Perros de guerra

Bandazos que da la historia, mis valedores. Que a dos semanas de su asesinato la imagen pública de Saddam Hussein emerge, para la mayoría de su pueblo, como el héroe que lega a los suyos el temple, el valor, la entereza y la serenidad hasta el fin. Que la popularidad de su verdugo gringo, entretanto, se arrastra a estas horas por el albañal. G. W. Bush, ese mesiánico de pacotilla que a la manera de Pedro el Ermitaño al encender Occidente para que las cruzadas incendiasen el mundo oriental prendió la hornaza en Iraq al son de la misticoide proclama:

La nuestra es una guerra del bien contra el mal. Peleamos por nuestras libertades, porque Estados Unidos tiene arraigada vocación pacifista…

A la campaña de miedo del genocida y ex-socio de Hussein se agregarían industriales del periodismo y maestros de escuela que apuntalaron el embuste de las armas de exterminio masivo en Iraq. Y la psicosis del terror…

Pues sí, pero ciertos intelectuales de Estados Unidos no cayeron, no fingieron caer en la campaña manipuladora de los industriales de la guerra E. Weinberger, contra la locura genocida de Bush:

«El necesitaba una salida para la crisis de su gobierno, sobre todo ante la recesión económica Esa salida fue la guerra, primero en Afganistán y después en Iraq. ¿Qué sigue? ¿Una nueva guerra? No se puede subestimar la amnesia colectiva inducida por el sensacionalismo de los noticiarios que transmiten 24 horas, ni el talento de la junta de Bush para manipular esos medios de comunicación…»

Susan Sontag: «No es cierto que los norteamericanos estemos liberando a Iraq. En mi país ha habido una manipulación atroz; les han hecho creer que su país es un gigante herido, que siente pena de sí mismo, razón por lo que criticar al gobierno es antipatriótico. Que el estadounidense perdió el sentido crítico de la realidad por el dolor que sintió luego de los atentados terroristas que sufrió el 11 de septiembre. ¡Mentira! Los norteamericanos no están heridos, no sienten dolor por nada Hay un grupo de gente que hace 10 años se propuso cambiar de manera radical el orden mundial para que Estados Unidos pueda invadir cualquier país que desee…»

Noam Chomsky: «Es realmente chocante que la avalancha de propaganda que se iniciara en septiembre del 2001. Fue cuando comenzó la campaña para el congreso y estaba claro que dejando que sobresalieran los asuntos sociales y económicos, los republicanos no iban a ganar. Hubieran sido arrollados. Tenían que hacer exactamente lo mismo que hicieron en los 80s: sustituirlos por asuntos de seguridad, y en el caso de una amenaza a la seguridad, la gente tendría que cerrar filas en torno al presidente, una figura fuerte que nos protegería de horribles peligros…»

Eliot Weinberger No me cabe la menor duda de que en algún momento de septiembre de 2004, alrededor de seis semanas antes de la elección presidencial, se dará «una nueva y grave amenaza a la seguridad nacional» por parte de Irán, Corea del Norte, Al-Qaeda o, quizás, inclusive de Tijuana…

S. Sontag: «Estados Unidos es un claro ejemplo de que los hombres y las naciones se precipitan a realizar acciones que no logran comprender. Cómo se entiende, si no, que los americanos piensen que estamos liberando Iraq…»

Samuel Huntington: «Para gran parte del mundo, EU es considerado ya como un estado criminal y el mayor peligro para su existencia (del mundo)…»

Chomsky: Los enfrentamientos militares de EU se producen siempre contra enemigos mucho más débiles; estos son los únicos con los que estamos dispuestos a enfrentarnos, de modo tal que con ellos debemos ganar con decisión y rapidez, porque de otro modo el apoyo popular se erosionará (…) Recordemos que esta misma gente declaró en 1981 una guerra contra el terror que se convertía en el núcleo central de la policía exterior estadounidense enfocada fundamentalmente en Centroamérica. Ahí hicieron una guerra «contra el terror», y acabaron matando a unas 200 mil personas. Dejaron cuatro países devastados. Desde 1990, cuando Estados Unidos se hizo con ellos de nuevo, se han hundido aún más en una profunda pobreza…

G. W. Bush, genocida «Libertad y temor, justicia y crueldad, siempre han estado en guerra, y sabemos que Dios no es neutral. Que El nos dé sabiduría y podamos velar por Estados Unidos de América…»

Chomsky: ¿Motivos para el control de Iraq? El mundo los conoce. Controlarlo pone a EU en una posición poderosa para extender su dominio sobre las mayores reservas estratégicas del mundo. Buena razón, ¿verdad?

La nota de ayer «El gobierno de Iraq está a punto de aprobar una ley que da a las compañías petroleras de Occidente el derecho de explotar sus reservas de crudo, las terceras más grandes del mundo». (¡Alá!)

¡Yo soy el alcohol!

Yo coloco un velo sobre los ojos y la conciencia de mis vasallos. Yo, el alcohol, hago que el crimen se minimice como «simple venganza», y como hermoso pasatiempo la abyección, y como entretenimiento el adulterio, y la inmoralidad, y el delirio, el horror, la locura, la muerte…

Mis valedores: este es el fin. Aquí terminan los tres artículos que les proporciono con ánimo de que sirvan a algunos de ustedes como parámetro para que se evalúen frente al alcohol, y midan las consecuencias. Iniciado anteayer, con el presente finaliza la serie de colaboraciones que ojalá todos ustedes, en vez de desecharlos tras de leídos, quieran conservarlos y a modo de medida preventiva los den a conocer a sus familiares, amigos, en fin. Porque esto del alcoholismo en nuestro país es todo un problemón que origina lo mismo cirrosis que accidentes de tránsito y aquí desavenencias familiares y allá hechos de sangre, de prisión, de muerte. Esto, claro, ya ustedes lo saben, y si hablo de manera tan extensa del licor es porque tal azote se agrava con «festividades» como las de pre-posadas, posadas, Navidad y fin de año, cuando se registra, según reportes del Seguro Social, «un consumo inmoderado de alcohol», sobre todo en los jóvenes. Funesto. Aquí finaliza la enumeración del proceso de deterioro paulatino y derrumbe final del enfermo, desde el momento del brindis primero, cuando se inicia en el licor, hasta que la botella termina con la vida del desdichado que no supo detenerse a tiempo. Para que sirva de parámetro a tantos, el paso del número 33 hasta el inevitable final:

33.- Disminución de las capacidades mentales. Las neuronas del cerebro, únicas del organismo sin capacidad de reproducción, mueren por millares, deteriorando así la capacidad mental del enfermo. 34.-Psicosis alcohólica. Enfermedad mental, angustia, ansiedad, inseguridad, miedos, alucinaciones. 35.- El enfermo bebe con personas socialmente inferiores. Con el afán de sentirse «superior», busca la compañía de personas que han caído del todo en la miseria moral y material. 36.-Consumo de productos industriales, altamente tóxicos: alcohol metílico, bario, etcétera. 37.- Disminución de la tolerancia al alcohol. El organismo se va minando, y ahora el enfermo se embriaga con poco alcohol que consuma El organismo sigue y sigue minándose hasta terminar en un desecho físico.

38.- Temores indefinibles, delirio de persecución. El bebedor sufre dudas, sobresaltos, miedos terribles a causa de su angustia, sentido de culpabilidad, remordimientos. 39.- Temblores persistentes. En su camino hacia la muerte, el sistema nervioso del bebedor depende de su bebida Cuando le falta, la demanda a gritos. Temblores persistentes. 40.- Inhibición psicomotora. Locura El enfermo ya no logra ejecutar una maniobra tan simple como darle cuerda a su reloj, si aún lo trae, y si aún es de cuerda No puede apretar una tuerca Aunque quisiera trabajar, ya no puede. 41.- El hecho de beber adquiere un carácter de obsesión. El alcohol se ha apoderado de la mente del enfermo. Para conseguirlo y seguir bebiendo es capaz de robar y aun sufrir las peores humillaciones. 42.- Vagas aspiraciones religiosas. Búsqueda de algún «oasis» espiritual. 43.- Todo el sistema de racionalizaciones fracasa Si se le llega a preguntar «¿Usted por qué bebe?» trataría de contestar con algún pretexto, pero finalmente tendría que responder: «No sé por qué bebo…»

44.- Hospitalización definitiva Si logra ser aceptado en un hospital, ahí pasará sus últimos días, abandonado por los suyos y totalmente desprestigiado. 45.- Pérdida de la vida en un hospital, o por accidente automovilístico, o a causa de algún delito que cometió en estado de embriaguez, en la cárcel. Lo afirma algún vago organismo que intenta enfrentar el problema del alcoholismo en nuestro país:

Gobierno, diputados y senadores tienen en el olvido este gran problema de salud que sufren millones de mexicanos, y no legislan sobre el alcoholismo como enfermedad con base en la creación de leyes que controlen y regulen la producción y distribución del licor para consumo humano…

A modo de conclusión, el Testamento del alcohólico: «Dejo a mis padres un dolor que no sé cómo podrán soportar en su vejez. Dejo a mis hermanos toda la vergüenza y el pesar que les causé con mi manera de beber. Dejo a mi esposa un corazón quebrantado y una vida de miseria, y a cada uno de mis hijos pobreza, ignorancia, embrutecimiento y el triste recuerdo de que su padre murió víctima del alcohol. Dejo a la comunidad un carácter detestable, un ejemplo funesto y una memoria odiosa».

Ustedes mis valedores, buenos católicos en su aplastante mayoría, ¿cómo festejaron la Navidad? ¿Cómo celebraron el nacimiento de Jesús el Cristo? Y el Año Nuevo, ¿cómo lo recibieron? ¿En su juicio cabal o…? En fin. Salucita (Ah, México…)

Ayer te pregunté: ¿me conoces?

Claro que me conoces, te lo juré ayer. ¿O acaso no celebraste la Navidad? ¿Cómo la celebraste? De ser parte integrante de una familia católica, ¿la festejaste según mandan los cánones de tu religión, o como religioso con la copa en la diestra no pasas de gesticulador..?

Conóceme: soy el alcohol. Yo acabo con la familia y causo los conflictos, los crímenes y las desgracias que estallan en los hogares. Yo hago nacer raquíticos a los niños, y retardados, e idiotas. A los jóvenes, a los adultos yo, el príncipe del alcohol, hago perder la vergüenza, la dignidad, el honor, la educación, la religión…

El alcoholismo, mis valedores. Inicié ayer aquí mismo una serie de artículos con la siguiente pregunta: de los millones de alcohólicos que registra el país, ¿cuántos con motivo de la fiesta religiosa de Navidad, abandonarían el licor? ¿Cuántos más, con ese mismo motivo navideño, se iniciarían formalmente en la botella? Hice una sugerencia que hoy voy a reiterar:

Una vez ya leídos no desechen estos artículos; es mejor y vale más conservarlos, y que nos sirvan como focos de alerta ante el riesgo de afición, de adicción al licor por parte de algún allegado. Ese riesgo existe hoy más que nunca, porque nada más a propósitos para incrementar el número de los incautos temerarios que le hallan el gusto al alcohol que las pasadas festividades de Navidad y Año Nuevo, con las que aún nos restan para este mes.

Apegados que somos a la tradición, y la tradición, para los mexicanos, tienen un nombre: licor. Aquí, el minucioso panorama de ese proceso lóbrego que abarca el primer alegrón del bisoño, la primera alegría embotellada del que se inicia en el gusto por la botella, al horror del tramo final que recorre el enfermo de alcoholismo. Los primeros doce pasos al abismo los apunté ayer.

Aquí finalizó el décimo-segundo: al llegar a este punto, el bebedor se torna «bravero», despreciativo. 13.- Remordimientos persistentes. El alcohólico se percata de que su conducta ha cambiado bastante si la compara con el pasado. Es, tal vez, su último examen de conciencia, porque más allá esa conciencia no le servirá de nada.

14.- Período de abstinencia total. Reacciona diciendo que va a demostrar que tiene fuerza de voluntad, pero tarde o temprano vuelve a beber. 15.- Modifica sus hábitos de beber. Al intentar dejar la bebida cambia de marca, o cerveza y vinos en lugar de licor. 16.- Alejamiento de las amistades. Su esfuerzo por dominar el hábito del licor aumenta su agresividad. 17- Dejar los empleos. Debido a su irresponsabilidad, renuncia o es despedido. 18.- Subordinación completa al alcohol. No imagina nada si no es con alcohol: fiestas, días de campo, futbol, reuniones con amigos, etc. 19.- Apatía hacia otros asuntos que antes le interesaban: practicar deporte, la actividad cultural, el trabajo en casa etc.

