Cuñá, cuñá!

La canción de cuna, mis valedores,  azucarada tonadilla de besos, ternura y amor, que  la madre modula a media voz en tanto se filtra, por la ventana entreabierta, la luna llena. Allá, en los bajíos de la comba tenebra, desflórase de repente aquel silencioso desparramamiento de estrellas errantes. La madre, pupilas de luz, formula un deseo por la dicha del molotito de carne que se acaba de dormir. La fabulilla:

Erase que se era, allá en tiempos y regiones de los sueños color de rosa y en el lacerado corazón del basural,  un reino feliz, con un caserío al que cariñosamente nombraban ciudad perdida. Y ocurrió que una noche, en su Disneylandia de láminas y cartón, dormitaba un querubín con el  vientre  rebosante de esos bichitos que se crían en tales reinos de encantamiento: amibas, lombrices, salmonela, estafilococos. Poéticos nombres.

He ahí al querube, que llora y se retuerse en esa artística muestra de la artesanía popular que es el huacal aguacatero, forrado con páginas de “sociales”.  En eso, que entra al castillo el rey, y que al llanto del heredero se descarga del negocio que lo trajo de esquina a esquina durante el día: una caja de chicles y tarugaditas de plástico made in Hong-Kong, para luego acercarse a la cuna de tules y gasas de color azul (cachos de periódico):  “¡Cuñá, cuñá!”

– ¿Por qué llora, mi hijo?  ¿Los cólicos, las chinches, la chinche hambre?

– ¡Cuñá, cuñá, cuñá!, el serafín redobla sus lloros.

– Duérmase, mi niño, que voy a contarle un cuento de cuna. De huacal.

Y ahí, en la noche del mundo feliz, la voz abrojuda tartajea el cuento infantil. “México es mucho más que una economía estable. Así lo ven los analistas e inversionistas de todo el mundo, declara Peña”. ¿No te alegras, mi hijo? Y otra más: “El crecimiento real del país está por arriba de la inflación, lo que nos debe llevar a la acción,  afirma Luis Videgaray, titular de Hacienda. Hijo, ¿no aplaudes?

Y el prodigio del cuento de hadas: el bibelot de viva carne comienza a acallar sus lloros, a amainar el hipo, a entrecerrar los párpados. El cuentecillo infantil: “César Camacho, titular del PRI, aseguró que con las reformas promovidas por Peña se le quita el freno al país, a fin de estar en condiciones de pisar fuerte el acelerador”.

Lástima, porque a la alcoba ha entrado la reina del castillo,  en sus manos la ropa ajena, recién lavada. “Pero viejo, qué le estás contando a mi niño. Arrúllalo  con un cuento dulce, no con ese, macabrón».

– Se durmió, ¿no?

– Pero, viejo, que un cuento de ese tamaño me lo  puede traumar. Si a mí, que soy una adulta, con sólo oírlo declamar me soltó el estómago.

– Se durmió, ¿no?

Sh…lástima; a la voz destemplada del rey la criatura entreabrió los párpados, y el chillido, el alarido del querube con todo el desconsuelo que produce el  testerazo contra la realidad: el hambre, los bichos, el cólico. ¡Cuñá, cuñá! “¿Ves, mujer, por tus escrúpulos de conciencia?”

– Pero viejo, que ese cuento es para arrullar a unas masas abúlicas,  domesticadas, no a una criatura  virgen todavía.

– Se había dormido, ¿no? Va el cuento otra vez.

– Atúrdelo, pues. Atarántalo como Peña a los adultos, y que  Dios nos  perdone.

– “La economía nacional, por buen camino”, lo afirma Peña, “Yo quiero un nuevo país, un país exitoso que reconozca el potencial y talento de cada mexicano».

Es noche cerrada en el reino mágico que nombran ciudad perdida, noche lacerada a los alaridos del querubín, y qué hacer. ¡Peña, Videgaray, más cuentos, que el angelito no cesa de llorar!

Cuñá!)

¡Empatamos!

El hincha, mis valedores. La nota del martes pasado nos llega desde Pekín: Van tres aficionados que fallecen por ver el Mundial. Los seguidores pasan varias noches sin dormir para ver en directo los partidos del torneo.

¿Cómo es el hincha? Dogmático, afirma el estudioso. Cree porque cree. Su raciocinio rudimentario escapa a la gravitación de otra fuerza que no sea su  ciega pasión por su club. El hincha padece de un sentimiento de inseguridad y una carencia de identidad que lo lleva a buscar la tranquilidad emocional otorgada por su total dependencia e identificación con un grupo determinado. Considera la no pertenencia a ese grupo como fuente de desdichas. Cuanto más cerrado es el círculo más inflexible es la repulsa a todo aquél que no pertenece al mismo.

A propósito, y como para ilustrar lo dicho, va aquí un resumen de El hincha, que tal es el título de un relato del escritor argentino Mempo Giardinelli. Hoy, todavía impresionado con la enajenación, la indefensión y la dependencia que exhiben unas masas delirantes de pasión ante un equipo tricolor con vocación y aptitudes de mediocre, de acomplejado y de perdedor que prodigiosamente ha logrado un empate ante su similar de Brasil, juzgo el relato muy a propósito, porque delinea el retrato del fanático de un equipo de futbol; no ese espontáneo que a la manipulación patriotera de la televisión experimenta un repentino y pasajero fervor por el torneo internacional, sino el hincha, infeliz que nació con vocación de Perra Brava, hombrecillo que ha dedicado toda una vida de veneración y fidelidad al equipo de cuyos triunfos y fracasos se ha convertido en  héroe por delegación.

De ese barro fue modelado El hincha, un Amaro Fuentes  al que Giardinelli moldea con admiración y yo leo con la lástima que me producen los  pobres de espíritu. Impresionado todavía por los excesos y desfiguros que el empate del TRI ha provocado en unas masas indefensas que así se dejan enajenar por el cártel de los merolicronistas, por que nos miremos en tan patético espejo y tal vez queramos, podamos reflexionar, va aquí lo esencial de El hincha, que arranca con la noticia: “El 29 de diciembre de 1968 el Club Atlético Vélez Sarsfield se clasificaba campeón nacional de fútbol. A la memoria de mi padre, que murió sin verlo campeón”. Y el inicio del cuento:

“¡Goool de Vélesársfiiil! –gritaba Fioravanti. (Aullaba el tal. Conozco su pinta de manipulador de aturdidos.)

– ¡Gol! ¡Golazo, carajo! –saltó Amaro Fuentes frente al receptor.

Avecindado en Asunción y nostálgico  de su Buenos Aires, con el paso de los años se tornó un solitario, aferrado a una sola ilusión. La vejez le cayó encima con  la debilidad de su vista, la pérdida de los dientes, la artritis. Como nunca había ahorrado dinero ni había sentido jamás sensualidad alguna que no fuera su amor por Vélez Sarsfield, su vida continuó plena de carencias. “Su cuerpo lleno de arrugas, su pasividad, su estoicismo, su mirada lánguida y esa pasión velezana que se manifestaba en el escudito siempre prendido en la solapa del saco…”

Y que el campeonato era lo único que esperaba de la vida monótona “que sólo se justificaría si Vélez salía campeón”. Y el final del relato: “¡Gool de Vélezsársfieeel!

Amaro, llorando, sintió que jamás nadie había interpretado tan maravillosamente como Fioravanti la emoción de un gol. Vélez se clasificaba, por fin, campeón nacional de fútbol. Segundos después de ese gol, cuando estaba por finalizar el partido, Amaro estaba de pie. (La suerte del infeliz,  mañana.)

¡Chicharitos!

Abandonados, desatendidos por el gobierno, los pobres han caído en manos de la televisión.

Y sonó la hora del  clásico pasecito a la red, esa locura colectiva de los héroes por delegación mañosamente inducida por todos los medios de acondicionamiento social. Aquí la trascripción de opiniones diversas, iniciada ayer aquí mismo, de estudiosos y especialistas que analizan ese fenómeno de enajenación colectiva:

El futbol es un modo de que siga existiendo la sociedad de clases y a la vez la sociedad de clases es un modo de que continúe existiendo el futbol. Hay entre ambos un acondicionamiento recíproco.

Considerar que el fanatismo del futbol se combate sólo con el incremento de bibliotecas populares, como creen ciertos ingenuos progresistas, es ignorar que la “incultura” no es sino una expresión inofensiva y superficial del terrible fenómeno de la alienación en la sociedad moderna, en la cual el futbol juega un papel central.

La pasión por el futbol es agitada en los pueblos a los que el imperialismo mantiene sumergidos en la emotividad más primitiva y elemental de los ritos que caracterizan a la etapa infantil de la humanidad.

El hincha casi siempre es un sujeto de cara encendida, mejillas como inflamadas por el sol, bocaza perrera o mastinesca, pelo crecido, ojos canallas y léxico bravoso. Carne de cañón. Cae a los estadios como la langosta, como los cascos de una tropa de caballería y lo aplasta todo. Se posesiona de las zonas populares y vocifera desde allí palabrotas que hacen rechinar sus mandíbulas; con tanto entusiasmo las vomita al espacio.

