El tiempo del repudio

Así es, mis valedores: las quemazones se multiplican al parejo de las fosas clandestinas. Es el tiempo mexicano del repudio. La violencia genera una metástasis en el cuerpo social y se resuelve en manifestaciones de repudio en auditorios, estadios y plazas públicas de aquí y del exterior. Son los días del bloqueo en autopistas, las tomas de alcaldías y demás edificios públicos. Ya despertaron al México bronco, al parecer. Ya se dio el salto de calidad. Lo que no habían provocado los cienmiles de cadáveres y decenas de miles de heridos y desaparecidos durante el sexenio de Calderón lo ha provocado Ayotzinapa. El dolor de los padres huérfanos de sus hijos y la exasperación de los estudiantes y de quienes se solidarizan con ellos ha encendido fogatas en edificios públicos. Es el México bronco, al parecer.

“¡Basta ya de sangre, secuestros y violencia!”, claman por su parte los obispos del país, desplazando  en su exigencia de toda  responsabilidad al Estado, pero los estudiantes y sus simpatizantes, pero los padres huérfanos de los 43 estudiantes de Ayotzinapa todavía hoy desaparecidos: “¡Vivos se los llevaron. Vivos los queremos!”. ¿Cándidos?

Al llegar a este punto  nos enfrentan dos nombres: Tlatlaya y Cocula. Y ocurre que de la basura las masas algo bueno podemos recoger. De repente el basurero de Cocula dejó al descubierto, en vivo y a todo dolor, el indecoroso espectáculo de ese vientre de complicidades, rapiña e impunidad donde a manera de fetos han cohabitado  desde Alvaro Obregón en 1920 y todos los que le sucedieron, hasta el Peña de la declaración patrimonial mutilada. El basurero de Cocula y su pudrición. Mis valedores:

El gobierno de caudillos, militares y personajes autoritarios al modo de Díaz Ordaz (que ahora convoca algún priísta de apellido Ramírez) había mantenido bajo control el universo de la corrupción en que se arropa una comunidad de 120 millones. Se precisó el menosprecio de la justicia en un Estado que en tres décadas arrebató el 80 por ciento del poder adquisitivo al salario del trabajador junto con masacres sin castigo como las de 1968, 1971, Acteal, El Charo, El Bosque, San Fernando y ahora mismo Iguala, para que se destapara ese muladar que ventosea sus regüeldos de crímenes ocultos, encubrimientos y complicidades, rapiña y depredaciones, negocios corrompidos y un abyecto enriquecimiento en relación directa con la pobreza de la población. Ahí, exhibiendo a los tales, el avión que sin siquiera saberlo financiamos todos al presidente de un país pobre y empobrecido por ésos mismos que viajan en él, y las mansiones a la medida del mediocre rastacuerismo de individuos tan pobres que sólo tienen dinero, y dinero mal habido que salió de nuestros impuestos. Y a propósito:

¿Qué fin pudo haber tenido, que despide tufos de carpetazo, la denuncia que hace unos meses expresó la senadora Dolores Padierna,  sobre algunas irregularidades en la declaración patrimonial del titular del Ejecutivo?

En fin, que ya tuvo que suceder: al Estado se le cayó la escenografía. El tinglado se le derrumbó y todo el cascajo se le vino encima. Murallas y muros se desplomaron y quedó al descubierto una estructura de sillares que crujen y unas paredes de cartón-piedra que exhiben los entresijos de un mundo excrementoso que apesta el ambiente con sus hediondeces de pólvora, sangre, complicidades criminales y abominable impunidad. México exhibe ante el mundo  sus debilidades y, seca la boca, hundidas las mejillas y la lengua pegada al paladar, Peña… (Después.)

2 pensamientos en “El tiempo del repudio

  1. Maestro Mojarro, yo creo que es por falta de elementos de parte de nosotros, no lo digo por usted, porque en usted la palabra es acción. yo creo que la mayoría de nosotros sabemos que todos necesitamos respirar, beber agua, alimentarnos, dormir, evitar el dolor, mantener la temperatura corporal, asegurar la integridad física, asegurar la salud para el buen funcionamiento del cuerpo, asegurar la protección de nuestras escasas pertenencias, tener una vivienda, en fin tener satisfechas nuestras necesidades fisiológicas, y después procurar las necesidades sociales (amistad, pareja, colegas, familia), estima alta, baja, estima alta incluyen respeto por uno mismo, sentimientos de confianza, competencia, maestría, logros ,independencia y libertad.Estima baja concierne al respeto de las demás personas, la necesidad de atención, aprecio, reconocimiento, reputación, dignidad, fama, gloria incluso dominio, la merma en la satisfacción de éstas se refleja en baja autoestima, la satisfacción de éstas apoya el sentido de la vida, que tranquila mente puede escalar hacia las necesidades de auto realización, que es la necesidad psicológica más elevada del ser humano a través de su satisfacción se encuentra una justificación válida al sentido de la vida se llega a ésta cuando los niveles anteriores han sido completados hasta cierto punto. Algunos personajes históricos como Gandhi, William James Einstein y vivos como Tomas Mojarro lo han alcanzado ya que fueron o son personas centradas en la realidad, que saben diferenciar lo falso de lo ficticio lo real y lo genuino, y enfrentan los problemas en virtud de sus soluciones. Dicho esto… Que el gobierno nos oprima o nos reprima y que robe los bienes de la nación y que no haga nada o muy poco para que la población mexicana satisfaga sus mas elementales necesidades es lo más natural siendo como es hijo putativo de los E,E.N.A. ¿ A que país no ha invadido masacrado y robado?. Ahí les dejo esto para ver si pensamos en ponernos a leer, estudiar y trabajar.

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