Table dance

Antes de continuar con el tema de las tanquetas con que se intenta prolongar el modelo neoliberal por mano de «un chaparrito, peloncito, de lentes», va aquí la fabulilla donde aparecen algunas de sus víctimas:

Fue a la hora de entre dos luces, ya casi al oscurecer. Por esa zona roja de la ciudad que nombran Zona Rosa caminaba yo rumbo al estacionamiento donde había dejado mi BMW (el volks. cremita, más bien), cuando me topé con el trío de vendedores que, sentados a dos posas a la orilla de la banqueta, hacían corte de caja. Para bajar la hinchazón los tenían desabrochados. Los tenis. A lo disimulado me detuve a escuchar, y oí al de la guayabera:

– Vamos a ver. yo vendí caja y media de chicles. Eso quiere decir que ya descontando la mochada de los blue demon y uno que masqué hace rato pa engañar con buches de saliva la canija hambre, me vienen quedando unas ganancias líquidas, tan líquidas como la saliva, de vamos a ver. Dos por diez…

– Según mis cuentas (el de la cotorina color mostaza), yo vendí caja y cuarto de camotes de la mera tierra del gober precioso, y me eché a la bolsa estas monedas. No me puedo quejar.

– Uh, pos con qué poco te conformas, vale

» – No me puedo quejar porque ya sé a qué le tiro. La otra vez que andaba yo vendiendo allá por Atenco me puse a quejarme de que «chinche gobierno el de Fox», y que segunda esposa y hijastros hinchándose de dólares, y total, que ¿no te recuerdas que dos semanas falté a la chamba? No, cuál Cancún, Urgencias del hospital de Xoco. Gracias a Diosito que a la hora de los mameyes me le pude escapar vivo al sargento verriondo, dientes de oro.

– Pues a mí sí me fue mal, de plano. Este mal fario, esta salación…

– Pues es que también usté tiene la culpa No me lo tome a mal, ¿verdá? pero lo de usté sí que son tiznaderas, de plano. Cómo se le fue a ocurrir ponerse a vender libros en México. Droga al menudeo, en cambio…

En eso, de súbito: «?rale, ¿ya vieron? Allá, miren, donde dice Entrada de artistas» (Yo, al instintivo, torcí el pescuezo y friégale, qué espectáculo. Allá, taconeando y contoneándose, venía una estampa de hembra que resultó ser, según el de la cotorina, una de las bailarinas del ballet hawaiano.)

– ¡?rale, y acá esta otra, que viene meneándolas como cualquiera de las mises concursantes cuando ya les anda por ir al dos, o sea al de las estrellas. Al Gran Canal, pues. ¿Ya vistes a aquella de la mini-mini negra, Jitanrrón?

– Y cómo no la voy a ver, si no estoy sordo. Bárbara, bárbara, qué bárbara, ¿cuántas arrobas de silicones le calculan en cada una, tú?

Y una más, de peluca tordilla, que al puro pasón (por la acera) me dejó ir aquella mirada ardiente, que me la sollamó. la sangre. El de la chamarra de Los Dodgers: «El Maripepa, qué salerosón». (Yo, cerrando los ojos lo dejé pasar.) Y fue entonces: una hembra de soberbia estampa, dura de carnes, delgadita de cintura y abultadita del pecho: «¿Se fijaron? ¡Y sin sostén!»

La vi. Tan cerca de mis ojos, tan lejos de mi vida. Las goza quien las merece, que yo, con verlas, descanso. «¡Y sin sostén,clávense!» Y el vendedor de libros: «Sin sostén. Como mi señora esposa».

Silencio. Luego, el de la guayabera: «Oiga, señor, no es por nada, ¿verdá? Me la va a perdonar, pero en materia de la ñora pues como que hay que tener ora si que delicadeza, ¿no?»

– Me cái que éste tiene razón. Cómo de que la ñora sin sostén. Nomás falta que ya a lo desvergonzado nos vaya a salir con que tampoco chonchines.

– ¡Momento, momento, no irme a malinterpretar! Quise decir: yo, aquí donde me ven, no soy vendedor ambulante de oficio. Yo todavía hace cinco años era un honesto ciudadano de clase media y tenía mi negocio, que me daba para un honesto pasar. Pero el sexenio de Fox me quebró mi empresa comercial, y yo tuve que variar de giro y volverme vendedor: de mi casa, del vocho, de las joyitas, de todo. Desde entonces vivimos yo, mi señora y los chamacos, arrimados con un pariente lejano. Nos corre todos los días.

Silencio, motores, un claxon. «Cada anochecer llego a casa y entrego a mi única el producto de la venta de libros en un país que lee medio libro al año, el país de José Luis Borgues, la gran rabina Tagore, La Oreja y Laura en América. Dígame ahora, ¿qué clase de sostén soy para mi María? ¿No anda la pobre sin sostén, sin apoyo, sin valimiento de su pobre marido en el sexenio de un Fox que, para prolongar la plaga del neoliberalismo y librarse y librar a toda su parentela del penal de La Palma, amenaza con embombillarnos al chaparrito, peloncito, de lentes? En tan macabro panorama yo, vendedor de libros en México, ¿soy sostén para mi amantísima y los chilpayates..?

Los observé. Vi que uno tragó saliva. El otro nomás agachó la cabeza. (Fox.)

Multiorgásmicas

(A mi Dn Leonardo Martínez) ¿Dónde estarán a estas horas? ¿Qué tierras anden pisando? Todavía hace unos años me devanaba los esos. Los sesos, quise decir. ¿Cuántas son y en dónde andan las susodichas, que así de un día para otro les perdí el rastro? Sólo en fotos las pude mirar, y eso muy de tarde en tarde, pero qué soberbia estampa la de todas ellas. Entonces me preguntaba por dónde andarían, quién o quienes las tenían discretamente apartadas del mundo, en dónde las escondían y de qué. Buscaba alguna respuesta, pero nada De ellas, ni el rastro. Ellas, andavete…

Y la de preguntas que me provocaban: ¿esas extranjeras arribaron al país todavía virgencitas, o ya su currículo conocía trato con individuos, con grupos, con turbas, vaya uno a saber. Y aquella incertidumbre…

¿Su llegada a nuestro país? Al igual que el tata Cárdenas propició la entrada de León Trotsky, los Niños de Morelia y los muchos trasterrados de España que tanto nos dieron a valer en todos los campos de la vida pública así el arribo de esas extranjeras fue auspiciada por Carlos Salinas (¿lo recuerdan ustedes? ¿Lo habrán podido olvidar?) Ellas se aquerenciaron en nuestro país por obra y desgracia del vende-patrias de vocación entreguista y rematador del patrimonio nacional, que es decir el de todos nosotros. Las introdujo al país ese Salinas perito en asesinatos políticos y complots contra aspirantes presidenciales que no compartan su vocación pro-yanqui. Fue ese truhán quien las trajo a alternar con el paisanaje, aunque sólo en muy contadas ocasiones. Quizá alguno las haya visto en el cinescopio desplazándose a lo despacioso, a lo fachendoso y retador, con la cadencia de modelos de modas en la pasarela Y alguno me la pudo interpelar:

– Bueno, sí, ¿pero dónde están a estas horas..?

A saber, le hubiese contestado por aquel entonces, porque de recién llegadas les perdí el rastro y hasta años más tarde las pude ubicar, por un corto tiempo, en las playas arenosas de Cancún, donde vacacionaba una convención de ricachones, de aquí y de allá, en cuyo obsequio salieron ellas a prestar sus servicios. Yo, una vez más, las avisté sólo en las fotos del matutino, que las captó en plena playa y ante la expectación general. Su vera efigie cubrió los diarios, aunque no estoy seguro si fue en la primera plana o en la sección cultural. Ha de haber sido en «Sociales».

Recuerdo que recorté la estampa de alguna, la coloqué sobre mi mesa de trabajo, y aquella discreta excitación: alta como todas ellas, maciza de formas, extranjera como las demás. Yo la miraba en la foto, la examinaba la quise reconocer. ¿Será, o no será..?
Y sí: enredada con alguno de uniforme, quién lo creyera Coronel, general o algo por el estilo. Ahí entre la multitud, la advertí entera, plena de vida y como buscando con quién desfogarse, motivosa que no fuera Porque ella sabe tirarse a fondo, nomás con que alguno me la haga reaccionar a todo lo que dan temperamento y capacidades. Entonces sí, esos orgasmos (multiorgásmica cada orgasmo de larga duración.) Ahí andaba, alharaquienta, dándose a notar, siempre robando cámara Ella y las de su carnada dónde estarán, me llegué a preguntar después de que más allá de las playas de Cancún volví a perderles el rastro.

Y aquí el contrasentido: rabiosamente antidemocrática como son todas ellas, que siempre se avienen a los intereses de los del gran capital, aparecen siempre ahí donde hay muchos de ellos, sí, pero también donde se congregan los pobres, y es regla que no ha de fallar. ¿Cómo localizarlas, pregunta algún verriondo de sangre caliente? Calma, que no es preciso rastrearlas: son ellas las que se encargan de localizar a aquéllos a quienes han de prestar sus servicios. Fácil. ¿Y saben por qué..?

Porque es la noticia mis valedores: he vuelto a toparme con ellas. Ya su padrote dejó de ser Carlos Salinas. Hoy son regenteadas directamente por Vicente Fox. Ahora de repente, una de estas mañanas vuelvo a mirarlas robando cámara en los matutinos (y supongo que también en el cinescopio, pero ése y yo, ni vernos). ¿Alguno de ustedes se interesa en las tales? Vayan, conózcalas, pero de lejecitos, que en su territorio son peligrosas. Sí, es muy fácil llegar hasta ellas, que a estas horas están de guardia resguardando el jacalón de San Lázaro. Sí, las tanquetas que compró para todos nosotros el de Gortari. ¿Su historia lo que tuvimos que pagar por ellas (en moneda nacional mexicana o sea en dólares), su capacidad y radio de acción para agredir descontentos e imponer «chaparritos, peloncitos, de lentes»? (Eso, mañana)

Temor y temblor…

Muchos somos los mexicanos que tememos se consuma la imposición y sea ese «chaparrito, peloncito, de lentes», al que nos impongan allá en Los Pinos, que habrá de significar el continuismo del modelo neoliberal que desde hace cuatro sexenios viene azotando al fregadaje. Lo afirman los estudiosos:

El neoliberal es pragmático-utilitarista. Individualista a ultranza, abandona la preocupación por el tomento del bienestar general (…) El bienestar del grupo es la suma del bienestar individual de cada uno de los miembros del grupo. Esto deja de lado la cuestión de la forma en la que está distribuido el bienestar entre los individuos, si de manera igualitaria o desigual.

Y pensar que millones de asalariados votaron el 2 de julio por más de lo mismo. Trágico, sí, ¿pero en qué se funda este temor de otros tantos millones? Se funda en el peligro inminente del continuismo de ese modelo político, financiero, económico y social que instrumentó el capital-imperialismo a partir de que surgió, victorioso y hegemónico, de la Segunda Guerra Mundial. Este modelo neoliberal, como la propia globalización que lo hace posible, fue implementado por el sistema capitalista en 1944 en Breton Woods. con la presencia de 44 jefes de estado y de gobierno. Ahí, el Poder de los EEUU implantó para el resto del mundo el denominado Nuevo Orden Mundial, con la globalización y el neoliberalismo como sus consecuencias inmediatas. Ese es el peligro, ni más ni menos, que amenaza a nuestro país.