La cultura de masas en general, y el futbol en particular, tienden a destruir la ideología de la clase obrera, la conciencia de clase, ofreciendo modelos para toda la sociedad, para todas las clases sin diferenciar, que borren en un nivel imaginario el aislamiento y la desintegración de los trabajadores.

Y que más allá de lo estrictamente deportivo, este suceso tiene implicaciones económicas muy importantes por distintas vías. Los comerciantes calculan que se van a adquirir nuevas pantallas de plasma y a consumir más bebidas de toda índole y sabor. Sobre este fenómeno de masas por excelencia lo afirma  Leo Zuckermann: “La televisión ha convertido el futbol en una gran telenovela. Cada equipo es una telenovela. Es una historia interminable sin final feliz o triste. La historia de siempre continúa. Hay momentos de alegría eufórica y de angustia depresiva.

Euforia y angustia. En una de esas cayó el Tricolor, y lágrimas de glicerina, el merolicronista:

“Los dramáticos perfiles del futbol -triunfo y derrota, sudor y lágrima, plenitud  y sufrimiento- se sucedieron ayer, como el deshojar de los árboles en el pálido otoño (¡!) Crepitación de anhelos y angustias, clamores rotos por la emoción, sentimientos tan claros como el agua y tan profundos como el abismo; voces argentinas y cascadas en un mismo orfeón; el penalty, verdugo implacable; el gesto del vencedor, el visaje del derrotado; la tristeza, mohín insoslayable; el gol, ese martillo que hecho grito penetra el cielo. En los jugadores distinguí una lágrima… (¡!)

Conclusión: si las masas  son ignaras y apáticas no es por inferioridad moral o física, sino sólo por las barreras que imponen la pobreza, el analfabetismo y los prejuicios sociales, y porque las  minorías que detentan los medios los utilizan para mantener a las mayorías en un estado de ignorancia y miseria. Los del Poder están interesados en perpetuar la separación entre la cultura y las clases oprimidas. (Uf.)

La flauta mágica

El flautista de Hamelín, mis valedores. ¿Recuerdan ustedes esa leyenda? ¿La desconoce alguno? Aquí, de memoria, redacto la síntesis de una conseja que arranca en el siglo XIII europeo:

Ocurrió que el poblado alemán de Hamelín fue sacudida por una plaga de ratas, y no atinaban los lugareños en la manera de librarse de los roedores. De repente aparece un desconocido que ofreció  la solución del asqueroso problema; mediante el pago correspondiente libraría de los bichos a la ciudad. Los aldeanos se comprometieron al pago, y ahí se inició la maniobra correspondiente: el fuereño tomó su flauta y comenzó a sacarle unos sones extraños, misteriosos, a cuyo sonido todas las ratas salieron de sus escondrijos e hipnotizadas se fueron detrás del son. Ya congregada la nata de roedores en derredor del flautista, el personaje se dirigió hasta lo alto de un acantilado, y la solución: todos los roedores perecieron ahogados. El  misterioso personaje reclamó su recompensa, pero los payos se negaron a pagarle. Ofendido, el de la flauta desapareció de Hamelín.

Tiempo después, la venganza: con los lugareños orando en el templo,  el de la flauta volvió a tocar su instrumento frente a los niños que, hipnotizados, avanzan hasta el acantilado. Luto general. Llanto y rechinar de dientes.  Cumplida ya su venganza, del flautista nunca más se volvió a saber. Mis valedores:

La flauta de Hamelín representa el instrumento de  manipulación de los pobres de espíritu. De su enajenación. La alienación. “Y algo está alienado, dijo el maestro en la tertulia de  anoche,  cuando su existencia no corresponde a su esencia, cuando está fuera de sí”. Y en ese estado, fuera de sí, me ha traído Hamelín  a esos pobres de espíritu, penduleando entre el júbilo delirante porque “¡ya casi somos los campeones del mundo!”, y la sombría pesadumbre porque “nos clavaron tantos goles en tres partidos”. Y la aclaración pertinente:

No voy a tratar ante ustedes un asunto de miércoles como es el del clásico pasecito a la red.  No voy a escribir de futbol, que maldita la gracia que me hace el negocio  de la manipulación colectiva, sino de la indefensión, la vulnerabilidad y la mansedumbre que  exhiben las masas sociales de Hamelín ante el estímulo  de la flauta que en nombre del Sistema de poder, del que forman parte preponderante, les tañen los medios de acondicionamiento social. El sentimiento pseudo-patriótico y nacionalista que depositan en el equipo de jugadores mexicanos presente en el torneo futbolero de Brasil  sirve para ocultar la falta real de una auténtica unidad nacional capaz de enfrentar la opresión del Sistema y sus recurrentes crisis económicas.

Aquí  algunas opiniones de analistas que se han abocado a examinar la reacción de las masas ante el fenómeno colectivo del futbol. “Como espectáculo para las masas sólo aparece cuando una población ha sido ejercitada, regimentada y deprimida a tal punto, que necesita cuando menos una participación por delegación en las proezas donde se requiere fuerza, habilidad y destreza, a fin de que no decaiga por completo su desfalleciente sentido de la vida.

El futbol se enraiza en comunidades urbanas donde el ser humano corriente lleva una vida sedentaria y no tiene muchas oportunidades para la labor creadora. En una sociedad donde el pueblo pudiera desarrollar libremente todas sus posibilidades deportivas, ¿el futbol como espectáculo de masas seguiría ejerciendo la fascinación que opera en nuestra sociedad y la domestica para la enajenación colectiva?” (Esto sigue mañana.)

¡Nuestra pasión futbolera!

Permítanme repetirlo porque viene muy a cuento. Esa fascinación que el futbol ejerce sobre amplias masas populares constituye un vasto movimiento de diversión y de mistificación; cumple una función de compensación simbólica. Los capitalismos lo utilizan como medio de adiestramiento gregario y control psicológico de las masas a través de sus reflejos condicionados.

Los observadores: “No tenía idea de la explosión de locura que se produce si se encierra en la misma probeta una crisis económica, un desencanto por las autoridades del país, una bolsa de café y una virgen de madera dorada, y esa mezcla se deja desintegrar bajo el sol mojado de los tristes trópicos. Jamás un país me había dado la impresión de estar enajenado en bloque, pasmado entre un pasado ausente y un porvenir ilegible. Si en ese cuerpo enorme y febril se inocula pasión futbolística, la razón se tambalea. En ese organismo en estado de baja resistencia el cáncer del futbol ataca uno tras otro todos los órganos y los roe ferozmente”.

Como espectáculo para las masas el futbol sólo aparece cuando una población ha sido ejercitada, regimentada y deprimida a tal punto que necesita cuando menos una participación por delegación en las proezas donde se requiere fuerza, habilidad y destreza, a fin de que no decaiga por completo su desfalleciente sentido de la vida.

«Ganamos, anotamos un gol», y no se han movido del graderío. Es el orgullo apasionado del mediocre. El deporte por delegación es un fenómeno  de la sociedad industrial de masas, el santo y seña de la sociedad de clases. Las clases altas practican el deporte: golf, tenis, hockey, criquet, natación, equitación, polo, etc; las clases bajas están reducidas al espectáculo pasivo del futbol. La inmensa mayoría rara vez toca un balón. El aficionado es espectador pasivo que participa por delegación de los triunfos de su equipo favorito, a cuyos partidos asiste a distancia, desde una tribuna, enajenándose en el jugador profesional al que eleva a la categoría de ídolo.

El futbol es un medio de despolitización de  masas, un formidable señuelo para alejarlas de la cultura política. El menosprecio hacia el fanático se evidencia hasta en las condiciones inhumanas que se le hacen sufrir en los estadios, que son lo más parecido  al campo de concentración, donde ni siquiera falta el alambrado de púas.

La comunicación que se provoca en el futbol es del tipo de las multitudes enajenadas que se forman en ocasión de un linchamiento. No es de extrañar que suele terminar en   violencia.

De súbito, desde las galerías rompen a rodar las pasiones crispadas, los insultos y los frustrados deseos semanales. La verdadera pasión es fría y el entusiasmo, en cambio, es el arma de los impotentes. La turba sugiere de pronto la imagen de un viejo decrépito que se exaspera en sus vanos esfuerzos por poseer a una adolescente.

Los merolicronistas de medios impresos y electrónicos “tienden a acentuar el carácter estético del futbol. Hablan de estilos y técnicas, pero que no nos engañen: intentan crear una seudo-cultura basada en valores irrisorios para uso de las masas a las que no se les permite tener acceso a la cultura. Hacen un serio estudio de algo de lo que nada hay que comentar aparte de algunas elementales reglas de juego».

Pero el futbol es rey, dios, dictador, negocio, enfermedad,  enajenación, política,  manipulación. Todo, menos un deporte.

¡Y que el héroes por delegación, fanático y  pobre de espíritu, busque en el Chicharito la gloria en Brasil! (¡Mé-xi-co!)

Curas, intelectuales, Echeverría

El halconazo, mis valedores. Aquí opiniones de Echevería y sus intelectuales orgánicos, retrato hablado de quienes, ante el reguero de cadáveres del 10 de junio de 1971, se erigieron en defensores del matancero tal como lo hicieron en la masacre del 2 de octubre del 68 y más tarde en  la guerra sucia de los 70s., para rematar con  carnicerías como las de El Bosque, El Charco y Acteal. Es México.

