¿Pero cómo es posible? ¿Fracaso del voto en el exterior? Pues qué: ¿no somos los mexicanos tan adictos a sufragar a la menor provocación? ¿No nos han convencido de que nuestro voto es la llave de la «democracia», esa con la que Fox se hincha la boca un día sí y el otro también? ¿Entonces? ¿Fracaso del voto en el extranjero? Aquí debe haber una equivocación, aunque los reportes oficiales lo admiten: de un padrón de posibles votantes que abarca los cuatro millones, hasta ahora se han registrado no más de veinte mil. Y que en tales circunstancias cada voto nos va a costar a los contribuyentes -todos los mexicanos- más de veinte mil pesos. Al referirse al naufragio lo asegura Arturo Núñez, ex-funcionario del IFE, Instituto Federal Electoral:
– Para quienes tenían la expectativa de que habría un vuelco gigantesco de votantes, y que sufragarían cuatro millones de mexicanos, esto es, evidente, un brutal fracaso. De esto alguien es culpable y habrá que fincarle responsabilidades.
Ahí responde Luis Carlos Ugalde, consejero presidente del IFE: «Con un solo mexicano que vote en el exterior, eso ya constituye todo un éxito…»
¿Las causas del tal apatía de los compatriotas residentes en el extranjero? A ver. ¿existe en los mexicanos la cultura del voto? ¿A cuánto asciende el abstencionismo en cada proceso electoral? Elocuente es, a propósito, la encuesta que realizó el matutino apenas efectuada una reciente votación. El reportero entrevistó a diversas amas de casa de distintos rumbos de la ciudad:
– «Señora: ¿votó usted el pasado 6 de julio?»
– Bueno, no fui a votar, la verdad.
– ¿Por qué no fue a cumplir con un deber y un derecho cívico del ciudadano, señora?
– Porque el domingo me tocó lavada. Pero para el próximo domingo, primero Dios, no voy a fallarle a las elecciones. Me voy a dar un tiempito.
El reportero entrevistó a una vecina de por el Centro Histórico.» ¿Fue usted a sufragar en las pasadas elecciones?»
– ¿Yo? No, fíjese que no fui a votar, lástima. Es que vi que ya iba a ir mi marido, y entonces le dije: «yo le voy al que tú escojas, total, de todas maneras va a ganar el de siempre, ¿no? O sea el PRI».
El reportero entrevista a una vecina más: «Señora, ¿usted votó en las pasadas elecciones?»
– ¿Yo? No, no fui a votar. ¿O qué, traer todo el día mi pulgar amarillo?
-Señorita, ¿fue usted a votar? -el reportero.
– O sea-, ¿votar? No, yo no fui a votar. A mí me caía bien el del PRD, pero ni de chiste iba a votar por él. Estoy tan salada, dije, que voy, voto por el perredista, y lo más seguro es que pierde las elecciones o los del PRI le hacen tablas el triunfo. Ya sabe usted: urnas embarazadas y esas cosas. Entonces mejor seguí con mi quehacer.
El reportero se acercó a una señora que iba pasando, y…
– No, no fui a votar, respondió la interrogada. ¿Y sabe por qué no fui? Por consejo de mi confesor. A mí me dijo el padre de mi parroquia: «No votes, hija, mejor arrodíllate y pídele a Dios que mejor salve a este desdichados país».
Interrogada por el reportero, responde otra «ciudadana»:
– No, fíjese que ese día me fui de día de campo allá por el Desierto de los Leones, y encontré una casilla y quise votar, pero no me dejaron. Querían que fuera a votar ala casilla que me corresponde, y no, a poco me iba a regresar hasta San Juan de Aragón, donde vivo con mis suegros.
– ¿Por qué no se regresó a la casilla correspondiente y hubiese cumplido con un deber de todo ciudadano?
– ¿Y regresar con toda la comida ya preparada..?
Finalmente, la respuesta de una señora vecina de la Martin Carrera:
– Fui, pero no me dejaron votar.
– ¡Cómo! Hicieron mal. Así que no le permitieron emitir su voto.
-No, ¿usted cree?
– ¿Por qué no la dejaron votar?
– Porque no me admitieron mi credencial.
– No entiendo, ¿en la casilla correspondiente no le admitieron su credencial de elector?
– No, bueno, es que no era precisamente la credencial de elector, pero sí era mi credencial de LICONSA, para comprar la leche a precio especial.
Con semejante cultura electoral de algunos mexicanos, ¿es lógico que Luis Carlos Ugalde supusiera que en el exterior iban a inscribirse cuatro millones de paisas? Todo esto, mis valedores, encierra su muy buena moraleja, ¿pero cuál? (Piénsenlo.)
Desde que se propuso el asunto de que mexicanos en el extranjero votaran me surgió una duda . ¿Cómo son las elecciones de extranjeros que viven en México? Porque tengo entendido que paises como Alemania y Suiza tienen instituido el voto de sus conciudadanos en el extranjero.