La mano invisible del mercado libre conduce hacia la injusticia y favorece el oligopolio de riqueza y capitales, dificultando así la igualdad de oportunidades…

Por cuanto a México, mis valedores: lo afirma en el matutino la investigadora de la UAM-Azcapotzalco Rosa Albino Garavito:

Frente a los retos de la globalización, en México se han combinado todas las formas posibles de explotación de la fuerza de trabajo.Los obreros viven en el peor de tos mundos posibles. De 1977 a la fecha, el salario mínimo real ha acumulado un deterioro del 75 por ciento. Otro 75 por ciento percibe un ingreso por debajo del salario constitucional. El número de los desocupados se incrementó en el presente sexenio hasta en un 155 por ciento…

Y que, por lo mismo, y a decir de un Dr. Yvon Le Bot, «México ha sido altamente agredido por el neoliberalismo, pero ahora se está levantando». Bueno, sí, ¿pero qué es el neoliberalismo? Lo padecemos, sí, pero sus víctimas, en esencia muy poco saben de él. Aquí, en la voz de los estudiosos, un esbozo de retrato hablado del tal. Para empezar, los muy sugeren-tes conceptos que expresó Woodrow Wilson allá cuando presidente de los Estados Unidos, en la segunda década del siglo pasado:

El productor necesita tener el mundo como mercado. Por lo tanto, es necesario que la fuerza del estado derribe las puertas de aquellas naciones que se cierran, para asegurar que no se desaproveche ningún rincón del mundo…

Esto significaba que un estado cualquiera que, como vía de protección de su producto nacional, cerrara sus fronteras al capital y mercancías norteamericanas, estaría haciendo, por ello, una política inamistosa hacia Estados Unidos y, por lo tanto, se exponía al peligro de ser sancionado por la nación «agraviada». De ahí en adelante todo iba a ser abatir fronteras y derribar soberanías nacionales para imponer un «mercado abierto» que remataría en el modelo neoliberal decretado por un Nuevo Orden Mundial que se renueva según las circunstancias. Y así hasta hoy…

Hasta hoy, cuando las potencias industriales ricas abogan por una mezcla de liberalismo y protección diseñada en función de tos intereses de las fuerzas nacionales dominantes, las grandes empresas transnacionales que deben regir la economía mundial. Las consecuencias serían reducir a los gobiernos del Tercer Mundo a una función policial para controlar a sus clases trabajadoras y a la población superflua, mientras las transnacionales obtienen libre acceso a sus recursos, monopolizan la nueva tecnología y la inversión y la producción mundiales (…) El resultado puede calificarse de ‘libre comercio» o de «democracia» por razones doctrinales, pero se le ha descrito con más exactitud como un sistema de «mercado corporativo».

¿Cuándo comienza a incubarse este modelo neoliberal, habida cuenta que el primer neoliberal fue el inglés John Stuart Mili, que vivió en el XIX? Fue en la época de la pre-guerra cuando, a criterio de las élites norteamericanas, el imperativo de la «política de puertas abiertas» jugaba un papel decisivo para Estados Unidos, puesto que sólo la apertura de todos tos mercados podía garantizar la prosperidad de la economía norteamericana y evitar así el peligro de la repetición de la crisis económica mundial de la década de los 30s. (Sigo mañana)

¡Cuauhtémoc, quién lo dijera!

Del pensamiento mágico me habló anteayer el maestro, y de ejemplo citó la peregrinación del santito como recurso contra la sequía, dogma que se prolonga en la marcha-plantón para «obligar» al Poder a doblarse a nuestras justas exigencias. Me mostró, por contras, las estrategias que aplica la CIA, de EU, en situaciones como la del proceso electoral que hoy vivimos. Me dijo:

– Sus hechos demuestran que el PRD no es un partido de izquierda, sino pragmático-utilitarista: la firma de sus legisladores en unos Acuerdos de San Andrés Larráinzar mutilados, la tan nociva para nosotros ley Televisa, y ya antes ese mensaje que intentaron enviar a la Casa Blanca, para no enemistarse con Washington, los Cárdenas, Pablo Gómez, Chucho Ortega, Amalia García, etc.: declarar oficialmente al PRD como partido de centro-izquierda

Por otra parte, las masas ven en el personaje lo que el personaje no es; toman a López Obrador como un político de izquierda ¿Cuánto hace que el propio López Obrador se calificó a sí mismo como de centro-izquierda? Y bien sabe usted que en el espectro político no existe el centro, que tal denominación corresponde al lado izquierdo de la ultra-derecha, y no mas.

Para estos líderes opositores a nuestro enemigo histórico, la ultraderecha, la palabra «inteligencia» como estrategia de lucha no existe, cuando para Washington es prioridad a favor de sus aliados históricos, de Salinas a Calderón. Al no contar con esas formas de lucha, los opositores cometen errores estrepitosos, por ejemplo: López Obrador da por hecho que al convocar a cientos de miles de adictos y seguidores (carisma, poder de convocatoria), cuenta con una fuerza que existe sólo en el pensamiento mágico. ¿Tiene razón en su denuncia del fraude en las urnas? ¡Pues claro que tiene razón! ¿Es justa su demanda de recuento de votos en las casillas impugnadas? ¡Justa es, por supuesto! ¿Tiene la fuerza como para revertir tan injusta situación, en la que peligran todo el país y todo fregadaje? ¡Por supuesto que no tiene una fuerza que sólo obtendría con organización; con verdaderas redes ciudadanas y comités de base verdaderos! Entonces sí, con una comunidad organizada. ¿Pero masas, muchedumbres, multitudes..?

¿El conocimiento científico, mientras tanto, ese que se encueva en los cubículos de la UNAM? Mire aquí las armas con que enfrenta a nuestro enemigo histórico. (El maestro me aprontó un pie de foto en el matutino del viernes pasado. Leí:) «Víctor Hugo Rascón, Javier Patino, Francisco de Paula, Ifigenia Martínez y Jesús González Schmal, después de entregar a la Suprema Corte de Justicia de la Nación una solicitud, firmada por casi 17 mil ciudadanos, con el propósito de que el máximo tribunal del país investigue la presunta violación al voto en la elección presidencial del pasado 2 de julio»

¡Firmas estampadas en un papel! ¿En dónde está la fuerza real de ese papel? ¿Fuerza moral, tal vez? ¿Contra el Poder? ¿Advierte en esta maniobra el tamaño de nuestra «cultura de la derrota»? ¿Advierte que por carencia de una estrategia adecuada para enfrentar a los asesores de Washington y sus aliados cimarrones nos convertimos, por ignorancia, en colaboracionistas del enemigo? Porque a la hora de la acción contra el Sistema (la verdadera acción), ¿qué peso específico puede representar un pliego con cientos de miles, con millones de firmas, frente a una Suprema Corte que es parte integral del Poder? Y lo trágico: por este lado, carente del conocimiento científico y, por lo mismo, de consistencia, el movimiento espontáneo; por este otro, un conocimiento científico aislado en un cubículo de la UNAM, y por lo mismo, inútil. El pie de foto, ¿qué nos demuestra? Que los estrategas del enemigo histórico han logrado hacemos pensar con su cerebro, y que su ideología actúa con dos criterios fundamentales: el que usa para sí, y el que usa para los aturdidos, a quienes nos hace pensar según su criterio y de acuerdo a sus propios intereses. Lo dicho, señor valedor: nosotros, por pura ignorancia, colaboramos con nuestro enemigo histórico. Traduzcamos, frente al movimiento de masas que encabeza López Obrador, las estrategias del manual secreto de contra-insurgencia de la CIA en su renglón de Propaganda;

a).- Se planifica y emplea la propaganda en la campaña para obtener de inmediato las siguientes metas: 1.- Dividir, desorganizar e inducir a la defección de miembros de las fuerzas irregulares (el vocero presidencial insiste en afirmar que mantiene pláticas con líderes del PRD. ¿Advierte la intención de tal maniobra? Que unos a otros se miren, a lo sospechoso: «¿cuáles de estos estarán traicionando el movimiento?») 2.- Reducir o eliminar el apoyo de la población civil, a la que se atraerá con promesa de auxilios económicos. (Entre paréntesis: que se procurará la división y rivalidad de dirigentes e inocular entre ellos -¡Cuauhtémoc, quién lo dijera!- el «peligro de traición». (La CIA sigue después.)

Presionar apoyando

Mas fácil resulta desintegrar un átomo que un dogma

Tal afirmaba Einstein, y algún otro investigador: los dogmas son como clavos, porque entre más los golpeamos, más adentro se encajan.

Y el dogma al que se refiere el maestro se encaja cada día más. Mis valedores: la tarde de ayer estuve con el dicho maestro, quien me habló de la ciencia política, esta vez aplicada a los polvos y lodos que ha levantado el proceso electoral. De sus conceptos reproduzco algunos, pero antes…

¿Estoy de acuerdo con ellos? ¿Me son difíciles de aceptar? ¿No parece que, de manera implícita, el maestro sugiere a los millones que han delegado en López Obrador abandonar hasta ese amago de esperanza inútil? Porque de mí, aquí lo dejo bien claro: mejor preferiría mirar al Dr. Simi en Los Pinos, y hasta un Madrazo aceptara antes que ver cómo mi país sigue siendo enajenado a pedazos y el paisanaje tasajeado a mandarriazos neoliberales, esta vez por mano de un chaparrito, peloncito, de lentes. Difíciles de aceptar los conceptos del maestro, pero los apuntala con documentos secretos de la CIA, norteamericana (que transcribo al final), donde se revela la estrategia que aplica en casos como el de nuestro proceso electoral. Y ante las pruebas, pues… Aquí, los conceptos del
maestro, con su aclaración pertinente:

– Un principio revolucionario consiste en la maniobra de presionar apoyando. Ese es mi propósito al juzgar a los protagonistas del momento político que vivimos hoy. Presionar apoyando, tómelo en cuenta. Y ahora la interpretación de lo que ocurre en este final del proceso electorero, que no electoral, de acuerdo con las estrategias de los protagonistas:

Un dogma sobrevive desde tiempos añejos, y se refiere a la medida que aplican algunas comunidades para contrarrestar la sequía que flagela sus tierras de labranza: sacar en peregrinación al santito. Tal es el pensamiento mágico de los lugareños. Una y otra vez, en cada nueva sequía, a pasear la imagen -yeso, terracota, madera- del milagroso. En una de esas, un equipo de ingenieros llega a la zona y se aplica a la construcción de una represa, y a esperar la lluvia, ese fenómeno natural, y así queda resuelto el problema. Conocimiento científico.

Pues sí, pero el recurso del santo que intercede ante Dios para que nos mande la lluvia se nos tornó dogma indestructible y es aún hoy sobrevivencia de un mundo mágico. Su equivalente es el dogma que atribuye poderes mágicos a la estrategia de las marchas, los plantones y las concentraciones de multitudes que han tomado la calle y ¡e-xi-gen recuento voto por voto y casilla por casilla! Muy justa exigencia, a mi juicio.
Pues sí, pero en sus desaforadas ganas de creer, de no perder una desfalleciente esperanza, las masas fantasean con los mitos y ven en la marcha-plantón una eficacia que. no tiene, y en un personaje lo que el personaje no es. Lo revisten con el mágico poder del santito de yeso y lo sacan en peregrinación. En la compulsión por adecuarlo a sus propios deseos y a sus necesidades no advierten o no quieren advertir que ese santito de yeso trae su propia jugada de acuerdo a su propio proyecto, personal y de grupo, y sabe hasta dónde quiere llegar, y cómo. Su proyecto no es, no tiene por qué ser el de unas masas que, por no confiar en sí mismas, han decidido confiar en el santo de terracota…

Ver en el líder lo que el líder no es. Andrés Manuel López Obrador, por ejemplo: las masas lo consideran un hombre de izquierda, pero un momento, ¿sabemos, bien a bien, en qué consiste ser hombre de izquierda? Algo más: la cúpula perredista le ha vendido a las masas la creencia de que el partido es de izquierda, pero no, su trayectoria política desmiente esa calificación. No olvidar la memoria histórica: en el congreso que el perredismo celebró hace unos años en Oaxtepec, Morelos, las bases y la cúpula (Cuauhtémoc, López Obrador, Pablo Gómez, los Chuchos, Amalia García, etc.), discutieron con apasionamiento: que en sus documentos tendría que asentarse que el PRD es un. partido de centro-izquierda Que no, que debe constar que es de izquierda, sin más, alegaban los delegados de la base. Finalmente, cuatro horas después, las mayorías impusieron su criterio, y en el documento respectivo se tuvo que asentar que el del Sol Azteca es un partido de izquierda Y rezongaba uno de los cupulares ¿fue Pablo Gómez o el talamantero Chucho Ortega?):

– Bien. Que se diga de izquierda en el papel, pero el PRD es de centro.