De la masacre del 10 de junio del 71 opinaron obispos y periodistas, políticos e intelectuales, y el propio redrojo histórico todavía hoy encuevado en la impunidad, que así se expresó frente a los periodistas que le reclamaban la cosecha de cadáveres que malparió el halconazo (tenerlo presente):

– ¡Si ustedes están indignados, yo lo estoy más!  ¡Yo deploro y condeno los acontecimientos en los que varios jóvenes perdieron la vida. ¡Que los mexicanos no se dejen sorprender por movimientos opuestos entre sí, ambos evidentemente minoritarios, cuyo único objetivo es la anarquía! La institución encargada dará todos los pasos que se requieran para tocar el fondo del asunto y detener a los culpables. En cuanto la investigación haya llegado a sus conclusiones, ¡yo  tomaré las medidas oportunas lo antes posible!

Voceros del PRI: “Algunos grupos sin tesis ni bandera pretenden trastornar el orden público. ¡No lo permitiremos!”

Y Alfonso Martínez Domínguez, regente de la ciudad y responsable del grupo paramilitar entrenado y financiado por el Gral. Alfonso Corona del Rosal: “¿Halcones? ¿Cuáles halcones? ¡Los halcones no existen! ¡Esa es una simple leyenda!” (Que le costaría el puesto.)

De la renuncia opinó un Luis Velázquez, diputado y  sobrino de Fidel: “¡Debe entenderse como una nueva línea, una nueva tónica del gobierno de Dn. Luis Echeverría, dispuesto al sacrificio para disipar cualquier sombra de duda que pudiera surgir en la opinión pública! El Presidente se ganó nuestra confianza”.

José Garibi Rivera, cardenal  de Guadalajara:

– Exhorto a los jóvenes a que reclamen lo que sea justo, pero siempre por los caminos legales. Es de lamentarse que los jóvenes de quienes México espera mucho, tomen caminos equivocados. Que estos muchachos, llenos de entusiasmo, de optimismo por la vida, tomen un ideal digno de ellos.

Sobre el autor de la maniobra de excarcelar dirigentes del 68 para cooptarlos y que desde dentro desmantelasen el Comunista Mexicano y los logros del movimiento estudiantil, Heberto Castillo, apodado el “aperturo” porque exaltaba la “apertura política” del carnicero:

– ¡Compañeros: estoy a favor de las medidas tomadas por el Pres. Echeverría! Esto revela que podemos avanzar y actuar luchando por la vía legal. ¡Las brechas para el diálogo democrático están abiertas, debemos transitarlas! ¡No empujemos a LEA al lado de los sectores más reaccionarios!

Carlos Fuentes: “Después de los sucesos del año 68, Echeverría no tenía sino dos opciones: una era reprimir, otra era democratizar. Creo que evidentemente no ha tomado el camino de la represión, sino el de la democratización en bien del país. Afortunadamente, creo que los hechos de hoy nos dan una enorme esperanza de que el camino de la democratización ha triunfado.  ¡Echeverría o el fascismo!”

Que la memoria histórica no se nos pierda. Siempre tener presente el trabajo sucio  con que al toma y daca la sotana y el intelectual orgánico “justifican” la regazón de cadáveres  con que de forma recurrente el Sistema de poder  clavetea el territorio patrio.  Mis valedores: todo esto es México. (Nuestro país.)

Ayer y hoy, el Sistema

El halconazo  y la memoria histórica, mis valedores. Aquí las opiniones de Echevería y sus intelectuales orgánicos, retrato hablado de quienes, ante el reguero de cadáveres del 10 de junio del 71, se erigieron en defensores del matancero tal como lo hicieron en la masacre del 2 de octubre del 68 y más tarde en  la guerra sucia de los 70s., para rematar con  carnicerías como las de El Bosque, El Charco y Acteal. Es México.

Aquí las opiniones de obispos y periodistas, políticos e intelectuales y del propio Echeverría,  ese redrojo histórico todavía hoy encuevado en la impunidad que así se manifestó frente a los periodistas que le reclamaban la regazón de cadáveres que malparió el halconazo:

– ¡Si ustedes están indignados, yo lo estoy más!  ¡Yo deploro y condeno los acontecimientos en los que varios jóvenes perdieron la vida. ¡Que los mexicanos no se dejen sorprender por movimientos opuestos entre sí, ambos evidentemente minoritarios, cuyo único objetivo es la anarquía! La institución encargada dará todos los pasos que se requieran para tocar el fondo del asunto y detener a los culpables. En cuanto la investigación haya llegado a sus conclusiones, ¡yo  tomaré las medidas oportunas lo antes posible!

Voceros del PRI: “Algunos grupos sin tesis ni bandera pretenden trastornar el orden público. ¡No lo permitiremos!”

Y Alfonso Martínez Domínguez, regente de la ciudad y responsable del grupo paramilitar entrenado y financiado por el Gral. Alfonso Corona del Rosal: “¿Halcones? ¿Cuáles halcones? ¡Los halcones no existen! ¡Esa es una simple leyenda!” (Que le costaría el puesto.)

De la renuncia opinó un Luis Velázquez, diputado y  sobrino de Fidel: “¡Debe entenderse como una nueva línea, una nueva tónica del gobierno del Pres. Echeverría, dispuesto al sacrificio para disipar cualquier sombra de duda que pudiera surgir en la opinión pública! El Presidente se ganó nuestra confianza”.

José Garibi Rivera, cardenal  de Guadalajara:

– Exhorto a los jóvenes a que reclamen lo que sea justo, pero siempre por los caminos legales. Es de lamentarse que los jóvenes de quienes México espera mucho, tomen caminos equivocados. Que estos muchachos, llenos de entusiasmo, de optimismo por la vida, tomen un ideal digno de ellos.

Sobre el autor de la maniobra de excarcelar dirigentes del 68 para cooptarlos y que desde dentro desmantelaran el Comunista Mexicano y los logros del movimiento estudiantil, Heberto Castillo, apodado el “aperturo” porque exaltaba la “apertura política” del carnicero:

– ¡Compañeros: estoy a favor de las medidas tomadas por el Pres. Echeverría! Esto revela que podemos avanzar y actuar luchando por la vía legal. ¡Las brechas para el diálogo democrático están abiertas, debemos transitarlas! ¡No empujemos a LEA al lado de los sectores más reaccionarios!

Carlos Fuentes: “Después de los sucesos del año 68, Echeverría no tenía sino dos opciones: una era reprimir, otra era democratizar. Creo que evidentemente no ha tomado el camino de la represión, sino el de la democratización en bien del país. Afortunadamente, creo que los hechos de hoy nos dan una enorme esperanza de que el camino de la democratización ha triunfado.  ¡Echeverría o el fascismo!”

Para que no se pierda la memoria histórica. Para que calibremos la clase de apoyo que el intelectual orgánico es capaz de ofrecer a un Sistema de poder cuya represión impune es capaz de tan delirante regazón de cadáveres, un simple  daño colateral.  Es el territorio de los halconazos de ayer y hoy. Ah, México. (Qué país.)

Paleros

Vi a los intelectuales orgánicos mientras vivieron, siempre arrimados a la prodigalidad del Poder. Observo a los que aún viven, empachados con los dineros de nuestros impuestos, que maman de esa nodriza inagotable que habita en Los Pinos. Uno de los tales, sólo que este de ficción, es el que retrata Ibarguengoitia en La Ley de Herodes, “izquierdista” que medra de las prebendas que le otorga el Sistema. La síntesis:

Sarita me ilustró.  Antes de conocerla el porvenir de la Humanidad me tenía sin cuidado. Ella me mostró el camino del espíritu, me hizo entender que todos los hombres somos iguales, que el único ideal digno es la lucha de clases y la victoria del proletariado; me hizo leer a Marx y Engels, ¿y todo para qué?

Muy marxistas él y Sarita, pero como buenos pragmático-utilitaristas, ambos solicitaron una beca para estudiar en los EU. Y a someterse a los requisitos, que cubrieron sin dificultad hasta llegar al examen médico. Al día siguiente tendrían que presentarse con sus muestras del uno y del dos.

“¡Qué humillación! ¡Esa noche busqué dos frasquitos para guardar aquello! ¡Y la noche en vela esperando el momento oportuno! ¡Y cuando llegó y estuvo guardada la primer muestra volví a la cama y muy de mañana me levanté para recoger la segunda. Guardé los frascos en bolsas de papel para evitar que se adivinara su contenido”.

En el lugar de la cita tuvo que esperar a Sarita, que había tenido  dificultades en las muestras. Luego llegaron, rostro desencajado y su envoltorio contra el pecho, pisoteada su humana dignidad, y algo peor: delante de la pareja la recepcionista tomó los plásticos, sacó los frascos y dejando al descubierto su contenido les pegó una etiqueta.

Nueva etapa en la humillación de los novios marxistas: un doctor de la fundación que otorgaría la beca hace pasar al consultorio al joven intelectual, y venga el humillante interrogatorio sobre dolencias y contagios como paratifoidea y gonorrea; y al cubículo: “Desvístase”.

