Las paredes hablan

Graffiti: para unos, sólo rayones, un acto vandálico que debe ser penado; para otros, una forma de protesta contra el sistema, contra la repre sión del gobierno, y una nueva propuesta artística. (L. Velázquez, Milenio, 4 feb., 08.)

Hablan las paredes. Todo consiste en saberlas escuchar. Con elocuencia suelen expresarse, y qué de enseñanzas nos llegan a troquelar. Ello ocurrió, por ejemplo, en el año crucial de 1968, cuando la rebeldía estudiantil hizo explosión y tomó calles y muros, y en grafitos a cual más de ingeniosos profundos, aleccionadores, proclamó consignas como esta, ya clásica:

¡Prohibido prohibir!

Sus retumbos se perciben hoy todavía. Menos difundidos, pero igualmente aleccionadores: Seamos realistas, pidamos lo imposible! (Yo lo corrijo: no pidamos, hagamos lo imposible.) La respuesta del Poder fue instantánea, y se manifestó con grados diversos de crueldad en Praga, en París, en Washington, en Tlatelolco. Va aquí una colección de grafitos (manos anónimas, o casi) recogidos en los muros de París cuando el movimiento estudiantil de mayo del 68 y que a su hora recopiló Héctor B.A. Las frases, júzguenlas: ¿no son síntesis valiosa de teoría política vigente todavía hoy?

La barricada cierra la calle, pero abre el camino – El levantamiento de los adoquines de las calles constituye la aurora – ¡Te amo! Oh, dímelo con adoquines – El que destruye el amor – Abraza a tu amor sin dejar de abrazar tu fusil – La belleza será convulsiva o no será belleza – Yo digo: ¡no a la revolución con corbata! – La revuelta y solamente la revuelta es creadora de la luz, y esta luz no puede tomar sino tres caminos: la poesía, la libertad y el amor – La poesía está en las calles. Calle de las escuelas – No se encarnicen con los edificios, nuestro objetivo son las instituciones – Si lo que ves no es extraño, la visión es falsa – Exagerar: esa es el arma – La voluntad general contra la voluntad del general…

Un pensamiento que se estanca es un pensamiento que se pudre – Pensar juntos, no. Empujar juntos, sí – No puede volver a dormir tranquilo aquél que una vez abrió los ojos – La emancipación del hombre será total o no será – Queremos las estructuras al servicio del hombre, y no al hombre al servicio de las estructuras – Queremos tener el placer de vivir y nunca más el mal de seguir vivos – ¡Viva la comunicación! ¡Abajo la telecomunicación..!

Desabróchese el cerebro tan a menudo como la bragueta – Olvídense de todo lo que han aprendido. Comiencen a soñar – En los exámenes universitarios, respondamos con preguntas – ¿Violar algo? Viola tu alma mater – Acumula rabia – Las paredes tienen orejas. Vuestras orejas tienen paredes – La acción no debe ser una reacción, sino una creación – La novedad es revolucionaria. La verdad también – Tomemos en serio la revolución, pero nosotros no nos tomemos en serio – Todo el poder a los consejos obreros (un rabioso). Todo el poder a los consejos rabiosos (un obrero):

Mientras más hago el amor, más ganas me dan de hacer la revolución. Entre más hago la revolución, más ganas tengo de hacer el amor – La vida está más allá – Cuando la asamblea nacional se convierte en un teatro burgués, todos los teatros burgueses deben convertirse en asambleas nacionales – Graciosos señores de la política: ocultáis detrás de vuestras miradas vidriosas un mundo en vías de destrucción. ¡Gritad, gritad; nunca se sabrá lo suficiente que habéis sido castrados! Dios: sospecho que eres un intelectual de «izquierda» – No es el hombre, es el mundo el que se ha vuelto anormal.

Yo jodo a la sociedad; la sociedad me devuelve la joda con creces – La sociedad es una flor carnívora – Nuestra esperanza no puede venir sino de los sin esperanza – Si nos mantenemos firmes los que tienen miedo estarán con nosotros -No me liberen. Para esos me basto yo solo – Todo el mundo quiere respirar, nadie puede; unos dicen: respiraremos más tarde. La mayor parte no mueren porque ya están muertos y no lo saben – ¡La imaginación al poder!

Entre la tolerancia del gobierno francés ante la voz de los muros universitarios y la vesania de un Díaz Hordas que empapó de sangre estudiantil muros y plazas de Tlatelolco, ¿alguna diferencia? Todo esto, mis valedores, encierra su muy buena moraleja, ¿pero cual? (Piensen.)

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