Centro, señor valedor, es derecha, y de derecha es, por sus hechos, el PRD. ¿Recuerda que su bancada en el Congreso votó contra los Acuerdos de San Andrés Larráinzar? «No creímos oportuno firmarlos tal cual», alegó Ortega. ¿Recuerda la Ley Televisa, que aprobaron los diputados del PRD? «No supimos lo que aprobamos», su excusa ¿Recuerda..? (Mañana)

Un humano redrojo…

Los daños de la psique, mis valedores, vale decir: el trauma, el complejo, la neurosis y toda suerte de patologías. Yo, que he convivido con el interno del reclusorio y el enfermo en fase terminal, tuve experiencias con diversos dañados de su sistema nervioso. Tal vez alguno de ustedes conozca a alguno de tales trémulos: son esos desdichados sacudidos de paranoia galopante, los suicidas en potencia (en im-potencia), la carne del desarreglo emocional que mal sobrevive, ya la vida con sabor a clara de huevo, en manos del de bata blanca perito en angustias. Pobrines…

Asistí un día de estos a una que denominaban terapia de grupo, en que se suele aplicar un método denominado psicosíntesis, que, por aquello de provocar la catarsis, se intoxica al grupo de pacientes con varias clases de droga, según. Yo entré esa noche al salón de terapia, estrecho y con el piso tapizado de colchones que, ciego de ventanas, en el muro exhibe el óleo de un Cristo sufridor, y no más. Yo, convenientemente disfrazado de enfermero, miraba que los pacientes entrasen al salón descalzos ellas y ellos, sin cintos ni cintas ni colguijes ni alhajas. Quince, veinte angustiados, entre cuatro paredes recibían su ración de droga y al rato…

¿Se imaginan ustedes a aquellos seres en crisis, intoxicados de datura, peyote, LSD? Al peso de la media noche, conforme iba haciendo efecto la droga, los desdichados entraban en el terreno de los delirios, y comenzaban a alucinar, a tronar en rezos, quejidos, alaridos, canturreos mal acordados. Los médicos, a la expectativa, tomando nota. El enfermero de pega, que no de paga, me encarrujaba en un rincón y -yo que nunca he sabido de drogas- me tensaba con el que había enceguecido momentáneamente con la datura, y gimoteaba al unísono del intoxicado con LSD, y miraba a Dios cara a cara con el del peyote. Y aquel tentalear en el muro, y el jadear, y el súbito desplomarse del pálido aquel, y el desnudarse de la que monologa como entre sueños, y el convocar, hato de alucinados, a junta de sombras, de fantasmones, de engendros de mentes descoyuntadas. Me acuerdo:

La anciana que de muro a muro deambula sin parar, salmodiando una sola voz: «¡Mamá, mamá!» El alto, flaco, que azota los muros, los rasca: «¡Campo militar!» Y el rollizo aquel que de pronto aparece con una foto en la mano, y la mira, y se arrodilla, se culimpina: «¡Mi niño, criatura, quién dice que te moriste, mi niño..!» Y los llantos sin lágrimas, los jadeos, los soterrados quejumbres, las imprecaciones, la bronca agresividad: «¡Mujer, Enedina, que a ti y a tu amante, que a los dos he de encontrar algún día.!»

Y así el que implora la vida, y el que suplica la muerte, y el que solloza sin voz, y el que, como brama, besuquea y lame el muro, repitiendo un nombre de varón, y esa, la de mezclilla, que invoca ala dueña de sus amores, y esa que, de rodillas, pronuncia un nombre, y se acalambra: «¡María, vuelve, María..!» La que se tiende y muerde el colchón: «¡Me voy a morir, opérenme, sáquenme el mal, me muero, me voy a morir..!» Frases que en la madrugada de terapia intensiva se engrifan de humano sentido. Los médicos, mientras tanto, tomando nota. Yo, sumido en el rincón, escarmentando en angustia ajena: «Que tú y yo nunca. Nunca entrar en conflicto contigo, mujer…»

Uno de aquellos me impactó en lo vivo, y fue el muchachejo -tan joven apenas y ya quebrado a penas- que al hervor de la droga se encaró al Cristo y le aprontó los brazos: «¡Sáquenme su sangre, bórrenme su apellido!» Lo vi arrodillarse, culimpinarse, rechinar los dientes, azotarse en el muro con puños y rostro: «¡Este veneno, su sangre!» Remolía las palabras, y a azotarse en el muro. Me estremecí. Intenté calmarlo. Uno de los doctores, al oído: «Déjelo que vomite el asco, o acabará suicidándose». Y el poder de la sugestión, mis valedores, y la debilidad emocional de uno que mal domina sus emociones:

Porque entonces, de súbito, ¿cómo, por qué? Aquel infeliz se irguió, pegó un gemido, cayó de rodillas frente al Cristo sufridor, y moqueando y lloriqueando estrujaba en las manos la foto, mirábala, la examinaba, alzaba su rostro al cielo -al techo del salón-, y los roncos clamores, con quebrada voz: «¡Jesucristo, Primogénito de los muertos! ¿Lo vas a permitir?» Y tornaba a examinar la foto, y la estrujaba, y abriendo los brazos de par en par clamaba al cielo: «¡Cristo Jesús, por qué castigas a tus criaturas!» ¿Peyote, datura..?

Pura sugestión El humano redrojo pujaba estrujando una foto. «¿Por qué nosotros, Cristo Jesús, qué daño te hicimos? ¿Acaso los mexicanos te clavamos en la cruz?» Corrió uno de los doctores: «Cálmese, no se sugestione, valedor, usted no es paciente ni está drogado, sólo viene en plan de observador. Qué forma de hacer el ridículo». «¡Doctor, que a este nos lo van a embombillar!» «Deme eso». Y de mis manos crispadas zafó la foto y la arrojó con asco. Sí, la de un chaparrito, peloncito, de lentes. (¡Dios!)

Yo hasta aquí llego…

¿Serían gambusinos, exploradores, colonizadores, gente de azar y aventuras? A saber. Lo único cierto e que fue el suyo un final espantable: terminar sepultados en el vientre del barrizal, bajo las aguas muertas de aquel pantano sin límites. El Señor los tenga en su reino (los va a tener). El SOS encontrado en aquella botella extraviada en el matojal decía:

«Este es el fin. Mi ánimo se derrumba y doblo las manos. Durante un par de jornadas acaricié la esperanza de que me habría librado del sañudo destino que aniquiló a los demás, pero no; cuando ya creía pisar tierra maciza me veo en la pulpa del tremedal. El de Arriba me valga (me va a valer.)

Durante jornadas interminables acredité con espanto la caída sucesiva de los compañeros de ruta, y sé que es mi turno. Con minuciosas precauciones habíamos venido avanzando por ver si lográsemos localizar tierra firme y salvarnos del lodazal. Fue aquella una travesía de pánico a través de la tierra marcada por la purulencia las miasmas, la pudrición. Palmo a palmo, como a tientas avanzábamos, un pie posando donde habíase apoyado el anterior, tentaleando por dar con las partes menos blandas del terreno, que pudiesen soportar unos cuerpos que, aunque escuálidos, eran peso brutal para lo fibroso del pantano, de aquel barrizal tembloroso que chacualeaba a la agitación de algunos lomos loderos: culebras y demás bicharajos que habitan el tremedal. Con espanto contemplaba la muerte en redor, y era tanto el desaliento que llegué a envidiar al reptil de las miasmas que regüeldan burbujas de venenosos fermentos, materias orgánicas en descomposición,. El reptil, en las dichas miasmas, su elemento: el aguadal…

Llega la noche y las cosas se engrifan de brillos fosforecentes; regurgita el barro, caldoso retiembla címbrase en soterrados sacudimientos en redor de las raíces de unos arbolillos fantasmales, leprosas ánimas de esta tierra purulentosa Luego despunta el día ya pizarroso o ya violetamente soleado, siempre pestilente a descomposición, y entonces a tientas comienza a avanzar el malaventurado, con el ánima en el gañote y el aliento alivianándose al pisar, al dar el paso adelante, al resbalar. Al resbalar a lo pútrido, Dios…

Porque he visto enterrarse en el lodo, uno a uno, a los otros. Uno a uno, de súbito el infeliz cayó deslizándose tierra abajo como en oscura vaselina y con un súbito clamor lo miramos desaparecer, brazo en alto de erizados dedos, ojos brotándose o párpados remachados. El Señor (los tenga en su seno los va a tener). Los que quedábamos, mientras tanto, nos santiguamos al contemplar, como hipnotizados que tras de succionarlos, el barro viscoso volvía a la calma a su regurgitar en el proceso de volver limo al desdichado. Así hasta que, solo y mi alma, retacado de espanto y de soledad, me santigüé al desaparecer el penúltimo de los desgraciados. El último, yo. Pero un día..

Recuerdo que me vi en lo que creí tierra firme; que me erguí entonces, respiré a cabalidad, di entrada a la nueva esperanza En derredor se desenvolvía una tierra maciza de árboles, aves, lomeríos. Erguido eché a andar, y sonreía desgraciado de mí. ¿Tierra firme? ?ste es mi fin. Me rindo, porque mis últimas fuerzas se han desmoronado. Luchar es inútil Creí haber salvado el pantano y arañado tierra firme, pero todo fue falsa fachada y esperanza fallida Bajo la apariencia de tierra sólida todo es pudrición. ¡SOS!

En fin. Yo me rindo, no puedo más. Abandono el esfuerzo y decido entregarme al arropo ventral de las miasmas, fementida prolongación de un pantano que yo crucé indemne durante años, pero no. El lodazal, para los de mi oficio, no tiene límites. Es tentación que no cesa Hoy perdí los arrestos postreros, digo, y ante el espectáculo de los otros, que así retozan en el barrizal, agacho la testa y marco unas señas telefónicas:

– Señor, que lo he decidido: yo también, como su corte de intelectuales orgánicos, deseo hozar en el barrizal, que es decir en la nómina Me acojo a la advocación de rastreros como el poeta Díaz Mirón, que así le cantaba a Huerta el Chacal, asesino de Madero, Pino Suárez y el Congreso Constituyente:

«El Sr. General Victoriano Huerta hizo todo por salvar a la patria gravemente comprometida, y creyó conseguido su objeto con la aceptación de las renuncias de los Sres. Francisco I. Madero y José María Pino Suárez (…) Pero la conducta de la Cámara de Diputados era la insania y de sedición. Cínica empezó una labor contra el Ejecutivo, sañuda y tenaz, intolerable; se convirtió en foco de subversión: no obraba sino por estímulos de rabiosa demencia y así el Sr. Gral. Huerta se hallaba en la incapacidad de cumplir con el acto y noble deber de volver al país a la paz, al orden, a la civilización».

Sí ayer Díaz Mirón a Huerta y hoy los Krauze, Aguilar Camín y Cía al IFE y al TRIFE, qué es decir a usted, ¿por qué no caer yo también en el pantano de aguas negras, señor Felipe Calderón?» (Vale)

La araña del basural

Mosca y araña son el obrero y su explotador, según la anterior fabulilla Pero, mis valedores, de no creerse, que entre las moscas algunas se tornan arañas: los dirigentes sindicales, los del comercio ambulante y, lo inaudito, que el basurero produzca arañas multimillonarias como el líder priista Cuauhtémoc Gutiérrez. Y a propósito: alguna revista encargó hace meses un reportaje sobre los «pepenadores» a Mayahuel Mojarro (ella tan hermosa que en ratos pienso que lo hace a propósito). Con vagorosas razones le fue rechazado. Aquí el reportaje, cuyo texto se somete al juicio de ustedes:

«Fue aquel un súbito encontronazo con el universo de los desechos que arroja (lo más lejos posible) una ciudad consumista, descomunal. Las pupilas de la Intrusa (yo) se desperdigaron por las vivas entrañas de aquella geografía inhóspita, y con todos los sentidos absorbía pelos y señales del basurero: tufos, agrios olores, el zumbar de los nubarrones de moscas, el revuelo de unos zopilotes que se refocilaban con los desperdicios…

– Zopilotes todos nosotros, que manejamos la basura de una ciudad que no pudiera sobrevivir con su porquería. Esta es su casa, señorita ¿Qué es lo que dice que vino a preguntarnos?

Ella llevaba todo un formulario de preguntas que se proponía plantear a algunos de los personajes del basural: formas de vida y de labor, datos, cifras, en fin. Abrumada por una realidad que no había imaginado, se acercó al que se identificó con los zopilotes: «Usted es el líder del gremio, ¿no es cierto?»

– Ningún líder. Sí, se me estima, me obedecen, pero aquí el único líder es este mundo, mire: el de los desechos, de los desperdicios, de lo que se ha echado a perder, y con el que nosotros ganamos.

– ¿Se vive de la basura..?

– Se sobrevive, y mal, todo el santo día rascándole aquí, espulgándole allá, reciclando, clasificando. Mire en derredor. ¿Qué ve?

Todo un mundo de desperdicios, desde latas vacías hasta paquetes de algo indefinido, pasando por el cacharro desportillado, la ropa hecha garras, el peltre enlamado, el óxido, la descomposición.

– Y en este mar de desechos, ¿ningún objeto de valor?

– ¿Sabe qué es lo que hemos encontrado dentro de la basura? Más basura Bultos, paquetes, todo vacío, menos algún pañal desechable.