20.- Nueva interpretación de sus relaciones interpersonales. Ahora le desagradan las personas que no beben, tiene la percepción, aunque quizá errónea, de que es criticado. Es el síntoma inicial de un posterior divorcio con la comunidad. 21.- Conmiseración de sí mismo. Se siente un ser desgraciado que sufre humillaciones en su trabajo y en su familia, y por eso siente lástima de sí mismo. 22.- Fuga geográfica. Aparece en alguna otra ciudad o lugar cualquiera a donde se haya ido a seguir bebiendo. 23.- Cambio de costumbres familiares. Ates se llevaba bien con la familia, ahora, por su mal humor, provoca pleitos constantes con la familia En los niños, en lugar de respeto, provoca miedo o desprecio al alcohólico.

24- Resentimientos irrazonables. La autoconmiseración ha avanzado hasta convertirse en resentimiento contra quienes lo rodean 25.- Abastecimiento de alcohol. El enfermo se afana en que no le falte su dosis, para lo cual guarda provisiones de licor en sitios menos imaginables. 26.-Descuido de su alimentación. Pérdida del apetito. El enfermo como poco y mal. 27.- Primera hospitalización. Por el constante consumo de licor, el enfermo puede llegar a requerir los auxilios del médico.

28.- Mengua creciente y, en casos por demás frecuentes, pérdida total de todo impulso sexual. 29.- Celos del alcohólico. La constante desavenencia en el hogar predispone al enfermo a creer que su pareja le está siendo infiel, y entonces las escenas de violencia que pueden degenerar en hechos de sangre. 30.- Beber en ayunas. La «cruda» lleva al alcohólico a comenzar el día bebiendo licor. Este síntoma es el preludio de la denominada ‘Fase crónica». 31.- Períodos prolongados de embriaguez. Beber sin parar 8 o más días.

32.- Un marcado deterioro moral. El bebedor recurre a cualquier medio con tal de obtener dinero para seguir adquiriendo y bebiendo licor. Ya exhibe sin recato su miseria física y moral. (El final, mañana.)

¿Me conoces..?

Pues claro que me conoces. ¿O qué, acaso no acabas de «celebrar» la Navidad? Y si la celebraste al modo de los buenos católicos, ¿no me elegiste como la sangre, el oxigeno y el espíritu de la navideña festividad? ¿Pues qué jolgorio celebra este mundo sin mi presencia? Porque claro, sí, yo soy el licor, y he convertido el espíritu de la Navidad en el espíritu del vino. Del licor. De la fuente de toda humana alegría. De la raíz de todo goce mundano. Del generador de los pensamientos negros y criminales. Del artífice de la pasión, el adulterio, el derramamiento de sangre. Yo, el cómplice de la muerte, con la que gobierno este mundo que gracias a mí avanza a traspiés. Yo, el licor…

El alcohol. El alcoholismo. De los millones de alcohólicos que registra el país, ¿cuántos, por motivo de la fiesta religiosa de Navidad, se habrán retirado del licor? ¿Cuántos, con el mismo pretexto, se habrán iniciado formalmente en la botella? Las gravísimas consecuencias del alcoholismo de sobra las conocemos: en el país existen más de 6 millones de enfermos adictos, y cada año se suman otros 1.7 millones, muchos de ellos desde la adolescencia Y es asunto de todos que el bebedor provoca maltrato infantil, accidentes de tránsito y enfermedades como la cirrosis que los abstemios conocen de oídas, y los bebedores en hígado propio. Que el alcoholismo lleva a perder más de 175 mil horas-hombre de trabajo quincenalmente, y un ausentismo laboral de más del 15 por ciento. Además… el cuento de nunca acabar. Cuento macabro.

Yo soy el alcohol. A los jóvenes y adultos los hago inmorales, y me complace observar sus fechorías. Soy padre de la corrupción y de la desgracia. Yo enveneno la raza, yo mancho los hogares, yo traigo el envilecimiento y la depravación, el crimen, la locura, el suicidio. ¿Me conoces…?

Pues sí, pero puntualicemos: ¿qué es, en qué consiste propiamente la enfermedad del alcoholismo? El diagnóstico del Dr. J.M. Jellinek, citado por el Grupo 24 horas de Alcohólicos Anónimos:

«El alcoholismo es una enfermedad. Alcohólico es todo aquél que se crea problemas cuando entra en contacto con el alcohol. Un alcohólico, para serlo, no precisa de beber diariamente, ni haber sufrido accidentes de tránsito, ni haber perdido el empleo, ni haber estado en la cárcel, ni destruido su hogar, ni a causa de una amnesia alcohólica, haber cometido un acto delictivo, ni haber sufrido delirium tremens ni haberse muerto por una cirrosis o una intoxicación alcohólica El alcohólico no es un vicioso, no es un degenerado. Es un enfermo». Sin más.

Y claro, que su enfermedad es incurable, progresiva y mortal, con las etapas sucesivas del enfermo: Pre-alcohólica (el futuro enfermo alcohólico comienza a beber) –Prodrórnica (la del malestar que se produce antes de una enfermedad) – Crítica (ya en desarrollo, la enfermedad produce sus síntomas), y Crónica (que marca el desarrollo final y más grave de la enfermedad).

Mis valedores: con ánimo de que ustedes conserven estos mensajes, y porque honestamente se midan con ellos y por ellos evalúen su relación con el licor o al paciente que tienen en la familia, ahora especifico punto por punto, etapa por etapa las fases diversas de la enfermedad del alcoholismo en toda su gravedad. Lápiz y papel a la mano favor de ir tomando nota los interesados, que debiéramos serlo todos, abstemios para precavernos y enfermos para acudir de inmediato al auxilio médico:

1- Lagunas mentales. No acordarse de lo que ocurrió durante una borrachera 2- Beber «a escondidas». El bebedor trata de ocultar a los demás que bebe más de lo normal. 3.- Preocupación por el alcohol. Un ejemplo: en el próximo bautizo de su hijo compra mucho licor para celebrarlo «dignamente» 4- Beber con avidez. Tomarse de un solo trago su aperitivo o una cerveza lo más rápidamente posible 5.- Sentimiento de culpa por su manera de beber. Se da cuenta de que bebe más de lo normal y empieza a ver los primeros desarreglos en su hogar.

6.- Evita hablar del alcohol. No le gusta que lo llamen «borracho», «alcohólico», etc. 7- Frecuencia de las lagunas mentales. Hasta aquí, el enfermo todavía puede ser encauzado por una campaña contra el alcoholismo. 8.- Pérdida de control. Aquí se inicia la ‘Tase crítica», donde se desarrolla la enfermedad. Una vez ingerida la primera copa en el bebedor se despierta la necesidad de seguir bebiendo. Se trata del clásico: «ya me piqué…» 9.- Razona su comportamiento de bebedor, lo que significa que convierte todos los pretextos en razones para beber.

10.- Presiones sociales. Su conducta ya es objeto de recriminaciones en el hogar, en el trabajo, etc. 11.- Comportamiento prepotente y fanfarrón. El individuo se siente el mejor trabajador, aumenta sus capacidades económicas, etc. 12.- Conducta marcadamente agresiva (Sigo mañana)

Yo, el despreciable

Bueno, sí, pero esos aborrecidos de las masas populares, ¿cómo se las ingenian para resistir el repudio? Los Echeverría, Salinas, Bribiesca, Sahagún, Marta y su segundo marido, ¿qué caparazón de armadillo los amuralla, que han logrado sobrevivir a la vergüenza, las befas y las maldiciones, y a la chita callando y en la más abyecta impunidad devoran las buscas que lograron agenciarse en su paso depredador por los dineros de todos nosotros, que deberían haber servido para el beneficio de nosotros todos? Porque caramba: yo, con el repentino desprecio que provoqué en los no más de 30,35 mil habitantes de aquella población perdida entre el ramaje de un bosque oculto por árboles, me siento aniquilado. La crónica de la infamia:

Vacaciones de fin de año. Llegué al poblado un día de estos y recalé directamente en la casa de la cultura, donde, de acuerdo al programa de actividades, impartí mi conferencia. Discretos aplausos para enseguida, según la agenda, disfrutar del agasajo culinario y la velada literario-musical (durante una hora corrida, en sus rimas y piezas musicales me he anonadó el espíritu del XIX. Aquellos recitadores aspaventosos, semejantes valses que nacieron hace mundos de tiempos y nacieron ya vetustos. «En honor a nuestro distinguido visitante…» Yo aún no perpetraba la infamia…)

Otro día, a la primera llamada de la misa primera, entre la escoleta de burros y gallos, contracantos y síncopas, acercarme al ojo de agua y desde ahí contemplar cómo se enciendan las crestas de la serranía para de repente, estrépito silencioso (sé lo que digo), parir un sol tierno y juguetón, que a lo travieso descobija los bultos que embozaba la noche. Después, del puente a la alameda, pulsar el alma de unos provincianos que me saludaban a flor de sonrisa, más fragante que la flor de jalazúchil, ellos que aún rigen su existencia por el voleo de campanas y esquilones que convocan a jurar que al tercer día resucitó de entre los muertos. Sanas costumbres aromadas con efluvios decimonónicos. Hasta ahí, todo bien. Pues sí, pero más tarde, el caos.

A media mañana recorrí calles, jardines y plazoletas. Visité a un Nazareno que en su hornacina (barroco tardío, churriguera temprano) se moría de tedio. Y al paríán, a la artesanía regional. Calles, plazoletas y callejones rechinando de limpio. Qué bien, pero ájale, cómo fue que caminando sin rumbo de un rumbo a otro, me voy topando con aquel callejón. Era el punto del mediodía, un mediodía agredido por aquel sol en brama, que donde se topaba con lo que se topara, lo ponía a temblar y a la viva fuerza arrancaba un temblor de reverberancias. Y fue entonces. De repente…

De repente, la vista del callejón, algo como la mala conciencia del caserío, y entonces, friégale, la tufarada a carroña, a pudrición, a heces, a entraña infecta. Y cómo no, si en el tanto de una cuadra que iba a morir a la orilla del río, el nauseabundo muestrario de la carroña. La basura de la basura se amazacotaba con heces enfermas de enfermas entrañas que iban ahí a descargar su conciencia. Orillera de la tierra grifa de basura, la acequia de aguas negras, renegridas, casi tanto como las del imperialismo. Mi estómago, amagos de vómito. Nomás me quedé pensando, y ahí, en agraz, mi idea.

El por qué de la pestilencia me lo expliqué enseguida, no así su vecindad con la parroquia, el parían y el palacio municipal. La pudrición viene del rastro, de cuya barda trasera, en derrumbe, salen a diario vísceras, huesos, carcajes, cuya corrupción se reviene de hediondeces que compiten con la basura, los humanos desechos, el agua corrompida y la cargación de hortalizas y fruta podrida que llega desde el mercado, hociqueadas de perros ñengos y chanchos gordos, unos cuinos y otros talachones, que en santa paz se disputan las heces con cuervos, auras y zopilotes. Nauseabundo.

Cubiertas boca y nariz reculé hasta la plaza de armas, un par de cuadras apenas, y me encontré con los feriantes, y entre ellos las autoridades civiles y religiosas. Mal haya la idea que me llevó a formular el proyecto delante del grupo de lugareños. ‘Vengo del callejón. Un sitio mal aprovechado», les dije:

Que así estaba bien. Que ellos eran como eran, y así era su paz.

Al contrario. Mi idea es aprovechar suciedad y carroña, y solté mi propuesta. En silencio me oyeron. Después, el plebiscito, y nada, que no se ponía de acuerdo: unos, caparme, y otros que no, que nomás lincharme hasta que vomitara los hígados, para luego arrastrar mis despojos hasta el muladar, y olvidarse de que pasé por el pueblo. Yo, el imprudente: «Pero si sólo propongo que algún viejo santo de yeso, de los descontinuados por El Vaticano…» Que con el adecuado retoque, y en la mera esquina, a semejanza de lo que unos diputados de derecha proponen en Chile, clavar una tabla: «Calle Augusto Pinochet». Y su busto, presidiendo carroñas, pudriciones y vísceras. Ellos, entonces.. Logré salvarme. (¡UF!)