“Yo obedecí, aunque mi corazón me avisaba que algo terrible iba a suceder”. El médico procedió a revisarle el cráneo, introducirle un foco por las orejas y un reflector frente a los ojos. Le oyó el corazón. “Luego  tomó las partes más nobles de mi cuerpo y a jalones las extendió como un pergamino, y las examinaba”.

Siguió, implacable, la revisión de un sudoroso marxista. “Tomando algodón, el doctor empezó a envolverse con él dos dedos. ¡Hínquese sobre la mesa!” A gatas.

Tomó un objeto de hule, introdujo en él los dos dedos envueltos en algodón: “Había llegado el momento de tomar una decisión: o perder la beca, o perder aquello. Trepé a la mesa, me hinqué, apoyé los codos sobre la mesa, cerré los ojos y apreté las mandíbulas. El doctor comprobó que yo no tenía úlceras en el recto”. “Vístase”.

En el pasillo encontró a Sarita, pálida. Ya en la calle mirábanse de reojo. Y un remate fatal: entre amigos de la pareja trascendió el secreto de que el marxista se había culimpinado ante el imperialismo yanqui, y se burlaban: Como el de Los Pinos ante los consorcios gasolineros y todo lo que le ordena la Casa Blanca.

Al terminar la lectura me quedé pensando: ¿Y qué, sólo el suspirante de la academia gringa se culimpina? ¿Y los intelectuales orgánicos, que al tanto más cuanto se la viven “criticando” al Poder? ¿Y esas caricaturas de gringos,  mirasoles que viven imitando formas y modos del vecino imperial? Todos esos, a aprontarlo y ponerse flojitos para que no se los estropeen demasiado, ¡y vengan beca y soborno! (Atroz.)

A la hora señalada

Que la memoria histórica no se nos muera. Rivera de San Cosme, 10 de junio de 1971. Un halcón en su libro Jueves de Corpus sangriento:

“¡Y llegó la hora cero! Cuando faltaban siete minutos para las cinco de la tarde arrancó la descubierta de la manifestación. Se empezó a escuchar el grito de guerra: ¡México, libertad! ¡México, libertad!

Los nuestros ripostaron: ¡Viva Nuevo León! ¡Viva el che Guevara! ¡Libertad para los presos políticos!”

Textual: “Soy estudiante del Poli. Lo que viví aquel Jueves de Corpus: a las 15:45 el camión en que viajábamos un compañero y yo entró a la calle de Cedro de inmediato advertimos que había mucha vigilancia policíaca.. Caminamos rumbo a la Av. Instituto Técnico y observamos que estaba llena de camiones de bomberos, carros de agentes y policías de tránsito. Nos internamos en Instituto Técnico y seguimos caminando rumbo a la México-Tacuba, en la que divisamos transportes de granaderos y 5 tanques, y en las contraesquinas del cine Cosmos grupos numerosos de jóvenes provocadores y armados con palos. Unos militares daban las órdenes y controlaban a todos los elementos policíacos y a los grupos de choque”.

La crónica del halcón: “Salíamos de nuestra trinchera. Porque ya  listos para la acción. Yo había recorrido lo que sería el campo de batalla, y me había cerciorado de que no había gente sospechosa en los largos pasillos donde metí  los halcones armados con metralletas y pistolas: esas vecindades cercanas son de lo más estratégicas por angostas y semioscuras. Me agradaron unas rejitas que están frente a la casa 268 de Alzate, desde las cuales se puede disparar como si fueran trincheras. La orden que nos dio El Fish”:

– ¡Pártanles todita la madre! Ah, pero a los periodistas patadas, golpes y romperles las cámaras. A ellos ni un balazo, ni una cuchillada.

El estudiante, actor y testigo y víctima de los hechos:

“Al llegar a la México-Tacuba se escuchó un disparo de lanzagranadas, e inmediatamente aparecieron, de atrás de los granaderos, unos mil halcones divididos en seis grupos, que portaban garrotes de bambú de dos metros, macanas y varillas forradas. Sus cargas eran respaldadas por descargas de gases lacrimógenos”. Uno de los halcones que rociaron de víctimas la Rivera de San Cosme: “A mí me sudaban las manos. Tenía seca la boca. Venían como diez mil estudiantes y gente del pueblo. Nada mansos se notaban. Algunos traían metralletas, palos, cuchillos, unos bultos. ¿Granadas de mano? Di el grito: ¡Halcones, halcones!”

El testimonio de un estudiante: “Oímos los gritos del grupo armado con palos. Iba por el cine Cosmos. Luego se oyeron los primeros disparos. De pronto parecía que los disparos provenían de todas partes».

El halcón: “Los estudiantes destruyen una panel de la policía; otros toman un camión con el que tratan de embestirnos a los halcones. Los repelemos. Nos lanzamos al ataque con todo. De atrás escuché el tableteo que hizo caer a medio metro de mí a un halcón herido con cuatro balas en la espalda y nuca. Ahogándose en su sangre que vomitaba con fuerza, pues estaba herido en los dos pulmones, me rogó:

– ¡Ayúdame… no me dejes… ayúdame, hermanito!”

La visión, la versión del estudiante: “Los halcones ahora volvían al ataque armados con metralletas y fusiles automáticos comenzaron a aparecer más halcones en las azoteas, disparando a diestra y siniestra”.

Como remate de la jornada: “Los halcones asaltan a balazos el Rubén Leñero y se llevan a varios heridos». (Mañana.)

Santa simplicidad

El laberinto de Creta, ¿lo conocen ustedes? Se trata de un pasaje mitológico de la antigua Grecia y una enseñanza que nos puede resultar valiosa como sepamos interpretar sus símbolos.

Conocen ustedes tal episodio, si no por su nombre sí por sus efectos en la vida pública de la comunidad. Aquí la síntesis del suceso del laberinto.

Minos, el rey de la Isla, recibe de Poseidón un magnífico toro blanco para que le sea sacrificado. “Pero qué desperdicio”, calcula Minos mirando tan soberbio animal. “Será el mejor semental para mi vacada”, y sacrifica  otro de su rebaño.  Pero, mis valedores, su acción cayó en la conducta de la “hybris”, desmesura, que los dioses castigan con todo rigor, y el castigo que recibió su codicia y desobediencia no pudo ser más despiadado.

Y fue que Poseidón (Neptuno), inspiró en Pasifae, la esposa del infractor, una torva pasión por la bestia,  y acalambrada de pasión, la reina mandó a Dédalo, el ingenioso: “Haz  posible que disfrute del animal”.

Y qué hacer. Dédalo forja una vaca hueca, dentro de la cual Pasifae logró recibir al toro. ¿Lo sabía Minos, no lo sabía? El mito pasa esto sin ruido, de puntillas. En fin, que  de tanto repetir el acto zoofílico Pasifae fue fecundada y parió una monstruosa criatura dotada de una soberbia testa cornuda, con cuerpo de humano de los hombros hacia abajo. El Minotauro, sí, que se alimentaba de carne humana. Atroz. (Bueno, sí, ¿pero todo eso en que pudiese afectarnos?)

Y ahora cómo mantener encerrados el secreto y la monstruosa criatura. Dédalo, una vez más. “Construye una cárcel”,  le ordena Minos.

Y así nació el laberinto, de fácil entrada pero del que nunca las víctimas podían hallar la salida, y cuyo destino final era el vientre del monstruo, cautivo en él. Parte de la dotación de carne eran doncellas y jóvenes griegos que de tanto en tanto tenía que enviarle Egeo el rey.  Pero esta ya es otra historia.

Pero en medio de su tribulación los pueblos siempre cuentan con ese individuo que ante la necesidad se alza a la altura del héroe. Tal fue Teseo, el hazañoso predestinado que se incluye voluntariamente entre las víctimas, enfrenta al engendro, lo vence, lo mata y sale del laberinto.

¿Salió? ¿Cómo, si era empresa imposible, o casi? Y tan fácil resulta cuando se conoce la solución: un ovillo que  Ariadna, enamorada de Teseo, le proporciona  para que al penetrar en los recovecos lo vaya desenrollando, de modo tal que al dar cuenta del monstruo pueda regresar y encontrarse con la doncella para que juntos… Pero esa es también otra historia. Mis valedores:

De las interpretaciones que para casos diversos encubre el mito hoy me propongo aplicar el símbolo del monstruo y el laberinto a esa política de corto plazo que a tantos trae con el seso sorbido. ¿Pues qué? ¿Seguiremos atenidos a una política cortoplacista que depende no de nosotros, sino del Minotauro? Conflictivo es por su culpa  el nivel de vida de todos nosotros, y es sólo nuestra la solución, que radica en el ejercicio de pensar, estudiar la historia, observar y analizar la realidad objetiva y autocriticarnos para que seamos nosotros, no esa política de corto plazo que forma parte esencial del Minotauro, quienes trencemos el  hilo de Ariadna que nos libre del Minotauro y nos muestre la salida del laberinto. Pero nosotros (ciegos, tercos) a persistir en el recurso  irracional de “¡exigirle!” al Minotauro, una y otra vez, a lo demencial,  que por amor a nosotros nos muestre la salida y él se quede sin comer. Santa simplicidad. (Regreso.)