– Pero algo de valor. Una joya un reloj, algo.

– Antes sí, pero ahora nada ¿Sabe que algún suertudo llegó a encontrar que el anillo de oro, que los cubiertos de plata? Ahora, crisis nada más…

Semioculta en el zanjón basuriento una mujerona chamaco a la espalda, espulga el tapiz de desechos. ‘Yo en esta basura sí me encontré alguito más o menos valioso: aquí a mi marido. Me lo reciclé y lo hago servir, ¿no, tú…?»

El hedor, insoportable; el paisaje, desolador. Allá, muy arriba un cielo mortecino como espejo del basural, espejo fiel del cielo. En los cerros de basura, las evidencias del consumismo. Montones de desperdicios: moños verdes y rojos, árboles navideños esferas trizadas, santacloses que sonríen, o sueltan la carcajada como burlándose. ¿Algún paisano de Cd. Neza habrá visto en su vida una nevada un reno..?

El pepenador levanta las cajas de cartón ya sin regalo, la mujerona recoge envases de Coca-Cola y cajetillas de Marlboro. Más allá, el cónclave de los zopilotes, y a modo de telón de fondo, el edificio de la penal. Oscuro, lóbrego, siniestro, con sólo ese rayo de sol que cayó preso entre los delincuentes y los pobretes sin más amparo que el de su Santa Muerte. Detrás de unas rendijas que ahí adquieren categoría de «ventanas», los «internos», eufemismo puro, dejan vagar una mirada ciega de envidia por la libertad de unos pepenadores presos de su propia indigencia

La visitante quisiera preguntar. Las interrogantes se acumulan en la mente, ¿pero cómo concretarlas? ¿Cómo, frente a la realidad que le arde en las pupilas? ¿Qué preguntar que supere la realidad tatuada en la piel pringosa de aquellas manos pepenadoras? ¿Convocar a la nata de cuervos humanos que planea rascando el pellejo y las tripas del basural? ¿Indagar qué fue lo que el chamaco (o su madre) encontró en la basura que ahora lo chupetea lo mastica minuciosamente? La visitante inicia la retirada Se alejó o creyó alejarse del sub-mundo oxidado y pestífero, pero no, que en sus sentidos se llevaba tufos, sonidos, paisajes, un persistente zumbar de moscardones, un sabor de bilis y la visión del minucioso espulgar de manos como tarántulas en pellejos y tripas del basural. La visitante alcanzó las vías del tren, cruzó el paraje, y ya lograba el refugio del vehículo que la tornara al mundo, cuando observó su atuendo y recordó que antes de bajar al infra-mundo la tela conservaba su color Uniforme, sin estos churretes y lamparones. Aceleró».

¡Moscas son todas ustedes..!

Tal afirma el folleto de corte socialista que de forma clandestina circuló entre los obreros alemanes allá por fines del XIX, donde las arañas son los explotadores del trabajador. Hoy, cuando casi 15 millones de moscas acaban de votar por el continuismo de esa araña depredadora que es el modelo neoliberal, juzguen ustedes la actualidad de la alegoría «Arañas y moscas».

‘La araña se alimentará de la mosca mientras ésta no quede seca, mientras haya en ella una gota de sangre. Mientras encuentre una gota de jugo en el cuerpo o en el cadáver de su víctima, no le quita el ojo. Aspira la vida de su víctima, absorbe su fuerza, bebe su sangre, y sólo la deja en paz cuando ya no puede quitarle nada. El insecto tarda en morir…

La mosca, muerta, seca, es arrojada de la red, y todo ha terminado. Esa mosca a la que chupan, exprimen todo su jugo y matan, ¡son ustedes! Ustedes todos, trabajadores de la ciudad y del campo; ustedes, todos ustedes, son, pueblos esclavizados; ustedes, trabajadores del cerebro; ustedes, obreros industriales; ustedes, jóvenes y mujeres oprimidas, a quienes se escamotea sus derechos; ustedes, infelices victimas de la explotación, a quienes se arroja al arroyo cuando ya no se puede sacar más de sus venas; ustedes, que dan al país toda su producción y son su corazón, su inteligencia y su fuerza viva; ustedes, a quienes se ha otorgado tan sólo el derecho de perecer dócil y sumisamente de miseria en sus miserables rincones, mientras que con su sangre, con su sudor, con su trabajo, con sus pensamientos y sus vidas crian y nutren a sus señores y opresores, las repugnantes Arañas son los ricos, los explotadores, los especuladores, los capitalistas, el alto clero, zánganos de toda laya a quienes beneficia la arbitrariedad que nos hace sufrir; los capitostes, que adoptan leyes inicuas que nos aplastan, los tiranos que nos convierten en sus esclavos. Arañas son todos los que viven a costa nuestra, a cuenta del pueblo, los que nos pisotean, los que permanecen indiferentes ante los achaques que podamos sufrir…

Mosca es el obrero, obligado a someterse a todas las ordenanzas draconianas que se les ocurren a los patronos porque el desventurado no tiene medios y debe ganarse su pan y el de su familia Araña es el gran fabricante, que roba a sus obreros y tiene la vergüenza, mejor dicho, les hace el favor de darles bondadosamente la miserable paga…

Mosca es el minero que sacrifica su vida en el viciado ambiente de la mina para sacar de las entrañas de la tierra tesoros . de los que no le es dado gozar; araña es el señor, el gran accionista, copropietario de la empresa, cuyas acciones suben de precio en el doble o triple, y todavía está descontento, ya que desea embolsarse dividendos más altos; araña es quien roba al obrero, quien le quita lo obtenido con su trabajo y, si los obreros se atreven a pedir el menor aumento de salario, recurre inmediatamente a la fuerza pública. Y aun llega a ametrallar a los amotinados…

Mosca es el niño que desde su temprana infancia se ve obligado a trabajar penosamente en la fábrica, en el taller, en el hogar paterno, para ayudar a los padres a ganarse el pan. Mosca eres tú, trabajador, que cultivas la tierra para el terrateniente, que siembras un grano que no has de comer, que produces frutos de los que no has de gozar. Arañas son los grandes propietarios agrarios, que obligan a trabajar sin descanso ni plazos a los pobres medieros, criados y jornaleros.

Fijémonos mejor en la lucha que despliegan en nuestros tiempos las moscas contra las arañas; analicemos las condiciones en que se desarrolla, estudiemos nosotros, las moscas, la estructura de las redes que de nuevo tienden contra nosotros nuestros enemigos, procuremos adivinar sus ardides y, sobre todo, unámonos y organicémonos, pues cada uno por separado somos demasiado débiles para romper las telarañas a nuestro enemigo histórico.

¡Ay, moscas, moscas, si quisierais! ¡Si quisiérais, seríais invencibles! Cierto que las arañas son todavía muy fuertes, pero son pocas; cierto que vosotras, moscas, no tenéis ni peso ni influencia, pero vuestro número es infinito; sois la vida, y si quisierais, todo el mundo serla vuestro. Si os unierais y organizárais, de un solo aletazo romperíais todos los hilos, destruiríais lorias las redes que ahora os envuelven y en las que os debatís y perecéis de hambre. Si quisiérais, unidos y organizados, la miseria y la esclavitud desaparecerían para siempre. ¡Aprended, pues, a querer! ¡Unidad y organización..!»

Ahí el antídoto contra las arañas, anunciaba el socialista. Por fortuna vivimos en plena «democracia», y en ella la mayoría, que son las moscas, impone su ley sobre la minoría, que son las arañas. Sí, sólo que esa minoría manipula a las moscas hasta su límite demencial de que el número de 15 millones votan por las arañas. (Dios.)

Arañas y moscas

Anoche mismo, platicando con mi padre, él me decía: «No me ‘almiro’ de las arañas, mi hijo. Me ‘almiro’ de las moscas, sus víctimas». ‘Tiene usted razón, le dije. Mire que votar por las arañas casi 15 millones de moscas». «No me refiero al proceso electoral, mi hijo. La salvación de las moscas no reside sólo en el voto. No únicamente en él». «¿Las armas, padre?». «¿Armas contra unas arañas que usufructúan el uso de la violencia legal? No, mi hijo: organización ciudadana, la única con la que las moscas tomarán el poder. No enjambres, no multitudes, no muchedumbres. Comités autogestionarios de base, mi hijo. Ahí el poder de las moscas». Hable a su gente de moscas y arañas, mi hijo». (?l, mi padre, que murió hace años…)

Arañas y moscas
, mis valedores, tal es el título del folleto publicado hace más de un siglo por un cierto político socialista alemán. ¿Utopía? Tal vez, porque el escritor apelaba a unión y organización de los trabajadores, algo casi imposible, porque ellos se niegan a abandonar la etapa de la adolescencia Reniegan, sí, y organizan muchedumbres estridentes, pero más allá del estrépito se niegan a realizar la verdadera acción. ¿Utopía de un visionario? Sí, por supuesto, que al final del escrito daba a las masas la solución para dejar de ser explotadas por el patrón: «¡?nanse y organícense!»

¿Las moscas? ¿Unirse y organizarse unas masas adolescentes que se niegan a madurar, y entregan su libertad a papá gobierno, a papá dirigente, a papá mesías, a papá clérigo? Hoy, con la amenaza del continuismo neoliberal sobre la cabeza del país, aquí el folleto del socialista, muy a propósito como para leer entre líneas y extraerle la moraleja. Su actualidad, júzguenla

«Todos ustedes conocen ese insecto de vientre redondo y cuerpo peludo y pegajoso que tiende en rincones oscuros, lo más lejos posible de la luz del día, sus mortíferas redes, en las que encuentra la muerte la pobre mosca imprudente que cae en ellas. Es un feo monstruo de ojos redondos, que se diría de vidrio, y patas largas, torcidas hacia fuera, perfectamente adaptadas para apresar y estrangular a su víctima Ese monstruo es la araña

Fíjense con qué tranquilidad acecha inmóvil en su rincón la presa, cuando ésta se aproxima a sus dominios, y con qué diabólica destreza tiende su mortífera red, que ha de cazar y envolver despiadadamente a la débil mosca El repugnante animal gasta mucho, a menudo muchísimo tiempo, en perfeccionar su red para que en ningún caso pueda escapar el botín.

Primero tiende un hilo, luego dos, tres, cada vez más. Tiende hilos transversales y une estos con otros para que la víctima sacudida por las convulsiones de la agonía, no pueda romper la red. Por fin ésta queda terminada La trampa está tendida y evitarla es casi imposible. Entonces la araña se retira a su guarida y espera a que la imprudente mosca, empujada por el hambre, se acerque en busca de alimento. No tiene que esperar mucho, que la mosca llega pronto. Buscando comida, la pobrecita se agita en todas direcciones, tropieza de pronto con la red tendida se enreda en ella, asustada y pugna por salvarse, pero está perdida

En cuanto ve que su víctima ha caído en la trampa, la araña sale de su escondite y con mirada sanguinaria y prestas las patas, se acerca lentamente a su presa No necesita apresurarse. La repugnante criatura sabe que el desgraciado insecto que ha caído en su red no tiene escapatoria La araña se va acercando, mide a su víctima con la mirada de sus saltones ojos verde mate; esa mirada priva de la razón a la mosca Rendida, tiembla de espanto; ve el peligro que la amenaza trata de soltarse de los hilos que la traban, procura escapar, salvarse, y agota sus últimas fuerzas en esos instantes vanos, desesperados.

¡Todas las tentativas, todos los esfuerzos son inútiles..!

