News Divine y Lobohombo

Cómo, a nuestro parecer – cualquiera tiempo pasado – fue mejor…

Lo que ya de ayer a hoy, mis valedores. Pero no, no escamarse, que más allá de la cita de Jorge Manrique, no creo que todo el tiempo pasado haya sido mejor, ni tampoco es mi intención despeñarme en el ejercicio de los viejos de espíritu: dar la espalda a la realidad de hoy día, enroscarse en posición fetal y así malvivir, muriendo, de sus remembranzas, y suspirar por un tiempo que se les fue para nunca más. Mi intención es otra.

Ocurrió que un buen día el mejor de todos mis días, fui sacado con fórceps de ese vientre materno que son mis terrones zacatecanos, y aún con el cordón umbilical afianzado al terruño me instalé en esta ciudad hervorosa de gente con prisa por enfilar hacia ninguna parte, urbe y ubre a la que tantos millones de humanos hemos terminado por deshumanizar, cruel paradoja Entonces fue, ya aclimatado en mi nueva residencia (una vecindad, por la Plaza del Estudiante), cuando me percaté de ese fenómeno común de la aldea el poblado y la ciudad capital: la actitud, humanísima de viejos y jóvenes.

Aquí, como allá observé el diario vivir de unos jóvenes, ellas y ellos, encendidos con oleadas de sangre que les hierve en esa hornaza de vida que apenas y a penas activa endorfinas, hormonas y adrenalina y la simpatía y sana envidia por su lozanía y vitalidad. No lejos, apagado el fogón, los jubilados de la vida paso a pasito, iban acercándose a la Gran Interrogante.

Y ocurrió que por calles, parques y plazas de la Morelos observé el estilo fácil, desenfadado, de las y los jóvenes que a impulsos de su vitalidad y entre risas y ritos de iniciación amorosa se avistaban, se observaban, sonreían, y roto el hielo anudaban las frases primeras y el compromiso que los llevaría al noviazgo que a veces remataba en la vida en común. Los viejos, en tanto, atornillados en la banca del parquecillo y en la almendra de la soledad, se dedicaban a ver sin mirar, ojos opacos, la vida que pasa Quizá dos de los tales, a media voz, voces desleídas, intentaban revivir días, tiempos, épocas que muy atrás se quedaron. Yo, a lo discreto, me poma a observar a unos y otros, éstos jóvenes alharaquientos y aquellos viejos ya domesticados por el áspero oficio del diario vivir. Los viejos. Qué joven fui una vez…

Era domingo en toda la ciudad, un domingo de música y baile en los difuntos Nereidas y Salón México, y los agonizantes Salón Colonia y California Dancing Club. Ese domingo jóvenes y viejos se acercaban a recibir su discreta dosis de religión, los unos, y de agonía y éxtasis sexual, los jóvenes, en discretos rinconcillos lavados con Jardines de California…

Eso ayer, Hoy ya no. Hoy, viejos y jóvenes por igual. No que el anciano haya rejuvenecido, sino que el joven adopta actitudes de la edad senil. Yo, que no he perdido la costumbre de mirar y fisgonear ese asombroso milagro que es el ente humano, observo a los viejos, los jóvenes, los adolescentes, y aquí lo asombroso: los viejos -dejaran de ser- continúan cavilando, agachados, en monólogos interminables y cabeceos soñolientos, nostálgicos. Los jóvenes, mientras tanto, ¡se les emparejan! Gacha la testa jorobado el espinazo y una ausencia total de este mundo, en el metro van, en la combí vienen, por la calle deambulan, en la banca del parque se instalan o en el espacio ribereño del centro de estudios, y ausentes ellas y ellos, mochila aretes y tenis, tronchado el pescuezo, la cara al nivel del ombligo, se van de este mundo, se agachan a morir en un tiempo para ellos muerto, como en la hondísima meditación filosófica de las interrogantes esenciales: ¿quién soy, qué voluntad me hizo nacer, por y para qué, cuál el sentido de mi muerte, qué hay más allá de la Gran Interrogante? Cuándo, cuándo la hora llegará…

¿Pensamiento profundo? No, ¡el condenado celular!, Sí, ese nuevo recurso que inventó el Gran Dinero para embombillárselo a unas masas indefensas para ayudar a la TV a aislar aún más a los jóvenes, entretenerlos a lo banal, manipularlos para el consumismo, mantenerlos mansos, pasivos, domesticados y listos ya para Lobohombos y News Divines. El celular. ¿Tanto ha logrado domesticar a los jóvenes de este país? Y luego por qué Slim es uno de los nuevo-ricos más ricos del orbe. Mis valedores…

¿Ustedes tienen celular? ¿Clavan su vista su espíritu, su vida total, en todo ese bodrio, en esa masquiña, en eso banal y dañino con que mediatiza la aviesa pantallita y allá afuera la vida que pase y se vaya para nunca más? Es México, es la juventud, el celular, el licor y la droga en las ratoneras News Divine y Lobohombo. Ah, paisas, cuándo se nos quitará lo paisas. (En fin.)

Señor presidente

Por la prensa me entero de que Nicanor Duarte, presidente de Paraguay, ha presentado su renuncia al Congreso. ¿Y usted, señor? ¿Por qué no renuncia? ¿O prefiere seguir haciéndose la ilusión de que gobierna cuando sólo provoca un peligroso vacío de poder que en seguida han llenado fuerzas políticas dañinas para las masas? Renuncie, porque vamos a ver:

Un somero balance de su gobierno acusa un clima de ríjosidad, ineptitud, violación a los derechos humanos y el deterioro de las relaciones internacionales, a más de una pobreza creciente, y recesión, desempleo y una crisis global como nunca antes. Su gobierno, señor, desemboca en el clima de crispación y espeluznos que allá afuera ha llevado a grandes masas humanas a la protesta popular y una iracundia que amenaza con salirse de madre. ¿En el diccionario quedarán insultos que no le hayan arrojado a la cara? Y lo que le faltar por ver, por oír de una nación que algo le ofrece todavía el repudio general. Por cuanto a los sufragantes: ¿pues qué caraj…mbas de positivo le pudieron ver todos los que se decidieron a votar por usted, un político de medio pelo troquelado por la mediocridad? ¿A la hora del voto analizarían su desastrosa gestión como funcionario mezquino, un ventajista que toma el poder para beneficiar no a los muchos que poco tienen, sino a los pocos que tienen todo? Eso ha sido, y no más, su gobierno: una sanguijuela para los pobres y para los hijos de Forbes la beneficencia pública Macabrón.

Porque las masas, señor. ¿Qué ha sido usted para los pobres, para los desplazados, para los que aquí y dondequiera tienen que arañar la sobrevivencia? Por otra parte, y de acuerdo a su estructura psicológica conflictiva ¿no ha terminado peleándose con medio mundo hasta el grado de crispar, de radicalizar a ese medio mundo que lo detesta? Su manejo del ejército, ¿no ha sido un desastre, como el resto de los negocios nacionales? Renuncie, señor. Yo a usted lo aborrezco, y poco me importa que mi sinceridad me vaya a generar algún problemilla de esos que caen en el pantanoso terreno de la censura y la represión, recursos de estadistas débiles e inexpertos como usted. Y cómo no detestarlo si en mí, como en millones, existe la sospecha fundada de que se apoderó del poder mediante un fraude en las urnas, y nunca se ha legitimado como estadista Cómo…

Por cuanto a ese político que usted «derrotó» con malas mañas: mírelo ahí, en actividad benéfica para las masas sociales. Su obra pública su carisma personal, su personalidad atraen la atención internacional. Ese sí es un ente político con temple, simpatía mística y vocación. Ese tiene madera de estadista y arrastre popular. ¿Y usted, señor presidente? A usted le falta todo lo que él tiene de sobra; él, por su parte carece de lo que abunda en usted: insignificancia mediocridad de uno al que todo le viene grande. Yo, por supuesto, nunca hubiese votado por usted. Cómo, si le conozco su pestilente currículo, donde se advierten evidencias del gusto por el licor. Ese candidato era mi favorito para acceder al poder, y aún ahora ante sus desaciertos y actos punibles, señor, me da por especular sobre lo que hubiese resultado la gestión de mi candidato, si usted no se hubiese valido de los grandes capitales, las fuerzas de ultra-derecha y los medios de condicionamiento de masas para asestarle la puñalada de picaro.

Por lo pronto, señor, para México su gestión ha resultado una plaga una maldición, un jinete más del Apocalipsis. Y lo que resta todavía para que abandone el poder, y las medidas de gobierno que caben aún en lo que le resta de vida pública Pero si hay una pizca de lógica en este mundo usted, ya desde ahora, hiede a cadáver insepulto. Al tiempo. Pero su mala suerte,señor…

Como si para opacarlo no bastase con un rival ahora se alza un segundo político del partido rival, pinta de estadista, que usted aborrece y quisiera aniquilar mientras lo observa en campaña presidencial, recibiendo la aceptación popular que usted ha perdido. El también, al igual que el «derrotado», es la nueva esperanza de unas masas ansiosas de iluminados, de predestinados en quienes creer porque nunca han creído en sí mismas. Y según lo observo en las fotos de prensa, señor: porque ahora tiene dos que lo eclipsan, la rabia impotente le crispa acalambra y retuerce de agruras ese rostro de rasgos vulgares. Renuncie, señor, y convénzase de lo evidente:

Por inepto, por cruel e inescrupuloso, Al Gore y Barak Obama me lo borran, eclipse total, del mapa político. Más le vale correr, presidente Bush.

¿Que no? Lástima (En fin.)

Quién es la víctima…

Quién es el verdugo. Mis valedores: progresamos. En la cultura náhuatl sólo los viejos tenían acceso al licor. Al octli, como llamaba al pulque nuestra raíz indígena. En la cultura mestiza el consumo del alcohol comenzó siendo plaga de adultos. Hoy, droga y licor son patrimonio de adolescentes y jovencitos, ellas y ellos intoxicados mientras se contorsionan, monos de alambre, al ritmo frenético del ponchis-ponchis de la subcultura gringa. Y que siga la diversión, y lo bailado quién se los quita, que ya más tarde habrán de alimentar la hidra de la nota roja y a sus mercachifles. Macabro.

Fue un golpe tan fuerte que el auto se partió en dos. Cuatro cuerpos prensados; una persona más quedó en el cofre y tres más salieron proyectados en distintas direcciones. Los jóvenes venían en estado de ebriedad…

Licor, droga, adolescentes. Ayer nomás fue la discoteca Lohobombo; hoy es una tal News Divine, esa compulsión por sentirnos gringos de segunda Ayer, la panza del Lobohombo arrojó una veintena de jóvenes («Las muchachas salían sin zapatos, quemadas, traumadas, llenas de sangre».) Hoy, la tal News Divine produce más de una docena de muertos y varios heridos, algunos de gravedad. Quién es la víctima, quién es el verdugo…

Observo la foto del matutino: auxiliada por dos de uniforme la adolescente, trapos de chillante color, sale del News Divine gacha la testa, un vendaje en un brazo y ebria tal vez, o ya tal vez en su juicio, si no es que lo vaya a perder. Yo algo quisiera decir al respecto, pero nada mejor se me ocurre que el mensaje aquel que hace años envié a un jovencillo de nombre Rafael:

Coche accidentado. Seis heridos graves. Conductor y acompañantes, todos menores de edad, iban ebrios. Rafael A.H, que manejaba el auto, cuenta con 16 años de edad, y está hospitalizado…

Le escribí entonces esto que hoy cuadra a los jóvenes del News Divine:

