Dinero sucio, dinero socio…

Una burra quiso rebuznar y no pudo porque nunca se aprendió la tonada.  (En su homilía dominical Norberto Rivera, cardenal de la Iglesia Católica.)
A ese almácigo de corruptos que han enlodado su fama pública y arrastran toneladas de descrédito,  desde las familias Montiel y Salinas hasta la de Fox y su parentela política, lo único de político que exhibe el tal, siempre se han agregado los jerarcas del alto clero, como el cardenal arzobispo Juan Sandoval, acusado de complicidad con jefes del narcotráfico cuando el sexenio de Fox. La PGR abrió el expediente respectivo, lo que encrespó a Norberto Rivera:
– Los obispos del Episcopado y yo apoyamos totalmente Al cardenal  Sandoval. Nada le encontrará la PGR.
Nada ilegal pudo encontrarle, y esto gracias a un oportuno milagro de San Cristóbal, no el santo descontinuado sino el rancho de Fox, a donde el purpurado acudió buscando el carpetazo de su expediente. Años después Ramón Godínez, obispo de Aguascalientes:
– Aquí, en el templo, se purifica el dinero del narcotráfico que recibimos en calidad de limosnas…
A su hora doce obispos del Episcopado se solidarizan con Norberto Rivera por las agresiones que recibió de “enemigos políticos”. “Como colaboradores estrechos de Su Eminencia le mostramos nuestra plena comunión y reconocimiento a su valiente ministerio pastoral”. De su presunta protección al sacerdote paidófilo Nicolás Aguilar, ni una palabra.
Narcotráfico y lavado de dinero: el negocio de narcos y jerarcas del dinero sucio (dinero socio) ha corrompido y ha sido corrompido por magistrados, policías y políticos, pero siempre ha estado corrompido  por los altos clérigos de basílicas y catedrales.
José Raúl Soto, de la Univ. Pontificia de México: Aquí, en la Basílica de Guadalupe, se los digo como párroco, los narcotraficantes son muy generosos. Sin dejar de ser traficantes ayudan y dan limosnas que nosotros ya quisiéramos hacer. Los más generosos hasta hoy han sido Rafael Caro Quintero y Amado Carrillo, particularmente…
En  el No.1769 de la revista Proceso (sept. 2010), Gonzalo Guízar, hermano de monseñor Jesús Guízar (¿asesinado?): “A la Basílica de Guadalupe la han convertido en una cueva de Alí-Babá”. (¡Su abad, Diego Monroy, enriquecido de manera “inexplicable”!)
Carlos Quintero, por aquel entonces obispo de Hermosillo, Son.: “Bueno, sí, en Tijuana existen familias que han sostenido parroquias con dinero del narcotráfico. Seamos realistas. Sí, no podemos ocultar el mal, pero tampoco debemos omitir las cosas buenas del mal. En Tijuana hemos encontrado familias buenas que han ayudado a sostener el seminario y muchas otras que han aumentado el número de parroquias. Acepto que recursos provenientes del narcotráfico han llegado hasta las arcas de la Iglesia, particularmente en esta frontera”.
Sergio Obeso, obispo: Yo rechazo que la Iglesia esté utilizando dinero del narcotráfico. Se pueden decir tantas cosas…
G. Prigione, cuando nuncio apostólico del Vaticano en México: “El padre G. Montaño fue el enlace entre los Arellano Félix y yo. Lo prometo: no volveré a tener contacto con alguno ni a entrevistarme con narcotraficantes”.
Omito, mis valedores, los nombres de más “religiosos” coludidos con el narco para finalizar con la frase del golfista, empresario taurino y bont vivant Onésimo Cepeda, obispo de Ecatepec en sus ratos perdidos:
– Nosotros los clérigos les decimos los narcos: váyanse, hijos, el Señor los perdona y no pequen más”. El resto es silencio. (Dios…)

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