Alzo mi voz…

¿Cómo de que el mediocre no tiene voz pública? ¿Y luego el claxon? ¿Y luego los cohetones y las chinampinas..?

Ayer les conté que el domingo antepasado padecí en carne propia y en carne viva las penalidades de los civiles en los territorios mártires de Palestina e Iraq, aunque yo nomás en el fragor de los bombazos con los que los buenos católicos celebraron el nacimiento de Jesús el Niño en el pesebre de Belén. Los no celebrantes padecimos una noche de perros. Bravos. En broma Pero un momento: ¿a los buenos católicos de mi rumbo culpar de la escandalera? ¿Y a ellos por qué? Ellos, en primer término, no son responsables de sus acciones, porque andaban hasta la Tula (Tula es mi madre) de drogas y alcohol; y en segundo, ellos celebraron la Navidad en la forma en que los Riveras y Onésimos los han adoctrinado o se los permiten, embebidos como andan los muy reverendos en el ejercicio que bien conocen, mejor practican y muchos mejores dividendos les significan: la politiquería barata, que a los buenos católicos le sale tan cara, en fin. Ayer inicié la crónica de los estallidos de pólvora que cimbraron este raigón de Héroes de Padierna que los héroes habitamos (yo, en completa soledad). Intentando dormir ya me remuevo en el catre, ya me enrosco, ya me estiro, ya rezo, ya imploro, maldigo, me alzo, me asomo a la ventana, con los puros ojos intento fulminar a los drogadictos borrachos que como Dios manda celebran el misterio de la Natividad, y recibo en rostro y costillares el beso de la ventisca. Comienzo a estornudar. La hago de tos. Y los buches de bilis. Negra. Navidad. México…

La negra noche de mi mal intenté probar el sueño. Diez, quince minutos,. Imposible. Jaque mate. Bajo la guardia. No puedo dormir. Me rindo. Esta noche la he de pasar en vela, como en vela la pasaría José a la vera de la cuna de pajas. Pero José no rechinando sus santas muelas, José no a causa de unos bombazos que chispan el mastique en los vidrios de mi ventana, José no por la pólvora que hacen estallar unos buenos católicos atascados de droga y alcohol. Bueno, sí, ¿pero el Bando de Policía y Buen Gobierno, título original, que me garantiza mi derecho a que ningún ruidajo de vecinos alebreste mi sueño? Por ahí lo dije y lo repito: es México.

México mío. Navidad. Toso, tirito, estornudo, me levanto, arrojo en el baño una bocanada de bilis. Regreso al jergón. Mi cerebro, en vela, hueco y vacío como sesera de Marta-Fox. Las dos de la madrugada de este lunes, 25 de diciembre. Allá afuera, el tanto de toda la noche y con el vago pretexto de la Navidad, entre amamantones de beberecua y chupetones de mariguana ha retemblado en sus antros la tierra con el cohetón, la ristra, la chinampina, el bombazo estremecedor. En las pausas, a todo volumen, una vocezuca de castrado clama que «no soy el mismo que ayer», como ayer dijo que no era el mismo de anteayer, y anteayer, etc. Me sorprendo arrodillado en el catre, y los discretos golpes de pecho: «Un milagro, Santo Niñito de Atocha...

Y ahí, el milagro! (Mi Santo Niño no sabe fallar.) En la penumbra del alba, una silueta borrosa que yo de inmediato, perspicaz que soy, deduje que era de la tía Conchis, conserje del edificio. Quién más podía ser, con semejante nalgatorio. «Dios me la envía para que me baje la calentura». Con algún bebedizo. Allá afuera, uno, a aullidos: «Traigo negra la camisa!» Válgame. Y bombazo, el rebrinco. Navidad. El ladrido: «¡Traigo la negra!» Y la retreta de explosiones y el súbito cohetón que ni los de ese Satán apodado Israel. «¡La traigo negra!» Yo así, miren: quijadas trabadas y ojos clavados en la oscuridad; entre el humo de la pólvora la tuba, las tarólas y el narcotraficante que le canta a «mis enemigos». Santo niñito recién parido…

Y aquí el de la lógica formal, que me la interpela: «Mientes, valedor. En este país la compraventa de artefactos de pólvora está prohibida, y en cuanto al ruido, pues quéjate, que lo prohibe el Bando de Policla y Buen Gobierno en su nueva denominación. El estado de derecho, acuérdate, y que si algo tiene de maravilloso nuestro país es el respeto a las leyes«. Y esta fiebre, esta sudoración. El pescuezo, afiebrado. Clamé al cielo y no me oyó. Tomé el teléfono: ‘Ya véngase, tía Conchis, que estoy muy caliente». Fiebre. Y sí, al rato (¿delirios?) ahí, en la penumbra, ¿quién creen? Sí, la adorable Lichona, batón guinda con vivos fiusha. La infusión bien caliente. Yo, bien caliente. Y que acomodo mi cuerpo a lo sensual, este brazo en el cogote, y majo desnudo, encuerado cacho de zancarrón. «Siéntese aquí, en lo duro».

¡Y que se da el sentón, y tíznale, la Jana Chantal, travestí. Me cubrí. Ella (él) fisgoneándome entre las sábanas: «Ese cohetón, ¿lo tronamos?» Me arropé. «A ver su piquito». ‘Tiquito o cohetón, el mío no». Que abriera el pico, la boca, que la cucharada. «Ay, bigotón, ¿y esas lagrimillas?» Yo pensaba: aún falta la noche de Año Nuevo. (Dios…)

La voz de México

Terminó el estrépito, mis valedores. Los retumbos que cimbraron las tierras mártires de Palestina e Iraq se extinguen poco a poco, y retorna la paz. En esto, es obvio, fue determinante el espíritu de la Navidad. Me acerco a la ventana y desde la eminencia de mi cuarto de labor contemplo el vecindario, y hasta parece la pura verdad, que sólo calle y banquetas exhiben los restos de la contienda bélica navideña: pomos vacíos, rotas botellas, orines, desechos humanos, vómitos y todos los restos de cohetes, cohetones y chinampinas que convirtieron este raigón de La Magdalena Contreras en los territorios mártires de Palestina e Iraq. ¿Por qué? Lógico y excusable: los buenos católicos celebraban el nacimiento de Jesús el Cristo, y lo celebraron como Dios manda. Leo, variaciones del mismo tema, la nota de Reforma del pasado martes, 26 de diciembre (Su reportero, Sergio Flores, corresponsal, lo publica sin pizca de ironía, de malicia):

Acapulco. Ocho lesionados dejó ayer el estallido de dos granadas de fragmentación arrojadas en un bar donde decenas de personas festejaban la Navidad. (La Navidad en este nuestro México, católico al 87 por ciento.)

Aquí, los mismo: los héroes que vivimos en Héroes de Padierna e intentábamos dormir aquella negra noche de mi mal (la del festejo religioso), a la viva fuerza que tuvimos que soportar en desvelos, insomnio y desparramadero de bilis (negra), las granadas de fragmentación que lanzaron unos buenos católicos a los que no podemos culpar: enloquecidos de alcohol y drogas, festejaban el arribo de Jesús Niño en la forma en que les han enseñado, o permitido que lo festejen Porque los reverendísimos políticos Onésimos y Riveras, entre tanto, ésos andan embebidos en sus propios asuntos de grilla politiquera. El Opus Dei, El Yunque, los legionarios de Cristo, Laus Deo…

En esto pensaba yo a las tres de la mañana, a medias del insomnio navideño: en la segunda naturaleza del mexicano. Ya de regreso en la Europa de 1843, las amigas preguntaban a la marquesa Calderón de la Barca, que residió en nuestro país y que vació sus experiencias al respecto en un libro que tituló La vida en México: «¿Qué estarán haciendo los mexicanos?» «Lanzando cohetes» -contestó la marquesa, y no se equivocaba: aquí, en Héroes de Padierna, como en todo el resto del país, el mexicano expresa a estallidos de pólvora todo el dolor que experimenta, su desesperanza, el sentido de abandono y el desdichado amor, y los duelos, el júbilo escaso, las expresiones de machismo, el sentimiento patriótico y el apego a la tradición, al igual que las «derrotas» electorales, dolorosas, y las derrotas futboleras, más dolorosas todavía. Todo. A bombazos de esas granadas de fragmentación que son los cohetones de la artesanía nacional. ¿Lo dije antes? Es México.

Diez, quince intentos por dormir diez, quince minutos. Ya me remuevo en el jergón, ya cuento borregas, ya invoco a Satán, pero nada. Allá afuera, el estrépito del sonsonete a 25 mil decibeles. «¡Traigo mi camisa negra!» Yo, goloso de sinfonías y cantatas, ya me los atasco de algodón, ya las aprieto (las quijadas), ya las aflojo (sólo las lágrimas). Nada. «¡Traigo mi camisa!» Una probada de sueño, no más. Ya me pongo boca-arriba, ya boca-abajo, ya me enrosco, me pliego, me desenrollo, adopto la posición fetal, me culimpino, copio todas las posturas del Kama Sutra, mi kama un terreno inhóspito. Dios…

Ustedes, en su barrio, en su colonia, ¿padecen también la plaga de los bombazos? ¿Alguno de ustedes, enfervorizado con el «Gloria a Dios en las alturas y paz a los…», se la pasó estremeciendo a bombazos los cristales del barrio? ¿No teme al furor del Increado, ese Dios al que en toda la santa noche no dejaron pegar los párpados? En fin, allá ustedes con su propia conciencia. Yo no he de rendir cuentas ajenas en el más allá…

Allá afuera, a chillidos, la altísima poesía: «¡Eres como mariposa -que vuela de rosa en rosa!» Ah, Televisa, con qué vas a pagar esa degeneración en el gusto de una paisanada a la que sañudamente retiras del libro, del ideal y el espíritu, para hundirlo en esa cretinización colectiva de teletones, big brothers y reality shows (así, en pocho, en gringo de segunda). Porque para los paisas tienes el embrujo de Circe, que con una copa transformaba en cerdos a los humanos, y aquí lo estremecedor: ya que Ulises-Odiseo salvó a sus marinos, transformados cerdos, uno de ellos, en viéndose a salvo del hechizo, pidió a la maga: «A mí, señito, ¿no habría modo? Digo, ¿no? O sea: que me regrese a la condición de puerco, la verdá. Es que ya probé esa vida y me cái que después de todo no se pasa tan mal..» Circe, por darle gusto, lo plantó frente al cinescopio y le sintonizó Laura en América, le sintonizó La oreja, le sintonizó Ventaneando, le sintonizó Televisa, le sintonizó Tv Azteca: «De aquí en adelante, tu deleite serán las heces». Y si: (Mañana)

Paz a Saddam

Saddam Hussein, mis valedores. Personaje contradictorio y hombre de claroscuros, fue aliado y rival de la familia Bush, y por órdenes del menor de los tales, George W, «ahorcado hasta la muerte» en Bagdad, el pasado viernes 29 de diciembre, a las 21:05, hora de México. El mejor comentario, a mi juicio, en Rayuela del siguiente día en La Jornada:

Los dos invadieron, los dos masacraron, uno en nombre de Alá y otro en nombre de la «democracia». Uno fue muerto en Irak y el otro vacaciona en Waco, Texas.

Aquí, algunos fragmentos de la biografía personal del que fuera hombre fuerte de Irak, para calificar al cual la periodista J. Miller tuvo que agotar, de esto hace ya varios lustros, toda la existencia de calificativos: «Saddam Hussein, personaje complejo y contradictorio, fue hábil, tramposo, pragmático, sanguinario y oportunista, maniobrero y visceral, y nacionalista y mesiánico, carismático y seductor».