La red la envuelve más y más apretadamente, y la araña está cada vez más cerca A cada movimiento de la mosca que pugna por escapar de la red, en cuyos finos y pérfidos hilos se ha enredado, la envuelven nuevos y nuevos hilos, nuevos y nuevos lazos. A fin de cuentas, jadeante, exhausta, sin fuerzas para seguir resistiendo, se ve a merced de su enemiga, de su espantosa vencedora, la araña

El repugnante monstruo tiende hacia ella sus peludas patas, la apresa y la estrangula Luego se pone a chupar la sangre del trémulo cuerpo de su víctima una vez, dos, tres, cuando y cuanto quiere, en relación a su apetito…

Saciada por cierto tiempo su sed de sangre, la araña deja a su víctima sin haberla acabado de matar. Luego regresará y de nuevo le chupa la sangre, una y otra vez, hasta que la desventurada mosca no queda destruida por completo, mientras haya en su cuerpo una gota de sangre, de jugo, de sudor. Y a menudo pasa mucho tiempo antes de que el pobre insecto muera, y entonces…» (Eso, mañana)

No despierten al México bronco

Mis valedores: anteayer dije a ustedes que para apreciar cabalmente vocablos tales como violencia, economía, y democracia, necesitan un apellido, o se nos tornan trampas verbales. «La economía va muy bien», dice el presidente Fox. ¿Cuál economía va bien? ¿La macro-economía, que beneficia a los grandes capitales, o la micro-economía, que se refleja en el nivel de vida de las mayorías? Democracia, ¿cuál? ¿La socialista, la liberal, la capitalista, con sus tantas versiones en los países de su área de influencia? ¿Cuál nos miente Fox y todo el Sistema, me refiero a la democracia? ¿La democracia electoral, que por el desnivel de fuerzas que concurren en el proceso (de este lado de Fox, los empresarios, el clero católico, el Instituto Federal Electoral, la industria del periodismo, etc., no puede llamarse electoral, sino electorera? La de quienes tienen tomado el Paseo de la Reforma, ¿es violencia? Sí, pero violencia-efecto de la violencia-causa que previamente generó el Sistema Por cuanto a la televisión, parte fundamental del susodicho Sistema…

Pienso ahora en el Canal 13, donde yo laboré, y digo, nostálgico: quién te mira y quién te vio. Yo lo conocí todavía estatal y aún no contaminado de sífilis: talk-shows, noticiarios, academias y patis chapoy. Por aquel tiempo le conocí foros, cabinas, bodegas; le vi de frente todas sus cámaras, y con todas sus cámaras me vio la cara en aquellos programas que inventaron a Jorge Saldaña: Sopa de letras, concursos estudiantiles y tantos más. De mi capacidad y la índole de mi periodismo en TV recibí un solo reconocimiento, pero contundente: estoy fuera de la televisión. Mis valedores: porque adviertan la distancia que media entre un Canal 13 que fue de todos nosotros y uno que terminó siendo únicamente de los dos Salinas, Ricardo y Carlos, como sañudo instrumento de condicionamiento de masas aturdida y boquiabiertas, transcribo aquí lo que quepa del documento que las autoridades del Canal 13 estatal hicieron pública allá por febrero de 1979. Dice:

«La televisión estatal no debe ser un instrumento para fomentar el consumo indiscriminado o para vulgarizar los patrones culturales nacionales, ni para ofrecer una visión simplista y deformada de los problemas de México y sus soluciones. Sus objetivos evitan que se caiga en una visión puramente competitiva con la televisión comercial, ya sea a través de medidas como los ratings (sic) o de las utilidades que que se puedan obtener a través de la venta de tiempo de transmisiones». En esencia, sus fines: 1)- La difusión pública, o sea la necesidad y la obligación gubernamental de dar a conocer informaciones sobre la sociedad y sobre la propia gestión del gobierno. 2)-La utilización del medio masivo que es la televisión para propósitos de difusión de cultura y recreación popular. 3)- La utilización de la TV para influir en los hábitos sociales, en las formas concretas de comportamiento, de manera tal que la TV estatal no sea un instrumento más de fomento al consumo indiscriminado o a la vulgarización de nuestros patrones culturales, o a la visión simplista y deformadora de nuestros problemas y de sus soluciones. (Qué bien.)

En lugar de esto la televisión estatal puede actuar como un vocero explícito de la sociedad entera, que se expresa a través de su más legítimo representante: el Gobierno de la República, que utiliza este medio para convertirse en guía que trata de inducir el paso de lo trivial a lo profundo y de estimular el análisis activo, la participación popular consciente, en vez de condicionar y aprovechar mercantilmente la respuesta pasiva. Esto no como un mecanismo de simple propaganda gubernamental, que no funcionaría por la previsible reacción de desinterés del público televidente.

Difundir cultura popular sin caer en el extremo de una programación que sólo interesara a reducidos grupos intelectuales, ni en el otro, de producir lo que venda en forma más fácil, aunque ello implique una programación vulgar e insulsa, o una manipulación de los sentimientos de los espectadores.

Y que su costo no debe computarse como una «pérdida» para el canal y un «subsidio» en que el estado incurre para compensar esa pérdida. «Se trata del costo que el estado legítimamente cubre para atender parte de sus funciones, y por el lado del canal, las cantidades que por este concepto reciba no son por tanto partidas para compensar pérdidas, sino el simple ejercicio de la cobertura de un costo, que desde luego estará sujeto a los controles correspondientes para su correcta y precisa aplicación. Como la programación prevista permite que buena parte de ella se comercialice dentro de las políticas que el Consejo de Administración dicte al respecto, el Canal 13 no dependerá de recursos fiscales solamente, sino que podrá hacer una efectiva contribución a sus automantenimiento». Mis valedores…

Ese era, ese fue el Canal 13 que yo conocí, Canal del estado. Ya después entrarian los Salinas, Marta, su marido…(¡Agh!)

No me ech-inglés…

El Infante Don Juan Manuel, mis valedores, y El libro del Conde Lucanor, éste con 651 años de publicado por su autor, nacido hace 724 años. Y qué modelo de galanura, qué expresividad emotiva, hondo conocimiento del alma humana y tremenda actualidad encierran estos «ejemplos», que recopilan viejas leyendas y las recrean, y son deleite de los que aquilatan las joyas literarias que produjo el Medievo. De los relatos que al Conde Lucanor le cuenta Patronio, su sagaz escudero, va aquí uno de ellos, no en su español antañón, sino en una versión llana para facilitar su lectura. De la actualidad del «ejemplo», juzguen ustedes. Habla Patronio:

– Escucha, señor, lo que le sucedió una vez a cierta raposa que se vivía depredando los gallineros del caserío. Corral que se descuidaba, corral que recibía la visita nocturna del dañero animal, el cual brincaba las trancas y a llenar a tripa con las mejores gallinas. Otro día, los lamentos del perjudicado:

– Vecinos, una desgracia. La condenada zorra se metió a mi gallinero y si vieran el reguero de plumas. La búlica, tan ponedora…

Ahí los lamentos: «No, ¿y luego yo? ¿El maldito animal no se tragó mis mejores gallinas? La vareada, la jolina y la criolla, una prieta poco productiva, pero ah, qué tragona de gallo. El perro que me agencié resultó peor: tengo que mantenerlo, y a la hora de la verdad se hace el dormido». La mujerona del chal: «No les doy pésame. Lo que es a mí, me fue mucho peor con la zorra: mi gallina legorn, imagínese, ella tan ponedora y que apenas requería de gallo. Y aquellos huevotes, estoy hablando de los que me dejaba en el nidal». Y así, quien más, quien menos, todos los payos. Y qué hacer.

Pero ocurrió que en aquella ocasión, engolosinada con su festín de gallinas, a la raposa se le fue la noche, que cuando menos acordó ya la madrugada tornábase claridad, y ya en la calle cercana se advertían la vida y la actividad, y más allá de las bardas se percibían pasos, toses, retazos de diálogo. Macabro, pensó el predador. Para llegar al bosque, donde está mi guarida, tengo por fuerza que recalar en la calle, y ya está llena de gente. Qué carambas hacer (Mi valedores: ¿van ustedes tomando nota?)

La raposa devanábase los sesos, con los esos arrugados de temor, y agazapada en un rincón del corral discurría la forma de salir del problema: cómo abandonar el gallinero sin ser vista por los payos. Su vida toda, su propia existencia estaba en riesgo inminente, y qué hacer.

¿Qué hacer? ¿Qué problema rebasa el ingenio de una raposa? Ahí creó la estrategia salvadora, y a ponerla en práctica La maniobra era riesgosa, pero se trataba de salvar la cuera, ni más ni menos, y fue así como escurriéndose por una rendija de la puerta se arrastró hasta la vía pública y se fingió cadáver. Muertecita a mitad de la calle permanecía inmóvil, respirando apenas. Obre Dios -el dios de las zorras.

Y sí: sucedió, mis valedores, que el animalejo se vio rodeado de payos. «¿Ya vieron? La plaga de nuestros corrales pasó a mejor vida». La susodicha plaga, fingiéndose muerta, respiraba apenas. A penas… «A propósito, dijo uno de los del corro de curiosos: «¿sabían ustedes que los pelos de su lomo son medicina excelente para el mal del hígado?» Ah pues a cortarle los pelos del lomo. La raposa contenía el resuello, cuando otro de los mirones: ‘Tara el dolor del bazo nada mejor que las uñas de ese animal». Y a cortarle las uñas. La zorra, lo que es el instinto de conservación, inmóvil, dejándose hacer.

– No hay que perder la oportunidad, ora que el animal está muerto. Un cacho de oreja, en sancocho, y las dolencias de muela, anda vete.

Y a cortarle un pedazo de oreja La raposa inmóvil, soportaba la dolencia y se dejaba hacer, y así fue como quedó trasquilada sin uñas, sin uno de sus premolares. Y ocurrió que en llegando aquél: «¿Sabían que nada hay mejor para que el hombre se mantenga sano, robusto, y con ímpetus de toro padre, que hervir el corazón de un raposa y tomarse cucharitas del cocimiento? No sabe fallar. Alguien que me facilite un chaveta».
¿Que qué? ¡Esa no, porque me hiere! ¡No el corazón! Y que la raposa pega tremendo salto y a carretera tendida se interna en el bosque y en su guardia se encueva Todo lo que quieran, pero no el corazón.

– ¿Entendisteis, señor Conde Lucanor? -dijo Patronio- Ya en sitio seguro, la raposa observaba burlona a los payos, y así discurría «Todo les soporto, chiquillas y chiquillos. Les tolero plantones y marchas, pancartas y gritos vituperosos. Vaya hasta les permito abrir 12 mil paquetes electorales. ¿Pero recuento voto por voto, y que arrebaten la silla a Calderón? ¿Voto por voto? ¿Tengo vocación de suicida? ¿Voto por voto? No me-che-inglés». La raposa siguió vivita y dañando. Señor Conde, ¿entendisteis la moraleja? ¿No? (Lástima)

Esta vez la violencia…

Violencia, mis valedores: tal es el santo y seña de nuestra vida pública el día de hoy. Violencia. Los seguidores de Andrés Manuel López Obrador que tomaron y mantienen el control sobre el Paseo de la Reforma ¿son o no son violentos? Claro, sí, por supuesto que son violentos. Pero un momento, que el vocablo «violento» necesita de un adjetivo calificativo, o si no, se nos torna trampa verbal. Violencia La toma de Reforma es violencia, sí, ¿pero violencia causa o violencia efecto? Veamos:

Están jugando con fuego«, afirma Vicente Fox. «En democracia, agrega la ley no es moneda de cambio ni traje a la medida. Tampoco está sujeta a la conveniencia ni a la satisfacción e individuos ni de grupos».

Bien. Impecable su lógica, si se ubica en el contexto de un estado de derecho, donde la ley se cumple y se hace cumplir. Sin más.

Pues sí, ¿pero no fue Fox quien desde antes de que se iniciara el proceso electoral y violando todas las reglas de las instancias correspondientes aprovechó la fuerza de su alta investidura para encabezar una ilegal campaña de miedo y descalificación contra López Obrador? ¿Quién fue el que lo tildó de mesiánico, demagogo, populista y una amenaza para la estabilidad financiera del país? ¿Quién se quedó callado, él tan verborreico, cuando su partido, Acción Nacional, desplegó la estridente, embustera campaña del temor, con aquello de que López Obrador es «un peligro para México«…?

«Oremos contra la violencia entre los mexicanos«, clama la alta jerarquía católica, y forja para el efecto una Jomada por la Reconciliación, la Concordia y la Paz con todo y misas y fervorines, qué bien.

Bien, sí, pero ese clero tan amante de la paz, ¿de qué forma protestó contra la ilegal campaña de lodo y terror que, tramada en Los Pinos por una mujer, perpetró su marido? ¿No es el mismo clero católico que aprovechó templos, pulpitos y ascendencia entre unos feligreses sin capacidad de análisis critico, para aplicar en ellos una feroz campaña contra López Obrador?

«Que de inmediato se libere la vialidad citadina«, exige el titular de Gobernación. Sí, ¿pero señaló a Fox que su proselitismo a favor de Calderón era violatorio ante las leyes del IFE? ¿Carlos Abascal protestó en su momento y aplicó la ley contra la intromisión de los curas católicos en favor de Calderón?

