Cascarita de gobierno

Gobierno de cascarita: 223 ejecutados en los últimos cuatro días. (El, sentado en su palco, al cuello una bufanda con la enseña patria y las siglas de la Federación Mexicana de Futbol.)
Que cuando él andaba de candidato, dije a ustedes ayer, por arañarle votos a la Perra Brava ninguna pena le dio disfrazarse con calzones guangoches, camiseta de colores y botines de futbol. Ya sobre sus lomos la luz de las candilejas ándenle, a barrerse frente a los que se le pusieron enfrente. Yo desde aquí preguntaba al futbolista de salón:
Señor, si la cascarita se prolonga hasta Los Pinos (toco madera o lo que sea esto duro que tengo aquí abajo, creo que melamina), y convierte usted en cascarita la investidura presidencial,  ¿un yunquista el árbitro? Los abanderados, ¿cristeros tardíos? ¿San Marcial Maciel, penitente impenitente, el masajista? Porque  Onésimo es brusco, tiene la mano pesada y le gusta rasguñar. El dueño del equipo, como siempre, el de la Casa Blanca. Cuántos balones no le irá usted a entregar…
¿La sede futbolera? El Goloso de Santa Ursula bendita, lógico. ¿Qué días para la cascarita y cuáles para rosarios, triduos y tedeums multitudinarios, con los que se intentase entrar de rodillas al Guiness? Porristas, ¿contrataría? ¿Velasco Arzac, Abogados Católicos, Serrano Limón? ¿Valdemar, el vocero de Norberto Rivera? Antes de iniciar el encuentro, ¿encomendarse al opusdeísta Escribá? Si en el tiempo reglamentario cero-cero el marcador, ¿tiempos extra? ¿Penales? ¿Gol de oro, muerte súbita, extra-innings? O apoco de plano la reelección. (Nosotros, masas sociales, seguiremos jugando el papel de porra, de  Perra Brava. Es México.)
Como premio a nuestros chiquitibunes, ¿jaculatorias? ¿Cien días de indulgencias? ¿Indulgencia plenaria? ¿Calcula usted que con su equipo (hoy lo conozco: Lozano, Gómez Mont, Molinar, etc., flor y espejo de la rampante mediocridad) podremos mantenernos en la división de ascenso, o en picada a la tercera división, a las canchas llaneras?  ¿Seguiremos, como hasta hoy, jugando con el sol de frente, el marcador en contra y un árbitro vendido, concretamente a la Casa Blanca?
Que del encuentro futbolero salió usted raspado de las rodillas. ¿De dónde saldremos raspados los mexicanos, después de que el segundo marido de la Sahagún nos raspó hasta las criadillas, descriadas por culpa de él? Usted, a curarse las mataduras de sus rodillas, que ya con la banda presidencial se las va a volver a raspar al hincarlas en la cancha de Washington…
Eso, mis valedores, preguntaba ayer. Hoy, la institución presidencial convertida en cáscara, cuidado con él. Como futbolista de sololoy ningunas aptitudes pudo mostrar; en Los Pinos la mínima cualidad de estadista jamás ha exhibido. Y qué conque, si al futbolista de ocasión, como a los alquilones profesionales del “Vasco”, los “medios” lo protegen y alcahuetean, y le cubren púdicamente calcetinazos, autogoles y patadones al aire. Ah, pero  que no sean del equipo contrario, político o de futbol. Esos no pasan de ser “un peligro para México”, costosísima campaña que los contribuyentes tuvimos que financiar. Pero usted, señor, despreocúpese:  México entero, vocación de Perra Brava, anda clueco a estas horas con el equipo de ese que tachó a México de país “jodido”; jodido, sí, porque  ni cuenta se ha dado de que mientras él ululaba consignas patrias usted masacraba a mineros y electricistas. Si de chiripa ganan los “bofos”, ¿qué irá usted a destruir esta vez? Ni conteste. (México.)

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