Saddam Hussein: «el que confronta», que tal significa el nombre, nació el 28 de abril de 1937 en el hogar de una familia de campesinos sin tierra y de una pobreza extrema; que sus años primeros los vivió en una choza de cañas y adobe que carecía de servicios y donde el único combustible era el estiércol de vaca. Huérfano de padre y con un campesino analfabeto como padrastro, que no le tenía buena disposición y al que servía como pastor de ovejas, Hussein huyó de la casa y vivió en Bagdad con su tío maestro de escuela que le inculcó sentimientos anti-imperialistas y de un nacionalismo extremoso. No logró el ingreso a la academia militar. Muy pronto, sin embargo, logró ostentar el grado de mariscal, en una carrera política que lo iba a conducir directamente a la horca Hussein.
Y el precio de la sobrevivencia: robos, muertes, bandas callejeras. Años después, militancia en el partido Baath («renacimiento»). Y llegaron las tareas partidistas, la prisión, la escapatoria, el complot y el golpe de estado. Transcribo, del articulista H. Campa, hace algunos ayeres:

«Aduciendo que había descubierto un complot de baathistas sirios en el partido, Hussein eliminó a 500 miembros relevantes de Baath. En una reunión del partido separó a 22 hombres relevantes, a quienes acusó de traición. Fueron ejecutados de inmediato. El mismo se encargó, pistola en mano, de matar a algunos de ellos».

Y que con la misma sangre fría, Hussein ordenó el empleo de armas químicas contra poblaciones rebeldes kurdas, al norte de Irak. «Villas enteras fueron arrastradas», afirmaba H. Campa. Y aquí, claroscuro de una personalidad compleja, contradictoria, desmesurada: ‘Pero ante la madre que pide por su hijo preso no duda en dar el indulto; un niño que lo intercepta y le da un beso lo conmueve y hace llorar; cuando en su natal Takrit notó indiferencia a su paso, se echó a llorar en los brazos de su chofer…»

(Tal para cual: «el presidente George W. Bush dejó de beber hace veinte años, cuando en 1986 decidió abandonar el alcohol después de que en una fiesta para celebrar su 40 aniversario, se excedió con las copas en forma alarmante. No esconde nada de su coqueteo con los tragos, sobre todo por su gusto por la cerveza».) El discurso belicista del ex-alcohólico contra las autoridades de Irak:

– O el mundo está con nosotros o está contra nosotros – Ellos nos odian por nuestras libertades – Esta es una guerra del bien contra el mal, porque Estados Unidos tiene arraigada vocación pacifista – Libertad y temor, justicia y crueldad, siempre han estado en guerra y sabemos que Dios no es neutral – Que Ã?l nos dé sabiduría y podamos velar por Estados Unidos de América

Y muy significativo: El conflicto del Pérsico reavivó la competencia entre las grandes compañías armamentistas dedicadas a la producción de equipo de reconocimiento táctico, desde los satélites espías hasta los equipos «para escuchar». En este terreno sobresalen Lockheed Corp., la Hughes Aircraft, Loral y E-Systems. Pero volviendo a Saddam Hussein, hoy difunto:

Cuando hombre fuerte de Irak Saddam se había embarcado en la tarea de reconstruir la antigua Babilonia. �l mismo horneó miles de ladrillos, en muchos de los cuales está inscrita esta leyenda:

«La Babilonia de Nabucodonosor fue reconstruida en la era de Saddam Hussein». Y un detalle que tiene relación directa con todos nosotros, los mexicanos:

«Ã?l mismo busca su lugar en la historia como un nacionalista. Precisamente por sus acciones nacionalizadoras, Saddam Hussein admira a Salvador Allende, de Chile, y Lázaro Cárdenas, el mexicano que nacionalizó la riqueza petrolera…» Saddam Hussein. (Hoy, su paz.)

Cenizas que el viento dispersa

Habrás de morir, no soñarás más, y los gusanos de la tumba se disputarán tus despojos…

Muy cierto, no importa tu mucha o tu poca edad. Reflexiona en tu tiempo de vida, en el grado de intensidad con que la vives hoy día y el provecho que día con día obtienes a nivel de espíritu. Para tan loable ejercicio qué tiempo mejor que el presente, cuando un año más, que se nos tornó uno menos, se nos fue de las manos para nunca más. ¿Me permites, a propósito, las reflexionsillas que te envío año con año por estos días? Porque hoy, a fines de un año y a comienzos del siguiente, es más tarde de los que piensas…

El escalofrío del tiempo que pasa El aletazo de un tiempo de vida que se nos fue para no volver, y que los espíritus sensibles provoca esas vagas tristuras en la medianía del comelitón y los brindis. Uno anda por estos días cargando vagas melancolías, con el ánimo encogido a la meditación del tiempo que nos enfrenta, a querer o no, con la Gran Interrogante. Yo, entonces, me di a leer al filósofo de la brevedad de la vida, el absurdo de los afanes terrenos y la fugacidad del placer. La amargura, sí, el fatalismo y la exhortación a vivir cada día en el cogollo de cada minuto. ¿El poeta? Ornar Khayyam…

El vasto mundo: un grano de polvo en el espacio. Toda la ciencia de los hombres: palabras. Los pueblos, los animales y las flores: sombras. El resultado de tu perpetua meditación: nada…

La poesía del persa Khayyam, agridulce, se nos entrega desnuda de galas, directas, el puro hueso y el fatalismo, que para el filósofo del desencanto y la sensualidad machihembrados no existe más placer que el de los sentidos, ni más vida que la del instante; que, en derredor, la naturaleza sigue su curso, muy por encima de nuestros dramas personales, tan pequeñajos, y la angustia vital ante el tiempo que pasa; que es vano empeño la rebeldía ante el dolor y la muerte; que no nos resta más recurso, acá abajo, que exprimir el zumo de la vida y la sangre de la uva, y existir dentro de la almendra del instante, y no más; que a manera de las mejores voces del Siglo de Oro español, la existencia del hombre acá abajo no es más que un sueño, polvo, sombra, olvido. Nada, pues. Soñemos, alma, soñemos, dice Segismundo entre dientes, y el mexicano:

¿Para qué contar los horas? – no volverá lo que se fue, – y si lo que ha de ser ignoras, – ¡Para qué contar las horas! -¡Para qué..!

En fin. El Rubaiyat constituye toda una sucesión de conceptos filosóficos hermosamente armados en el molde del poema donde Khayyam alude a esos elementos que desde siempre y hasta el último día será preocupación de los humano: el tiempo en cuanto demoledor de la vida y los goces de los sentidos que, aunque efímeros, son el único medio de lograr el espejismo de vencer al tiempo, a la muerte, a la eternidad.

Si yo nunca muriera – si nunca desapareciera…

El Rubaiyat poesía pura, que es decir la más alta expresión del espíritu; aportación a la cultura universal de un ser extraordinario, de una inteligencia viva y sutil, de un soterrado sentimiento y una exacerbada sensibilidad; de un poeta que se crea su poesía -filosofía del fatalismo, pagana religiosidad- en la entraña de una civilización de refinamiento y decadencia, la de la Persia de mediados del XII; de un poeta apasionado, visceralmente vivo, creador de una obra que es hoy en día nueva y deslumbrante, de acentos desesperados.

Que Ornar Khayyam era un sabio versado en matemáticas y astronomía, en ciencias filosóficas y otras disciplinas. Que para algunos el poeta no pasa de ser «un denegador de toda creencia moral, místico sólo en apariencia, disipado en la realidad, que mezcla a la blasfemia el himno místico». Válgame.

La vida no es más que un juego monótono en el que estás seguro de ganar dos cosas: el dolor y la muerte…

Esto leyendo, me da por pensar en Job, porque cuánta desesperanza se advierte en tales conceptos, cuántas ansias de permanecer, cuánta zozobra mal sofrenada por la serenidad que da la sabiduría; cuán desalentada búsqueda de la verdad y qué apasionado adquirir sobre el sentido de la vida que se nos escurre para nunca más. Esto, mis valedores, es el Rubaiyat: un tratado poético de moral y metafísica y filosófica en donde el Khayyam expresa su visión muy particular de la vida y la humanidad; de las exigencias del destino y de las humanas rebeldías, tan magníficas cuanto ociosas, a fin de cuentas…

Embébete bien de esto: un día tu alma caerá de tu cuerpo, y serás empujado tras el velo que flota entre el universo y lo cognoscible. Mientras tanto… ¡sé dichoso! No sabes de dónde vienes. No sabes a dónde vas.

Y este estremecimiento… Tú, yo, todos, a vivir. Qué más. Qué mejor. Vivir, que es más tarde de lo que supones. Y el aletazo del tiempo… (En fin.)

El «hubiera» no existe…

Suertudo usted, López Obrador, dondequiera que ahora se encuentre. ¿Pues qué hado padrino protege su imagen política y preserva su fama pública? Porque si en el proceso electoral el «Sistema» no hubiese aplicado tantas medidas ilegales e ilegítimas y, por contras, hubiera respetado el voto de las masas sociales, y si en México ese voto fuera el factor determinante para que un nuevo gerente de Washington llegase a Los Pinos, y ese hubiese sido usted: ¿cómo a usted, ya de «mandatario», lo tratarían a estas horas sus malquerientes en los medios de condicionamiento de masas, periodistas ahijados del Poder? Y al Poder sólo cámbiesele la Pe por una Jota y se le habrá dado se exacta definición. Señor López Obrador:

Si usted, cuando presidente electo, hubiese corrido a Washington a ponerse a las órdenes de Bush, ¿en qué sentido se hubiesen expresado sus malquerientes en el periodismo? De lame-zancajos para arriba (hasta alcanzar la entrepierna, señor). Si al regreso hubiese declarado la necesidad de que los capitales de aquí y del exterior se incorporen a PEMEX y la industria eléctrica, ¿entreguista, traidor, vendepatrias..?

Si usted, ya como titular del Ejecutivo, enviase al Congreso de la Unión la iniciativa para recortar el presupuesto a la educación superior, la cultura y el combate al SIDA?

Si en apenas 27 días de gestión presidencial hubiese decidido, como primera medida de gobierno, rebajarse el suelo ¡en apenas un 10 por ciento! ¿No hubiese sido, para la industria del periodismo, una aborrecible medida populista? Si antes de un mes en Los Pinos, los obreros del país hubieran amanecido un día de estos con la noticia de que el aumento salarial ascendió a ¡un peso con noventa centavos!, ¿cómo,en qué tono (mayor o menor) se hubiese renegado de usted, de su madre y del resto de su tabasqueña familia?

¿Si en apenas 27 días de que se acomodara usted en Los Pinos ya muchos artículos de la canasta básica incrementaran sus precios hasta límites prohibitivos para el dicho aumento salarial..?

¿Si usted, aún no caliente el sillón presidencial y como recurso extremo para afianzar sus posas en el susodicho (que no ganó en buena ley) hubiese recurrido a las fuerzas armadas, las hubiese halagado públicamente y aun otorgado de los dineros públicos, una hilacha de aumento salarial que no rebasara el nivel simbólico..?

Si usted, al frente de un gobierno que apenas se inicia, y a tropezones, ya hubiera continuado a estas horas con la aborrecible estrategia del antecesor, emporcando los «medios» con una propaganda embustera de autoelogios, ¿qué dirían sus malquerientes, hijos putativos de la Oficina de Comunicación, de la Presidencia.?

Si usted integrase un gabinete de gobierno donde a leguas se notara el tufo a pago de facturas por servicios prestados en el proceso electoral, ¿qué hubiesen comentado de la colocación en una secretaría fundamental para el país como es Educación Pública a una señora que lo mismo hubiese servido para conserje de la puerta principal de Los Pinos..?

Del nombramiento del yerno de la Gordillo, que produce en tantos vergüenza ajena, y del ahijado que la de marras logró colocar en la Lotería Nacional (¡ese pago de facturas!), ¿qué hubiesen dicho de usted? ¿No estaría su persona hecha garras, destazada a estas horas? ¿No se lanzaría en la industria del periodismo un clamoreo general por que se decretase su destitución, a la buena, a la malo o a la peor..?

Si usted hubiese anunciado que el diez del próximo enero andará en la Nicaragua de Augusto César Sandino, él tan contrario a todo eso que apeste a yunqueros ultraderechistas y legionarios de Cristo aliados de Norbertos y Onésimos, ¡para asistir a la toma de poder del gobierno sandinista de Daniel Ortega! ¿Excomunión, anatema? «¡Ahijado de Chávez, compadre de Evo Morales! ¡Un peligro para México!» Y a consultar a Salinas, capo de todos los capos, sobre la estrategia indicada para desembarazarse de indeseables: Colosio, los Ruiz Massieu, en fin.

