Los machetes de Atenco, mis valedores, en el cuarto aniversario de la fecha infausta en que una venta de flores derivó en violencia aberrante, fulgurantes rencores y sangre desparramada. Fueron los días tres y cuatro de mayo cuando, reseco el yerbajo en Atenco, sólo una chispa bastó, y unas flores, para encender la hornaza de los machetes largos en esas tierras baldías que en los planes del Sistema de poder convertirían en oro todo lo que tocasen. Pues sí, pero no pasaron de ser campos de contienda entre unos machetes enardecidos y unos sicópatas disfrazados con uniforme policíaco al mando de Peña Nieto. Atenco.
Tres y cuatro de mayo del 2006. Ante las desmesuras que perpetraron los uniformados del gobierno estatal contra los hombres del machete en alto, hoy rememoro las imágenes del zafarrancho que provocaron los pelotones policíacos masacrando paisanos al dictado del gobierno estatal. Voy a mis viejos archivos y observo las fotos que certifican aquello aberrante que aconteció hace cuatro años y cuyas consecuencias padecen muchos hoy todavía. Mis valedores:
Estoy mirando las fotos que aparecieron en los matutinos, y el espeluzno: manos y brazos a la defensiva, cabezas resquebrajadas, rostros amoratados, bocas que chorrean sangre. Miro este cuerpo tronchado y este que, macerado a leñazos de tolete y culata de rifle, cae de rodillas, codos y frente contra el asfalto. A ese otro cuatro de uniforme derriban a garrotazos, y ese al que llevan a rastras, válgame. Coloco a un lado las fotos y me pongo a pensar: cuánto hacía que las primeras planas no se empapaban hasta grado tal. Sangre de paisano.
Eso fue aquello terrible que aconteció a principios de mayo en San Salvador Atenco, donde ocurrieron escenas de violación a los derechos humanos de los habitantes de aquel caserío. Golpes, maltratos, manoseos nauseabundos a la intimidad de algunas mujeres, extranjeras varias de ellas, a manos, a dedos, a hormonas encabritadas de los policías del Estado de México. ¿Resultado? No son los de uniforme, sino los líderes del Frente de Pueblos en la Defensa de la Tierra, con Ignacio del Valle al frente, quienes enfrentan hoy día una sentencia ¡de más de un siglo de prisión! Es la justicia de México. Pues sí, pero el Sistema no tendría que olvidarlo:
¡Que se cuiden las espaldas esos perros, porque mañana, y hoy mismo, el muerto será uno de su lado. El pueblo de San Salvador Atenco tiene licencia para machetear a cualquier militar, policía o granadero..!
Terrible violencia verbal esta de América Del Valle, dirigente del Frente de Pueblos en la Defensa de la Tierra, como su padre también, hoy preso en el penal de El Altiplano con más de un siglo de prisión sobre sus lomos, la misma de varios más de los líderes del movimiento que impidió a Vicente Fox la construcción del aeropuerto internacional en las tierras de Atenco. América, por su parte, hasta el día de hoy continúa prófuga.
Que se cuiden los agresores. Y a mí me parece que seco el zacate y la pradera pronta al incendio que ojalá nunca llegue a prender, debe tomar debida nota el Sistema de que el Atenco de ayer aún vive y alienta, y en él se pudiese repetir el Tejupilco de hace unos lustros, caso paradigmático que se originó también allá por los rumbos del Estado de México, el de los policías de Peña Nieto.
Tejupilco.¿Recuerda alguno de ustedes las fotos del hombre aquel que camina por alguna de las calles de Tejupilco? (Sigo después.)