Los que creen que van a ganar, arreglemos la casa y te llevas el poder y además gobiernas muy padre y muy cómodo…
Este es un recado, mis valedores, que dedico al autor del epígrafe, Vicente Fox. Señor ex-presidente de México:
Admiro de veras la contestación de panistas como César Nava y congéneres a lo expresado por usted el pasado viernes. Tal respuesta constituye, a mi juicio, un alarde mayor que el de Champollion, quien logró descifrar los jeroglíficos egipcios de la piedra Roseta. ¿Pues ellos cómo pudieron decodificar sus conceptos, señor, y responder con aquello de que su afirmación de que el Tricolor regresa a Los Pinos es pesimista?
Señor: ¿la intención de usted fue revelar que en el proceso electoral del 2012 es posible que el Revolucionario Ins regrese a Los Pinos? De ser así qué perspicacia la de Nava al asumir tal aserto, cuando lo que usted expresó, según el reportaje de García Soto en el matutino, fue lo siguiente:
– Cada quien va a hacer su lucha y otra vez va a ser una lucha que si bien divida electoralmente, conjunte en un proyecto sexenal cuando menos. Cada quien juega sus canicas a su manera, no todo lo que se ve es lo que sucede.
Lamento, repito, que la suspicacia y la miope visión de Nava hayan desperdiciado la invaluable lección que usted ha aportado al análisis de eso que constituye el ánima y el estilo del mexicano en lo que respecta a su forma de comunicarse, o casi, con los demás: el lenguaje. Esto es más valioso que la proeza de leer entre líneas y asumir que el significado de sus conceptos, señor, fue declarar el retorno del Tricolor a Los Pinos. ¿En que se basó el Nava de marras para refutar sus conceptos, señor?
Usted, ex-presidente, ha aportado al análisis del alma nacional una soberbia muestra de un verbo que, procedente de México, resulta tan significativo que se encaramó en el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española: “Cantinflear. Hablar de forma disparatada e incongruente y sin decir nada”. Su cantinfleo, señor, ¿cómo lo descifrarían los panistas..?
El lenguaje es un vehículo del pensamiento. Si falsificas el lenguaje, falsificas el pensamiento. (Noam Chomsky.)
Porque, Sr. Fox: ora sí que como si dijéramos, ¿verdá? “Tiene” como vamos a decir diez años de que, ¿cómo se llama?, para esto, usted era un político que, lo que sea de cada quien, prometía, la verdad, pero de hecho, este, de repente, digo, como que usted, o bueno, que se aparece con ropa casual, y a la brevedad, ¿verdá?, pues que por angas o por mangas, ¿sí?, porque cómo puede ser, y nomás no, o sea. ¿Me explico? Porque si son peras o son manzanas, y que esto y que lo otro, y que como puede que sí, puede que no, y usted, pues como que no, ¿verdá? Claro, “lucía como” que iba a ir, ¿no?, usted me entiende, pero pues vaya, cómo decirlo, porque a ese nivel, digo, porque hablando se entiende la gente, y como que pues claro, ¿no, señor Fox?
Pero, acertijos aparte, los panistas protestaron, forzándolo a pegar el reculón, y esto fue remachar su verba florida:
– No vaticino, ni mucho menos aseguro.
Que gradación, señor. ¿Así que es mucho más difícil asegurar que vaticinar? “Llamo la atención de mi partido, estamos a tiempo de trabajar, resolver, unir y ganar la confianza”. ¿La confianza de quién, señor? Qué pena me doy, cuanto me averguenza que yo, con más de cien millones de iba a decir aturdidos, haya permitido que un cretino de la alzada de usted se haya encaramado en Los Pinos. Es cuanto, y vale. (Puagh.)