¿Qué hubiese hecho usted, señor López Obrador? Suertudo. Pues sí, pero ya lo veo sonreír con sus ojillos relumbrosos de malicia, y con su irónica sonrisilla:

– Cuál peligro, cuáles protestas, de qué estás hablando con tal exceso de «hubieses». Ah, qué bigotón tan ingenuo, cuándo se te quitará la cándido. ¿Pues qué no recuerdas ese fenómeno que se da en tu gremio, y que tú mismo bautizaste con el nombrecito aquel, medio exoticón..?

Mis valedores: ¡lo recordé! Se trata del «Síndrome del dardo». ¿Lo han oído mentar? (Ese, en breve.)

Panamá, Nueva York…

Se iniciaron las obras para construir el memorial de las victimas del 11/9 en la zona cero, Nueva York.

Y como todo lo que cada día expelen las tripas del imperio, la noticia acapara espacios en todos los medios de condicionamiento de unas colonias siempre pendientes de su metrópoli. Y a propósito, mis valedores: ¿qué memorial, qué monumento alusivo, qué atención pública merecieron en los «medios» mexicanos y del resto del mundo los miles de civiles que asesinó el Pentágono cuando, en diciembre de 1989, invadió al pueblo hermano de Panamá? Nuestra mente colonial…

De esa invasión del imperio a la comunidad panameña hablé a ustedes ayer, y comparé su destino con el de Afganistán e Irak, masacrados con un pretexto semejante e igualmente trivial, que fue atrapar a un par de aliados del imperio: en Panamá, a Manuel Antonio Noriega, y a Osama Bin Laden, en Afganistán é Irak. ¿El costo de la triple invasión? Miles y miles de cadáveres regados en la geografía de esos desdichados países. De lo ocurrido en Panamá:

El coronel retirado David Hackworth, ex-comandante de combate: «La operación fue técnicamente eficiente, pero a mi juicio cien muchachos de las Fuerzas Especiales hubieran sido suficientes para capturar a Noriega. Esta operación descomunal fue un intento del Pentágono por impresionar al Congreso justo cuando está comenzando a efectuar recortes en el ramo militar».

Diversas declaraciones públicas añaden credibilidad a tales reflexiones del militar, incluyendo El Informe Estrategia de Seguridad Nacional de la Casa Blanca presentado al Congreso en marzo de 1990. El recuento final de la masacre de civiles inermes deja un reguero de hasta siete mil muertos y desaparecidos y más de 600 fosas comunes. Pero el objetivo de la intervención armada de los diez mil infantes de marina contra la comunidad panameña se cumplió cabalmente al capturar a Manuel Antonio Noriega, ex-agente de la CIA, aliado de los E.U. y principal traficante de estupefacientes, situación que el gobierno de la Casa Blanca conocía desde 1972. «No obstante, lo mantuvo en su nómina mientras le fue útil», señala el historiador…

Ahora tocó el turno a la población inerme de Irak, y el pretexto fue paralelo al de Panamá: capturar a un antiguo aliado de Washington al que la CIA entrenó para enfrentarlo, con sus fuerzas de Al Qaeda, contra la extinta Unión Soviética. Hoy, derrumbada la tal, Osama Bin Laden, como Noriega años antes, ya no es de utilidad para los intereses de Estados Unidos. Material desechable, Washington hace intentos desesperados para deshacerse de él. Lástima que el precio de la maniobra sea otro reguero de sangre derramada Sangre inocente. Es la historia de los imperios, esos depredadores…

Pero en fin, porque frente a miles de muertes no se nos muera, con ellos, la memoria histórica, a la distancia de tres años de reiterada invasión a Irak y a 17 de la masacre perpetrada por Washington contra el pueblo de Panamá, aquí y ahora asiento retazos de la crónica respectiva El testimonio del averno denunciado por Olga Mejía, defensora de los Derechos Humanos en Panamá:

«Ellos convirtieron este país en un laboratorio de horror. Aquí, primero experimentaron con métodos de estrangulación económica, después utilizaron con gran éxito una campaña de desinformación a nivel internacional. Pero fue en la aplicación de la más moderna tecnología de guerra donde demostraron maestría infernal. Los refugiados de El Chorrillo fueron victimas de un baño de sangre durante y después de la invasión. Ellos vieron a los tanques norteamericanos pasar sobre los muertos, por lo menos. Condenaron el control de hierro del ejército de EU, que no permite acceso a ninguna institución panameña para descubrir el número exacto de víctimas, que pudiese ascender a 7 mil…»

En carta pastoral en donde condenaban la interferencia de EU en los asuntos internos del país, obispos católicos denunciaron la invasión como «una verdadera tragedia en los anales de la historia panameña». Su protesta no fue escuchada en Washington. En los meses siguientes el genocidio se borró de la atención del gobierno de EU, que proclamaba la libertad y la democracia panameñas. Los obispos estimaron en 7 mil los muertos de la invasión. Y Vicky Peláez, defensora de derechos humanos: «El mundo continúa en la ignorancia sobre cómo murieron miles de víctimas de la invasión de EU a Panamá y del tipo de armas que usó, ya que el Fiscal-General del país deniega el permitir la investigación de los cuerpos enterrados en las fosas comunes».

Panamá, Irak, Afganistán, Líbano. A miles de cadáveres que el predador imperial ha sembrado en las naciones víctimas, ¿un memorial? ¡Nomás al 11/9? Los ojos de las colonias dóciles, manipuladas, ¿tan sólo en Nueva York? ¿Justicia? Los masacrados de Panamá. (A su memoria.)

Imperio, justicia, manipulación…

La fuerza de la justicia en manos del Imperio, mis valedores. En manos imperiales, la fuerza de la manipulación. Atentado terrorista o auto-atentado el del 11 de septiembre del 2001, la Casa Blanca hizo llorar al mundo, lo hace llorar año con año, ante los 5 mil cadáveres que arrojó el siniestro de las Torres Gemelas. Nueva York.

Una justicia enclenque, una monstruosa manipulación. Apenas el pasado 20 de este mes, Panamá lloraba a sus muertos, víctimas inermes de la carnicería que perpetró el Imperio cuando, ¡por capturar a un solo hombre!, asesinó a seis, siete mil panameños. Población civil. De la matanza muy poco se habló en su momento. Quién, de los plañideros del 11 de septiembre, lamenta hoy (cuando menos recuerda) la masacre del 20 de diciembre de 1989. Es la humana condición. Es el Imperio. La noticia del pasado jueves:

«Activistas de derechos humanos y familiares de víctimas de la invasión estadounidense -que ayer demandaron que el 20 de diciembre sea declarado duelo nacional-, desatada a sangre y fuego hace 17 años por fuerzas de Estados Unidos, con el pretexto de derrocar y apresar al general Manuel Antonio Noriega, exigieron al gobierno de Martín Torrijos que se cree una comisión de la verdad. En la fotografía, una panameña lleva flores a la tumba de su padre…»

Leí la noticia, me quedé pensando y me acordé de Plutarco y sus Vidas paralelas. Porque vidas paralelas son las víctimas del Pentágono: Panamá, Afganistán, Irak, Líbano. ¿El pretexto? Combatir a los «enemigos» de Estados Unidos. ¿El resultado? Miles, decenas de miles de cadáveres sembrados en Panamá, en Afganistán, en Irak, en Palestina, la mártir. Es el imperio…

Apenas anteayer fue un Manuel Antonio Noriega, compinche de Estados Unidos y presidente de Panamá. Hoy es Osama Bin Laden, antiguo aliado de Washington y entrenado por la CIA. En Panamá, el genocidio fue conocido con el alias de Causa Justa; ayer, en Afganistán, con el de Libertad Duradera. Hoy, en Irak el genocidio no tiene nombre. En Panamá, el Pentágono desfogó toda su furia con 10 mil invasores contra la población civil. Más tarde iba a descargar su fuerza descomunal, desproporcionada, sobre la población civil de Afganistán. Ahora tocó el turno a Irak. ¿El pretexto? Aquí una somera reseña de la carnicería que Estados Unidos, en su papel de gendarme universal, perpetró contra la población civil de Panamá poco antes de la media noche del 19 de diciembre de 1989, y esto con el pretexto de capturar (muerto o vivo, un millón de dólares por él) al Bin Laden panameño, el tal general Noriega, presidente de Panamá y narcotraficante al servicio de Estados Unidos. La crónica:

1989. Con el antedicho pretexto de capturar Manuel Antonio Noriega, ex agente de la CIA y acusado de tráfico de drogas, Estados Unidos invadió Panamá. El gobierno norteamericano tenía conocimiento desde 1972, cuando menos, de las actividades ilícitas de Noriega, pero mientras le fue útil lo mantuvo en su nómina. La invasión dejo un saldo de siete mil muertos y desaparecidos, así como pérdidas millonarias en la economía del país. Actores y testigos del genocidio dan su testimonio:

La Comisión de Derechos Humanos de Panamá, en colaboración con la Comisión de Derechos Humanos de Centroamérica, con sede en Costa Rica, lo expresa en su informe del 20-30 de marzo de 1990:

«Los costes humanos de la invasión son substancialmente más elevados que las cifras oficiales de los Estados Unidos, de 202 civiles asesinados, alcanzando de 2 a 3 mil, de acuerdo con estimaciones conservadoras. Testigos presenciales señalan que helicópteros de los Estados Unidos destrozó un autobús público matando a 26 personas; que residencias civiles fueron quemadas, y que esto resultó en la destrucción de muchos apartamentos y la muerte de muchas personas; que tropas norteamericanas negaron el acceso a la Cruz Roja, dispararon a ambulancias y mataron a heridos, a algunos con bayonetas».

Las iglesias Católica y Episcopal consideraron las estimaciones de la invasión en más de tres mil muertos, según cifras conservadoras, porque Washington impuso una rigurosa censura. Y el título del Informe:

«Panamá. Más que una invasión… una masacre», una más del Pentágono, desproporcionada y descomunal como la que años más tarde iba a perpetrar en Afganistán e Irak, y al pretexto del terrorismo («un terrorismo al por menor, contestatario, contra el terrorismo de Estado que ejerce Washington, como afirma el norteamericano Noam Chomsky) lanzar toda su fuerza contra los pueblos inermes de Afganistán e Irak, y a probar contra ellos las nuevas armas de guerra (Más del tema mañana)

Un Ratzinger provocador

¿Y qué, no bastaba con un incendiario? El genocida de Washington, ¿precisaba de cómplices en El Vaticano? ¿Qué intentan semejantes pirómanos? ¿Incendiar todos los mundos del universo oriental, que es extender la hornaza a todos los puntos de la rosa? Mis valedores…

Me referí ayer a la mecha que en una de las tantas bombas de tiempo encendió, mala fe o imprudencia, ese Joseph Ratzinger que inició su vida pública en las juventudes hitlerianas, cayó después, ya cura católico, en el oficio de un inquisidor tan riguroso con Mahoma como complaciente y benévolo con los paidófilos padres Maciel, para más tarde rematar, por obra y gracia del Espíritu Santo (lo jura el dogma, no yo), en sumo pontífice y en «su santidad». El polémico personaje acaba de hacer suyas, y arrojarlas a la cara de cincuenta y tantas naciones del Oriente islámico, ciertas aviesas expresiones de algún antiguo emperador bizantino acerca de que Mahoma impuso su religión a filo de espada, y trajo con ella lo malo y lo inhumana Y qué a la medida de la síntesis del periodista judía

Todos tenemos la suficiente religión para odiarnos, pero no la necesaria para amamos los unos a los otros..

Y el autor anónimo la aparición del fue una llamada a la reforma que la Iglesia, saturada de éxitos desde los tiempos de Constantino el Grande, no supo captar».

Pero no sólo personajes judíos: al Islam se refiere el sacerdote católico Emilio G. Aguilar, luego de una aclaración pertinente: «Yo no quiero hacer aquí una apología del Islam ni tampoco denigrar al cristianismo». Y a continuación el arabista e islamólogo español:

El punto germinal, raíz y razón del Islam, está en esta experiencia de Dios de ese hombre nacido en La Meca en el 570, y sobre el que todos eran unánimes al afirmar que era un hombre piadoso, honesto y caritativo, a cuyo buen juicio recurría frecuentemente la comunidad. Se le conocía por el sobrenombre de «el piadoso, el equitativo, el amigo del necesitado y defensor del oprimido. ¡El hombre de acuerdo con Dios..!»