En leyendo la noticia, Rafael, redacté una líneas zumbonas, que intentaban ironizar con los borrachines, pero no. Has de saber (me permites el tuteo, ¿verdad?) que de repente me prendió una punzadilla acá, mira, del lado cordial; porque, ¿sabes? yo tengo un Tomás primogénito y un Ariel de tu misma edad, y eso vino a quitarme las ganas de hacer donaires con tu desdicha Porque desdicha es, y grande, el que habites en un país de borrachos (como el resto de los países), donde las agencias de publicidad se viven sembrando en radio, tv. y periódicos, esas minas antipersonales que son los anuncios que exaltan el consumo del alcohol. ¡Chupe, sorba viva! Abyecto, Rafael. Tú, de seguro, eres estudiante, como mi Zahuin, Tomás y el Ariel, y como joven que eres, qué voy a reprocharte, si somos nosotros quienes permitimos que el «Sistema» permita a los «medios» que sin bozal y al aroma de la ganancia manipulen a un paisanaje proclive al alcohol. Qué voy a reprocharte, si viniste a nacer en un país de borrachos…

Malhaya esa promoción alcoholera que se ceba en ustedes los jóvenes; que exalta la cultura de la cebada el agave y la caña con el propósito de que agoste el espíritu, ablande conciencias y voluntades y reblandezca la resistencia de ustedes (los zombies son más manejables) para luego arrojarlos a ese chiquero (suciedad y penumbra) de la «piedra» y la botella Ah de los dueños de esas discotecas que lanzan la «piedra» y esconden la mano…

Y es que TV y agencias de publicidad son apartidas, amarridas y huérfanas de hijos como tú, o el Ariel, o mi Tomás primogénito, donde pudiese dolerles los daños que causa el alcohol. Te imagino días antes del accidente, tú a tus 16 años de edad; flamante todavía recién ensamblado en la fábrica y ya queriendo emular al héroe de la pantalla o el cinescopio: a fume y fume y a chupe y chupe para parecer hombre, para ser un hombre muy hombre, pestilente de nicotina y licor. Ah, Rafael, como si te llamaras Ariel y fueras mi sangre, y fuese esa sangre la que no cesara de manar mientras que yo, desalado, me lanzara al catre del sanatorio, a aferrarme a ese tu cuerpo todavía tan muchacho y ya así de lastimado por culpa del avieso licor. Dios

Ya los adultos con la botella nomás no pudimos o no quisimos poder (yo sí, ¿pero los demás?) Apatía desidia inmadurez. El hábito no hace al monje, jura el refrán, y yo digo: mucho menos si es el hábito del licor, que no hace al monje, ni al ciudadano, ni al hombre libre. Puro humano redrojo, Rafael.

News Divine, Lobohombo, tiernas las carnes y ya desgarradas; regueros de sangre derivados del licor. «Sólo una mujer logró identificar a su hijo; lo reconoció por los frenillos de la dentadura». (Mi país.)

Ebrard, Calderón…

(Para equidad y justicia los «medios» que callan por igual las realizaciones de Ebrard y la carencia de acciones del de Los Pinos.)
El metro, mis valedores, benefactor de los pobres, que en México lo somos todos si exceptuamos a los ricos. En breve se iniciarán los trabajos de la nueva línea del metro, que irá de Mixcoac a Milpa Alta y anexas, y que prestará inestimable servicio a los habitantes del sureste de la ciudad. Perfecto.

Pues sí, pero no por eso descuidar el metro que desde hace décadas transporta a toda esta ciudad. Y si no, ¿recuerdan ustedes cómo era el metro hace algunos ayeres? Nuevo, flamante, rechinando de limpio y acabado de engrasar, que como entre nubes se deslizaba en sus rieles. Hoy observé el vagón que me tocó en suerte, qué carcacha de vagón. Y aquella tristura..

Y es que en el áspero oficio de días y días de trabajo todos los días de vivir una vida arrastrada, el flamante vagón ha envejecido, y qué melancólico: a jadeos arrastrado por el convoy, al tener que avanzar le escuché el largo quejido que de sus entrañas brotaba y de sus redaños aquel pujar. Al jalón de arrastre desde CU rumbo a Indios Verdes todos sus nervios se atirantaron, y los costillares se pusieron a chirriar, chillaron al modo del animalillo al que aplastan al pasar. Lo oí cómo jadeaba al desplazarse, y arrojar chisguetes de viento que desparramaban humanísimos tufos de humana entrepierna, sudor y recóndito sufrimiento. Yo, aquel suspirar…

Bajé los ojos; el piso, válgame: calvo hasta el material de la base Examiné le resto del vagón: los indicadores de ruta despapelados, descarapelados. Y qué fue de la agradable voz femenina que por el equipo de sonido iba anunciando el nombre de la estación a la que arribábamos. En cambio hoy: ‘Por favor, permita el libre cierre de puertas» cuando el convoy iba en frieguiza rumbo a Viveros. Y al llegar a su máxima velocidad, la femenina voz: «En breve reanudaremos el servicio. Por su comprensión, gracias». Ya el infeliz, alzhaimer y demás achaques de la edad, decía una cosa por otra, puros dislates. Yo, ¿por qué me encogí en el asiento? ¿Por qué aquella pena la vergüenza aquella la nostalgia? Vidas paralelas, la vejez…

Un soterrado quejido al arribar a M.A. de Quevedo. Un largo lamento cuando lo forzaban a enfilar a Coyoacán. Como que en su queja reclamaba la piedad del cementerio de los elefantes donde descansar antes del inevitable deshuesadero. Y allá vamos, a querer o no, él rechinando, y no precisamente de limpio, que debajo de los asientos observé el pomo de plástico, la caja embarrada de cremas y salsas, el pegote de la goma de mascar, todo oliendo a desgaste, desajuste, aflojamiento, vetustez. Mi ánimo, que se añublaba..

Observé en su pelleja los grafitos: «Warriors», «Lalo estuvo aquí», «Te amo», «Puto yo» (ájale). Y fechas, mensajes, nombres  entrañables que el punzón garrapateó en los cristales: «Lisa», «María», «Aída, la de todos los días». El aletazo del tiempo que se nos fue para nunca más, y a su paso nos dejó sólo un desplumadero de recuerdos. Nomás me acuerdo…

Rebasó Zapata el reumático, el gotoso de los engranes artríticos, con un pasajero pseudo-neo-comunistoide que meditaba, reflexionaba se oscurecía Allá vamos, en la tripa de la madre tierra, sepulcro anticipado, metros debajo de donde la vida fluía de cara al sol. A jadeos, a quejidos y pujidos y entre cimbrar de articulaciones mal ajustadas. En qué estación quedaría aquel metro joven, me acuerdo, que cantaba, decía la hora y volvía a cantar…

Y de repente la sacudida El convoy, en la oscuridad del túnel, se engarrotó entre dos estaciones. Se apagaron las luces. Cruz, cruz. La iluminación. Sentí que en la cabina el operador soltaba la rienda y clavaba el acicate en los corvejones del anciano anquilosado, que reventó en rechinantes lamento y estridencias de ventosidades. En el equipo de sonido: ‘Por favor, permita el libre cierre de puertas». Válgame. Y ya se avistan las luces de la terminal, y ya el operador aplica los frenos, y al rejón, el viejo asmático suelta el lamento que implora piedad. Yo, gemelo mi ánimo del ánima del vagón, andaba ya al borde de los pucheros y la furtiva lágrima Y fue entonces cuando alcancé a ver de ganchete: «Potrero«. ¿Que qué? ¿Yo al potrero? Pero si yo iba aquí nomás, a «Viveros«. Quise brincarme las trancas, corrí a la puerta, y grité, y los ojos de todos se clavaron en mis cuartos traseros:

«¡Bajan chofer! ¡Esquinaaa.!»

El metro, valedor benemérito del fregadaje. Y ya viene la línea 12. Pues sí, pero el equipo en servicio… (En fin.)

Tú, el despreciado…

Esa mañana, al despertar, Gregorio Samsa se halló convertido en un bicho repugnante. Estaba apoyado sobre su espalda, que ahora era un duro caparazón. Al levantar la cabeza pudo ver su vientre oscuro (…) Incontables patitas, flacas y débiles, se movían desmañadamente. «¿Qué me está ocurriendo?», exclamó. No era un sueño…

No, no era un sueño sino tu espejo. Tú, el menospreciado, mírate en él. Gregorio, afirma Kafka en La metamorfosis, también nació y creció al igual que yo y que tú mismo, para despertar bicharajo que en todos los de su mundo causara repulsión. ¿Como tú, tal vez..?

Humillante, sí, pero piénsalo: ¿todos te desprecian porque eres un bicharajo o eres un bicharajo porque todos te han despreciado? Puedes estar en la segunda opción; voy a darte un ejemplo, y permite que me interne en la experiencia personal: una María tuve a la que amé como a mí mismo y tantito más. Era yo grande, y el centro del universo cuando me llamaba «amor», así fuese tan sólo con su modo de mirar, forma la más elocuente de expresarlo. Pero de pronto mi única se oscurecía, y con toda su boca y con todas sus letras me motejaba de mediocre, de Samsa, de pobre infeliz. Yo, sarna, riña y pitaña en los ojos, me echaba en un rincón, y con las patas rascábame la picazón de las pulgas en la pelambre del costillar. ¿Me vas entendiendo..?

Es para hacerme entender que tuerzo a propósito seis líneas de la Biblia referente a Job. Dios permitió a Satán despojar al varón de virtudes de todo bien material y matarle a los hijos. «Dios me lo dio, Dios me lo quitó», las palabras del Justo. Pero en una de esas: «Job fue herido por una maligna sarna desde la planta de su pie hasta la mollera de su cabeza, y tomaba una teja para rascarse con ella, y estaba sentado en medio de ceniza. Díjole entonces su mujer: ¿Aún retienes tú tu simplicidad? Maldice a Dios, y muérete».

Y aquí mi pregunta: ¿Job ya estaba sarnoso cuando lo abandonó la mujer, según lo jura la Biblia? ¿No sería, para ser más exactos, que cuando su única lo desprecia y abandona es cuando Job se torna sarnoso? Elocuente la versión de Sabines: «Abandonado estoy, sarna de Job, paciencia mía.»

En fin ¿Cuál es la causa de que te sientas despreciado? ¿Una limitación física? ¿Te persigue, tábano atroz, la discriminación que zahiere a todo grupo marginal? ¿El alcoholismo, tal vez? ¿Con la posición económica perdiste también vivienda, amigos, a la compañera, que no soportó las estrecheces de la nueva situación? Quizá, hombre de bien y espejo y flor de virtudes, la maledicencia se ensañó contigo. Te arrebataron tu fama pública, posiblemente. ¿Eres, tú también, el depauperado, el vituperado, el execrado al que despellejaron de la autoestima, dejándote en carne viva tu sentimiento de ser un humano redrojo, y no más? Todo ello habrá terminado por hacerte sentir un inválido espiritual, un enfermo en la fase final, un difunto ambulante, una sombra de un mal sueño, y no más…

¿Perteneces tú también a la humana ralea de quienes cargamos sobre los lomos el fardo del áspero oficio del diario vivir una vida arrastrada, carga pesada de soportar? ¿A estas alturas de tu vida arrastras tú también la tensión, la depresión, el sentimiento de minusvalía y la neurosis que, como ocurrió con Job, añoras el sepulcro como solución placentera? Porque mal podrás resistir a estas horas la burla de la gente, su mofa y desprecio, su vituperio, que te hacen sentir un humano redrojo. Samsa, Job.Tú, el despreciado…

Si tal es tu estado de ánimo, si tu ánima se frunce y contrista ante el mal fario del cotidiano vivir cuando ya tu vida se te ha tornado aborrecible de vivir, y abominable comprobar cada mañana al abrir los ojos, que aún sigues con la vida encima, o como un veneno dentro de ti, y que la Moira te impone sobrevivir un día más en un mundo que te desprecia, que hace mofa de tu persona te veja y te befa y de ti se avergüenza e intenta arrojarte de sí como un desecho orgánico; si a ti, infeliz, esa Moira te ha arrumbado en cualquier rincón, entre los trastos inútiles. Tú, el malquerido del mundo, de la pequeñez de tu mundo, en el que mal sobrevives, ánimo.

