¡Bendije a Manolo Sahagún..!

Ayer les contaba, mis valedores, que de la farmacia tomábamos La Maconda y yo, ella con su paquetote de medicinas y yo con mi paquetito. (Supositorios.) Al subir las escaleras, el apretujamiento de vecinas nos estorbaban el paso y válgame, todo fue descubrirnos al pie de la escalera y ándenle, se nos dejó venir el tsunami que, de regreso del tianguis, nos aplastó con sus canastas, bolsas y bolsones. Y la estridencia, la escandalera de voces alborotadas. «Ahí compermiso», dijo la Maconda, y friégale:

– ¡Miren quién llegó, muchachas, hablando del rey de la Roma..!

Y válgame, «las muchachas», crispación y violencia:

– Y todavía la seño nos llega muy exigente; que se lo abramos, el paso.

La interfecta: «Oigan, pos qué se traen…»

– ¿Que qué nos traemos? ¡Orita le decimos qué nos traemos! Pujidos, resoplidos: «¡Mire usté, neo-panista de miércoles, el pinchurriento mandado que alcanzamos a comprar con la chamba que Fox le dio a nuestros viejos, a los que chamba les tocó! Y él necio con embombillárnosla más adentro, su campaña del ‘cambio’. ¿Así agradece a los que se lo aprontamos, el voto?»

Yo, atrinchilado entre canastas básicas: «¡Pero sus huevos qué culpa tienen, señora, y se le van a romper! ¡Y sus pepinos, que me los incrusta en la oreja! ¡Y ultimadamente reclámenle a la neopanista, que fue la propagandista de Fox! ¡Y ustedes, que le hicieron caso! No pensarán que yo le di mi voto, ¿verdad? La Maconda, en cambio…» (¿Y ella? ¿En qué momento se escabulló?) En la pelotera la Bicha me badajea aquel como instrumento de granadero, no prieto como el tolete, sino amarillo; un plátano macho. «Que me araña las niñas».» ¡A las de Juárez las violan y matan a puñaladas. A nosotros nos viola Fox con sus falsas promesas para luego matarnos de hambre con su crecimiento anual ‘del 7 por ciento’! ¡Aquí llevo las promesas de Fox, mire!»

– ¡Su papayita me está pegoteando la cara! ¡Retíreme su mamey ¡Y usted, tía Conchis, me está restregando sus dientes en los mostachos..!

Dientes de ajo. A lo desesperado buscaba a La Maconda, pero ella, andavete; abandonó el barco que hacía agua. Yo, náufrago del Titanic cimarrón: «Me repega su chambarete. Su retazo con hueso, señora». En mi parte trasera aquel nabo doble ancho. «Sésgúele». Y doña Tintorera, 200 arrobas embijadas de sudor, que se me vinieron encima.

– Que me apronta su rabo en la boca, señora, y apesta muy feo». Rabo de cebolla. Sentí el apachurrón en mi paquetito;» ¡Ya me lo hicieron mermelada de supositorios!» Y el embarradero.» ¡Mire lo que van a comer mis chamacos pa que la Marta puros calzones marca Rubistáin..!»

Y tíznale, con el bolsón. Y el empellón, el caballazo, la altisonancia contra Fox, contra Marta, contra La Maconda. Contra mí, el linchamiento. Yo, quijote patético, salí en su defensa; neopanista, pero mujer. «La Maconda qué culpa tiene de que unos aturdidos le hayan creído sus campañas de propaganda a favor de Fox! ¡No me lo estrujen!» » ¡Pa usté también tenemos, que no denunció a tiempo el desmadre! ¿Qué fue del remedio a la pobreza, a la inseguridad? ¿Y el empleo para todos? ¡On tan mi volcho, mi tele y mi changarro?» Y que me la jalan, la camisa, y que se me vienen encima, y que intento escabullirme:» ¡Y usté, que no denuncia a Fox en Alarma!»

Cómo aclarar, en pleno linchamiento, que es METRO, no Alarma, Pero Dios es grande, ni duda; en eso, desde lo alto de la escalera, La Maconda: «¡Yujuy! ¡Paquese les baje la calentura, vénganse al agua fresca..!» (Dudas, reticencias.) Y lo que de veleidosas tienen las turbas en el linchamiento: vi que aceptaron la invitación de La Maconda, treparon las escaleras rumbo a su depto. y entraron a tropel, donde a porta gayola y con ollón de este pelo recibió a las linchadoras: «�rale, mis muchachonas, a refrescarse la hormona».

Se la refrescaron. «Pa bajarse la muina, ¿no?» Y que mmm, fresquecita, y es horchata, y que se vale repetir. Sabrosa. Una y otra vez. Y la plática, mansa como manso río. Salucita. Me sorprendí repitiendo las palabras de Fox (¡y las creía!): «Gracias a nuestro trabajo para combatir la pobreza hoy las mujeres, los indígenas, los campesinos y las familias de nuestras ciudades, que por años fueron marginados y olvidados, cuentan con todo nuestro apoyo real para salir adelante. Hace 10 años, una persona tenía la posibilidad de elegir entre 50 marcas de automóvil; hoy puede elegir entre más de 700 modelos». Y aquellos regüeldos a la horchata. Nos fuimos yendo por esa puerta. Felices. Sonrientes. De la habitación salió la vocecilla tipluda, iracunda, de la de Silao:

– ¡Hija, ya no aguanto los nervios!¡ Qué pasa con mis tranquilizantes!

¿Sus qué? Con razón la horchata me supo agarrosa. Pero qué importa; esa mañana sonreía, canturreaba, bendecía a Fox. ¡A Marta! ¡Al Manolo! (Tíznale!)

Un comentario en “¡Bendije a Manolo Sahagún..!”

  1. Que buena mezcla, «México ya cambió» debería ser la estrafoa del Himno Nacional Mexicano, no sin antes pasar por la camara para que sea reformada alguna estrofa, por ejemplo: Quitando el MASIOSARE, le ponemos «Mexico ya cambió» y despues a celebrar con agua de arróz, por que en la canasta básica sólo hay arróz (gracias a los Chinos) y con piquete saludamos a la bandera con su media águila y nos dejamos convencer de las mentiras del que mucho promete.

    Saludos

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