Libertad de expresión, ese mito

Un pueblo desinformado y ya resignado bajo un poder omnímodo como el de los medios de acondicionamiento social puede caer en la servidumbre y la degradación política y moral hasta el grado de convertirse en un animal doméstico.

El día de la libertad de expresión y de prensa, por ahí va el título de esa fecha destinada a festejar la cooptación de algunos periodistas por las autoridades en turno. El festejo de marras (no estoy cierto si vive o muere a estas horas) fue instituido el 6 de junio de 1951 por los colaboracionistas del Poder. De lo que sí estoy seguro, de resultar cierto el documento sobre la docena de periodistas a los que el gobierno soborna con el dinero de nuestros impuestos, es que el sobrcito de los viejos tiempos ha sido sustituido por un soborno descomunal, que en el periodista que encabeza la lista llega casi a los 900 mil mensuales. Cooptación vil, porque  el sueldo es cubierto por la empresa para la que el cooptado labora. Aquí, sobre el periodismo, mi oficio, opiniones de Camilo Taufic y varios más:

¿Libertad de expresión? Los medios son industria y comercio tan costosos que su creación exige recursos económicos fuera del alcance  del periodista. No hay uno, ni un grupo de ellos, donde sean los dueños de una industria impresa o electrónica, y de existir, su sobrevivencia dependería del Sistema. El periodista no es más que un asalariado al servicio de los dueños de la estación de radio o de TV y sus intereses comerciales.

¿Libertad de expresión? Los medios no juegan otro papel que el que le asignen sus dueños. Podrán ser instrumentos de cultura o también de incultura; de dominio o de liberación; elementos para unir a un pueblo o para desorganizarlo; para elevarlo o para hundirlo. Es la propiedad sobre el medio de comunicación la que determina al servicio de quienes éste se coloca, a favor de qué causa, de qué valores, de qué clase social.

¿Libertad de expresión? ¿Cómo, dónde, si los grandes capitales detectan el monopolio de radio, televisión y todo el poder de la información para con ello poseer todos los poderes? Y no existe la información por la información. Se informa para manipular en determinado sentido a las masas sociales. Es decir: se informa para dirigir. En ese sentido, el mimetismo de periodismo y política llega a ser total. Las ganancias de la televisión provienen de las ventas de espacio para la publicidad a las otras empresas, principalmente al gobierno. Ellos le darán o negarán subvención mediante publicidad y otras concesiones, en la medida que defiendan los intereses de los anunciantes. Sin más.

Al seleccionar las noticias que apoyan su propia política y omitir otras, los  medios producen en la mente de las masas una impresión totalmente alejada de la verdad, que se realiza dentro de la exactitud más minuciosa para reproducir los hechos. El dueño del medio, por interés económico, privilegiar el de los patrocinadores  y someter a las masas,  las atiborra de nota roja y escándalos,  telenovelas y morbo, sexo y todo eso que las alimenta del ombligo para abajo. Y sí, por supuesto: que no falte el clásico pasecito a la red.  ¡Brasil!

¿Libertad de expresión? Mientras el monopolio de los medios de acondicionamiento social dependa del dinero del gobierno y las empresas, la libertad de información será un mito y la democracia una de tantas mentiras convencionales de nuestra civilización mistificada, donde las palabras desmientes sus significados y las ideas los hechos.

¿Libertad de expresión y de prensa? (Bah.)

¿Libertad de expresión?

El día de la libertad de expresión y de prensa, una celebración hoy totalmente obsoleta, apestosa a formol y a cadaverina. En el matutino:

La monotonía de la adulación y el invariable optimismo de los diarios serviles acabaron por hacer que sus opiniones sean rechazadas, sus palabras desconocidas, sus mismas informaciones tenidas por falsas o adulteradas. Está unánimemente condenado por su opinión, que al condenarlo condena naturalmente al gobierno que la inspira. En vez de amigos, el periódico de esta categoría sólo concita malas voluntades al Poder Público. Sólo en defensa de las leyes y al amparo de ellas un periódico se hará respetable y hará, por lo tanto, sus opiniones dignas de respeto.

Hermosos conceptos, y tan actuales; pues sí, pero lástima: se publicaron en el Excélsior  de 1917, un matutino que  noventa años más tarde publicó la expresión de uno de sus articulistas que se encenagó con  el elogio a  “la sonrisa de Calderón”.

Así hasta hoy día, con el cacareado Día de la Libertad de Expresión y de Prensa, o algo por ese estilo. ¿Aún no se habrá suprimido semejante exhibición de servilismo, sometimiento y cortesanía que algunos profesionales del periodismo le rinden al que a su hora y en mala hora y con métodos reprobables logró encaramarse a Los Pinos?

Semejante festejo, que ya apesta a organismo en descomposición, fue parido un día 7 de junio de 1951 por iniciativa de un falso coronel y siniestro hampón de la picaresca de la política y el periodismo, un cierto José García Valseca,  que al arrimo del presidente en turno construyó el emporio periodístico de los Soles y el trafique  anual de medallas y pergaminos con qué premiar a los periodistas tan voraces del chayo cuanto dóciles a Los Pinos.  Semejante cooptación de conciencias se ha sublimado, de ser cierta la lista que acabo de recibir, porque ahora, además del sueldo que perciben en la fuente de radio y TV que los emplea, el gobierno les alquila la conciencia pagando el alquiler  con nuestros impuestos. ¿Alguno de ustedes conoce la lista de marras? Abyección pura, lo único puro que tienen tales traficantes de la propia conciencia.

De los viejos tiempos me producen dentera los melcochosos conceptos de un periodista Manuel Lebrija, que así quemaba copal ante el entonces presidente Miguel Alemán:

– Al cumplir fielmente con los mandamientos de la ley, usted, señor presidente, ¡ha sabido convertirse en un centinela que mantiene viva la tea luminosa de la libre expresión del pensamiento que arde sobre todos los caminos de la república!

Nada menos. Y un Jorge Calvimontes, colega del anterior:

El periodista es el cerebro, brazo y acción de la sociedad. Es el espejo de nuestro caos y de nuestra imposible ubicación sobre la certidumbre.

La opinión de Roberto Zamarripa, periodista:

-Los medios de comunicación están atravesados por la corrupción. Es un problema general que va de los chayos entregados a los reporteros, hasta las componendas entre los empresarios de la prensa y el poder político.

El periodismo. En 1999 Mario R. Méndez en la revista Por Esto: Una madrugada me llaman y me dicen: ¿Cuánto te tocó? / ¿Me tocó de qué?  / No había reconocido la voz. / No te hagas, que también tú recibiste tierras en Cancún. / Me empezó a sonar familiar la voz. / ¿Quién habla? Era El Mulixto, o sea Luis Donaldo Colosio, y me entera que Carlitos M. Navarrete recibió 300 hectáreas para guardar silencio absoluto sobre las actividades del narcotráfico en Quintana Roo”.

El  periodismo, mi oficio. (Dios.)

Infernal

El Cristo del Buen Amor, mis valedores. Lo visito en su casa cuando calculo que más solo está, cuando más se agradece la compañía del amigo. La mía es una visita desinteresada, no la del que  se presenta de pedigueño, con el problema atravesado y a golpes de pecho tratando de merecer el consabido milagro. Yo no.

Yo, si visito al Cristo, es sólo para  platicar de esto y de aquello, de minucias a ras de suelo, de esas que ocurren a diario al hombre común, como lo somos el de la cruz y su amigo. Cristo del Buen Amor.

Y cuánto silencio en su casa, qué serena quietud. El zurear de alguna paloma, el tenue aroma de resina quemada, y la paz. Y qué comunicativa resulta una soledad contenida por mucho tiempo. El anfitrión y su visitante de amigo a amigo el tiempo se pasan abriendo de par en par la espita de las confidencias: tristuras, dolencias, recuerdos, alguna repentina alegría. Ahí, en la penumbra del recinto y a medias de la tarde cenicienta del viernes que para mí fue de viernes santo, dos soledades se trenzaron en diálogo de peritos en soledad y abandono. Lo oí suspirar.

Fue una corazonada el motivo que me llevó visitarlo. Un impulso indefinido, una vaga necesidad me llevaron hasta el templo del Buen Amor,   y fue entonces cuando sentí que el crucificado padecía de un sufrimiento inusual. En su  rostro le advertí aquel rictus de dolorimiento, de mortificación. Qué le ocurre, me atreví a preguntarle. Con los puros ojos. Y así se inició el hilillo de las confidencias.

Qué diferencia con la visita de anteriores días. Contento me recibía y contento desataba conmigo el hilo de las confidencias, todo ello con los puros ojos, porque cuando dos se quieren bien a miradas se vacían el corazón.  Pero esta tarde me lo vine a topar silencioso, retraído, como si un nuevo dolorimiento, más allá de la cruz y sus alcayatas, me lo estuviese mortificando. Volvió a suspirar, y fue entonces cuando  algo espinoso en el ánimo le noté en esta ocasión. Como si una soterrada dolencia le oscureciese los rasgos del rostro. Lo interrogué de mirada a mirada; de mirada a mirada me contestó, y  fuimos entonces dos ánimos contristados, y qué hacer, si no se puede dar lo que no se tiene, y yo consuelo ninguno  experimentaba. Por la nariz me pasé aquel cacho de papel. Tal vez algún milagrito, me atreví a sugerirle y lo vi sonreír ante lo desatinado de mi proposición. Ahora el del suspiro fui yo…

Que me agradecía la visita y la buena intención, me lo dijo con sus pupilas. Yo, estreñido el gañote por la mortificación, me refugié en el silencio, y él:  “Lo estoy escuchando. Con su modo de mirar me lo dice”. Y es que mi amigo me conoce mejor que yo mismo. Me lee el cogollo del corazón. Nada necesito revelarle con palabras. Cristo Jesús…

A casa me llevé la mansedumbre de su rostro anubarrado por el agobio y me fui en derechura a dormir, pero el sueño andavete. La tristura me apachurró los costillares y me espantó el sueño, porque habiendo dejado a mi amigo con su pena completa, completa la traje conmigo,  misterios que son de la amistad y el amor.