Animo, sí, que te traigo el remedio para tu mediocridad, para esa tu pequeñez a la que todo le viene grande: vete rápido a España, culimpínate frente a su rey y ofrécele PEMEX y la energía eléctrica Verás si a la estridencia de los aplausos no torna, cabal, tu autoestima, por más estés muy consciente de que Juan Carlos, Rodríguez y demás Zapateros, tan sólo te «cultivaron» al estilo yucateco. ¡Clap, clap! (Pa su…)

Del esperpento

Aquí el final del recado que envié a López Portillo comparando su visita a España con la de Juan Carlos a México, el uno derrochador y austero el otro. Sr. JLP:

En su comitiva usted cargó con recomendados, legisladores, oficiales mayores y otros de tamaño regular, artistas del espectáculo que lo fueron a dar, periodistas, cómo iban a faltar, camarógrafos, jefes de relaciones públicas, públicas damas, traficantes de petróleo, narcotraficantes (civiles y militares) y locutores, modistas unisex, asesores de bienes raíces, intelectuales orgánicos y de los otros, estrellita en la frente y beca de Conacultas. Gastos pagados, hoteles de 5 estrellas, estrellas de 5 hoteles, y páguelo el fregadaje. A la vista de Juan Carlos y su reina, señor, yo me quedé aguardando el cierre de la plaza de armas -a punta de armas de granadero-. ¿Acaso no cerró usted la plaza de Madrid, de Caparroso, o alguna de esas? Qué decepción. Yo me quedé esperando la erección -¿la qué?- del tablao a medio zócalo, con el mantón de Manila embrocado en el central del palacio, y ese aire de copla desgarrada al viento nocharniego de México, como ocurrió con usted en las zarandeadas noches de Madrid, un clavel reventón y un donaire a La Macarena, con Sofía como equivalente de Carmen Romano, zarcillos de este pelo y grosor, como arañas irisadas de candelas en salón real, y unos broches como brochetas acá, mire, en medio de los dos pechos, y unos prendedores como asientos de botella, y acá postizas -pestañas-, y allá lunares, y acuyá…

¿Pero Sofía? Ella, nada; la pura elegancia, la para discreción y el decoro. Y qué hacer. Sr. Jota Ele Pe: nos transaron. ¿Pues qué se fizo el sarao, el colmao, el zapateao, el fandangueao por peteneras? ¿Y la reciprocidad? ¿Qué fue eso de llegar solos, y tan austeros, tan recatados, tan bien portados, tan bien nacidos, solos ellos dos, ella y él dignos de la digna España? ¿Y entonces los reyes de México? ¿Y entonces la diarrea de millones de millones por los siglos de los siglos de nuestra deuda externa? ¿Venir tan austera la pareja real es fomentar la hispanidad y las relaciones entre los dos pueblos, al modo como usted la anduvo a fomente y fomente con el viejerío de ventrudas que haga de cuenta estampa de Botero, cuando no de Goya? ¿Y la runfla de políticos y arrimadizos de toda pinta y color. Sr. JLP, ex de tantísimas cosas…

¿Qué fue del control remoto intercontinental que debió perpetrarse a la llegada de los reyes de España, para hacer una justa equivalencia con los reyes de México, los de 1977? ¿Qué de la cauda de juglaría que, con los políticos a modo de pavo-rreales en primer término de la foto y la transmisión vía satélite, de costra a costra y de frontera a frontera, cantases arpegios a la alianza inmortal de Santiago con Quetzalcóatl, el caballero de la triste figura cantando odas -no odas, endechas- a los ojos garzos de la dueña, Dña. Carmen de Romano (no lejos, sonriendo discreto, Uri Geler, quelitón…)

¿Y los brindis, señor, y los rondós, los besamanos y lo que usted solía besar después de los besamanos? ¿Y los doctorados honoris causa? ¿Y los pergaminos de hijos predilectos, hijos putativos? Con Juan Carlos nada, y eso no me parece equitativo. Porque, señor, ¿dónde quedó la inauguración de esta estatua ecuestre o la donación aquella -en rigurosos dólares, al más rabioso chas chas- para que se nos remodelase alguna plazuela (como usted con los baturros caparroseros, caparroseños o caparrónicos, como se diga), con cargo al erario español, como usted cargó todos los gastos a la deuda mexicana? ¿Qué fue de la visita al alma mater de donde Juan Carlos hubiese salido doctor honoris causa al estilo de vuestro Gral. Durazo, y pagúelo la deuda externa española, como el fregadaje de México tuvo que pagar que por allá lo hicieran a usted más o menos noble -de pergamino, que no de conducta? ¿Qué fue de la visita de Juan Carlos al cabildo mexicano, de donde el rey saliera con la llave de la ciudad en la diestra y en la zurda un pergamino, que así salió usted de Caparroso en calidad de hijo putativo de la noble y leal? A usted le dieron la llave de la ciudad, ¿pero sabía que enseguida cambiaron la chapa.?

Hoy, en Madrid, ¡el abrazo del rey! ¡El petróleo de México! ¡Los aplausos de Rodríguez y demás Zapateros! ¡La energía eléctrica! ¡El collar de Isabel como premio! ¡Y el pavorreal chaparrito viniéndose de placer, y cómo le quedó el ojo al ojete del Peje, y a Ebrard, y a los mexicanos! ¡Y a los que me pusieron el collar al pescuezo ahí les va México envuelto para regalo..!

Los españoles nos volvieron a transar. ¿O no, Sr. López Portillo, allá donde me lo tengan guardado a estas horas, y que sea per sécula seculoron, vocablos que a usted tanto le gustaban? (En fin.)

Corazón de la Tierra

Todo estaba en suspenso, todo en calma, en silencio: todo inmóvil, callado, y vacia la extensión de la tierra (…) No había todavía un hombre. Sólo el cielo existía. Sólo el Creador, el Formador, Tepeu, Gucumatz, los Progenitores, estaban en el agua rodeados de claridad. De esta manera existía el cielo y también el corazón del Cielo, que éste es el nombre de Dios.

El nacimiento del hombre americano, que decía a ustedes ayer, y esto con el propósito de calcular todo lo que el maíz significó en la vida de nuestras raíces indígenas antes de derivar en carestía y escasez, transgénico y etanol. El origen mítico del maíz se consigna en el libro sagrado de los mayas, que (magia, lirismo, imaginación) así lo describe: «Todo estaba en suspenso, todo en calma, en silencio, todo inmóvil, callado, y vacía la extensión del cielo (…) Entonces el Creador y el Formador, los Progenitores Tepeu y Gutumatz, dispusieron que cuando amaneciera debía aparecer el hombre. Y así dijeron:

Ha llegado el tiempo del amanecer, de que se termine la obra y que aparezcan los que nos han de sustentar y nutrir, los hijos esclarecidos; que aparezca el hombre. Así dijeron. Se juntaron, llegaron y celebraron consejo en la oscuridad y en la noche; luego buscaron y discutieron, y aquí reflexionaron y pensaron. De esta manera salieron a luz sus decisiones y encontraron y descubrieron lo que debía entrar en la carne del hombre: el maíz».

Poco faltaba para que el sol, la luna y las estrellas aparecieran sobre los Creadores y Formadores (…) Y esto fue lo que entró en la carne del hombre creado, del hombre formado; esta fue su sangre, de ésta se hizo la sangre del hombre. Así entró el maíz por obra de los Progenitores

(…) A continuación entraron en pláticas acerca de la creación y la formación de nuestra primera padre y padre. De maíz amarillo y de maíz blanco se hizo su carne; de masa de maíz se hicieron los brazos y las piernas del hombre Únicamente masa de maíz entró en la carne de nuestros padres.

Y como tenían la apariencia de hombres, hombres fueron; y hablaron, conversaron, vieron y oyeron, anduvieron, agarraban las cosas; eran hombres buenos y hermosos y su figura era de varón. Fueron dotados de inteligencia; vieron y al punto se extendió su vista, alcanzaron a ver, alcanzaron a conocer todo lo que hay en el mundo. Cuando miraban, al instante veían su alrededor y contemplaban en torno a ellos la bóveda del cielo y la faz redonda de la tierra. Grande era su sabiduría. Luego dieron las gracias al Creador y al Formador.

– ¡En verdad os damos gracias dos y tres veces! Hemos sido creados, se nos ha dado una boca y una cara, hablamos, oímos, pensamos y andamos, sentimos perfectamente y conocemos lo que está lejos y lo que está cerca Vemos también lo grande y lo pequeño en el cielo y en la tierra. Os damos gracias, pues, por habernos creado, ¡oh Creador y Formador!

Entonces existieron también sus esposas y fueron hechas sus mujeres. Dios
mismo las hizo con cuidado. Y así, durante el sueño, llegaron, en verdad hermosas, sus mujeres. Ahí estaban sus mujeres, cuando despertaron, y al instante se llenaron de alegría sus corazones a causa de sus esposas. Y todos levantaban las caras al cielo y elevaban sus ruegos aquellos gobernadores de la palabra ¡Oh tú, Tzacol, Bitol! ¡Míranos, escúchanos! Oh Dios que estás en el cielo y en la tierra, Corazón del Cielo, Corazón de la Tierra! ¡Danos nuestra descendencia, nuestra sucesión, mientras camine el sol y haya claridad! ¡Que amanezca, que llegue la aurora! ¡Danos muchos buenos caminos, caminos planos! ¡Que los pueblos tengan paz, mucha paz, y sean felices! ¡Y danos vida buena y útil existencia! ¡Que amanezca y que llegue la aurora!

Lirismo puro, magia y esplendor en la creación del hombre americano. De maíz fue forjado, fue maíz la sustancia que entró en la carne de su carne, y fue así como apareció la humanidad sobre la superficie de la tierra luego de los fallidos intentos con el hombre de barro, de madera, de frijol. De maíz fueron formadas nuestras raíces, y fue así como la humanidad apareció sobre el haz de la tierra y se afincó en ella, y la poseyó, y fue si signo y destino la sobrevivencia Porque su carne fue la carne del maíz…

Pues sí, pero hoy, en los días del maíz transgénico y el que degenera en etanol, cuando la tortilla registra un aumento de precio que rebasa varias veces el incremento del salario, las masas sociales a rabiar, a soportar y a e-xigir-, cuando mucho.

Lástima grande: lo que en manos del Creador y el Formador fue origen de vida, en manos de las transnacionales es causa de muerte, devastación, depredación. De hambre, sin más. (Lóbrego.)

Corazón del Cielo

A lo que hemos llegado. Calentamiento de la Tierra, peligro de hambruna, maíz transgénico, maíz convertido en etanol. A ese extremo ha llegado el hombre americano, cuya carne es la carne del maíz. ¿Conocen ustedes, a propósito, el nacimiento del hombre americano? De la célula primigenia, responde la ciencia; de esa que a lo largo de millones de millones de tiempos se fue formando del fermento de sustancias marinas que dieron origen a la primera forma de vida en un planeta cuya costra se enfriaba hasta propiciar la existencia de la primera manifestación de vida, y así hasta hoy.

Pues sí, pero desde que el ente pensante se afianzó sobre la tierra fue formulándose interrogantes que aún no alcanza a contestarse, y creó formas culturales y recurrió al pensamiento mágico para atribuir su nacimiento a la gracia de divinidades propicias. La versión más conocida se asienta en el Génesis, en las primeras planas de la Biblia, y es escueta en su descripción; que después de crear el universo dijo Dios: «Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señores en los peces del mar, en las aves del cielo, en las bestias de toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra. Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó». Y el hombre fue instalado en el haz de la tierra. A imagen y semejanza de Dios. Pues sí, pero…

Todas las corrientes culturales de la Antigüedad imaginan la creación del humano como un suceso de excepción En la mitología griega, tras del diluvio universal sólo sobreviven dos justos: Deucalión y Pirra, su compañera, que a la vista de la vasta soledad consultan al oráculo acerca de la manera en que la ralea humana debe poblar la tierra Responde el oráculo:

«Arrojen por encima del hombro los huesos de su madre».

