Y hablando de “guanabís…”

“Hay una sola manera de degradar a la humanidad, y esto es destruir el lenguaje”. N. Frye.
Fue hace años. En Argentina, se celebró algún congreso sobre el idioma castellano, en el que escritores y periodistas ponderaron un lenguaje que a muletillas y trompicones maltratamos España y la veintena de países que “aún rezan a Jesucristo y aún hablan en español”. A propósito, un argentino anónimo me envió el siguiente mensaje zumbón donde dio cuenta del idioma que se habla en su tierra:
“Desde que los repartos de cine son castings y los fines de semana weekends, Argentina ya es distinta. Ahora es mucho más moderna. Durante muchos años, los ciudadanos estuvimos hablando en prosa sin enterarnos. Apenas hoy comenzamos a darnos cuenta de lo atrasados que estábamos. Imagine: los niños leían revistas; hoy, por fortuna, leen comics; los jóvenes hacían fiestas, qué aburrida juventud; hoy, puros parties. Los estudiantes pegaban posters creyendo que eran carteles. ¿Los empresarios? Ellos, los pobres, hacían negocios; hoy se emancipan: hacen business…
Antes, nosotros manipulábamos el aparato de televisión o afinábamos la sintonía de la radio. Nunca más; hoy ajustamos el tracking o el tunning. En la primaria hice aerobics, pero en mi ignorancia creía estar haciendo gimnasia, y me ponía a caminar ignorando que estaba haciendo footing. Mi país es moderno, y a los ciudadanos progre’s se nos nota el cambio cuando hablamos,  you know, porque no es lo mismo comer bacon que un vil tocino, aunque tenga la grasa igual, ni decir vestíbulo que hall, ni terraza que deck, como ahora decimos. Antes solíamos jugar al polo con ventaja; ahora jugamos con handicap…
Los argentinos estamos modernizados. Perdón, estamos re-fashion. ¿Los centros comerciales? “Malls”. ¿Los ejecutivos? Yuppies. Ese novelista que exige derechos de autor. Royalties, su nombre correcto. Si tú no quieres pasar por ignorante, por un old-man, old-fashion, no olvidarlo:  el autoservicio es self service, el escalafón ranking, la carne steak, y manager el representante. ¿Una entrega a domicilio? habla bien, es delivery…
¿Carteles que anuncian rebajas? No los vas a encontrar, busca Sale Off, y vete de shopping a un mall. Y si products tan cheap te producen iba a decir sentimientos, cuando son feelings, y sí estos feelings te conmueven, usa Kleenex, y luego consuélate con un sandwich. Me avergüenza mi error: sacaba mi ticket y le llamaba boleto, y a los compacts, discos. ¿Acampar un fin de semana? ¡No, hacer camping un weekend! Y no olvides tu loción after shave, y cuidado con tu vecino, no te vaya a ver los slips y los tome por calzoncillos…
¿Ves los shows en la TV? ¿Ves los reality shows? Son la zafiedad de lo idiota y pornográfico, pero muy a la moda. Aquel al que llamabas jefe, o sea el manager, siempre anda en meetings, con su public-relation, o de bussines con su personal assistant, o en todas las del jet, que vienen de hacerse el último lifting, amantes del body-fitness y del yogurt light. Porque Argentina ya se modernizó, qué orgullo, aunque ya modernizado no me siento con menos angustia por estar en off, como dicen mis amigos yuppies, y no con un pe..dro bárbaro por más que me pongo a escuchar a los N’Sync, West Life, Back Street’s y Robbie Williams, porque en mi casa mis Cd’s de La Flor de la Canela, los de La negra Sosa, Los Chachaleros o Los Panchos y los de Gardel, los de mi familia, que están a la moda, me los tiraron a la mierda. ¿Y ustedes, mis valedores, cómo hablan?” (Mañana lo diré.)

Tengo problemas con el condenado ratón. ¿Querrán ustedes, por favor, subrayar los vocablos extranjeros? Gracias. Mojarro.

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