Señores Yunes, Malova, Reyes Aispuro y demás varones con semejante firmeza de ideología y convicciones: ¿así que ahora priístas de sangre azul? ¿Conque la simple promesa de una gubernatura me los forzó a pegar el reculón y cambiar de chaqueta? ¿A la hora de la verdad resultaron tan convenencieros como Diódoro Carrasco, Jota Ge Castañeda y tantos más de la misma madera? “Es que me sumo al proyecto panista de transformación”, aclara usted, Yunes, y a mí tales intentos de limpiarse el tizne me recuerdan el caso de cierto Heladio Ramírez, priísta todavía esta mañana, que en el sexenio de LEA desde la Cámara de diputados clamaba ante la nación:
– ¡Que el nombre del Sr. Presidente Echeverría se grabe en los muros de la sede del Congreso de la Unión!
Pero Echeverría cayó del poder y cayó en el descrédito, y Heladio pegó estrepitoso reculón y renegó del hombre en desgracia. Arturo Reyes, del semanario Punto y Aparte, de Jalapa, Ver., entrevistó al oaxaqueño, ya para entonces dirigente de la Confederación Nacional Campesina, CNC, y lo acorraló con preguntas que transcribo palabra a palabra:
– Señor: en el gobierno de Echeverría dijo usted públicamente que esperaba ver su nombre en letras de oro en la Cámara de diputados. Ahora cambia de parecer y no acepta haberlo dicho. ¿Por qué ya no sigue pensando lo mismo?”
Y el reculero a tragar saliva y a intentar la huida por el atajo del cantinflismo:
– Bueno, sí, mire: las palabras responden a determinadas circunstancias.
– ¿Ya no piensa lo mismo que antes respecto de Luis Echeverría?
– Bueno, mire, en todo caso en esta pregunta que me hace concretamente, no sé por qué me la haga, cada persona, cada político tiene que vivir su propia circunstancia.
– ¿Qué tiene que ver eso con las circunstancias?
– Que van cambiando de un año a otro, de un día a otro, de un mes a…
– ¿Por qué, señor Heladio Ramírez?
– Bueno, van cambiando las circunstancias porque tienen que adaptarse a las realidades sociales que va viviendo el país, de tal manera que las palabras incluso van respondiendo a determinadas circunstancias históricas. Es lo único que le podría responder. La amistad es una cosa, la lealtad a las instituciones es otra. Yo no trabajo para personas, trabajo para instituciones, esto es importante que se defina porque se confunden las cosas. Cuando uno decide meterse, esta es mi posición personal, a las actividades políticas y públicas, uno sabe que tiene que responder a todo contexto social, en este caso mi país.
– Dice que la realidad cambia. ¿Lo que hoy es válido mañana ya no?
– Todo evoluciona. Un problema que existe hoy, se soluciona mañana, y las cosas cambian, son otras las circunstancias. Vivimos en un país no estático, sino dinámico. Lo que hace veinte años significaba al país agrícola hoy significa otra cosa. El petróleo. Estas son las cosas cambiantes, ¿ve usted?
– ¿Entonces el nombre de LEA en letras de oro en el muro del Congreso de la Unión que usted propuso?
– Sí, pero no, las circunstancias cambian. Mi sentido de la amistad es una cosa interna, anímica. No cambia, aunque lo parezca. Yo soy amigo de la gente y seguiré siéndolo. El trabajo con las instituciones es muy distinto. Uno se adecua a la norma, a la línea, a la actitud ideológica, de conciencia, ¿no?
Pero Heladio Ramírez, rajón como se exhibió entonces, continúa con su militancia priísta. ¿Y ustedes, Yunez, Malova y Reyes Aispuro, recios varones de ideología y convicciones, ahora priístas de sangre azul? (Puagh.)