mide por el respeto a los derechos humanos?

Y es que lo malo de la situación, según Emilio Rabasa, jurista experto en relaciones internacionales, es que no sabemos cuáles son los derechos naturales del hombre. A propósito: las declaraciones mundial e interamericana de 1948  estipulan cinco tipos diferentes de derechos humanos:

1.-Los derechos civiles. Son los que han sido bandera de lucha contra un poder injusto, y se refieren al respeto a la vida misma, a la libertad, a la seguridad personal y a la prohibición de los castigos crueles o degradantes, no sufrir discriminación alguna en razón de raza, color, sexo, lenguaje, origen nacional, etc., y proscribir la pena de muerte.

2.- Derechos Políticos. Se reconoce el del individuo a tomar parte en el gobierno de su país en condiciones de igualdad a las dignidades públicas. La voluntad del pueblo será la base de la autoridad del gobierno -el voto, sí, pero respetado-; así, los pueblos tienen derecho a definir su status político y desarrollo económico, social y cultural, además de disponer, como lo estimen prudente, de su riqueza y recursos naturales.

3.- Derechos culturales. La educación elemental será gratuita y obligatoria. La educación superior  al igual que la de índole técnica y profesional, se pondrá al alcance de todos. La educación estará dirigida al desarrollo completo de la personalidad humana y promoverá el entendimiento, la amista y la tolerancia entre todos los grupos raciales y religiosos. Todos los ciudadanos tienen derecho a participar en la vida cultural de la comunidad, de gozar las artes y de compartir el avance científico y sus beneficios. A esto se le nombra: “Derechos del espíritu ”.

4.- Derechos sociales. Abarcan el derecho al descanso, al ocio y la asistencia y cuidado especial que deben garantizarse a la maternidad y los niños, nacidos dentro o fuera del matrimonio. Todos gozarán de la misma protección social.

Y el 5º., los Derechos económicos, que incluyen la libertad de trabajo, el tener condiciones favorables en las labores, la protección contra el desempleo, el derecho a recibir una retribución favorable que asegure al trabajador y su familia una existencia compatible con la dignidad humana y a un nivel adecuado para la salud y de su familia, incluyendo alimentos, vestido, habitación, cuidados médicos y servicios sociales necesarios.

¿Se respetan en este país? ¿En EU? En su Declaración de Independencia (1776) T. Jefferson: Mantendremos que (…) todos los hombres son creados iguales; que están dotados por su Creador con derechos Inherentes e inalienables; entre ellos la vida, la libertad y la persecución de la libertad .

Sublimes conceptos que excluían a negros y a indios, y no se pronunciaban contra la esclavitud. (Sigo después.)

Histórico reculón

La ley para la despenalización del aborto aprobada por la ALDF pone en evidencia, una vez más, el rostro autoritario y fascista del PRD

Ocurrió después del atraco de 1988, cuando el oportunismo pragmático-utilitarista de un Salinas urgido de “legitimación” desnaturalizó el 130 constitucional y lo forzó a pegar el reculón histórico: “Las iglesias y las agrupaciones religiosas tendrán personalidad jurídica como asociaciones religiosas una vez que obtengan su correspondiente registro”.

Semejante reculón vino a desbozalar, una vez más,  el escandaloso protagonismo de un clero político que desde el púlpito y ya sin recato lanza anatemas y excomuniones, condena leyes que garantizan los derechos de la mujer, exalta a este político y sataniza a aquél y controla el voto de unas ovejas cándidas, mansas, enajenadas. Tal acusan la historia y la realidad objetiva, hoy como ayer.

El estudioso Lavine: La religión y la política, desde los orígenes de lo que conocemos como América Latina, dependieron una de otra y se influyeron una a la otra.

Contra el derecho de la mujer a disponer de su cuerpo,  un Jonás Guerrero, obispo: ¿Qué diríamos de El Mochaorejas si nos dijeran que tiene derecho a secuestrar, a cortar los dedos de sus víctimas, a asesinar a nuestros familiares? Ahora “se justifican” los actos vandálicos de los asambleístas del PRD, que ellos llaman “derechos”…

El doctor José Luis Mora, político liberal: “Todo lo que incide en el fervor se capitaliza en poder político para la Iglesia. A mayor fervor popular, mayor control sobre los fieles, quienes se caracterizan por un alto nivel emocional, que no siempre va acompañado de una dosis de racionalidad. Cada mexicano debe preguntarse diariamente a sí mismo si el pueblo existe para el clero o si el clero ha sido creado para satisfacer las necesidades del pueblo”.

En el XCVIII Congreso Eucarístico Internacional de Guadalajara, Jal. (agosto del 2004), Santiago Creel, Sec. de Gobernación de un Estado laico: El gobierno  reconoce sin disimulo el papel trascendental de la Iglesia Católica, ahora en posibilidad de realizar abiertamente sus actividades, de brindar un servicio y de difundir su mensaje: un mensaje eucarístico de luz y vida.

