Así que «líder moral»…

Bandazos que da la historia, mis valedores, y lo que puede ocurrir en un lapso de meses. Megalómana apenas ayer y con un tren de vida de lujo, ostentación  y derroches impunes, hoy la maestra Gordillo no alcanzó a presidir  los festejos del Día del Maestro por la simple razón de que reside en la cárcel. Una «líder moral» de tal catadura tenían los mentores, y seguirían agachados a su mandar como ahora lo están bajo la férula de algún paniaguado de la «líder moral». El maestro de nuestro país dibujado de cuerpo entero. Es México.

Hace apenas seis meses: El SNTE, que encabeza la Gordillo, construirá una obra faraónica denominada  Ciudad de la Innovación. Los expertos la califican de megalómana y delirante, con la cual la Gordillo pretende pasar como la gran benefactora y con ello lavarse la cara ante la sociedad.

Que de concretarse el proyecto, juraba la nota de prensa, quedará o quedaría en evidencia que obras suntuosas y espectaculares jamás podrán ocultar el atraso de la educación en un país ubicado en el último lugar de la treintena de países que integran la OCDE, ese organismo económico internacional en el que a la viva fuerza  nos incrustó Salinas y que, a decir de los expertos, estamos fuera de lugar. Y a propósito: si no a la eficiencia sí a la demagogia se presta la educación en este país, y aquí la evidencia. ¿Quien, cuando candidato, quemó copal y  entonó su tonada lírica en honor de la educación en México? Lean y juzguen.

Respetables maestras y queridos maestros: el triunfo que buscamos se reflejará en una evaluación de la calidad de la educación. En otras naciones se da énfasis a los medios materiales; nosotros daremos énfasis al contenido y a los educadores y su familia. Promoveremos el orgullo de ser mexicanos sin patrioterismo, pero con un profundo nacionalismo.

Educación es conciencia, es memoria, es vivir la vida; es el arma de la paz para transformar nuestro mundo con un sentido democrático y popular. No podemos elevar la calidad de la educación si no le damos la calidad de vida a nuestros maestros,  porque es  la pregunta: ¿cómo lograr mejor educación con los sueldos tan bajos que perciben los maestros?

Si queremos calidad vamos a elevar los sueldos de los maestros. No es sólo un compromiso de campaña éste que hoy asumo ante ustedes; mañana, ya como Presidente,  voy a cumplirles a todos los maestros mexicanos.

Cómo pedir educación de mejor calidad, con el material didáctico tan deficiente de que disponen los maestros; cómo pedir educación de mejor calidad, si cuando el maestro va a solicitar un préstamo al ISSSTE lo traen a vueltas y no le dan respuesta. Cómo pedir educación de mejor calidad si cuando el maestro demanda una vivienda decorosa no puede tener acceso ni siquiera a la de renta. Tenemos que revertir la baja en los niveles de vida de los maestros. Me propongo hacer que en los hechos se reconozca que el maestro es un profesionista y un personaje de su comunidad; por eso, al maestro le daremos el trato digno que merece por su importancia nacional. Vamos a hacer realidad el compromiso. Un Estado moderno y soberano, un país independiente y próspero, sólo puede sostenerse con la voluntad de un pueblo orgulloso de sus orígenes y con una clara visión de su futuro.

Vamos a la victoria para lograr elevar la calidad de la educación. Vamos a ganar una mejor educación; vamos a triunfar para elevar el nivel de vida del maestro. ¡Que viva México!

Salinas, sí, el lenguaraz. Profesores y demás acarreados, aquel aplauso. (Agh.)

¿Y también genocida?

¿Y Calderón? Cuántos muertos  hacen un genocidio. Qué cantidad de objetivos humanos conforma un proyecto genocida.

Tal se pregunta Pedro Miguel en La Jornada del pasado martes. al referirse al propósito del hoy catedrático de Harvard, o algo por el estilo, que cuando residente en Los Pinos intentó no la persecución, detención y presentación ante un juez de los criminales, sino exterminarlos o que se exterminasen entre ellos. Genocidio, sin más. afirma el articulista. Y aquí juzgo que vale la aclaración.

Genocidio. El término fue creado por el jurista polaco R. Lemkin, que en 1933 presentó a la comunidad internacional un memorial en el que pedía la elaboración de una convención de países en que se prohibieran las ejecuciones en masa. Al término de la II Guerra Mundial fue adoptado en el Derecho Internacional, y la primera vez que los crímenes de barbarie y vandalismo fueron calificados en un documento internacional ocurrió contra criminales de guerra del Tercer Reich en el proceso de Nuremberg de 1945 como “genocidio deliberado y metódico, es decir, el exterminio de grupos raciales y nacionales de la población civil de ciertos terrenos ocupados, con el fin de aniquilar determinadas razas y partes de naciones y pueblos, grupos raciales y religiosos, en particular judíos, polacos y gitanos, etc.”

El  texto de la Convención sobre Prevención y Castigo de Delitos de Genocidio: Las partes contratantes, considerando que la Asamblea General de las Naciones Unidas ha declarado que el genocidio es un delito de Derecho Internacional contrario al espíritu y a los fines de las UN y que el mundo civilizado condena; reconociendo que en todos los periodos de la Historia el genocidio ha infligido grandes pérdidas a la humanidad; convencidas de que para liberar a la humanidad de un flagelo tan odioso se necesita la cooperación internacional, conviene en lo siguiente:

Art. I. Las Partes contratantes confirman que el genocidio, ya sea cometido en tiempo de paz o en tiempo de guerra, es un delito de Derecho internacional que ellas se comprometen a prevenir y a sancionar. II. En la presente Convención se entiende por genocidio cualquiera de los actos mencionados a continuación, perpetrados con la intención de destruir, total o parcialmente, a un grupo nacional, étnico, racial o religioso, como tal: a) matanza de miembros del grupo; b) lesión grave a la integridad física o mental de los miembros del grupo; c) sometimiento intencional del grupo a condiciones de existencia que hayan de acarrear su destrucción física total o parcial; d) medidas destinadas a impedir los nacimientos en el seno del grupo; e) traslado por fuerza de niños del grupo a otro grupo.

Art. III. Serán castigados los actos siguientes: a) el genocidio; b) la asociación para cometer genocidio; c) la instigación directa y pública a cometer genocidio; d) la tentativa de genocidio; e) la complicidad en el genocidio. IV. Las personas que hayan cometido genocidio o cualquiera de los actos enumerados en el artículo III serán castigadas, ya se trate de gobernantes, funcionarios o particulares. (Termina en el XI.)

Y un ejemplo de genocidio aquí, nuestra América, sin contar el que cometió el gringo contra el dueño del territorio:

En 1974 la Com. Int. de Investigaciones de los Crímenes de la Junta militar de Chile hizo constar que desde el otoño de 1973 se efectuaba en ese país una acción de exterminio entre los indios araucanos y los gitanos.

¿Calderón genocida? ¿Sí, no? ¿Y? Juzguen ustedes. (Es México.)

¿Contra la educación laica?

La educación en México. Que la reforma propuesta por el presidente Peña y aprobada por los legisladores modifica la relación laboral entre el «sindicato» y las autoridades, pero omite los problemas torales del sistema educativo en nuestro país: «el bajo rendimiento en el aprendizaje y la inequidad en el acceso a los servicios educativos».

Para establecer un punto de comparación entre esta reforma a los artículos 3 y 73 constitucionales y la del cardenismo de 1934, con su rechazo al laicismo, aquí  la exposición de razones, que he intentado vaciar en una mejor sintaxis que la de los maestros participantes en la redacción del documento del que extraigo unos párrafos. Para empezar:

Que la escuela mexicana nació con la Revolución en el medio rural y se involucró en la solución de los problemas comunitarios. Por cuanto al laicismo, el diputado Luis. G. Monzón, miembro de la Com. de Puntos Constitucionales, lo asienta en el dictamen correspondiente:

«Hemos formulado el Artículo  Tercero de la Constitución reformada (…)  y sólo hemos disentido en el empleo de una palabra que, precisamente, es la capital en el asunto de referencia, porque es la que debe caracterizar la educación popular en el siglo XX. Esa palabra es el vocablo laico, empleado mañosamente en el siglo XIX, que yo propongo se sustituya por el término racional, para expresar el espíritu de enseñanza en el presente siglo.

Durante todas las épocas y en todos los países se ha declarado que la educación primaria es el medio más eficaz para civilizar a los pueblos. Se civiliza un pueblo promoviendo la evolución integral y armónica de cada uno de los elementos en pro del mejoramiento progresivo de la comunidad.

Y para que la evolución de cada individuo sea un hecho se impone el desenvolvimiento, también armónico e integral, de sus facultades, y esto viene a originar los dos gérmenes de la educación física y psíquica.

El segundo, recordemos, persigue como ideales supremos el conocimiento y la práctica del bien y la verdad.

En el siglo XIX la enseñanza oficial dejó de ser religiosa y, por ende, directamente fanatizante, y entró por el sendero de tolerancias y condescendencias inmorales. El maestro dejó de enseñar la mentira que envilece, pero la toleraba (…) y permitía que en los educandos siguieran anidando el error, el absurdo, la superstición y al fanatismo, todo lo cual autorizaba con su silencio.