¿Cómo así? Los justos se escandalizan por la acción de impiedad que les ordena el oráculo, pero entonces, al meditarlo: ¿quién es nuestra madre? Es Gea, la Tierra. Y sus huesos, ¿cuáles son? Las piedras. Y entonces sí, a acatar el enigma ya descifrado. Y ocurrió que las piedras que Deucalión arrojaba por sobre su hombro se tornaban varones, y varonas las que Pirra lanzaba en la misma forma, y así se pobló la tierra, y es por eso que la ralea humana tiene el sino de invencible y la sobrevivencia como destino: su sustancia es la piedra

Hermosas visiones del nacimiento del ente humano, mis valedores, pero a propósito, ¿conocen ustedes la mágica versión del nacimiento del hombre americano según las antiguas leyendas del Quiche? Se trata del proceso encantado -encantador- que llevó a los Progenitores, el Creador y el Formador, a forjar al hombre americano. Poesía pura y purísima imaginación el pasaje aquel en el que Tepeu y Gucumatz hicieron nacer al ente humano que los nutriese, que los sustentara Magia pura y encantamiento.

Aquí un esbozo del proceso complejo, dificultoso, que remató en el hombre de la América nuestra cuenta el libro sagrado de los mayas que los Progenitores crearon, en primer término, a los irracionales, y entonces les ordenaron: ¡hablen!, y al no conseguir que expresaran tal facultad, formaron al hombre, el primero. De la tierra lo hicieron, de lodo formaron la carne del primer hombre, pero el ente así formado resultó blando, aguado, que fácilmente se deshacía Hablaba sí, pero no tenía entendimiento. Los Progenitores lo destruyeron. Para el siguiente utilizaron madera Y sí…

Existieron los hombres de madera se multiplicaron y poblaron la tierra pero carecían de alma y de entendimiento, y de su Creador y su Formador nunca tuvieron conciencia Se desplazaban ágatas. Fueron aniquilados, y vino el siguiente intento de hacer el hombre que poblara el solar americano…

De frijol fue formado este hombre, y de espadaña la mujer. Y miren que parecían humanos, accionaban como humanos, pero qué decepción: no sabían pensar, y por no pensar eran frágiles, vulnerables en extremo. Fueron destruidos, y los animales les vaciaron los ojos, les cortaron la cabeza, les devoraron las carnes, y sus nervios fueron magullados y desmoronados los huesos. Su delito mayor: nunca haber pensado en el Corazón del Cielo, que eso eran su Creador y su Formador. Estos, entonces, dieron con la materia que debía entrar en la carne del hombre, del verdadero, del único. Mis valedores…

Por que valoremos nuestro mítico origen, y estudiemos el símbolo y aprovechemos sus enseñanzas, permítanme relatar la maniobra que realizaron los Progenitores para dar con el hombre primigenio de América. (Mañana)

Del México surrealista

Curioso fenómeno, mis valedores, este que ocurre en la vida pública del país, muy a modo para el análisis, el comentario y la reflexión. Y si no, miren ustedes: boy mismo se aloja en Los Pinos un personaje investido de todos los poderes que se otorgan al Ejecutivo. Una Carta Magna creada a la medida de un presidencialismo exacerbado le confiere derechos múltiples, que van desde el nombramiento de su gabinete de colaboradores hasta proponer iniciativas de ley, vetarlas, en su caso, y disponer de la violencia legal, de la que el Estado que él representa posee el monopolio. Es, políticamente en muchos otros aspectos, el personaje más poderoso del país. Y aquí lo inaudito…

Ocurrió que en fecha reciente ese titular del Ejecutivo envió al poder Legislativo, para su presunta aprobación, una iniciativa de ley con la que intenta reformar la administración del energético, reforma con apariencia de privatización o privatización con apariencia de reforma. El Legislativo recibió la iniciativa de marras y se dispuso a transitar el camino ya andado con anteriores iniciativas presidenciales como las que al juego del quid pro quo (el «toma y daca») concretaron la reforma fiscal, la electoral y las controvertidas del IMSS y la «Ley Televisa», iniciativas que el Legislativo aprobó en un tiempo mínimo. Como tales reformas, la de PEMEX se aprobaría en el poco tiempo que le restaba al pasado período ordinario de sesiones. Hasta ahí todo «normal» en las relaciones entre el Ejecutivo y el Legislativo de nuestro país.

Pues sí, pero ocurrió que de repente se alza ahí un ciudadano común, sin cargo oficial alguno en el aparato.de gobierno ni en partido político, un ciudadano que se inconformó con aspectos diversos de la iniciativa presidencial tocante al energético, y juzgó riesgosa una aprobación apresurada porque la iniciativa presidencial, a juicio del inconforme, presenta como reforma lo que en el fondo significa privatización del energético. Y tal como ese ciudadano común lo juzga, decide impedirlo, y recurre entonces a su poder de convocatoria y a la «movilización» de masas sociales. Y se produce ese movimiento masivo contra la iniciativa presidencial.

Así, todo lo que ocurre a estas horas en el Legislativo con mesas y foros de análisis y discusión sobre la iniciativa presidencial, que se prolongará durante 71 días, se ejecuta puntualmente según la voluntad de ese ciudadano común. Así es como a su decisión se plegaron dos de los tres poderes de la Unión, y la iniciativa presidencial queda en entredicho, casi tanto como la autoridad de su autor. Así, en este caso como en tantos más, hoy día la vida política del país se determina y regula por la voluntad de un solo hombre, ese ciudadano común. ¿Algunas de las consecuencias?

Sí, una triturante campaña de descalificación y descrédito de casi todos los «medios», en la que se mezclan falsedades, escándalo, linchamiento y demolición, campaña la más virulenta de que se tenga memoria en los tiempos recientes del país, mucho más rabiosa que las que a su hora se enderezaron contra la fauna variopinta de presidentes asesinos y depredadores, genocidas y vendepatrias, una vez que los tales abandonaron el poder y se extinguió el humo de copal con que a cada delincuente le habían tendido una cortina de humo para ocultar sus atrocidades. Ninguna de esas campañas resultó más virulenta que la que se arroja contra el ciudadano común, y que arranca desde mucho antes del reculón que el susodicho hizo pegar a los tres poderes con el desafuero en el sexenio anterior hasta el día de hoy, cuando el ciudadano de marras impone. tiempos y modos al ejercicio político.

Y qué elocuente, de veras: cada vez que el Ejecutivo se ve forzado a poner un pie fuera de Los Pinos se desplaza arropado por una burbuja de seguridad tan copiosa como nunca antes se había conocido con ninguno de los «mandatarios», desmesura que se produce en relación directa a la mala voluntad que provoca en unas masas agraviadas por la forma en que se realizó el proceso electoral del 2006, que crispa y polariza el país. El ciudadano común, por contras, cuando salía a la vía pública como jefe del gobierno capitalino, para su protección personal se hacía acompañar por un grupülo de jóvenes, las «gacelas». Hoy, su núcleo de protección abarca las masas que caben en zócalo y calles aledañas, en relación directa al número de armas largas que protegen al de Los Pinos, cuya pesadilla era hasta hoy el ciudadano de marras. ¡Pero de repente, mis valedores, que surge ahí el remate de la pesadilla, un tal Marcelo Ebrard, válgame! Todo esto encierra su muy buena moraleja, ¿pero cuál? (Piénsenlo.)

¿Libertad de expresión..?

El Día de la Libertad de Expresión y de Prensa, mis valedores, una celebración hoy totalmente obsoleta, apestosa a formol. Obsoleto a estas horas aparece el rimbombante ritual donde los periodistas aliadas al sistema de poder ventoseaban alabanzas como la de aquel Manuel Lebrija, periodista, que así quemaba copal ante el presidente en turno:

Al cumplir fielmente con los mandamientos de la ley, usted, señor presidente, ha sabido convertirse en un centinela que mantiene viva la tea luminosa de la libre expresión del pensamiento que arde sobre todos los caminos de la república… (Mira, mira.)

Años después lo iba a jurar un Jorge Calvimontes, otro que tal:

El periodista es el cerebro, brazo y acción de la sociedad. Es el espejo de nuestro caos y de nuestra imposible ubicación sobre la certidumbre…

¿Que qué? ¿Que es qué? Mira, mira, tú también. Con toda razón lo advierte, a propósito, el matutino:

La monotonía de la adulación y el invariable optimismo de los diarios serviles, acabaron por hacer que sus opiniones sean rechazadas, sus palabras desconocidas, sus mismas informaciones tenidas por falsas o adulteradas. Está unánimemente condenado por su opinión, que al condenarlo condena naturalmente al gobierno que la inspira. En vez de amigos, el periódico de esta categoría sólo concita malas voluntades ai Poder Público. Sólo en defensa de las leyes y al amparo dé ellas un periódico se hará respetable y hará, por lo tanto, sus opiniones dignas de respeto…

Hermosos conceptos, y tan actuales, ¿no les parece? Pero qué lástima: se publicaron en el periódico Excélsior no hoy, sino en 1917, y más lástima aún: que aquel Excélsior haya venido a caer en ese de hoy día, 91 años más tarde, donde el articulista pondera «la sonrisa de Calderón«. Lóbrego, pero en fin, van aquí opiniones diversas sobre la industria del periodismo, tema polémico, controvertido que inicio con la visión de Roberto Zamarripa, en Reforma:

Los medios de comunicación están atravesados por la corrupción. Es un problema general que va de los chayos, entregados a los reporteros, hasta las componendas entre los empresarios de la prensa y el poder político…

La compra-venta de conciencias que conmigo, mi gran fortuna, topó en hueso, en tepetate, en pedernal. Otras opiniones: Los «medios» son industria y comercio. Una industria y un comercio tan costosos que su creación exige recursos económicos fuera del alcance del periodista. No hay uno, ni un grupo de periodistas, que sean los dueños de una industria, impresa o electrónica; de existir, su sobrevivencia dependería, a su vez, del Sistema de poder. El periodista no es más que un asalariado al servicio del dueño del diario o la estación de radio o de televisión, una industria, con intereses comerciales.

En tanto instrumentos, los «medios» no juegan otro papel que el que le asignen sus dueños. Así, podrán ser instrumentos de cultura o instrumentos de incultura; medios de dominio o medios de liberación; elementos para unir a un pueblo o para desorganizarlo; para elevarlo o para hundirlo. Es la propiedad sobre el medio de comunicación la que determina al servicio de quienes éste se coloca, a favor de qué causa, de qué valores, de qué clase social.

No existe la información por la información Se informa para orientar en determinado sentido a las diversas clases y capas de la sociedad, y con el propósito de que esa orientación llegue a expresarse en acciones determinadas. Es decir se informa para dirigir. En ese sentido, el mimetismo de periodismo y política llega a ser total. El grueso de las ganancias de la prensa escrita, radio y TV no proviene de la «venta de noticias», sino de las ventas de espacio para la publicidad a las otras empresas, principalmente al gobierno. Ellos le darán o negarán subvención mediante publicidad y otras concesiones, en la medida que prensa escrita, radio y TV defiendan los intereses de los anunciantes.

Al seleccionar las noticias que apoyan su propia política y omitir otras, los ‘medios’ producen en la mente de las masas una impresión totalmente alejada de la verdad, lo cual se realiza dentro de la exactitud más minuciosa para reproducir los hechos. El dueño del «medio», por interés económico y para privilegiar el de los patrocinadores y someter al usuario, su enemigo histórico, lo atiborra de crimen, sexo, deportes, telenovelas, escándalos y todo lo que alimentan a las masas del ombligo hacia abajo.

¿Libertad de prensa, libertad de expresión libertad de.? Es México. (Este país.)

Balada del Jallo Silver

La perversa alianza Gordillo-Romero Deschamps significa la recomposición de la delincuencia sindical; intenta dar vida al sindicalismo corrupto, corporativo y antidemocrático para ponerlo a las órdenes de cualquier partido político y, como hoy ocurre con la alianza de la Gordillo) con Calderón, cobrar por esos favores…

Y que el trío de conjurados se completa con Juan S. Millán, ese al que a su hora Fidel Velázquez, por aquel entonces en todo su poder, salvó de la cárcel e impuso como gobernador. Muerto el dirigente obrero, Millán afirmaba que en vida lo nombró sucesor único. Su intento de dirigir los restos de lo que fuera la poderosa CTM de Fidel iba a fracasar, y ni Millán ni Romero Deschamps lograrían encabezar el organismo corporativo de control obrero. El sucesor fue Leonardo Rodríguez Alcaine, líder de electricistas. Ya en la oficina principal de Vallarta 8, la «Güera Rodríguez» se iba a estrenar con un par de sus frases célebres:

«Hay una diferencia entre yo y los obreros: que al miar yo sí sé hacer espuma». «Sí, yo soy rico y mis representados son pobres. ¿Y? ¿Ya porque ellos están jodidos debo estar jodido yo también?»

