Raza de víboras

Les conté el viernes pasado, mis valedores, la parte inicial del episodio en el que un tal Adelaido Da Silva, mago y fakir brasileño, permaneció cien días, con sus noches, en una jaula de cristal de dos por tres metros de dimensión, en la silenciosa compañía de varias docenas de las más venenosas serpientes del mundo. Ahora les relato el final de una aventura que para el mago y fakir resultó desastrosa Y si no, júzguenla ustedes.

Por lo pronto, la marca mundial de convivencia con víboras continúa en poder de un Peter Snyman mueblero, nombre ya registrado en el Libro de Records Guiness Las «hazañas» que algunos, huecos de toda obra de beneficio social que les garantice «no morir del todo» en la memoria colectiva, se lanzan a acometer con tal de lograr la trascendencia Lóbrego.

Abatir esa marca mundial del mueblero intentaba Adelaido Da Silva, y en su jaula contaba los días y las noches de agónica coexistencia con cobras egipcias, víboras de cascabel, mambas y serpientes «de capucha». Pues sí, pero de repente, la madrugada del día numero 100 de permanencia en la jaula gritó aquél, destempladón:

– ¡Me rindo, sáquenme de aquí!

¿Qué qué? «¡No rajuelées, no recules!» -grito estridente de los fanáticos, la Pena Brava del mago y fakir-. «¡Muéstrale al mundo que Brasil es algo más que samba garotas y fuchebol! ¡Si se puede! ¡Tú puedes..!»

– ¡Puedo madres! ¡Sáquenme de este infierno! ¡No puedo más!

– Cómo de que no puedes más. ¡Aguántate! -Alarmado, el promotor-. «¡Ya estás por romper el récord! ¡Que un momento de debilidad no te lleve a perder un futuro de fama y dinero! ¡Tú puedes!»

– ¡Fama y dinero a la miércoles! ¡Por el Cristo del Corcovado, sáquenme de aquí! («Sin pestañear», la silenciosa compañía miraba al gritón La cobra se la pelaba semejante hilera de colmillos.) «Sáquenme de aquí..!»

– ¡Aguántate! Si ante unas docenas de animalitos te rindes, ¿crees que vas a poder con el futuro maravilloso que te aguarda acá afuera?

– ¡Renuncio al futuro! ¡Me rajo, de plano! ¡Me rindo, no puedo más..!»

Todo ha terminado. He ahí al fracasado, gacha la testa y los músculos lacios. Ya que el facultativo lo toqueteó, le tomó el pulso y revisó sus reflejos, un furioso promotor y representante de inversionistas lo increpa iracundo:

– Por tu culpa se pierde todo el dinero invertido en la empresa Tú te quedas afuera de los grandes dineros: ¿y nuestras inversiones qué, Adelaido?

– ¿Cómo de que perdido el dinero? ¿Pues qué, no estoy preparado para la empresa? ¡Pasé cien días entre ese animalera de miércoles! Dormí con mambas de este grosor. Amanecí con cobras entre mis compañones. Después de las víboras, ¿no voy a estar preparado para ocupar el puesto que se me ofrece en el gobierno de México? ¡Eran víboras! Estoy
impuesto a convivir con ellas. ¡Amanecí con una de cascabel anidada en los sobacos!

– ¿Y qué son esas inocentes criaturas de Dios comparadas con las tarántulas y
coralillos que te esperan en México? Una de cascabel se te durmió en los sobacos. ¿Te imaginas que amanezcas con la Gordillo enroscada al pescuezo? Conviviste con cobras. ¿Podrás convivir con Norberto Rivera y Onésimo Cepeda? Con reptiles pudiste, sí, ¿pero dos docenas de ofidios qué peligro significan frente a las docenas de yunqueros, legionarios de Cristo, opusdeístas y caballeros de Colón..?

– No, y el provida Serrano Limón, no lo olvides.

– Ese no pasa de renacuajo. Víbora de siete cuartas el Ramírez Acuna torturador de altermundistas. Ese sí que es veneno puro. No, Adelaido, todo lo que se invirtió en tu entrenamiento ya es dinero perdido. Si no pudiste con cobras egipcias, ¿vas a poder con cobras mexicanas del tamaño de Joel Avala y Romero Deschamps? ¿Podrás con los Abogados Católicos..?

– Para mí, sabandijas y renacuajos.

– ¿Y los Chuchos de Nueva Izquierda? ¿Renacuajos también? ¿Y los panistas Espina y Espino? ¡Espinosos semejantes escorpiones! Y un víborón del tamaño de Hank Rohn el priísta, ¿podrás enfrentártele? ¿Sabes que en San Cristóbal el nido de víboras sigue vivo y coleando? (Lo dije con «o» y no con «u», yo también le temo a los ofidios.) ¿Tú, preparado para esas víboras?

; Vamos México! Ya acá afuera como cobras, nada cobras; ni tú, ni nosotros. Porque el que te contrató de asesor, uno chaparrito, jetoncito de…

– ¡Ese! ¿Ese, dijiste?

– Ese, que te la ofrece de auxiliar de Mouriño, mago y fakir español.

«¿Víboras de esas? ¿De esos fakires? ¡Ay, ay!» Y Adelaido, apretándose el vientre, corre y se encueva tras una puerta que dice: WC. Diarrea «¿Ves? Te faltó entrenamiento. El futuro, perdido.» (Lástima)

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