Sin embargo, una ley inexorable le ordenaba que procediera de ese modo: esa ley debería designarse con un vocablo indecoroso: laicismo.

¿Qué exige el laicismo? No tratar en dentro de las aulas asunto alguno que trascienda a la Iglesia, y respetar estrictamente las creencias religiosas del hogar, por erróneas, absurdas e irracionales que sean. El maestro no iluminaba la inteligencia del alumno (contra las prácticas de pensamiento mágico) porque el laicismo lo prohibía.

El maestro laico no debe imbuir creencia alguna en el ánimo del educando, ¿pero tampoco debe destruir las que traiga del hogar, por abominables y absurdas que sean?

Por lo expuesto, y estando de acuerdo en los demás puntos del dictamen, pido se haga al artículo 3°. de que me ocupo, la única modificación de que la palabra laico, en todas la veces que se presente se sustituya por el vocablo racional”.

Este importante documento histórico es precedente valioso de la Escuela Socialista».

Todo esto ayer, en el cardenismo, a casi un siglo de distancia. ¿Y hoy? ¿Reforma educativa?  ¿De verdad? ¿La de Peña Nieto?  (Es México.)

Y aquel suspirar…

Esta vez la nostalgia, que casi siempre ataca a traición. Yo ayer tarde, ya al parpadear, cargaba encima una tristecilla sin desflemar, una sensación de errabundaje, de falta de arraigo, que algunos cargamos a flor de piel. Fui entonces a mi vetusto archivo  y de manos a asombro me di con  aquellas fotos que  ya comenzaban a tomar el color ocre amarillento que dan los años, y leí deslavadas dedicatorias donde se añadían el rizo color  castaño y aquel “te amo”, y aquel “recuerdo”, y el «no-me-olvides», y el juramento de fidelidad, con  la foto minúscula en el guardapelo y la fecha de hace carretadas de tiempos, pero lástima: la vista de aquellas fotos me agravó la tristura, la melancolía; la pinción, como allá decimos. La contemplación de las fotos me agravó la tristura. Porque la soledad en ocasiones es muy mala consejera, y qué hacer.

Tomé entonces los papelillos donde apuntaba las señas telefónicas, traté de establecer contacto con alguna de las antiguas compañeras de proyectos comunes, y planes, y castillos en el aire, edificaciones casi siempre color de rosa (rosa mexicana), pero no pude dar con el Simón Cirineo femenino que me ayudase a cargar el madero de las tristuras. Aquella jovencísima de aquel entonces, al contestar el teléfono, comenzó a hablarme de su runfla de nietos, diablillos con rostro de ángeles, y de otra más me dijeron que ya no vivía ahí, y de otra, que ya había muerto, válgame, sea por Dior.

Guardé entonces mi archivo personal (una caja de cartón), pero lástima; la tristura, por descascarármela, más se me había clavado entre cuero y carne, y qué hacer. Y es que ahí fui a toparme con la foto desleída de los viejos amores, con todo y sus marchitos pétalos de alhelí, sus rizos castaños, las misivas donde se invaden terrenos de Dios o del infinito: “Te amaré siempre, siempre. Nunca, nunca te he de olvidar”. ¿Cómo se llamaría aquella inolvidable? Y fue entonces.

De repente, aquel mi artículo periodístico publicado en los días primerizos del difunto Unomásuno, del que fui fundador. Lo desarrugué, lo leí, y pensé en todo lo que el matutino, mi país y yo mismo hemos  cambiado desde hace décadas hasta el día de hoy. Mis valedores:

Aquí veo, por lo escrito, que más antes coexistían con nosotros los asaltantes; que a semejanza del día de hoy, por aquel entonces había criminales, pero no crimen organizado. Al terminar la  lectura de mi colaboración periodística decidí transcribirla aquí para plantear a ustedes este ejercicio: calcular cuánto haya cambiado el talante del capitalino frente a los bergantes que han tomado de costumbre asaltarnos. Lean y comparen el escrito, que así comenzaba:

“Compañero asaltante, permítame saludarlo con mi comprensión y respeto porque en el ejercicio de su profesión arriesga la vida, la integridad física, la dulcísima libertad. Porque ejerce su oficio con todos los riesgos, sin valimiento alguno. Porque su vida avanza de modo arrastrado, entre zozobra y desazón, siempre a salto de mata y con la conciencia en un hilo. Porque habrá caído alguna vez en manos de uniforme, y habrá comprobado sus métodos punitivos. Porque la vida me lo habrá tratado de hijastro, de oveja negra, de cédula cancerosa de la sociedad. Porque su destino es el de la soledad, sin más; sin hogar, sin familia, sin una compañera amantísima, sin paz, sin nada de nada.

Porque sabrá Dios qué causas oscuras lo arrastraron a la delincuencia; si fue el desempleo, si la falta de preparación, si el mal natural,  si el mal fario  (Sigo mañana.)

Mammón. El día de la madre

El comercio organizado, una vez más. Mañosamente enfervorizadas las tiernas telillas de su corazón, la mala conciencia de tantos se rindió al reclamo de la propaganda comercial y compró el consabido regalito de día de la madre. Consumismo inducido. Aquí, para matizar la melcocha del pasado viernes, la ironía y el sarcasmo de  Gibran J. Gibrán:

“Una mujer y su hija caminaban dormidas. Cierta noche, sonámbulas, se encontraron en su jardín. Habló la madre: “¡Mi enemiga! ¡Tú que destruiste mi juventud y edificaste tu vida sobre las ruinas de la mía! ¡Ojalá pudiera matarte!” La hija habló:  “¡Mujer odiosa, egoísta y vieja! ¡Estás entre mí y mi libertad! ¡Quisieras que mi vida fuese un eco de la tuya, marchita! ¡Que estuvieses muerta!”

En ese instante cantó un gallo, y ambas mujeres despertaron. La madre dijo dulcemente: “¿Eres tú, encanto?” Y la hija: “Sí, madre querida”.

¿En el desenfado de las líneas siguientes alguno pudiese reconocer a la madre en los viejos tiempos de la niñez? Aquí, la jocunda, traviesa  versión de algún  hijo de su madrecita:

Todo lo aprendí de mi madre. Me enseñó a apreciar un trabajo bien hecho: “¡Si se van a matar, háganlo afuera! ¿Acaso no ven que acabo de terminar de limpiar?”

Me enseñó Religión: “¡Reza para que esta mancha salga de la alfombra!”

Me enseñó Lógica: “¡Porque yo lo digo! ¡Por eso mismo, y punto!”

A predecir el futuro: “Asegúrate de que estés usando ropa interior limpia y completa, para el caso de que tengas un accidente”.

Me enseñó Ironía: “Sigue llorando y mira: yo ahora mismo te voy a dar una razón verdadera para llorar”.

A ser ahorrativo: “¡Guarda esas condenadas lágrimas para cuando me muera y me estés velando!”

Lo que es el sentido común:“¡Cierra la boca y come!”

Me enseñó contorsionismo: “¡Mira la suciedad que tienes en la nuca, sucio que no fueras! ¿Qué cuál mugre?  ¡Voltéate y mírala, cochino!”

Me enseñó resistencia: “¡Te quedas sentado hasta que te comas todo!”

Meteorología: “¡Parece que un huracán pasó por tu cuarto!”

Me enseñó el arte de la mesura: “¡Te he dicho un millón de veces que no seas exagerado!”

 Supo enseñarme el ciclo de la vida: “¡Yo te traje a este mundo, y como te traje, a la hora que me parezca  te puedo sacar de él!”

A modificar patrones de comportamiento: “¡Deja de actuar como tu padre! ¿No tienes un tantito así de vergüenza?”

Me inició en el orgullo:“¡Hay millones de niños menos afortunados en este mundo que no tienen una mamá tan maravillosa como la tuya!”

Me enseñó el arte de la ventriloquia: “¿Por qué lo hiciste, granuja? ¡No me rezongues! ¡Cállate y contéstame! ¿Por qué lo hiciste?”

Me enseñó odontología: “¡Me vuelves a contestar y te estampo los dientes en la pared!”

Me enseñó rectitud: “¡Te voy a enderezar de un fregadazo bien puesto!”

La madre. A siglos de distancia el Mokshadharma del Mohabharata:

“La madre es una suerte para cada uno en su miseria. El que tiene madre tiene protectora, y está sin protectora quien no tiene madre. Aun cuando uno tiene hijos y nietos, cuando se acerca a su madre llega a ella como un niño de dos años, aunque tuviese ciento. Ya sea apto o incapaz, ya sea enfermizo o sena, siempre es la madre quien cuida al hijo, el que no tiene otra protectora en el orden natural. Cuando ha perdido la madre es cuando el hombre ha envejecido, cuando está en la miseria y se halla solo en el mundo. No iguala a la madre ninguna sombra refrescante, ningún refugio iguala a la madre, ningún ampara iguala a la madre, nada la iguala en amor”.

Ella, mi madre ausente. (Tula.)

