Cortina de humo

Entrega de dinero, viajes al extranjero, beneficios económicos y pago de campañas electorales, maniobras empleadas por la industria tabacalera, para contener la adopción de políticas públicas de control de tabaco. (El Universal.)
Para desalentar el hábito del cigarro los legisladores han implementado un aumento de siete pesos a la cajetilla. Bien hecho, dice algún investigador, pero se comete un error, porque de entrada habría que formularse la pregunta: ¿por qué fuma la gente? ¿Afición a las drogas? No, que la nicotina produce el hábito, pero muchos fumadores no se tragan el humo y sólo absorben una cantidad mínima de la droga.  ¿Por qué, entonces, el hábito de fumar?  ¡Porque el cigarro sustituye al pezón materno! El estudioso:
La solución está  en la intimidad oral inherente al acto de sostener el objeto entre los labios. Mientras no se investigue adecuadamente este aspecto del acto de fumar tendremos pocas esperanzas de eliminarlo de nuestras sociedades, llenas de tensiones y ávidas de tranquilidad.
Muy claro el fenómeno de sustitución, por un objeto inanimado, de una intimidad verdadera con un ser humano, que nos lleva al principio de toda la historia: el momento en que la madre inconsecuente introduce un chupón en la boca del hijo lloroso, y la goma sustituye al pezón. Así, los niños están menos predispuestos a chuparse el dedo, alternativa evidente a falta de un pezón que les dé la necesaria tranquilidad.. Los chupones producen un asombroso efecto calmante en los niños inquietos. Tener algo entre los labios es una experiencia tranquilizadora para el humano, porque representa un contacto sedante con la protección primaria, la madre. Es una poderosa forma de intimidad simbólica. Un viejo chupa con fruición su pipa en una práctica que nos acompaña durante toda la vida, porque el humano se ve obligado a adoptar chupones disimulados de diferentes clases. En este aspecto el cigarrillo en un objeto ideal, porque es propio, en exclusiva, de los adultos. El hecho de que esté prohibido a los niños significa no sólo que no es infantil, sino que ni siquiera lo parece y, por consiguiente, que es ajeno al contexto de la succión del bebé, donde radica su verdadero origen.
La pipa, el cigarro puro, el cigarrillo: el objeto produce un tacto suave a los labios y es calentado por el humo, lo cual lleva a semejarse aún más que el chupón al pezón de la madre. Además, la sensación de chupar algo y de tragarlo aumenta semejante ilusión, porque se plantea una nueva ecuación simbólica: el humo cálido inhalado es igual a la leche caliente de la madre.
La excesiva cantidad de tabaco que hoy se consume en el mundo demuestra que existe una inmensa demanda de actos tranquilizadores “de intimidad simbólica”.
Así mismo mandamos que ningún pulpero, ni otra persona pueda vender, dar ni llevar a la dicha ciudad de Panamá ningún tabaco, por ser considerado el tabaco como hierba prohibida y dañosa en la dicha ciudad y su tierra. Permitiremos que cada boticario pueda tener en su botica dos libras y no más… -De las Leyes  de las Indias, 1680-
Conclusión del estudioso: si en verdad se quiere eliminar el tabaco y sus efectos perniciosos es preciso conseguir que se reduzcan las tensiones de la población, algo casi imposible, o se tendrá que inventar otras alternativas. Como de momento hay poquísimas esperanzas de lograr esa primera opción habrá que acudir a la segunda. A querer o no. Y qué hacer. (Lástima.)

Así defecan los Chuchos

La versión de que la cantante Lucero podría ser candidata a la gubernatura del  Edo. de México es objeto de todo tipo de burlas.
A propósito, mis valedores: ¿en su memoria registran ustedes el papel que como legisladores han jugado deportistas y actrices, actores y locutores de la alzada política de López Tarso, Julio Alemán, David Reynoso y el “Tibio” Muñoz? Botoncillos de muestra:
1985. Ante la ausencia de más de 100 legisladores que holgazaneaban en la cafetería de la Cámara, el ex-locutor y líder de la bancada priísta Luis M. Farías:
– Sí, entre los diputados hay uno que otro flojo, aunque  no hace falta que los 400 asistan a las sesiones. La presencia de unos cuantos, los serios y cumplidos, es suficiente. ¿El faltista mayor? David Reynoso…
Años más tarde, el legislador López Tarso tiraba embestía a sus críticos:   “Viles tonterías las suyas. En mi gestión logré que los actores no llevaran el libro mensual, que no se declarara cada mes, sino al año. Usted, como reportero, ¿cree que un diputado llega a la Cámara con un plan ya concebido? No, uno llega dispuesto a colaborar en el grupo  lidereado por alguien. ¿O cree que nos mandamos solos?
– En todas las campañas se hacen promesas.
– No, oiga, no, yo en mi campaña nada prometí. Lo único que dije fue: “Si puedo haré algo por mejorar la vida de todos”. Quede muy claro que mejorar las cosas no es función del diputado. El tiene que estar en la Cámara para enterarse de qué ley se discute, luego levantar el dedo cuando lo tiene que levantar. Es todo.
Molesto, el actor calificó de estupideces las críticas de que sólo levantó el dedo para votar, por ejemplo, a favor de una miscelánea fiscal que dañaba a su propio sector: “Sería absurdo que el diputado de los actores dijera: yo lo apruebo. ¿En contra de la opinión mayoritaria? Qué le pasa”.
– Durante su tiempo de diputado, ¿cuántas veces subió a la tribuna?
– Sólo en dos ocasiones. El PRI sabe a quién manda al foro.
Agosto de 1991. El actor Julio Alemán se comprometía, formal:
– Cuando yo sea diputado lograré que en radio y televisión se difundan programas que fortalezcan nuestra identidad nacional para frenar la penetración cultural. ¡Es un compromiso!
(¿Y?) Los ”actores”, ¿improvisados e inútiles para ocupar una curul? ¿Y los deportistas? Clamaba un Bernardo Segura, marchista: “¡Mi medallita de bronce por una diputación! ¡Quiero ser diputado por lo que represento para el pueblo! ¡Las resoluciones que tomaré al ser electo serán reales!”
Julio de 1991. En su campaña política fue entrevistado Felipe “Tibio” Muñoz, nadador: “¿Sus sueños inmediatos?”
– El sueño de todo deportista es la política. Lo que “nosotros” hemos hecho es comprometernos a hacer un trabajo honesto.
– ¿El comprometerse ha sido su estrategia de campaña?
– No, no. ¡Esa no es estrategia, esa es la pura verdad! (Sic.)
– ¿Qué tan politizado se encuentra?
– Eso no sabría decirte. La política es tan amplia y tan vasta que dudo que muchos de nosotros, los que aspiramos a diputados, estemos politizados.
– ¿Su preparación para ocupar la curul?
–  A mí me gusta mucho más la práctica que la teoría, porque la política es una ciencia a la cual habría que dedicarle una tesis. Toda una tesis. (¡!)
– ¿Tiene muchos deseos de ser diputado?
– Muchos. El sueño de todo buen deportista es ser diputado, o no es deportista.
Y por andar de caliente, ese “tibio” arribista y cretino hizo de la grilla una forma de vida. De muy buena vida. Todo esto, mis valedores, es  México. (Mi país.)

¡Quémenlos vivos!