El profeta y el Islam nos recuerdan dos cosas: Allí donde nuestra postura no es coherente con lo que proyectamos sobre Dios, no es coherente con Dios, no puede venir de Dios. La experiencia del ministerio de Dios nunca es agresiva. Yo se lo digo a los musulmanes: donde hay agresión no está Dios. Toda palabra que digamos que viene de Dios, si es agresiva, no puede venir de El. Dios sería incoherente y Dios es infinitamente coherente. Es más justo poner en duda una Escritura que hacer incoherente a Dios. Y este es un criterio que hay que aplicar, y nosotros deberíamos arrancar más de una página del Antiguo Testamento también, porque eso del pueblo elegido…

¿Podemos comenzar a hacer matices y distinciones? Dios es amor y el amor no distingue y lo que no se parece en nada al Dios amor y al Dios que ama a todos los pueblos y a todos los seres humanos no viene de Dios, y nunca se mata más impunemente que cuando se mata en nombre de Dios…

Pero el fundamentalismo que atribuimos al Islam es una palabra que no conocen ni el árabe ni los musulmanes. Se la hemos aplicado hasta el punto de que cuando se habla de fundamentalismo todo el mundo piensa en el Islam. Estos días se ha podido ver el fundamentalismo judío: 250.000 personas que gritan por las calles de Jerusalén que quieren volver a la Biblia ¡Y nunca se puede ser fundamentalista en nombre de Dios..!

Todo el Islam es una postura, un talante nuevo, es decir, un rendirse sin condiciones ni dudas a Dios; rendición agradecida puesto que todo venía de Dios, rendición que es la esencia de lo que él ha experimentado, y que al mismo tiempo es la consecuencia del pacto que, según el Islam, hizo Dios con la creatura antes de que existiese

Como todos los grandes y auténticos movimientos de la humanidad, los movimientos religiosos de la historia, el Islam tiene su origen en la experiencia ardiente del místico de Dios, en el encuentro indecible con el Dios uno y único, experiencia personal, profunda, total, transformante y decisiva de un hombre llamado Mahoma.

Finalizo esta vez, mis valedores, con los conceptos de Ibn Arabi, siglo XIII, que, frente a la tea incendiaria de Ratzinger, me parecen espléndidos.

Hubo un tiempo en que yo rechazaba a mi prójimo si su religión no era como la mía. Ahora, mi corazón se ha tomado el receptáculo de todas las formas religiosas; es claustro de monjes cristianos, templo de ídolos y Kaabah de peregrinos, tablas de la ley y pliegos del Corán, porque profeso la religión del amor y voy a donde quiera que vaya su cabalgadura, pues el amor es mi credo y mi fe. Sublime, ¿no? (¡Ratzinger!)

A su memoria…

Los hoy muertos y heridos se encontraban ayer aquí, a orillas de Acteal, rezando. Estaban rezando. Así, de rodillas, los balacearon por la espalda. Jesucristo Nuestro Señor, Principe de la Paz, el Verbo que vino a poner su morada entre nosotros, fue recibido por algunos y rechazado por las tinieblas…

A ellos los recuerdo aquí y ahora, mi valedores. Hoy recuerdo a los mártires de Acteal, tal como los he venido trayendo a la memoria colectiva desde 1997, cuando un 22 de diciembre la comunidad chiapaneca quedó regada de cadáveres. Anticipada Navidad, aquí les entrego, por que no se nos muera la memoria histórica, las vivas palabras de monseñor Samuel Ruiz García que así lo expresaba en su Carta pastoral de la Navidad de 1997:

«A todo el pueblo de Dios que peregrina en nuestra sufrida Diócesis de San Cristóbal de las Casas. A todos nuestros hermanos. Agentes dee pastoral:

Por si acaso hubiéramos olvidado que la verdadera Navidad se da en un contexto trágico de opresión y dominio, de inseguridad y puertas cerradas, de persecución y exilio y aun de verdadero genocidio, los acontecimientos de estos días en Chenalhó nos lo vienen a recordar. La dicha más grande que el mundo ha conocido: el nacimiento en nuestra carne del Verbo de Dios, aconteció en el marco doloroso del mayor sufrimiento. La luz verdadera irrumpe en medio de las más densa niebla La Navidad de este año es para el pueblo cristiano de nuestra Diócesis, de nuestro estado y del país entero, una Navidad luctuosa No sólo es ignomioso el número comprobado, hasta el día de hoy, de muertos (45) y de heridos (25), muchos de ellos menores de edad, sino sobre todo el clima de violencia creciente e impune denunciado acuciosamente a las autoridades que lo podían haber frenado, con anterioridad a este indignante desenlace.

Son tantas las circunstancias agravantes que hacen de este doloroso acontecimiento un verdadero crimen contra la humanidad. El hecho de que el ataque fuera perpetrado por hombres adultos, armados contra un grupo mayoritariamente de mujeres y niños desarmados. El hecho de que ese grupo victimario –«Las Abejas»- sea precisamente uno que ha hecho profesión pública y desde hace tiempo de su opción por los medios civiles, pacíficos y no violentos para la consecución de sus demandas, aun cuando viven y trabajan en el corazón de una zona donde la violencia se ha enseñoreado.

El hecho de que las víctimas fueran un grupo de personas recientemente hostigadas hasta el punto de ser obligadas a abandonar sus casas y poblaciones, pues en Acteal se encontraban ya en calidad de desplazados.

El hecho de que el ataque se haya verificado precisamente en un momento en que estaban reunidos en la ermita del poblado, orando por la paz; y seguramente orando por quienes los perseguían. Conocemos que tal es la calidad cristiana de esos hermanos y hermanas. ¡Qué horrible paradoja que el mismo día en que pudieron ser abiertas algunas ermitas que habían estado cerradas y ocupadas por grupos armados de civiles y de policías, en este mismo día, en una ermita de la zona de Los altos hayan sido masacrados todos estos cristianos! En el espacio de lo sagrado irrumpe la violencia. ¡Y para este pueblo tan hondamente religioso! Toda la tradición judeo-cristiana, secular, de que los templos son Santuarios para los perseguidos, ha sido aquí pisoteada

El hecho de que hoy, a muy temprana hora las autoridades del estado hayan ordenado recoger todos los cadáveres, quizás con argumentos jurídicos o sanitarios funcionales (podrán hablar de la necesidad de practicar autopsia o evitar una peste), viene a convertirse en un agravio más, y no menor, a los sobrevivientes de la masacre Ellos han venido hasta nosotros, suplicantes:

– ¡Queremos enterrar a nuestros muertos! ¡No dejen que se los Hevea.!

Quien conoce el alma indígena sabe hasta qué punto es existencialmente indispensable hacer el duelo, llorar a los muertos. ¿Será que hasta ese consuelo les va a ser arrebatado? Sólo por la fe y con ayuda de la revelación podemos comprender que así es la Navidad verdadera Esta, y no la de la sociedad de consumo, es la que permite entender a fondo el misterio de la Encamación. Aquí, en Chiapas, algo nuevo está naciendo, y no concluirá el parto sin estas dosis estrujantes de dolor…

Cuánto trabajo nos cuesta, en este momento, decir: ¡Feliz Navidad! A nuestra sensibilidad humana nos parece que el Niño nace muerto…»

Chiapas, Chenalhó, Acteal. Mujeres, hombres, niños masacrados, un crimen hasta hoy impune y del que los Norberto Rivera y Sandoval Iñiguez, trenzados en politiquerías dañinas para el paisanaje, no hicieron ni hacen comentario alguno. Mis valedores; ¡que la memoria histórica no muera, que en nuestras mentes pueda sobrevivir! ¡Comunidad Las Abejas. Los masacrados de Acteal. Ellos viven. Y reclaman. (�iganlos.)

¿Eso… soy yo?

Caramba, mis valedores, ¿pues qué, tan estropeado estoy físicamente sin que de ello tuviese conciencia? Porque me acabo de examinar al espejo, y ahí fue el crujir de dientes y el lamentar lo que el padrecito Cronos se ensañó conmigo. Porque la depredación que ha causado a mi persona resulta casi tan dañina, alevosa y funesta, como la que durante el pasado pluscuamperfecto penetró contra México la «pareja presidencial», en un compinchaje con los Bribiesca Sahagún, apellido infamante de los muy hijos de toda su reverenda Marta. Macabrón.

Me he mirado al espejo, me estuve observando, suspiré, y tras de enjuagarme una furtiva lágrima caminé hasta la computadora (hechiza, armada en México, y ‘lo echo en méXico está bienecho», y aún con la traumática impresión y el impacto del examen frente al del baño, me he puesto a escribir, amarga la boca, desparramada la bilis (negra) y el ánimo de quien redacta, muy a lo original, el texto consabido: «No se culpe a nadie de mi muerte…»

Yo, bajo semejante estado de ánimo y ante el riesgo latente de abandonar, por capricho del padre Tiempo, el escenario y el papel que en la farsa me tocó representar, pergeño aquí mi postrera voluntad. Mis valedores: este es mi deseo postrero,la última voluntad del condenado a muerte (mira, mira): visitar los Santos Lugares; contemplar, una vez más, la última, aquella santificada tierra que tantos y tantos fecundaron con su sangre de mártires. Los que ahí fueron a encontrar su Gólgota, su Huerto de los Olivos, su Monte Tabor. Ver Tierra Santa y después morir…

Porque han de saber sus mercedes que en esos lugares santos quedó enterrado mi cordón umbilical, precisamente en el corral de la casa atejonada en el callejón sin salida donde nací hace tantos inviernos, tantos. Y quiero, así sea por última vez, regresar a mi santa tierra. Ya oigo al escéptico que nunca falta y casi siempre sale sobrando:

A ver, a ver, sin prolongársela, me refiero a la relación de los hechos. ¿Cómo usted, zacatecano de origen, ahora, de pronto, me resulta judío y nativo de los Santos Lugares? ¿Tan siquiera los conoce, que no sea en estampitas piadosas? No me chinglés, embustero de miércoles.

Yo contesto al agresivo: los conozco, cómo no los voy a conocer, si los tengo anidados en mis cuatro, cinco sentidos; si tengo en mi tacto la textura de la tierra, sus aromas en mi olfato y en la lengua de sus sabores; si traigo anidados en el caracol de la oreja los rumorosos bandazos de un viento de cenzontles y bramidos en brama; si acá, de pelleja adentro, paisaje interior, permanece imborrable la vera efigie de su agreste geografía. Mis Santos Lugares…

Mi única ha estado mirando por encima del hombro. Siento su respiración. La oigo junto a esta oreja, miren: «¿Asunto de vida o muerte, mi amor? ¿Qué razones de vida o muerte te obligan a mentir a tus valedores?»

Vuelvo el rostro; miro a mi Nallieli, aprovecho para la caricia y…

-No miento, mi niña Zacatecano soy de Jalpa Mineral, en el Cañón de Juchipila.

¿Pero qué? ¿No fue mi religión zacatecana, junto con Los Altos de Jalisco y el Bajío, el escenario de la revuelta cristera de 1926-29? ¿No murieron muchos alzados al enfrentar el escapulario a las balas del «impío Calles«? «¡Detente, bala enemiga, que el corazón de Jesús está conmigo!» ¿Y no es cierto que El Vaticano está encaramando en los altares a todos los levantiscos a los que entorilaron, para matar y morir, un papa muchos obispos y un «general» Gorostieta? «¡Viva Cristo Rey..!»

– Bueno, sí, mi amor, ¿pero Santos Lugares?

– ¿Cuánto calculas que falta para que Ratzinger proclame «Santos Lugares» El Bajío, Los Altos de Jalisco y mi Jalpa Mineral? El negocio este de las comaladas de beatitos y santos, ¿no comenzó en el sexenio de Juan Pablo II? ¿Por qué no iba a seguir con el del gran inquisidor? Si la política de El Vaticano se acató durante el papado yunquero de Vicente Fox, ¿no es lógico suponer que la erupción de beatos y santos mártires de la cristeada se vaya a intensificar en el gobierno ultra-derechista y ultra-reaccionario de Calderón, atado con un nudo ciego El Vaticano? ¿Entonces? ¿Por qué no conferir a Corvas Dulces y La Pitaya la categoría de Tierra Santa? Mi santa tierra me acuerdo. A propósito…

Permítame que les cuente: un día de aquellos me fui unos días a mi tierra, y ya en mi tierra me hundí en el goce del retorno después de media vida de ausencia y, Adán de pacotilla fui recorriendo cada flor, cada cerro, cada peñascal, y los fui nombrando por su nombre de pila con los que me hablaba con ellos en mi niñez. Jalpa Mineral, mi santa tierra, manojo de floridas raíces. ¿No los estaré aburriendo? (sigo mañana pues.)