A honrar este día

Viernes, 10 de mayo. Que la fecha no nos pase inadvertida, porque es en verdad significativa. Tenerla en cuenta y conmemorarla de acuerdo a su importancia y significado, mis valedoras (sobre todo ustedes). Aquí y ahora consigno la fecha como una muestra de solidaridad para algunos y de advertencia para los más. Hoy, 10 de mayo, se conmemora el Día Mundial del Lupus, dolencia que cuántos padecerán o estén a punto de padecer e ignoran semejante peligro. El Lupus.

¿En qué consiste la enfermedad? Tengo conmigo literatura que me allega una paciente muy especial. Según esto, el Lupus es una enfermedad todavía hoy de origen desconocido cuya denominación significa lobo en latín, tal vez debido a que el rostro inflamado del paciente adopta una gran similitud con la cara arañada de un lobo, las mejillas en forma de castañuelas y en nariz y las susodichas un eritema malar con forma de alas de mariposa. Por este detalle el término no proviene directamente del latín, sino de un estilo francés de máscara que las mujeres usaban alrededor de los ojos. Lupus.

Porque ocurre que algunas de las células del sistema inmunológico producen anticuerpos, moléculas proteicas que reaccionan con sustancias extrañas al cuerpo tales como  bacterias o virus, que se encargan de eliminar.  Pues sí, pero el paciente de Lupus produce grandes cantidades de anticuerpos que reaccionan con los tejidos normales, y estas grandes cantidades de anticuerpos pueden ser dañinas al organismo y producen las manifestaciones clínicas del denominado Lupus Eritematoso Sistémico (LES), enfermedad autoinmune. Alerta.

Lupus. Se observa una mejoría espontánea o desaparición total de los síntomas que suele ocurrir entre períodos de actividad de la afección. Estos períodos de mejoría pueden durar semanas, meses o años, en algunos casos,   antes de que la enfermedad se presente de nuevo.

En general, aun en aquellos pacientes con complicaciones serias, el pronóstico es favorable. En la mayoría de los casos el Lupus tiene un curso benigno caracterizado por exacerbaciones con fatiga, fiebre baja crónica y a veces dolor e hinchazón en las articulaciones o erupciones cutáneas. La mayoría de los pacientes lleva una vida normal, pero en ocasiones  algunos desarrollan serias complicaciones. La mejor manera de vivir con Lupus, impredecible enfermedad:

1.- Sostener una buena relación médico-paciente y un sólido apoyo de amigos y familiares.

2.- Administrarse todos los medicamentos, visitar al médico con frecuencia y aprender tanto como se pueda sobre la enfermedad.

3.- Mantenerse activo para resguardar la flexibilidad articular. Alternar ejercicios moderados con períodos de relajación y descanso.

4.- Evitar la exposición excesiva a los rayos solares y utilizar vestimenta de mangas largas cuando se está al aire libre o al sol.

5.- Las mujeres jóvenes planificar sus embarazos de manera cuidadosa y con orientación médica, en fin.

Aquellos de ustedes que sientan debilidad física y depresiones,  excesivo  cansancio y  necesidad de dormir,  cuidado, visitar al médico.

Hoy, 10 de mayo, las diferentes asociaciones en todo el mundo reclaman un aumento de fondos tanto públicos como privados para la investigación médica acerca del Lupus,  programas de formación para  los pacientes, los profesionales de la salud y el público en general, y  el  reconocimiento mundial de la citada dolencia como un asunto de vital importancia en la salud pública.

Mis valedores: hoy es el Día Mundial del Lupus. Que no sea tarde para ninguno.   (Vale.)

¿Hombre, primate?

La televisión, mis valedores. Aquí, por tratar de entender su significado, sintetizo el análisis de Giovanni Sartori, investigador y analista de la ciencia política.

Fisiológicamente nada existe en el hombre que lo distinga  entro los primates, género al que pertenece (teoría evolucionista). Algo lo singulariza: su capacidad simbólica. Conformado por un universo físico y simbólico es, más que homo sapiens, animal simbólico, cuyo tejido de símbolos se conforma a base de lengua, mito, religión, arte, tradiciones, etc.

El hombre es animal racional y homo sapiens; pero, mucho más, es un homo simbolicus porque se comunica con una articulación de sonidos o signos “significantes” que aprende a decodificar desde niño, o no pudiera comunicarse con los demás. Esto que ahora redacto lo decodifican ustedes porque conocen el español, empresa imposible  para  quien ignore este idioma.

Porque nuestra capacidad simbólica se aplica en el lenguaje, en la capacidad de comunicar mediante una articulación de sonidos y signos provistos de significado, como es el lenguaje del libro, las artes, el cine, la radio, el telégrafo, el teléfono, los diarios, en fin. El esencial, que caracteriza al hombre, es el lenguaje-palabra. El hombre es un animal parlante, un animal loquax, que continuamente está hablando consigo mismo, y a veces con los demás. Porque el lenguaje no es sólo un instrumento de comunicación, sino también del ejercito de pensar. Y el ejercicio de pensar no necesita ver. Las cosas que pensamos no la podemos ver. Por cuanto a las civilizaciones…

Estas, en el transcurso de la historia, se desarrollan con la escritura, y es el tránsito de la comunicación oral a la palabra escrita el fenómeno que genera toda una civilización. Antes de Gutenberg la cultura era de transmisión oral. Después de él vino el periódico, y desde mediados del XIX el telégrafo y el teléfono. Y las distancias desaparecieron.

Llegaría después la radio que, como los anteriores adelantos en materia de comunicación, no interrumpe el avance en la decodificación simbólica. Hasta ahí y desde el nacimiento del lenguaje verbal  todo es comunicación a base de palabras orales o escritas. La civilización, adelante.

Pero llegó la televisión e interrumpió de golpe el «proceso civilizatorio» del ente humano, y de homo sapiens lo transformó en homo videns. De animal simbólico, de animal loquax, el hombre deja atrás el ejercicio cerebral de decodificar los símbolos y se convierte en animal vidente. Cualquiera, al mirar la imagen, la entiende.  La función de mirar lo acerca a sus capacidades ancestrales, al género al que pertenece: al primate. Y el embuste de sus publicistas:

«¡Una imagen vale por mil palabras!»

Mentira, afirma Sartori. Para el espíritu una palabra (yo pregunto: ¿amor?) vale por mil imágenes, porque la palabra es símbolo con el que ponemos a funcionar el cerebro, o ese lenguaje es letra muerta y sonido ininteligible. La imagen, por contras, es representación visual. Se ve, y  con eso es suficiente. Para ver basta con el sentido de la vista. La imagen no se ve en chino o en japonés. Para qué el cerebro. La llegada de la televisión no fue prolongación de la comunicación simbólica, civilizadora. Fue una sustitución del proceso: ya no entender; ver. Con eso basta.

Es así como la multicitada TV, afirma Sartori, genera un nuevo tipo de humanos. Entre los niños, principalmente. Del proceso educativo de los suyos, mis valedores, ¿cuánto tiempo entregan a la de plasma? (La computadora, después.)

Amores perros

El viaje reciente de Barack Obama a nuestro país, mis valedores. El por qué, no alcanzo a definirlo, pero algo provocan en mi ánimo tales visitas del vecino imperial. Por retirarme el vago malestar que experimento luego de reflexionar no en lo que se dio a conocer, sino en eso que pude inferir de la entrevista, me he puesto a releer cierto relato de L. Turrent que aquí sintetizo:

Soplaban los ventarrones de la Revolución. El protagonista central, militar villista, era rudo, áspero, insensible Su contraparte, un ser insignificante, despreciado, infeliz. Era “El Perro”, como le apodaban, mote elocuente.

Y azares de la revuelta: ocurrió que al despreciado le achacaron un crimen que no cometiera, y muy a la usanza “revolucionaria” me lo iban a fusilar, y en un muro del camposanto le formaron el cuadro: “¡Preparen armas! ¡Apunten!»

¿Pero fusilar al pusilánime? ¿Cómo, si no podían mantenerlo de pie? Un desmayo de ánimo, un desmayo de piernas, y aquel terror que acalambra y acogota al débil de espíritu y temple desfalleciente. El oficial de mando:

– ¡Levántese, hijo de la tiznada! ¡Muera como los hombres!

Pero una vez más el terror, el desmayo, las convulsiones del cobardón. Enterado de incidente, el coronel acudió con los de turno y, sin saber por qué, salvó la vida al pusilánime. No lo hubiera hecho: de ahí en adelante la sumisión absoluta del recién resucitado por el militar que, entre el desprecio y la lástima, le salvara la vida. El apocado se arrimó a su salvador y se dio a servirlo en todo y con todo, hasta granjearse el apodo de “El Perro”. Abyección.

“Ahí lo tenía siempre, sus ojos humildes, fieles, puesto en mí. Me daban ganas de correrlo, de echarlo, tal como se hace con un perro de verdad, para que no siguiera cuidándome el sueño, pero él me seguía como mi sombra. Es repugnante que un hombre descienda a esos abismos de servilismo”.

Y ocurrió de repente, a deshoras de la noche:

– ¡Vienen los carrancistas! ¡No podremos resistir!