Jiquipilco, Méx. 2007. Una enardecida turba estuvo a punto de linchar a dos jóvenes que intentaron robarse una vaca.
Estoy mirando la foto, mis valedores, y qué clase de foto: un rostro tumefacto, desfigurado, rota la nariz, inflamados los cachetes y desflorados los labios. Roberto  su nombre, Alamilla Negrete sus apellidos. En este individuo los vecinos de San Miguel Ajusco se cobraron un agravio descomunal, y se lo cobraron con una golpiza bestial y un amago de linchamiento desgarrándole la vida a golpes y chorros de gasolina. Este Roberto ni con la vida pudiese pagar el agravio que infirió a toda la comunidad de San Miguel Ajusco: intento de asalto a los pasajeros de un microbús. “¡A echar las campanas a vuelo! ¡A matar, a descuartizar! ¡A hacernos justicia por propia mano!”
Otumba, Méx. Habitantes del municipio golpearon e intentaron linchar a dos hombres, entre ellos a un agente ministerial, que fueron a aprehender  a un profesor acusado de actos libidinosos.
El linchamiento, ese descenso del ente humano hasta el más profundo y macabro abismo de lo bestial, por más que las bestias son seres inocentes. Tengo sobre mi mesa reportajes y crónicas de esa acción a la que las bestias humanas, para refinar su crimen,  agregan la estúpida afirmación de que “se hicieron justicia por propia mano”. A la abyecta acción de una venganza irracional nombran “justicia”, ese supremo valor, antítesis de la venganza, pasión de mediocres…
San Fco. Chimalpa:“Enardecidos por el intento de violación  a una joven de 16 años, vecinos de esta localidad pretendieron linchar a Julio César Luna, de 22 años. Golpeado por los vecinos, la policía logró rescatarlo”.
Tal es la diferencia fundamental entre las masas y el hombre de ideales: el linchamiento. “Aislado era individuo culto; en multitud es un instintivo, y por eso mismo un bárbaro. Tiene espontaneidad, violencia, ferocidad, entusiasmos y heroísmos de los seres primitivos. Es como si su creatividad, su espíritu de idealista se disolviera en la colectividad”.
Tetela del Volcán, Mor. Vecinos de la población intentaron linchar a un grupo de cinco delincuentes, entre ellos a una mujer.
Miro, observo el video. Atada a un árbol, desnuda más allá del portabustos y alumbrada por las luces de la hornaza que la habría que quemar viva,  la mujer intenta apartar de sus piernas los chispazos de fuego. A centímetros de ese rostro espantado unos rostros bestiales le escupen gritos como rugidos: “¡Habla, cabrona..!” Boca amarga y verguenza de pertenecer al género humano digo a todos ustedes:
Macabro, en verdad. Y es que cuando las pasiones más primitivas, exacerbadas hasta el paroxismo, se congregan en multitud, la masa se vuelve versátil, impulsiva; guiada sólo por lo inconsciente y visceral, que obedece a impulsos del más variado valor moral, nobles o bajos, valientes o cobardes. Una muchedumbre de cobardes es una muchedumbre valiente. Integrada por individuos que sean  tímidos o cobardes, la multitud es capaz de realizar las acciones más valientes o las más reprobables, porque pensamientos y actos del individuo son los de la multitud, pero una multitud que no sabe pensar por cuenta propia, de modo tal que es fácil llevarla ejecutar acciones contrarias a su propio interés y hasta a su instinto de conservación. De ejemplo lo ocurrido en Ozumba, Méx.: Quinientos vecinos intentaron linchar a un joven porque despojó de su bolsa a una mujer.
“¡Mátenlos, desgárrenlos, quémenlos vivos!
Es México. (Sigo después.)

Humo y niebla, mortífero

El tabaquismo,  mis valedores. Que a partir del 2011 al adicto habrá de costarle siete pesos más la cajetilla. Como respuesta, las tabacaleras transnacionales amenazan con dejar de invertir en el país, pero sus amenazas no importan, que importan el 80 por ciento de los tabacos con los que el país convierte millones de pesos en humo y niebla, y no más.  Esas transnacionales  mal generan unos 5 mil empleos, cuando en  los 80s. se destinaba a la siembra mil veces más superficie, y lo que pagan de impuestos equivale a  la cifra que la Sec. de Salud invierte en el tratamiento a las víctimas del tabaquismo. Total, que el impuesto al precio del humo salvará hasta 60 mil vidas…
Yo en un tiempo fui una de sus víctimas. En bofe propio conozco los males que acarrea el cigarrito, y cómo no conocerlas, si media juventud la viví pegado al cancerígeno para, aturdido que soy, tender una cortina de humo a mis problemas personales. Calmar los nervios, sí. Estabilizarlos. Cándido de mí, porque a amamantones de nicotina cuál problema iba a solucionar, que sólo se me encrespaba, y préndete otro, y a humearte los bofes, bofes ahumados. Mortífero…
Y ocurrió (para mi mal, pensaba, pero fue una bendición) que de Guadalajara fui aventado hasta esta ciudad, y vine a dar al cuarto de vecindad en la Plaza del Estudiante. Engentado, azorado, pistojeaba en derredor, y como me decía la suriana del trabajo doméstico: “Así andaba yo, que nomás no me hallaba…”
Me hallé, y hallé a la estudiante de lentes con la que coincidía en el cine Sonora, que así, desdeñosa, me mantenía a distancia al igual que las tantas más que antes de ella me habían rechazado. Traté de arrimármele. Me frenó:
–  De lejecitos está mejor.
¿También ella? ¿Ella también? Le confesé mi frustración: ese era mi destino, el rechazo de la mujer.
– ¿Y aún no sabe por qué lo rechazan? ¿No se ha puesto a pensar? Oiga, ¿por qué fuma?
–  Para calmar unos nervios atirantados porque ninguna muchacha acepta que me le acerque. Mis intenciones son sanas, créamelo.
– Sus intenciones puede ser, pero no su aliento, ese condenado hedor.
¿Mi qué? ¡Lo vine a saber entonces, rayo que me estalló en seco!
– ¿Pues cómo se le van a acercar, con ese su aliento rancio, acedo,   que  a mí me tiene a punto de vómito? Oiga, ¿y si dejara de fumar..?
Mucho lo había intentado: poco a poco retirarme del vicio, chupar pastillas de nicotina, chupar caramelos, chupar pomo, chuparme este dedo, este otro,  rezar. Todo inútil. Nada lograba zafarme del cancerígeno, ese que se me tornaba segunda naturaleza. Pero, mis valedores,  qué vicio se le resiste a semejante bochorno, a vergüenza como aquella que una estudiante de lentes me hizo pasar…
Arrojé por delante toda mi fuerza de voluntad, arrojé un escupitajo, arrojé el cigarro, la cajetilla, me lavé la boca, y hasta hoy, suertudo como soy de que me tengas contigo, Nallieli mía, mientras (mi aliento rechinando de limpio y nunca de los nuncas un humazo ni  gota de licor) miro llover sin mojarme, pero sí con tristeza: las campañas de segregación y desprecios, discriminación, reglamentos, multas e impuestos que se abaten sobre los fumadores, con las heroicidades de tantos  por desahijarse del humaredón, mientras las maniobras oficiales para deshollinarlos se tornan vanas. Lástima.
Por cuanto a las autoridades que intentan liberar a lo fumadores de plaga tan perniciosa, ¿se habrán puesto a pensar el origen de tal adicción? De ello hablaré después. (Aguarden.