Mulas mansas y brutas

Con el articulista del matutino yo no estoy de acuerdo, y aquí lo reto a polemizar. Yo rechazo que estas crisis recurrentes que tanto lastiman a unas masas empobrecidas sean culpa de los economistas que «hasta donde lo permite la deficiencia de los conocimientos económicos han estudiado la cuestión de los períodos críticos sin llegar a un resultado cierto».

Lo contradigo en forma rotunda, mis valedores. Un economista de la talla de Carstens, ex-empleado del Fondo Monetario Internacional y nuevo secretario de Hacienda, conoce la forma de manejar las finanzas públicas, de modo tal que el daño que cause a las masas ha de ser resultado directo de sus conocimientos en el manejo de la economía neoliberal. Reto al editorialista a que polemice conmigo. No me importan las consecuencias. Claro, sí, valentía personal, sangre brava y colorada la mía..

Valentía personal y este otro detallito: que el editorialista publicó su texto en El Demócrata un día 14 de octubre, pero de 1915, de esto hace ya noventa y un años. ¿Para qué, entonces, resucitar sus conceptos? Para que juzguen ustedes si alguna vigencia pudiesen mantener en el México de hoy, al modo en que lo jura el Eclesiastés: «Nada hay nuevo debajo del sol». La noticia, entonces de rabiosa actualidad, en la misma plana:

Rodolfo Gaona triunfa en Puebla. El pueblo, al terminar la corrida, trataba de sacar en hombros al torero, pero éste rehuyó modestamente ese homenaje de la afición poblana…

El periodista toca un tema que pudiera fecharse hoy día. Júzguenlo:

Nuestra pobre democracia- La abstención es un delito por culpa; la comisión de fraudes en las elecciones es un delito con agravantes. Si hay que reformar, la solución no es reformar en la superficie, en las epidérmicas leyes de procedimientos, sino irnos a la médula Estamos casi privados de un verdadero Poder Legislativo; puesto que no ha podido expedir ni una sola ley de importancia ¿para qué le sirve a nuestro país el Legislativo?

La crisis económica– Ahora mismo, en nuestro país, asistimos a una crisis que los encargados de la economía debieron prever, que todos anticipamos mental o verbalmente, pero que nada hicimos por evitar. Los economistas han estudiado hasta donde lo permite la deficiencia de los conceptos económicos, la cuestión de los periodos críticos, recurrentes, sin llegar a ningún resultado cierto, positivo.

En la sección de Anuncios clasificados: Vendo mi casa en la 2a calle de Camelias 46. Mide 722 metros cuadrados. Vale 4 mil…

Los héroes de la crisis.- cuando los precios se fueron aumentando, los jornales, los sueldos y las utilidades de las clases obreras y profesionales, iban a la zaga de los precios. El patrón se resistía y el trabajador se empeñaba y en medio del sacrificio se infló terriblemente el costo de la vida Las víctimas son las mismas de siempre: los obreros y los profesionales que viven de su trabajo, las clases pasivas, las clases medias y submedias. Contener o suprimir la especulación es algo heroico y digno, pero, desgraciadamente, la creación de omisiones o de cuerpos oficiales en medio de una crisis sólo contribuye a llevar la especulación hasta el propio seno del gobierno…

Deportes.- Jorge Carpentier se prepara; sostendrá una lucha con el campeón estadounidense Jack Dempsey.

Un ensayo de reconstrucción-No hay que gastar las energías inventando esquemas y elaborando millonadas de proyectos sobre el papel. Hay que hacer planes sobre la tierra La palabra reconstrucción sólo adquiere vida, consistencia y belleza cuando se une a los conceptos de acción, de progreso, de fuerza y de trabajo efectivo.

La severa crisis global.- Señores comerciantes: ustedes siguen en sus trece, sosteniendo montos inverosímiles, con perjuicio de nuestras clases populares, proletarias. El motivo de nuestras huelgas, el aumento de salarios que los obreros exigen es debido, si bien se observa a la actitud crecientemente utilitaria del comercio.

Seamos razonables, y ajustémonos a lo justo y equitativo, evitando efervescencias y trastornos que afecten la tranquilidad pública Pongamos nuestro contingente de patriotas verdaderos. Con las estrangulaciones no se consigue sino la asfixia y la muerte. En las primeras huelgas sentirán los del dinero las duras lecciones que el pueblo, arrastrado por el hambre, ha dado al comercio en pocas ocasiones. ¡Y no queremos huelgas, ni brazos que se levanten airados demandando justicia! ¡Es preferible hacer justicia antes de que se derrame el torrente de las indignaciones populares..!

Mulas. Cuarenta mansas y treinta y dos brutas. Niño perdido 82.

Tal era el México de hace 91 años. ¿Y el de hoy? (¡Carstens!)

Decepción y suicidio de un comunista

Asi reaccionan los seres atormentados. Tales son título y subtítulo, mis valedores, de añeja colaboración periodística que ataca a los partidarios de don Salvador Allende, presidente constitucional de la República hermana de Chile, asesinado por su homólogo norteamericano Richard M. Nixon. De autores materiales, los espadones cuarteleros comandados por ese Augusto Pinochet que una vez más acaba de burlar a la Justicia, ahora con el recurso categórico de la muerte. Lóbrego, que he visto en las fotos, quién lo creyera, hileras de dolientes desfilando ante el cadáver de Pinochet

A modo de corolario de la muerte del espadón (¡en su cama!), transcribo aquí una de las tantas befas que contra los adversarios políticos publicó alguno de los paniaguados del espadón. Va, con esa sintaxis, un relato (mala fe, truculencia y romanticismo decimonónico) que chorrea inquina, suspicacia y racismo contra la Unidad Popular.

«Era un trabajador jubilado que mediante ahorros y disciplina logró hacerse de una casita con pequeño jardín donde cultivaba rosas, dalias y margaritas. La esposa aplicaba el tiempo y su ternura en la única hija, que ya se iniciaba en los cursos de la Universidad, donde conoció a un joven de clase social superior. La madre nada más sabía de estas relaciones, esperanzada en ascender socialmente, porque la hija era bonita y digna de una suerte no tan mediocre como la que le tocaba vivir. Era una madre arribista, según despectivamente la calificaban sus relaciones del vecindario…

Un día la hija abrió su corazón, e inundada de lágrimas confesó que el pretendiente ayer tan cariñoso, la abandonó después de haber ocurrido lo peor. Tanta fue la decepción de la madre, que agravada la enfermedad que padecía, falleció al desertar de la Universidad la joven y abandonar el hogar paterno con rumbo desconocido. El padre que identificaremos en este relato como el Viejo quedó moralmente deshecho y agraviado con la sociedad burguesa tan criticada por sus vecinos socialistas y comunistas, que desde hacía tiempo lo venían invitando al Partido comunista y que ahora se confirmaba con el abuso de aquel catrín que engañó y destruyó la vida de su hija.

Por esos tiempos subía al poder Salvador Allende prometiendo un socialismo de rostro humano con empanadas y vino tinto a discreción… El Viejo, miembro ya del Partido y muy vinculado con los diferentes grupos terroristas, se convirtió en agente de confianza del Servicio de Investigaciones del Gobierno de la Unidad Popular.

Los terroristas del GAR, jóvenes que se divertían con harto trago y mariguana con las muchachas del grupo, asesinó al ex Primer Ministro del Partido Socialcristiano, Pérez Zujovich. La conmoción fue tremenda y el Gobierno se vio en peligro de derrumbe. El Servicio de Investigaciones fue informado por el Viejo dónde se encontraban escondidos los ejecutores, pero con la condición de que fueran protegidos, pues entre los ejecutantes se encontraba Pascal Allende, sobrino del Presidente, incluido precisamente para proteger a todo el grupo. Al Viejo se le prometió y juró que así se haría; pero al localizarlos, con engaños, separaron a Pascal embarcándolo hacia Cuba y el resto fue acribillado a balazos en una emboscada preparada ex profeso

El Viejo al enterarse de la traición, abandonó el automóvil que el Servicio de Investigaciones le había proporcionado y con el bastante dinero que le habían entregado, se escondió en un prostíbulo de barrio donde era difícil que lo localizaran, pues razonablemente suponía que a él también lo eliminarían… En el prostíbulo lo trataban de maravilla, pues los fajos de billetes los regalaba generosamente, cambiando de compañera diariamente, mientras bajo la cama escondía unos paquetes de dinamita que no descuidaba en ningún momento. Cercana a su escondite pasó una manifestación obrera de apoyo al Gobierno. El Viejo se le incorporó y al pasar frente al Servicio de Investigaciones se introdujo en el local, donde intercambió balazos con los guardias. Las balas hicieron estallar la dinamita que cubría todo el cuerpo del Viejo, cuyo nombre heroico se registra como Jacinto Salazar. El Ministro allendista hipócritamente declaró: Este era el último asesino de Zujovich.

Asesinatos y suicidios coronaron el gobierno de Allende, suicidándose él mismo ante su fracaso de vencer a la culta sociedad chilena Una hija de él siguió la misma ruta hacia lo desconocido: se mató en La Habana hacia donde fue llevada, a un matrimonio de conveniencia política. Este drama no se conoce en profundidad. Algún día será».

Hasta aquí la inquina contra don Salvador Allende, con su familia y sus partidarios. En cuanto a Pinochet el cuartelero: ése, que dijo el poeta; ése conocerá la muerte de la muerte hasta la muerte. Y la paz. (Vale.)

Pinochet y Echeverría

Vidas paralelas, desiguales muertes. Allá, en Chile, el golpista burló a la justicia con el recurso radical de la muerte. Aquí, el autor intelectual de masacres y guerras sucias burla a la justicia con el recurso de las achaques físicos, reales o imaginarios. Una noticia de miércoles pregona que algún juez ha solicitado de algún hospital que realice un examen de salud al hombre sujeto a juicio penal por «genocidio». Hoy, en Chile, los partidarios del espadón lo aclaman ante su féretro. Aquí, si ante su féretro para Echeverría no se columbran aclamaciones, el «genocida» ya tuvo en vida la alabanza de intelectuales como Benítez, Garibay, Heberto Castillo. A propósito:

Echeverría optó, calificadamente, por el camino de la democratización. Exacto, sí, Carlos Fuentes, el mismo Fuentes que como intelectual ha manifestado ante el presidente en turno el síndrome del girasol; ese Fuentes que apenas se publicaba el nombre del sucesor de Fox en Los Pinos, muy de mañana se fue a llamar a la puerta de su oficina «para invitarlo a participar en un Séptimo Foro Iberoamericano«. De ahí, un grupo de intelectuales se jaló al santito nuevo rumbo a la casa de uno de los tales, y comieron con él. A fuera, los retumbos de Oaxaca resonaban en diferentes zonas del país, UNAM incluida Algunos de ellos se pronunciaron por la solución de fuerza contra la APPO, y más tarde iban a aplaudir la toma de Oaxaca por elementos de la Federal Preventiva. Yo, entonces, relacioné Oaxaca con el ingreso de uniformados a las instalaciones de la UNAM, que los mismos que ahora se ahijaban a Calderón. La memoria histórica:

Fue a principios del 2000, cuando el Consejo General de Huelga, CGH, tenía paralizadas las actividades académicas de la UNAM. El Pres. Zedillo ordenó la entrada de uniformados a las instalaciones de la UNAM, acción que motivó reacciones diversas entre la flor y el espejo de los intelectuales. Pablo González Casanova, ex-rector de la UNAM, renunció a la dirección de un instituto de investigación de la casa de estudios. Por cuanto a Fuentes y una decena de intelectuales, el editorialista Carlos Ramírez escribió en el matutino del 13 de Febrero: «Lo peor fue que Fuentes se hizo eco del discurso difundido por Francisco Labastida como candidato presidencial del PRI de que el CGH estaba penetrado por Sendero Luminoso, del Perú, aunque luego se supo que había sido una perversidad sembrada por Labastida».