Los empresarios: Nosotros no caeremos en provocaciones. Lucharemos con la ley en la mano. ¿Ahora sí invocan la ley, cuando a lo largo del proceso electoral violaron la del IFE, que les prohibía toda clase de propaganda tendenciosa y su campaña de miedo contra López Obrador en radio, TV y prensa escrita? Hoy, sí, la ley en la mano, ¿pero los de la IP protestaron a su hora, con la ley en la mano, contra la intromisión de las sotanas en el dicho proceso? ¿Protestaron contra el silencio cómplice del de Gobernación frente a la ingerencia ilegal de Fox en la campaña del miedo contra López Obrador?

Que la intolerancia de quienes tomaron el Paseo de la Reforma alcanza hasta a los «medios«, denuncian voceros de la industria del periodismo, ¿pero no fueron
ellos factor determinante frente a unas masas crédulas y enajenadas, en la sañuda satanización de López Obrador? Ellos, voceros de la industria periodística, ¿protestaron a tiempo contra las acciones ilegales del sector empresarial, del clero político, del titular de Gobernación y de Vicente Fox?

«Preservar la credibilidad del IFE», clama un Luis Carlos Ugalde, su consejero presidente. ¿Y qué? ¿Ugalde evitó en su ‘ momento y con base en la ley la ilegalidad perpetrada por los «medios», los industriales, el clero político, el titular de Gobernación y el presidente Fox?
Y así Acción Nacional y así todo el Sistema de poder. Mis valedores: si la industria del periodismo y los intelectuales orgánicos, si los industriales y los Onésimos, Riveras y Sandovales, si Abascal y Fox perpetraron una sañuda violencia original, ¿qué respuesta esperaban de quienes la sufrieron en carne propia y en carne viva?

Ellos, los del Sistema, violan la ley, y ante la contestación de sus víctimas invocan esa misma ley que previamente violaron. ¿Las víctimas acudir a la ley, alcahueta de proxenetas? ¿Acogerse a la ley, cuando el Sistema se rige a leyes no escritas, las mismas que está a punto de imponer desde el Tribunal Electoral, y perpetrar, con Calderón de brazo ejecutor, el continuismo neoliberal que así ha desgarrado la economía familiar de los mexicanos, y que ellos sigan empobreciéndose 6 años más? Y todavía mientan la ley. Mis valedores: ¿ante una comunidad con la suficiente cultura política se atreverían Fox, Abascal, sotanas, IP, intelectuales e IFE a tal alto grado de cinismo como el que exhiben ante la sucesión presidencial? Ya nos tomaron la medida Como nos ven mansitos, ignorantes, pasivos y desidiosos que, adolescentes perpetuos, dependen de un papá que habita en Los Pinos… México. (Este país.)

El juego de la bolita

Tal dije a ustedes ayer: que allá por mis años de adolescente llegó la feria trashumante a mi Jalapa Mineral, y con la feria el circo, y con el circo los picaros y camanduleros, peritos en el embuste y la trampa en los juegos de azar. Yo, ingenuo, dejé aquella noche todos mis cobres en el juego de la bolita. Ahí, desolado, me encontró mi padre. «¡Qué hace usted aquí!». De «usted» me hablaba, mala señaL Y de no creerse: iracundo por primera vez en su vida, se enfrentaba al camandulero: «¡Regréseles sus centavos!»

El truhán, sonriendo, la malicia en un rostro de bigardón: «¡Metiendo y ganando! ¡El que no arriesga no pasa la mar..!»

– ¡Este jueguito es una trampa vil! ¡Está prohibido por la ley!

Encendido su rostro, mi padre miró a los presentes: «¿Verdad, señores, que este es un juego ilegal?» Los feriantes, pura mofa, burleta, disimulo: «Oilo, te lo vendo». ‘Pa guarachis, que no tengo».

Uno se dirigió a mi padre: «Compatriota, aquí el correligionario está haciendo por la vida, y usté sabe: la lucha es permitida». Otro de los mirones: «Aquí el cristiano ganó en buena ley. Todo fue legal, me consta. ¿O no, tú, Chinicuil?» Y el tercero: «Ha de saber, compita, que esta feria es un estado de derecho, que aquí todo es un derecho conforme a ley, porque dentro de la ley todo, fuera de la ley nada.

O sea que aquí usté le jerró y se lo cargó la tiznada. ¿No, Talamantes?» Y sonreía a sus compinches…

Mi padre Juan, iracundo, dio con aquel par de CUÍCOS, mostachos y dientes de oro: «¡Señores de la justicia, aquí están robando a estos inocentes!»
El cacarizo miró a su pareja, se rascó la entrepierna, eructó, chasqueó la lengua, escupió el bagazo de la vaina de mezquite Luego, compinche de los feriantes: «Cuál robo, cuáles inocentes. ¿Tú vistes algo, Chilillo?» Mi padre se exasperaba: «¡Este juego es ilegal! ¡Que les devuelvan sus centavos!»

– Uh..ta, pide usté el más difícil de los imposibles. ¿O no, Pitayón?

De súbito: ¿de dónde había salido aquel don Juan iracundo? «¡Son ustedes unos alcahuetes de rateros, tramposos y camanduleros! ¡Si con la Justicia no hay modo, tendrá que arreglarse así!»

De no creer lo que yo miraba: mi padre Juan, el varón del alma blanca, un arma blanca desenfundada, la del oficio de zapatero, y con ella amenazaba al tramposo: «¡Regréseles su dinero!» Rápido de reflejos, uno de la ley:

– ¡Ah,no! ¡Chavetas no, compatriota! ¡El nuestro es un estado de derecho y no almite la ilegalidá! ¿O qué, Pitayón?

Mis valedores, fue entonces. Aturdido yo, tembloroso, vi al hombre manso de corazón meter la mano en la bolsa Celoso de su deber, el cuico:

– ¡?itale, sésguele, la fusca no, compatriota! ¡Nosotros tamos, ¿verdá? pa resguardar el orden y la legalidá. Toda protesta debe canalizarse por los canales previos por la ley. Vaya y presente su queja a la presidencia, compatriota, pero fuscas contra la ley nomás no, pregúntele aquí al Chulillo.

No fusca. Era un paliacate rojo. Doblado a la injusticia, mi padre desdoblaba el paño, escondía en él su rostro y ahí, y por única vez, vi llorar a mi padre; llorar
de rabia impotente; llorar por única vez, que en otras nomás pujaba; llorar como los varones: a lo discreto y ocultando las crispaciones del rostro. Me acuerdo: sus ojos, ya recompuestos, miraron a los míos, y entonces:

– Hijo, Dídimo -así me decía-: que el México de cuando crezcas -en todos sentidos- sea un México donde no haya camanduleros que violenten la ley. Que para entonces tú y los demás mexicanos hagan valer la ley sobre baquetones que se la viven mentándola mientras la vejan a su conveniencia y en perjuicio de los que no tienen con qué defenderse más que esa pobre garra de manta que es la ley, y que vale para un cuerno. Que el México tuyo sea limpio, o acabará asfixiándote. Que no tengas que ahogarte con tal fecalismo o lo peor, mi hijo: que no vayas a acabar, tú también, agarrándole el gusto a semejante bazofia, a tantísima pudrición, Dídimo. (Y sudaba).

Mis valedores: el episodio de la bolita lo reviví anoche, en sueños y en mi pesadilla, después de leer en los matutinos, uno a favor y la rabiosa jauría de los demás en contra, que en el plantón del Paseo de la Reforma los compás, por defender la legalidad, están sufriendo desde tormentas hasta granizadas. Y válgame, la pesadilla me abrió los ojos de par en par, y entre jadeos corrí hasta la habitación de Ariel, y sacudía al güerejillo:

– ¡Mi hijo, que cuando crezcas, tu México ya no sea el de los Fox, Martas, IFEs Ugaldes! ¡Que ya no tenga que ser el México de estos heroicos equivocados de la marcha-plantón como arma inútil de combate! ¡Que sepan organizarse y así, sin salirse de la ley, dobleguen a los bigardones del fraude y se den su propio gobierno! ¡Despierta, Ariel! ¡Mi hijo, despierta..!

El cual, aturdido, pistojeába. (¿Qué..?)

¡Métanle para sacar..!

Los recuerdos de infancia, mis valedores. Esto que voy a contarles ocurrió allá en los terrones de mi Jalpa Mineral, en el estado de Zacatecas, y de ello hace ya tantos años que este servidor de todos ustedes, que dobla ya el Cabo de Buena Esperanza, era apenas un payo de primeras luces y silabario de San Miguel. Qué tiempos…

Nunca nada sucedía en aquellos derrumbaderos que pudiese alterar la modorra del caserío, rutina que se amantaba de campanadas, golpetear de marros en la fragua de don Martín, algún casorio, un bautizo, una muerte violenta, el aullar de todos los perros en el velorio y el estrépito de aquellos camioncitos Flecha Verde que se van, copeteados de gorrudos, rumbo al rumbo norte. Y no más. Y la modorra, otra vez, en mi Jalpa Mineral

Pero aquel día, de repente, la novedad. Fue por carnestolendas, con los bandazos del viento chivero. De súbito, aquel día mi Jalpa Mineral despertó alborotada: la feria trashumante alzaba sus tenderetes en el terreno baldío del potrero de Animas, y esa misma noche, ante el encandilado asombro del caserío, lo engrifaba de cornetas, flautines y chirimías; de maromeros y payasos enharinados, féminas de lentejuelas y dos changos marrangos, un anciano y venerable dromedario y dos leones con todo y su domadora, de la que esa misma noche, (mal) genio y (peor) figura, me enamoré y di en soñarla; en ratos dormido, despierto las más de las veces. Los feriantes. (¿No los estoy aburriendo? Sigo, pues.)

Y claro, al olor de la carpa cirquera los camanduleros, polvos de aquellos lodos, no nos iban a faltar. Sí, los picaros de la aventura y los juegos de trampa y azar, así los apostadores del as y la sota como la sota moza del catre rechinador, Los picaros profesionales, gente del mazo de cartas, de la ruleta, de toda suerte, buena y mala, de trapacerías. Y lástima…

Lástima, porque con uno de tales me fui a topar, qué mala fortuna. Yo, y conmigo seis payos de mi carnada, después de encandilarnos en el mágico mundo del trapecista, los pulsadores y la amazona del caballo percherón, fuimos a dar hasta el tenderete del rufián liviano de manos:

– ¡Dónde quedó la bolita! Métanle para sacar..!

Tres cuencos, sí, como mitades de nuez, y un garbanzo -¿de a libra?- rolando entre ellos, y aquellos dedos tan entendidos en el engaño y el trastupije falaz.

– ¡La mano es más rápida que la vista! ¡Métanle para sacar..!

Observé que uno de los mirones jugueteaba en su mano, a lo indeciso, con una moneda de a peso -de aquellos pesos, de los 0.720 que el PRI-Gobierno terminó por asesinar, como a tantas otras de sus víctimas-, y que, de repente, se decidía, y lo plantaba junto al cuenco del centro, o el de esta orilla, o el de esta otra. Y sí, acertaba siempre, y con el peso fuerte retiraba uno más. Así de fácil. Claro, el palero, quién más.

– ¡Aquí el caballero ganó un peso fuerte! ¡Ya llenó el morral! ¡Metiendo y sacando, metiendo y ganando! ¡El que no arriesga no pasa la mar..!

Tan sencillo como eso. Nosotros, con los ahorros calentándose en la bolsa del pantalón (que entonces era todavía de mezclilla y ahora, gringos de segunda dejáramos de ser, ya son «yins»), nos miramos de reojo, y entonces sí: atásquense, ora que hay lodo. A doblar el capital. A aprovecharse del candor del camandulero, Dios nos perdone. A enriquecerse a lo fácil, y va mi primer moneda al cuenco de la derecha, que, según yo, ahí había depositado su garbanzo el manipulador. Lástima ¿Pues a qué horas me cambiaron el condenado garbanzo, si claro vi que quedó de este lado? Santa simplicidad…

Ya el resto se lo imaginan ustedes: va una moneda, van dos, para reponerme, y van los cobres, el aguilita de plata; y en tanto el palero del peso fuerte retiraba sus buscas yo -con los otros ingenuos- iba dejando en la mesa del trapacero todo mi capital. Trágame, tierra (zacatecana)…

– ¡Métanle para sacar! ¡La suerte, como las olas, va y viene, y el que no arriesga no pasa la mar..!

En una mano temblona mi último cobre y cobre en el sabor de la boca me encontró mi padre; aquel mi padre don Juan que en su vida fue tacto, mansedumbre y suavidad, con sólo en sus ojillos la malicia en rescoldo. Pero esa tarde, mis valedores, lo estaba yo viendo y no podía creerlo. Y es que semejante metamorfosis de quien ahora, como siempre que se disponía a regañarme, omitía el tuteo:

– ¡Qué hace usted con estafadores!