Amalia, Corichi, la peste

Sigo aquí el recuento de daños que dejó en mi Zacatecas la  Amalia ex-gobernadora: “secuestros, extorsiones, robo de vehículos,  asaltos a viviendas y negocios y una creciente delincuencia”. Arturo Nahle, contralor: “La gente está muy agraviada, exige justicia, y si hay responsabilidades, que se finquen y se aplique la ley”. Mis valedores:
Sigo la relación de lo que ocurrió aquel domingo en los derrumbaderos de mi Jalpa Mineral. Esa mañana, las campanas a todo voleo, un ciento de payos de dos en fondo y la banderita de papel en la diestra, mirábamos alelados al jinete aquel que en plena plaza se apeaba del penco y echaba a andar por la media calle, sus botas repiqueteando en el empedrado como marcando jarabes. Era aquel don Pánfilo Natera, que con Villa y algunos de su calibre (30-30) hizo la Revolución. Bien haya…
Boca abierta y ojillos brillosos de admiración contemplé al hazañoso de la Toma de Zacatecas, y me hice entonces aquella promesa: “Cuando crezca voy a ser como Pánfilo Natera”. Cuando crezca…
Como crecer,  crecí poco en todos los sentidos, pero la lucha se le hizo. Hoy, mi barca muy navegada y doblando ya el Cabo de Buena Esperanza, recuerdo el domingo aquel, con un Pánfilo Natera que simbolizaba la Revolución, y la jocundia de la Zacatecana, dulce dolencia, se me quedó en la viva entraña del corazón y ahí sigue hoy todavía como pacífico (no siempre) amor por mi tierra, con su gente…
Envejezco. Ayer, a media mañana, escuché el Corrido de Villa y dos más, cuando ya mi placer estético se enraiza en Bach y demás beneméritos, pero de repente: ¡La de Zacatecas, que pespunteó mi encuentro con Pánfilo Natera! Y qué música melancólica. Envejecí, porque esos arpegios me bailaban jácaras en el tecorral de los costillares, cuando ahora me apachurran un corazón que percibo como cuera reseca. Y esta tristura…
¿Que la música sigue viva, dulce y rumorosa, penca de miel arropada de abejas?  ¿Que soy yo el que me agrio y agrieto, la sangre vuelta vinagre y vinagrillo en las venas?  No tal, que en mi memoria, camino real, al estrépito de la Zacatecana se me llegó cabalgando su barroso Pánfilo Natera; sombra grandiosa entre sombras de combatientes que hoy se me vuelven más sombras, sombras nada más. La alzada estampa de Pánfilo ya no lo era tanto; humillada, más bien, gacha la testa y el pescuezo tronchado, como la de Villa y tantos más. No como símbolos altivos se me presentaban, sino como avergonzados, como intentando atejonar la cabeza en el ala del tejano. Haya cosa…
Y ocurrió, mis valedores, que al son de la Zacatecana mi barrio clasemediero se me fue entristeciendo casa por casa, todo porque la música de mi tierra la escuché ejecutada por tres campesinos –corneta, tambor, clarinete- de los que bajan de sus jacales a pedir la de por Dios. ¡En el México de Villa, Natera y la Revolución! Los campesinos tocando la de Zacatecas, y una preñada  con otro a cuestas y tres añejillos aprontando boca arriba las guaripas, recibiendo las monedas que los de acá arriba del edificio les arrojaban desde las ventanas. “¡Lo que sea su voluntad..!”
¡Al ritmo de la Zacatecana, vive Dios, aunque escuchándola mientras leía en la revista Proceso del domingo anterior el catálogo de los posibles delitos que perpetró la dupla Amalia García – Claudia Corichi, comienzo a dudarlo, y el ánimo se me encoge a la corazonada de que las tropelías de las carroñeras, madre e hija de toda su reverenda Amalia, quedarán impunes. Porque esto es México. (Mi país.)

El ciclón Amalia devastó mi región

Sobre el escritorio del gobernador Miguel Alonso Reyes se acumulan facturas por saldar: deudas a proveedores, pagos pendientes al IMSS, créditos adquiridos en los últimos meses y la carga de una burocracia que casi se duplicó en seis años…”
De ese tamaño, mis valedores,  fue la depredación que perpetró Amalia García durante los seis años que permaneció en el palacio de gobierno de Zacatecas, por más que es fama pública que la mayor parte de su sexenio se la pasó en viajes y demás diversiones. Que Los pasivos heredados por la ex-gobernadora suman mil 300 millones, además de mil millones en créditos y compromisos financieros, sinverguenzadas que revela el contralor Arturo Nahle a la reportera Verónica Espinosa, de la revista Proceso fechada del domingo anterior. Que la ayer comunista y hoy militante del Sol Azteca Amalia García, con su hija Claudia Corichi al cuadril, durante seis penosísimos años se dedicó a depredar los escasos dineros de mi Zacatecas, una de las entidades federativas más pobres del país. En los tiempos del viejo Huerta se dolía el cantar, y yo lo acomodo a la realidad de hoy día:
Ay, hermoso Zacatecas -mira como te han dejado – las mañas de doña Amalia – y tanto rico allegado…
Porque acabo de leer, rudamente agraviado, que a la depredación de la señora de marras se suman “las obras suntuarias, el aumento de la burocracia, los viajes, la publicidad y un exorbitante gasto electoral”, válgame. Al terminar el catálogo de sus desmesuras y sinverguenzadas yo, los dientes remachados, digo entre mí la parodia de la tonada abrojuda:
La boca me sabe a sangre – y las manos a panteón – cada vez que digo Amalia – se me frunce el corazón…
Y lo más grave, zacatecano de mí: que ya no creo en la justicia que se imparte en este país, y mucho menos en sus instancias justicieras. Cómo, si observo la sádica cuereada que a lo sádico propinan ahora mismo a un Julio Cesar pequeñín mientras arrullan el sueño de los expedientes “Los amigos de Fox”, panista,  y del priísta  “Pemexgate”. ¿No es verdad lo que digo, honorables familias Fox, Montiel y Salinas? ¿No, Aldana, Gordillo y  Romero Deschamps? Una Amalia más que importa al mundo, me refiero al de la corrupción lucrativa e impune de mi país. Es México.
Pero empecé mentando la música de mi tierra y al son de esa música habré de terminar. Sones, trovas y valonas, gustos calentanos y jarabes abajeños que no escuchaba hace tiempo, y que a la advocación de la Marcha Zacatecas se me vinieron en montón. Pues sí, ¿pero por qué será que los oigo tan tristes, que tan melancólicos resuenan en esta tarde de jueves que la noticia de Amalia convirtió en tarde de miércoles? Más antes, me acuerdo,  tan jacarandosos me parecían, tan facetos y mitoteros, tan a la medida de la jácara, la bullanga y la imprecación motivosa. Hoy, con decir a ustedes que hasta la susodicha Zacatecana me sonó a responso. Qué diferencia con lo que ocurría años atrás. (¿Sería que las sinverguenzadas perpetradas en mi región me agriaron el ánimo? A saber.)
Porque yo, mis valedores, por aquel entonces un chamaco que malvivía en mis terrones zacatecanos, me acuerdo que cierto domingo por la mañana, para inaugurar nuestra escuela primaria llegó un fuereño, cristiano de regia estampa, jinete en penco barroso, y detrás de él la banda, arreando a tamborazos la Zacatecana, y válgame: callejas y callejones se revinieron de música. (Mañana el final.)

“¡Hija de puta, te tenemos ubicada!”