La huida. Villistas y simpatizantes, por salvar la cuera (lo único con que pudieron huir), abandonaron el caserío tratando de ganar la sierra mientras los perseguían los primeros balazos. “No tuve tiempo de ensillar mi caballo. Iba a pie trotando y bordeando desfiladeros”. La luz del amanecer suponía nuevos peligros. Y a correr, los plomos silbándoles por los lomos.

“De repente, el galope aquel. Nos parapetamos”.

Y ante el asombro de todos va apareciendo “El Perro”, que traía el caballo del coronel. “Las balas silbaban entre los árboles, pero ahora yo iba sobre mi penco. Detrás de mí, en ancas, mi sombra, el “perro” que había cruzado las líneas enemigas y recibido los disparos de los carrancistas. Como montaba muy mal se sujetaba en mis hombros con manos temblorosas, muerto de miedo como en el cementerio, cuando lo iban a fusilar. Corría mi caballo. Huíamos del peligro. Nada atendía sino esa fuga».

Por fin. Ya estaban en la zona dominada por los villistas. El coronel frenó su montura. “Miré con asombro aquellas manos lívidas, crispadas sobre mis hombros. Horriblemente crispadas”.

Y que al intentar volverse hacia el servicial éste resbaló y dio contra el suelo. Una bala destinada al coronel había sido absorbida por los lomos de “El Perro”. «Lo llevé a sepultar al camposanto. De él conservo una última visión: junto a un depósito de basura vi un perro muerto, de vientre inflado y patas encogidas, con unos ojos turbios tercamente fijos en la basura”. Y ya.

¿Por qué releí el relato? A saber. En fin. México, Obama. (Qué más.)

La dignidad de Cuba

Su dignidad es más poderosa que la fuerza de un imperio (C. Lage.)

Cuba, heroicidad y pundonor. Hoy, fresca la presencia de Obama a nuestro país, a la mente se me vienen virutillas de poemas del cubano Nicolás Guillén, que traigo a flor de memoria. Digo  este poema, digo aquel, y verso a verso voy captando –catando, cantando- un anchuroso retazo de la historia nacional de la Isla a partir de la  historia de su poeta, desde los tiempos anubarrados en que Cuba era, y no más, tres entidades distintas y una sola indigencia:

El negro – junto al cañaveral – el yanqui sobre el cañaveral – la tierra bajo el cañaveral – ¡Sangre que se nos va!

La visita imperial me llevó a releer a Guillén, a percibir su poesía, zumo  y  raíz de esa cubana negritud que recrea a aletazos de versos de soberbia sonoridad, ritmo novedoso y buen son; de una bullanga y un dolorimiento que vienen del barracón y que se afincan en raíces del Africa distante. Voces negras, ritmos alucinantes y esas onomatopeyas que retumban en las percusiones del bongó y la tumbadora, mágicos ritmos de la semilla afrocubana.

La amargosa ironía del negro forastero en su propia tierra; la protesta social y una exasperación que avienta al poeta al desprecio: Me río de ti, negro imitamicos – que abres los ojos ante el alarde de los ricos! Sarcasmo amargo con el que el poeta define a la  Cuba de aquel entonces: Coroneles de terracota – políticos de quita y pon.

Ahí está ya, vivo en cuerpo y rabia, el verso comprometido con su día y hora, con su tierra y su negritud; verso que mueve y remueve conciencias en esos moldes de esencia cubanísima, y por ello universales, con la cadencia y el contracanto de un folklore que es mixtura de dos borbollones de sangre entremezclada: Azúcar para el café – lo que ella endulza me sabe – como si le echaran hiel.

Malo. El poeta comienza apenas –a penas- a descascararse de su primera juventud, y es cuando a la vista de yanquis que habilitan de mancebía la tierra cubana, escribe ¡a sus apenas 32 años! Si me muriera ahora mismo – Si me muriera ahora mismo – ¡Qué alegre me iba a poner!

Mal rodaban las cosas. Guillén, como quien no quiere la vida,  por no quedarse en la trova de las tristuras se interna en la militancia política. Viajó, asistió a congresos, hizo periodismo militante y, socialista, visitó fábricas y convenció remisos mientras seguía produciendo sus versos mágicos, con esas sonoridades y esos retumbos de instrumento percusor (precursor) que cantaban unas verdades que desenmohecen conciencias adormecidas de trópico, ron y analfabetismo.

Y la esperanza, que el Moncada y Sierra Maestra concretarían: Ay, diana, ya tocarás – de madrugada, algún día – tu toque de rebeldía – Ay, diana, ya tocarás.

El que de joven mentaba la muerte como un don apetecible aprende, según vive, el oficio de la esperanza, que es el del rejuvenecimiento. Para Cuba  el buen tiempo no iba a tardar, y llegó. Guillén, ya joven a sus 57 años:

Tengo, vamos a ver – tengo el gusto de andar por mi país – dueño de cuanto hay en él (…)  Tengo, vamos a ver – tengo lo que tenía que tener.

El ánimo quebrantado a la vista del tiburón y las sardinas se me han venido de golpe las preguntas de  Guillén que azozobran, que espeluznan. Donde él dice Puerto Rico yo digo México:

¿Cómo estás, Puerto Rico – tú de socio asociado en sociedad? – ¿En qué lengua me entiendes,  – en qué lengua, por fin, te podré hablar? Si en yes, – si en sí, – si en bien, – si en well – si en mal, – si en bad, – si en very bad…

(México.)

¿Benítez a clausurar?

El escándalo que acaba de provocar Lady PROFECO me trajo a la mente el incidente  que hace algunos ayeres me contó Maritoña, vecina mía del edificio, respecto a los buenos oficios del organismo oficial. Ella había ido a quejarse porque en el Rock’s, restaurante, la trataron con mala leche, que se la sirvieron echada a perder. Y que después de la queja pasó el tiempo, y el restaurante se convirtió en un negocio de refacciones para automóvil, «donde transaron a mi marido con una batería de segundo cachete, ¿usted pasa a creer? Pero mi Arcadio ya no era el mismo, y tiempo después se dio a la bebida».

Yo, un traguito a la de menta y azahar.

– ¿Y a dónde cree que se iba a chupetear el muy briagadales de mi barrigón? Al Haz por venir, botanas de chilacayote.

– ¿Sería donde antes estuvo el..?

– Donde antes estuvieron los abusivos vendedores de baterías, que meses antes habían quebrado. Y ándele, que por esos días se nos vino la liberación femenina, y las leyes cantineras dieron entrada al “viejerío”, ¿No le llamaba así el barbón Punta Diamante?, y entonces la cantina aquella se volvió un verdadero desgarriate (un verdadero desmadre, perdón); un desmadre disfrazado de burdel. ¿No lo estoy aburriendo?

Afuera, las campanadas del ángelus. Memoriosa, mi vecina:

– Pues nada, que con una de esas pútridas que se las daba de muy trabajadora sexual se me huyó el  Arcadio. Las últimas noticias del perjuro fueron de que lo vislumbraron alla por Chinches Bravas, Alto Lucero, Saltabarranca o algún otro poblado de mi lindo Veracruz. Que por allá andaba dándole gusto a la vida con una prieta de aguayones doble ancho. Así, mire, y no es por dárselas a desear.

– Pues usted no anda muy escasa que digamos.

– Es que a él siempre le han chiflado las nalgas. Las de las morras, digo. Yo entonces pensé: qué se me hace que ora sí voy y pongo otra queja esta vez contra el adúltero de Arcadio, y al Haz por venir les meto una demanda en la Procuraduría del consumidor. ¿No fue consumidor de la piquera mi viejo, y más tarde del burdelito? A la administradora, por alcahueta. Pero no, preferí mejor encomendarme a Santa Rita de Casia, ella que es la abogada de las causas imposibles, y en este país imposible resultaría que las autoridades clausuraran un burdel o una cantina. Primero clausurarían la cámara de los comunes (y corrientes), o sea la gallera de los diputados, y haría bien. Pero ahora, de repente, vea.

Me mostró aquel cacho de papel. Leí: «En relación a la queja le solicitamos indique el domicilio del proveedor con el fin de tramitar debidamente su reclamación». Y que atnte., y una pila de garabatos, y a la fecha.

– Bueno, sí, ¿pero cuál es su preocupación?

– ¿Cómo de que cual? ¿Pues ora con qué cara voy a parármeles enfrente a los procuradores del consumidor, ellos que con tanta prontitud, eficacia y espíritu de servicio se viven protegiéndonos contra las malas entrañas de los comerciantes de carne, huevos y leche, para salirles con aquello de que conmigo ya no se molesten? ¿Con qué cara decirles, sin que los beneméritos de la PROFECO se vayan a ruborizar, que allí donde me transaron con la leche adulterada ya no hay Rock’s cual ninguno, ni un taller eléctrico El electrolito, ni cantina Haz por venir, ni burdelito, porque ya el eje vial borró del mapa el cacho de calle donde se alzaban las sucesivas negociaciones? ¿Cómo decirles sin irlos a apenar? Pobres, ¿no?

Suspiré, qué más. Ahora que si al frente del organismo federal hubiese estado la oficiosa Lady PROFECO,  pues…

(México.)

