¿No es el nuestro un mundo de pobreza, hambre y miseria? ¿Y qué efecto tiene la televisión al destacar el derroche, la disipación, la violencia y el lujo, en quienes se mueren de hambre..? (H.J. Skornia.)
La televisión, mis valedores. Que si el Congreso aprueba la que han dado en apodar Ley Televisa, que no se aprueba todavía, que le han brotado tantísimos defensores como casi tantos detractores, y que en el negocio cabildean los personeros de Televisa como ejercen presión los diputados de TVAzteca. Que a la susodicha ley se le van a hacer modificaciones, que se va a dejar como está, y que en la decisión final pesa mucho el iracundo de Los Pinos, pero el duopolio de la televisión pesa más porque hace, deshace, manipula a las masas populares y constituye el factor determinante a la hora del proceso electoral. Y a propósito…
No perder de vista que ya se nos echan encima las elecciones intermedias, y pisándoles los talones la sucesión presidencial. Que por eso mismo zarandean sus influencias los personeros de Televisa mientras presionan al máximo los diputados de TV Azteca. Mis valedores:
Recuerdo haber visitado las instalaciones de Televisa, donde colaboré de manera esporádica, yo que había conocido a fondo las del antiguo Canal 13 estatal, hoy TVAzteca, donde laboré varios años semana a semana. Qué tiempos…
Con las campañas de publicidad política, la creciente libertad en el sexo, el alcohol, la droga y los videos, el trabajador explotado está como encantado, no dándose cuenta de su verdadera situación como víctima de la plutocracia que maneja los “medios…”
Fue de aquel benemérito Canal 13 del que formé parte de sus colaboradores, y en la almendra de la nostalgia me pongo a reflexionar: Canal 13, quién te mira y quién te vio, yo que te conocí todavía estatal y aún no contaminado de esa sífilis perniciosa que se manifiesta en academias, noticiarios, patis chapoy y talk-shows (dicho a lo gringo de segunda). Por aquel tiempo le conocí instalaciones, foros y forros, cabinas, bodegas; le ví de frente todas sus cámaras, y con todas sus cámaras me dejé ver en aquellos programas que inventó, que inventaron a Jorge Saldaña: Sopa de letras, concursos estudiantiles y tantos más. De mi capacidad y la índole de mi periodismo ante cámaras y micrófonos recibí un solo reconocimiento, pero contundente y a mi entera satisfacción: estoy fuera del duopolio, aunque pensándolo mejor: si yo pudiese tener semejante tribuna para contrarrestar, en la medida de mis capacidades, toda la radiactividad que hoy día lesiona de manera irreversible la mente de sus televidentes cautivos, o casi. Y qué hacer…
Porque adviertan ustedes la distancia que media entre un Canal 13 que fue de todos nosotros y uno que terminó siendo tan sólo de los dos Salinas, Pliego y De Gortari que lo manejan como sañudo instrumento de condicionamiento de masas aturdidas y boquiabiertas, revelo aquí lo sustancial del documento que allá por febrero de 1979 dieron a conocer las autoridades del Canal 13 que aún pertenecía al Estado, aquel Estado que fue dueño de paraestatales del tamaño y la importancia estratégica de petroquímica, playas y costas, y Teléfonos de México, qué más decir…
Manipulada la información en el sentido deseado políticamente, el Poder usufructúa el monopolio de las ideas, de las noticias, de la “cultura”, para que las masas acepten pasivamente su condición y otorguen su consenso, por desinformación, a los partidos que se turnan en el Poder…
(Sigo mañana.)