Señores autoridades…

Si en algo he excedido, merezco perdones -¡Dolor tan del alma no afecta razones! (Del Memorial de Quevedo.)

Este es un mensaje con estampilla de urgente, que la situación del país ha llegado a límites intolerables y no admite tardanzas ni dilaciones. Con el respeto que se merecen, señores autoridades de mi país:

¿Cuándo se van a decidir? ¿Cuándo van a enfrentar el catálogo de problemas que tanto y en tantas formas lastiman a la comunidad? Si no lo hacen ustedes, ¿quién, quiénes lo van a hacer? Ustedes controlan el país y tienen en sus manos el poder político, el poder financiero y las riendas de la economía. Tienen, asimismo, todo el poderío de las armas, y la logística, y la movilidad dentro del territorio. ¿Entonces? ¿Pues qué clase de autoridades controlan esta nación?

En los problemas económicos, para empezar, ¿se han preocupado por enfrentarlos, pero en serio, pero de veras? ¿No se han dado cuenta de que una crisis financiera mundial chicotea los lomos de las masas sociales? ¿Se dan cuenta de que empresas medianas y micro-empresas cierran sus puertas, y que se han agudizado aún más los niveles del desempleo, lo que va a acarrear la arribazón de más,
delincuencia, más crímenes y sangre derramada, y sangre inocente? Los índices de pobreza, altos ya de por sí, ¿a dónde se van a trepar con la reducción de las remesas que envían esos desdichados a los que el Sistema mexicano arrojó del país? ¿No se dan cuenta, acaso..?
Señores autoridades: ¿no ha llegado a conocimiento de ustedes que en la mesa familiar disminuyen cada día los productos de la canasta básica? ¿Por qué declaran, entonces, que tanto les importa la suerte de los mexicanos..?

La inseguridad pública, señores de la autoridad. ¿No se percatan de que la nuestra es una sociedad enferma de miedo, de angustia, de neurosis? De la psicosis colectiva de temor, ¿no se enteran o fingen que les pasa inadvertida? La cuota de robos, asaltos, secuestros y violaciones de gente pacífica, ¿a ustedes los deja indiferentes, o nos librarán algún día del temor, de esa tensión (que los gringos de segunda llaman «estrés») que nos provoca el tsunami de violencia y hechos de sangre que a los ciudadanos nos mantiene presos tras las rejas de nuestras casas? ¿Cuándo las calles y la plaza pública volverán a ser de nosotros, señores autoridades? La cuota de robos, asaltos, secuestros y violaciones que gente pacífica tiene que soportar, ¿a ustedes los deja indiferentes? ¿Tan duras entrañas, tan mal corazón..?

El problema del campo mexicano, otra remora del país. Su política, señores autoridades, no ha descuidado las zonas de cultivo, y las hacen producir, y aplican técnicas modernas de riego y fertilización, sí, pero el flujo constante de labriegos y campesinos a tierras de Texas y California evidencian que su política agraria, señores autoridades, es todavía insuficiente. Sin más.

No, y el problemón requemante en el terreno de la política: ustedes, que controlan los tres niveles de gobierno, ¿así, tan a lo desaseado, manejan el municipio? ¿Tan sólo cobrarles cuotas, alcabalas y demás cargas gravosas para entidades carentes de esos recursos pecuniarios que a ustedes les sobran? ¿Qué, todo se reduce a cobrar y volver a cobrar, sin aportar a cambió beneficio alguno? Y en el control de las gubernativas ocurre lo mismo, lástima…

Si controlan los partidos políticos; a sus cúpulas, tan a la medida para la cooptación y la venta de conciencias. Controlan también las instancias justicieras y todos los órganos del Estado, ¿pero esa situación ha beneficiado a las masas? ¿En qué las ha beneficiado? ¿En qué, señores autoridades..?

Y pensar en los caudales de dinero que pasa por manos de ustedes.

Señores autoridades: la crisis global nos ha desnaturalizado. Vivimos enajenados, y esto es una situación intolerable. Por vida suya, dejen ya de pelear entre ustedes por cotos y cuotas de poder. ¿No pudiesen renunciar a la rebatinga y repartirse el botín sin violencia? Porque, reitero y arrojo mi llamada de auxilio urgente: si no ponen remedio ustedes que tienen el poder y son en este país la suprema autoridad, ¿quién vendrá a hacer esa tarea? Esta es una llamada de auxilio, señores autoridades de mi país, llámense ustedes La Familia, el Cartel del Golfo, los Zetas o los Kaibiles guatemaltecos. Si sean Los Valencia o los Carrillo Fuentes, si los Arellano Félix o El Chapo Guzmán los Beltrán Leyva. Esparragoza, «El Azul» o de algún otro color. Si en este país ya son, de facto, la autoridad, sean positivos para los mexicanos. Qué les cuesta. Vale, y firmo para constancia (México.)

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