Y aquí estoy, despierto a deshoras, dolido ante el padecimiento del Crucificado hoy que su altar es un nuevo Calvario, ¿y saben ustedes por qué? Porque teniendo a su diestra la imagen de María su madre, sotanas desaprensivas la desalojaron de su sitial para arrumbarla en la sacristía porque en ese nicho van a trepar, sayón dispuesto a clavar su lanzón en el derecho costado del Cristo, ¡una estatua de Juan Pablo II!

Polaco nuevo, dónde te pondré. (¡Dios!)

Tea incendiaria

Hoy Francisco viajó por el Oriente y dejó y trajo la paz. Ayer Ratzinger cubrió la misma ruta, y tras de sí dejó una polvareda de  ira, estupor y crispación porque se atrevió a befar a los islámicos con corrosivos  vocablo como estos:

         Mahoma impuso su religión a filo de espada, y trajo con ella lo malo y lo inhumano.

Horrorosa acusación que me recuerda el episodio que Santo Tomás Moro relata en su Utopía, sobre cierto bocón:

“No contento con anteponer nuestra religión a las demás,  se alargó a condenarlas todas sin distinción, graduándolas a grandes gritos de profanas y calificando a sus secuaces de gente impía, sacrílega y merecedora del fuego eterno”.

Y al destierro el deslenguado por alborotador e indigno de pertenecer a la comunidad..

.        A diferencia de Ratzinger, los conceptos de Emilio G. Aguilar, islamólogo y sacerdote católico:

–  Me duele que hablen mal y con falsedad del cristianismo, pero cuando nos referimos a otras religiones, sobre todo al Islam, por qué olvidar el hermoso consejo evangélico: Trata a los demás, mira a los demás, encaríñate con los demás, como quieras que los demás te traten, te juzguen, se encariñen contigo.

Y el periodista judío:

Todos tenemos la suficiente religión para odiamos, pero no la necesaria para amarnos los unos a los otros.

La aparición del Islam (autor anónimo)  fue una llamada a la reforma que la Iglesia, saturada de éxitos desde Constantino el Grande, no supo captar.

Y el sacerdote católico: “Yo no quiero hacer aquí una apología del Islam ni tampoco denigrar al cristianismo. El punto germinal, raíz y razón del Islam, está en esta experiencia de Dios de ese hombre nacido en La Meca en el 570, y sobre el que todos eran unánimes al afirmar que era un hombre piadoso, honesto y caritativo, a cuyo buen juicio recurría frecuentemente la comunidad. Se le conocía por el sobrenombre de el piadoso, el equitativo, el amigo del necesitado y defensor del oprimido. ¡El hombre de acuerdo con Dios!

El profeta y el Islam nos recuerdan dos cosas: Allí donde nuestra postura no es coherente con lo que proyectamos sobre Dios, no es coherente con Dios, no puede venir de Dios. El es amor y el amor no distingue y lo que no se parece en nada al Dios amor y al Dios que ama a todos los pueblos y a todos los seres humanos no viene de Dios, ¡y nunca se mata más impunemente que cuando se mata en nombre de Dios!

Pero el fundamentalismo que atribuimos al Islam es una palabra que no conocen ni el árabe ni los musulmanes. Se la hemos aplicado hasta el punto de que cuando se habla de fundamentalismo todo el mundo piensa en el Islam. Estos días se ha podido ver el fundamentalismo judío: 250.000 personas que gritan por las calles de Jerusalén que quieren volver a la Biblia. ¡Y nunca se puede ser fundamentalista en nombre de Dios!

Todo el Islam es un rendirse sin condiciones a Dios; rendición agradecida puesto que todo vino de Dios, rendición que es la esencia y  la consecuencia del pacto que, según el Islam, hizo Dios con la creatura antes de que existiese.

Conceptos de Ibn Arabi, siglo XIII, puro cristianismo y humanismo puro: Hubo un tiempo en que yo rechazaba a mi prójimo si su religión no era como la mía. Ahora, mi corazón se ha tomado el receptáculo de todas las formas religiosas; es claustro de monjes cristianos, templo de ídolos y Kaabah de peregrinos, tablas de la ley y pliegos del Corán, porque profeso la religión del amor y voy a donde quiera que vaya su cabalgadura, pues el amor es mi credo y mi fe.

Dios, Alá. (Vale.)

La católica, ¿única religión?

Un agradecimiento a Jordania porque acoge generosamente a una gran cantidad de refugiados palestinos, iraquíes y en espacial de Siria.

Y que el Pontífice sabe que no es un viaje  fácil el suyo;  que cada palabra y cada gesto serán analizados al milímetro. Francisco alabó “la serena convivencia entre los fieles de diversas religiones”. Mis valedores: ¿alguna semejanza del presente viaje con la desastrosa visita de Ratzinger por tierras de Oriente?

El desastre ocurrió por septiembre del 2006. Yo, a la vista de las frases ofensivas de Ratzinger contra el IslamismoMahoma, su fundador, preguntaba:

¿De qué se trata esta vez, cuál es el propósito? ¿Incendiar, arrasar, provocar nuevos derramamientos de sangre inocente? ¿Que el medio mundo de Occidente incendie el medio mundo oriental? ¿Y después?  Como si no bastara la vesania de los perros de guerra del Pentágono y la Casa Blanca, ahora irrumpe de incendiario y cómplice de los genocidas ese personaje brotado de las juventudes hitlerianas y aliado incondicional del Imperio, el inquisidor investido de sumo pontífice. Porque este Ratzinger, a lo alevoso, acaba de provocar al mundo islámico con la requisitoria que contra algún teólogo musulmán arrojó en 1391 cierto emperador bizantino:

Muéstrame lo que Mahoma ha traído de nuevo, y solo hallaras lo malo e inhumano: expandir con la espada la fe que él predicaba.

Con Ratzinger ardió Roma, o casi, porque se tuvo que reforzar las medidas de seguridad en torno al católico provocador. Lo estipuló el corresponsal judío de la segunda guerra mundial:

Todos tenemos la suficiente religión para odiarnos, pero no la necesaria para amarnos los unos a los otros.

Y el sacerdote y misionero católico Emilio G. Aguilar, arabista e islamólogo, en documento que aún no acierto a entender cómo llegó a mi mesa de trabajo: “La dificultad de Occidente para entender el Islam viene del hecho de negarle a Mahoma esta experiencia, motor de toda su vida y de su obra; negamos su encargo profético, y entonces tenemos que buscar otros motivos que serán generalmente negativos: ambición de poder, liderazgo político, obra del diablo o de un esquizofrénico perdido. De ahí el desprecio y las calumnias que hemos amontonado. Y también indicar el camino que tenemos que desandar, el que señalaba el cardenal Tarancón en el segundo Congreso Islamo-cristiano de Córdoba: ¿Cómo se puede apreciar al Islam y a los musulmanes sin apreciar a su profeta y  los valores que han promovido la vida de éstos?”

La voz del prelado católico: Del Islam se ha hablado mucho y mal. Vamos a comenzar nosotros a hablar un poco y bien. La experiencia de Dios hace que tengamos un alma ecuménica, un alma hospitalaria con todas las creencias. Cuando ponemos vallas, límites y fronteras, desde luego no estamos haciendo lo que Dios quiere; es el signo más seguro de que no hemos hecho la verdadera experiencia de Dios”. Y que a Mahoma le siguió un puñado de fieles, y que este movimiento de hombres puesto en marcha por su predicación, que recuerda la sumisión total a Dios y la solidaridad y justicia con los más pobres, se presenta ante la sociedad clasista y materialista de Arabia y  La Meca como revolucionario.

Yo no quiero hacer aquí una apología el Islam, dice el susodicho sacerdote católico, ni tampoco denigrar el cristianismo. Creo que estamos poniendo las cosas en su sitio, y al hablar bien del Islam no hago más que cumplir lo que dice el Evangelio: Tratad a los demás como queréis que os traten a vosotros. (Esto sigue mañana.)

Lobo del hombre

¿Quién es la víctima? ¿Quién es el verdugo? La víctima somos todos nosotros, y todos nosotros el verdugo de todos. Todos somos el linchado y el que blandió el garrote y encendió la hornaza. Somos el protagonista de eso horroroso que ocurrió  ayer en Tláhuac, en Otumba, en Tlalpan, y hoy mismo en San Andrés Tlamac (Reforma),  donde dos policías fueron linchados junto a tres de ellos malheridos después de que un civil fue muerto a balazos.