Mis valedores: yo, por aquel entonces, me divertía (me estremecía, quise decir) a la vista de un Fidel ya en olor de crematorio mientras que en plan de hiena o de zopilote un rapaz Rodríguez Alcaine le seguía los renqueos mordisqueándole los zancajos, con una jauría de predadores (Aldana, Millán, Gamboa) que rondaban tras de su presa; Eran los tiempos, qué tiempos aquellos, en que Fidel, ya cubierto de años, arrugas, achaques y reelecciones, se aferraba difícilmente a la dirigencia de la CTM. Fue por aquel entonces, recuerdo, cuando el lechero de Villa Nicolás Romero se falseó una pierna y yacía a medio desierto, si creemos la versión de la fabulilla, mientras que a su lado le gruñían y ladraban gozques, podencos y mastines de gran alzada; toda la jauría acosándolo, pelándole la dentadura

– Y me la van a seguir pelando, tartajeaba Fidel ya a punto de entregar sillón y existencia Lóbrego, siniestro, macabrón…

Mediodía en el corazón del Valle de la Muerte. Un crudelísimo sollama el arenal donde yace, herido de muerte Fidel, El Llanero Solitario.

– ¡Herido de muerte madres! -rezonga el tal entre dientes y sólo por darse valor-. Una leve bronquitis, una vieja rotura del peroné y esta molestia entre vejiga y próstata, que me dificulta hacer espuma Pero más allá, nada qué lamentar, si no es lamentársela a esos rapaces, coyotes todos de la misma loma cetemista Chuequeando, pero todavía marco el paso al movimiento obrero…

Sangre, sudor y lágrimas le embijan cuera y arrugas, empapándole las antiparras oscuras -el antifaz, más propiamente-. Allá, arriba a medio cielo, ese sol estallante sobre la poca humedad que rezuman los cactos. Es mediodía en el Valle de la Muerte…

– No, pero a mí el que me trae asoleado es este animalero de miércoles, si es que no haya perdido la noción del tiempo. ¡Saqúense a la berenjena, jijos de la Sahagún«. (Ájale, esa mentada sí que calienta..)

Sendas 38 special, cañón extra-largo, apuntan a la rueda de buitres que, disputándose el botín, planean sobre el de la bronquitis, y luego enfocan ese par de coyotes matreros, que a la vista de El Llanero Solitario se relamen unos belfos ávidos de hemoglobina cetemista El disparo del de los lentes oscuros (antifaz, qué necedad), retumba contra el lobo aquel de ojos inyectados y hocico merendador -senador, más propiamente-, que intenta darle el llegón por la retaguardia; maniobra difícil, porque el de la zanca rota mantiene las posas en el arenal y los lomos recargados en ese crestón de la roca viva El Valle de la Muerte…

– ¡Jijos de su repelona! Tahúres que esconden en la manga el as, ya andan encuerando las espadas por quedarse con los oros y gastárselos en copas, pero conmigo puros bastos, y de este tamaño, miren. ‘

¡Aguas, don Fidel! (Llanero Solitario, quise decir) ¡Acá, en dirección a la zanca sentida, el culebrón! Fauces abiertas, colmillos envenenados. ¡Pélela, don Llanero, su fusca! Y sí. Un nuevo disparo estremece el desierto, y el animalero recula «Si no me agacho me pasa lo que a La Quina con el orejotas, y enchiquerado me paso La Década Perdida». (Mañana, el final.)

¡Guáu!

– Para mí que el próximo presidente del país es uno que come a mi mesa.

¿Que qué? Se me atragantó el tamal (oaxaqueño). El asombro, la burla en nuestra esperpéntica reproducción de La última cena. «¿Seré yo, maestro», preguntó La Maconda. «¿Soy yo?», interrogó, sonriente, don Tintoreto. «Porque lo que es yo, siento que hasta el tamal se me recalentó», la tía Conchis.

– El agraciado es uno que mete su mano en mi plato y come de él.

– ¡Ah, shingáu!, y mi primo el Jerásimo sacó la mano y se dio el sacón.

– Sí, usted, licenciado. Según todos los indicios, el Tricolor retorna a Los Pinos, y quién más indicado que usted para cruzarse al pecho la tricolor.

Vi a mi primo enrojecer de vanidad; se sonrojó desde los cachetes hasta el propio tamal (oaxaqueño), sonrió blandamente, humilló los párpados en un gesto de falsa modestia: «Ay, maestro, eso se lo dirá usted a todos…»

– Lo aseguro con toda seriedad. Si existe congruencia en nuestro incongruente sistema político, usted tendrá muchas más posibilidades que López Obrador o Marcelo Ebrard. ¿Qué cualidades tienen ellos que no tenga el hijo predilecto de Las Guilotas, Zac.? ¡Sr. licenciado Jerásimo, presidente!»

Esponjado de vanidad. «Usted lo dirá por carnearme, nomás por choriar».

– No bromea Usted es priista de corazón, y podrá dar el campanazo.

Lo dio el teléfono. ¡De una sombra de polvo de cadáver político, calculen la actualización de mi consanguíneo como candidato a Los Pinos! En posición de firmes: «Sí, licenciado Madrazo Cómo no, licenciado Madrazo. Usted ordena, licenciado Madrazo Como Madrazo voy para allá, licenciado».

Como madrazo se esfumó. Nosotros, la boca abierta ¿A Los Pinos uno que recibe encomiendas de un cadáver político, el más cadáver y el menos político de todo el panteón priista? Pues sí Que a apartar mesa en lo oscurito de no sé qué antro para encontrarse con quién sabe quién y reconocer como suya la criaturita de no sé qué anónima suripanta. El asombro, las especulaciones: La reunión, ¿será con Salinas? Sólo que sea con Carmen, la Aventurera O con Niurka, más aventurera todavía Y la criatura, ¿no será la que malparió Salinas, La década perdida? O será la política de Calderón, más pérdida que la década, la Niurka y la Carmen juntas. Yo, escamado, al maestro:

– ¿No pecó usted de excesivo? ¿Cómo va a ser candidato a Los Pinos un mediocre de la catadura de mi primo el Jerásimo? ¿Sabe usted que como priista de tiempo completo y entregado en cuerpo y tamal al tricolor, su logro más significativo es haber llegado a jefe de manzana? Y suplente

– Ningún excesivo, mi valedor. Si la tenebra de eso que apodan «política» fue capaz de encaramar en Los Pinos por vía de la imposición, a uno chaparrito, jetoncito, al que todo le viene grande, ¿no puede provocarse la carambola que dé con el Jerásimo en los mismísimos Pinos? ¿No anda su primo en plena concertacesión de feromonas y jugos glandulares con la panista Sra viuda de Velez, La Maconda? Católica es, sinarquista y cristera tardía Esa fanática de Sandoval Iñiguez pudiera llegar a ser prima de usted.
– Pero prima política nada más.

– Y así sea política, a la prima se le arrima Políticamente –El Síquiri.

– A Los Pinos, después de Fox y el mediocre de lentes, cualquiera El Jerásimo, por qué no. ¿O qué, una sociedad como la nuestra pretende y es capaz de parir un estadista de los tamaños de Juárez y Cárdenas? ¿Puede la sociedad del «ái se va» y «el que tiene más saliva traga más pinole»? No, puro mediocre de la alzada de LEA, JLP y De la Madrid, los transas Salinas y todos los hijos de su reverenda Marta. Y ahora el entreguista de PEMEX y la Iniciativa Mérida ¿Los mexicanos merecemos algo más que esos Jerásimos?

Tomé otros dos oaxaqueños. ¿Cero y van cuántos? El estómago, a reventar. Y del tamal, al catre, y esa noche, mis valedores, soñé un sueño color de rosa, rosa mexicano, donde miré a mi primo allá, muy arriba, en toda su gloria y esplendor. A su lado, ¿quién creen? Yo, pues quién más; yo, que me administraba una Secretaria de Estado y a una secretaria a la que dejaba en estado. No, y la concesión de la droga en el cartel de Neza. Con el suyo erecto, su dedo, el rey me apuntaba «He aquí al orgullo de mi nepotismo…»

¿Yo allá, en mero arriba? Vínoseme aquella excitación. ¿Yo, manos libres? Tensáronseme los nervios, el tamal se me frunció (el oaxaqueño). ¿Yo, cuenta en euros? Alcancé el climax sexual. ¡Guau! Ese ladrido que los gringos nos impusieron me despertó, y la crudísima realidad, y el torzón, y el vientre hecho garras, y ardoroso el tamal, y… (Lástima)

Pocos hombres quedamos

Y yo, dolorido y nostálgico, me tengo que rendir a la evidencia: ya no hay hombres en mi región. Y pensar que más antes, como allá decimos…

Cierro los ojos, en la añoranza contemplo mi tierra zacatecana, por aquel entonces ella tan nueva como yo mismo, que estrenaba mi primera juventud (hoy doy remate a la póstuma), y declaro a toda voz: aquellos hombres muy hombres que conocí en mis derrumbaderos zacatecanos, desde el hazañoso Pánfilo Natera hasta una Jovita Valdovinos, cristera de arriscada tradición, con el padre y los hermanos caídos a media serranía del Cañón de Juchipila mentado, la 30-30 en las manos y el Viva Cristo Rey en el último aliento. Bien haya los de corazón bandolero y redaños en su nidal…

De ahí le venía lo bragado a los valientes en la región: de la militancia cristera, con sus secuelas de odios, rencores y reconcomios, de modo tal que al valor de un sotol o un tequila salía en hervores la mala sangre por razón de la mujer, los linderos de la tierra o agravios que van heredándose de padres a hijos y familiares. Y quién que es no lo es con el arma en la diestra, fusca o puñal cachicuerno, de esos afamados de Jalpa, Zac. que ya deben tantos muertitos. Y qué familia que se respete no tiene un cristiano en el panteón, en la conciencia, en el recuerdo y los rezos del oficio de los fieles difuntos…

Dos calles paralelas tenía mi pueblo, y los bragados mantenían la sana costumbre: fusca en la diestra y en cuaco prieto retinto o alazán tostado, desde el arranque de ambas calles se venían uno por esta calle y el otro por la paralela, a pasito corto como sin prisa mayor, rumbo a la plaza, donde ambas calles desembocaban. Los aldeanos, observando desde la puerta del zaguán, desde la ventana. Alguna estrujaba el escapulario. Animas del purgatorio…

Allá vienen los dos jinetes, y al llegar a la boca-calle ambos quedan al descubierto, y entonces se apuntan ya con la 45, ya con la 38 especial. Y a descargarla contra el rival en amores cuando no en odios mortales, y si la puntería andaba falla o era voluntad de Dios, ambos buscaban la próxima bocacalle, y llegaban a las cuatro esquinas, y vuelta a empezar. ¿Que resistían hasta llegar a la plaza? Ya ahí obstáculo ninguno les impedía el sano propósito de darse en la madre, a soltar toda la carga contra las carnes del aborrecido rival. Y uno cae, cuando no los dos, y aquí se acaban pasiones. Dios los haya perdonado. Los machos de mi región…

Pero no, mis valedores, no quedan hombres en mi querencia, donde yo conocí el sabor del miedo, uno que no me abandona, que conmigo se vino como mi segunda naturaleza Me acuerdo.

Ocho, nueve años tenía de vida, con mi padre ausente, cuando yo, del barrio de arriba, me trencé en amigable discusión con uno del barrio de abajo e hijo del matancero del pueblo. La negra noche de mi mal en un callejón sombrío nos topamos, e intercambiamos razones él con un leño y con una piedra yo, a quien el pánico llevó a ganar la polémica y las manos tintas en sangre de mi rival. Y ahí la amenaza de muerte. Yo, de ahí en delante, el miedo pánico.