PROFECO

Lady PROFECO, mis valedores. La dueña virtual  del organismo federal me trajo al recuerdo los tiempos aquellos en que la Procuraduría Federal del Consumidor era un organismo honesto, decente, con un discreto margen de credibilidad en las masas sociales. Pero ocurrió que Humberto Benítez, su titular, en plan de padre magnánimo lo dio en herencia a la hija con todo e inspectores serviles. Todavía hasta la semana anterior Andrea Benítez dispuso a su antojo y caprichos del organismo burocrático para desde ahí satisfacer sus berrinches de niña sobrona.

La PROFECO. Leí el lamentable episodio del restaurante Maximo Bistrot y de repente se me vino a la mente el recuerdo del organismo cuando encabezado por Morales de la Peña y la historia que me relató una María Antonia, mi vecina de Cádiz, cuyo principio relaté a ustedes ayer. Su voz se tornó memoriosa.

– Parece que fue ayer. ¿Sabe? El documento de la PROFECO que me acaba de llegar ha venido a acarrearme pila de recuerdos y una gran preocupación que luego le aclaro.

La Maritoña suspiró, dio unos sorbos a la de cuasia con ixtafiate. Vi que entornaba sus párpados.

– Y cómo pasan los años. ¿Sabe? Este papel de la PROFECO ha venido a acarrearme una pila de recuerdos…

Miré a la sota moza, que con voz de ausencia:

–  Sucede que el día de mi queja ante la PROFECO, Arcadio me había llevado dizque a merendar. Andábamos de novios, ¿sabe?

– Yo tenía entendido que se llamaba Ramón.

– El Moncho es otro; un plato de segunda mesa, como si dijéramos. Arcadio fue mi primero. Muy propio y formal, al principio anduvo saliendo conmigo como Dios manda, o sea en plan de noviazgo, me acuerdo.

– Pero se casaron usted y Arcadio, ¿no es cierto?

– Y cómo no íbamos a casarnos. Y de emergencia, que el Arcadio chico ya se me había venido a acomodar en la puerta, con perdón; y qué hacer, sino correr al registro civil antes de la cesárea y el vestido blanco. Qué tiempos…

Una mirada se le iba y otra se le venía a la Maritoña frutal. Que el restaurante de la mala leche, a decir de la sota moza, quebró de ahí a pocos meses. Leche echada a perder.

– Porque tarde o temprano Dios castiga a los abusivos, y  al que obra mal se le pudre el no le voy a decir cuál porque todavía no nos tenemos la suficiente confianza.

– Entiendo que el incidente ocurrió hace ya algunos ayeres.

– Una pila de ayeres, nomás eche cuentas: el restaurancillo, titulado Rock’s, se convirtió más tarde en taller eléctrico: El electrolito.

La vi mordizquear los cuartos traseros de un dromedario de dos jorobas (galletas de animalitos para acompañar la infusión de borraja.) Esos sus dientes, esa su lenguita colorada, esas, esos sus…

– Un día, me acuerdo, se le descargó al Arcadio la batería.

– Es natural. La edad, la rutina, la falta de vitaminas…

– No a él, que a pujidos, pero seguía funcionando, sino a su volks. Entonces fuimos a que se la recargaran,  la batería, ahí donde meses antes los del Rock’s nos habían estafado con la leche adulterada ¿Y lo pasará usted a creer? Los del mentado Electrolito también nos transaron, vendiéndonos como nueva una batería de segundo cachete. Yo entonces dije a mi marido: Oye, Gordolobo, ¿y si pusiéramos nuestra queja en la PROFECO?

– Era lo indicado.

– Pues sí, pero no, porque  en esas que nos nace la Gladis Elizabeth, y qué mala pata, porque nos fue a resultar con su labio tencuachito, o sea leporino, qué mortificación. Ya para entonces mi viejo se había vuelto un desobligado que se pasaba la vida cosido a la tele.            El futbol.

(Sigo mañana.)

Una lady más

Asumiré el liderazgo en la protección de los sectores más vulnerables de la población mexicana.

(Allá por el 2007 Antonio Morales de la Peña, por aquel entonces titular de la PROFECO.)

Y ahora en entredicho la Procuraduría Federal del Consumidor. Un incidente escandaloso acaba de ocurrir con cargo a la tal, que involucra directamente a  Humberto Benítez, su titular.

Que el susodicho se reponía de una intervención quirúrgica y no ordenó la clausura arbitraria del restaurante Maximo Bistrot. Que fue la hija Andrea quien ordenó a unos operadores serviles efectuaran la clausura porque no la atendieron según exigía.

Así pues, mis valedores, ¿quién manda hoy día en la PROFECO? ¿No advierten ustedes descuido, desorden, arbitrariedad, abuso de autoridad, atribuciones indebidas y una sobre-reacción propiciada por el vacío de poder existente dentro del organismo federal? La respuesta oficial, ¿estará a la medida del nuevo PRI o del PRI autoritario de los viejos tiempos?

Van, a propósito, ciertos sucesos memoriosos que de pronto nos vuelven de revés, nos obligan a mirarnos de piel adentro y, el ánimo en posición fetal, nos tornan melancólicos porque en el recuerdo y a contracorriente del tiempo  somos jóvenes otra vez, y otra vez  adolescentes, y felices de nueva cuenta. “¿Te acuerdas..?»

Me acuerdo, y el incidente de la PROFECO me iluminó la memoria: ¿qué habrá sido de aquella frutal sota moza, la María Antonia que nos acababa de llegar al edificio de Cádiz? Y a mí, ¿qué fue lo que me obligaba a contemplar a la recién llegada, madura mujer de formas todavía muchachas? ¿Fue su modo de mirar, su dejo en el habla? ¿Fue en mi lengua el regusto del agua de menta y azahar que me ofertaba? Como si no lo supiera: fue esta intolerable soledad, y no más. Ahí, en mi ventana, la luz mortecina del último sol. Pero sí, ahora paso a explicarlo.

– ¿Ya vio esta mala noticia, señor bigotón?

(Solos ella y yo en mi depto. de Cádiz recordé el letrero en la trasera del camión materialista; “Las goza quien las merece, que yo, con verlas, descanso”. Y aquel suspirillo…)

Leí: «La Proc. Federal del Consumidor vigilará que no se alteren los precios.

De lo eficiente que es la PROFECO, esa Procuraduría del consumidor que, según su titular, “asumirá el liderazgo en la producción de los sectores más vulnerables de la población mexicana”, me hablaba aquella tarde la Maritoña, mi vecina reciente. Un discreto mordisco a las partes pudendas de un burro de buen tamaño (con galletas de animalitos acompañaba la infusión).

Pero ahí mismo, la nota alentadora. Leí en alta voz:  «La PROFECO vigilará que no se alteren los precios, pero de las 70 mil tortillerías que existen en el país apenas monitorea 206 establecimientos”.

La María Antonia se encrespó: «¿La PROFECO, dice la nota? ¿Esa va a velar por nosotros frente a los carbonosos encarecedores de la canasta básica? No mechinglés, que por propia experiencia sé lo que vale la tal PROFECO. De esa precisamente, qué coincidencia, acabo de recibir este oficio, véalo usted».

Un documento pringado de sellos, matasellos, logotipos, anagramas, aguilitas tricolores y ringorrangos de rúbricas como orinadas de perro impaciente. “Dir. General  de Quejas. En relación a su queja, le solicitamos indique el domicilio del proveedor a fin de tramitar debidamente su declaración».

Y que atentamente, y unas siglas y una fecha de aquel entonces sobre el texto de la denuncia: «La leche la dan adulterada y a la compra de menos de un cuarto la venden a tanto más cuanto». (Mañana.)

Mártires de Chicago

«Eran moralmente superiores porque cada uno fue capaz de sentir gran amor por la humanidad”.

¿Qué dirá de esos mártires el discurso oficial? ¿Habrá discurso oficial? ¿Corresponde al sector oficial la conmemoración?  Los trabajadores que hoy toman los espacios públicos, ¿recordarán a los obreros sacrificados en el Chicago de 1886 por el «delito» de reclamar derechos del trabajador? ¿Sabrán quiénes fueron los asesinados por el Poder? ¿Conocerán sus nombres?

Va aquí, por que preservemos la memoria histórica, un apunte del crimen que un primero de mayo de 1886 perpetró el Sistema contra un grupo de obreros que en su lucha por la jornada laboral de ocho horas y un salario laboral menos injusto aventaron su vida en prenda y se tornaron mártires. Ellos fueron, entre otros, August Spies, George Engel, Albert R. Parson, Adolph Fisher y Louis Lingg. Rumbo al patíbulo, sus palabras:

Sus leyes están en oposición  a la naturaleza y con ellas roban ustedes a las masas el derecho a la vida, a la libertad y al bienestar.

Creen tener derechos sobre todas las personas, sobre sus vidas y su libertad, aun el derecho a asesinar a quienes les son incómodos, cuando son diferentes, cuando no son parte de la amorfa masa o rebaño servil. ¡Tiempo llegará en que nuestro silencio será más poderoso que las voces que hoy estrangulan ustedes!

Aquel 1o. de mayo amaneció caluroso. En su celda de condenados a muerte los cautivos aguardan el patíbulo. Un ruido de cerraduras marca el final. Spies detiene su ambular de león enjaulado. “¿Ya es hora?”, pregunta. “Vamos,» dice uno de los celadores, mostachos hirsutos. “Vamos afuera”.

