El árbol de la horca

Tal puede nombrarse el «árbol blanco» (Jena, Luisiana, EU.) destinado para gente de raza blanca bajo el que varios estudiantes negros se atrevieron a sestear hace un año, lo que desbozaló un conflicto de racismo e injusticia que ahora culmina con una tumultuosa movilización de protesta que parece marcar el arranque de un nuevo movimiento nacional semejante al de los años 60, por cuestión de derechos civiles en los Estados Unidos. De la noticia, como de todas las que se generan en el Imperio, se hacen eco todas las colonias. Y el doble discurso, mis valedores. La doble moral de esos puritanos de fachada, racistas de entrañas y corazón. ¿Pues no se indignaron hace un par de años por la emisión de ciertos timbres postales en nuestro país?

Aunque asunto interno de México, los estereotipos raciales son ofensivos sin importar su origen El gobierno mexicano tiene que tomar eso en cuenta…

Asperos, abrojudos estos conceptos de un Scott McClellan, vocero de la Casa Blanca, como también los de un Stephen Hardley, asesor de Seguridad Nacional, título impresionante, al condenar la emisión de los timbres postales con la imagen de un tal Memín Pirigüín, negrito típico mexicano, y yo digo: asqueante resulta ese doble discurso que manejan los puritanos del Norte al escandalizarse (moralina, cinismo, falso pudor) porque una cantante negra de apellido Jackson muestre ante el público un cacho de seno, cuando una de las más rentables industrias, en los Estados Unidos es la pornografía; y ahora el país que es flor y espejo del racismo en agravio de negros y extranjeros, concretamente de los mexicanos («grasientos frijoleros color de lodo»), se crispa, indignado, ante la figura de ese extraño espécimen de color negro que en México cae en el terreno del exotismo barato: Memín Pinguín, sin pronunciar la «u», o Pingüín, pronunciándola, que ni en eso hay consenso entre los pobres de espíritu que consumen bodrio tal. Qué país el del gringo; el nuestro, qué país. En fin.

Yo, por evidenciar ese doble discurso de los vecinos, me acerqué al estudio de Carlos Fontanellas sobre la dificultosa coexistencia del negro norteamericano con sus paisanos de piel blanca durante los tiempos de la guerra civil. Aquí, algunos apuntes:

En un principio fue la rivalidad entre los confederados esclavistas sureños y los estados del norte de Estados Unidos, que los llevó a la Guerra de Secesión de 1861-65. Los esclavos negros intuyeron la gran oportunidad para luchar por su libertad e igualdad mientras en el norte los negros libres intentaron enlistarse con las fuerzas de la Unión. Su entrenamiento militar fue prohibido por la policía El gobierno federal evitó el alistamiento de negros en el ejército. Lincoln los rechazó en 1861 y en los años siguientes.

La presencia activa y la agitación de las masas negras preocupó al gobierno, que creó un Departamento de Colonización con el plan de retornarlos a África o a alguna una isla del Caribe. Fracasó tal política

El negro, por fin, logró enlistarse en el ejército, pero fue objeto del encarnizamiento sureño, que se negó a tomarlos prisioneros; los heridos eran asesinados; el
ejército los discriminaba se les cerraba la posibilidad de ascenso a cualquier rango militar y se les pagaba la mitad del salario que al soldado blanco. Muchas compañías de combatientes negros, ante el problema de la paga adoptaron la digna postura de no aceptarla Paulatinamente se gestarían nuevas formas de explotación de los campesinos negros, quienes fueron forzados a regresar a las plantaciones. Ante su resistencia se emplearon métodos represivos de enorme violencia

El ejercicio del sufragio lo ejercieron los negros bajo el terrorismo racial de los oligarcas que, para mantenerlos alejados de las urnas, emplearon argumentos engañosos, propagaron atemorizantes amenazas, a lo subrepticio organizaron y armaron bandas y crearon sociedades secretas con objeto de imponerse y coaccionar, mediante la tortura, la violencia y el crimen, tanto a los negros como a los simpatizantes blancos.

Entre tales sociedades hay que mencionar al Ku-Klux-Klan, integrado en 1865 en Pulaski, Tennessee, como un club de jóvenes pertenecientes a familias prominentes que rápidamente se extendió por los estados del sur hasta quedar formalmente organizado en 1868 para oponerse a «la influencia africana en el gobierno y la sociedad, prever la entremezcla de razas y defender la supremacía política y social de la raza blanca..»
Otra organización terrorista de los terratenientes se nombró Caballeros de la Blanca Camelia (Lousiana 1867), que también se extendió con rapidez para que la cruz en llamas iluminara los linchamientos de negros. Y el doble discurso y la doble moral: hoy, ante la estampilla postal con el dibujo del tal Memín Pinguín, los gringos se escandalizan y… (Seguiré con el tema)

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