Comete el delito de fraude el que engañando a uno o aprovechándose del error en que éste se halla se hace ilícitamente de alguna cosa o alcanza un lucro indebido. Cuando el sujeto pasivo del delito entregue la cosa de que se trata a virtud no solo de engaño, sino de maquinaciones o artificios que para obtener esa entrega se hayan empleado, la pena se aumentara con prisión hasta de dos años. (Art. 386 del Código Penal.)
La industria de la engañifa, dije a ustedes ayer, y que mercachifles de esa “basura mágica” que nombran amuleto y talismán medran a costa de un pobrerío que por salir de ese estado entrega a los truhanes unas monedas que más hacen falta a ese pobre (de espíritu).Tal es la industria de la superstición, que es decir del mensaje estrellero. A propósito: el sol, la luna y los planetas, ¿qué tanto influyen en lo que sucede en la Tierra, y en el destino del individuo según el momento de su nacimiento? El científico:
– La ciencia de la genética nos dice que la base de lo que es nuestra personalidad no se coloca en el nacimiento, sino en la concepción, cuando uno de los millones de espermatozoides del padre se une con un solo óvulo de la madre. Sin embargo, la astrología fija el horóscopo de uno por el momento en que uno nace. En términos astrológicos, esta diferencia de unos nueve meses debería dar a uno una estructura de personalidad muy distinta.
Y esto que aplasta la veracidad del horóscopo: El tiempo del viaje del sol entre las constelaciones como hoy lo ve un observador en la Tierra está atrasado por aproximadamente un mes de lo que era hace 2 mil años, cuando se trazaron las tablas astrológicas. Por eso la astrología clasificaría como Cáncer (según el horóscopo, persona sensible, dada a cambios emotivos) a la persona que naciera a fines de junio o principios de julio. Sin embargo, en la realidad, por ese tiempo el Sol está en la constelación de Géminis, lo que haría que la persona fuera, según el horóscopo, comunicativa, ingeniosa, etc.
¿Y eso qué? Frente a la ignorancia y la esperanza irracional, ¿qué vale el conocimiento científico para las ganas de creer que acalambran al débil, al dependiente y a aquéllos que tienen de estrella polar lo sobrenatural y el pensamiento mágico? Casi imposible resulta resquebrajar la fe del ignorante en un horóscopo, en un “brujo mayor”, en la “bruja blanca”, logreros de la engañifa que empujan al cándido a comprar, carísimas por inservibles, zarandajas que “retiran la salación” y propician la influencia positiva de los astros. ¿Alguno de ustedes estaba enterado de que para los católicos son anatema esos actos idolátricos que irritan a su Dios? Las Crónicas:
De doce años era Manasés cuando comenzó a reinar, y cincuenta y cinco años reinó en Jerusalén. Mas hizo lo malo en ojos de Jehová, conforme a las abominaciones de las gentes que había echado Jehová delante de los hijos de Israel. Porque Manasés adoró a todo el ejército de los cielos, y a él sirvió. Y miraba en los tiempos, miraba en agueros, era dado a adivinaciones, y consultaba pithones y encantadores, y subió de punto en hacer lo malo en ojos de Jehová para irritarle.
Desde la fe, semanario del Episcopado Mexicano: “Acudir a prácticas de hechicería con las que se pretende domesticar potencias ocultas para ponerlas a su servicio y obtener un poder sobrenatural sobre el prójimo, aunque sea para procurarle su salud, además de ser muy contrarias a la virtud de la fe, son un fraude”.
¡Y lo que oí decir a la bruja blanca en la radio! (Eso, después.)