Bien ubicada la tenían. A Digna Ochoa y Plácido la asesinaron un día como hoy, en el año 2000, por el delito de defender, desde el Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro, a las víctimas del ejército mexicano y a los presos de conciencia encarcelados injustamente. La conclusión  a que llegó Margarita Guerra, fiscal especial, sobre la muerte violenta de Digna Ochoa: “Se trató de un suicidio simulado”.
Marcos, el subcomandante del entonces vivo y actuante EZLN,  reclamaba al procurador del DF, que era Bernardo Batís:
Sus funcionarios no sólo fueron torpes e ineficaces en el caso de la muerte de Digna Ochoa. También fueron deshonestos y ruines. Para fortalecer lo del suicidio se dedicaron a destrozar la reputación de Digna…
¿Los asesinos de Digna? Nadie en particular. ¿Sospechosos? Los militares a los que inculpaba en delitos diversos, pero de ese tamaño es la justicia en este país: juez y parte en el caso ha sido el ejército. En la revista Proceso, Ricardo Revelo:
Como juez militar, a él le correspondió el caso de los militares procesados por la matanza de siete agentes de la Policía Judicial Federal en Tlalixcoyan, Ver., el 7 de noviembre de 1991 (¿recuerdan ustedes esa masacre?). La CNDH emitió la recomendación de que los militares que participaron en los hechos, entre ellos el general Luis Morán Acevedo, fueran castigados (…)  El general Rafael Macedo de la Concha los absolvió…”
Digna Ochoa. En febrero de 1995 agentes judiciales denunciaron ante el juez que “la monjita” los hostigaba durante los “interrogatorios”. Digna les impedía inventar versiones distorsionadas para evadir su responsabilidad en la tortura de los presos “zapatistas” capturados en Yanga. ¿Recuerdan ustedes el caso y los aspavientos del entonces presidente Zedillo tratando de hacerlos aparecer como guerrilleros peligrosísimos? Digna, asimismo,  se involucró en los casos que incriminan al ejército o la Policía Judicial: ejecuciones de Aguas Blancas, El Charco, Ejido Morelos, Ixtlahuacán de Madero, etc., y las aprehensiones e interrogatorios bajo tortura a presuntos zapatistas de Yanga y Cacalomacán y  los campesinos ecologistas del Edo. de Guerrero. Y más aún: de 1992 al 2000, durante su permanencia en el Centro Pro, Digna Ochoa participó con el equipo en la defensa de presuntos zapatistas presos y presuntamente torturados en el Campo Militar No. 1; de los extranjeros expulsados de Chiapas por agente de Migración; de los activistas detenidos en el desmantelamiento del municipio autónomo de Taniperla; de integrantes del CGH durante la huelga de la UNAM y de los campesinos ecologistas torturados por soldados del ejército; Digna llevó a la Corte Interamericana de Derechos Humanos los casos de la masacre de 17 campesinos en Aguas Blancas, Gro., y las ejecuciones de tres indígenas del Ejido Morelos, Chis., casos en los que se señala al ejército como responsable directo. Y los otomíes de Ixtlahuacán de Madero, Veracruz, y…
Digna  apoyaba a la abogada Pilar Noriega en la defensa de los hnos. Cerezo Contreras, acusados de pertenecer al Ejército Popular Revolucionario, cuando aquel viernes, 19 de octubre, recibió junto a su cadáver la esquela de los asesinos dirigida a los continuadores de la labor de la benemérita:
“Hijos de puta, si siguen también se los cargará su madre. Sobre aviso no hay engaño”.
Este, mis valedores, es México, el nuestro, el de Digna Ochoa, el de los muy bien cantados derechos humanos. (Lástima.)

Salinas, cooptados, Calderón

Nuevo gobierno, nuevo constituyente, nueva Constitución. Tal  fue el postulado del extinto EZLN, que en tal forma sintetizaba la herencia del clásico griego. Para lograrlo, la organización celular autogestionaria fue la herencia que nos legó la vertiente obrero-estudiantil de 1968. No congelarse en el puro reniego y la pura exigencia,  no multitudes ni mega-marchitas, que desde las grandes “movilizaciones” de maestros, ferrocarrileros, etc., de fines de los 50s del siglo anterior, han probado ser obsoletas, que ya el gobierno sintetizó el antídoto: “ni los veo, ni los oigo, y háganle como quieran”. Tal es, en esencia, el legado del estamento proletario-estudiantil de 1968, un cambio histórico que sólo nosotros, las masas sociales, podemos y debemos lograr, y que Echeverría, con ayuda de sus cooptados del 68, se encargó de desmantelar, erradicando de nosotros la memoria histórica y con ella la conciencia de cambio estructural del Sistema y del enemigo histórico de tal cambio.
Conciencia de enemigo histórico: en 1990 escribía Heberto Castillo, beneficiado con la “apertura democrática” de Echeverría:
“Necesario es precisar que no se pretende matar al PRI sino sólo que se convierta en un verdadero partido”.
¿Quiénes lo habrían de convertir en “un verdadero partido? “Empleados, obreros, campesinos, empresarios, comerciantes, estudiantes, profesores, intelectuales, mujeres jóvenes y los principales partidos políticos, distinguidos militares y sacerdotes”. ¿De veras, Castillo? ¿Y el cambio histórico? ¿Y el enemigo histórico de nuestro cambio?
Así protestó  el “aperturo” contra las desmesuras de Salinas presidente y su programa Pronasol, y a esto quería yo llegar: a la desmemoria de los pueblos débiles. ¿Conque regresa Salinas al pantanoso terreno politiquero? ¿No era el villano al que se achacaba el robo de la presidencia y de la mitad de la cuenta secreta? ¿No se le achacaba ser el autor intelectual del hecho de sangre que condujo a Zedillo a Los Pinos y al error de diciembre de 1994?  ¿No se acusaba a Salinas de concretar la depredación iniciada con el viejo Raúl y redondeada con Raúl el joven, pasando por Enrique, Adrianita y congéneres? ¿Entonces? Las masas sociales que olvidan su historia siempre están condenadas a revivir sus Dráculas. Sin más.
Conque regresa Salinas. Hoy, entrevistado sobre “democracia”, la conductora le exigió un ejercicio de autocrítica. Zorro colmilludo, el tal cantinfleó lamentándose: Solidaridad no alcanzó todas sus metas. Yo entonces, encogido el ánimo, recordé aquellos tiempos, qué tiempos aquellos, cuando los medios de condicionamiento de masas nos aturdían con la propaganda del Pronasol, como el memorándum en que el Salinas presidente ordenaba a los gobernadores donde se desarrollaban procesos electorales que utilizara propaganda con las siguientes frases:
Solidaridad trajo la luz a Chimalhuacán – Solidaridad significa introducción de agua potable en Chalco – Solidaridad son mejores aulas en el valle de Chalco – El PRI representa la solidaridad entre los mexicanos – El PRI es solidaridad con el presidente de la república – La solidaridad del PRI es con el pueblo – El PRI es solidario con quienes más necesidades tienen – El PRI es solidario en la solución de los servicios municipales – Votar por el PRI es votar por la solidaridad – Obtengamos mayor solidaridad votando por el PRI…
Y yo les pregunto, mis valedores: ¿conque vuelve Salinas? ¿Su manipulación en los “medios”, distinta a la de Calderón?  (México.)

¿Provinciana ignorancia?