La interrogante de Fuentes: ¿Es cierto que la ruta del poder político universitario de un senderista empieza por ofrecerse a limpiar excusados, seguir de cocinero y acabar de líder ideológico intransigente? El mismo, y una decena de intelectuales, los consabidos, aprobaron el ingreso de la Policía Federal Preventiva al interior de la UNAM. En transcripción de Ramírez, las opiniones que tales intelectuales expresaron en un desplegado periodístico con fecha del tres de febrero del año 2000. Carlos Fuentes, en primer lugar. «La UNAM no es una universidad elitista, pero tampoco debe ser una universidad de lumpens o de baja clase media ofendida. Hay que liberar a todos los estudiantes que no estén perseguidos de oficio (liberar a los perseguidos…)

F. Reyes Heroles: «En el horizonte podrían estar la amnistía o el indulto. El operativo fue muy cuidado y hoy, gracias a ello, no tenemos víctimas que lamentar. La administración de la violencia legítima también puede ser profesional». H. Aguilar Camín: «La respuesta de los huelguistas condujo a la violencia que se temía y a la entrada de la fuerza pública que quería evitarse. Pero Zedillo no es ni podría ser un presidente autoritario como Díaz Ordaz». Jorge G. Castañeda: «A pesar de los sustos que pueden generar zafarranchos en la UNAM, nuevos brotes de violencia en el sureste mexicano o en Guerrero y Oaxaca, o de los persistentes incrementos de las tasas de interés de EU, hoy día el favorito para triunfar en las elecciones presidenciales del 2 de julio, sigue siendo el candidato del PRI, Francisco Labastida.

Carlos Monsiváis: «Me importó el plebiscito por compartir el fastidio ante una huelga tan prolongada y por esto también participé en un manifiesto de intelectuales, guiado por una certeza: es mejor dialogar en la universidad abierta y evitar así la represión (sic.) Sin modificar los derechos del CGH, que respetamos (resic) Bueno, la idea era, por decir lo menos, descabellada, no avalaba ofensiva alguna del régimen de Zedillo. Si se quiere, y elijo muy destacadamente mi caso, fue un aval para certificar la estupidez de mi reacción política en ese momento».

Elena Poniatowska: «Bueno, yo no lo sabia. Sí firmé el desplegado, pero fue porque en ese momento creí que era lo mejor, estaba todo tan empatado…»

Carlos Ramírez: «El razonamiento de esos intelectuales se acomodaba en la festividad modernizadora de los intelectuales cooptados por el Pronasol salinista, desde Aguilar Camín hasta Monsiváis». (Lóbrego)

Chile ayer, hoy México

a propaganda, mis valedores. Ayer, elegido Chile como laboratorio y conejillo de indias para implantar en Iberoamérica el modelo económico neoliberal, el obstáculo para la Casa Blanca era el gobierno constitucional de don Salvador Allende. Lo aniquiló con el golpe de estado perpetrado con espadón cuartelero y con la aplicación de una propaganda altamente manipuladora que predispuso a las masas contra el presidente «marxista». Aquí la síntesis de tal propaganda, extraída del manual de las fuerzas castrenses de inteligencia norteamericanas, y lo que para el mexicano debe resultar aleccionador: que a muchos de ustedes abrirá los ojos ante las coincidencias que van a encontrar entre la propaganda norteamericana que en Chile destruyó a un presidente y la que en México destruyó a un candidato presidencial. Y si no, vayan leyendo, y al leer juzguen ustedes (mío el subrayado).

‘La propaganda expone una doctrina particular con tanta intensidad que logra cerrar la mente a todos los caminos, menos uno. Sus ingredientes esenciales son: presión sicológica y unas masas potencialmente receptivas. Tiene más probabilidades de éxito en una situación de intranquilidad social. Si no hay intranquilidad, la propaganda desune a ía nación al crear animosidad entre diversos grupos sociales, étnicos, religiosos o económicos.

Deben explotarse todas las debilidades y rivalidades entre grupos. Si no pueden atacarse directamente, se utiliza la insinuación buscando aumentar las fricciones, provocar manifestaciones de desunión, (…) estimular la disensión y los conflictos internos y crear sospechas y desconfianza.

Es básico crear credibilidad y mantenerla. Credibilidad no es sinónimo de verdad. No es necesaria ni aconsejable la verdad completa (…) es aconsejable modificar ciertos hechos según el público-objeto. La propaganda puede ser blanca, negra o gris. La propaganda blanca se usa en operaciones descubiertas y su origen es identificable. En operaciones encubiertas se utiliza la propaganda gris (no atribuida a fuente alguna, o de fuente no identificáble) o la propaganda negra, atribuida a una fuente que no sea la verdadera.

La propaganda negra puede hacerse pasar por originaria del enemigo, desprestigiándolo; o abordar temas vedados para la propaganda blanca. Ejemplos: chismes, rumores, pornografías, sátira, chistes, lemas subversivos, dinero falsificado, tarjetas de racionamiento o de identidad falsificadas, etc.

Tres sentimientos básicos originan rumores: miedo, esperanza o deseo, y odio(prejuicios). Tales rumores son deliberadamente iniciados por agentes anónimos, o de una información parcial se deriva una invención acorde con el odio, miedo o esperanza del objetivo. Se propagan rápidamente, sirven como justificación de conducta impropia, dan salida a sentimientos de odio y prejuicio, y hacen sentirse importante a quien los propala

Debe utilizarse la técnica de «generalidades atrayentes«, que son frases o palabras tan asociadas a ideas o creencias comunes, que convencen aunque no tengan razón. Se forman con «palabras mágicas» (paz, honor, derecho, libertad, patria, democracia). Sirven para justificar acciones discutibles.

La propaganda gris puede ser sensacionalista sin afectar el prestigio de quien la origina, y evita el estigma de «propaganda extranjera». Para efectuar operaciones sicológicas es indispensable contar con una detallada información básica, estratégica, táctica, etc., actual y exacta, y saber qué mueve al público para ejercer máxima influencia en él. Esta información sólo es obtenible mediante operaciones de inteligencia.

El humorismo puede ser eficaz. Chistes y caricaturas (¡esas que se lanzaron y se lanzan contra López Obrador, digo yo!) son una forma de insinuación potencialmente eficaz, junto con los rumores maliciosos. Una caricatura puede insinuar una idea o acusación denigrante mejor que simples palabras Las composiciones de fotografías bien seleccionadas pueden ser en extremo degradantes. La aplicación de motes (¡El Peje!) es un recurso de que se vale el propagandista para excitar prejuicios a favor o en contra de ideas, personas o instituciones, motejándolas de algo que el público odie o tema (¡Ligado con Hugo Chávez! ¡Un peligro para México!) Ello hace a la gente odiar, desconfiar y rechazar opiniones, personas o grupos (…) Se usan técnicas de difamación, sarcasmo o ridículo. (¿Lo dije antes? ¡Esas caricaturas..!)

La palabra impresa tiene un más alto grado de aceptación, credibilidad y prestigio que el de otros medios de información. Los líderes de opinión pueden ser periodistas, maestros, políticos, sindicalistas, dirigentes religiosos (¡Norberto Rivera!), etc. Los manipuladores decisivos son aquellos de quienes otros dependen para informarse, y cuyos juicios son respetados». Mis valedores: ¿lo entienden ahora? Después de todo esto, ¿AMLO podría resistir? Es la Casa Blanca Es la TV. (Es México.)

Ya lo lleva a enterrar…

Ayer fue chile Hoy es México. Siempre ha sido, y por ahora seguirá siéndolo el Imperio del Norte. Ayer, para utilizar el país como laboratorio del modelo neoliberal en Iberoamérica, el susodicho se valió de un espadón matancero que enrojeció de sangre y dolor la tierra de don Salvador Allende. Esto decía en su informe a la Casa Blanca el vocero militar chileno:

«Las bajas se han producido por la resistencia armada y suicida que grupos extremistas han opuesto en los necesarios allanamientos que se han debido efectuar. Los prisioneros son en su mayoría extremistas y elementos desquiciadores para los cuales, previo interrogatorio, se ha determinado su cautiverio en espera de las resoluciones de la Justicia Militar».

Previo interrogatorio. Lo que «previo interrogatorio» significó para los detenidos en las cárceles militares de Pinochet, eso todavía hoy lo denuncian las crónicas sobre la dictadura. Pero el de vocación carnicera por fin se finó. Ha muerto el golpista que encuevado en el palacio de La Moneda, en Santiago de Chile, lo aseguraba, como años más tarde lo diría Bush, otro misticoide:

Dios me puso aquí. Su divina providencia. Mi poder es de origen divino…

Murió Pinochet, y su biografía cabe en dos fechas: 1915, cuando lo echaron al mundo en la ciudad de Valparaíso, y un 10 de diciembre del 2006, día en que sus días terminaron en deuda sin saldar con los muertos, los deudos, los desaparecidos, la Justicia, en fin. Entre esas dos fechas, un golpe de estado, una ininterrumpida sucesión de tradiciones y deslealtades, infinidad de torturas y derramamiento de sangre. Por culpa de tales, mis valedores, la Historia, no es eso que enseñan los libros de la historia La Historia es una gigantesca zopilotera y un gran hedor. Washington…

Ayer, para utilizar el pueblo chileno como laboratorio y conejillo de Indias del modelo neoliberal, la Casa Blanca destruyó el único estorbo: el gobierno constitucional de don Salvador Allende. Para ello, los estrategas de la CIA y el ejército de EU aplicaron una doble estrategia el golpe de estado, demoledor, precedido por una aviesa propaganda que fuese destruyendo imagen y gestión presidencial y prepararse el ánimo de las masas para asestar, sin demasiado costo político, el golpe de estado perpetrado por la junta militar aquel 11 de septiembre de 1973. Hoy, en nuestro país, para aplicar el continuismo de ese mismo modelo neoliberal por mano del ultraderechista sucesor de Fox, la Casa Blanca no precisó del golpe de estado, pero sí de esa misma campaña de propaganda manipuladora que aplicó desde los medios de condicionamiento de masas: radio, televisión y prensa escrita; en Chile fue contra don Salvador Allende, aquí, contra el candidato de la Coalición por el Bien de Todos, López Obrador. Esa maniobra fue suficiente. Y no me diga el ingenuo que el de julio pasado fue un proceso electoral donde en última instancia contaron los votos, el IFE, el TRIFE, la democracia, el estado de derecho y demás trampas unipersonales. Después del golpe de estado, los golpistas descalificaban de esta manera al periodismo extranjero que, escandalizado, publicaba noticias de tortura y muerte generadas en la dictadura de Pinochet y compinches:

«La Junta de Gobierno desmiente categóricamente a los órganos de radiodifusión extranjeros que han estado propalando falsas informaciones acerca del momento crucial que vive nuestra Patria, que ha iniciado el camino de la reconstrucción nacional llena de fe en el futuro. La Junta de Gobierno llama a la ciudadanía para solicitarle que dé crédito a las informaciones difundidas por la cadena de radio y televisión y la prensa escrita que representan la realidad de los derechos».

La propaganda que CIA y ejército contra-insurgente de Estados Unidos aplicaron en Chile para destruir a don Salvador Allende, ¿no es fácilmente identificable como la que impusieron décadas más tarde en nuestro país para aniquilar a López Obrador como candidato de la Coalición por el Bien de Todos? Va aquí, una síntesis de semejante estrategia manipuladora de masas. Conforme vayan leyendo, piensen ustedes si es o no reconocible como la misma que entre nosotros aplicó Washington desde todos los «medios», a lo machacón y reiterativo, en los meses previos a la fecha de votación. Sabrán entonces por qué el personaje contrapunteado con el carisma y ahijado de la mediocridad arrancó a las pobres clases medias y a las pobres clases pobres del país hasta 14 millones de votos. Aquí, algunos párrafos de la propaganda que Washington aplicó ayer en Chile y entre nosotros hoy

«Propaganda es la exposición de una doctrina particular con tanta intensidad, que deliberadamente cierra el pensamiento a todos los caminos menos a uno. Sus ingredientes esenciales son…» (la propaganda, mañana)