Alcahuetería

Ayer les hablaba, mis valedores, de esas obvias semejanzas que se advierten entre el hombre de Los Pinos, la selección futbolera y algunos periodistas y merolicronistas que les alcahuetean su juego llanero, ratonero irremediable, de una aplastante mediocridad. A propósito:

Hace un año y meses que el hoy presidente de México, cuando aún candidato, por atraerse votos y simpatías de unos aficionados con alma de Perra Brava se disfrazó con camiseta de colores, calzones guangos y botines de futbol 0os otros botines se los estará agenciando a estas horas acá bajita la manó. ¿O acaso él va a ser diferente a todos sus antecesores, de Miguel Alemán al segundo marido de Marta, que como pareja presidencial salió podrida también en dinero?) Yo, en aquella ocasión, a la cara del futbolista amateur arrojé este mensaje que hoy vale, juzguen ustedes, para el amateur presidente de México:

Señor candidato de Washington, los grandes capitales, la iglesia católica y la industria del periodismo: lo miro correr, acezante, tras de un ideal para usted cada vez más lejano a pesar de las toneladas de propaganda que expele desde los medios de condicionamiento de masas y esa descarada, interesada ayuda de Fox, quien busca que usted le cubra lomos, y espaldas y asentaderas a los Bribiesca y Sahagún. Ahora recurre usted a la mojiganga de disfrazarse con camiseta, botines y calzones guangos para habilitarse de futbolista. ¿Pues de cuando a acá, señor? Y si ni así logra la banda, ¿a qué otro artificio igualmente grotesco va usted a apelar? Pero cuidado, que lo imposible pudiese ocurrir, y usted pudiera terciarse entre pecho y espalda la banda presidencial. Qué milagros no pueda obrar la televisión, madre de tantos, ella sin madre…

Señor futbolista llanero: si fuerzas siniestras me lo encaraman hasta Los Pinos: ¿su estilo de juego será fino, técnico, o va a resultar lodero, como el de su antecesor, con todo y su carga de hombro, caballazo y patadón? ¿En cancha de pasto sintético se siente bien? ¿Pasto inglés? ¿Pasto gringo, del de La Casa Blanca, como ahora Fox? Aunque me parece que usted no pasa de ser un jugador de cascarita, de futbolito de salón. ítem más:

Si el partido de hace días (de acedías) se prolonga hasta Los Pinos, toco madera, ¿quién ira a ser el árbitro? ¿Abascal el cristero? ¿Espino y Espina, los abanderados? San Marcial Maciel, penitente impenitente, será el merolicronista? ¿De masajista el beato Rivera? Porque Onésimo es brusco, tiene la mano pesada Rasguña. Claro, sí, por supuesto, el dueño del equipo: Bush…

¿La sede de los encuentros? El Goloso de Santa �rsula bendita, lógico. ¿Qué días para el clásico pasecito a la red y cuáles para esos rosarios, triduos y tedeums multitudinarios, con los que se intentase entrar al Libro de Records Guiness? Porristas, ¿contrataría? ¿Velasco Arzac, abogados católicos, Cecilia Soto, Serrano Limón, o Bustamante, el trinchón de la mafia de padres de familia? Antes de iniciar el encuentro, claro: encomendarse al opusdeísta beato José María Escribé. Laus Deo

Si en el tiempo reglamentario cero-cero el marcador, ¿tiempos extra? ¿Tiros penales? ¿Gol de oro, muerte súbita, extra-innings? O apoco de plano la reelección. Nosotros (las masas, el paisanaje), ¿seguiremos jugando el papel de porra, de espectadores, de vil «Perra Brava«? De premio a nuestros chiquitibunes, ¿jaculatorias? ¿Cien días de indulgencias? ¿Indulgencia plenaria? ¿Calcula usted que, con su equipo (su «gabinetazo») podremos mantenernos en la división de ascenso, o en picada a la tercera división, a las canchas llaneras? Señor: ¿seguiremos, como hasta hoy, jugando con el sol de frente, el marcador en contra y un arbitro vendido, concretamente a Bush..?

Que del encuentro futbolero salió usted raspado de las rodillas. ¿De dónde saldremos raspados los mexicanos, después de que Fox nos raspó hasta las criadillas, descriadas por la culpa suya? Usted, a curarse las mataduras de sus rodillas, que ya con la banda presidencial entre pecho y espalda se las va a volver a raspar en la cancha de Washington, en su visita a Bush

Eso, ayer, Hoy día, ya Calderón en Los Pinos, digo a ustedes: cuidado con él. Como futbolista de ocasión mostró ciertas cualidades; en Los Pinos la mínima cualidad de estadista jamás ha mostrado. Y qué conque, si al amateur del gobierno, como a los alquilones de la selección de fútbol, radio, TV y prensa escrita protegen y alcahuetean al ocultar sus calcetinazos, autogoles y patadones al aire (¡esa cloaca Ye Gon-Calderón!) y exaltar hasta la náusea ese detalle positivo que le puedan inventar. Ah, pero no sea el equipo contrario, de política o de futbol; no sean Ebrard o López Obrador. ¿Que es Hugo el «nuestro»? Bien. ¿Que es el de allá? ¡Fascista, traidor, réprobo! ¡A la yugular, y a encajarles las fauces! Calderón, mientras tanto…

Para raspones y mataduras del gobernante amateur, ¿Prózac o..? (Uf.)

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