¡Mil millones de dólares a cien años!, se escandaliza el analista Damm Arnal porque “un relajado y eufórico” Calderón anunciaba que “con esta operación  se cubren las amortizaciones de deuda externa de mercado del Gobierno Federal”. “¿Contraer deuda nueva para pagar deuda vieja?  ¿Dentro de 100años, ¿cual será la inflación y el crecimiento de la deuda?  ¿Es correcto que un gobierno contraiga deuda que tendrá que pagar otro gobierno? Aquí finaliza la crónica de mi reciente vista a la zacatecana Jalpa Mineral.
Ese día madrugué. El caserío, amodorrado. Cuánta paz. Enraizarme en el terruño. Enterrarme en el calicanto. Feliz. No  sismos, no smog,  no hampones que nos asalten ni hampones que nos quieran extorsionar, ni un gobierno hampón que nos roba a lo impune. Quedarme aquí, alejado de la compulsión y los 30 mil cadáveres que ha descuartizado la guerra particular del de Los Pinos. Dichosa provincia, sabia ignorancia de cuanto achaque agobia al capitalino. Seguí al parejo de la andadura en la que Rutilo hacía su reparto de leche. En un costado de una casuca se entreabrió la puerta de atrás:  “Pst, pst”.
El gañán: “Leche pa usté ya no hay,  doña Enedina. Me la va a perdonar, pero ya me debe dos meses”.
“Arrímese pa acá”. Y la doña Enedina se recargó en el vano de la puerta, lo miró a lo provocativo, soltó un suspiro gordo, y esa apicarada sonrisa y el parpadeo de ojos mientras sobábase con sus dos manos ambos cuadriles, y aquel mojar con la lengua sus dos carnosos, y la feliz provinciana que vive ignorante de lo que ocurre en el mundo: “¿No habrá modo, Rutilo?”
– ¿Modo de qué, doña Enedina?
– Ande, no se me haga el faceto. ¿Sí?
– ¿Sí qué, doña Enedina? ¿Se refiere a la leche?
– Me refiero al jocoque, no sea ranchero.
– Y cómo no, si en mi rancho nací y allí he vivido toda mi vida.
– Deje ahí la leche y véngase al requesón. Calientito. Entre a mi cuarto pa que iníciemos pláticas.
–  ¿Y qué pláticas  tenemos qué iniciar allá adentro?
– Renegociar la deuda, ¿no ve que ya me engrí con su jocoque?
– Pide el más difícil de los imposibles, doña Enedina.
– ¿Y por qué usté no me deja colocarle todo mi bono?
Agucé el oído. ¿Con que la provinciana ignorancia de mi región? “¿O nomás Calderón tiene derecho de bono?”
Un aullido de perro rabioso. ¿O acaso lobo estepario o coyote en brama?  “Mire: se me viene,  se relaja conmigo y sale “relajado y eufórico”  después de surtirme de leche. Anímese, y le coloco mi bono enfrente.  Sea usté buenito, yo estoy dispuesta a enseñarle sin reservas mi fondo, el de las reservas.  Entre pa dentro y va a sentir qué bono. Ande, no se apriete, no sea ojo y échele un ojo. Mire.
– Tápeselos,  cuidao con el aire chivero, luego le da un enfriamento que la calentura se le va per secula seculorum.
–  Suyo es el secula,  si los entriegos borrón y deuda nueva. Chéquemelo con todo y mis  bonos de corto plazo.  ¿No se le antojan? ¿Por qué no colocamos un bono pagadero en 100 años, por qué nomás Calderón?
Y fue entonces. Yo, impaciente ante un lechero  reservón, salgo al frente, y válgame, lo devaluado que quedan mis bonos: “¡Yo le cubro la deuda con mis afores, señora!” (¿Que qué? ¿Y el cristiano ese de dónde salió?) Ella, entreabriendo la puerta: “¡Échatelo, Jílare Clinton!”
¡Una perraza, Dios! Pelándome los colmillos se me echó encima. Yo, trompicándome por media calle, a gritos: “¡Que me muerde los bonos..!”
¿La provinciana ignorancia? (Bah.)

La florida raíz

“No me busques por veredas –mi bien… búscame por travesías  – allá encontrarás, si quieres – mi bien – el amor que te tenía…”
Versadas de la provincia, de los paisanos de por allá. Tonadas que son sangre y zumo del ranchero ayuntado a la tierra, al cogollo de la tierra, a la hendeja, estoy por decir, de la tierra. Mi Jalpa Mineral…
Que varios días viví en el terruño, les conté ayer, y que he vuelto vigorizado por la cercanía con mi origen, mi raíz, mi hontanar. Que volví a paladear sus comidas sápidas y picantes, delicia del paladar cimarrón y endemoniadamente indigestas para el arrimadizo. Mi lengua recordó la enjundia de la pitahaya, colores copiados al mejor Tamayo, y la fruta de horno, el jocoque, las habas, la miel en penca y  los chicharrones de lonja. Ah del  alfajor dulcísimo; me está haciendo agua, me refiero a la boca…
Así me he traído del caserío natal olores de humo de ocote y de yesca, sabores de aceite y miel, tactos, sonidos, imágenes de esas que junto a la caja de cartón me traje al lanzarme a buscar la sobrevivencia, a hacer por la vida en esta inconmensurable colmena de laboriosas abejas de salario mínimo, zánganos del puesto  público y, cuando iba a faltar, la abeja reina de un cuento de hadas, efímero cuanto irreal, y en el que cada seis años  todas, por turnos, se sienten reinas, si no es que hadas madrina. (Marta, Margarita.) ¿El propósito de relatar a ustedes asuntos tan sólo de mi interés personal? Esto lo habrán de inferir si es que siguen el flujo de la narración.
Allá como entre sueños, dormido en el catre familiar, percibí un como rumor de alas, prestigio de ánima en pena: el río, que arrastra ramazones, troncos de venadilla y una que otra becerra desbalagada. Al alba me arrulló la conseja del fantasmón y el aparecido.. Intimas y familiares las casucas circundaban mi sueño,  como las barañas el nidal. Esta nostalgia…
Aquel día me levanté oscura la mañana y salí a respirar mi querencia. La segunda llamada de misa primera en la parroquia; algún zaguán que vomita toses tempranas, y allá van chuequeando por media banqueta, en la mano las devociones,  vejanconas de chongos blancos y trapos negros. Ya dieron la segunda, Prageditas…
Y ocurrió que por el callejón viejo salí a respirar mi querencia y me topé con el jinete aquel, mozo de buena estampa, todavía tiernón, y me le emparejé al cuaco y le solté aquella pregunta (no al cuaco, al jinete). Rutilo dijo llamarse, jinete en el penco barroso que cargaba dos botes de leche para el reparto mañanero. Me  animé a la plática: “¿Qué tal se vive por acá, paisano?”
– Bien, como el cristiano no se meta a preguntón.
Ajale. “¿Y caen muchos preguntones?”
– Los que caigan son demasiados.  (Me miró de ganchete y taloneó las verijas al barroso.) Apreté el paso. Por medir su interés en asuntos políticos:  “¿Usted qué opina del Revolucionario Ins.?” “
– El Revolucionario, así mero nombran un semental de don Aquileo el  viejo. ¿Tiene usté yegua pa la cruza, por un si acaso?”
– De Elba Esther,  ¿qué opina?
– El pelao que se la robó fue el mentao Jiricua. La dejó empreñada. ¿Tiene usté alguna sobrina que quiera…?”
Amarró el barroso al horcón de la esquina. Tocó a la puerta de aquella casa, pintura descarapelada. Una vejancona  entreabrió la puerta, aprontó la olla y recibió la leche (qué feo se oyó). Volvió a cerrar. Yo, por quedar bien con el payo: “Usted tiene pinta de galán. ¿Muchas enamoradas?”
– Leche quisiera tener, que entriegos me sobran…
(El final, más tarde.)