¡Cómo es que así se deja robar!

De «usted» me hablaba, mala señal.

(Lo que ocurrió después, mañana.)

¡A liberar el Paseo de la Reforma!

(A ti, María Rojo)

A liberarlo, sí, por supuesto, pero no por razones éticas, sino estratégicas, y aquí la razón: pugnan en el terreno político dos proyectos de gobierno levemente distintos entre sí, uno de ellos con el panista Felipe Calderón como cabeza visible y el otro con el perredista López Obrador. La meta: la presidencia del país. Cuál habrá de mudarse a Los Pinos, he ahí la incógnita, que corresponde despejar, en un plazo que por ley no debe rebasar el seis de septiembre, al Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación Mientras tanto, mis valedores…

A la espera de la susodicha resolución el panista guarda una taimada compostura; López Obrador, por contras, exhibe las armas con que cuenta para forzar al TRIFE a contar los votos de las casillas impugnadas. ¿En qué estriba su fuerza? En la estrategia de la marcha multitudinaria, rematada con el plantón. Esto para cualquier adversario es irrelevante, intrascendente más allá de lo extenso de las multitudes que una convocatoria logre congregar. Decenas de miles de participantes, millones tal vez; de todos modos marcha te llamas, una marcha «parada», como mi maestro denomina huelgas y plantones que no incidan de inmediato en la organización ciudadana. Y lo enseña la historia, esa estrella polar: las causas más dignas y justas, las que suponen beneficio para las mayorías, nunca se han resuelto a favor cuando se apoyan en la marcha y el plantón, independientemente del tamaño de la muchedumbre Porque, mis valedores…

¿Cómo se resolvería la confrontación de 50 fortachones armados con palos de escoba contra 10 esmirriados con sendas AK-47 en las manos? Y eso es lo que opone López Obrador al nefasto proyecto de continuismo: palos de escoba. Los estrategas del Poder, peritos en sistemas de inteligencia y contrainsurgencia, a estas horas se aplican a calibrar y valorar la fuerza que le muestra el adversario, esa que, independientemente del alias que se le aplique, es la que genera, y no más, la marcha-plantón. El Poder, entonces, seguro de su fuerza y de la debilidad del adversario, le pierde todo respeto y temor, y no sólo aplica el antídoto, sino que aun se da el lujo de revelárselo:

«Ni te veo, ni te oigo, ni te siento, y hazle como quieras…» ‘Pero cómo no me vas a ver, oír y sentir, si te estoy trastornando la vida de toda una ciudad, la más importante del país» «¿A mí? ¿En qué me afecta como para que te reconozca el triunfo en las urnas? A quienes afectas con tu marcha-plantón no es a mí, sino a los habitantes de esta ciudad, muchos de ellos tus seguidores, y que quizá votaron por ti y ahora están en tu contra Yo, una vez sopesada la cantidad y calidad de tu ‘fuerza’, ni te veo, ni te etc. Tú sigue anclado en Reforma mientras Calderón se encamina a Los Pinos«.

¿La fuerza ciudadana, mis valedores, una fuerza que pudiese salvar al país del siniestro continuismo Salinas-Zedillo-Fox-Calderón? No.La fuerza reside en la organización de los comités de base; en la creación de redes ciudadanas, para de ahí avanzar a formas superiores de lucha pacifica.

Pero no comités y redes virtuales, sino redes de veras y de veras comités organizados por verdaderos expertos, no por esos hasta hoy encargados de integrar la estrategia fundamental, ellos que no son creadores, sino burócratas y administradores que sólo saben administrar lo ya creado. ¿El resultado? La marcha-plantón, esta vez en pleno Paseo de la Reforma…

Porque, mis valedores, con verdaderas redes ciudadanas, con redes de comités bien establecidas, entonces sí, la exigencia de 15 millones: recuento voto por voto, o enfrenten un día sin mexicanos. Piensen en sus efectos, a quién perjudicarían. Así de fácil. Así de casi imposible, porque las muchedumbres se mueven a la ley de la marcha-plantón, que es la ley del menor esfuerzo; porque las masas son capaces de irrumpir en un almacén transnacional y ponerse a hacer desfiguros con bolsas de Sabritas, pero no de aplicarle el boicot Un día sin mexicanos, día de brazos caídos, y a ver qué Poder lo resiste, que sus efectos le horadan la línea de flotación. Tal estrategia, mis valedores, ¿la conoce o la ignora López Obrador..?

La conozca o no, él es un caudillo, no un estratega que escuche a los asesores; no un personaje a quien el acto de humildad de todo revolucionario, (o no es revolucionario), lo lleve a la autocrítica, y llegue a la conclusión de que en materia de organización otros, y no los burócratas sino verdaderos especialistas, son los que deberán avocarse de inmediato a la tarea de la organización, y sobre la marcha y con el auxilio de la tecnología, comience a generar la verdadera fuerza popular, esa que reside no en la marcha-plantón (aprender de la historia), sino en el comité de base. Y el tiempo es un arma letal, y por ahora el tiempo corre a favor de Calderón, y quien maneja el factor tiempo…(Sigo después.)

Anubarrado e indefinido

Indefinido y anubarrado, mis valedores. Así se advierte el día de hoy el panorama del país, con un proceso electoral que, cuestionado por señalamientos de fraude, aguarda veredicto y sentencia del tribunal respectivo. Y la lógica reacción de los protagonistas: éstos aplican la resistencia civil y aquéllos el antídoto correspondiente. A propósito…

Como nunca antes en su historia moderna, este país se advierte tasajeado por dos bandos en pugna, el del gran dinero y el de la pobreza extrema. Pues sí, pero de repente un lema sintetizó la esperanza de estos últimos (últimos casi en todo): ‘Trímero los pobres». ¿Qué qué? El Sistema se apresura a calificarlo, descalificarlo, como «Un peligro para México». ¿Para cuál de los dos Méxicos es el peligro? Obvia la respuesta, y el pobrerío, mientras tanto: «¿Cuándo será nuestro turno, nuestra oportunidad? Exijamos». ¿Contra Washington y los grandes capitales, el alto clero, la derecha yunquera, un PRI pragmático-utilitarista y una sociedad conservadora, manipulada por la TV y las sotanas, medrosa ante cualquier amago de cambio?

Pero las masas, su mesías al frente, se arrojan a la resistencia civil pacífica, y entonces: en este país, como en el resto del orbe, los grandes capitales, el poder, los intereses creados, se constituyen, afianzan y acrecientan con el compinchaje de leyes no escritas. Pero si se atenta contra tales intereses del Sistema de poder, de inmediato se recurre al marco de las leyes y, en un caso extremo, al uso de la fuerza legal, de la que el Sistema posee el monopolio. Ayer, a lo largo del proceso electoral, se violó sistemáticamente la ley. Hoy, ante la protesta ciudadana, lo advierte un Aguilar Valenzuela, vocero presidencial:

– Frente a las amenazas de la coalición Por el Bien de Todos de que las movilizaciones serán más radicales y categóricas, la Presidencia de la República deja en claro que el Gobierno hará respetar las leyes y actuará de manera institucional.

Tartufismo puro; impuro, como todo tartufismo. Porque la descarada intervención presidencial, el activismo del clero católico y la intimidación patronal a los trabajadores, eso no violó la ley, que eso es «democracia». ¿Las manifestaciones de descontento popular? Sí, por supuesto, esas sí son violencia y violación a la legalidad. Y el nuestro es un estado de derecho.

Mis valedores: para saber qué camino recorrimos y recorremos, dónde estamos hoy día y cuál es la ruta a seguir que nos resulte menos azarosa, ¿por qué no acudir a las enseñanzas que nos ofrece la historia? A las simpatías y diferencias que se advierten entre la confrontación de Francisco I. Madero con Porfirio Díaz, y la de López Obrador con el Sistema de poder, por ejemplo.

1.- El gobierno del dictador, apuntalado por el ejército, la clerecía católica y los grandes capitales nativos y transnacionales, beneficia a los pocos y empobrece a las mayorías. El de Díaz es un gobierno de empresarios, por empresarios y para empresarios. Extranjeros, concretamente.

2- Hierve el descontento popular, que encabezan los Flores Magón, precursores del movimiento armado y ellos sí, a diferencia de Madero, aptos táctica e ideológicamente para encabezarlo. Ya en 1906 y desde Estados Unidos mantienen abundante correspondencia con sus seguidores en México. La revolución es un hecho, pero aquí, el antídoto: el dictador comisiona a un tal Creel, que con la anuencia de Washington y del director de correos norteamericano, viola la correspondencia de Ricardo Flores Magóa Así, Díaz aborta el movimiento en sus dos intentos, el segundo en 1908. Y la paz.

3.- Entra en escena Francisco I. Madero, un honrado burgués, vitivinicultor y practicante del espiritismo, carácter de jericalla y sin la «virtud del Príncipe» (Maquiavelo), que en La sucesión presidencial quema incienso a Porfirio Díaz. Tiempo después expresa su intención de postularse para la presidencia del país, y ahí el antídoto del «poder»: una orden de Díaz al procurador general, y éste manda al licenciado Juan R. Orci, una especie de Vega Memije de aquel entonces, que lo inhabilite como candidato presidencial. Seria la movilización de las masas la que lo llevaría un poder que lo iba a rebasar, lástima para el país.

4.- Porque es Madero y no los Flores Magón quien da el salto de calidad y despierta al tigre, lo lanza a la lucha y le da la «democracia», sí, pero no la tierra, no los empleos, no mejoría en las condiciones de vida que le prometió cuando candidato.

Madero dio a los pobres «democracia», pero lo que los pobres esperaban no era «democracia», sino salir de la miseria en que los hundió el dictador; comida, tierras, empleos que los liberases de la sujeción del hacendado. No «democracia». Y cayó el demócrata, perdió la vida, y… (Seguiré con el tema)

Cuba, una y múltiple…

¿Quiénes o qué son hoy los Estados Unidos? ¿Y El Pentágono? ¿El imperialismo va a decidir el uso de tu gran fuerza en relación con Cuba y con todos los pueblos del mundo hambriento? ¿El Depto. de Estado? ¿El yanqui o el pueblo de los Estados Unidos..? (C. Wright Mills: Escucha, yanqui.)

Y yo pregunto a mi vez, mis valedores: ¿cuál de tantas versiones de adictos y malquerientes es Cuba? ?nica es, e irrepetible; una y múltiple. Tengo aquí la versión de W. Mills, al del combatiente de Sierra Maestra que a descargas de fusil hizo posible esa Cuba única, y la de un Armando Valladares, poeta desfalleciente en las «cárceles políticas» de Fidel Castro, que en versos medianejos -júzguenlos- lo asienta en el documento humano:

Me lo han quitado todo – las plumas, los lápices -pero me queda la tinta de la vida – mi propia sangre – y con ella escribo versos todavía…

¿Cuál de todas es Cuba? ¿Cuál habrá de sobrevivir? Leo esto, leo aquello, e ignorante del actual momento político de la Isla, termino como empecé, preguntándome: ¿cuál de todas es Cuba? ¿Todas a una, Fuenteovejuna? De algo estoy cierto: el destino de Cuba y el nuestro país marchan paralelos así en los días fastos como en los infaustos; en las duras, tantísimas, y en las maduras, unas cuantas apenas. Esto nada ni nadie lo va a separar. ¿Fox? Ese, mucho menos. Faltaría más…

Con la Revolución Cubana todavía en la cartuchera, Juan Almeida, uno de los Doce que encendieron la mecha, decía: «En México me encontré con Efigenio, que llegaba de San José de Costa Rica, parado en un puesto de tacos. Tú sabes lo que es taco, ¿no? Una torta que hacen los mexicanos de harina de castilla, con un poquito de carne de puerco, y enrolladita así…» (?)

Ya de regreso en su tierra -en su Sierra- y en plena revolución, Manuel Fajardo: «La detención de los norteamericanos fue una de las medidas más valientes de la guerra Se cogieron como a 38. No es que tenga nada contra ellos, el problema político lo separo de mi opinión personal sobre estos marines que traté personalmente: la gente mas despreciable que puede haber en el mundo son los marines norteamericanos. No he visto seres humanos más corrompidos que esa gente». (¿Por qué se me vino a la mente ¿Guantánamo, AbuGhraib..?)

