Ah, corazón solitario…

(¿Asi me pagas, mujer, que cada noche te sueñe..?)

El amor, mis valedores, ese espeluzno y ese fogonazo que es estado de gracia para el humano y tiro de gracia (plena) contra la humana soledad. En los albores del mito, dice Platón, hombre y mujer formábamos pareja soldada a los omóplatos, carne a carne, rostro y sexualidad enfrentados. Tanta era la fuerza de la pareja que Zeus, temeroso del golpe de estado, nos dividió y arrojó a deambular por los andurriales de la humana soledad. Desde entonces ellas y nosotros el tanto de nuestra vida la vivimos desalados, buscando a ciegas a quien se unía a nuestros lomos. «Si yo te hubiese encontrado / no fueran tantas mis penas / ni andaría por ahí, perdido /mirando caras ajenas…»

La humana soledad. Quien niegue tan ruda dolencia que a todos lastima o lastimó alguna vez, se engaña o nos quiere engañar. Y qué de afanes, ansias y desazones; qué de recursos despliega el solitario por tratar de enganchar a aquella que lo libere de la soledad. Todo el encanto y la capacidad de seducción, desde la mirada insinuante hasta las alocadas promesas que suelen desembocar en la nada. Todo, con tal de tener consigo a la única…

Y el último recurso para viejos, ineptos o acomplejados: el tercerón, el casamentero, el club de corazones solitarios que, cuota en metálico de por medio, facilita a ellas y ellos, durante un par de horas, la humana convivencia Conocerse, y tal vez…. Patético,
Yo, en mayo del 2006, a invitación de la dueña del club estuve en un sitio de esos. Una hora soporté aquel ambiente y huí sin despedirme de nadie. Solo llegué y solo creí desatar, pero no, que detrás se me vino alguno; nervioso él, tenso, ansioso. Pero un momento, no pensar mal; heterosexual, como yo, «por servir a México» me requería ¿Un alucinado? Bajo la llovizna nocharniega salí del club y me dirigía al BMW (el volks. cremita corrijo), cuando en eso, a mis espaldas: «Mi valedor». (¡Quise huir!)

– No se asuste, yo soy miembro activo. (¡Peor todavía!) «Miembro activo, pero del club». Me tranquilicé. Me detuve. «Por lo visto, dije, ni usted ni yo pescamos nada Solos entramos y solos nos vamos. Mala suerte».

– ¿Mala suerte? Mejor no pudo haber sido. ¿Me acepta un café para celebrar su buena fortuna? De vida o muerte lo que tengo que decirle

Válgame Y sí, ahí estábamos, yo chiquiteándome aquel negro bien caliente Un café. Y sí, que yo, con acceso a radio y periódico, intentase salvar a todos ustedes y salvar a México. Nada más. Válgame «No exagero, y aquí las pruebas: ¿captó la calidad de gente que asiste al club de los solitarios? ¿Notó la clase de candidatas con las que el desesperado puede ensartarse?»

Ah, misógino. «¿Y los varones? ¿Ellos sí son una ganga?»

– Aquí ellas son las que importan. ¿Captó usted a las candidatas? Todas con una vida ya hecha y un destino ya destrozado. Enteras cuando cayeron en el amor; y confiadas, ilusionadas, enamoradas hasta las telillas del corazón, a ojos cerrados se entregaron a su amor. Vidas hechas y deshechas son lo que ofrecen a la pareja potencial. Integras fueron cuando parejas primerizas; desnaturalizadas se ofrecen hoy, erosionadas tras de una convivencia de sufrimientos y pérdida de autoestima Agrias ahora tras el fracaso de su pareja inicial, han criado sentido, se han vuelto mañosas y esconden impulsos homofóbicos y revanchistas, Ahí el peligro del solitario: irse a enganchar con una masoquista tal vez, una amargada, una inescrupulosa ¿Capta el peligro?

– Yo no fui al club por buscar pareja

– Su obligación, por civismo y amor a los mexicanos, es advertir en Radio UNAM a la posible víctima «Cuidado, López Obrador, en su marcha a Los Pinos. Viudo como es, mucho cuidado con recurrir al club de corazones solitarios. No lo haga por usted sino por nosotros. ¡Que no me lo vaya a engatusar alguna aventurera vida hecha y destino deshecho, que vaya a ventear la oportunidad y pegar el salto hasta las alturas, y se pueda marear, y se enferme de una desbozalada ambición y por satisfacer impulsos púbicos robe los dineros públicos, y despilfarradora como nueva rica protagónica y exhibicionista vaya a poner en peligro el país! ¡Tome ejemplo de naufragios ajenos y destinos patéticos!» ¿O a usted le gustaría que el Peje repitiera el caso de Fox con la Marta.?

– ¿Que qué? ¡Eso nunca! ¡Jamás otra abominación! ¡Jamás! ¡Nunca.!

– Ahora que si al Peje le apetece una doncellita limpia y natural, nada maleada todavía hágale llegar esta tarjetita Tengo por ahí una sobrina que..

– ¡Y yo por qué! ¿Soy su alcahuete? -Me di el levantón, y fue entonces: sentí el negro quemándome la entrepierna «Es por México», al verme huir. Ájale «Eche pues la tarjetita». No lo dejaron llegar, pero al menos AMLO ya no está solo, suertudo él. Yo, en cambio… (En fin.)

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