Fueron ocho, diez días. Bienintencionados y malquerientes me lo advertían: el Abdón anda armado y te anda venteando los pasos. Daga, chaveta, puñal, ¿no tienes con qué toparle al rival? Conocí el terror, el ansia de vida, la carencia de protección. Caminaba por media calle y encomendándome a Dios doblaba la esquina Descoloridos miraba los rayos del sol y media vida la pasaba en la parroquia Y llegó aquella noche…

Daga en mano y al barrio de arriba se me vino el rival, y cruzó la plaza, donde alguno de los niños que ahí jugueteaban intentó detenerlo, y fue el que probó los filos del cachicuerno. Que con tal de golpear el rostro de su heridor el chamaco se abalanzaba sobre el acero que se le encajaba en el vientre. El padre del heridor, al saberlo, quiso él mismo llevarlo a la cárcel, y el abuelo: «Al contrario, hay que hacerle una fiesta Es el único en la familia con los tanates en su lugar». A mí el pánico me llevó a refugiarme en el seminario…

Años después me atreví a salir, y ahora pronto lo supe: ya no hay hombres en mi región. La certeza me la dio el matutino del pasado lunes, y qué dolorosa «Zacatecas, Zac. La alta migración deja sin hombres a muchos municipios zacatecanos que, por esa migración, se convierten en pueblos fantasmas, o donde sólo quedan hogares con jefas de familia y mujeres solas».

De esto alguno o algunos tienen la culpa, ¿pero quién, quiénes? (Lóbrego.)

Paisanos de mi región

La carestía de la vida que nos obsequia ese al que 15 millones ayudaron a treparse en Los Pinos, y por culpa del cual muchos de tantas partes van a tener que buscar una sobrevivencia que será cada vez más dificultosa De no lograr irse a Texas, alguno tratará recalar en esta ciudad. A ese yo le prevengo:

Harto difíciles son las condiciones en que malvivimos en esta ciudad, sin espacio vital ni seguridad pública, carencias que repercuten en ira, temor, ansiedad, angustia, neurosis, paranoia «Los habitantes de las ciudades densamente pobladas, afirma la psiquiatra Elsa Ruvisnkis, son por lo general irrespetuosos, agresivos, que se molestan por cualquier cosa Son, en suma, neuróticos e irritables». Lóbrego. Por eso, y por desalentar a los paisas de la provincia que, sometidos a los agobios de una sobrevivencia ya imposible, piensen en esta ciudad como en su tabla de salvación, va para ellos el catálogo de achaques que el capitalino pobre, pobre capitalino, carga sobre sus lomos. Paisanos de Guerrero, de Oaxaca, de mi Zacatecas que siguen pensando en esta ciudad a modo de solución: desechen de inmediato la idea

Porque ah, si pudiesen mirar las miradas de la empleadíta de Rezagos Varios de la burocracia nacional, que desde el microbús estira el pescuezo por la ventanilla porque el tránsito, porque el micro, porque el mundo se arrastra a vuelta de rueda, en tanto el perverso reloj checador se desplaza con velocidad de vértigo, y estamos apenas a medio camino, y nos quedan 12 colonias por atravesar, y enfrente sólo se mira aquellas que a la distancia parece..

Se mira enfrente un retardo más en la entrada de la oficina, y un nuevo retardo significa el desempleo, y el desempleo significa recurrir al burladero de las cuatro esquinas, a ofrecer a tsurus y caprices estas caprices tarugaditas de plástico que nadie quiere comprar. Si vieran ustedes, paisas de por allá, las tensas miradas del vendedor de las cuatro esquinas que a cielo abierto y a pura garganta, a media calle y toreando Jettas, se enfrenta a las jetas malhumoradas del gordo y le apronta los aguacates sin semilla y el paquete de chicles, las toallas higiénicas y esas tiznaderitas de artesanía popular de Taiwán con las que el 50 por ciento de mexicanos sobrevive vendiéndolas a la otra mitad de paisanos. Ojos tensos, ojos ávidos, que van desalados detrás del cliente potencial de una mendicidad disfrazada de limpiador de parabrisas…

Si ustedes, paisanos, pudiesen mirar ese mirar de quienes, faltos de un empleo fijo, miran el amanecer recargados en las rejas de catedral, la caja de herramientas al pie (fontanero, yesero, albañil, electricista, milusos, todólogo), a la espera del trabajo eventual que permita llevar el mantenimiento de la amantísima y los chamacos que aguardan allá, arrejolados en la casucha de la ciudad perdida allá, en las orillas, en las sobras de la ciudad. Paisanos:

Si pudiesen observar esos ojos, los del automovilista que intenta rebasar la luz preventiva y cuidarse de la patrulla azul, cueva de ladrones con torreta y sellomáticas. Si vieran al que va detrás del volante estirar el cogote tratando de descubrir, cuadras adelante, la causa del embotellamiento en que se fueron a atascar, y el huequito a la orilla del pavimento donde deshacerse del volks y porque se tiene prisa, seguir a pie, o se frustra la cita, o se va el avión, o se derrumba el negocio que significa la sobrevivencia como clasemediero del automovilista de marras. (O lo peor de lo peón por culpa de la me-ga-marcha no avanza esta madre, y yo ya no puedo con esta vejiga estallante, válgame..)

Ah, los ojos de aquellos que desde hace dos horas y cuarto siguen en la fila frente a la ventanilla de Rezagos Varios, en la mano el original con las ocho copias y en la mente la sospecha de que les van a solicitar ese comprobante, ese certificado que cómo se nos ocurrió dejar en casa Si vieran la mirada de quienes se retiran de ahí padeciendo en la viva carne la tarascada del aumento en el recibo de pago, que esta vez salió inflado con tantos ceros. Y quejarse con quién, y con quién desquitar el coraje entripado. Formarse, qué más, en la cola del Montepío. Paisanos de la provincia..

Vinieran a ver -mejor no vengan- los ojos del ama de casa mientras hace cola frente al hidrante que, anciano de próstata enferma, ya puras gotitas. Antes de treparse al autobús pregunten por los ojillos de esos muchachejos que, por cerrarlos a una realidad asesina, se dan respiración de boca a boca con la boca de la bolsa del cemento o del thinner, y entonces sí: a flotar, a lo sonámbulo, fuera del mundo que así los masacra Paisanos de aquellos lares: si antes de acomodar todo su mundo en una caja de cartón pudiesen ver mis pupilas mientras les redacto este mensaje (En fin.)

Yo, un superdotado

Fue el lunes pasado, en mi depto. de Cádiz, El maestro, su jovencísima setentona de las zarcas pupilas y los vecinos de la tertulia, devorábamos un guiso de pollo y especias, especialidad de la tía Conchis. (Quedo, por no interferir en la plática, Bach. Una cantata.) Esa plática se centraba en cierta figura siniestra, hamponesca, conocida en el hampa por el alias de «lideresa moral», entre cuyos delitos se contabiliza haber ayudado a trepar hasta Los Pinos a uno al que todo le queda grande. Dije: «Esa Gordillo es una..»

Y ándenle, el estrépito, la quebrazón de cristales. ¿Al puro nombre de la «maestra?» «Cuando Salinas regresaba, en el país sólo había temblores de tierra», comentó El Cosilión. Pero no. Allá abajo, en el estacionamiento, algún remate en el área penal. Se alzó la tía Conchis, conserje del edificio: «Condenados chamacos. Y ni modo, habrá que dar fe de los hechos, cuantificar daños y prejuicios y deslindar responsabilidades». Puso la rabadilla en el plato, la del pollo, y abandonó el comedor. Categórica, La Lichona– «Los míos no pudieron ser, ellos están haciendo su tarea». «No, pues mi Marloncito, menos, protestó Petra Agúndez Él, si lo vieran, tan bien portadito».

La plática degeneró en asuntos de niños, escuelas y travesuras. Y válgame, que ahí afloran los papas cuervos: «Porque lo que es mi Beba, dijo El Coslión. «Ella qué reglas de conducta le enseñen en la escuela, si la colegiatura me cuesta uno de la cara. Mi Beba pura estrellita en la frente».

– Pues nuestra Manucita-esos papas cuervos-, no es por nada, pero qué dotes de artista, que en eso sí sacó aquí a mi gordo, que fue bailarín en la carpa Esmeralda. Si ustedes hubieran visto la pasada ceremonia de fin de cursos, con Manucita echándose el lago de los cisnes así, miren, de puntitas. Un angelito, con braques y toda ¿No, Arcadio?

– Pues Juan Gabrielito agüeleó. Primer lugar en macramé y jaletina artística Con ganas de darle de premio una ida a Disneylandia, pero esta crisis… (Yo, oyéndolos. Quedo, Bach.) «Un superdotado, mi Juan Gabriel«.

Superdotados. Habló Mariángeles, madrecita soltera, mirando el sillón donde una criatura dormía su inocencia de dos años. «Pues ahí donde la vea..»

El colmo, pensé. ¿Qué puede hacer un inocente para así estimular la vanidad materna? «Casi nada (me lo adivinó): mi niño ya es todo un perito en asuntos de teoría política, cómo la ven».

El maestro y yo nos miramos. El Cosilión suspendió el viaje del alón a la boca «Ya, Mari, quezque teoría política A menos. que nos vaya a resultar que su papacito es aquí el valedor, aunque creo que él ya no…»

Ajeno a este mundo, el chamaco y su sueño, en posición fetal.

– Ah, ¿no me lo creen? No, pues yo misma me enteré de chiripada Todo empezó la noche del pasado lunes, mientras le preparaba su te de yerbabuena porque trae su digestión cuatrapeada Cómo fui a dejar a mi criatura frente a la tele, sin imaginar toda la radiactividad que ventoseó por el cinescopio.

El niño, dormido; un goterón de leche -no de su madre sino de mamila lástima- le escurría por la comisura izquierda «Quiera Dios que no se haya quedado taradito, pensé, pero al contrario, se reveló como un superdotado, qué les parece».. (El susodicho se removió en sueños.) La Lichona:

– Nosotros nos referimos a las gracias y habilidades de nuestros chavos.

– De eso hablo yo también, aunque no sé a quién sacaría en lo inteligente, porque a su edad es ya un superdotado en teoría política

Alguno, a lo disimulado, sonrió, otro más movió la testa, y los más miraron hacia el sillón donde reposaba el bello durmiente. Mariángeles, ofendida «Ah, ¿entonces no me lo creen, piensan que los engaño? Ahora les voy a demostrar que mi niño, a su edad, ya es un genio».

La vimos acercarse al sillón, dar un beso al chamaco, y así, de bote pronto y a porta gayola «M’hijo, ¿qué te pareció el mensaje del chaparrito?»

Mis valedores: no vayan a creerlo, que yo, mirándolo, no lo creí. «Sí, mi hijo, las medidas de Calderón para enfrentar la crisis alimentaria».

¡Calderón, rudeza innecesaria! Al oír: «Calderón«, que la criatura se engarruña, suelta primero la carcajada, un alarido después, y una descarga apestosa Diarrea «Hay cada madre», dijo La Petra. Yo, para mí, que fue la indigestión del chamaco, qué casualidad. Ahora que de genio a genio voy más a mí, que no desde el día del mensaje, sino desde antes, cuando el de Los Pinos, a lo fachendoso, así ofendió a medio país: «Haiga sido como haiga sido…» Yo, desde entonces. Ájale, ¿ven? (Con permiso.)