Así pues, llegó la hora de la verdad”.

Mientras lo conducían fuera de la celda  Lingg comenzó a decir: “No es por un crimen por lo que nos condenan. Es por…” Y guardó silencio. Tiempo después, cinco de los ocho anarquistas condenados a la horca por la justicia de Illinois habían sido concentrados en un saloncillo de la prisión federal, no lejos del “portón de entrada”. (Para ellos nunca más “portón de salida”). Los cinco condenados a muerte se miraron, ligeramente pálidos, pero tranquilos. “Salud, compañeros”. Intentaron una sonrisa.

“No es por un crimen por lo que nos condenan”, repitió Lingg. “Nos condenan por nuestros principios. Pero yo…” Silencio. Afuera sonaban las 10 de la mañana. Ya ante el patíbulo, Lingg iba a completar su mensaje final: “No es por  un crimen por lo que ustedes nos condenan; es por nuestros principios. Desprecio a todos ustedes; desprecio su orden, sus leyes, su fuerza, su autoridad. ¡Ahórquenme!”

Habló Engel: “Las leyes de ustedes están en oposición con las leyes de la naturaleza, y mediante ellas roban a las masas el derecho a la vida, a la libertad y al bienestar. Estoy listo”.

“Pueden ustedes sentenciarme –Spies-. Pero que se sepa que en Illinois ocho hombres fueron sentenciados a muerte por pensar en un bienestar futuro, por no perder la esperanza en el último triunfo de la libertad y la justicia”.

“Si la muerte es la pena correlativa a nuestra ardiente pasión por la libertad de la especie humana –Fischer-, entonces yo lo digo muy alto: ¡dispongan de mi vida!”

Al pie de la horca habló Parson: “Sobre el veredicto de ustedes quedará el veredicto del pueblo para demostrar las injusticias sociales de todos ustedes, que son  las que nos llevan al cadalso. Pero quedará el veredicto popular para decir que la lucha social no ha terminado por tan poca cosa como es nuestra muerte”.

Esos mártires. (A su memoria.)

Al fin que las masas olvidan

Justicia y memoria histórica. Una nos es desconocida y la otra nos la han terminado por extinguir. Las explosiones del 22 de abril de 1992, cuando estallaron los lloraderos de gasolina que inundaban las cañerías del Sector Reforma, en Guadalajara. El entonces presidente Salinas prometió castigo para los causantes de la tragedia que dejó cientos, miles de víctimas. De esto han pasado ya 21 años.  ¿Y? Lo advertía Juan Delgado N. en el Congreso jalisciense:

– El caso no tiene por qué cerrarse, a menos que los ciudadanos lo olviden. Por cuanto a esta Comisión: es hora de que no tiene acceso ni siquiera a los peritajes del caso.

Contestó Alberto Orozco, ex-gobernador panista: “¿Y qué? ¿Nos  vamos a pasarla vida  llorando?” El canónigo Felipe Buz: “Este hecho de las explosiones no debe provocar polémicas. Hay que olvidar”. El obispo Guadalupe Martín Rábago  hizo un llamado al olvido y la reconciliación».

Olvido. Reconciliación, impunidad, la domesticidad y al resumidero la memoria histórica. “Los damnificados presentan querella ante la Proc. Gral. de Justicia de Jalisco contra el gobernador Guillermo Cosío Vidaurri, por ejercicio indebido y abandono de servicio público, abuso  de autoridad y genocidio en grado de tentativa”, y que las víctimas de la explosión no fueron las 210 que afirma el gobierno. Fueron 2 mil 197. En los días que estuvo acordonada la zona por ejército y policías, se rescataron cientos de cadáveres más, que por las noches se llevaron a hornos crematorios del Ejército y privados. Se quemaron 70 cuerpos diarios durante 27 días. Pero ustedes, priístas, espérense, que ya vienen las elecciones.

Pasadas las elecciones, “en el olvido, damnificados de las explosiones experimentan impotencia, coraje, decepción y falta de justicia. Lilia Ruiz, representante de los lisiados, dijo que el triunfo del PAN en el gobierno se debió en mucho a su dolor, ya que la sociedad puso todas sus esperanzas en el nuevo partido, que los ha abandonado por completo. Su situación no mejoró con el cambio, y al contrario: la poca ayuda que conservaban (despensas) les fue retirada por el gobierno panista para comprar pavimento”.

Año 2000. “El Congreso del Edo. promete que reabrirá las investigaciones, pero más de 500 afectados reclaman justicia, ya que su situación se agrava y las autoridades han actuado con una política de limosnas en lugar de reparar el daño por un mandato judicial. Acusan al  panista Alberto Cárdenas de dar carpetazo al problema social”.

1996. “Tras larga agonía, muere otra víctima de la explosión, por daños cerebrales. Cuatro años los pasó en estado vegetativo, después de que su padre murió en la explosión”. Abril de 1993. El ex gob. Alberto Orozco: “Ya, señores. Hablar del 22 de abril es insano. Yo odio ocuparme de ese asunto. No vamos a pasar el resto de la vida hincados, llorando. La tragedia ocurre en cualquier país, las guerras cobran miles de muertos, y no por eso la gente se pasa el resto de la vida llorando a los caídos. En definitiva,  no podemos vivir sólo de llorar tragedias. Los familiares, si desde el cielo nos están viendo, verán con más simpatía que estemos reconstruyendo, y a ellos les gustaría más que estuviéramos laborando, más que llorar y llorar junto a su tumba. No podemos seguir rumiando el rencor”.

Antonio Lozano, titular de la PGR: “El caso es cosa juzgada. No puede reabrirse el expediente en virtud del precepto constitucional”.

Y así,  una vez más, la justicia resplandeció en México. (Nuestro país.)

Desmemoria, impunidad

Injusticia reiterada del Sistema de poder, engaños e impunidad que se repiten ante la indiferencia y la desmemoria de unas masas sociales despreocupadas y  apáticas. «El mexicano ya no cree en la justicia», afirmó Calderón  hace algunos ayeres. ¿Ya no cree en la justicia? ¿Ha creído en ella alguna vez?  Y la memoria histórica:

La mortandad se produjo un 22 de abril de 1992, en pleno sexenio salinista en la Guadalajara olorosa a tierra mojada (de sangre, por aquel entonces acabada de derramar), frente a las cámaras de televisión y con un fondo de ruinas, desolación y cadáveres prudentemente disimulados, el chaparrín de las grandes orejas levantaba un índice minusculito para clamar, engolada su voz de pito de calabaza:

¡Compatriotas! ¡He dado instrucciones precisas al Procurador Morales Lechuga para que en un plazo no mayor de setenta y dos horas me rinda un informe sobre los responsables del.! Etc.

El responsable directo y único resultó ser PEMEX, pero rápido de reflejos,  Francisco Rojas,  su director, se adelantaba a acusar:

– Fue la fábrica de aceites La Central, donde se presentó una fuga de hexano que se filtró al drenaje municipal. Ello provocó seis explosiones.

Y una capacidad de fingimiento e hipocresía frente a las ruinas, la desolación, los baldados y los cadáveres del Sector Reforma: “Personal especializado de PEMEX se encuentra en el Sector Reforma, colaborando con las autoridades estatales y municipales en el centro de emergencia. No hay peligro, por suerte, de que nuestros ductos sean afectados».

Sí,  PEMEX resultó ser el único responsable de la masacre, pero por diluirle la responsabilidad clamaba el priísta Rafael Rodríguez Barrera:

– No, bueno, los de mi partido no hacemos juicios a priori sobre los hechos de Guadalajara. Los partidos de oposición no deben manipular  políticamente el problema. Por el contrario, en lugar de buscar culpables, que ayuden al país a evitar desastres de ese tipo…

La mortandad se produjo un 22 de abril de 1992, y esto después de que vecinos del Sector Reforma estuvieron reportando una y otra vez el hedor a gasolina que emanaba del alcantarillado. Las autoridades correspondientes nunca valoraron semejante denuncia como para destacar el personal adecuado que inspeccionara aquella irregularidad. Y sobrevino la tragedia de las seis explosiones, y casi enseguida quedaría al descubierto la responsabilidad de la paraestatal.

Porque se ha incumplido el derecho del pueblo de Jalisco a conocer la verdad histórica y jurídica  de las explosiones del 22 de abril, la Comisión Estatal de Derechos Humanos recomendó al Gob. Francisco Ramírez impulsar un juicio civil en contra de quien resulte responsable de la tragedia.

Los priístas a quienes los legisladores relevaban de toda responsabilidad fueron: Guillermo Cosío Vidaurri, gobernador del Estado; Francisco Rojas, titular de PEMEX; el ex secretario de la SEDUE, Patricio Chirinos, y el titular de la Secretaría de Desarrollo Social, uno de nombre Luis Donaldo Colosio.

En tanto, Alberto Orozco Romero, ex-gobernador de Jalisco:

– Ya, señores, ya estuvo de explosiones y víctimas. Hablar del 22 de eso es insano. Yo aborrezco ocuparme de ese asunto. ¿O qué, nos  vamos a pasarla vida  llorando?