“Relajado y eufórico”

Y lo que no ocurra en México, mis valedores. Ahora acaba de suceder  que en cierto foro convocado por The Economist bajo título de Fin de la Parálisis, el presidente del país, “relajado y eufórico” (¿cómo alcanzaría tal estado de ánimo?)  se refirió al bono de deuda mexicana por mil millones de dólares que desde la Secretaría de Hacienda  acaba de gestionar, y lo anunció con estas palabras: “Les voy a dar una primicia que seguramente ya saben todos ustedes”. (Tal cual.)
¿Así que “relajado y eufórico” consiguió deuda nueva para pagar deuda vieja? ¿Al término de tal préstamo, 100 años, qué monto se habrá acumulado sobre la cifra original?  ¿Y a fin de cuentas (el de atrás que arrée) quiénes, ni eufóricos ni relajados,  terminarán liquidando la deuda de marras?
Por esos días,  para fortuna de mi hígado y bilis, yo andaba fuera del mundo. Con el pretexto de las fiestas patrias el tanto de tres días de gloria pasé  en mi tierra, de la que regresé cargado de esa energía, esa corriente galvánica que nos insufla nuestra madre tierra, que es decir nuestra raíz, nuestro origen, el hontanar. Y porque ustedes, fuereños avecindados en esta ciudad, recuerden sus bienamados derrumbaderos, y los citadinos columbren el ánima de la mal llamada provincia, dejo de lado los habituales asuntos de requemante actualidad para entregar a todos ustedes alguna de mis vivencias en la visita a mis zacatecanos terrones. La provincia….
Ah,  esa entrañable tierruca cuya añoranza todos nosotros, fuereños en esta ciudad, cargamos acá entre los costillares, tamal envuelto con telas del corazón, añoranza de donde sacamos la fortaleza para sobrevivir en este humano hormiguero que un exceso de humanos terminó por deshumanizar, trágico contrasentido. Y esto me lo entienden ustedes, tecos y meños, jarochos y panzas verdes, costeños y corvas dulces, y serranos y abajeños y gente de la montaña, del altiplano, de las zonas indígenas, del mar y del trópico. ¿O no les ocurre que un día amanecemos, anochecemos un día, con la nostalgia añudada aquí, miren, en el cogote, y en los costillares, y en la virilidad? La tierruca…
En fin, que acabo de regresar de un viaje relámpago por tierras de mi andadura, las de mi niñez. Vengo con los sentidos cargados de antiguas esencias, hoy renovadas, y mente y memoria retacadas de imágenes y sensaciones que me retoñaron después de vegetar, semiolvidadas por cosas del áspero oficio del diario vivir; que si el aroma de  yerba macerada, de fruta en agraz, de majada; que si el sonido del esquilón, de la esquila, del cencerro en el pescuezo de la vaquilla caponera; detrás, bebiéndole los alientos, toretes en pleno vigor, con los gueyes detrás, ya en los mansurrones superada toda preocupación que no sea de cebada y harinolina. A lo lejos, la primera llamada al rosario…
Ah, el caserío de mi nacimiento, su sabor a frutilla cortada de la propia rama a la orilla del camino y las lejanías azulencas allá donde el llano se muere y se alza, agresiva y retadora, la serranía. Morones. Y encima del cresterío ese cielo limpísimo, y en el cielo la rueda de cuervos y zopilotes, de auras pelonas, de gavilancillos. Allá en el llano, reverberancias. Mediodía.
Una noche pasé en descampado, que fue de remotas hogueras, canciones trovadas en falsete la primera voz y la segunda grave, largo son que arranca ecos de labor a labor, de barbecho a barbecho, de  cuamil a cuamil: “No me busques por veredas, mi bien – búscame por travesías…” (Sigo mañana el cantar.)

De burladero, la banda presidencial

Los técnicos que instalan en la página de El Valedor el material de nuestro espacio comunitario de Domingo 6,  que se transmite por Radio UNAM, se encuentran entrampados para el efecto. Aquí reproduzco, por ello,  la parte inicial de lo dicho el domingo anterior sobre un tema que considero de requemante actualidad. Juzguen ustedes.
Horroroso el panorama político de nuestro país, que una lengua pronta, lengua suelta, ha convertido en olla de aguas sucias y revueltas, de inmundicia y basural. Una vez más, como a resultas de la guerra de lodo que aplicó en el proceso electoral del 2006, sus palabras reviven la lastimadura que dividió la comunidad en dos gajos irreconciliables, laceración que no acaba de cicatrizar. De súbito y sin motivo aparente el temerario de mecha corta aviva la hornaza con un arranque no de estadista, ni siquiera de político, ni aun de funcionario gubernamental: de burócrata que haiga sido como haiga sido se metió en Los Pinos, y que hoy se vale de la banda tricolor (escudo y burladero) para lanzarse de picapleitos, mascafierros,  tragaldabas dañero para nuestra vida pública. Y a propósito…
Después de una votación traumática, que envenenó el clima político  y dividió en dos bandos a 110 millones de mexicanos, ¿merece el país un gobernante como ese? Claro que sí, por supuesto que lo merece. Recordémoslo si alguna vez lo supimos y ya lo habíamos olvidado: nosotros somos los propietarios de la casa común, las escrituras guardadas en el 39 constitucional. Los encargados de  contratar servidores para las tareas de nuestra casa común somos nosotros. ¿Entonces?
Los responsables de los servidores que contratamos, ¿no somos nosotros?  Y no diga alguno que no había más opciones que esos que nos aprontaron en julio del 2006. ¿Los propietarios de la casa tienen que ser forzados a escoger a sus trabajadores? El que paga, ¿no escoge a su satisfacción a quienes va a emplear en el servicio de su finca? Para comprender verdades elementales como esta se precisa el ejercicio de pensar y la capacidad de crear las tácticas y estrategias adecuadas para nuestro propósito. Pues sí, pero por eso mismo, mis valedores…
A  nosotros, renuentes a pensar, ya nos tomaron la medida; nos vencen por nuestra pura ignorancia y por nuestra pura ignorancia nos tornan colaboradores del enemigo histórico.  Pero, refractarios  a la autocrítica,  a seguir, mansos y domesticados, consumiendo en la TV los opiáceos que nos administran los contratados para el servicio de la casa común. Pero no escarmentamos; una y otra vez tropezamos con la misma manipulación…
Fueron millones quienes en julio del 2006 tropezaron hasta caer, arrastrándonos a todos en el azotón, todo al conjuro de “Un peligro para México”, que para espantarnos con el petate del mediocre tramaron el español Antonio Solá y el gringo Dick Morris. Hoy mismo, a lo temerario, el de Los Pinos se atreve a injuriarnos una vez más (¡con apenas el 45 por ciento de aceptación popular!) Mis valedores: ¿qué se precisa para reabrir una matadura no cicatrizada y esa división ciudadana que provocó su llegada a Los Pinos, haiga sido como haiga sido y por la puerta de atrás? Cuando menos Alejandra Sota, encargada de la oficina presidencial, ¿podría, querría, contratar como consejeros a Fox y Juanito para que guiasen al de Los Pinos, y que  no acabara de rematar lo que resta de su gobierno sin rematar lo que resta del país?  Nosotros, en tanto, ¿qué hacer con nosotros? (Es México.)