El sacerdote Vicente Amil, citado por J. Meyer: “Ya sea que el príncipe haga buen o mal uso de su poder, ese poder siempre es conferido por Dios. Incluso si su gobierno es tiránico hasta el punto de que deje de ser un príncipe y se convierta en un demonio, incluso entonces… debemos seguirle siendo fieles, no permitiéndonos más recurso que el de apelar a Dios, Rey de Reyes que puede en el momento oportuno ayudarnos en nuestras tribulaciones…”

Dn. Jesús Reyes Heroles, ideólogo y analista de la Constitución, ponderaba el 130 Constitucional:

En el pasado, en México, a nombre de la religión se quiso entrar en el cambalache político; se politizó en el mal sentido la religión, y se dio origen a una mezcla lesiva a la libertad de conciencia y lesiva a la dignidad religiosa. Hoy, en otros países, a nombre del cristianismo se hace mala política, se defienden intereses, que no ideas o sentimientos; se entra en el toma y daca del comercio de las cosas y de los hombres al amparo de la religión. Nuestra Ley impide la posibilidad de estas actitudes que desmedran la religión, rebajándola de su sentido íntimo y personal, para convertirla en pretexto de facciones. Respeto a la religión y respeto a la política, que no otra cosa es nuestro Artículo 130 constitucional.

(Sigo después.)

Periodismo y prisión

El periodismo en este país, mis valedores. Ayer una del oficio en conflicto con Televisa; hoy, una Televisa en conflicto con la revista Proceso. Mucho ruidajo, juego de piernas y fintas al aire para admiración barata de la gallera. Escucho la escandalera de tan salivosas contiendas y pienso en la estatura moral de un periodista al que el oficio lo condujo hasta Belén  (la cárcel). Pienso, y cómo pudiese ser de otro modo,  en mi don Joaquín Fernández de Lizardi, El Pensador Mexicano, que vivió su vida  (1776 a 1827) en los tiempos anubarrados de la lucha de independencia.

Fernández de Lizardi. Novelista fue, dramaturgo y versificador por necesidad de expresión, el primer fabulista que parió nuestro Mundo Nuevo si hacemos a un lado a Fernando de Alba Ixtlixóchitl y algunos más que nacieron al arrimo de frailes y conquistadores. Lizardi. Sería  el oficio del  periodismo el que lo iba a alzar como héroe civil que dedicó el tanto de toda su vida a la denuncia de vicios y corruptelas de un México que se asomaba a la independencia. Su juicio contra desahogos hepáticos como esos que acaba de deponer el imprudente de mecha corta:

Hace la discordia tanto daño en el cuerpo político como las contagiosas en el físico…

Admirable El Pensador por su vida y obra como liberal, moralista y filósofo que ejerció actividades de educador, de satírico e intelectual. Pero primero y antes que nada fue varón de virtudes que a golpes de denuncia pública defendió sus ideales, formuló sus cuestionamientos y difundió su verdad por todos los medios a su alcance, vale decir: el ensayo, el libelo, la farsa, el artículo, la novela y hasta la misma versificación. El Pensador Mexicano, creador del inmortal Periquillo Sarniento que no han leído los mexicanos porque los mexicanos no leen. Lástima.

La historia pública del Pensador arranca de 1811, cuando a los 34 años de su edad se mete de lleno a la difusión de las ideas, así en los campos del periodismo como en los de la ficción y en esa suerte de volandera mercadería que fueron las hojas sueltas en donde se desbalagaban rumbo a todos los rumbos sus sátiras e invenciones, sus arengas y denuncias, sus reclamos a favor de la moral y las buenas costumbres; hojas que se leían en callejas y plazas públicas, en la posada, el figón, el camino real; hojas que prefiguraban esa literatura que, peripecias históricas más adelante, soltarían las prensas de Vanegas Arroyo para difundir las calaveras de Posada y aquella levantisca literatura que ayudó a desmoronar la vera efigie de Porfirio Díaz; hojas que difundieron la cultura popular en la forma del corrido que iba a perpetuar   las hazañas del arriscado y el valentón, y la jácara y los lances de amor. Soberbio.

¿Por qué iba a caer a la cárcel y por qué tendría que cerrar su Correo Semanario de México, del que fue fundador,  y morir en la inopia? A causa de sátiras de este tamaño contra sotanas y capas pluviales:

Nada falta a tu dicha, patria mía, – Tienes frailes, langosta, policía, – Puertos sin naves, tropas sin calzones, – Caminos solitarios con ladrones, – Siempre apretada tu tesorería, -Partidos y colores a porfía, – Papel que vale menos, aunque debe, – Un rey que lo conoce y no se atreve, – Faltaba un año santo: en este día, – ¡Bendito Dios!, el Papa nos lo envía…

No,  por aquellos tiempos aún no se consolidaba el nuestro como un estado laico, un estado de derecho, una de las cinco prioridades que acaba de revelar el de Los Pinos. (Sigo después.)