El canónigo Felipe Buz: “Este hecho de las explosiones no debe provocar polémicas. Hay que olvidar». El obispo José Guadalupe Martín Rábago  hizo un llamado al olvido y la reconciliación».

Mis valedores: es  el Poder. Es la justicia. (Es México.)

Espantacigueñas

¿En México se practica? Sí,  por supuesto,  pero esta situación ha mejorado desde el 2007, cuando en esta ciudad y bajo circunstancias determinadas se legalizó la interrupción voluntaria del embarazo dentro  las 12  primeras emanas de gestación. Horroroso se advertía el panorama hace más de 3 décadas:

«En México las mujeres abortan a lo clandestino, pero queremos creer que no es cierto; el Estado cree castigar el aborto y por ello quiere creer que no existe. El número de juzgados y sentenciados  es casi imperceptible frente a los millones de abortos con las leyes actuales. La sociedad cierra los ojos  mientras aborta a escondidas, y el fenómeno sigue en aumento por la actitud puritana del Estado de mantener una norma legal impracticable. Es atroz que las mujeres aborten en condiciones antihigiénicas, pero es peor que el Estado las sancione por abortar.

La sociedad mexicana, durante toda la historia de su evolución, ha practicado y practica el aborto ilegal, al margen, a pesar y en virtud de la legislación penal que siempre lo ha sancionado. La clandestinidad en que se realiza, debido a la prohibición legal, repercute en creciente agravamiento en distintos aspectos de la vida comunitaria”.

Y lo que en 1976 ocurría en el país:  “El aborto lo practican mayormente mujeres casadas, con  hijos, católicas y en edad promedio de 30 años. No es, como se dice, un problema de jóvenes, de solteras o de relaciones extraconyugales o ligeras. En el DF los médicos practican sólo uno de  12 abortos producidos, y las mujeres mueren o en un alto porcentaje quedan lesionadas en su capacidad reproductiva, sexual y de estado general”.

Respecto a aquellas mujeres de pocos dineros que se ponían en manos de médicos «espantacigueñas»:

“Sólo un factor tiende a inhibir entre los pobres el número de abortos: el miedo. La paciente pobre no tiene los recursos económicos para acudir a un  sanatorio de calidad, de modo que se resigna a parir un hijo no deseado o se arriesga  y  se somete a un aborto barato, burdamente practicado y, por lo mismo, muy peligroso. El único factor universal en torno al aborto es la determinación de mujeres desesperadas que, al enfrentarse a embarazos no deseados, intentan a cualquier costo que se les practique un aborto».

Porque ocurría (¿ocurre?)  que en México coexistían dos países, uno ficticio y otro real. La contradicción entre estos dos niveles era enorme, en verdad. Su consecuencia era el predominio de la mentira que, a su vez, es una de las causas de la corrupción y la inmoralidad públicas. «El problema del aborto, se decía entonces, es un ejemplo muy claro de esta situación. Las prohibiciones contra el aborto prolongan y fortifican el país irreal, el país de las frases, frente al país real, que es el país de los hechos. La legislación que condena la práctica del aborto debe suprimirse».

México, oct.,2009. En un país garante de la libertad de conciencia, de la autonomía del Estado frente a lo religioso, la igualdad y la no discriminación, la alianza PRI-PAN ha propiciado que en 16 estados de la República se prohíba la despenalización del aborto y que la mujer,  amenazada de cárcel y excomunión, pueda decidir sobre lo que ocurre en su propio cuerpo. Roberto Blancarte:

“¿Dónde quedaron los argumentos científicos? ¿Dónde quedaron los derechos de las mujeres? ¿Dónde quedó el Estado laico, garante de la libertad de conciencia, de la autonomía del Estado frente a lo religioso y de la igualdad y la no discriminación? ¿Dónde?” Es México. (Este país.)

Aborto: ¿sí, no?

Una vez más ese tema polémico y controvertido que divide opiniones en nuestro país. Del pasado martes:

Las legislaciones de  Querétero, Oaxaca y Guanajuato, que reconocen, protegen y garantizan el derecho a la vida desde el momento de la fecundación, son inconstitucionales, según los proyectos de dictamen que en breve resolverá la SCJN.

La definición del aborto: la extracción o expulsión del feto (antes de que pese 500 gramos o tenga 20 semanas de gestación) de manera inducida, sea por razones médicas en relación con la madre o con el feto; sea por razones éticas o humanitarias (violación, incesto, trato sexual con menores o personas con deficiencia mental, planeación familiar, ilegitimidad, etc.) o por  razones  personales (voluntad propia).

Y la pregunta fundamental, hasta ahora no aclarada de forma fehaciente por la ciencia o las creencias religiosas: ¿existe la vida en el producto desde el momento de la fecundación? ¿Es un ser viviente el huevo no fertilizado? El embriólogo:

– En un sentido, no es un ser viviente. No puede reproducirse sin ayuda, ni siquiera mantenerse por un día o dos. En otro sentido sí, pues su configuración bioquímica contiene sustancias necesarias para la vida y que son producidas sólo por organismos vivos, en este caso por la madre, cuando se forma en el ovario, pero cuando veo al microscopio la estructura física del hombre embrionario no veo ningún vehículo del alma rumbo al cielo, sino sólo frágiles cúmulos de células animales.

J. R. Albaine Pons: En el mejor de los casos es a los seis meses in útero, de “vida”, (aunque todo ha estado vivo: el óvulo y los espermatozoides) cuando se inicia el proceso de integrar estímulos externos y programación genética intrínseca en un cerebro que comienza a hacerse único, entre todos los cerebros del mundo. Hablar de “ser humano” antes de ese tiempo es como decir que las moléculas que nos forman deben ser “respetadas y “tener derechos”, porque antes eran parte constitutiva de otro ser vivo que ya no lo está.

La Iglesia Católica. Conclusión del Concilio Vaticano II: “Cualquier cosa opuesta a la vida misma, como son cualquier tipo de asesinato, genocidio, aborto, eutanasia o la autodestrucción voluntaria. Todas estas cosas y otras de este tipo son en verdad infamias. Envenenan a la sociedad humana, pero hacen más daño a aquellos que las practican que a aquellos que sufren el daño. Además son un deshonor supremo para con el Creador».

El científico: «Somos personas, somos únicos, impares, originales, a partir del sexto mes de embarazo. Antes de eso somos la generalidad de la materia viva tomando forma en una especie particular. No somos personas, no somos únicos, no somos individuos humanos desde la fecundación. Ni el más recalcitrante reduccionista entre los neurobiólogos se atrevería nunca a decir que sólo los genes formarán un cerebro particular, son los genes más su ambiente;  en la fecundación y antes de los 6 meses no hay todavía posibilidad de captar ese ambiente y organizarse en consecuencia cerebralmente hablando».

¿El Estado? “Debe ser imparcial, reconocer que el aborto inducido no es un delito y aceptar que es una cuestión que cae en la jurisdicción de la moral individual y que la decisión corresponde a la pareja, esencialmente a la mujer. Así como el Estado no puede obligar a las mujeres a confesarse, comulgar o practicar cualquier otro rito, tampoco debe convertir en un delito un problema de moralidad íntima, como el aborto».

¿En México se aborta? Qué pregunta. (Mañana.)

Reniego y mega-marchita

México y el subdesarrollo mental, el más grave de los subdesarrollos. La Encuesta Nac. de Lectura (22-IV-13) revela que en el 2006 el mexicano leía apenas 2.9 libros al año, básicamente de horóscopos, «superación personal»  y «desarrollo humano», imagínense. Pero qué alentador: ya para el 2012 se anunciaba que al año ya leemos 2.94 libros. Tremendo avance que se mide en décimas. Y luego el por qué de nuestra aplastante mediocridad. Lo afirma el estudioso:

Un rasgo común entre un joven que ataca con bombas incendiarias y el muchacho que asalta y viola en un microbús: ambos son incapaces de ponerse en el lugar de los demás. Sin  la oportunidad de leer, su imaginación y su sensibilidad quedaron muertas.

Ustedes, mis valedores, ¿cuántos libros leyeron el año anterior?  ¿Cuántas horas dedicaron a la lectura? ¿Y a ver la televisión? ¿A cuál de los dos ejercicios (leer, ver la TV) favorece el balance? Entonces rindámonos a la evidencia: cada uno de nosotros es  lo que su espíritu es, y su espíritu es eso que le damos por alimento. Y entonces la conclusión: por la lectura y la reflexión somos entes de ideales o somos mediocres. Sin vuelta de hoja. Sin más.  Sin cambio de canal, para que algunos me entiendan.

Y luego por qué somos lo que somos y como somos. Por qué estamos como estamos. Por qué nos damos gobiernos como el del difunto beato del Verbo Encarnado (difunto político). Por  qué permitimos que nos lo dieran. Por qué el tanto de seis penosísimos años pudimos soportar a semejante Tartufo que convirtió el patrio territorio en un delirante almácigo de cadáveres descuartizados. Todo porque la apatía frente al libro nos esteriliza para pensar y crear estrategias y tácticas que nos lleven a darnos un gobierno aliado al que obedecer como sus mandantes. ¿No está ahí la explicación del por qué nos hemos atornillado en el puro reniego y el redrojo histórico de la mega-marchita?