¡Tierra a la vista!

Y porque la carabela Pinta era más velera e iba delante del Almirante, halló tierra e hizo las señas quel Almirante había mandado. Esta tierra vido primero un marinero que se decía Rodrigo de Triana….
Y lo que vido, mis valedores, fue nuestro mundo “nuevo”,  la América Mestiza en la que sobrevivimos apenas. A penas. La hazaña del Almirante aquel 12 de octubre, ¿fue todo un descubrimiento, un encuentro, un encontronazo? Fobias y filias lo discuten hoy todavía y otra vez hoy, y no pueden, no quieren ponerse de acuerdo. Ellos siguen  buscándole a la historia reversa, como si, a fin de cuentas el resultado no fuésemos todos nosotros, mestizos de víctimas y genocidas por igual, y herederos de una esplendorosa cultura…
En fin, que, rabiosos,  dos mundos se machihembran y terminan pariendo mestizos, estos que hoy todavía no acaban de asumirse de tales, y entonces cómo lograr la identidad como pueblo único e irrepetible entre los del orbe. En fin. Las primeras impresiones del Descubridor:
Ellos andan todos desnudos como su madre los parió (…) muy bien hechos, de muy fermosos cuerpos y muy buenas caras (…) Les di a algunos de ellos unos bonetes colorados y unas cuentas de vidrio que se ponían al pescuezo, y otras cosas muchas de poco valor con que hobieron mucho placer…
Pues sí, pero también iba a advertir las piezas de oro que los isleños llevaban en la nariz, y entonces: “No puedo errar en el ayuda de nuestro Señor que yo no le falle adonde nace (ese oro)”.
¿Alucinación del Almirante? “Cansado me adormecí gimiendo: una voz muy piadosa oí (…) Dios (…) maravillosamente hizo sonar tu nombre en la tierra. Las Indias, que son parte del mundo, tan ricas, te las dio por tuyas (…) De los atomientos de la mar Océana, que estaban cerrados con cadenas tan fuertes, te dio las llaves, y fuiste obedescido en tantas tierras (…) Y es que yo vide en esta tierra de Veragua mayor señal de oro en dos días primeros que en la Española en cuatro años (…) De allí sacarán oro (…) El oro es excelentísimo (…) y con él, quien lo tiene, hace cuanto quiere en el mundo, y llega a que echa las ánimas al paraíso…”
Los fulgores del oro: semejante alucinación iba a propiciar el mayor genocidio que registra la historia del mundo. El tamaño de la devastación la entremiramos en la tremebunda requisitoria del benemérito De las Casas, Protector de las Indias: “La causa porque han muerto y destruido tan infinito número de ánimas los Cristianos, ha sido solamente por el oro y henchirse de riquezas en muy breves días”.
Colón, esclavista: “Diréis a Sus Altezas qu’ el provecho de las almas de los dichos Caníbales que quantos más allá se llevasen sería mejores (…) que otros ningunos esclavos…”
Las Casas, una vez más: Andaban los Españoles con perros bravos aporreando los indios, mugeres y hombres. Una india enferma, viendo que no podía huir de los perros que no la hiciesen pedazos como lo hacían a los otros, tomó una soga, y atóse al pie un niño que tenía de un año, y ahorcóse de una viga; y no lo hizo tan presto que no llegaron los perros, y despedazaron al niño: aunque antes que acabase de morir lo bautizó un fraile.
En la Visión de los vencidos se recoge el lamento de nuestra raíz indígena, masacrada por nuestra española raíz:  “Y fue nuestra herencia una red de agujeros”. Pues sí, pero “Mientras el mundo permanezca no acabarán la gloria y la fama de México-Tenochtitlan”. Tal es su destino, sin más. (México.)

Del mundo mágico

Cuando ellos llegaron nosotros teníamos la tierra y ellos la Biblia. Cierren los ojos, nos dicen. Cuando los abrimos ellos tenían las tierras y nosotros la Biblia…
La leyenda lo atribuye a los indígenas mapuches (Chile),  pero es común a toda nuestra raíz aborigen de la que el genio americano, denominó la América Mestiza. Martí.
Y un Debate Electoral Colombiano, que afirma la condición indígena de unos pueblos que ya dilapidaron identidad y conocimientos, pensamientos y formas de ser y vivir que guardaban hasta la llegada de “tan crueles y despiadados conquistadores:
Vimos llegar tres enormes embarcaciones cargadas con nuestro porvenir. No han parado de ir y venir desde entonces. Así lo contaba el mito de los tradicionales de nuestra tierra, quienes lo leyeron en las mismas estrellas que orientaban a los navegantes hacia América. Ahora cuentan que cumplimos doscientos años de la independencia. Pero nuestra memoria tiene miles de años, recuerda que el territorio no se llamaba como hoy, ni hablábamos como hoy, y comíamos otros alimentos, y pasaban las cosas de otra forma. Estamos acá y somos millones, es el grito de los indígenas de toda nuestra América que construyen hoy el territorio tradicional superando la sociedad del mercado, levantados sobre los propios pies y renovados del mito que avisó lo que la historia nos ha traído, así como su terminación.
Visión y versión de Marx y Engels:
El descubrimiento de América y la circunnavegación de Africa ofrecieron a la burguesía en ascenso un nuevo campo de actividad. Los mercados de las Indias y de China, la colonización de América, el intercambio con las colonias, la multiplicación de los medios de cambio y de las mercancías en general imprimieron al comercio, a la navegación y a la industria un impulso hasta entonces desconocido, y aceleraron, con ello, el desarrollo del elemento revolucionario de la sociedad feudal en descomposición…”
¿Fue Colón el primer visitante de nuestros antepasados indígenas? Malqueriente de su gloria, M. André: “En Porto Santo Colón conoció por casualidad a Alonso Sánchez, que había desembarcado, moribundo; lo llevó a su casa y se enteró por él de que la Antilia, de donde él retornaba, existía en realidad (…) Desde ese momento el objetivo principal de la vida de Colón fue descubrir la Antilia y las otras tierras de la parte occidental del océano. Pero no quiso que se dijese con fundamento que había seguido los pasos de otros, que no había descubierto, sino simplemente encontrado lo descubierto por otros”.
Por conocer algo más del alumbramiento dificultoso del “nuevo mundo” aquí un esbozo de la aventura de lo real maravilloso que  a lo largo de 33 días iba a recalar en la isla de los “arruacos”, Guanahní, en retacillos que entresaco de libros diversos. La revelación que el sacerdote egipcio hiciera a un Solón apabullado ante una cultura de Egipto que a la de Atenas exhibía en pañales (en Platón las tierras del Mundo Nuevo se columbran, se insinúan apenas entre las nieblas de la fantasmagoría y el realismo mágico):
Las escrituras dicen que una gran fuerza domeñó en cierta época vuestra ciudad (Atenas); esta fuerza se dirigía osada a toda Europa y Asia desde el mar Atlántico. Delante de su desembocadura, que vosotros llamáis Columnas de Hércules, había una isla mayor de Libia y Asia juntas, desde la que se abría a los navegantes el paso a las otras islas, y desde estas islas, a todo el continente de allende este verdadero mar…
(El “descubrimiento”, mañana.)