Ya hasta nos hacen ladrar

¡Guau! (Del inglés whow), ¿Conque el «spanglis» nos beneficia? ¡Guau! La afirmación del estudioso me interesó porque alude al desaforado proceso de colonización mental que sufren unas masas que de forma consciente o por ignorancia e imitación utilizan una cantidad cada vez mayor de vocablos en inglés o clonados de tal idioma Aquí, lo que acaba de afirmar un José Moreno de Alba, presidente de la Academia Mexicana de la Lengua:

– La mezcla entre las lenguas inglesa y española no se convertirá en un nuevo idioma. El spanglish, dialecto, lejos de provocar una ruptura o ser un obstáculo para el desarrollo, lo hace más rico, lo hace una lengua fortísima

Muy rico lo hará, pero su uso en la comunicación cotidiana de las masas sociales constituye un termómetro del nivel de sumisión, imitación y dependencia que alcanza a estas horas nuestra colonización mental. La lista de voces clonadas con las que disparatamos en el habla cotidiana rebasa libros enteros, en donde los analistas, a modo de conclusión, se duelen de nuestra aspiración a convertirnos en gringos de segunda Y qué decir del terreno de la computación, que posee su propio vocabulario. Y si no, capten ustedes esta parodia del Génesis que redactó algún autor anónimo, titulada Compugénesis, Creación del Computador, Artículo 1, versículos del 1 al 20. Dice:

Al principio Dios creó el Bit y el Byte.

Y de. ellos creó la Palabra 2. Y hubo dos Bytes en una palabra; y nada más existía
Y Dios separó el Uno del Cero; y vio Dios que esto era bueno. 3. Y Dios dijo: -Hágase el Dato. Y así sucedió. Y Dios dijo:- Que los datos vayan a su correspondiente lugar. Y creó los disquetes, discos duros y los compactos. 4. Y dijo Dios: – Háganse los computadores, y así habrá lugar para poner los disquetes, discos duros y compactos. Así Dios creó los computadores y los llamó Hardware. 5. Y no había Software aún. Pero Dios creó programas, chicos y grandes… Y les dijo:- Vayan y multipliqúense por sí mismos y llenen toda la memoria 6. Y dijo Dios: – Crearé al Programador; y el Programador hará nuevos programas y gobernará sobre los computadores, programas y datos. 7. Y Dios creó al Programador y lo puso en el Centro de Datos; Y Dios le mostró al Programador el Árbol de Directorios y le dijo: -Puedes usar todos los volúmenes y subvolúmenes, pero no uses Windows.

8. Y Dios dijo:- No es bueno para el Programador estar solo. Tomó un hueso del cuerpo del Programador y creó una criatura que buscaría al Programador, lo admiraría y amaría las cosas que hiciera el Programador; y Dios llamó a la criatura el Usuario. 9. Y el Programador y el Usuario fueron dejados bajo el Dos desnudo y fue bueno. 10. Pero Bill fue más listo que todas las otras criaturas de Dios. Y Bill dijo al usuario:- ¿Realmente Dios te dijo que no ejecutaras ningún programa? 11.- Y respondió el Usuario: – Dios nos dijo que podíamos usar cualquier programa y cualquier dato, pero nos dijo que no ejecutáramos Windows o moriríamos. 12.Y Bill dijo al Usuario: – ¿Cómo puedes hablar sobre algo que no has probado? En el momento que corras Windows te convertirás en igual a Dios. Podrás crear cualquier cosa que desees con un simple click del ratón. 13. Y el usuario vio que los frutos del Windows eran buenos y fáciles de usar. Y el Usuario vio que cualquier conocimiento era inútil, pues Windows podía reemplazarlos.

14. Así que el Usuario instaló Windows en su computador y le dijo al Programador que era bueno. 15. Y el Programador empezó a buscar nuevos Drivers. Y Dios le preguntó: – ¿Qué buscas? Y el programador respondió: – Busco nuevos Drivers, porque no puedo hallarlos en el Dos.

Y Dios dijo: – ¿Quién te dijo que necesitabas Drivers? ¿Ejecutaste Windows? Y el Programador dijo: – ¡Fue Bill quien nos lo dijo! 16. Y Dios dijo a Bill: – Por lo que hiciste serás odiado por todas las criaturas.Y el Usuario estará siempre descontento contigo. Y siempre venderás Windows. 17.Y Dios dijo al Usuario: – Por lo que hiciste, Windows te decepcionará y se comerá todos tus recursos y tendrás que usar programas piojosos; y siempre confiarás en la ayuda del Programador.

18. Y Dios dijo al Programador: – Porque oíste al Usuario nunca serás feliz. Todos tus programas tendrán errores y tendrás que arreglarlos hasta el fin de los tiempos. 19. Y Dios los echó del Centro de Datos y cerró la puerta y la aseguró con un Password. 20. Falla de Protección General.

Yo, de todo lo anterior, nada entendí. ¿Y ustedes? (Bueno.)

Destino: Los Pinos

Señor: advierto su falta de tino como gobernante, usted que carece de la experiencia de una presidencia municipal, cuando menos. Lo observo en la toma de medidas erráticas e inadecuadas que acaban por afectarme casi tanto como al propio país cuyo gobierno se le va a usted de las manos. Es así como azorado por él, por mí y por usted, me decido a mandarle el siguiente relato.

Hace tiempo visité Los Tuxtlas, tierra de brujos y jaraneros. Varios días los pasé alucinado, bebiendo (no pensar mal, que conmigo el licor topó en hueso); bebiendo, digo, sorbiéndome la gloria de aquellos sones jarochos, rasgueos de jaranas en contracanto de pespuntes arperos y mudanceos. Miel en penca, señor, miel veracruzana..

Y ocurrió que de Santiago me traje una Chula ella, doncellita todavía, morena de fina estampa, delgadita de cintura y de muy buena madera en flor, con su corazón de cedro y su encordadura todavía virgencita Ahí me traje mi jarana abrazada y abrasada como a niña de mis ojos, todavía olorosilla a tajadas de madera en flor. Y ándele, que ya en mi depto. de Cádiz…

Convoqué a jaraneros del rumbo, y ahí nos tiene usted en los tiempos muertos (los vivos, a fin de cuentas) ejecutándonos La Tarasca, el Zapateado con décimas y ese Buscapiés que es fama hasta al Pingo incita, excita y pone a bailar. Sones agridulces de amores y desamor, tiempo y destiempo, de encuentros y desencuentros y algún apicaramiento. La malicia del son:

Una iguana subió al palo – más alto de la Nación-y estando arriba decía:-Esto sí que está cabrón. (¿Usted qué opina, señor?)

Fue entonces cuando empezaron las dificultades; aquella mi bienamada no entonaba a cabalidad, y mi corazón de músico tardío se me cayó a los talones, el de Aquiles y el otro. Y qué hacer. Me consoló El Sotavento:

– Es que tu jarana está nueva Cambíale la encordadura

La encordadura le cambié. Fui al expendio, me agencié la prima y con ella la familia completa Las remudé, las afiné, y venga de ahí El Jarabe loco, y venga un nuevo fracaso, y empálmese otra desilusión. Don Arcadio, pontífice del zapateado: «Tu instrumento tiene mal apuntado el diapasón».

Y de inmediato al laudero, que le apuntó el susodicho, y a rasguñar otra vez, y otra vez a desilusionarme, lástima de Buscapiés. «El defecto está en la tapa -díjome El Bagre-. Se la cambias, y listo».

Listo madres, con perdón. Del día de la compra a los siguientes meses la jarana padeció cambios, recambios, implantes, transplantes e injertos en caja, tapa, diapasón y cuatro de las clavijas. Mucha cirugía plástica, pero la ancheta cada vez más envejecida y sonando peor cada vez, y no tanto en el rasgueo de los sones en tono mayor cuanto en la delicadeza de los menores, cuando la hora sonaba de las tristuras y las lloroncitas en tono menor. Mi jarana, por llorar, chillaba, qué mortificación. Y fue entonces: ahí habló mi amantísima, sabiduría y comprensión machihembradas. Gracias a su consejo, santo remedio. Hoy, mi jarana, espumeante de fandangueros arpegios. Concluyo, señor.

A la mala, pero usted tomó un México flamante, corazón de cedro vivo, listo ya para arpegiar al son que usted le tocara Pues sí, pero a la hora de la escoleta, de entonar, ni sus luces, y lástima, porque más fino instrumento dónde lo iba a encontrar. Sus consejeros: «Cámbiele las cuerdas. ¿Y si le encaja un programa populista para vivir mejor? ¿Y si le remata PEMEX y la energía eléctrica? O de plano, ¿por qué no lo acaba de malbaratar a los gringos dándoles el control absoluto con un Plan México, y a vivir tranquilo..?»

Usted, a puros palos de ciego (de lentes), y los fregadazos apárelos el fregadaje. México, cedro vivo en flor, en manos de usted puro rechinido y disonancias, y a pagarlo los paisas. Señor: ¿quiere saber qué consejo me dio mi niña, la de mis ojos? Ella, dolida de mis fatigas: «Tu jarana sí suena, mi amor, vaya si suena Quizá sea tu mano la que está un poco torpe; novatona todavía ¿Si dejaras tal cual tu jarana y te buscas un profesor que te enseñe a tocarla?»

Así lo hice, señor, y santo remedio. El corazón de cedro, la madera en flor, se ha tornado, en mi mano, un puro regocijo de sones en tono de sol. Si viniera a escuchar qué de trinos, qué de arpegios, qué de armonía en contrapunto cuando suelto el llanero son de la trova

Con el corazón de cedro – yo soy como mi jarana – Por eso nunca me quiebro – Y es mi pecho una campana… La gloria, señor…

¿Y si aprovecha el consejo y dejara de echarle la culpa a «la situación internacional»? ¿O va a seguir como hasta hoy? Porque entonces… (Pobre México.)

Reniego y quejumbres

Tal es nuestra cultura de víctimas frente al Sistema de poder, mis valedores. «Nunca antes como en este sexenio», rezongamos cada seis años, «un presidente nos había resultado así de nefasto». Y anden, al lloriqueo y a recitar el catálogo de agravios, la letanía de rezongos y el rito de la autocompasión, la autoflagelación. ¿Pero un ejercicio de autocrítica? De eso, ni el rastro. Hoy recuerdo, a propósito, el incidente aquel…

De Toluca regresábamos en el compacto gris. Mi Nallieli y yo en el asiento de atrás; adelante, mi primo el Jerasimo, licenciado del Revolucionario Ins., y al volante el Chilillo, por mal nombre Germán, que se ofreció a transportarnos. «Total, que yo también tengo que ir a Toluca a refaccionarme de chorizo. ¿Le gusta el chorizo, bigotón?» Aguanté a pie firme el albur.

Ya nos acercábamos al DF cuando en eso, de repente, el altoparlante: «¡Ese del volks, ¿qué no oye? ¡Oríllese pa la orilla!»

– ¿Y ora qué, cuál es el SIEDO? ¿O es la Policía de Caminos?

Y que el Chilillo mete el frenón, baja, se aleja unos pasos y se enfrenta al del de casco y forifai. Observé el elocuente lenguaje de manos que se alzan, se abaten, se empuñan; brazos que se abren, se cierran, se cruzan, y testas que asientan, deniegan
Reunión en la cumbre y en pleno proceso de parlamentar. Diez, quince minutos más tarde, el volks. volvía a tragar asfalto. A pino fresco, el aroma de La Marquesa Ahí nomás, tras lomita, las luces de la ciudad.

– Jijos de su repelona, ¿cuánto creen que me bajaron? De veras que esos ni a madre, digo. Pura transa y corrupción, y a fregar al que se deje, qué país…

Ahí, dúo dinámico, el Chilillo y yo desgranamos todo el muestrario de la corrupción. «Comenzando por el de Los Pinos, que así alcahuetea el bandidaje del Fobaproa, el Pemexgate, Los amigos de Fox, los Salinas, Montiel, la Gordilo, Mouriño y los hijos de toda su reverenda Marta, junto con ella y su segundo marido». De corrido lo enumeramos, y le añadimos la corrupción inaudita en el sindicato petrolero y en el resto de los tales. Nos arrebatábamos la palabra citando a Mario Marín y Ulises Ruin (así, Ruin), al pariente incómodo del de Los Pinos, el tal Hildebrando. Un cochinero de politicastros. Todos. (Mi Nallieli, escuchándonos.)

