México, julio del 2008. La Arquidiócesis de México defendió los donativos con dinero público canalizados a la Iglesia. Subrayo que la pobreza se combatiría de manera más eficaz si los gobiernos incrementaran sus aportaciones al clero para la labor de ayuda social que éste realiza…Finaliza aquí la denuncia que luego de convivir durante años con los rarámuris me hizo llegar hace algún tiempo la investigadora italiana Alice Miqueli. Hoy, con el clero enquistado en la vida de los citados indígenas, reproduzco aquí la denuncia (nerviosa redacción de frases cortas y restallantes) de la investigadora. El final:
– El padre Gabo, más honesto, busca hacer algo por el pueblo. Quiere que la gente entre en la Casa del Padre. Pero llega el padre Pancho y hereda a Guadalupe de amante. Gabo corre a Guadalupe y regaña a Pancho. Al final «por una orden superior», Gabo se va. Era el más honesto. Pancho se queda con la avioneta, que debiera estar al servicio del pueblo. Los niños se mueren de disentería; no aguantan el viaje a Guachochi, dos horas de carretera. Naño Moreno es testigo: la mujer se muere de parto. Hace mucha falta una avioneta para una urgencia. Pero la única urgencia es llegar rápido a Norogachi cargado de tequila y cerveza, y eventualmente con Guadalupe y otras mujeres…
Hace mucha falta ayudar al pueblo. Tiempo de sequía. Falta de maíz. Hambre, desnutrición Pero no se reparten los alimentos. La artesanía del Tarahumara, que es su alma, es comprada por la iglesia a dos pesos; se avorazan por venderla en otro lado diez veces más cara. El Tarahumara ya no tiene alma ni fe. Los escándalos de la iglesia no tienen fin. Sólo hay hambre. Es por hambre que el Tarahumara acepta bailar el Matachine La fiesta degenera porque, borrachos, los seminaristas empiezan a molestar. ¡Qué vergüenza! Hace falta ver al padre Ercolano Espino en su larga agonía Murió solo el 29 de julio de 1999. Por decir la misa, Pancho pidió doscientos pesos.
Tuxtla Gutiérrez. Julio 2008. Exigen dos mil pesos por fiestas religiosas.
Lupe Casa Blanca velando al hijo, muerto ahogado. Ni una palabra de caridad. No hay humanidad. El Tarahumara pierde la fe; el mestizo no quiere confesarse. La gente tiene hambre, cada día más. Con el dinero del pueblo, el padre Pancho hace construir una casa de siete cuartos a su amante Guadalupe. Tina grande siempre llena de agua. No falta nunca el alcohol ni el tesgüino…
Dice Pancho que fuera de la iglesia es un hombre. No es un hombre. Es un delincuente cuando se roba al pueblo, cuando se engaña, se roba a las mujeres, se permite crecer a la delincuencia con este ejemplo. El 22 de mayo del año pasado, por la noche, Saúl González, de veinte años, y un compañero, rompen la puerta y enmascarados violan los dos a Tirsa Orpinel, de catorce años. Tarahumara vive sola. Tirsa se defiende y reconoce a Saúl. Saúl quiere matarla, interviene el compañero. Al día siguiente ella denuncia. Marta Moreno, presidente, llama a la Judicial de Guachochi. Se llevan a Saúl El maestro Pedro, amante de la hermana de Saúl, paga y es puesto en libertad. La palabra de Tirsa no es suficiente. No hay testigos. No procede la acusación, dice la Judicial de Guachochi La familia de Saúl aterroriza al pueblo. El padre de Saúl, José Luis González, amenaza a la madre Balbina con quitarle la tierra. Vive robando a los Tarahumaras. Incapacidad, miedo, falta de valor… Don Francisco Moreno sigue su agonía solo, con la pierna mochada por la diabetes. No está al lado de su Tirsa, que no acabó la escuela y llena de vergüenza se fue a Chihuahua a trabajar por la amenaza de la familia de Saúl.
El pueblo no hace nada. Los hombres Tarahumaras, los padres que tienen muchachas como Tirsa, con un sueño, y el sueño se quiebra en una noche de mayo. ¡Vergüenza y más vergüenza! Un pueblo que no se rebela; un pueblo que aguanta los escándalos, el robo, la violación. Un pueblo que ha perdido su dignidad, el sentido de la hospitalidad y la esperanza…
Dos días antes de la visita (de algún político de alto nivel), al albergue de Basíhuare llegaron desconocidos a acicalar dormitorios; pintar adornos en las fachadas; plantar arbolitos en las jardineras; colgar artesanías en las paredes y adornar con cuadros las paredes desnudas y con toallas nuevas los estantes. Cinco días antes hasta computadoras habían instalado…
Alice Miqueli «¡Vergüenza y vergüenza de un pueblo que ha perdido su dignidad, que lo aguanta todo! Pero el inocente exige con los ojos abiertos que se le haga justicia ¡No mañana, hoy…!”
Corrupción de políticos y curas católicos. Es México (Este país.)