Las invasiones de soldados norteamericanos a territorio de México, mis valedores. ¿Habrá tarea más dolorosa, se duele B. Delorme, historiador, que consignar los episodios de traiciones, indignidades y derrotas que oscurecen la historia del país?
Y si se trata de recordar pasajes históricos conflictivos, el martes pasado los mexicanos, sumisos ante los medios de condicionamiento de masas, conmemoraron la tragedia de las Torres Gemelas de Nueva York. ¿Se dolieron ustedes, una vez más como año con año, durante la conmemoración de la tragedia ocurrida en el Imperio del Norte, que conmovió al mundo aquel once de septiembre del 2001? Violencia inaudita del terrorismo internacional, según aleccionamiento de todos los «medios». ¿Les explicaron también que existen dos clases de violencia: la violencia causa y la violencia efecto? ¿Les aclararon que uno es el terrorismo de Estado, que perpetra el gringo invasor, y otro, infinitamente menos dañino por sus efectos, que es el terrorismo contestatario, terrorismo «al por menor», como llama Noam Chomsky a las acciones terroristas de los patriotas lacerados por los crímenes del gringo invasor?
Al cumplirse un aniversario del 11 de septiembre de 2001, lo afirmaba el entonces presidente de EU G.W. Bush: “Los americanos luchamos no para imponer nuestra voluntad, sino para buscar la paz”.
A propósito de tragedias y manipulaciones, ¿cuál fue la reacción de todos ustedes ante la efeméride de la tragedia provocada por el gringo Richard Nixon un 11 de septiembre de 1973 contra el Presidente constitucional don Salvador Allende, que en el cuartelazo perdió la vida? Hoy, entre los tantos de ustedes que amanecieron con las entrañas empapadas de compasión por los gringos sacrificados en las Torres Gemelas, ¿acaso dedicaron un recuerdo a las víctimas de las tropas gringas que invadieron nuestro país y provocaron una mortandad en el asalto a Chapultepec, el 13 de septiembre de 1847, entre ellas algunos cadetes del Colegio Militar y la totalidad del Batallón de San Blas, con todo y su comandante, Santiago Xicoténcatl? Mis valedores:
¿Somos o no somos manipulados? ¿Somos o no somos vulnerables ante el acoso de los «medios» impresos y electrónicos? ¿Qué queda en nosotros de la memoria histórica? ¿Qué?
Aquí la somera reseña de aquello, atroz, perpetrado por el gringo invasor contra los antepasados de estas masas desmemoriadas a las que los voceros oficiosos del Poder les ha arrancado de raíz esa memoria histórica:
“Los invasores llegaron al Castillo de Chapultepec pisoteando cuerpos de héroes, y la bandera de las barras y las estrellas ondeó sobre aquel memorable lugar, después de que los alumnos del Colegio Militar hubieron dado su vida por defender el último reducto de la Patria. El 13 de septiembre las tropas del general Scott se hacían dueñas de la capital de la República. ¡El 16 de septiembre de 1847 la bandera del invasor ondeaba, airosa, en el Palacio Nacional!” (B. Delorme.)
¿Lo sabían ustedes, lo tienen presente? ¿Hoy mismo, más allá de manipulaciones de casi todos los «medios», conmemoran en esta fecha aquello atroz ocurrido un día como hoy, pero de 1847? Al amanecer del día de hoy hace 165 años, tenerlo presente, el pabellón de las barras y las estrellas ondeaba en el Palacio Nacional de nuestro país. Siglo y medio más tarde iba a ocurrir el episodio de las Torres Gemelas, de Nueva York, que aquí todos tienen presente. Ah, masas. Ah, México
(Esto sigue mañana.)