– Y el entreguismo de PEMEX a los  gringos y el Plan Mérida, mortal de necesidad para la soberanía nacional…

– No, ¿y qué me dice de los burócratas -dije yo-. Meses yendo a Toluca a cobrar el costo de la conferencia que impartí sobre la honradez del mexicano, y ya ven: volver con la frente marchita…

Por fin. Habló mi Nallieli: «¿Pero corrupción sólo entre burócratas, policías y gobierno? ¿Y nuestra corrupción como ciudadanos? ¿La nuestra qué? ¿O nosotros impolutos? ¿Cargarle toda la culpa a los asaltantes de camino real?

– De autopista, querrá decir, señito.

– ¿En el paisanaje no se detectan evidencias de corrupción?

Válgame, el doctorcito que me cargó una factura que hagan de cuenta supositorio, y el abogado que me transó, y el maestro albañil que, como el zapatero, me quedó mal, y el del merendero donde fuimos a comer. Todos. Yo, tú, él, ellos. Todos a la ventaja y al grito de «el que no transa no avanza, y a mí no me den, pónganme donde hay», y «el que tiene más saliva traga más pinole». Lo admití: «Todo en nuestra comunidad se torna ventaja, engañifa, impuntualidad, irresponsabilidad, y dar lo menos cobrando lo más».

– ¿Y esta comunidad tiene cara de reclamar al de Los Pinos o a sus socios, sinvergüenzas y ventajistas del PRI? (¿El Jerasimo? Durmiendo su borrachera) «¿Nuestra conducta sí se rige a moral personal, a moral pública?»

– ¡Señito, que me ofende al compararme con los corruptos del gobierno!

Yo, por suavizar el ambiente: «Bueno, ¿y por qué fue la extorsión?»

– ¡Móndrigos policías! Quesque nomás porque los documentos del coche no están a mi nombre. ¿Cómo van a estarlo, si la tartana no es mía?

– ¿No? ¿Entonces..?

– Es de un cliente. Me la trajo hace un par de meses pa’que le arreglara las luces, y mire a qué horas le volvieron a fallar.

– Si el coche no es suyo, ¿cómo es que lo trae en servicio?

– Ando probándolo. Ya van dos veces que me lo llevo a Acapulco, y hasta orita me vino a fallar el chinche fusible; como le puse uno ya tronado, nomás forrado con papel de caja de cigarros, papel orito, pues…

Nomás me quedé pensando. Ah, paisas. (En fin.)

El rincón de los niños

Entonces fue. La puerta de su depto. se encontraba abierta, de modo que advertí el riesgo que corría aquel par de inocentes y corrí en su auxilio: «¡Niños, que es un peligro mortal!» Y fue así como salvé a La Beba y al Chupirul (6 y 8 años de su edad, hijos de la Lichona y el Cosilión), que estaban de las de acá, sentados con La Oreja a 10 pulgadas de sus nalguitas. Y la reacción: al retirarlos de la tele, el mordidón de La Beba y el rodillazo de El Chupirul: «¡No friegue, que nos perdemos al nuevo padrotón de la Niurka

– Y al que esta semana estrenó el Fabiruchis, o que se lo estrenó a él.

Me atraganté. Las consecuencias de La Oreja, sí. Supe que era deber moral extirpar al par de criaturas del televisor, ese peligro mortal de necesidad, una necesidad más imperiosa que la diarrea Pero la única fórmula exitosa para arrancar de su vicio al adicto es ofrecerle algo a cambio, y lo que yo a la mano traía era un librillo de tiras cómicas que dibuja y escribe Palomo. «Lean esto, les dije Es El Cuarto Reich. Les va a gustar».

Lo observaron, me observaron Yo, previendo el exabrupto: «Ahora se los explico. ¿Me permiten sentarme junto a ustedes?»

«¿Lo dejamos, tú? ¿No nos la irá a hacer de pedófilo estilo curita?»

De forma clara y sencilla comencé la explicación, y a propósito, mis valedores: ¿alguno de ustedes conoce El Cuarto Reich? Aleccionador, capta vidas y muertes que ocurren en cierto país de fábula que yo, a lo arbitrario, sitúo en algún rincón centroamericano en los tiempos en que se malvivía bajo la bota castrense de los Ríos Mont y compinches dictadorzuelos como ese que flagela a El Cuarto Reich, donde sus habitantes son muchos y muy pobres, si exceptuamos a los ricos que, siendo muy ricos, son muy poquitos. Ahí los pobres sobreviven apenas, a penas, una arrastrada existencia de penurias, achaques, opresión y represiones. Pero país de caricatura como es, también es de caricatura su dictadorcillo, uno chaparrito, trompudito, peloncito (compruébenlo en los dibujos), caricatura vil de los viles Videla, Stroessner y Pinochet Y el resultado: pobreza, indigencia y mazmorras que administran unos gorilones entrenados en Fort Knox y la Academia de las Amérícas, en EU, para torturar y matar. Porque el chaparrín, crudelísimo con los débiles, es debilísimo con los fuertes, ante los que vive culimpinado.

– Miren aquí su catadura repugnante, vean a los infelices aherrojados en cárceles clandestinas por el delito de protestar. Observen esa ciudad patrullada día y noche por la tanqueta, el rondín, el retén, el helicóptero. No, y los episodios, humor negro y renegrido horror, como este, miren, del facultativo al enfermo: «Sufre usted de avitaminosis, cambie de régimen». «¿Sí? Qué fácil. Mire». Y el anémico señala, más allá de la ventana, a granaderos y doberman que a media calle masacran a unos que intentan cambiar de régimen. Y los gorilones que interpelan al que acaban de torturar: «Tus documentos son falsos. No te pareces al de la foto». Y cómo, si el rostro de la víctima es una plasta de carne rota, sangrante, tumefacta. Horror.

Les mostré los dibujos, les leí los textos, les hice notar las penurias de un pobrerío que, víctima del Neoliberalismo que le impone Washington, sobrevive arrejolado en la favela, el muladar, la ciudad perdida. Carestía de la vida, sueldos de hambre, desempleo feroz, pobreza, miseria, desesperanza Al país sostenido a punta de indocumentados, venta de paraestatales y préstamos millonarios del agio internacional, lo gobierna un espurio al que impusieron gringos y capitales transnacionales, el alto clero católico, los «medios» y una clase empresarial ventajista y voraz. «Y la peor maldición para los ciudadanos: quienes gobiernan y tienen asolado el país son asaltantes, secuestradores y narcotraficantes, con un Estado impotente para defender a la población, desgracia que aprovecha Washington para imponerle un Plan Colombia Dos que le da la puntilla a la poca soberanía que restaba al país.

Entonces fue. Tras un rato de silencio, El Chupirul: «Habrá que hacer algo por esa gente». Sonreí ante la inocencia, el candor, la ignorancia de teoría política Yo, en plan de chunga- «Bueno, sí, ¿pero qué proponen ustedes?»

– Para librarlos del Neoliberalismo mandarles a uno chaparrito, pelón, orejón, vocecita de pito de calabaza, con todo y su bodrio, La década perdida.

Ájale. Se me torció la sonrisa ‘Para abatir a asaltantes, secuestradores y narcos, dijo La Beba, les mandamos a un genio auténtico de la estrategia contra el crimen. Uno chaparrito, jetoncito. Que por allá se queden con él».

– ¡Niños! Me espanté. «¿Ven? Todo por sentarse a ver tele». (Sh…)

El Fénix y Calderón

El Ave Fénix, mis valedores, y un México electrizado por la violencia, la crispación, unas masas exasperadas y tantísimos focos rojos que amenazan con estallar. Lean aquí, actualizado, el mito del Fénix, y ojalá que al leerlo vayan desentrañando la elocuencia de sus símbolos.

Dice el relato que cierto empresario negociaba con un soberbio zoológico donde, no obstante, algo se echaba en falta: el Ave Félix. Tanto lo buscó el empresario de marras, un tal Poldero, que finalmente ahí tenía el Fénix. Qué bien, pero eso sólo al principio, porque los visitantes terminaron por aburrirse de un pajarraco que nada tenía de espectacular. «Admiran changos y leones o al cocodrilo que se tragó a una mujer, pero cómo admirar a un ser tan pacífico y apacible como el Ave Fénix», le dijo el administrador.

– A cambiarlo por uno espectacular, decidió Poldero.

– Imposible. Sólo este existe en el mundo, y no tiene pareja ni la desea De viejo se prende fuego y emerge milagrosamente renacido. Tal es el Fénix.

– Quizá después de la quema mude de condición. Envejezcámoslo.

– Entonces (fijaros bien) Poldero le disminuyó a la mitad y luego a la cuarta parte su ración de carne, pero el Fénix no envejeció. Le suprimió la calefacción, y nada Le atascó la jaula con pájaros belicosos, que lo picoteaban. Nada Metió a su jaula gatos de callejón El Fénix voló sobre sus cabezas, y sacudía sus alas doradas. Dio, por vejarlo, en colocársele enfrente, y lo maldecía y vituperaba El Fénix, impávido. ¿Que el clima de Arabia es seco? A confinarlo en cierta pequeña jaula provista de una regadera en el techo. Todas las noches la ponían a funcionar. El Fénix comenzó a toser…

¡Eureka! ¡Ya ha envejecido! ¡No tardará en prenderse fuego! Poldero emprendió una campaña publicitaria «El viejo favorito del público se acerca a su fin». Por que acelerase el proceso y forjara su nido, atiborró la jaula de malolientes haces de paja y mohosos alambres de púas…

Por fin. Cierto día (¿van tomando nota?) el Fénix comenzó a revolver la paja La hora había sonado. Poldero se apresuró a firmar un contrato por los derechos de radio, cine y televisión. Y comenzaron los preparativos…

Era una hermosa tarde de sábado. Durante algunas semanas, por vender tantos boletos como fuese posible, Poldero había estado excitando la curiosidad y el morbo del público. Ahora anunció que el Fénix iba a renacer cualquier día de estos. Y ese día llegó. El gigantesco auditorio donde se montó el espectáculo se atiborró de curiosos. En la jaula del Fénix se colocaron luces, cámaras y micrófonos. Desde un altavoz, el anuncio del espectáculo que estaba por ocurrir frente a aquel público ávido, morboso.

– ¡El Fénix, distinguidos visitantes, es el aristócrata de las aves. Solamente las más raras y costosas maderas orientales, impregnadas de perfumes exóticos, lo tientan a construir su extraño nido de amor..!

Ahora se introducía en la jaula un manojo de ramas y virutas perfumadas. «¡Prepárense, que el Fénix renacerá ante los ojos de ustedes!»

Un estremecimiento sacudió el opaco plumaje El ave movió la cabeza Tambaleante, descendió de su percha Con movimientos cansinos congregó virutas y ramas. Las cámaras de cine y televisión se activaron. Estallantes, las luces alumbraron la jaula Poldero, a todo volumen:

– Este es el momento que el mundo ha esperado con ansiedad! ¡La leyenda de siglos se materializa ante nuestros ojos..!

Anidado en su pira, el Ave Fénix pareció caer dormido, provocando la desilusión de un público vicioso del morbo, la nota roja y lo espectacular. Y fue entonces. De súbito, el Fénix se irguió, miró hacia la muchedumbre y… ¡Fénix y pira estallaron en llamas! ¡Las llamas abrasaron el gigantesco auditorio! ¡En dos minutos todo quedó reducido a cenizas, y miles y miles, incluyendo a Poldero, perecieron en el incendio!

Mis valedores: ¿quién es aquí el Ave Fénix? ¿Quién es Poldero, semejante insensato? ¿Quiénes los que se habrán de chamuscar si la exasperación del Fénix estalla? Porque él, recuérdenlo, no muere. Del incendio renace, que su destino es sobrevivir a Polderos y gatos de callejón. ¿Que dónde ubicar a los insensatos agresores del Fénix? En las primeras planas: «Incremento de precios en productos básicos». «Imparable y sin temor al ejército, la ola criminal». «Reprimen policías a indígenas». «Vuelve la APPO». «Los muertos de Calderón«. Yo, aquel escalofrío… (Mi país.)