Pobre país el nuestro, que así exhibe tan siniestro balance entre el ejercicio de la lectura y el de las horas que permanecemos aplastados a dos nalgas frente a la pantalla de plasma, en una postura que remeda la de El Pensador de Rodin,  pero que en materia de espíritu y de intelecto es la postura que se adopta a la hora y punto del lugar excusado. Lóbrego.

Y hablando de leer, mis valedores: ¿alguno de ustedes conoce la obra de Kafka, o lo citan  como al Quijote, Fuenteovejuna o la Biblia, sólo de oídas? Que esta situación es kafkiana, y que si Kafka escribiese hoy día sobre asuntos de México su literatura sería costumbrista, y tonteras de ese calibre. Los mediocres son temerarios y  no les arredra ponerse en evidencia como ignorantes que piensan con cabeza ajena y sólo repiten opiniones y conceptos que escuchan en los diversos medios de condicionamiento de masas. Dígalo, si no, un cierto mediocre e ignorante, ayuno del más elemental sentido de recato y autocrítica, individuo de triste memoria como presidente del país que hoy, tragicómica figura del esperpento y la picaresca política, sigue causando lástimas y verguenza ajena. Sí, ese cocacolero proyanki Vicente Fox que en su sexenio se permitía la desmesura de llenarse la boca con citas de  “José Luis Borgues”, al igual que la “señora Marta”,  tal para cual en zafiedad e ignorancia,  convertía a Rabindranath Tagore en “La Gran Rabina Tagore, y aquí me parece válida la aclaración: tampoco el actual residente de Los Pinos se ha distinguido por su cultura y afición a los libros, ni mucho menos. Lástima.

(Sigo después.)

La soledad, ese achaque…

El arte de estar solos consiste en la capacidad de asumir nuestra propia y radical soledad y, al mismo tiempo, sentirnos identificados con una persona amada, con los demás, con todo ser viviente.

La soledad esta vez, mis valedores. Pudiese referirme a asuntos de requemante actualidad, como la Gordillo, la Coordinadora, las reformas, los «terroristas». De ello pudiese escribir,  pero no. Hoy habré de referirme a la humana soledad, que a tantos afecta a estas horas. Porque, mis valedores: ¿quién que es no es un ente abrumado con el sentimiento de la soledad, esa hija terrible y magnífica de la libertad humana que, a escala de mito, con el fruto del conocimiento se echaron sobre los lomos Eva y Adán para descubrirse dueños, pero también responsables, de sus propios actos? Lo dejó asentado el filósofo existencialista:

“Los humanos estamos irremisiblemente condenados a la libertad”.

Terrible y magnífico. Y es que antes de ser sólo éramos fetos, y de recién paridos sólo parte de la naturaleza circundante como lo son el árbol, el gato y demás irracionales, pero con el uso de razón nos descubrimos ya no integrantes de lo irracional y lo inanimado sino individuos únicos e irrepetibles, y por ello  esencial e irremediable solos. Yo, Atlas de pacotilla, cargo una soledad que fue más o menos llevadera cuando compartida con mi clan familiar, pero a la ley de la vida todos se fueron desperdigando con su soledad a otra parte, y yo me descubrí hablándome solo y solo contestándome,  y fue entonces…

La soledad reside en su laberinto, que el mito ubica en lo más profundo de nuestro ser y donde reside el centro sagrado del que fuimos expulsados para nunca volver, como reside también lo misterioso de la esencia humana y su primigenia soledad. A propósito: hace tiempo comencé a utilizar la computadora. Aislado de amistades y reuniones sociales me atreví  a esa especie de magia que atribuí a los mensajes del correo electrónico. Con mi ración de soledad encima lancé a los vientos de la rosa mis correos y me puse a esperar la voz de otros entes tan solitarios como yo mismo. Ya imaginaba a tantos seres anónimos que, abatidos por el achaque común, se comunicaban conmigo, y compartíamos la carga, y hablando nos aliviábamos. Y la que tomé por respuesta, válgame: semejantes mensajes sólo me agriaron la soledad:

«Visítanos. Te esperamos el próximo lunes. Estamos en calle Corrientes, Buenos Aires». «Estudia en la mejor academia de la Región de Los Lagos, Canadá». Las actividades sociales: que este domingo pase una tarde placentera en el Parque Popular, de Barranquilla, Colombia. ¿El renglón económico? Diez, 15 ofrecimientos diarios me aportarán 10, 15 millones de euros o libras esterlinas. Los Irish News, los Euro PW, los M. Sankoura, desde unas supuestas Europa, Inglaterra y Sudáfrica, me ceden herencias. “Mándenos los datos de su tarjeta de crédito”. Fácil.

Suertudo que soy; cómo no serlo, si dos docenas diarias de dadivosos desde su lecho de agonizantes me suplican, última voluntad, que me sirva aceptar esos millones de libras esterlinas. Diez, 15 correos cada mañana. Diez, 15 rabietas, y pepenar un ratón que mi rabia convierte en tigre de Bengala, y entonces tíznale, mandar al canaco a los agónicos donantes. A mí confundirme con los pobres (de espíritu). Y más allá del cascajo, más allá del ruiderío en mi correo, todo se torna como mi vida: ausencias, mutismos, distancia, indiferencia, nada. Lástima. Por cuanto a ustedes, ¿ningún achaque de soledad? ¿De veras? (Bueno.)

Redrojo histórico

Eso, y no más, es y ha sido usted, señor ex-presidente: un redrojo que al finalizar su mandato cayó a plomo en el desván de la historia, para nunca más.

¿Un recuerdo positivo para la ciudadanía mereció su paso por la presidencia? ¿Un busto de bronce, un óleo, o al menos el retrato hablado?  Desde su caída del poder  ya para nada se habla de usted. Ni para mal, señor ex-presidente, que tal es el destino de los mediocres, y usted lo es de tiempo completo, sin un asomo de carisma y magnetismo personal. Usted, encuevado en algún escondrijo de la Unión Americana, en silencio devora a estas horas las utilidades que le produjo su paso por los dineros públicos, que su gobierno fue el de la corrupción, la sinverguenzada y el predominio de mega-ricos que se sirvieron de usted como de un monigote para medrar. ¡Y lo que dio a ganar a los tales, que a su real antojo lo manejaron, dándole a usted tan sólo la vanidad de las primeras planas! Lo que a sus espaldas se habrán reído ésos que «haiga sido como haiga sido» instrumentaron una transa monumental para que usted afianzara su mandato y ellos sus ganancias ilícitas…

Execrado en su momento, despreocúpese: ya nadie se acuerda de usted. Si acaso llevó a cabo alguna acción meritoria para el país, ¿qué vale, si fue bautizada con sangre? Porque con sangre escribió usted su biografía personal, y como carnicero va a pasar a la historia. Porque pequeñajo como es, y rencoroso y empecinado (mixtura horrorosa),  apenas llegado a la presidencia decidió, a modo de compensación, enseñar la mecha corta y  exhibir el postizo poder. ¿Qué reportes le llegaban cada día a su escritorio?  Catálogos; muertos y heridos. La cosecha sangrienta, señor, a diario dejaba comaladas de viudas y huérfanos, de padres sin hijos e hijos sin padres, de familiares desaparecidos y familias desintegradas en medio del luto, el dolor y las lágrimas. Atroz, horroroso. (Por allá,  duelo y clamores, se aleja el éxodo colectivo.)

Centenares de pueblos fantasmas, en llamas algunos de ellos,  generó su carnicería. Cada  mañana, señor, su despacho sudaba sangre. Era usted el soberano de la nota roja. La industria del periodismo le vivía agradecida porque las cotidianas acciones de usted fueron la materia prima, chorreante de hemoglobina, del condimento con qué alimentar a unas víctimas enfermizas de sadismo, de morbo y crueldad. Para los noticiarios era usted una especie de Laura en América, pero a lo bestia…

Pero eso sí: misticoide y dogmático, en el oficio de matancero siempre supo invocar a su Dios. Que su Dios aprobaba la carnicería, lo juraba besando la cruz.

¿Malo, perverso, sanguinario por naturaleza? No, sus tamaños no le alcanzaban. Dipsómano, y ya. Es usted un adicto al licor que durante los años de su gobierno bien que supo disimular su enfermedad, pero a nadie pasaba inadvertido que borracho activo o pasivo, sus medidas de gobierno parecían obedecer siempre a los consejos de la botella, impartidos de boca a boca.

Y ahora permítame la desmesura del rencoroso: tantos magnicidios han ocurrido en la historia del mundo, y usted tan campante. Destrozó comunidades, provocó duelos y lágrimas, forzó a poblaciones enteras a emigrar, y a usted nadie lo ha agredido físicamente, si no fue el licor a sus hígados. Injusto.

En fin, allá usted, pero yo, cándido que no fuera, desde acá le pregunto: ¿duerme tranquilo en su cama, en la compañía de una esposa nada agraciada físicamente, por cierto? Por cuanto a mí eso fue todo, ex-presidente G.W. Bush. (Vale.)