Corazón de león

Ernesto Zedillo era un idiota, un pendejo y un hijo de su chingada madre.

(Patricio Martínez cuando gobernador de Chihuahua y el aludido ya como ex –presidente del país.)

Las yeguas de la noche; mis valedores. Las pesadillas. Fue una noche de estas. En la t.v. El mago de Oz, una película antediluviana protagonizada por Judy Garland. Ustedes, los que en materia de vida y edad van ya doblando el Cabo de Buena Esperanza, ¿recuerdan a aquella estrellita precoz que al madurar en edad (inmadura del resto) arrastró una vida atorrenciada de drogas y alcohol, miserable vida, hasta perder lo que de ella aún le quedaba?

Empecé a ver en la cinta a una Dorothy  (Judy) sin hogar, un espantapájaros sin cerebro, el hombre de hojalata sin corazón y el león cobarde. A media película me dormí, me atacaron las pesadillas y al manotear me eché en la entrepierna la ardiente infusión. Yo con un alacrán crispado en el nido humeante de mi entrepierna: “¿Y el final de la película, nena? ¿En qué terminó la cinta?”

– Pues verás: Judy y sus compañeros, tras de vencer los peligros del bosque encantado, llegan a la presencia del mago, quien les hace notar que ellos mismos han adquirido aquello de que carecían: Dorothy logrará volver a su casa y vivir feliz con los suyos. El Espantapájaros consiguió un flamante cerebro. El Hombre de Hojalata percibió una adecuada lubricación de sus goznes y en su pecho un corazón humano con el que  podrá conocer el misterio de un amor como el que tú me inspiras, compañero. Fin de la fábula  y a dormir.

Bostecé. “Bueno, sí, ¿pero El León Cobarde? ¿Adquirió la valentía?”

La vi dudar. “Pues…valentía no precisamente, pero sí la apariencia de valentía. No el valor, porque con todo y su magia los hechiceros no pueden volver valiente a un cobardón, que el valor no es tan fácil de conceder como un corazón humano o aceite para los goznes. Duérmete.

–   Pobrín del león pusilánime.

– Si hubieses visto los gimoteos del melenudo. “¡Aguántese, no sea llorón!”, lo reprendía el mago, pero las lágrimas lo conmovieron, y se puso a pensar, y fue así como de repente:

– ¡Eureka, ya di con la solución! De aquí en adelante a los ojos de todos los de la selva pasarás como un corazón de león. Para ello sólo tendrás que..!

Santo remedio. Quién como el valeroso león, de súbito valiente hasta la temeridad.

–  ¿Un acto de magia, mi amor?

– Ninguno, que el hechicero se limitó a recomendar al cobarde: “De ahora  en adelante, como vía de aparentar que actúas con los redaños que no tienes, ponte tú también, al igual que el chihuahueño Patricio (chihuahuense) a atacar a los funcionarios de anteriores sexenios. Lánzate a lo despiadado contra Fox y la Sahagún (no contra Montiel), Maduro el de Venezuela,  las autoridades de Siria, Rusia y Crimen. Claro, no se te olvide López Obrador.  Muestra tu renacido valor. Destroza  a Putin y a Abbas el  palestino.. Contra ellos directo y a fondo, para que de cobarde pases a ser corazón de león. Ah, pero mucho cuidado con los Montiel, Peña y los suyos, incluyendo a Paulina, porque con ésos se necesitan muchos… ¿Sabes cuántos periodistas han muerto en lo que va del sexenio?”

Tragué saliva. Fui a la computadora y borré los párrafos donde acusaba de engaño una declaración patrimonial amañada y el dicho de una Paulina que a los críticos de su padre gritóles: ¡proles pendejos! Luego me puse a teclear toda mi admiración a un presidente que en materia de energético citó a Don Lázaro.

De ahí este corazón de león, a la camita. Y la paz. (No, si les digo.).

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