Machismo y sotanas

El alto clero católico, mis valedores. ¿Cuál de estas declaraciones, a juicio de ustedes, se apega más al espíritu cristiano? Siglo XVIII: “Ya sea que el príncipe haga buen o mal uso de su poder, ese poder siempre es conferido por Dios. Incluso si su gobierno es tiránico hasta el punto de que deje de ser un príncipe y se convierta en un demonio, debemos seguirle siendo fieles, no permitiéndonos más recurso que el de apelar a Dios, que puede ayudarnos en nuestras tribulaciones”.
Del tiempo actual: “El Vaticano tiene conocimiento de procesos contra curas pederastas mexicanos. Lo hicieron, dice, por ignorancia, y puede aplicárseles el precepto de Jesús: perdónalos, Señor, porque no saben lo que hacen”.
Mientras, “Los obispos mexicanos piden perdón a sus víctimas de violación sexual, ya que sus problemas, consideran, vienen del contagio del libertinaje sexual en que vive la sociedad”.
Del arzobispo de Hermosillo, Son., en el 2002:
Sí hay curas pederastas en México. No somos ángeles. Aunque hombres de Dios… también somos hombres. ¡Y muy hombres..!
Profetas y sacerdotes. Que los primeros no buscaron el título de profetas, pero lo fueron. “El profeta no debe callar”, clama ahora Norberto Rivera asumiendo el papel de profeta. Todo esto, mis valedores, encierra su muy buena moraleja, ¿pero cuál?
Detrás de sus propios fines de dominio y control de las multitudesl los curas aplican las ideas y doctrinas de quienes con ellas transformaron su tiempo y su mundo: Jesús, Isaías, Lao Tzé, Buda, Sócrates, que vivieron y murieron fieles a las ideas que predicaron, lo que les confiere permanencia y  vitalidad. ¿Los usufructuarios de tales ideas? Ellos,  a conveniencia, a manipular su “rebaño” con una doctrina que despojaron de verdad y autenticidad para dejarlas en meras fórmulas. ¿Pobreza en labios de Onésimos y Riveras? ¿Castidad en los curas Nicolás Aguilar y compinches? ¿Al César sólo lo que es del César? Por el 2001 manipulaba a su grey un Jerónimo Prigione, nuncio apostólico de El Vaticano en nuestro país:
– El pueblo de México debe perdonar al ex-presidente don Carlos Salinas. Se le guarda una profunda gratitud por todo lo que hizo de positivo para el país, que ahí queda.
Tal dijo “en medio de champaña europea y vino blanco importado, bocadillos de salmón, ostión y carnes frías. El nuncio descartó que la pobreza debilite la fe, y oró porque la recuperación económica alcance a las clases más desprotegidas”. Suertudas: oró por ellas entre eructo e indigestión.
¿Qué ocurre, entretanto, con los católicos, el 85% del país?  Católicos son, ¿pero religiosos? Católicos, sí,  ¿pero cristianos? ¿Aman al prójimo como a sí mismos, con hechos? ¿Conocen la distancia que va de la doctrina de Isaías a la que en 2001 les predicó desde el púlpito un cierto Onésimo, empresario taurino y golfista, bon vivant acusado de un desfalco de 135 millones y en sus ratos perdidos obispo de Ecatepec?
– Ni Calles, ni Cárdenas, ¡ni siquiera Díaz Ordaz! Hasta llegar a Salinas no llegó a haber una democracia real, pues había unas concesiones sencillas, pero no una real democracia. Hasta Zedillo no hubo una real democracia. Yo no creo en las democracias anteriores. No las hubo. Nos estamos haciendo guajes. ¿Candidato presidencial? Yo no tengo ninguno, porque todavía todos son pollos…
Maricones, maiceo a la SCJN por parte de “el loco del DF”: Cardenal Sandoval Iñiguez, descargado por Fox del expediente que lo acusaba de colusión con el narcotráfico. Sacerdotes del César.  (Dios.)

Señor del Gran Silencio

Nuestros logros siempre serán pequeños en contraste con nuestras ansias de plenitud y de justicia…
Echeverría, mis valedores. La ruina que resta del multi-asesino intelectual de Tlatelolco y la guerra sucia de los 70s. Personaje de extraño perfil psicológico, el de San Jerónimo anocheció mudo y discreto en su guarida de Gobernación para, ya sucesor de Díaz Hordas, amanecer gárrulo, desatado, verborreico, hiperkinético, mesías de masquiña que después de sus seis años de gloria iba a tornar a ese silencio del que nadie lo saca ni a chicotazos de ley y de reglamentos. Echeverría, el artífice de la Carta de Derechos y Deberes Económicos de los Estados que, documento oficial de la ONU (así lo soñaba él), vendría a revolucionar el planeta. LEA, indice en alto:
A problemas de siglos, o problemas creados recientemente en México por el afán de justicia de muchos grupos, encontraremos soluciones estables y verdaderas sólo por el camino del Derecho…
Hace algunos ayeres fue requerido por las autoridades que investigaban los crímenes del pasado para que contestara un centenar de preguntas. No lo hicieron hablar. Yo, entonces, le envié el siguiente mensaje que hoy, a 42 años de distancia de Tlatelolco,  he de reiterar: Señor, ruina moral de usted mismo:
¿No le arden los oídos las proclamas de deudos y víctimas del 2 de octubre? ¿Se calla hoy ante quien ayer torturaba? ¿Qué tan cierto es, señor, que el silencio en que se escuda es una artimaña, porque usted supone que al callar será imposible probar de forma contundente su responsabilidad en los crímenes que le imputan?
El Poder Ejecutivo, lejos de sentir que va de salida, considera de su deber hacer todo lo posible en todo momento, hasta el último día de su Gobierno, para continuar en una obra de justicia transformadora…
Justicia transformadora. Señor: ¿por qué ahora se niega a hablar? Allá por la década de los 70, ¿no fue su pasatiempo favorito? ¿Pues qué cambio es ese, tan radical? ¿Ya se le retiraron las ganas de lanzarse con aquellos monólogos de horas, por no decir de días?
Que por aquel entonces fue gárrulo, me consta; que lo sufrí cuando se atragantaba de cámaras y micrófonos, en vivo y a todo color, de costra a costra y de frontera a frontera, ventoseando, a lo demagógico:
Pensemos que si hacemos bien, si hacemos cada día mejor lo que sea nuestro quehacer, estaremos contribuyendo a ese bien colectivo, a que nuestra patria vaya hacia arriba y adelante, porque eso es lo que importa por sobre las circunstancias o los problemas o los sueños o las aspiraciones de cada quién…
¿Y ahora, de pronto, se acoge al dicharajo aquel de que en boca cerrada no entran víctimas? ¿Y antes?  ¡Con la participación de los sectores más amplios de nuestra sociedad, con la práctica de una nueva moral revolucionaria, moral de congruencia entre las palabras y los hechos, entre los principios y la conducta, México continuará avanzando en el futuro, hacia una democracia social en que la justicia se realice en libertad..!
Señor del Gran Silencio: Hoy mismo, su abogado defensor, resentido porque usted se niega liquidarle sus servicios profesionales, lo acusa de haberse enriquecido hasta la náusea. Usted, lo que queda de usted, sordo y mudo, que cuando poderoso, índice en alto clamaba: Cualquier mexicano preferiría morir antes que pedir perdón y, en primer lugar, el Presidente de la República…
Señor Echeverría, lo que quede de usted: ¿qué decía de la Justicia en libertad?     (Agh.)