Verdugos y víctimas son las masas, y todo en el mundo gira alrededor de las masas: los sistemas fascistas, los gobiernos autocráticos, los partidos políticos, los organismos sociales y los credos religiosos. Todos ellos gravitan en derredor de esas masas que para el socialismo utópico sólo sirven para gobernar y sólo para ser gobernados según el imperativo del capitalismo real. Los sistemas de poder, por asunto de ventaja personal y de grupo, han terminado por convertir el elogio de esos rebaños en una profesión en verdad lucrativa. Pero unos y otros sistemas de dominación se viven ensalzando al rebaño de perplejos, como lo llama Noam Chomnsy. Frente a la masa qué distinto el individuo de ideales…

Único, irrepetible e impredecible es el individuo. Rebelde a la mediocridad, rehúsa la vocación de esclavo. Carácter, inteligencia, personalidad, el individuo de ideales es capaz de pensar, de crear estrategias, de avanzar solo, a acierto y error, por caminos que abre  al andar, como dice Machado.

Pero también suele ocurrir, dicen Freud y algunos más,  que en ocasiones ese mismo individuo, por el peso de la soledad del que avanza sin más compañía que la de la propia libertad, llega a rendirse y se integra a la masa de entes todos iguales entre sí, y entonces desciende varios peldaños en la escala de la civilización,  su alma individual se diluye en el alma colectiva y sus pensamientos y acciones, al ser de la masa, son ahora impulsivos, tornadizos, viscerales, irreflexivos. Su actividad intelectual se ha erosionado en la misma medida en que se acrecentó su integración a la masa irreflexiva. El individuo se tornó bárbaro y es arrastrado por los movimientos espontáneos y la violencia, la ferocidad, el entusiasmo y el heroísmo de los seres primitivos. Lo heterogéneo del individuo se ha convertido en lo homogéneo de la masa, tan bien trovada por los demagogos…

Ya en su nueva condición como uno más de la masa, el individuo sacrifica fácilmente su interés personal al interés colectivo. Ha perdido su personalidad consciente y sólo obedece a las sugestiones del patriarca al que la masa buscó para acatar (a lo visceral, a lo irracional) su liderazgo. Porque el individuo ataca al líder; la masa lo acata. En él mira a su santón, su mesías, su iluminado; todo ello porque el rebaño es simplista y procede de acuerdo a la psicología del niño, y como él vive dando preferencia a lo fantástico sobre lo real y quiere ser sometido; necesita ser dominado, subyugado, tener y mantener a su  amo. Ahí el éxito del caudillo, de  los fascismos, de los falsos profetas. (Freud.)

¿Qué fue, entonces, del varón de ideales? Ocurrió que el Doctor Jekyll se transformó en Mr. Hyde, y ya convertido en masa se dispone a golpear raterillos, a desgarrar sospechosos de ser sospechosos, a descuartizar infelices que asaltaron a los pasajeros de un microbús. ¡A hacernos justicia por propia mano!, cuando mal  conocen la justicia. ¡Fuenteovejuna, señor! Cuando no se la ha leído. ¡Mátenlos!  En Tláhuac, en Tlalpan, en Otumba, en San Andrés Tlalamac, en…

¡Quémenlos vivos! (México.)

Del México bronco

Huautla, Oaxaca. Un muerto y siete lesionados es el saldo del enfrentamiento ocurrido entre simpatizantes del PRI y de la coalición integrada por PRD y PAN. Piedras, machetes, armas de fuego. Ojos, oídos y labios reventados. “Hoy perdimos, pero mañana los vamos a acabar”.

Bocas acezantes, ojillos que rebrillan de crueldad, garrotes en alto, trancas estrellándose en las carnes maceradas; acción recurrente en tantos poblados. Es México.

Miro en la foto un edificio en desgracia: puertas desencajadas, macetones quebrados, vidrios hechos pedazos y por el suelo semejante regazón de piedras, ladrillos, garrotes, cuajarones de sangre oreada. Miro tres fotos más, que certifican la violencia del choque entre granaderos y esas oleadas de gorrudos que arruinaron el inmueble municipal. El de la 22 en la diestra va caminando  y se mira dispuesto a todo. Pueblerino que ha sido pacífico desde el estallido de 1910, yo intento calcular cuánto habrán tenido que irlo exasperando desde el matancero del 2 de octubre del 68 hasta el día de hoy, para que un día, por fin, haya estallado en Tejupilco, en Ameyalco. Cuántos sexenios de corrupción, cuántas medidas gubernamentales adversas al paisanaje, qué de promesas siempre incumplidas, qué chorros de demagogia, qué de agravios no habrá tenido que cargar el paisano sobre los lomos para que, de repente, se haya decidido a afianzar esa 22 de cañón recortado y ande a estas horas con la sana intención de no dejar gobernante títere con cabeza.

Por lo pronto, lástima, ya sembró en el camino a ese de uniforme, polainas, casco y garrote de granadero. El de las fuerzas represivas ahí quedó, boca abajo, en un charco de sangre. Y qué coincidencia: el victimado pudiera haber sido, él también (morenillo, lampiño, jetón, quizá un diente de oro) pariente cercano del victimario. Miro la foto. Entereza sombría, sobrecogedora, la del nativo de Tejupilco, del de Ameyalco, del atenquense. Pienso…

¿Durante cuánto tiempo podrán todavía los del gobierno mantener a raya la iracundia del de las fotos? Y curioso, que solo y por la calle y el morral al hombro tan manso se el paisano. Pero no, que cuando ya le colmaron la medida, cuidado y entender que ahí, focos rojos en el mapa nacional, hacen guiños ominosos unas masas sociales que se van hartando de que les tomen la medida y les falten al respeto. Cuidado. Las armas nos dañan a todos y no son la vía para el cambio de nos urge y tendremos que llevar a cabo nosotros.   Mis valedores:

Miro las fotos del granadero muerto en Tejupilco y del herido en Ameyalco. Me quieren doler. Pero observa a aquel de las botas cuarteleras cuando descarga el brutal toletazo en los lomos de la mujer del rebozo. Ella, tan joven, tan delicada. Y entonces, pues…

La salud de los cinco policías lesionados en el enfrentamiento ocurrido en San Bartolo Ameyalco es estable, pero de pronóstico reservado, informó Jesús Rodríguez Almeida, Sec. de Seguridad Pública local.

En cuanto a la posibilidad de que los policías vayan armados a las manifestaciones, Rodríguez Almeida respondió: “Vamos a esperar el análisis que anunció el jefe de Gobierno respecto de los protocolos”.

El jueves pasado, en San Bartolo Ameyalco, más de 100 policías resultaron lesionados luego que diversos piperos y un grupo de lugareños se opusieron a la instalación de una tubería de agua potable.

 Tejupilco y Huautla anteayer,  San Salvador Atenco más tarde, y hoy mismo San Bartolo Ameyalco, fresca todavía su sangre derramada. Mis valedores: La pradera está seca. (¡Cuidado!)

Despiertan al México bronco

Esta vez San Bartolo Ameyalco, delegación Alvaro Obregón de esta ciudad, es el escenario del enfrentamiento que el a media semana se suscitó entre vecinos armados y policías sin más protección que sus escudos de tarea. Agua, rumores, sospechas, negocio de los piperos, en fin. La reyerta arrojó cientos de civiles y policías lesionados, algunos de ellos de gravedad. Que de aquí en adelante los granaderos se presenten armados ante incidentes como el de San Bartolo Ameyalco propone el jefe de la policía capitalina,  Jesús Rodríguez, ante la Comisión de Derechos Humanos del DF.

Yo, frente la noticia, recordé los casos de Huautla, Oaxaca, y Tejupilco y San Salvador Atenco,  del Estado de México al cuidado de Peña.

¡Que se cuiden las espaldas esos perros, porque mañana, y hoy mismo, el muerto será uno de su lado. El pueblo de San Salvador Atenco tiene licencia para machetear a cualquier militar, policía o granadero!

Terrible la violencia verbal de América Valle, hija de Ignacio del Valle, líder del Frente de Pueblos en la Defensa de la Tierra, con sentencia de más de un siglo de prisión y ya liberado del penal de alta seguridad de El Altiplano. Mis valedores:

Estoy observando las fotos, y el espeluzno: Rostros hinchados, cráneos descalabrados, bocas y manos que chorrean sangre. Miro este cuerpo tronchado, y este otro que con rodillas y codos se clava en el pavimento, y uno al que cuatro de uniforme derriban a garrotazos, y uno más al que llevan a rastras, y me pongo a pensar: cuánto hace que las primeras planas no se ensangrentaban hasta tal grado. Sangre de civil, y ahora pronto sangre de policía desarmado, resquebrajado en San Bartolo Ameyalco el día de hoy, como ayer ocurrió en Atenco y en Huautla y en Tejupilco anteayer. Es México.

