Aquí y ahora declaro: para mí, Vicente Fox es el estadista que requiere el País. Recio defensor de la soberanía nacional, enfrenta las medidas lesivas de la Casa Blanca para el indocumentado y, cumplidor de sus promesas de campaña, ha hecho efectivo ese «cambio» que en su campaña prometió a los mexicanos.
A su conducta personal no se le pudiese enderezar reproche alguno. De él no sé que continúe casado legalmente con la señora Lilián de la Concha. Cuando se desposó con su cónyuge actual nada le impedía ni legal, ni moral, ni religiosamente el casamiento en segundas nupcias. Que se le tachase de bigamo me repugna. Tocante a su patrimonio personal: para mí nada existe de turbio en Tamarindillos ni prestanombres, ni hay bienes raíces ocultos ni remodelaciones de ranchos con financiamiento de dineros públicos.
Por cuanto a la honorable Marta Sahagún: hasta donde yo sé, la señora es una excelente católica. De dicho y obras. Cuando contrajo matrimonio con Vicente Fox no existía impedimento religioso de ningún tipo. Rechazo que la señora pudiese sacar ventaja de una circunstancial y efímera posición de poder para enganchar la complicidad de unos representantes del clero católico para mí integérrimos como lo son Norberto Rivera, Onésimo Cepeda y Marcial Maciel, esos profetas del evangelio que viven cada día de la doctrina que predican, sobre todo en lo que se refiere al buen ejemplo («dejad que los niños», al César lo que es de Dios) y a habitar, como su maestro jesús, en la almendra de la pobreza. Para mí Su Ilustrísima Cepeda es parigual del «poverello» Francisco de Asís. Con reverendos de ese calibre en calidad de valedores, el matrimonio de doña Marta Sahagún y Vicente Fox es impoluto en lo moral, lo civil y lo religioso. Bien aplicado, a fe mía, el tratamiento que en los Estados Unidos (mexicanos) se le confiere, de «Primera Dama».
Por otra parte, y hasta donde yo sé, la señora Marta nunca ha caído en descrédito alguno ni por delito alguno debería responder ante la Justicia, esa que (honor a magistrados del fuste de Azuela Guitrón) se aplica fielmente en México. La señora Marta mantiene incólume su buena fama de persona intachable, nunca involucrada en la corrupción lucrativa e impune porque nunca ha recurrido a su posición familiar para beneficiarse económicamente ni enriquecer el patrimonio familiar de toda su parentela. ¡Vamos, México, que la señora nunca ha generado escándalo ni el desprecio popular porque su figura pública se hubiese encenagado aquí y de fronteras afuera! Yo rechazo, además, que se haya visto involucrada en escándalos donde salgan a relucir lujos, joyas, derroches de nueva rica que serían vejatorios para un pueblo ya empobrecido por toda la corrupción impune de sus operadores públicos. No me consta que ella padezca el desbozalado protagonismo de los mediocres, esos que sabiéndose insignificantes, al impredecible coletazo de la fortuna utilizan su retazo de poder para, a lo oportunista, atraer todas las candilejas en el lucimiento personal. La señora Marta es prudencia, ponderación, decoro personal y recato, como cuadra a una «Primera Dama». ítem más:
Yo a los hermanos Fernando y Manuel Bribiesca Sahagún no les reconozco negocios ilícitos, ni en modo alguno me consta que se hayan beneficiado con el tráfico de influencias de su madre (que entonces no la tendrían) para redondear con PEMEX, INFONAVIT y otros organismos públicos una riqueza ilícita fincada en contratos ventajosos, que serían ventajistas. ¿Que a Manolo su fortuna le alcanza para avión propio? ¡Mentira! Una comunidad adulta como es la de México no lo permitiría. ¿Que en este país las leyes han sido emasculadas para beneficio de sinvergüenzas de la talla de los Sahagún? ¿Que unos jueces aún más emasculados permitan la impunidad a esa cáfila de predadores? ¡Imposible! De permitirlo, el pueblo de México sería su alcahuete. Pero no, imposible; yo conozco a los mexicanos, y tan orgulloso estoy de ellos como del propio Manuel Bribiesca Sahagún…
¿Paidófilos en mi país? ¿ Cuáles paidófilos? ¿Pederastas? ¿En dónde? ¿Proxenetas? ¿Para qué proxenetas? En este país los maquiladoras no precisan de sus servicios, ni la conducta personal de los industriales de la mezclilla merece reproche ninguno de ningún periodista como de ningún escritor. Entre los jerarcas de (la) mezclilla no existen sicópatas ni desviados sexuales, ni explotan a sus empleadas, y menos a las menores de edad. Varones de pro son los de la mezclilla. Lo afirmo y firmo para constancia. Mis valedores:
Después de la presente declaración de fe estoy bien seguro de que yo, a diferencia de Lidia Cacho, colega mía, sí dormiré esta noche el sueño de los justos (de los justos que no padezcan insomnio). De aquí en adelante, con tan sólo mantener amansada a la jauría de bribiescas y sus ashagunes, noche por noche, descansaré a gusto, sin el temor de descansar en paz. (Vale.)
Oops! ¿Que es esto? ¿Una broma del dia de los Inocentes?