Armando Valladares, poeta: «No podía ponerme en pie y me movía sentado, arrastrándome sobre las nalgas. El ensañamiento de los guardias no hay cómo narrarlo. Uno de ellos llevó una lata de cinco galones a los presos comunes para que orinaran y defecaran en ella Cuando la tuvo llena hasta la mitad de esas inmundicias, les agregó agua y subió al techo de malla de las celdas. Fui el primero en recibir el impacto…»

Escucha, yanqui: Esos contrarrevolucionarios no tienen el valor para luchar con las armas en la mano. Lo que están haciendo, conspirar contra nosotros, les debe costar millones de dólares. Su propaganda contra nosotros, sus viajes, su sostenimiento: ¿de dónde sale tanto dinero? ¿De las compañías yanquis afectadas por nuestra revolución? ¿De la CÍA? ¿Del Depto. de Estado? En Cuba hay muy pocos contrarrevolucionarios, y son impotentes para reunir alrededor otros elementos (…) Cuando los obispos salieron con una declaración general contra el comunismo, la mayoría de la gente de las iglesias simplemente se rió. Sabían que se trataba sólo de la ignorancia y el temor de los contrarrevolucionarios…

Valladares: «Recuerdo a mis compañeros fusilados. Pensé en Julio y en su desprecio por la vida, defendiendo sus criterios de Libertad y Patria, y pensé en todos aquellos que con una sonrisa en los labios marchaban a los paredones, y pensé en la integridad de aquellos mártires que morían gritando: ¡Viva Cuba Libre! ¡Viva Cristo Rey! ¡Abajo el comunismo…!»

De Cuba al yanqui: Lo que debes hacer, en nuestra opinión, es actuar políticamente en tu propio país, asegurar que tu gobierno no utilice la violencia -ni directa ni indirectamente- contra la Revolución Cubana. ¡Manos fuera de Cuba!, eso es lo único que queremos de ti. ¿Es pedir demasiado? Con eso, la nueva nación que estamos dando a luz se sentiría muy aliviada y se reducirían enormemente los dolores del parto (…) Que tu gobierno reconozca que Cuba es un Estado soberano (…) Que tu gobierno renuncie para siempre a la absurda e histérica idea de que puede destruir todo lo que significa nuestra revolución (…) Lo que queremos de tu gobierno sólo puede expresarse en una palabra: nada. O en dos: déjanos tranquilos…

La Cuba de Fidel, la de los exiliados, la que resiste terrorismo y sabotajes: ¿cuál de ellas es Cuba? Obvia la respuesta. Fidel: ¿héroe, dictador? ¿Gobierna con los cubanos o a contracanto? ¿Odio, temor del gobierno de EU, del que Fox se erige en escudo oficioso? ¿Qué? México y Cuba, siempre, por siempre jamás. (Y ya)

Guárdeseme el secreto

El presunto fraude perpetrado a lo largo del proceso electorero, que no electoral, y que aún no concluye, mis valedores. Y qué de zozobras ha generado, qué de ansiedades, lastimaduras y depresiones en el ánimo colectivo y desgarraduras en el entramado social. Y ahí la respuesta social: contra la amenaza de un continuismo nefasto para la comunidad que sería el del «triunfo» del candidato panista en Los Pinos, a preparar la defensa de un proyecto de gobierno discretamente distinto. ¿La estrategia a la que convoca el candidato de la Alianza por el Bien de Todos, López Obrador? La resistencia civil. Pero si las masas cayeron en el engaño de que ese proceso electorero fue «democracia», ¿no existe el peligro de que tomen como «resistencia civil» la marcha, el plantón, la pancarta y la toma simbólica de edificios públicos? Sobre esto fui a interrogar al maestro; aquí, de la grabadora, sus respuestas:

– Por cuanto al EZLN: recordemos la marcha de los 1111 que desde Los Altos de Chiapas vino a desembocar en pleno recinto del Congreso de la Unión. ¿Tuvo algún resultado benéfico para su causa? No, y esto lo certifica la realidad objetiva El Sistema observó que el movimiento zapatista estaba centrado en Los Altos de Chiapas, y entonces se movilizó (él sí se movilizó), y plantó sus fuerzas en un cerco que restringió el margen de acción del EZLN a unos cuantos kilómetros a la redonda Y así, ya sin representar peligro alguno para el Sistema, que fallezca por inanición, por desgaste, inercia erosión…

Por cuanto al fraude en las elecciones de 1988 que arrebató el triunfo a Cuauhtémoc Cárdenas: muchos intelectuales se manifestaron contra el robo que se perpetraba a favor de Salinas: antiguos militantes del 68 y el 71, luchadores sociales de cuando los sismos, catedráticos, mujeres, hombres, todos. Cárdenas convoca a esa maniobra que, de ser lo que es, concentración de multitudes, siguen denominando «movilización», y llena el Zócalo capitalino mientras el candidato del PAN, clama que «no hay ganador». Surge entonces el cuarteto cómplice de Salinas: el priista Manuel Camacho y los panistas Abel Vicencio Tovar y Diego Fernández, quien fue más tarde puntual en la quema de los casi 25 mil paquetes electorales que podrían documentar el fraude de Salinas contra Cuauhtémoc. El cuarto de los compinches fue el panista Luis H. Alvarez, quien tiempo después iba a declarar:

«Los gobiernos no sólo se legitiman con votos, también con hechos».

Mientras, las largas marchas y las multitudinarias concentraciones en el zócalo de la ciudad capital. ¿Y? ¿Qué lograron las aparatosas «movilizaciones»? Nada de nada

Ahora bien: ¿que si AMLO libró el desafuero fue por la presión popular? ¡Mentira! Eso, mañosamente, nos ha hecho creer el Sistema para que sigamos confiando en la concentración masiva como arma de lucha en su contra para cuanto llegara el fraude del 2 de julio. Sus estrategas consideraron las consecuencias del desafuero, y que no valía la pena neutralizar en esa forma a López Obrador. Diseñaron el fraude cibernético, por medio del cual siempre va a ganar el que quiera el Sistema y nunca el que el Sistema no quiera que gane. ¿El instrumento de lucha de las masas descontentas? La «movilización». Y el Sistema «Ni los veo, ni los oigo, ni los siento, y háganle como quieran». Sin más.

Hoy, las masas, justamente exasperadas ante el fraude que intuyen, protestan en la única forma en que han sido aleccionadas por el Sistema a concentraciones masivas, que no representan fuerza alguna «Músculo político». Yo le garantizo que con tal estrategia los descontentos serán derrotados una vez más, como la historia nos enseña que fueron derrotados en el pasado. Pensemos en los movimientos masivos de médicos, maestros y ferrocarrileros de fines de los 50. ¿La estrategia adecuada? La que dio resultado en el 68: organización, pero no de masas, que eso no es organización. En el 68 fueron las brigadas, cuyo resultado iba a ser la creación de sindicatos independientes, complejos habitacionales, recuperación de tierras, en fin. Hoy, su equivalencia son los comités autogestionarios. La fuerza popular que se acopia casa por casa para que así, organizada en comités, posea el poder suficiente para hacer valer sus derechos y, según el postulado aristotélico, darse ese gobierno que mande obedeciendo. Las concentraciones multitudinarias están condenadas a la derrota Lo dice la historia Dígalo usted en su periodismo.

– De catastrofista no me van a bajar, de amarillista

– ¿Y eso le importa? Usted procede a conciencia ¿Va a transitar por la misma vía de los dogmáticos, prejuiciosos, rutinarios, mediocres..?

No pienso hacerle caso al maestro, mis valedores. No he de repetir su tesis, que se me puede tachar de amargado. Lo que me dijo téngase por no dicho. Y la paz. (Vale.)

Lodo y armiño

Es natural, contertulios, y provechoso para la opinión pública, que los comentaristas de prensa escrita, radio y televisión, expresen opiniones contrapunteadas en torno al proceso electoral que aún no culmina Es loable la diversidad de criterios mientras los analistas se expresen en forma honrada y de buena fe, que de otra manera se convierten en simples voceros del Sistema

– Pero qué me dice de los Pedros, Joaquines y Mario Ramones, maestro.

– Alquilones de la pluma los hay, por supuesto, y detentan los puestos claves de radio, periódicos y televisión, tan sólo para manipular a las masa en provecho del Sistema de poder. A propósito, Valedor, ¿qué fin tuvo la glosa de algún relato de Bierce que nos mostró hace unos años?

(Los cuentos de Bierce, mis valedores, soberbios cuanto erizados de ironía y sarcasmos.) «Fué uno que escogí para la glosa con los personajes de la Madre Teresa y Juan Pablo II, hoy difuntos».

– Difunto el pontífice, y bien difunto por más beato que vayan a hacer al que toda su vida se vivió regalando al César Ronald Reagan todo lo que era de Dios. La Madre Teresa vive todavía, y vive mientras en este mundo viva el amor al prójimo. ¿Cómo va la fabulilla, Valedor?

La susodicha, mis valedores: ¡Aquel día, la grey de este muy católico lar se cimbró de religiosa cluequera! ¡Nos visitaba Su Santidad! ¡Psicosis colectiva y éxtasis de religiosa exaltación! Y a organizar la valla monumental que cubrirá la ruta desde el aeropuerto Benito Juárez (en el nombre captar la ironía) hasta la propia basílica de Guadalupe, con el recaudo, el aderezo y la guarnición de danzantes y peregrinos, coros y cánticos, plegarias e invocaciones, ovaciones y porras, confeti, rosas y serpentinas y un trigal de pancartas con la vera efigie de Su Santidad a todo color, en transmisión directa, radio y televisión, de costra a costra y de frontera a frontera. ¡México siempre fiel! ¡Que en la misa solemnísima congreguemos tanto devoto que entremos al Guiness! ¡Nos visita Su Santidad! Frenéticos, los preparativos. ¡Juntese la cristiandad! ¡Todos a recibir a Juan Pablo II! ¡Que la valla de peregrinos alcance el aeropuerto Benito Juárez (captar la ironía) hasta la mismísima basílica de Guadalupe, adornada con la estarna de Su Santidad! ¡A recibirlo, y que la valla vaya directamente al Libro de Records Guiness!

En tanto, callada la boca, a la Terminal de Autobuses del Norte llegaba a la ciudad una tal Madre Teresa, la monja de Calcuta, cuya vida dedicó a los redrojillos humanos desgarrados por lepra y demás lacras malignas y contagiosas. La madre Te.resa fue pobre, que adoptó la pobreza como forma de vida; que tronos y púrpuras le repugnaban, y crucifijos de oro; humilde como fue, pero de veras, evitó halagos, aclamaciones, ostentaciones y demás vanidades; religiosa en verdad, huyó de inciensos y ritos vacíos. La madre Teresa, era, es, verdad pura en ánima y cuerpo, de dicho y acciones, y sublima el sacrificio de sí misma para amar al prójimo más que a sí misma Ella es descendiente directa de la estirpe de los profetas, que su doctrina la apuntalaron con la verdad de los hechos, en las antípodas de los Norbertos Rivera y Onésimos Cepeda que heredaron esa doctrina y la repiten como fórmula vacía porque les falta la enjundia de la congruencia con las acciones. Ellos dicen caridad, dicen misericordia dicen sacrificio y pobreza, dicen humildad, con la lengua- la de Calcuta lo dice con hechos. Ella sin comitiva ni comisión de recibimiento, arribó a la ciudad por la Estación del Norte.

Fue una tarde lluviosa Yo por casualidad, aquella tarde me topé a la religiosa en algún caserío perdido, de pie frente a aquel leprosario de mala muerte (de mala vida) que se alza más allá del terreno baldío convertido en lodazal. De este lado, bajo un arboluco, la madre Teresa se disponía a cruzar lodo, charcos, inmundicias. Ahí saltó un oficioso: «Permítame proteger sus sandalias con estas botas de plástico».

Gentil, pero enérgica, la monja rehusó con un movimiento de su cabeza

– Mire que de aquí a la entrada hay un buen trecho de lodo y estiércol.

La seráfica de Calcuta volvió a rehusar. Ella que venía a lavar, desinfectar y vendar llagas agusanadas, bubas purulentosas, pestilentes lobanillos y carnes en putrefacción, ¿asco a un poco de barro..?

– Aunque, después de todo, no se manchará en demasía ¿Ve esa hilera de individuos recostada a medio lodazal, boca abajo? Son los periodistas yunqueros, proyanquis y clericales, propagandistas del gran capital, del neoliberalismo, de Calderón. Ellos gustosos le ofrecen sus cuerpos para que el barro no manche sus sandalias.

La Madre Teresa observó la siembra de lomos. Después de un momento, el suspiro aquel: «Sea por Dios. Preste acá esas botas de goma».
La moraleja, ¿cuál? (Piensen.)