Tejupilco. Dos policías y un civil muertos y más de 60 lesionados fue el saldo del enfrentamiento suscitado entre miembros de seguridad pública del Estado y dirigentes militantes perredistas, quienes protestaban contra el fraude electoral y mantenían un plantón desde hace 30 días frente al palacio municipal…

Lo dicho, mis valedores: Huautla, Tejupilco, Atenco, Ameyalco. Miro la foto de ese nativo con fondo de humo y llamas, destrucción y sangre derramada. Lo observo. Yo  a este ya lo conozco, lo reconozco. Si no es mi paisano pudiera serlo. Entre más miro la foto  más me convenzo de que el cristiano pudo nacer en mi tierra, y aun ser de mi misma camada: la vestimenta de mis paisanos, el mismo gorro de palma, los huaraches, la chamarra y al hombro el morral. Como ranchero que acabara de bajar desde La Villita hasta mi Jalpa Mineral. Manso de corazón. Pacífico.

Miro la foto: éste se  llama Juan, Pedro, o Ramiro, y se apellida Llamas o Muñoz. (¿Mojarro?)  Lo conozco, lo calculo hombre de bien. En sus terregales siembra maíz, frijol, calabazas. Los domingos baja a la misa de doce, y ya con la bendición encima se desbalaga por el Barrio Alto: sal, azúcar, cigarritos, baterías para el radio. Más tarde el trago para entonar el cuerpo, y arrendar para el rancho, ya al pardear, a aquello de entre dos luces. Y la paz…

Pero no, que ese de la foto en el morral no carga cigarros ni envoltorios de azúcar y sal, sino piedras. En la diestra no afianza el de transistores, sino una calibre 22 negra, cañón recortado, con el tambor empanzado de plomos, y ahí rugientes las bocas, los ojos rebrillosos de crueldad, garrotes y trancas en alto. (Esto sigue mañana.)

Nueva oportunidad para la paz

El Salvador. Que durante el conflicto armado de 1980-1992, acusa Baltasar Garzón, mujeres, niños y ancianos fueron eliminados en despliegues operativos que exterminaban masivamente a la población. ¿La justicia?

“Una de las matanzas fue ejecutada bajo el mando del coronel Sigfrido Ochoa Pérez. hoy diputado en la Asamblea Legislativa. Ni una persona ha sido responsabilizada por estos crímenes de lesa humanidad”.

¿Y entonces la firma de la paz? ¿Y El Salvador,  ya pacífico después de esa ceremonia oficial? Recuerdo aquello ocurrido el 16 de enero de l992 en el Castillo de Chapultepec. Como final del protocolo que marcaba la paz entre la guerrilla y el gobierno de El Salvador Shafick Handal, vocero del Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional, depositó su AK-47 en manos del mediador, presidente   Salinas, y al recordar los años de la guerrilla, Handal rubricó la ceremonia con una expresión vulgar, escatológica y humanísima:

– Hijueputa! Esta mierda se acabó…¡y nosotros seguimos vivos!

¿Pero El Salvador hoy día? ¿La paz en aquel país?  Pero bandazos que da la historia: sería el presidente  Mauricio Funes, ex-guerrillero del FMLN, el que en la ceremonia conmemorativa de los acuerdos de paz que marcaron el término a 12 años de conflicto bélico que arrojó  un saldo de 75 mil cadáveres y 12 mil desaparecidos, se refirió a las aberrantes violaciones de los derechos humanos y a los abusos perpetrados en nombre del Estado salvadoreño:

 “Pido perdón a las madres, padres, hijos, hijas, hermanos, hermanas que no saben hasta el día de hoy el paradero de sus seres queridos. Pido perdón al pueblo salvadoreño, que fue víctima de la violencia atroz e inaceptable”. Bandazos que da la historia.

Ese es El Salvador, mis valedores, país de luces y sombras, donde el poeta guerrillero Roque Dalton fue asesinado por la propia guerrilla, mientras que una bala asesina abatía en plena celebración del oficio litúrgico a monseñor Oscar Arnulfo Romero, arzobispo de San Salvador, para que su asesino intelectual, un Roberto D’Abuisson ultraderechista fanático, fuese muerto poco tiempo después por la gracia de un cáncer fulminante, que de paso iba a llevarse a uno de los secuaces de la ultraderecha, José Napoleón Duarte,  presidente de El Salvador. El Napoleón del trópico.

Fue entre diciembre de 1980 y mayo de 1982, con este Napoleón como jefe de la junta de gobierno, cuando  se registró una de las épocas  más sangrientas y enconadas del conflicto armado que tuvo su desenlace años más tarde en el Castillo de Chapultepec.  Este mismo represor inició diálogos con la guerrilla en los años 80, mientras que al mismo tiempo viajaba a Washington, donde se originó el incidente que ha quedado para la historia de la abyección pública: rodeado de diplomáticos y funcionarios gringos, de repente Napoleón  cayó de rodillas ante la bandera de Norteamérica y a ojos cerrados se puso a besarla. Al ponerse de pie ya había conseguido la ayuda militar del gobierno para combatir a la guerrilla. Yo, suspicaz: sus métodos y experiencias en relación a la ayuda militar de Estados Unidos pudiesen servirnos para sopesar acuerdos, alcances y consecuencias de concesiones como el “Plan México”, enmascarado en su disfraz de “Iniciativa Mérida”.

Hoy, los retos del nuevo presidente, Salvador Sánchez Cerén, que en  semanas  iniciará su gestión, van a ser, como en México cada fin de sexenio,  “los problemas de siempre”. En fin.

Luces y sombras, tan pequeño y tan grande. (El Salvador.)

 

 

Reforma energética

Los mexicanos deben esperar al menos otros 19 gasolinazos.  P. J. Coldwell, Sec. de Energía.

Estremecido te invoco, payaso del arrabal; te honro en esta hora aciaga; en los días del desánimo yo te saludo, juglar de la boca-calle. Mis valedores:

Fue ayer tarde, a esa hora mortecina en que las farolas acosan la tarde y la fuerzan a huir. En la banca del parquecillo mi amigo y  yo rumiábamos asuntos del sentimiento, de los amores idos, del tiempo que pasa para nunca más, de las cosas que en el camino se quedan, de que nosotros, los de entonces… Y aquel suspirar…

Más allá, la vida que pasa a frenazos, acelerones, altisonancias. De coche a coche el rumoroso panal de los buscavidas: chicles, flores y esas fregaderitas de plástico con las que medio México sobrevive vendiéndolas a la otra mitad. Y entonces ah,  pobre payaso: malabareaba sus pelotas (de goma); y de mano en mano se le cuatrapeaban, y allá va la pelota verde, y acá le rebrinca la roja, y allá le rebota la azul, y tiene que alagartarse bajo la panza del Neón en procura de la amarilla, que hasta allá fue a dar. Pobrín.

–  Tú y yo aquí tristeando, cuando ese pobre payaso…

Mi amigo se le quedó viendo. “A ese yo lo conozco. Claro, sí, el Boquerones. Vamos a verlo de cerca”.

Joven de cuerpo, moreno, pintarrajeado el semblante, en la testa greñuda una peluca ya medio calva. Mi amigo se le acercó: “¿No es usted tragafuegos?”

– El mejor del rumbo. ¿Por qué la pregunta?

– Veo que cambió de giro y anda haciéndole a la payasada…

– Es que el hambre es carbona, y a puras pelotas hay que aplacarla.

Y que si podría hacer para nosotros la suerte del lanzallamas, y que los ando haciendo sobre pedido, y que cotícense y me llegan al precio.

Cerrado el trato entró en una caseta de velador, abrió un par de candados y sacó, como manejando nitroglicerina, una latita de gasolina. “Sésguense, que ái les voy”.

Trozó el aire la primera columna de fuego, con la lata alcoholera sujeta entre dos brazos. Y allá va la segunda, y la tercera, y ya. “Servidos, mis estimados”.

¿Ya? ¿Fue todo? Pagamos, y el traga-fuego a seguir haciendo el ridículo con sus pelotas (de goma), que a lo chambón pasaba de mano en mano.  La tristeza, en vez de írsenos,  se nos enconó.

–  ¿Por qué el Boquerones mudaría de profesión?

– Por qué ha de ser, por el costo de la gasolina. ¿Te fijaste en las llamas que lanzaba en su acto espectacular?

– El chispoteo, dirás. Más antes unas columnas de fuego que encendían la vía pública. Horrísono el zumbar de unas llamas de infierno de Dante. Ah, aquel órgano de fuego como de mancebo dotado. ¿Y el de hace rato? Un organillo de viejo, moco de guajolote. Unas llamas fueron como el sol de invierno y las amantes frígidas: calientan, pero no satisfacen.

– Pues sí, pero el Boquerones qué culpa tiene. Harto hace él. ¿No ves que para cubrir los costos de la gasolina en el tiempo de Peña la campechanea con agua al 85 por ciento? Por eso fue que de fuego salía nomás el chisguete y un rociadón de agua, baba y gargajos que hasta me alcanzaron a salpicar. El rugido del fuego, ¿no lo notaste? Con la garganta, estilo ventrílocuo: ¡fuzzz, fuzzz..!

Y que ya nomás se echó tres, cuando antes unas columnas de fuego para iluminar el mundo. “Porque en México todo se va degradando. Al igual que en los chorros de lumbre del Boquerones, todo en nosotros ya más que el fuego es la pura saliva”.

Callamos. Nos fuimos yendo por la penumbra de un ensayo de noche todavía sin amacizar. Más melancólicos que antes. (Ah…)